La noche llegó en un parpadeó para los habitantes de Fuyuki, quiénes se preparaban para dormir o bien para algunos simplemente comenzaba su jornada laboral. Este no fue caso del niño rubio que caminaba en solitario por las calles transcurridas de Shinto sin ser notado por la vida nocturna de la ciudad.

Gilgamesh no quería perder el tiempo en cosas innecesarias como ser detenido por ser un menor paseando por la noche, incluso si era raro ver a un niño con ropa bastante cara caminar sin supervisión adulta por las calles, nada que algunos trucos bajo la manga no pudieran arreglar. Pero eso no tenía ninguna importancia para el Rey de los Héroes encarnado en la tierra.

El mundo actual era interesante, asqueroso a más no poder, pero ciertamente lo suficientemente interesante como para que el Rey Dorado no eliminará a la humanidad como un favor a Gaia por el reflejo repugnante de la raza dominante del planeta que ahora representaba.

Pero incluso entre la fangoso lodo se podría encontrar una piedra brillante, no sabría decir que este individuo conocido como "Emiya Shirou" podría caer en dicha categoría, pero ciertamente el futuro dictaba algo semejante, y para el egoísta Rey Gilgamesh, incluso en una forma mas infantil, no podía evitar inquietarse para aquel día prometido llegará.

El día dónde Dios y su creación se volverían a cruzar, pero esta vez para una revancha realizar. Y aunque, su Clarividencia Divina no podía discernir todo aún, aquel chico pelirrojo y su hermano serían el centro de todo aquel desastre.

Sería mentira si Gilgamesh no estaba siquiera un poco emocionado por ello, fue tal el sentimiento que apenas no se percata que había llegado a su destino, el que podría llamar "su asqueroso hogar" en comparación al gran palacio donde habitaba en su antigua época, nada mas ni nada menos que la iglesia de Fuyuki, donde se encontraba su actual asociado, aquel hombre de falsa fe que ayudó a romper sus caparazón y mostrar sus verdaderos colores.

Una parte de Gilgamesh estaba tentado a hacer algo similar con Emiya Shirou ahora mismo.

Sin embargo, el futuro no contemplaba ni apremiaba una interferencia tan agresiva de su parte, aunque al niño rubio le podía importar menos una profecía de los dioses o algo semejante, esto estaba involucrado con respecto a probablemente uno de sus combates mas esperados en esta y la otra vida, no estaba dispuesto a arriesgar su diversión por un pequeño fallo de cálculos.

Como matar al niño pelirrojo por accidente al llamar un montón de armar legendarias para dispararle como algina especie de entrenamiento enfermizo. Aunque sonaba tentador probar su puntería en este estado infantil, no quería arriesgar a su entretenimiento número uno, por lo tanto tenía que esperar.

Cuando el Rey de los Héroes entró al edificio de fe, el sacerdote actual estaba en su lugar predilecto incluso a altas horas de la noche, siempre reflexionando, probablemente todos los sucesos transcurridos en su vida hasta ahora, especialmente el final de la Guerra del Santo Grial y su enfrentamiento con Emiya Kiritsugu. Kotomine Kirei nunca lo diría en voz alta, pero Gilgamesh sabía que el hombre quedó mas que frustrado luego de ver al infame Magus Killer entre las llamas malditas del Santo Grial, sin ningún atisbo de aprecio por la vida en sus ojos vacíos de emoción. El hombre con la respuesta que tanto buscaba se había ido.

Ahora tendría que conformarse con sus hijos. Una sonrisa ominosa apareció en el infantil rostro del Rey Dorado ante aquel pensamiento, algunas ideas arremolinaban en su cabeza con respecto a eso, pero eso podría esperar … Al menos algunos años.

– Un gusto verlo, mi señor. – Dijo Kirei haciendo una leve reverencia a su Servant.

Después una perspectiva externa debía ser hiralante el gran respeto que el sacerdote tenía hacia un niño de al menos unos diez años, pero cuando eras consciente de la relación que tenían y la verdadera identidad de Gilgamesh, entonces todo tenía sentido.

– ¿Cómo le fue en su salida? – Le preguntó el hombre de cabellos castaños. – ¿Obtuvo lo que quería? –

– Es difícil decirlo, Kirei. – Replicó el Rey Dorado sentándose casualmente en uno de los asientos de la iglesia. – Incluso con la cercanía no recibí otra señal o visión, solamente son sentimientos muy esporádicos. –

Esa había sido otra excusa para salir y encontrarse cara a cara con Emiya Shirou, después de todo había sido el desencadenante de aquella visión futura de su combate hace poco, dónde había logrado (o bien, lograría en su momento) cortarlo, cortar al invencible e implacable Rey de los Héroes como si ese fuese su único significado de existir. Por lo tanto, curioso y entusiasmado por el futuro que el destino le depara, Gilgamesh quería un encuentro mas cercano con el pelirrojo a ver si podía discernir aún mas el futuro.

Desafortunadamente, no paso nada. La Clarividencia de Gilgamesh tenía varias condiciones y sellos, incluso en vida no podía utilizarla al completo, pero ahora como un Servant fue una herramienta al nivel de un Noble Phantasm que fue sellado tanto por el Trono de los Héroes, el Santo Grial y el mundo mismo. Aunque gracias a si encarnación actual era capaz de hacer un uso mas óptimo de su habilidad, era un dolor de cabeza tratar de ver mas allá de unos segundos en el tiempo y ni se diga mundos paralelos.

Pero su combate futuro con Emiya Shirou había sido un presagio, una señal de la misma voluntad del planeta para algo. Era un aviso, una advertencia simple hacía la Cuña del Cielo …

Prepárate.

Y Gilgamesh la escuchó alto y claro.

– Ya veo. – Dijo el sacerdote en comprensión.

– Pero si aprendí algo interesante. – Dice el Rey Dorado con una sonrisa maliciosa que no quedaba bien para el rostro de un niño. – A Emiya Shirou solo le quedan diez años de vida, ni más ni menos. –

Aquella revelación fue tan impactante que ni siquiera alguien tan retorcido como Kotomine Kirei que disfrutaba el sufrimiento humano en su máximo esplendor pudo haberlo esperado ni en mil años.

- ¿Como puede estar tan seguro de eso, señor? - Le preguntó el sacerdote curioso por aquel dato. No quería cuestionar ni llevarle la contraria al Rey de los Héroes, un acto bastante peligroso y tonto a menos que seas suicida, pero incluso para Kirei era algo sorprendente enterarse que un niño de siete años solamente le quedaban diez años de vida.

¿Será por una enfermedad? ¿Un evento inesperado le afectará? ¿Un asalto? ¿Un accidente de tráfico? Miles de posibilidades pasaban por la cabeza del sacerdote y cada una le emocionaba mas que la anterior, esperando nada mas que el sufrimiento del hijo de su rival. Al menos eso le traería el consuelo que su padre, Emiya Kiritsugu no le pudo otorgar.

Gilgamesh se encogió de hombros sin darle importancia alguna. - Quien sabe, puede ser por mi mano, la de otro, alguna enfermedad, cualquier cosa y siendo sinceros no me interesa. - Entonces sus ojos rojos brillaron de manera peligrosa. - Pero lo importante es que nuestro combate debe suceder antes de morir. -

- Perdone mi escepticismo, mi señor. Pero me es difícil pensar en un humano que pueda luchar en igualdad de condiciones contra un Servant, especialmente un niño contra usted. - Dijo Kirei con suma seriedad, era como comparar el cielo y la tierra, ni siquiera le podría dar gracia la posible muerte del niño pelirrojo a manos del Rey Dorado.

El susodicho rey resopló. - Se nota que eres un cordero descarriado de Dios, Kirei. Incluso el pequeño David pudo derrotar al poderoso Goliath y establecer su reino en Israel ... Aunque eso no quiere decir que le daré una oportunidad a ese niño, lo enfrentaré al igual como lo hice con Rider, como hice con Gugalanna, como hice con Humbaba ... Y como hice con mi mejor y único amigo, Enkidu. - Gilgamesh se se levantó de su asiento y empezaba a caminar hacia la puerta de una de las habitaciones de la iglesia. - Y espero que este preparado para ello. -

Aquella declaración prácticamente de guerra hizo estremecer incluso a Kirei, que a pesar de no estar dirigida hacia su persona, la presión que ejercía el Rey de los Héroes era tal que todo a su alrededores solo podían ceder y arrodillarse ante su voluntad.

- 'Y se supone que el mocoso de Emiya Kiritsugu debe enfrentar a este monstruo con la capacidad de desafiar a los dioses ... ' - Pensó el sacerdote con una gota de sudor cayendo de su frente y una expresión tensa.

Sin embargo, tan rápido como llego aquella presión desapareció al instante, simplemente había sido un capricho del Rey de los Héroes para dejar claro un punto, pero ya podía dejar el melodrama de lado y seguir disfrutando de los placeres pecaminosos de la sociedad humana actual. Pero antes de poder hacerlo, Gilgamesh se percató que la pieza de la diadema de plata que tanto apreciaba Kirei no se encontraba cerca.

- Kirei, ¿En donde esta tu querido pedazo de metal barato? - Aunque lo dijo en un tono burlesco, el Rey Dorado sabía que era un artículo que la mayoría, sino todos los dioses lucharían por poseer.

El sacerdote sonrió ante la mención del trozo de la diadema. - ¿Esta interesado en la Corona de Espinas de nuestro salvador? -

- Si puedes llamar al famoso "Anticristo" como tu salvador, entonces sí, ¿En donde se encuentra? - Dijo Gilgamesh con seriedad, aquel artículo era algo que no quería cerca pero tampoco podía permitir que este lejos de su supervisión.

Un Arma Conceptual para dominar a todas las deidades, incluyéndolo a él, era un peligro que siempre tenía que tener en cuenta a pesar de que estuviera roto e incompleto.

- Se lo muestro, mi señor. - Dijo Kirei con una leve reverencia antes de caminar al sótano de la iglesia con un serio Servant rubio detrás de él.

No había nada destacable en un lugar como este aparte de algunos muebles, pinturas religiosas y algún que otro implemento sagrado, pero en medio de todo eso, Gilgamesh hizo una mueca de asco ante lo que veía en el centro de la habitación.

- Nuestro salvador nos otorga la bendición incluso hasta ahora. - Declaro el psicótico sacerdote alzando los brazos con una expresión emocionada. - Primero salvando mi inmunda vida, luego mostrándome el escenario de mis sueños, después nuestro reencuentro y ahora ... Se prepara para así algún día abrir los sellos del Apocalipsis y juzgar a todo el planeta. -

En medio de la habitación, estaba un círculo mágico de color rojo como la sangre y negro como la oscuridad destellando, encima estaba el pequeño trozo de la diadema pero una sustancia negra y rojiza como el lodo estaba envolviendo algunas partes del Arma Conceptual.

Gilgamesh frunció el ceño, su encuentro cercano con Angra Mainyu, el Dios de la Oscuridad y la encarnación de Todos los Males del Mundo, habia sido de todo excepto satisfactoria cuando intento corromper su Saint Graph, pero sin frutos. Lo único bueno que salió de ello fue su encarnación sin la necesidad de una Guerra del Santo Grial activa.

Pero eso no significaba que podría tolerar un minúsculo trozo de su existencia.

El Rey de los Héroes notó un trozo de oro negro que también estaba junto al circulo mágico, que de hecho era el origen del lodo negro y rojo.

- Ya veo, un trozo del Grial Menor ... - Gilgamesh dijo eso para si mismo antes de fruncir el ceño. - Ahora todo va tomando forma ... -

Es esto lo que te va a matar ...

Emiya Shirou.

...

Shirou hacía lo que podía para respirar, pero sus pulmones ardían como el infierno a su alrededor. Sentía que se ahogaba vivo en magma ardiente con cada paso que daba.

El recuerdo mas destacable de aquella noche y antes de estar sufriendo un dolor inhumano fue haberse ido a dormir luego de comer pastel de cumpleaños de su madre, con la promesa de mañana hacer una salida familiar.

Lo siguiente fue un abrupto despertar por parte de su madre histérica hablando en escocés sobre un incendió en el departamento. Lo extraño era la apariencia cambiante de su madre, por unos momentos su cabello rojo carmesí pasaba a un rubio dorado, luego a un castaño oscuro y de vuelta al rojo.

Su padre tomándolo en sus brazos para llevarlo con rapidez. Su madre empujándolos lejos cuando las escaleras cedieron a las fallas estructurales por el fuego, cayendo a un infierno ardiente de concreto.

Luego, fuera del edificio y su padre dejándolo afuera para buscara un lugar seguro mientras él ayudaba a su madre. Sin embargo, Shirou no le prestaba mucha atención porque a su padre le ocurría un cambio similar que tuvo su madre cuando el pelirrojo despertó. El cabello negro de su padre cambiaba a un rojo escarlata, posteriormente a un blanco inmaculado y de nuevo a negro.

Finalmente, si padre volvió a entrar al edificio para buscar a su esposa atrapada. Shirou sabía que tenía que irse, buscar un lugar seguro como había dicho su padre, pero se quedó esperando con la esperanza de que sus padres estuvieran sanos y salvos.

Aquella esperanza se esfumó cuando el complejo de apartamentos donde vivían se derrumbo, lamentable Shirou tenía que aceptar que sus padres no volverían a darle un abrazo en su vida.

Con pesar, Shirou se alejó de lo que alguna vez fue su hogar vuelto cenizas, a un mundo en llamas con un sol negro como epicentro, lo cuál no hacía más que atraerlo. Como un lazo que lo guiaba hacia aquel agujero negro de desesperación.

Ven.

Acércate.

Acaba con todo esto.

Decía una especie de voz, susurrando a su oído, dándole un incentivo a alcanzar el sol negro donde provenían las llamas, pero de cierta forma se sentía el lugar mas seguro para estar.

Termina esta era, hijo mío.

Susurró la voz en un todo maternal, mientras el sol negro se tornaba de color azul celestial, emanando una calidez no muy diferente a su madre real que no hizo más que cautivar al pelirrojo y hacer lo que la voz le pedía sin rechistar. Sin importarle lo extraño, el sinsentido o las consecuencias que podría generar aquello.

Él solo quería tener de vuelta a loz abrazos divertidos y entusiastas de su madre, recibir los elogios tranquilos pero orgullosos de su padre.

Pero el destino le deparaba algo diferente al niño sin esperanzas, sin notar que un edificio se iba a derrumbar sobre él en su camino hacia el sol azulado. Llego lo que podría llamarse un Milagro entres milagros, que entre millones de miles de cientos de posibilidades en el Caleidoscopio, solo en este mundo se podría reproducir.

Fue salvado por un hombre, fue salvado por la mano de Dios, que le dio una razón para no seguir aquella voz.

- Estoy ... Estoy tan aliviado de que estés bien ... - Dijo la persona de cabellos castaños que se convertiría en su hermano.

Y ...

Quiero ser tan féliz como él.

Ese fue el verdadero deseo del niño.

...

La mañana siguiente llego como un parpadeó para los residentes de la familia Emiya incluso ante la falta de uno de sus miembros, este sería el segundo día en que el patriarca de la familia estaba fuera pero de cierta forma se sentía una eternidad.

Pero la rutina de los hermanos siguió como siempre, esperando el regreso de su padre adoptivo en unos pocos días. Mori y Shirou salían de nuevo aquella mañana para trotar, para luego meditar y tranquilizar la mente de cualquier preocupación, aunque no era muy efectivo al menos traía cierta calma.

Para luego hacer la parte mas divertida y emocionante de todas ... El desayuno.

Aquella actividad fue bastante relajante para ambos hermanos, Shirou un prodigio casi nato en las artes culinarias y con Mori aprendiendo y mejorando en las suyas en cada platillo que hacía o miraba hacer al pelirrojo, lo cuál le permitía recordar con cierta nostalgia a su amigo Daewi.

Además, así se olvidaba un poco de las clases que estuvo impartiendo ayer de Inglés a Taiga, la cuál se había ido a altas horas de la noche por el montón de trabajos de Inglés que tenía atrasado ... Y ella pensaba convertirse en maestra de Inglés si dejaba kendo como un pasatiempo.

Mori propuso acompañarla a su casa debido a la hora, pero Taiga lo descartó como si nada. Ella alegó que nadie la atacaría por ser la implacable Byakko o su estatus como la nieta del líder del grupo Fujimura, y que solo un verdadero idiota haría algo como eso.

Y si de verdad existía alguien tan tonto como para hacerlo, entonces sufriría su merecido al enfrentar a la segunda persona mas fuerte de Fuyuki ... Oficialmente hablando. Extraoficialmente la infame Tigre de Fuyuki caía unos rangos, pero aún era un oponente para tomar en cuenta si no tenías cuidado.

Así que con aquellas palabras se despidieron, y Mori esperaba no volverla a ver hasta llegar a la Academia Homurahara.

Oh, estaba tan equivocado.

De repente, escucharon a alguien tocando la puerta justamente cuando habían terminado de cocinar y solo faltaba poner la mesa. Los hermanos Emiya se miraron entre sí, preguntándose quién podría estar llamando a esta hora.

- Yo iré a ver, ¿Podrías terminar de poner la mesa? - Dijo Mori a su hermano menor.

El susodicho asintió y se enfocó a terminar de colocar los platillos en la mesa, mientras que su hermano mayor caminaba a la entrada, curioso antes de abrir la puerta.

Y llevarse la sorpresa de su vida.

- ¿El desayuno esta listo? - Preguntó nadie mas que Taiga con una sonrisa entusiasta.

- ¿Que? -

Y ahí estaban, Mori y Shirou sentados en la mesa del comedor mientras miraban a una féliz Taiga que devoraba todo lo que tenía al frente.

- 'Quizás allá que hacer mas comida ... ' - Fue el pensamiento que paso por la mente de ambos hermanos.

- Ah ... Que buena comida. - Dijo Taiga luego de comer la cuarta parte de su peso en comida como si no fuera nada.

- Si ... No quiero menospreciar tu visita, pero ... ¿Que haces aquí? - Dijo Mori haciendo la pregunta del millón de dólares.

- Oh, es simple. Como te metes en muchos problemas, pues pensé en acompañarte todo el tiempo posible para evitarte incidentes. - Explicó la joven de cabellos castaños casualmente.

- '¡¿Me meto en muchos problemas?! ¡Casi todos los incidentes que he tenido han estado relacionados contigo de alguna u otra forma!' - Pensó el Dios Caído indignado por las palabras de la Tigre de Fuyuki.

Mori se percató de la mirada curiosa de Shirou sobre él.

- ¿Tienes problemas en la escuela, Mori-nii? - Preguntó el pelirrojo como si fuese un padre preocupado por su hijo, cuando debería ser al revés.

- Pues ... - Comenzó a relatar Taiga antes de ser interrumpida por el Antiguo Rey Mono.

- ¡Miren la hora! ¡Vamos a llegar tarde! - Exclamó Mori para salir de esta situación sin dar explicaciones innecesarias y evitar que su hermano menor se preocupara por él.

Era el trabajo del peli turquesa hacer eso por su hermano menor. Además, tenía razón con respecto a la hora, especialmente ahora era algo imprescindible debido a la participación de Byakko a al formula, quién tenía actividades en el club de kendo cada mañana antes de las clases comenzarán.

Así, aquel trío particular salió de la residencia Emiya en dirección a la escuela, en el camino como se volvería rutina se unieron sus nuevos amigos, los Tohsaka, provocando un ambiente extraño alrededor de aquel grupo de cinco personas. Aunque por lo menos a los mas jóvenes, como Shirou, Rin y Taiga no les importaba, por otro lado Anne sentía cierta curiosidad por inclusión de la infame Tigre de Fuyuki y cierta tensión por parte de Mori.

Al menos aquella atmósfera extraña se terminó cuando el grupo de cinco tuvieron que tomar caminos por separados, la sirvienta Tohsaka y los niños de primaria por un lado y los dos adolescentes al otro. Ambos grupos se despidieron antes de separarse de manera amena para llegar cada uno a su destino.

La caminata a la Academia Homurahara fue tranquilo a pesar de la diatriba de Taiga a cerca de su profesor de kendo y lo aburrido que le parecían los combates que tenía incluso a nivel nacional.

De cierta forma, Mori podía simpatizar con aquel sentimiento pero no compartía mucho aquellos pensamientos debido a la experiencia que ha tenido en su vida como la encarnación misma de la violencia en su época como Sun Wukong, que solo trajo dolor y sufrimiento a un reino entero.

A pesar de ello, llegaron tranquilos a la academia Homurahara y esta vez su aparición conjunta no alertó a toda la institución, aunque si hubo algunas miradas curiosas, por lo menos esta vez no se encontraba Suzaku en la mezcla para molestar.

- ¿Ves? No ocurrió nada gracias a mi presencia. - Se mofó Taiga con una sonrisa orgullosa.

Mori quería decir que era una simple casualidad pero decidió mejor no causar conflicto al romper su burbuja, así que con un suspiró lo aceptó. Ahora tendrían que hacer desayunos para la Tigre Celestial cada día.

- Bueno, con este problema zanjado, debo ir a mis clases de práctica. - Dijo la peli castaña con una sonrisa. - Por cierto, el profesor de educación física dijo que haría una actividad interesante con los de segundo año, ¡Invitó a toda la escuela, así que no hay clases! ¡Espero verte destacar! -

Eso fue lo último que dijo la joven princesa Yakuza antes de irse al dojo de su club de kendo sin darle importancia al rostro confundido del peli turquesa.

- ¿Una actividad con los de segundo año? ¿Por que no sabía nada de eso? Además, acabamos de tener pruebas físicas ayer ... No me molesta pero es un poco raro. - Murmuró Mori curioso por el extraño cronograma que tenía este particular profesor, pero al final lo aceptó, solo esperaba que no fuese tan molesta la actividad.

...

Mori se encontraba en una clase de física donde estaba completando un examen, al parecer los profesores ni tendrían piedad para el chico nuevo de la escuela así que sin preocuparse de que tuviera toda la información, el profesor de física había hecho un exámen sorpresa que tomo a toda la clase por sorpresa.

Lo único bueno es que la mayoría de las preguntas trataban de las Cuatro Fuerzas Fundamentales del Universo, un tema que el Dios Caído estaba versado tanto práctica como teóricamente gracias al vejestorio de Okhwang.

¿Quién diría que el molesto dios anciano podría ayudarlo ahora? Luego de haber enfrentado y sufrido varías los efectos de la Sabiduría del Gran Sabio en varios de sus enfrentamientos con el Emperador de Jade, Mori se consideraba a si mismo casi un experto en este tema.

Ring.

- ¡No! ¡Mas tiempo, por favor!

- ¡Aún me falta comprobar mis respuestas!

- ¡¿Alguien sabe la respuesta de la pregunta 127?!

- ¡Espera! ¡¿Había una pregunta 127?!

- ¡Silencio! - Exclamó el profesor de física, un hombre calvo con anteojos. - El tiempo termino, bajen sus lápices y dejen sus exámenes en mi escritorio. -

Así poco a poco los estudiantes, con desanimo fueron dejando cada uno sus exámenes frente al profesor, Mori, Reikan y algunos pocos estudiantes dotados académicamente fueron los únicos en dejar su exámen con confianza.

- Te veías muy calmado, Mori. Este tema lo vimos hace un par semanas, me preocupaba que no pudieras ponerte al día. - Le dijo su amigo monje con honestidad.

El joven de cabellos azulados sonrió levemente a la preocupación de su compañero. - Solo puedo decir que hay temas que me interesan mas que otros. -

- Hablando de temas interesantes. - Comenzó a decir Reikan. - ¿Sabes que tenemos una actividad especial en el gimnasio? -

- Me enteré hoy por Taiga. - Dijo Mori aún curioso por eso. - ¿Que crees que hagamos? -

El monje en entrenamiento se encogió de hombros. - Habrá que ir a averiguarlo. -

Ambos jóvenes llegaron al gimnasio donde se llevaron una cadena de sorpresa tras otra, lo primero que notaron eran que las gradas del gimnasio estaban llenas de estudiantes de primer y tercer año, además de profesores y directivos. Lo segundo era el octágono de lucha en medio de la cancha. Y finalmente, lo tercero fue una cabina de apuestas.

Los dos amigos junto a sus compañeros de clases y demás estudiantes de segundo año vieron este escenario bastante aturdidos, antes de ser enviados a los vestidores por el profesor de educación física para cambiarse a su ropa de gimnasia.

Al volver se pararon al frente del profesor que estaba de espaldas al octágono de pie como militares, mientras la multitud esperaba ansiosa el comienzo de la función, la mas animada no era nadie mas que Taiga, que estaba al punto de saltar al ring de combate ella misma.

- Bien, chicos, es momento de comenzar la actividad. - Dijo el maestro antes de señalar a alguien. - Nagasawa Takamaru, entra al octágono. -

El actual Suzaku alzó una ceja ante aquello, mientras el resto de los estudiantes se asustaron, por otro lado los espectadores se emocionaron al ver como iba a luchar uno de los Cuatro Dioses de Fuyuki.

El fornido estudiante se encogió de hombros y simplemente hizo lo que se le ordenó, no iba a rechazar la oportunidad de demostrar sus capacidades físicas en ningún momento. De forma arrogante, Suzaku entró al octágono mientras miraba fijamente a Byakko y a Seiryu entre la multitud, esperando que alguno de ellos bajará y lucharán contra él, para si demostrar que su reinado como el mas fuerte en la ciudad no era una ilusión.

- N-No me digas ... Tenemos que luchar contra él ... - Dijo una estudiante temblando ante el pensamiento.

- Eso ... No puede ser ... ¡Suzaku es un luchador profesional! ¡Ha estado en muchas competiciones a nivel nacional! - Dijo otro estudiante sin aliento.

- ¡Solo Byakko y Seiryu serían capaces de luchar contra él! - Exclamó otro de los estudiantes.

- ¿Esto siquiera es legal? - Se preguntó una joven provocando mas caos entre los estudiantes de segundo año que no querían luchar, mientras que los espectadores se divertían con su sufrimiento.

- ¡Silencio! - Rugió el profesor silenciando todo el alboroto. - Si, uno de ustedes luchará contra el Suzaku hoy. - Dijo para consternación y miedo de los estudiantes, por otro lado los espectadores estaban emocionados apostando por el tercer dios mas fuerte de Fuyuki. - ¡Pero! Si logran conectar un golpe limpio, solo uno ... ¡Entonces, aprobarán todo el año escolar! Eso significaría que puedes saltarte todas las clases de gimnasia y hacer lo que quieran hasta su tercer año. -

Una gran ola de murmullos y susurros emanó de la multitud formada por los de segundo año, sopesando la oferta ofrecida por el maestro.

- Solo hay que golpearlo una vez, ¿No? -

- Suena una buena oferta ... ¿Por que no lo intentas? -

- ¡¿Que?! ¡Sigue siendo Suzaku, moriré apenas suene la campana! -

El maestro de gimnasia ignoró esos y demás comentarios y aplaudió para llamar la atención de los jóvenes. - ¡Bien! No perdamos mas tiempo, alquilar un octágono no es barato ... ¿Quien quiere ir primero? -

Instantáneamente, y completamente sincronizados, todos los estudiantes de segundo año retrocedieron un solo paso hacia atrás. Pero el único que no se percató del plan de sus compañeros fue un joven de cabellos azulados, quien al percatarse de aquello no pudo evitar parpadear como un búho confundido.

- ¡Excelente! ¡Un voluntario valiente! - Dijo el profesor mas que extasiado, justo lo que estaba esperando.

- Espere, espera, creo que hay un malentendido. - Mori intento excusarse pero el maestro pareció hacerle oídos sordos y simplemente lo empujaba dentro del octágono y lo cerraba.

- ¡Bien, la función esta por comenzar! - Dijo el profesor.

- ¡Suzaku! ¡Suzaku! ¡Suzaku! - Gritaban los espectadores esperando ver como aplastaba al nuevo estudiante.

- ¡Vamos, Mori-kun! - Exclamó Taiga por encima incluso de la multitud, apoyando a su amigo.

Souichirou se mantuvo en silencio en su lugar, aunque parecía indiferente, su mirada estaba clavada en el peli turquesa.

- Al parecer podre encargarme de ti mas temprano que tarde. - Dijo Suzaku tronando sus nudillos y tomar una característica postura de karate.

- Oh ... Genial. - Murmuró Mori con un suspiró exasperado, y el día había comenzado tan bien, para que luego pasará algo como esto. - De nuevo, ¿Esto es legal? -

- Por lo general, no. Pero esto se puede tomar como una prueba física. - Dijo el profesor con una sonrisa antes de apuntar con su pulgar al director apostando todo su dinero, su auto y ... ¿Esos eran los papeles de su casa? Por la victoria de Suzaku. - Además, dudo que los de arriba puedan decir algo, pero mira el lado positivo, si logras un único golpe limpio tendrás una aprobación perfecta hasta el comienzo de tu tercer año. -

- Eso ... Es mucho ... - Dijo el Dios Caído un poco tentado por la oferta, aunque no era alguien que odiará las actividades físicas, ciertamente le vendría bien tomarse un par de horas libres para si mismo.

- ¡Absolutamente! Pero también se van aplicar las reglas estándar de combate, si estas en el suelo por mas de diez segundos, pierdes. Si te noquean, pierdes. Si te rindes ... -

- Pierdo. - Terminó Mori por él.

El maestro sonrió. - Lo captas rápido, chico. -

Mientras tanto, la multitud en las gradas se emocionaba mas a la espera del combate, incluso los compañeros de clase de Mori y los demás estudiantes de segundo año esperaban con ansias el comienzo del combate, todos con la excepción de Reikan que miraba el desarrollo de todo con preocupación por su nuevo amigo.

- ¿Estas listo, chico nuevo? - Le preguntó el maestro de gimnasia.

El Dios Caído tenía todas las razones para rechazar algo como esto, no estaba de humor para un combate sin sentido, su cuerpo se sentía extranjero en comparación al de antes, todo esto era una situación infantil ... Pero aún así Mori terminó asintiendo de acuerdo con el evento.

- ¡Espléndido! - Exclamó el profesor de educación física, listo para actuar de referí en el combate. - 'Demuéstrale a todos tu poder oculto, chico nuevo. Demuestra que puedes superar ... ¡A los dioses!' - Pensaba el hombre con emoción ante el suceso, aunque una parte de él quería verlo enfrentar a Seiryu, pero se tuvo que conformar con esto. - ¡¿Luchadores listos?! -

Ambos jóvenes luchadores asintieron de acuerdo.

- ¡Comiencen! -

Al instante, Suzaku, el Tercer Dios de Fuyuki mas fuerte, Nagasawa Takamaru se abalanzó contra su objetivo, su presa, con una sonrisa sedienta de sangre mientras era apoyado por casi toda la totalidad de la escuela y sus seguidores. ¡Era momento de mandarle una mensaje a Byakko al destrozar a su nuevo querido amigo!

Por otro lado, Reikan y Neko miraban con preocupación el comienzo del combate. Sin embargo, Byakko y Seiryu en ningún momento se mostraron emocionados por el combate, porque una parte de ellos sabía cuál sería el resultado final del encuentro ...

¡La victoria de Mori!

...

¿Cierto?

Fue la pregunta colectiva que tuvieron los dos jóvenes mas fuertes de Fuyuki mientras miraban el combate, mientras el resto de los espectadores estaban confundidos por lo que veían.

Por lo que pudieron ver en los últimos diez minutos, nadie estaba seguro de quién iba ganar, Suzaku atacaba con una ferocidad casi demoníaca, pero del otro lado Mori no paraba de esquivar todos y cada uno de sus ataques como si fuese un juego de niños.

Al parecer la mayor apuesta del peli turquesa era convertir la lucha en un enfrentamiento de desgaste, con Takamaru gastando energía intentando golpear a su rival, mientras el susodicho esquivaba cada uno de sus ataques hasta tener una vía libre para golpear a Suzaku.

Para el Antiguo Rey Mono era fácil seguirle el ritmo a su oponente e incluso predecir sus movimientos, no solo por sus capacidades físicas superiores a pesar del estado deplorable de su cuerpo, sino porque el estilo de Takamaru era karate, un arte marcial bastante familiar para Mori debido a su viejo amigo Daewi como también lo había utilizado en varias ocasiones.

Así que para el hijo adoptivo de Kiritsugu fue un chiste esquivar cada ataque o táctica que el Suzaku actual le pudiera presentar, pero aún así.

Algo le molestaba de todo esto.

Mientras tanto, la audiencia que había venido para ver una masacre, notaron que quizás ... El chico nuevo tenía una oportunidad si tenía los reflejos necesarios para anticipar los ataques de Nagasawa Takamaru.

- El nuevo ... No es tan malo. -

- Aunque no ha dado ningún ataque. -

- Quizás esta buscando el momento mas oportuno. -

- A lo mejor esta desgastando a Suzaku. -

- Es una victoria inteligente entonces. -

Cierto, quizás era la forma mas sencilla de ganarle a Suzaku, pero aún así ...

Nagasawa Takamaru apretó los dientes molesto con su oponente, además de furioso consigo mismo por no asestar ningún golpe.

- Ríndete de ... Una vez ... No pospongas ... Lo inevitable ... - Decía Suzaku con su respiración entrecortada, estar tanto tiempo intentando y fracasando golpear a su oponente estaban desgastando toda su resistencia.

Estaba indignado que el flacucho del nuevo estudiante tuviera una resistencia infinitamente mayor a de él, porque a diferencia del actual Suzaku, Mori se encontraba en perfectas condiciones. Su respiración era sereno a pesar de estar varios minutos esquivando ataques constantes, ni siquiera se podía ver una gota de sudor en su persona.

Pero su aparente "ventaja" no trajo ninguna satisfacción al Dios Caído, quien tenía el ceño fruncido de manera casi pensativa.

- '¿Por que hago esto?' - Fue la mayor pregunta que tenía Mori durante todo el combate, una pregunta que parecía no encontrarle una respuesta razonable. - '¿En serio hago esto por simplemente aprobar el año? Es algo demasiado sencillo como para molestarse, además, ¿Por que se siente tan mal ganar de esta manera? Es como si me sintiera indignado de ganar de una manera tan ... Lamentable.' -

Ese Mori sigue ahí.

De repente, las palabras de Taiga volvieron a la mente del peli turquesa, como para apoyarlo, como para atormentarlo, resonaban tanto que Mori tuvo que voltear su mirada para encontrar la de Taiga de vuelta, como si esperará algo.

Esperaba que luchará.

Y sin embargo ...

- '¿Que sentido tiene? Podría simplemente acabar con esto con solo rendirme, pero ... ¿Que me detiene ... ?' -

Hay una emoción que no permite que nos rindamos, incluso cuando vamos perdiendo.

- '¿Emoción ... ?' - Pensó el Antiguo Rey Mono parpadeando mientras daba una voltereta para esquivar otro ataque de Suzaku para sorpresa de la multitud.

Si, y se llama ... Orgullo.

- Ah ... - Susurró Mori como si tuviera una revelación. - Así fue como te sentías ... Hui Mori, ciertamente es ... -

Frustrante.

Fue su pensamiento mientras miraba la tela verde atada a su muñeca, ignorando el acercamiento furioso de Suzaku a si persona tomando la oportunidad la distracción del peli azul para atacarle.

- 'Supongo que no es propio de mi luchar de esta manera ... Incluso si es un simple espectáculo, Sun Wukong, Jin Mori ... Ni yo podemos aceptar algo como esto.' -

Todas las personas en el gimnasio de la escuela hizo un jadeo colectivo cuando el puño de Suzaku se acercaba peligrosamente al rostro de Mori.

- Si que eres una mala influencia ... Daewi. -

En un simple movimiento, lo que parecía un golpe seguro por parte de Nagasawa Takamaru, se convirtió en un desvío cuando el peli turquesa utilizó su mano para la trayectoria del ataque y dejar a su oponente completamente indefenso.

Hasta superarme no me detendré ... Incluso si el dolor es demasiado para soportarlo.

Sin retirarme, nunca voy a ceder ... Aunque mi cuerpo me pida a gritos abandonarlo todo sin reparos.

Pero se muy bien lo que es sufrir ... ¡Y no quiero volver a perder!

Todo el cuerpo de Mori se preparó para atacar, sin embargo, el mismo dolor punzante de las consecuencias de la acupuntura llevada a los límites cuando intentaba utilizar el Renewal Taekwondo ... Pero al instante el Dios Caído cambio a una postura mas familiar para los espectadores, especialmente para el actual Suzaku. Haría probar a los Dioses de Fuyuki un poco de su propia medicina.

[Full Contact Karate]

[Dance of Four Gods]

[1st Stage: Fist of the Black Turtle]

El gimnasio entero se quedo anonadado cuando vieron al estudiante nuevo lanzar un puñetazo que hizo doblar Nagasawa Takamaru como si fuese una vara de plástico y mandarlo a volar contra uno de los lados del octágono y doblando incluso la red de la plataforma de conbate como si nada.

Ese día se demostró como Genbu salía victorioso ante Suzaku ...

Y el nacimiento de un Nuevo Dios en Fuyuki.

...