Un brusco rechinido de la colosal puerta se abría con lentitud, a la vez, que el mismos de sonido retumbaba con su eco en el interior. Con cautela y calma iba adentrándose poco a poco a la estancia, mirando cada rincón de su interior.

Manteniendo la frente en alto, su ceño iba arrugándose poco a poco, mientras, aspirando aire en un apresurado intento por reducir los latidos de su agitado corazón.

—Lamento la demora, padre —Levantando su mirada hacia su padre, y de reojo, mirando la delicada espalda de su hermana, enfrente de él, acercándose con tranquilidad hacia el trono más imponente de todo el Olimpo.

Mirándolo fijamente intentando mantenerse sereno ante él, avanzando con cuidado cada paso que retumbaba en las rígidas paredes de la estancia, sin dejar de sentir la tensión crecer en todo su cuerpo.

—¿Sucedió algo, Atheno? —La voz de su padre intervenía casi de inmediato quebrando con facilidad sobre la tensión, y la calma del incomodo silencio, deteniéndose lentamente hasta que se encontraba justamente al lado de la joven diosa, que mostraba un semblante igual al de un ser angelical sufriendo algún inmerecido martirio.

—Me encontré con Hades —Contestando mecánicamente, Satoru lo miraba dibujando una falsa sonrisa en su rostro, tratando de disimular la tensión de su cuerpo que iba en aumento con la sola mención de su nombre—. No peleamos, si es lo que te preocupa.

Inhalando profundamente Zeus sin apartar la mirada de él, su cuerpo aún ansioso, con un evidente esfuerzo en mantener la tranquilidad, ante ellos. Sabía lo que sucedía, después de un escandaloso secuestro y de todas y cada una de las molestas visitas, era evidente lo que su padre tenía entre manos.

—Me tranquiliza —contestando inmediatamente, Zeus se dirigía al joven dios, con un tono claramente diferente a la contenida voz de momentos atrás—, saber que no perturbaron la paz de este sagrado lugar.

—Padre yo...

—No obstante —interrumpiendo sus palabras se recostaba sigilosamente sobre el respaldo de su asiento, moviendo con elegancia sus manos, realmente había reaccionado a su tono notablemente insinuante—, me alegra verte con bien.

Estaba consciente que la situación era completamente delicada, su padre no se quedaría tranquilo, mientras tanto, inhalaba y exhalaba lo más pausado que podía, con su corazón que aún se mantenía desenfrenado, a su vez los ojos de Zeus no apartaban la mirada, inspeccionando cada movimiento que se atrevía a hacer en la sala.

—Padre —hablaba con una calma fingidamente extraordinaria, a la vez que arrugaba entre sus manos el tejido de sus ropas—, ¿cuál es la razón de esta reunión?

—Es extraño de ti ser tan impaciente —sin mover la mirada de él, intentaba detener el temblor de su cuerpo, sabía que no podía cometer ningún error—, además, Artemisa ha dejado de momento sus responsabilidades para venir; trata de tener un poco de consideración con ella.

Ahogando un bufido en su garganta, Satoru comenzaba a tragar saliva, moviendo su mirada, para clavarla directamente en la mirada de su padre, manteniéndola fijamente, al mismo tiempo como la urgencia de salir de ahí aumentaba, el tiempo se agotaba, junto con paciencia.

La llegada de Hades al Olimpo había dado algunos problemas con los que no contaba. Ahora debía seguir la corriente de momento, o de otra manera, encontrarían extraño su comportamiento, la molesta sensación de sentirse como una rata de laboratorio, iba complicando cada vez más las cosas, aumentando su incomodidad.

"Toléralo..."

—Lo siento, padre.

—De acuerdo, padre —la dulce voz de Artemisa se escuchaba un tanto lejana, Satoru se limitaba a mirarla de reojo, notando como una sonrisa apenas era visible en su delicado rostro, a la vez que su mirada, usualmente encima de él, estaba fija al frente, como si intentara no verlo.

—Estando de acuerdo, seré directo—Zeus incorporándose, comenzando a avanzar paciente y elegantemente, descendiendo los largos peldaños, llegando al final; parándose frente a ambos—. Creo que es tiempo que ambos, formen un compromiso.

Y de inmediato, su padre iba tomando su mano derecha, mientras tanto, tomando la mano izquierda de su hermana, iba colocándola sobre su palma rígida.

Abriendo los ojos de par en par, Satoru sentía como desde la punta de sus pies, hasta cada largo y violáceo cabello, habían quedado congelados; en el mismo instante en que su mente trataba de entender lo que su padre acababa de decir.

De golpe, aún en medio de su aturdimiento, notaba lo sucedido, no solo le había ayudado a Thanatos e Hypnos a localizar y rescatar a Hades, si no que encima de eso, proponía esa absurda idea, para unirse a su hermana y evidentemente marcarla, como su omega.

Artemisa, una de sus hermanas mayores, había sido la única diosa, además de Zeus, que habían estado con él desde su brutal nacimiento.

A pesar de haber sido su única compañía en la aparentemente eterna soledad, aislado de la mayoría de los dioses, que lo miraban como, un dios arrogante que había nacido de la nada; con las feromonas alocadas, en un momento de miedo y desconcierto, anunciándose abiertamente como un alfa dominante.

Ella, por el contrario, siempre se había mostrado cariñosa y amble, además de su actitud protectora, tenía a una compañera que lo guiaba en un mundo que le era completamente nuevo y desconocido, con dioses que siempre le únicamente le toleraban por ser un dios, e hijo de Zeus; teniendo a su vez, una confidente con la que podía hablar con la más entera confianza, hasta el primer momento en que su padre, le había otorgado la Tierra.

Sin embargo, no había notado desde que punto del camino, ella había malinterpretado las cosas, con una falsa creencia que había crecido sin darse cuenta. Para él veía en ella, a una gran amiga, la cual, no podía estar a su lado como su omega.

Y por esa sencilla, y valiosa razón, siempre había sido claro con ella, ya no podía permitir que ella saliera lastimada, por falsas ideas.

La simple imagen, era una fantasía imposible de cumplir, al mismo tiempo que su alma se agitaba, así como una sensación amargaba su pecho, lo inundaba y se esparcía como un letal veneno a través de sus venas.

No quería a nadie más, solamente Hades era al que podía ver a su lado, su apoyo, su complemento, su único compañero, su omega; y de igual manera, no dejaría que lo arrebataran de su lado.

Soltando la mano de Artemisa, un jadeo sorpresivo se escuchaba a su lado, si esto era una trampa, era el momento preciso para tantearla.

—Necesito hablar contigo a solas, por favor.

—Por supuesto —un brillo extraño se asomaba en los ojos azules de su padre, que se habían fijado en él, parecían... triunfantes—. Artemisa, permítenos un momento.

La joven diosa solamente se limitó a asentir con una mirada sombría, y un cuerpo temblando irremediablemente.

Uno a uno, los pasos tronadores se iban alejando, y que junto con el pesado golpe de la puerta cerrarse con un fuerte eco.

Aún no era el momento de hablar y afrontar las consecuencias, aunque aún no había logrado convertir a Hades en su compañero, no obstante, era tiempo de decir la verdad, si quería llamarse su alfa, debía irse sin rodeos, y no dejaría que las falsas ideas que Artemisa se había hecho con el tiempo estropearan todo.

Sabía que estaba actuando de manera irracional, y muy a su pesar, era algo que no esperaban que cumpliera como un alfa dominante; y, ahora sin duda alguna, estando completamente seguro, ya no podía permanecer tranquilo.

Parecía que otros podían tener la completa libertad de intervenir en un intento de que tomara un camino que destrozaba por completo su verdadero destino.

Esas bellas y románticas palabras de los libros encontrados en Rodorio y villas vecinas; que relataban las escasas historias documentadas, de alfas y omegas, que estaban destinados a encontrarse.

Como desde el primer encuentro, lo único que ambos querían era estar cerca uno del otro, desearse mutuamente, sentir lo que el otro sentía, y, sobre todo, pertenecer y ser dueño del otro; reuniéndose para formar un lazo, en el calor del celo. Así como de las desafortunadas almas que, nunca habían sido capaces de encontrarlo; o peor aún, encontrarlo cuando había un lazo de por medio con otra persona.

Indudablemente entendía porque sin Hades no encontraba sentido a su vasta y solitaria vida, esa necesidad que todo su ser verlo y acercarse a él, de cualquier manera, de tocarlo y si duda alguna, sentir el deseo emerger de su más profundo de su alma.

Y bien sabía que el destino era algo, que los dioses, ni los titanes podían salvarse, y con gusto recorrería ese camino.

—¿Me dirás que sucede? —Zeus captaba su atención al escuchar su profunda voz, aspirando profundamente, irguiendo su cuerpo, seguro de sí.

—No puedo aceptar el compromiso con Artemisa.

—¿Puedo conocer tus razones?

—Artemisa es mi hermana —replicando con seriedad, Satoru miraba directamente a los ojos entrecerrados de su padre—, por eso no es posible.

—¿Crees que es razón suficiente para negarte?

—Lo es... porque ya encontré a mi persona destinada.

—... — La estancia se llenaba de un silencio completamente inesperado, los ojos de Zeus se entrecerraban con una inevitable desconfianza.

—Se trata de Hades.


Un inesperado ruido pesado, lo distraía de sus pensamientos mirando como los tambaleantes cabellos de Artemisa, avanzando con pasos lentos y casi dudosos.

Enderezándose en su estrado, Zeus fijaba su mirada en el rostro dubitativo de la joven diosa, la menuda figura de su hija detrás de él, inclinando la cabeza levemente, manteniendo su extraña expresión.

—Estamos solos —Inesperadamente, la voz de Zeus comenzaba la conversación entre ellos, mirándola fijamente con los ojos entrecerrándolos con lentitud—. ¿Qué es lo que tienes que decirme?

Zeus esperaba en silencio, mirando nuevamente hacia Artemisa, ella se acercaba unos pasos, deteniendo a pie de las escaleras a su estrado.

—El día que te pedí que nos comprometieras... —Artemisa hablaba dudosa sin dejar de mirarlo, los dedos de sus pequeñas manos, se movían nerviosamente, simultáneamente, a jugando unas con otras, hasta que entrelazándolas tomaba una bocanada profunda de aire—... no te dije mis motivos.

—¡¿Qué me has ocultado, Artemisa?! —Una voz de mando e imponente, salía de los labios de Zeus podía sentir como la rabia que aún no se disipaba del todo, regresaba con más fuerza, a la vez que un fuerte aroma a roble fresco llenaba la sala—. ¡Habla!

—Yo... —Temblando, el cuerpo de la joven diosa se petrificaba, mirando con ojos muy abiertos, dejándole ve a Zeus el miedo y la sorpresa en sus ojos verdes. De la nada, un ligero rubor se asomaba en sus descoloridas mejillas—, tuve el infortunio d-de encontrar a Atheno y a Hades intimando... y, fui yo quién lo liberó...

Zeus únicamente podía sentir como su rostro palidecía acercando su cuerpo levemente hacia su hija. Cada palabra era dicha con un claro sentimiento de dolor, celos y un más que evidente sentimiento de posesividad completamente pisoteado, al igual que mostraba un claro aborrecimiento hacia Hades.

—Es muy delicado lo que dices, Artemisa, ¿estás segura de lo que viste?

Artemisa con la mirada dolida y avergonzada, sólo se limitaba a asentir seriamente con la cabeza. Su mente parecía que había quedado en blanco, cuando al mismo tiempo, se encontraba uniendo los puntos y mirar con detalles lo sucedido, que siempre estuvieron ahí.

Ahora, más que nunca, sabía que cada cosa que parecía encontrar un sentido evidente, que no habían sido capaces de encontrar, en un extraño y paradójico escenario.

La actitud esquiva de Hades, la renuencia de Atheno para regresar tras un claro fin de la Guerra Santa, así como el levantamiento de una barrera en territorio humano, y como se mostraba tan seguro al afirmar que había encontrado a su pareja destinada.

—Por eso te hice esta petición, padre —El tono suplicante de la diosa captaba su atención sacándolo de sus pensamientos; escuchando con interés a su hija—. Es mi persona destinada, sé que puedo hacerlo entrar en razón, si nos unimos.

—¿Alguien más sabe de esto?

—No —Respondiendo con firmeza, Artemisa lo miraba con ojos vidriosos, y con un claro esfuerzo por contener unas amenazadoras lagrimas que parecían salir en cualquier instante

Un resoplido salía abruptamente de los labios de Zeus, al mismo tiempo que presionaba con fuerza, la sólida roca de los descasa brazos de su trono.

—¡No impondré este compromiso a ninguno de los dos! —Con su voz de mando resonando en las gruesas paredes, paralizando de pies a cabeza, el pequeño cuerpo de Artemisa—. Por lo tanto, tendré que intervenir personalmente, y...

—Padre...

—¡No comprendo esta actitud tuya! —interrumpiendo a Artemisa, que parecía luchar con el temblor y la parálisis de su cuerpo, mirándolo fijamente con el rostro completamente pálido— ¡Has descuidando tus responsabilidades! ¡Lo único que puedes hacer, es regresar al Templo Lunar, y esperar que te indique como enmendar tu falta! ¡Es una orden!

Teniendo los ojos completamente abiertos, y su cuerpo temblando irremediablemente, Artemisa intentaba de componer su expresión; agachando sutilmente su cabeza, para luego asentir y girarse dándole la espalda y comenzando a caminar con vacilación.

Ahora el silencio de la cámara era atronador, mirando a la grandiosa puerta, con sus ojos mirando perdidamente a la nada. No había tenido idea de que tan lejos había llegado la relación con su hermano, empero, recordando los ojos llenos de odio con el solo cuestionamiento, sobre los motivos de su hijo al mantenerlo cautivo, cada palabra de Artemisa tenía demasiado sentido.

Por otro lado, no sabía que tan enterados estaban Thanatos e Hypnos de lo que sucedía entre ambos dioses; pero, si sabía algo, una relación en la que su hermano omega, que odiaba a cada alfa que se le cruzase, y su hijo, un alfa que gobernaba y protegía lo que más codiciaba Hades, haría que terminara terriblemente mal.

La situación era realmente grave, y debía actuar antes de que las consecuencias fuesen graves y trajeran terribles consecuencias para todos.

Y sin más, sabía que tenía que hacer algo al respecto...

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Holis :3

¿Quéles pareció?

*Siento que estuvo intenso, sin embargo,

aunque me costó un poquito, lo disfruté (*-*)

*Por otro lado, me emociona ver que se

viene lo más intenso, las cosas van saliendo a la luz y a la vez, otras que no se esperan.

*Bueno es todo, espero les haya gustado

*y sus comentarios son bienvenidos

*Nos leemos en el siguiente capitulo

Bye Bye (ꈍᴗꈍ)