Dos personas caminaban en rumbo a la escuela bajo el cielo azul de la mañana por los caminos de la zona Miyama a un paso calmado pero para nada lento, estas dos personas eran un joven de cabello azul claro el cual era acompañado por un niño de cabellos rojos.
Quienes no eran nadie más ni nada menos que Dan Mori y Emiya Shirou que caminaban hacia la academia Homurahara tranquilamente.
- 'Mm, ¿Debería conseguir una bicicleta como en los viejos tiempos?' - Pensó con algo de nostalgia el peli turquesa al recodar su vieja bicicleta en su antiguo mundo. - 'De esa manera también puedo llevar a Shirou más rápido' -
- Mori-nii. - Llamó repentinamente Shirou atrayendo la atención del susodicho.
- ¿Uh? ¿Que ocurre? - Le preguntó el dios caído confundido.
- Es sobre las artes marciales que me vas a enseñar ... ¿En serio lo vas hacer? - Interrogó el pelirrojo, sumamente serio al respecto.
- Shirou ... - Dijo Mori sorprendido por el interés de su hermano menor con respecto al Renewal Taekwondo.
Aunque el antiguo Rey Mono le había dicho que le enseñaría un poco, ver al niño que salvó tan interesado con respecto a aprender en verdad las artes marciales lo hizo dudar un poco. Mori no era lo que llamaríamos un maestro, a diferencia de su abuelo Taejin quien no solo fundó todo lo que se conoce hasta ahora mismo del Renewal Taekwondo, sino que también entrenó a un montón de soldados surcoreanos para una misión en Corea del Norte, denominada bajo la palabra clave: "Operación Gilgamesh".
Así que, el joven no tenia absolutamente ninguna experiencia como maestro, sin embargo ...
Mori sonrió levemente. - Seguro, debo enseñarle a mi pequeño hermano a defenderse un poco. -
- ¡¿En serio?! ¡Genial! - Exclamo Shirou mientras su rostro infantil se ilumino de emoción.
El peli turquesa no pudo evitar reir entre dientes debido a la emoción que él pelirrojo demostraba tan abiertamente.
- Tómalo por hecho, así que a partir de ahora soy tu sensei, por lo tanto debes hacer todo lo que diga sin importar que tan tonto sea. - Le dijo Mori sonriendo con los brazos cruzados, mofándose un poco de su nuevo estado como maestro.
- Mientras que no tenga que meditar de nuevo. - Murmuró el niño.
El antiguo Rey Mono sonrió con diversión. - Hmph, lo mejor será que te vayas acostumbrando porque lo haremos mucho. -
- ¡Mori-nii! - Se quejo Shirou refunfuñando al respecto.
- Hehehe. - Sin embargo, el Dios Caído simplemente se dedicó a reír para si mismo mientras su hermano menor hacia un puchero.
Sin que ninguno lo sepa, su conversación era escuchada por un joven unos metros más adelante, no obstante aquel joven parecía no darle importancia a pesar de que le dirigía una mirada un poco significativa al peli turquesa, o más bien a la forma de caminar de este último.
Este individuo era un joven algo más alto que Mori, piel pálida, cabello corto de color negro junto a unos ojos oscuros. Utilizaba el mismo uniforme de la academia Homurahara, solo que a diferencia del Dios Caído, este estudiante tenia cerrada su chaqueta marrón. Su bolso escolar era un maletín negro.
Sin embargo, lo más característico de aquel estudiante era la expresión impasible en su rostro, junto aquellos ojos vacíos que podrían poner incómodos a cualquiera que este debajo de su vista sin excepción ... Curiosamente, Mori no parecía afectado quizás por la distancia o tal vez porque estaba distraído con su hermano menor Shirou, pero sin que el peli azul lo supiera, este individuo estaba empezando a ganar un cierto interés en el antiguo Rey Mono ... Ya sea para bien o para mal.
Lamentablemente, este individuo dejó de centrarse en Mori cuando llegó a su destino, la academia Homurahara. Mientras que el peli turquesa y el pelirrojo seguían de largo hacia la sección de primaria de la academia, la cual estaba unas cuadras más adelante de la sección de grado superior.
Cuando el individuo pasó el umbral de las instalaciones, el portero de la escuela le saludo con una sonrisa amistosa.
- Buenos días, Kuzuki-kun. - Saludo el portero.
Kuzuki asintió ante el saludo. - Buenos días. - Dijo de manera seca, antes de continuar su camino a su aula de clases.
El portero no dijo nada al respecto, ya muy acostumbrado que la forma de actuar del hijo adoptivo del sacerdote principal del Templo Ryuudou, de hecho, para el portero de la academia Homurahara le parecía de cierta forma refrescante una actitud tan seria de un estudiante como Souichirou Kuzuki de tercer año ... Haciendo claro contraste con la princesa Yakuza, Fujimura Taiga de primer año.
El peli negro siguió su camino hacia su aula de clases a un paso calmado y sin detenerse, de en vez en cuando algunos alumnos y profesores saludaban al joven, y este les devolvía el saludo de manera cortés pero algo cortante o distante, pero a nadie le pareció importarle debido a que ya era muy conocida la actitud de Souichirou en la academia Homurahara desde que entró en su primer año.
Finalmente, Kuzuki llegó a su respectiva aula y se sentó en su respectivo asiento, el cual era uno de los de al frente de la clase. El peli negro luego se hundió en sus pensamientos mientras miraba al vacío sin interrupción alguna.
Pasaron unos minutos hasta que un profesor entró al mismo salón de clases que Souichirou.
- Oh, temprano como siempre, Kuzuki-kun. - Saludo el maestro.
El susodicho no respondió verbalmente sino que simplemente asintió rotundamente para reconocer el saludo de su profesor. Sin embargo, el peli negro solo podía pensar en una sola cosa.
- 'Ese sujeto ... Es como yo ... ' -
...
- Y aquí estamos. - Anunció el peli turquesa cuando finalmente el y su hermano menor llegaron a las instalaciones de primaria de la academia Homurahara.
Tanto Mori como Shirou estaban parados en el umbral de la entrada mirando como varios niños de edades similares al pelirrojo siendo llevados por sus padres a las instalaciones educativas.
La sección de primaria de la academia Homurahara ostentaba grandes instalaciones, algo más pequeña que la sección de escuela superior pero aún así era algo considerable. Un montón de niños corrían por los pasillos muy felices junto a varios maestros muy pacientes y felices de trabajar con niños.
Este sería el nuevo ambiente donde Emiya Shirou viviría por un año hasta pasar a la escuela media. Y no era por nada, pero el pelirrojo se sentía algo abrumado por este ambiente tan lleno de niños de su edad. Tolerar la actitud infantil de Taiga era una cosa, pero tener que ser expuesto a tantos congéneres de su misma edad ponía algo nervioso al niño aunque este último no iba admitirlo.
- Supongo que nos vemos luego. - Dijo Shirou mirando a su hermano mayor.
- Si, trataré de recogerte a penas salga de clases. Así que trata de esperar en la escuela donde pueda encontrarte rápido. - Le dijo Mori en respuesta. - Bueno, nos vemos luego, cuídate Shirou. -
- Adiós, Mori-nii. - Se despidió el niño mirando como el peli turquesa se alejaba a la distancia hasta que ya no podía verlo.
Shirou se quedó mirando la entrada por un largo periodo de tiempo sin entrar, simplemente viendo venir a los demás niños quiénes serían su compañeros de clases durante un año. Sin embargo, su ensoñación se desvaneció cuando sonó la campana para que todos fueran a clases.
El pelirrojo suspiró antes de comenzar a avanzar hacia el interior del edificio para hablar con la dirección por su estado como nuevo estudiante. Sin embargo, lo detuvo ...
- ¡Moh! Aún no puedo creer que Kirei haya tenido la audacia de cambiarme de escuela en medio del año escolar. - Se quejo una voz aguda un poco irritante para el gusto de Shirou.
- Por favor, entienda Ojou-sama. Kirei-san de seguro lo hizo por su bien, el cree que un cambio de ambiente puede ser beneficioso para usted luego tantas dificultades. - Hablo una segunda voz de manera más calmada y suave tratando de aplacar la ira de la primera voz.
El Emiya volteó su mirada con algo de interés por quienes eran los dueños de dichas voces. Entonces las vio como un faro.
- ¿Por mi bien? ¡Lo hizo para molestarme! - Exclamó la primera voz visiblemente molesta que le pertenecía a una niña de su edad aproximadamente.
Si no fuese porque Shirou fuese un niño, y la niña no fuese tan irritante, el pelirrojo hubiese pensado que aquella niña era muy bonita. Tenia unos espléndidos ojos de color azul que brillaban como un zafiro a la luz del sol, que resaltaba su piel blanca perfecta de porcelana. Su cabello castaño oscuro simplemente hacía resaltar aún más aquel hecho estando atado en dos coletas altas con moños negros.
Ella utilizaba la versión femenina del uniforme de la escuela primaria de la academia Homurahara. Dicho uniforme estaba compuesto de una camisa blanca de marinero con bordes rojos, una falda negra, medias blancas y zapatillas negras negras. Además, tenia un gorro que hacia juego con la camisa en su cabeza, una chaqueta marrón encima de su camisa junto un segundo abrigo para una mañana fría como aquella de color rojo.
- Por favor, no piense tan mal de Kirei-san, Ojou-sama. El busca lo mejor para usted como yo, como el último deseo de Tokiomi-sama ... - La segunda voz más calmada se apagó repentinamente. - Aunque sus métodos sean altamente cuestionables. - Se dijo para sí misma con un toque de duda.
La segunda voz le pertenecía a una hermosa mujer en sus veinte años aproximadamente, la belleza de aquella chica hizo sonrojar levemente a Shirou cuando la vio. Ella se veía como una especie de princesa bajo los ojos impresionables del pelirrojo. Tenia el cabello oscuro como la noche sujeto en una cola alta junto a unos mechones que caían por delante de sus orejas como el estilo estándar de peinados de mujeres japonesas en el período Heian a pesar de que la mujer no parecía completamente japonesa, piel pálida como perla junto unos ojos azules un poco más claros que los de la niña acompañados de una sombra de maquillaje de color rojo en el párpado como para resaltar aún más el contraste con sus ojos celestiales. Ella estaba vistiendo el estereotipado vestido de mucama francesa que Shirou había visto un par de veces en la televisión, un vestido negro con volantes y detalles blancos junto unos botas negras.
A los ojos del pelirrojo, aquella mujer era hermosa pero un poco rara. Tenia cierto parecido con la niña pero no parecían tener una relación de familia si el estatus de "ama" y "sirvienta" era una indicación de ello.
- ¿Ves? ¡Incluso tú dudas de aquel sacerdote falso! - Exclamó la niña a su sirvienta.
La mujer suspiró. - Lo que yo piense o no no tiene importancia alguna, Ojou-sama. Usted debe recodar que para bien o para mal su custodia está a manos de Kirei-san por el testamento de su padre debido al ... Estado tan precario en que se encuentra su madre. - Entonces la sirvienta le dirigió una mirada afiliada y seria a la niña. - ¿O me estas diciendo que estas yendo contra los deseos de tu difunto padre? -
Aquellas palabras lograron su cometido cuando la pequeña peli castaña se estremeció bajo la mirada de la mujer mayor haciendo que bajara la mirada hacia el suelo como una forma de defensa contra esa mirada pero aún así se sentía oprimida.
- No, yo ... No quería ... - Empezó a balbucear sin control, sorprendiendo al pelirrojo.
Shirou podía decir que la niña tenia una personalidad única que la hacia parecer muy inflexible cuando algo se le metía a la cabeza, pero todo aquello parecía no importar cuando se trataba de aquella mucama que sabía presionar los botones correctos de la niña para que ella hiciera lo que dijera.
Entonces, la mirada dura de la peli negra mayor fue reemplazada por una más suave y con empatía. Una leve sonrisa se hizo presente en el rostro de la sirvienta que atrajo casi toda la atención del pelirrojo, no porque resaltará aún más la belleza de dicha mujer (Porque si lo hacía), sino porque le recordaba a las sonrisas que hacia su hermano mayor, Mori.
- Bien, entonces le deseo lo mejor para este día. La vendré a recoger puntualmente como siempre. Ahora, si me disculpa debo volver rápido a casa para atender a Aoi-sama antes de que despierte sola. - La belleza sonrisa de la sirvienta desapareció y fue reemplazada por un semblante algo preocupado. - Sabes que ella no debe despertar solo. -
La niña asintió rotundamente, su rostro infantil tenia una expresión afligida. - Esta bien, te veré luego, Anne-san. -
La sirvienta ahora conocida como Anne asintió en reconocimiento antes de retirarse a un paso calmado pero para nada lento de vuelta por el camino que vino.
El pelirrojo se sorprendió de haber escuchado el nombre de la sirvienta, reconociéndolo como un nombre no japonés a pesar de su apariencia asiática. ¿Quizás tenia padres extranjeros? Fue lo que pensó Shirou como una posibilidad.
No obstante, como el pelirrojo se quedó mirando la retirada de la sirvienta de la niña, no notó como esta última se percató de la presencia de Shirou, lo cual no le hizo mucha gracias a la pequeña peli negra.
- ¡Tu ... ! - Exclamó la niña apuntando con su dedo al Emiya en un gesto grosero y nada perteneciente a una joven "noble" como el pelirrojo había pensado.
El hermano menor de Mori se sobresaltó cuando fue atrapado mirando de manera poco discreta y siendo recibido por una mirada realmente molesta de la niña.
- ¡¿Por qué no te metes en tu asuntos?! - Exclamó la peli negra antes de retirarse para ir a clases, sin darle oportunidad al pelirrojo de responder.
Shirou se quedó ahí parado perplejo por la actitud tan explosiva de la "Ojou-sama", antes de suspirar y pasar una mano por detrás de su nuca.
- Eso no fue muy elegante. - Dijo el pelirrojo con una gota de sudor antes de apresurarse para ir a la dirección, ya estaba llegando tarde por meterse asuntos que no eran suyos.
Internamente, Emiya Shirou deseo no volver a encontrarse con esa señorita nunca más para que no de lugar una situación incómoda ... Sin embargo, el niño tendría que darse cuenta que a partir de hoy que a veces las cosas no salen como uno aspira.
Solo podía esperar que a Mori le fuera mejor que a él.
...
Afortunadamente, todo parecía ir bien para Mori hasta ahora.
Luego de dejar a Shirou en la sección de primaria, el peli turquesa no tardó mucho tiempo para dirigirse a la sección de secundaria de la academia Homurahara. Al llegar no pudo evitar asombrarse un poco por las instalaciones, siendo algo más grande que su anterior escuela en su viejo mundo.
Sin embargo, el antiguo Rey Mono no podía quedarse contemplando la escuela como si fuese la octava maravilla del mundo por todo el día, así que sacudiendo su asombro se adentró dentro de las instalaciones.
Los pasillos estaban vacíos debido a que los salones de clases estaban llenos de estudiantes a causa de que ya habían comenzado las clases. Eso no preocupó mucho al dios caído, pues el debía tomar una prueba antes de que se le fuera asignado un grado en la academia y así poder ir a su respectivo salón de clases.
Tardó un poco en llegar a la dirección debido al ambiente desconocido y nuevo en donde se encontraba pero no tuvo mucho problema ya que había pedido algunas direcciones de aquellos estudiantes o profesores que se encontraba en el camino el peli turquesa.
Cuando por fin llegó a su destino, se dispuso a hablar con la secretaria que se encontraba ahí haciendo sus respectivos deberes como parte de la administración de la escuela.
- Uh, disculpe. - Dijo Mori anunciando su presencia.
- Oh, buenos días. ¿En qué lo puedo ayudar? - Le preguntó la secretaria con una voz neutral.
- Pues ... Soy nuevo y se supone que debo tomar un exámen o algo así. - Explayó el peli turquesa.
Cuando esas palabras fueron registradas por la mente de la secretaria, su rostro se ilumino en comprensión.
- Oh, claro. El director quería hablar contigo, debe estar esperando por ti ahora. -
- Entonces, no lo hagamos esperar más. - Dijo el antiguo Rey Mono.
La secretaria asintió en comprensión y guió al joven hacia la oficina del director.
La mujer entró primero a la oficina para explicar las circunstancias de Mori, para luego salir y permitirle el paso al susodicho para luego ella volver a su puesto de trabajo y dejarle el resto al director.
Al entrar a la oficina del director de la academia Homurahara, el dios caído se encontró con un hombre joven, probablemente a mediados de los treinta. Tenia la piel avellana, cabello corto de color castaño y ojos a juego. Utilizaba unos lentes de montura cuadrada de color roja y usaba un traje azul oscuro, con una camisa blanca, corbata negra y zapatos marrones.
- Oh, tu debes ser Dan-kun, ¿Verdad? - Dijo el director al reconocer la presencia entrante en su oficina.
Mori asintió en confirmación. - Si, tengo que hacer un examen, ¿No es así? -
- Exactamente, no lo postergemos más. - Hablo el hombre poniéndose de pie. - Buscaré a un profesor para que se encargue de tu prueba en una sala aparte, ¿Me acompañas? -
El peli turquesa asintió simplemente en respuesta.
Y así el director de la Academia Homurahara fue en busca de un profesor para que se hiciera cargo del examen de actitudes académicas de Mori, con este último siguiéndole de cerca para no perderse.
Finalmente llegaron a las puertas de un salón de clases, donde el antiguo Rey Mono se percató que pertenecía a los de tercer año. Como las paredes tenían ventanas, Mori era capaz de ver hacia dentro donde notó que varios alumnos lo miraban y susurraban cosas que no pudo escuchar desde afuera, pero el dios caído supuso que tenia que ver con el hecho de que era un rostro nuevo en las instalaciones.
Sin embargo, el joven solo les dio una mirada superficial a los demás estudiantes que en un futuro se volverían sus posibles compañeros de clases hasta que su vista se encontró con la de un peli negro que lo miraba con unos ojos vacíos, pero aún así el peli turquesa era capaz de sentir cierta intensidad en su mirada. Cosa que lo puso un poco incómodo, pero aún así no alejó su mirada de aquel individuo, como si esa persona tuviese algo que no le permitiera dejar de enfocarse en él.
Mientras que pasaba todo eso, el director había entrado al salón de clases sin tomar en cuenta la "competencia de miradas" entre el nuevo estudiante y uno de los mejores alumnos de la escuela, y simplemente entró a la sala para hablar con el profesor para que fuese el encargado de la prueba para evaluar los conocimientos del peli turquesa.
Mori seguía mirando al chico de cabellos negros por un largo periodo de tiempo sin percatarse de la aproximación del director y el profesor que estaba hace un momento en el salón de clases.
- Bien, Dan-kun. Shidou-sensei será el encargado de evaluar tus actitudes académicas. - Anunció el director presentando al profesor a su lado.
- Es un gusto. - Dijo el maestro.
- ¿Eh? - Dijo Mori confundido por un segundo debido a que estaba espaciado a causa de que su concentración estaba en aquel individuo en el aula. Pero no pasó mucho tiempo para entender lo que había. - ¡Oh! ¡Si, claro! Estoy bajo su cuidado. - Dijo el peli turquesa de manera respetuosa haciendo una leve reverencia.
- Bien, no perdamos más tiempo. - Dijo el profesor antes de empezar a caminar hacia un salón vacío para la prueba, con un Mori unos pasos detrás de él.
- Le deseo lo mejor, Dan-kun. - Fue lo último que escuchó del director antes de que este volviera por donde vino para regresar a su oficina.
Mori suspiró internamente. - 'Bueno, aquí vamos ... Espero que a Shirou le vaya bien y haga amigos.' -
...
- Otro estudiante transferido en una semana ... Espero que no se haga muy común en esta temporada. - Dijo para si mismo el director de la sección de primaria mientras miraba los documentos de Shirou.
El susodicho pelirrojo estaba sentado frente al escritorio del director escuchando lo que decía el hombre en silencio, solo respondiendo a cualquier cosa que se le preguntará.
- Hm, bueno. Ya se en que clase colocarte. - Dijo el director luego de terminar los procesos administrativos en su computadora para luego ponerse de pie. - Sígame, Emiya-kun. Creo que le gustará esta clase. - Dijo el hombre sonriendo amablemente.
- Mmm. - Tarareo Shirou en respuesta mientras también se ponía de pie.
El director guio al niño de cabellos rojos hacia su futuro salón de clases. Cuando llegaron el director llamó desde la puerta a la profesora encargada del aula para hablar un momento sobre las circunstancias que envolvían al pelirrojo y así poder dejarle entrar.
Luego de una corta charla entre la maestra y el director, Shirou ahora se encontraba al frente de la clase con todos los ojos de los demás niños de su misma edad mirándolo con curiosidad infantil como se esperaba de niños de siete años. La profesora se encontraba al lado del pelirrojo, luego ella procedió a hablar.
- Clase, como podrán ver ahora, tenemos otro estudiante transferido en nuestro salón de clases. - Anunció la profesora.
- '¿Otro?' - No pudo evitar pensar Shirou, tenia algo de curiosidad de quien podría ser el otro estudiante transferido a parte de el.
- Bueno, es tiempo para que nuestro estudiante transferido se presente. - Dijo la profesora haciendo un gesto para que el hermano menor de Mori tomará la iniciativa de presentarse.
- Buenos días a todos. Mi nombre es Emiya Shirou. - El pelirrojo hizo una leve reverencia. - Por favor, cuiden de mi. -
- ¡Bien! Puedes sentarte en la parte trasera, junto a la otra estudiante transferida. - Instruyó la maestra.
- ¿La otra estudiante transferida? - Repitió Shirou por lo bajo antes de mirar en la dirección donde la profesora señalaba.
Solo para abrir los ojos en consternación, justo al lado donde se encontraba el único asunto disponible del salón se encontraba casualmente la niña que había visto aquella mañana junto a su sirvienta y la cual le había gritado.
La niña quien también lo reconoció, tenia una expresión similar a la suya, pero entonces fue reemplazada por un semblante irritado que puso algo incómodo al pelirrojo y lo llenó de renuencia en querer de sentarse al lado de la pequeña peli negra.
- Emiya-kun, por favor tome asiento al lado de la señorita Tohsaka para que podamos comenzar las clases. - Dijo la profesora.
Sin ninguna otra opción, Shirou solo pudo soltar un suspiró derrotado antes de comenzar a dirigirse a su respectivo asiento hacia la niña que al menos sabía que se llamaba Tohsaka ahora.
Cuando se sentó, la peli negra lo miraba fijamente con una intensidad que pensó que si las miradas matarán, Shirou estaba seguro de que hubiera muerto al menos ocho veces antes de siquiera tocar el suelo. Pero en los momentos en que el pelirrojo la miraba, Tohsaka volteaba su mirada hacia al frente para no hacer contacto visual.
Como si fuese una especie de marginado.
Shirou suspiró. - 'Que buen comienzo ... ' -
...
Mori no la había tan mal en la prueba ... Al menos no tan mal. Solo por muy poco había aprobado el nivel para estar en segundo año, el mismo nivel educativo que tenia en su antiguo mundo, lo cual fue un cierto alivio para el, porque no quería repetir el primer año.
Así que luego de tomar el examen fue guiado hacia su salón de clases, sin percatarse que en el camino una cierta persona se percató de él.
Fujimura Taiga no pudo evitar sorprenderse al ver visto al peli turquesa pasando al lado de su salón de clases, y por la dirección por la que el iba, ella se dio cuenta que se dirigía hacia los salones de segundo año lo cual solo significaba una sola cosa ...
Dan Mori sería su Senpai.
Le costó toda la fuerza de voluntad de la princesa Yakuza no rugir de rabia por la revelación. Como ella era de primer año, naturalmente el joven se convertiría en su Senpai independientemente de que ella lleve más tiempo en la academia Homurahara.
Lo peor de todo no era eso, sino que ahora había las posibilidades de encontrarse en la residencia Emiya, sino que también en la escuela y posiblemente también en el camino de regreso a la zona Miyama.
Sin embargo, lo que en verdad la molestaba era ...
- Hey, nunca lo había visto antes. -
- ¿Será un nuevo estudiante? -
- Creo que sí. -
- Escuche rumores de eso. -
- Oye, ¿Viste su sonrisa? Parece tan falsa. -
- ¡Cierto! Es muy apagada, parece poco confiable. -
- Parece lindo, pero parece ser un flacucho. -
Taiga tuvo que recitar las reglas del bushido en su mente para calmar su ira por las cosas que sus compañeros decían al respecto de Mori.
Porque lo que en verdad le molestaba era que lo estuvieran despreciando, cuando la Tigre de Fuyuki conocía el secreto del peli turquesa ... Mori era un guerrero, un maestro en las artes marciales, eso era lo que cada célula de su cuerpo le decía a ella.
Un monstruo, el es un monstruo.
Era lo que su cabeza decía, y ella como una espadachín orgullosa ... ¡Quería enfrentarlo con todo lo que tenía! ¡Pero, el bastardo la había despreciado en su primer encuentro y eso la había devastado y enfurecido en medidas iguales!
Y como un tigre, ella no permitiría que su presa la subestimara nunca más.
- ¿Quieren callarse? - Dijo Taiga suavemente.
Sin embargo, el efecto que provocó sus palabras fueron tales que hizo que todo el salón, incluyendo al profesor se queden en silencio. Es como si la Tigre Celestial de Fuyuki hubiese rugido a los cuatro vientos silenciando a todos los mortales en ella tierra.
- Tu ... - Comenzó a decir una chica con la voz tensa y sudando levemente, antes de poner una sonrisa burlona pero aún se le notaba que estaba nerviosa. - ¿No me digas que te gusta el chico nuevo? -
Cuando escucharon eso, los demás compañeros de la castaña comenzaron a susurrar entre sí con respecto a la nueva información, y el hecho de que Taiga no intentará refutar las palabras de su compañera de clases los emocionó mucho más.
- ¿Gustar? - Repitió la princesa Yakuza como si fuese ajena al significado exacto a dicha palabra antes de volver a hablar. - Si, podríamos decir que si. El me gusta. -
Esas palabras hicieron chillar a las mujeres de la habitación, mientras que los hombres no pudieron evitar jadear sorprendidos por el hombre que había capturado el corazón de la gran Tigre de Fuyuki, algo que se creía imposible.
- Si, si, me gusta ... Me gustaría matarlo. -
Y toda la emoción del aula de clases se extinguió con aquellas palabras provenientes de la princesa Yakuza, quien las había expresado con un semblante neutral y desinteresado como si no fuese la gran cosa, pero todos se pudieron rígidos al sentir la presión que estaba ejerciendo Taiga sin que ella lo notará, y probablemente no le importaba.
Incluso el maestro a cargo de la clase, la mayor figura de autoridad en ese momento estaba empezando a hiperventilar debido a ello.
- Quisiera enfrentarme a él y matarlo con mi torashinai. Quiero sentir la adrenalina rebotando en mis venas al golpearlo. El sudor cayendo de mi frente derrotarlo. - Taiga levantó su vista hacia el techo.
Quiero sentir el éxtasis de enfrentar a alguien con el poder de matarme.
...
Un recuerdo de hace unos días se reveló en la mente de la infame Tigre de Fuyuki.
- ¿Mm? Taiga-chan, ¿Te encuentras bien? - La voz efímera de Kiritsugu sacó a la joven sus pensamientos.
Este era un recuerdo de hace un par de días, durante una de las clases particulares de Inglés que el patriarca Emiya le daba a la princesa Yakuza. Aquel día, ambos estaban solos debido a que Mori y Shirou habían salido a conocer un poco más la ciudad de Fuyuki.
- Te veo algo distraída, Taiga-chan. - Dijo Kiritsugu de manera seria. Pero a pesar de eso, su preocupación era sincera debido a que en el poco tiempo en que la conocía le había agarrado cierto cariño a la nieta de su amigo, a causa de que ella le recordaba un poco a su amiga de la infancia, Shirley.
La joven espadachín de cabellos castaños refunfuñó en su asiento. - No es nada. -
- Si no es nada, ¿Entonces por qué luces tan molesta? - Aunque el antiguo Freelancer era perspicaz, no había que ser un gran genio para leer los sentimientos de la joven princesa Yakuza.
- ¡Wah! ¡Esta bien! ¡Estoy molesta! - Exclamó Taiga furiosa alzando sus brazos al cielo.
Kiritsugu no pudo evitar arquear un ceja por la actitud tan impulsiva que había adoptado la Tigre de Fuyuki sin una explicación aparente, pero como su tutor y amigo de Raiga debía indagar en el tema.
- ¿Y puedo preguntar por qué? - Dijo el peli negro con calma.
La joven centró su mirada molesta hacia el ex Magus Killer, pero este no se vio afectado en lo absoluto luego de haber pasado varios obstáculos en su vida hasta ahora. Pero debía de admitir que la joven tenia una mirada bastante intimidante y temía por aquel que tratará de cortejar a la Tigre de Fuyuki sin hablarle bonito.
- ¡Es Mori! ¡Aún no entiendo porque se retractó de luchar! ¡No tiene orgullo como guerrero! ¡Pude verlo, el estaba tan emocionado como yo! ¡Así que, ¿Por qué se detuvo?! - Rugió Taiga su diatriba con furia.
Kiritsugu estuvo en silencio unos momentos para dejar que su mente registrará por completo las palabras de la joven, procesarlas, analizarlas y tratar de darle un respuesta adecuada para la furiosa tigre y no empeorar el problema.
¿Por qué Mori se había detenido? El no estaba completamente seguro, pero ...
- Parecía dolerle. - Dijo al fin el antiguo Freelancer.
- ¿Eh? - Fue lo más inteligente que logró decir la peli castaña en ese momento.
- Puede que haya sido mi imaginación, pero cuando empezó a realizar su ataque parecía determinado, pero de repente ... Todo se apagó. Puede que no sea un experto en artes marciales, pero se un poco de combate y logre percatarme como Mori perdió instantáneamente su voluntad de luchar. - Se explayó Kiritsugu con calma, permitiéndole así a la nieta de Taiga entender lo que decía.
- Yo ... - La joven espadachín dudó por un momento, mientras recordaba el cortó combate que tuvo con el peli turquesa. - Ahora que lo mencionas el parecía muy ... Triste. -
Ella lo sintió, como su aura determinada flaqueó por completo dejándole ver lo vulnerable que el joven estaba pero Taiga lo había pasado por alto debido a la emoción del momento. Pero ella no había tomado en cuenta los sentimientos de su oponente, ¿Ella tenia el derecho de reclamarle ahora? No lo sabía con exactitud pero ...
Ella en verdad quería pelear con él.
- Puedo ver que incluso sabiendo un poco más la situación, aún deseas pelear con el, ¿No es así? - Más que una pregunta, era una declaración hecha por Kiritsugu.
Taiga bajo la mirada, no por vergüenza sino porque estaba pensando las cosas con mucha seriedad en ese momento.
- Si cada vez que lucha se lastima a sí mismo ... - Comenzó a decir la Tigre de Fuyuki con resolución inquebrantable llenando su voz. Entonces ella miró con determinación al patriarca Emiya.
Entonces, solo debo curarlo con un camino diferente de las artes marciales.
...
- Si, lo mataré. - Declaró Taiga nuevamente con firmeza, poniendo aún más tenso todo el lugar. - Porque para poder salvarlo de su dolor, yo ... -
Debo matarlo.
Porque ese era el camino que ella había tomado.
...
