Un nuevo día se hizo presente para las tierras del sol naciente, aunque en este momento el sol ni siquiera había hecho acto de presencia en dicho momento.

Eran altas horas de la madrugada para cuando Emiya Kiritsugu se levantó de su cama, para terminar los preparativos para su viaje al mar de Japón para tratar de comprender aquel pilar de piedra de origen desconocido.

Durmió lo mejor que pudo, lo cuál no fue mucho tomando en cuenta el extremo dolor que sufría su cuerpo por las consecuencias de haber llevado al límite el Time Alter y las maldiciones de Todo los Males del Mundo que asaltaban su cuerpo.

Aún así eso no permitió que el hombre se rindiera tan fácilmente, aún tenía varias metas que lograr antes de morir, tanto cuidar de sus nuevos hijos y encontrar una manera de salvar a su hija de las garras de los Eiznbern, quiénes habían cortado contacto por completo con él.

Por lo tanto, tomo sus maletas llenas de provisiones como ropa como también algunas armas, incluso su confiable Thompson Contender estaba en uno de sus maletines, nada que un truco simple en las maletas engañe la seguridad del aeropuerto para poder llevarlas con tranquilidad, aunque no era lo mas cómodo pero no tenía mucho más.

Antes de salir por la puerta de la casa, le dio una última mirada atrás, dónde deberían estar sus hijos en unas pocas horas para preparar el desayuno para todos. Una parte de él de verdad dudo dejarlos, apenas habían pasado un mes juntos y ni siquiera estaba seguro de que se estaban adaptando a su nueva vida diaria en la escuela ...

Pero el deber llamaba, que aquellos pilares hayan aparecido justamente luego de la destrucción del Santo Grial era una mala señal y no importaba que ... Incluso si moría en el proceso ...

El libraría el mundo de todo mal ... No como un héroe de la justicia ...

Sino como un padre.

- Volveré ... Lo prometo. - Fueron las últimas palabras que dijo Kiritsugu al aire antes de cruzar las puertas. - Y no cometeré mas errores. -

Así el infame Magus Killer volvió a tomar su manto, no por una misión, ni siquiera por sus ideales ... Sino para proteger a sus hijos de este cruel mundo.

...

Los ojos de pupilas doradas se abrieron al mundo. Mori se había despertado por fin de su corto sueño, lamentablemente esta vez no había podido dormir sus diez horas diarias, si pudo dormir al menos ocho fue por pura fortuna.

Debajo de sus ojos se encontraban ojeras oscuras, demostrando la falta de sueño que tuvo en la noche, luego de aquel sueño extraño con aquel sujeto parecido a él, el yeoui, aquel hombre joven y aquella mujer extraña, apenas pudo dormir mientras le daba vueltas una y otra vez aquel sueño tratando de encontrarle un significado.

Desafortunadamente, su mente no pudo hallarle ninguna respuesta óptima o con sentido para lo que representaba aquel sueño, dejando al peli azul con las dudas.

Sin embargo, no tenía el tiempo para quedarse pensando al respecto de ello, después de todo, hoy era otro día escolar el cuál Shirou y él tendrían que prepararse para asistir, con la sumatoria de la partida temporal de Kiritsugu, eso suponía una mayor carga para Mori.

Por lo tanto, no podía quedarse sentado tratando de responder preguntas que ni siquiera sabía formular, tenía que encargarse de su hermano menor hasta el regreso de su padre adoptivo.

Así que era hora de ...

- Mori-nii, ¿Vamos a entrenar? - La voz de Shirou le sobresaltó cuando estaba hundido en sus pensamientos.

El antiguo Rey Mono miró al pelirrojo sorprendido de verlo despierto tan temprano en aquella mañana, Mori observó con detenimiento los ojos de su hermano menor, sin embargo, a diferencia de la vez anterior parecía bien descansado como si de verdad hubiera dormido perfectamente una diez ... ¿Quizás doce horas? Vaya, que celos, eso es algo que no pudo evitar sentir él por su insomnio repentino.

- Buenos días para ti también, Shirou. - Le dijo Mori, provocando que el susodicho se avergonzara por su falta de educación, a la final respondió con un suave buenos días a su hermano mayor. - ¿Tuviste alguna pesadilla esta vez? Te has levantado bastante temprano. -

Sin embargo, sorprendentemente el pelirrojo negó con la cabeza con entusiasmo, como cualquier trauma debido al incendio se hubiese esfumado de la paz de la tierra.

- ¡Dormí de lo mejor, Mori-nii! ¡Tenías razón con respecto a la meditación, es increíble! - Exclamó Shirou con emoción. - ¡Quiero volver a intentarlo, o incluso aprender más! -

El Dios Caído no pudo evitar reír entre dientes debido al entusiasmo infantil de su nuevo hermano menor. - Tranquilo pequeño saltamontes, un paso a la vez, uno no se vuelve un maestro de la noche a la mañana ... Ni siquiera yo pude hacerlo. - Sus palabras hicieron que el pelirrojo se desanime, no obstante, con una sonrisa el peli azul continuó hablando. - Pero a diferencia de mi, ¡Tu tienes un espectacular maestro que te comprende completamente! ¡Y ese soy yo! -

De repente, como un foco, los ojos color bronce del niño volvieron a iluminarse con emoción por las lecciones de su hermano mayor.

Morí miró por un segundo el reloj para asegurarse de que hora era para saber cuanto tiempo dedicarle al entrenamiento para que luego les de suficiente tiempo para desayunar y llegar a la escuela temprano. Finalmente, aplaudió para llamar la atención de su nuevo alumno ... Aunque nunca había sido maestro de alguien, tenía cierta noción gracias al viejo Subhuti y Xuanzang.

Y aquello que no pudiera lograr como maestro, sabría que Shirou no lo tomaría a mal, aunque no había notado mucho parecido con anterioridad, su hermano menor tenía un cierto paralelismo con su primer maestro, Subhuti, tan amables y piadosos hasta la médula ...

Ciertamente nunca encontrará las palabras para disculparse con su primer maestro por la deshonra que le trajo a su escuela y enseñanzas a pesar de la posición de privilegio que le fue otorgada, y sabía que la expulsión le había dolido mas a Subhuti que a él mismo, como si conociera su destino pero no pudiera hacer absolutamente nada para evitarlo.

Y ahora le tocaba entrenar a alguien, a su propio hermano menor ... Aunque no eran hermanos de sangre, el significado de Shirou era mas grande de lo que debía ser, después de todo, fue la voluntad de vivir del pelirrojo lo que evitó que el derrotado Rey Mono se rindiera.

Ahora era el momento de devolver un poco aquel favor, que sin saber, Shirou le había hecho, salvando su vida.

Y probablemente las de cientos de miles de millones.

- Bien, creo que podemos dar un par de vueltas alrededor del barrio antes de volver para un poco de meditación y finalmente podemos hacer el desayuno para ir a la escuela, ¿Te parece? - Propuso Mori con una leve sonrisa.

- ¡Por supuesto! ¡Empecemos ya! - Exclamó el infante con bastante ánimos, casi saltando de la emoción. Aprender artes marciales de su hermano mayor era divertido y relajante de cierta manera, y quizás podría aprender magia de su padre cuando vuelva de su viaje.

Para Emiya Shirou la vida se volvía cada vez mas interesante ... Pero a su vez, sin que él ni nadie lo supiera mucho mas peligrosa.

- ¡Muy bien, andando! - Dijo el joven de cabellos azulados sin mas dilación, no sin antes tomar algunas ropas mas apropiadas para correr que sus simples pijamas.

Sin que el Dios Caído supiera que su hermano menor le había mentido con respecto a las pesadillas, pero en defensa del pequeño pelirrojo, técnicamente hablando para el niño no había tenido ninguna pesadilla, aunque si había soñado con las llamas.

Solo que esta vez habían sido un poco diferentes a los anteriores sueños relacionados con el incendio de hace un mes. Esta vez no vio la muerte ocurriendo ante sus ojos, no olió la carne siendo quemada viva, no escucho los gritos de agonía y auxilio, no saboreó las cenizas quemando su sistema respiratorio ni sintió la muerte tocando su hombro para reclamar su misera vida.

Las llamas eran mas bajas, menos salvajes. Además, no se sentía en como la ciudad de Shinto, sino una zona mas rural, pero aún era un sitio oscuro sin la oportunidad de ver las estrellas, pero por primera vez desde el incendio no se sintió mal ni incomodó con las llamas ni el hecho de haber sido uno de los pocos sobrevivientes de aquel incidente.

Porque sabía que para Mori-nii y el viejo, él era lo mas preciado en esta vida. Por lo tanto, seguiría apreciando ese sueño de aquella noche predestinada de su encuentro, sin olvidar quien es ni quien era.

Además ... ¡Quería ser un maestro marcial como Mori-nii y Fuji-nee! ¡Oh! Y si podía ser un mago como Kiritsugu.

Y así ambos hermanos que compartían un vínculo inexplicable incluso mas allá de la sangre salieron de la residencia Emiya dispuestos a darle un par de vueltas al vecindario para calentar sus cuerpos aquella mañana, no muy lejos se encontraron con un hombre en traje, quien les saludó cordialmente pero del resto se mantuvo rígido en el lugar.

No tardaron mucho en llegar a la conclusión de que era uno de los hombres del viejo Raiga que estaría cerca para que las cosas estén seguras durante la ausencia de Kiritsugu.

No obstante, no le dieron mucha atención y simplemente se dedicaron a lo suyo sin muchas preocupaciones.

...

Y después de un par de vueltas, Mori creyó que ya era suficiente, Shirou aún era un niño de siete años común y corriente, no necesitaba un entrenamiento espartano como su abuelo había hecho con él.

De hecho, sorprendentemente lo que mas necesitaba era un entrenamiento mental, por lo tanto la meditación siempre estaría en primer plano por lo menos durante un tiempo, así que el entrenamiento físico podría esperar, aunque aún harían esos pequeños trotes matutinos para que el pelirrojo no sintiera que lo único que hacían era meditar.

Lo último que necesitaba era enseñarle el significado de la paciencia al niño cuando él ni siquiera era muy paciente. El antiguo Rey Mono hacía un esfuerzo monumental para no frustrarse por su estado actual, pero aquella fuerza de voluntad nacía de no que querer derrumbarse frente a Shirou y ser un buen ejemplo para él, era lo mínimo que se merecía.

Pero allí estaban, nuevamente en el dojo de la residencia, un lugar bastante conveniente para entrenar cómodamente, una parte de él no podía esperar para poder utilizar las instalaciones para pequeñas escaramuzas con su hermano menor, pero aquello podía esperar un tiempo, la prioridad ahora mismo era dominar la mente.

Shirou de nuevo estaba sentado en posición de loto con Mori delante suya, preparados para empezar a meditar y despejar la mente.

- Bien, regula tu respiración como la última vez y despeja tu mente, deja que todo fluya a través de ti, no dejes que te oprima pero tampoco luches contra ello. - Instruyó Mori a su hermano antes de cerrar él los ojos y empezar su meditación, dejando al pelirrojo por su cuenta, confiando plenamente que podría hacerlo como la última vez e incluso mejor.

Y soltando un solo suspiró, el infante hijo menor de Kiritsugu siguió las instrucciones de su hermano mayor, tranquilizó tanto su cuerpo y mente, aunque su espíritu aún era algo aparte, poco a poco encontró su perfecto equilibrio armónico con el resto de su cuerpo.

De esta manera permitiendo que todo fluya a través de él, sin ser abrumado, sin combatir contra ello ... Solo sintió aquella ...

Libertad.

La paz de quinientas vidas perdidas en un incendio maldito, estando en armonía con un solo individuo ...

Sus espíritus no están perdidos en un recuerdo amargo ...

Son el combustible para seguir ...

La voluntad de encontrar un sentido en esta vida ...

No por ellos, sino por si mismo ...

Porque todo lo que existe, tiene un sentido en esta vida ...

Y como un martillo golpeando el duro acero ...

Emiya Shirou empezó a forjar su propio camino sin esperar cumplir las expectativas de los demás.

- Hey, Shirou, es momento de prepararnos. - Le dijo Mori sacando al pelirrojo de su meditación profunda. - Ve preparándote mientras que yo hago el desayuno. -

Shirou asintió ante las palabras de su hermano mayor para luego irse a tomar una ducha y ponerse su uniforme, mientras el peli azul se encargaba de hacer la comida con algunos que aprendió durante las últimas semanas. Aún no podía compararse a la prodigioso habilidad culinaria que tenían Daewi o Shirou, pero podía hacer algo decente si le dabas la oportunidad.

Y así paso el tiempo, pero sin tomar mucho tiempo Mori ya tenia el desayuno recién hecho y con su hermano menor ya listo, comieron la comida con tranquilidad, sin que falte un pequeño elogio del pelirrojo por las mejoras que el peli turquesa había dado en el arte culinario.

Finalmente, luego de comer, Shirou dijo que se encargaría de lavar los platos y demás implementos de cocina mientras el antiguo Rey Mono se preparaba para ir a la escuela.

El susodicho lo aceptó tanto porque no quedaba mucho tiempo para ir, sino también porque conocía al pelirrojo y sabía que le gustaba ayudarle en todo lo posible, y aunque sea aportar un poco de ayuda en fregar platos le traía bastante calma.

Además, si Shirou hubiese sido el que cocinará aquella mañana, sabía que él mismo iba en insistir en querer lavar los platos para ayudar a su hermanito, por lo tanto, era justo para ambos.

En poco tiempo, ya ambos hermanos adoptivos estaban listos para ir a escuela, así que sin mas dilación dieron marcha a su destino ...

- ¡Hola, Emiya-kun! - Dijo una pequeña peli negra con una sonrisa por encontrarse con su nuevo amigo.

- Oh, vaya, es una coincidencia encontrarnos ahora, Emiya-kun ... Y a usted señor hermano mayor, ¿Podría llamarle Mori-kun para evitar confusiones? - Le preguntó amablemente la peli negra mayor, pero con una sonrisa ominosa en su bello rostro.

Los dos hijos adoptivos se Kiritsugu se miraron entre sí, antes de mirar a ambas féminas, una parte de ellos sorprendidos de encontrarlas tan temprano en la mañana, por otro lado tampoco fue una sorpresa desagradable ... Solo desconcertante encontrarlas justamente en donde los caminos de las zonas extranjeras y locales de Miyama se cruzaban.

El joven de cabellos azulados asintió cordialmente. - Si, supongo que esta bien, si me dice como llamarle a cambio. -

La mujer joven lo meditó por un segundo antes de decir pensativa. - Bueno, supongo que es justo que me llames por mi nombre de pila ya que estamos. Puedes llamarme simplemente Anne si gustas. -

- Entiendo, Anne. - Dijo Mori con un asentimiento.

- ¡Vamos, Emiya-kun! ¡Se nos hace tarde! - Exclamó la pequeña Tohsaka apresurando el paso.

- ¡¿Eh?! ¡Ya voy, Tohsaka! ¡No puedes irte así de repente! - Le respondió Shirou siguiéndole el paso a su nueva amiga.

- Será mejor darnos prisa, Mori-kun. - Le dijo la sirviente de la familia Tohsaka con una amable expresión.

Un acto que el Dios Caído no iba a tragarse con facilidad, él sabia que las mujeres demasiado amables escondían personalidades demasiado retorcidas que podían perturbar a un asesino serial.

Mira había sido una de ellas, era una de las pocas personas que había visto torcer el cuello de alguien con una sonrisa demasiado infantil como para que estuviera bien.

Aún así, el peli turquesa se limitó a seguirlos, además, no tenía otra opción, compartían el mismo destino de todas formas, y sin lugar a dudas era una falta de educación ignorar sus presencias en este punto, así que sin mas opciones compartieron el camino hasta Homurahara.

El camino fue ameno y tranquilo, los dos "adultos responsables" que incluía a Mori por algún motivo estaban en silencio casi absoluto pero de alguna forma no era incómodo, a pesar de algunas miradas del antiguo Rey Mono le dirigía a la mujer joven por mera curiosidad, quien incluso si se percatara de dichas miradas, su vista se limitaba a observar a los niños que charlaban mas animadamente, aunque era la pequeña Tohsaka la que traía los temas de conversación permitiendo que la charla fluyera naturalmente mientras que el pelirrojo la seguía como podía con respuestas metódicas para evitar burlas provenientes de ella.

- Son buenos chicos, ¿No lo crees, Mori-kun? - Le preguntó Anne de manera repentina al peli turquesa, en verdad sorprendiendole un poco debido a la charla inesperada.

Sin embargo, Mori decidió seguirle la conversación porque no tenía nada mejor que hacer.

- Si, Shirou en especial se empeña mucho en hacer las cosas bien, quizás te sorprenda pero él es el mejor cocinero de la casa, ¡Kiritsugu y yo no nos podemos comparar! Será una buena ama de casa en el futuro. - Dijo el joven de cabellos azulados ciertamente divertido por ello, son percatarse realmente el como los ojos de la mujer se entrecerraron ante la mención del viejo Magus Killer.

La sirvienta de los Tohsaka meditó sobre ello, un poco impresionada por el hecho de que un niño de apenas siete años pudiera cocinar mejor que su hermano y un adulto mayor, pero no hizo comentarios al respecto.

- Pero imaginó que no le dejan esa carga siempre, ¿O me equivoco? - Preguntó ella con una mirada afilada.

- En lo absoluto. - Dijo Mori en respuesta, con una seguridad que ko dejaba cabida mentiras o dudas. - Por lo menos hoy yo hice el desayuno, no fue lo mejor del mundo pero no estuvo nada mal. Por otro lado, él quiso lavar los platos y no había forma en que pudiera convencerlo de lo contrario. -

- Jujuju, pero que buen dúo dinámico hacen ustedes. - Dijo Anne con una sonrisa. - Una parte de mi quisiera tener la misma dinámica con la Ojou-sama pero ella tiene otras cosas importantes en que enfocarse que simples tareas del hogar. -

- Bueno, creo que eso le dará algo de disciplina y paciencia, así que no estaría de mal que aprendiera un par de cosas para un futuro. - Le aconsejo el Dios Caído con sabiduría.

- Mm, lo tendré en cuenta. - Dijo la mujer joven antes de detenerse justamente en la intersección dónde por un camino se encontraba la sección de primaria de la Academia Homurahara, por el otro la sección de secundaria y finalmente la preparatoria. - Si quiere puedo dejar Shirou-kun en la escuela para que puedas ir tranquilo, Mori-kun. -

Por un momento, el susodicho dudó en su propuesta, ya habiendo dejado a Shirou solo por su cuenta el día anterior, la verdad es que no tenía ganas de hacer lo mismo de nuevo, sin embargo ... El Dios Caído le dio una mirada a su hermano menor que conversaba de manera amena con su nueva amiga. Técnicamente hablando, estas personas no eran unos desconocidos cualquiera, sino personas que habían cuidado muy bien a Shirou mientras esperaba que él fuera a recogerlo en la residencia Tohsaka, y el pelirrojo no parecía tener ninguna queja de ellas ...

Al final, el Antiguo Rey Mono dejó salir un suspiro. - Esta bien, si no es mucha molestia para usted. -

- En lo absoluto, después de todo tomamos el mismo camino, simplemente no me gustaría que pierda su tiempo tomando en cuenta que va a llegar tarde. - Se explayó la mujer joven.

- Shirou siempre va a ser mi principal prioridad por encima de todo, así que siempre tendré tiempo para él. - Dijo Mori con los ojos entrecerrados, un poco a la defensiva por las palabras de la sirviente Tohsaka.

La susodicha le sonrió de manera de disculpa. - Entiendo, espero que me disculpe, no pensé bien mis palabras. Pero pienso que va a llegar tarde a este ritmo. -

- No importa. - Dijo el peli turquesa desestimando el diminuto altercado como si nada, antes de mirar a Shirou, quien esperaba pacientemente junto a Rin a sus representantes. - Bueno, Shirou, supongo que te dejaré con ellas, se me hace tarde, espero que no te moleste. -

- ¡Para nada, Mori-nii! Nos vemos en la casa. - Dijo su hermano menor sin quejas.

- ¡Nos vemos, Emiya-nii! - Se despidió la Tohsaka menor retomando su camino, mientras arrastraba al pelirrojo para seguir su charla.

- Nos veremos pronto, Mori-kun. - Dijo Anne de manera cortés con una perfecta reverencia digna de alguien de la realeza antes de retirarse y seguir a los niños con calma.

Mori los observó alejarse hasta volverse pequeñas figuras, una parte de él quería quedarse a observar hasta que pudiera ver a Shirou llegar a la escuela ... Sin embargo, sabía que así se perdería sentido el haber permitido que su hermano menor se fuesen con ellas, terminando con el peli turquesa llegando tarde en su segundo día de clases ...

- Bueno, será hora apresurarse. - Fue lo único que el Dios Caído dijo antes de aumentar la velocidad hacia la Academia Homurahara.

Lo que él joven de cabellos azulados no sabía, eran las cosas que estaban sacudiendo los cimientos del sistema Homurahara con su simple llegada, y el cómo la jerarquía de los Cuatro Dioses de Fuyuki empezaría a caer con su simple presencia.

Porque él Quinto Dios de Fuyuki haría acto de presencia.

Kizaru, el Mono Dorado.

...

Para cuando Mori llegó a las puertas de la academia Homurahara, fue el objeto de miradas de casi toda la institución por parte de tanto los alumnos como también profesores, ambos grupos viéndolo en varios grados de sorpresa y preocupación.

El peli turquesa no tenía que ser un genio para que saber cuál fue la razón exacta de la conmoción, después de todo, no había sido un misterio el como Yamamoto lo había interceptado el día de ayer para darle una lección, para que al día siguiente volviera ileso.

Uno podría pensar que simplemente que el nuevo estudiante solamente les dio dinero a los secuaces de Suzaku para que le dejen tranquilo, pero era una teoría que hace mucho fue desmentida cuando no muy lejos se encontraba el mismísimo Yamamoto con su nariz vendada al igual que sus manos, luciendo cohibido y tratando de manera infructuosa de no ser el centro de atención, fallando miserablemente.

Al otro lado de donde se encontraba Yamamoto y compañía, estaba Reikan con un vendaje similar en la cara, pero parecía menos grave que el de Yamamoto, a su lado estaba su amigas de primer año, nada menos que Neko un poco nerviosa por la tensión palpable en el lugar, y finalmente Taiga, quien parecía que acababa de salir de su práctica matutina del club de kendo, debido a que su confiable Torashinai se encontraba presente, además de que aún usaba el uniforme de práctica, a diferencia del resto de la escuela, lucía mas féliz que una perdiz y cuando notó la llegada de Mori no pudo evitar emocionarse abiertamente y acercarse al susodicho sin preocupación alguna.

- ¡Hola, Mori! - Saludó la peli castaña sin darle importancia la mayor conmoción que causaba por sus actos.

- H-Hola ... - Dijo el susodicho en respuesta mirando a su nueva amiga antes de mirar a sus alrededor y el como era literalmente el foco de cada mirada de la academia. - ¿Puedo preguntar por que me prestan tanta atención? -

- ¿Uh? ¿Hablas de todo esto? - Preguntó Byakko señalando casualmente el cúmulo de personas quienes los miraban sin vergüenza alguna. - Oh, solo son consciente de que tu no eres saco de boxeo de nadie. -

Esas palabras encendieron las alarmas en la cabeza del Antiguo Rey Mono, si Taiga les contaba las habilidades ocultas y la maestría en artes marciales que tenía, entonces su vida común y corriente estaría en peligro ...

- ¿No les habrás dicho ... ? -

La princesa Yakuza le dio una mirada sería. - Lo que paso entre nosotros, solamente nos compete a nosotros, Mori. Los que ellos saben es que eres bastante bueno recibiendo golpes, lo suficiente como para dañar mas a quienes te golpean. -

- Y-Ya veo ... - Dijo el Dios Caído mas calmado por aquella aclaración, además de que la peli castaña tenía razón, lo que había ocurrido entre ellos en ese encuentro fatídico era demasiado íntimo como para ser compartido con el alumnado.

- ¡¿Ves? No tienes nada por que preocuparte! - Dijo la Tigre Celestial de Fuyuki de manera animada.

En una situación normal, Mori le hubiese hecho caso a su nueva amiga, después de todo, esa despreocupación que ella poseía era contagiosa, además de recordarle aquel tiempo cuando las cosas eran mas simples antes de descubrir que en realidad era el Gran Dios Sun Wukong.

No obstante, cuando empezó a escuchar jadeos de la multitud de la escuela sin parar y un sujeto ... Bastante alto y bastante bien construido se acercó a ellos, pues el peli turquesa empezó a dudar de las palabras de la princesa Yakuza, quien ni siquiera se había percatado de la conmoción que estaba ocurriendo literalmente a sus espaldas.

El sujeto era un hombre joven, de hecho era un estudiante y fue un milagro que hubiera un uniforme que pudiera utilizar sin rasgarse. Tenía el cabello negro y ojos a juegos con rasgos afilados. Era incluso mas alto y musculoso que Reikan, y naturalmente mas intimidante que Yamamoto. De hecho, este tipo venía acompañado de Yamamoto y sus amigos como si fuesen perros falderos.

El Antiguo Rey Mono no tuvo que ser un genio para sumar dos mas dos para encajar las piezas para descubrir quien era esta persona que Yamamoto y los demás bravucones de la academia Homurahara seguían obedientemente ...

El infame Suzaku.

Cuando el sujeto llego hacía donde Taiga y Mori se encontraban, tanto Reikan y Neko se apresuraron con urgencia a su lado para dar apoyo, como tambien para evitar que su amiga cause aún mas alborotó. Y hablando de dicha amiga, el hijo adoptivo de Kiritsugu no pudo evitar asombrarse el como ella ni siquiera era consciente de la cercanía de su rival Suzaku detrás de ella.

¿Ya lo sabia y simplemente lo ignoraba? Era demasiado bueno para ser cierto, ¿Quizás no lo veía como una amenaza? Era mas probable, Taiga era una de las personas mas fuertes en Fuyuki, y aunque el actual Suzaku podría estar englobado en ese grupo, Byakko estaba por encima del Ave Bermellón.

- ¿Por que las caras largas? - Les preguntó la joven de cabellos castaños con curiosidad al ver a sus amigos un poco pálidos.

- Creo que es por mi. - Dijo Suzaku con seriedad detrás de ella.

Al escuchar sus palabras, Taiga volteó su mirada casualmente hacía el origen de la voz, pareciendo sorprendida de encontrarse con Suzaku tan temprano en la mañana.

- ¡Nagasawa-kun! No me había percatado de tu presencia. - Exclamó la peli castaña con sorpresa.

- Es obvio que he ocultado mi ... - Intento decir el joven de manera arrogante antes de que la princesa Yakuza lo interrumpiera con descaro.

- Debe ser por lo insignificante y la poca amenaza que representas para mi. - Termino de decir Byakko con una sonrisa burlona mientras se volteaba a encarar a su rival.

Si antes la academia Homurahara estaba murmurando cosas al respecto de Mori, en este punto solo había un silencio sepulcral ante un posible encuentro entre el Ave Bermellón y el Tigre Blanco.

Los amigos de Taiga, Reikan, Neko e incluso Mori estaban preocupados de que la joven iniciará una pelea así sin más en la mañana antes de que iniciará la escuela. Por otro lado, el tal Nagasawa parecía muy dispuesto a comenzar un conflicto en ese mismo momento si la forma en que sus ojos estaban entrecerrados, sus puños apretados y sus venas abultadas en su cara eran una señal obvia de aquello. Mientras, los seguidores del actual Suzaku también parecían molestos por sus palabras.

Y Taiga parecía preparada para contraatacar ante el mínimo movimiento del joven mas alto que ella cuando su agarre sobre su confiable Torashinai se hizo mas firme.

Sin embargo, para sorpresa de todos, a pesar de las provocaciones de Byakko, Suzaku no se dejo engatusar por las provocaciones de la joven, había momentos y lugares ... Y aunque derrotar abrumadoramente a la gran Tigre Celestial frente a ala escuela en ese mismo instante era bastante prometedor, aún no era el momento ...

Nagasawa Takamaru quería demostrarle a toda Fuyuki como las garras del Suzaku desgarraban a la infame Byakko sin piedad.

El joven alto y musculoso volteó su mirada, donde su atención fue atraída por el joven de cabellos azulados, quien le devolvía la mirada con tranquilidad, hazaña que personas muy contadas podían hacer.

Nagasawa se burló. - ¿Y quien es este herbívoro de aquí? ¿Es un nuevo perro faldero, Byakko? -

Por primera vez durante el intercambio, Taiga frunció el ceño con molestia.

- Eso debería decírtelo a ti, Nagasawa-kun. - Le respondió la chica con irritación. - A diferencia de ti, yo consigo amigos gracias a mi esplendida personalidad, no a través de la intimidación. -

- 'Bueno, tuvimos nuestros propios conflictos al conocernos ... ' - No pudo evitar pensar Mori con una gota de sudor cayendo de su frente ante las palabras de su nueva amiga, pero decidió no corregirle.

- Suzaku-sama, el es ... - Empezó a decir Yamamoto, su mano derecha con un poco de nerviosismo.

- La razón por la cual estas así, lo se bastante bien. - Le cortó Suzaku con brusquedad antes de devolver su mirada a su gran rival. - Debes tenerle en alta estima para atacar tan brutalmente a uno de los míos. -

- Pues el igualmente se metió con personas muy queridas para mi, así que míralo como ojo por ojo y diente por diente, Nagasawa-kun. - Le dijo Taiga con frialdad al decir el nombre del retador de su título.

El susodicho resopló de forma burlesca antes de darse la vuelta pero aún sin retirarse. - Ten cuidado, Byakko. Tu tiempo pavoneandote como reina de este lugar se va a terminar, y como Seiryu no le interesa eso, cuando termine contigo dominare toda la escuela ... Y cuando acabe con él toda Fuyuki será mía. -

- Te estaré esperando ansiosa por un buen combate ... Si es que puedes dármelo. - Dijo Taiga con una sonrisa llena de confianza.

- Oh, la tendrás, juro que la tendrás. - Dijo Nagasawa antes de darle una última mirada de reojo a Mori, quien se había limitado a permanecer de espectador. - 'Pero primero debo encargarme de algo.' -

Luego de eso Suzaku como su séquito se retiró del lugar para ir a sus respectivas clases, permitiendo a todos en la escuela respirar con alivio, especialmente Reikan y Neko, quiénes no querían ver a su amiga matar a alguien.

- Menos mal que terminó ... - Dijo Reikan con alivio.

- Por un segundo pensé que iban a luchar. - Decía Neko con un suspiró de alivio.

- Meh, no era para tanto. - Dijo Taiga casualmente antes de mirar a Mori. - Así que no se preocupen, y sigamos nuestras responsabilidades. -

- Es lo mejor. - Dijo el Dios Caído en respuesta antes de mirar el camino a donde Suzaku se había retirado.

Sentía que este no iba a ser el último encuentro que tendrían.

...