Capítulo 1.

Era glorioso, después de todos sus experimentos, el dolor de implantar varios Kekkei Genkai, habilidades únicas, y sobrevivir a la mordedura del anciano de la cueva Ryuuchi, finalmente había conseguido el cuerpo perfecto que sería capaz incluso de poner contra las cuerdas al propio Itachi Uchiha, un prodigio entre prodigios que, aunque con ayuda de Tobi, masacro al clan más poderoso de Konoha en una sola noche. Tenerlo a la defensiva, incluso con el chakra infinito y regeneración absoluta del Edo Tensei le traía una alegría desconocida, por fin era alguien sin necesidad de estar detrás de Orochimaru como su segundo al mando, había demostrado que trascendió a las serpientes, convirtiéndose en un dragón.

Su alegría no duro mucho, ya que el maldito Uchiha había utilizado una técnica de la que nunca había escuchado hablar, colocándolo en una ilusión infinita, obligándolo a liberar a todos los reanimados contra su voluntad, y antes de desaparecer, como un último insulto a su persona, lo había sellado con su espada maldita en la urna de su Susanoo, interrumpiendo la tortura eterna, pero poniéndolo en una situación aún peor. Sin el chakra que mantuviera existente la urna, quedo perdido en un espacio completamente oscuro, ni siquiera sus sentidos superiores de sabio le permitieron detectar nada, no podía moverse, todavía sentía su cuerpo, pero no tenía control, sus jutsus fueron inútiles, si su maestro había pasado por la misma tortura luego de la muerte del Uchiha se compadeció de él.

La serpiente blanca por sobre todas las cosas odiaba la inacción, era paciente, ser un Sannin exigía que fuera un shinobi sobresaliente, pero todo tenía su límite, por eso fueron a buscar a Tsunade para curar sus brazos en lugar de esperar al vengador Uchiha, Orochimaru no podía quedarse de brazos cruzados, aunque fuera irónico, durante mucho tiempo. Él era diferente, mucho más calculador que la serpiente, aprendió a serlo con los años, ser un espía multicapa sin identidad le daba una claridad mental que no le permitía dejarse llevar por tales pensamientos infructuosos. Pero ahora tenía una identidad real a la que aferrarse, él era Kabuto Yakushi, el sabio dragón que había superado las ambiciones de su antiguo maestro, no permitiría que una maldita prisión de un muerto lo mantuviera encerrado para siempre.

Como si la realidad misma lo entendiera, una grieta arcoíris se abrió en el espacio oscuro, una oportunidad que no desaprovechó en lo más mínimo, serpenteando en el espacio ahora con un sentido de dirección, entrando rápidamente en la grieta y asombrándose del espacio extraño en el que había entrado. Gracias a los parpados extras de serpiente no se vio afectado por los colores brillantes a su alrededor, en su lugar, busco cualquier cosa en este lugar que pudiera llevarlo devuelta a las naciones elementales, Uchiha Itachi había desaparecido, pero su hermano seguía con vida, haría pagar a ese bastardo a través de lo que más amaba por haberlo encerrado en esa dimensión vacía. Pero tenia que apresurarse, sea lo que fuera ese espacio lleno de colores vibrantes estaba lentamente carcomiendo su cuerpo, su regeneración monstruosa lo mantenía a flote, pero incluso él tenía un límite, si seguía durante un tiempo prolongado en ese lugar, lo mas probable es que muriera sin siquiera conseguir sus ambiciones.

Para su fortuna, una grieta se abrió nuevamente en la extraña dimensión, ahora podía ver claramente un bosque verde a través de el desgarro del espacio, casi pudo saborear el chakra natural proveniente del lugar, así que no vacilo y salió disparado, sintiéndose eufórico cuando sus pies tocaron tierra después de quien sabe cuánto tiempo. Instantáneamente, quiso reestablecer su conexión con la naturaleza, cerrando los ojos para poder concentrarse. Aunque rápidamente su felicidad se vio reemplazada por un ceño fruncido, el chakra natural de este lugar era diferente al que estaba acostumbrado.

En todos los lugares que había visitado la naturaleza era tranquila y libre, ya que si no tenías cuidado podría inundar tu cuerpo, convirtiéndote en piedra. Pero este lugar era diferente, la naturaleza gritaba con odio, comprimida como si hubiera algo que impidiera que se expandiera libremente, no pudo establecer una conexión de forma convencional, si perdía el control de su chakra por un solo segundo estaba seguro que se volvería loco por el odio impregnado en el Senjutsu circundante.

Aunque inesperado no sería imposible para él, un sabio completo, domar la naturaleza de este lugar, pero le tomaría algo de tiempo. Su sonrisa volvió cuando su cuerpo se comenzó a hundir en la tierra, los sellos de manos eran innecesarios para técnicas tan sencillas cuando tenía un arsenal capaz de avergonzar al ninja que copia. No saldría a la superficie hasta que domara este nuevo Senjutsu, absorber una energía tan concentrada muy probablemente le daría un impulso de poder considerable, y dado que antes rivalizaba con un ninja de clase S revivido por Edo Tensei no pudo evitar salivar ante la posibilidad de obtener aún más poder.

Fue más difícil de lo esperado, en comparación al chakra natural de su mundo, el Senjutsu que se encontraba en las pocas áreas verdes de la tierra cargaba tantas emociones negativas que algunas veces casi se vio abrumado. Así es, ya no se encontraba en las naciones elementales, durante el tiempo que le tomo dominar el nuevo Senjutsu utilizó serpientes para recopilar información de sus alrededores, algunas trayéndole libros de diferentes temas nuevos para él.

Este nuevo mundo era superior en el aspecto tecnológico en comparación a su hogar, esa era la razón principal por la cual la naturaleza se vio rezagada a los pocos lugares no industrializados del mundo, la naturaleza gritaba por venganza ya que los humanos habían robado su dominio, contaminando el medio ambiente con su estupidez. Era difícil de imaginar la existencia de mundos diferentes, pero con la prueba frente a sus ojos, con una historia completamente diferente a la suya, y la inexistencia de chakra en el sistema humano resultaron en el sabio dragón aceptando el hecho de que no podría cumplir su venganza... aún.

Existían jutsus que moldeaban el espacio como el Hiraishin del Nidaime y Yondaime Hokage, no sería irrazonable creer que el mismo podría crear una técnica capaz de devolverlo a su tierra natal, aunque retrasaría ese plan mientras investigaba los especímenes nuevos de este mundo. Muchos de los humanos no tenían conocimiento de lo que pasaba debajo de sus narices, las guerras secretas por el dominio de razas superiores con poderes que solo soñaban en tener.

Demonios, Ángeles, Ángeles caídos, Yokai, Dioses, monstruos, el mundo estaba repleto de seres diversos, cada uno diferente con capacidades reservadas para unos pocos en su propio mundo, y aquí abundaban como si no fueran nada especial. Volver a casa podría retardarse el tiempo suficiente para que saciara su hambre de conocimiento por este lugar, no solo absorbería el conocimiento superior, también se haría con el poder de los seres sobrenaturales para el mismo.

Tuvo que retraer sus rasgos de sabio para desenvolverse normalmente en la sociedad humana, sin sus cuernos y la piel escamosa, además de ocultar la serpiente en su estómago dentro de su cuerpo, le resulto sencillo utilizar unos cuantos Genjutsus para crear una identidad falsa, había implantado información tan detallada gracias a su experiencia como infiltrado que incluso si lo investigaban exhaustivamente no encontrarían una sola falla, como siempre, había realizado un trabajo perfecto.

Mantuvo su nombre, no cometería nuevamente el error de dividir su vida solo para acomodarse en un nuevo ambiente, ahora era Kabuto Yakushi, nacido en Japón, fue encontrado en las puertas de un orfanato en Kioto, lugar al que fue e implantó recuerdos en las personas que estuvieron presentes durante los últimos 15 años, para así poder asegurar su existencia en este mundo. Tenía alrededor de 25 años, le había tomado un año completo dominar el Senjutsu del nuevo mundo, pero todavía mantenía su apariencia juvenil, podría pasar por alguien más joven, cosa que sirvió para sus planes.

Por alguna razón, dada la información que había recolectado con sus serpientes, una gran cantidad de seres sobrenaturales se habían reunido en el último año en una ciudad japonesa, Kuoh, donde se dieron avistamientos de Ángeles caídos y Demonios, especialmente dos mujeres jóvenes que por los trozos de información que había recolectado, eran importantes en el inframundo. Rias Gremory y Sona Sitri, o Shitori, aún tenía que descubrir cuál era su nombre real ya que los lacayos que mantenía con ella intercalaban los nombres.

Investigo durante una semana, notando la presencia de un grupo de ángeles caídos liderado por una tal Raynare, nadie importante si las interacciones del grupo era algo por lo que pasar. Había encontrado dos de sus principales objetivos en la misma ciudad, sería estúpido no tomar la oportunidad para investigarlos, podría simplemente secuestrarlos, pero le resulto mejor encontrar especímenes de mayor calidad, los ángeles eran más poderosos mientras mayor número de alas tenían, esperaba lo mismo de los caídos, y el grupo que había encontrado solo tenía un par cada uno.

Esa fue la razón por la cual falsifico sus documentos para hacerse ver más joven, así entraría en la academia Kuoh, donde asistían ambos demonios, para entrar en contacto con ellas, aprender más sobre los demonios desde la perspectiva de uno de la especie y quizás obtener una pista de cómo llegar al inframundo, estas chicas podrían ser importantes, pero no sentía una fuerza considerable de ellas, si resultaban ser excepcionales dentro de su raza se sentiría muy decepcionado.

Para establecer su cuartada, comenzó a asistir como voluntario en el hospital general de la ciudad, matando dos pájaros de un tiro al dar una excusa para su presencia y aprender más de los métodos médicos del nuevo mundo, como médico sentía curiosidad por como una sociedad sin chakra había avanzado en el ámbito de la sanación, así que no es como si realmente fuera un sinsentido.

Cuando envió su solicitud de ingreso, agregó una serpiente en su carta, la cual actuó como un conductor para un Genjutsu que aseguraría su estadía en la academia. Una vez estuvo seguro que entraría, simplemente se relajó y espero que iniciara el año escolar, las chicas demonio se encontrarían en el segundo año, además de que eran de las personas más hermosas de la academia, no sería difícil hacer pasar sus acercamientos como un chico tratando de ligar, dado que la academia hace unos pocos años era unisex estaba seguro que muchos adolescentes intentarían esa táctica por lo que pasaría desapercibido como alguien del montón, justo como lo planeaba.

-x-

Sentada en su oficina dentro de las paredes de la academia Kuoh, Sona Sitri reviso con cuidado cada uno de los expedientes dispuestos en su escritorio, como la presidenta del consejo estudiantil era su deber inspeccionar detalladamente los perfiles de los posibles nuevos estudiantes que entrarían a su escuela en búsqueda de posibles buscapleitos. O al menos eso es lo que le diría a una persona normal. Dado que la escuela se encontraba bajo el poder de las familias Gremory y Sitri, las herederas debían de monitorear cualquier actividad sospechosa dentro de las paredes, claro después de la revisión del director. No era imposible que alguna facción metiera a alguien de incognito para recolectar información o atacarlas directamente, seria un movimiento estúpido por parte de cualquiera, pero era una opción más que probable, razón por la cual las dos chicas debían ser cuidadosas en su revisión. Eso sería, si las dos fueran responsables y se repartieran el trabajo. Rias simplemente había delegado sus responsabilidades a Sona, con la excusa de tener que prepararse para desafiar a Rizer en un futuro, aunque la heredera pelinegra dudaba que salir de compras con su reina fuera algún tipo de preparación.

La adolescente suspiro derrotada cuando finalmente llego a la mitad de la pila de archivos con la información que sus familiares habían podido recaudar de los antecedentes de cada postulante. Hasta el momento no había encontrado nada, solo un montón de chicos exponencialmente superior al numero de mujeres, lo típico desde que se cambio la regla de genero para que Kiba, el caballero de Rias, pudiera entrar sin problemas. Aparentemente la idea de disfrazarse de mujer no le agrado al rubio. El pensamiento le trajo una pequeña sonrisa al rostro mientras distraídamente tomaba el siguiente archivo sin muchas preocupaciones, pero cuando metió la mano para sacar los papeles su sonrisa fue reemplazada por un seño confundido, había sentido una textura extraña que no era parecida al papel, así que por curiosidad saco la mano mientras sujetaba el extraño objeto, sus ojos encontrándose con una tira de piel transparente y alargada.

—¿Piel de serpiente?— no había duda, dentro del archivo de uno de los prospectos se encontraba una piel de serpiente, una forma realmente extraña de intentar entrar.

Con aun más curiosidad por el archivo en específico, saco todo el contenido y lo colocó en el escritorio, sus ojos rápidamente siendo captados por la foto adjunta. En esta se podía apreciar a un chico joven muy probablemente de su edad, con cabello grisáceo corto atado en una coleta baja, llevando lentes circulares enmarcando sus ojos. Basándose por esas características podrías pasar por alto al joven, pero había dos características que lo hacían sobresalir, su piel era considerablemente más pálida que la de una persona normal, no demasiado, pero parecía que le faltaba algo de contacto con el sol. Sin embargo, sus ojos fueron lo que atrajeron toda su atención, eran diferentes a todo lo que había visto en su vida, eran dorados con la pupila hendida, parecida a un gato, o mejor dicho...

—Una serpiente...— sus ojos lentamente bajaron hasta la piel aun en su mano, los ojos del chico le recordaban a una serpiente, la piel dando una pista tan obvia que solo Rias podría pasar por alto.

Llevo la mano que no sostenía la piel a la barbilla y sopeso la información que se le había presentado. Muy posiblemente un Yokai serpiente estaba interesado en unirse a su academia, y había declarado abiertamente su identidad con la piel de serpiente, aunque se detuvo al pensar en cómo el director había pasado por alto informarles de antemano de tal cosa, ya que el director junto a sus familiares construyeron los archivos que estaba revisando. Entrecerró los ojos e hizo una nota mental para preguntar sobre el tema más tarde. Ahora, estaba interesada por el chico que tan audazmente se declaro como un ser sobrenatural, estaba interesada en lo que podría traer a la mesa este sujeto, por lo que guardo la piel en uno de los cajones de su escritorio y escribió una firma de aprobación en la ficha, no sin antes mirar el nombre del adolescente con ojos de serpiente.

—Kabuto Yakushi...— una sonrisa afilada se abrió paso por sus labios.— Acepto el desafío.—

Fin del capítulo.