Advertencia:

**El siguiente capitulo tiene contenido +18
**Menores de edad... aléjense...
**Este capítulo será largo...

Espero les guste (✿◡‿◡)

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Los gemidos sollozantes se estrellaban directamente amortiguándose en su oído, a su vez encajaba sus dedos, hundiéndose con fuerza en la suave y pálida piel de su amante, bajando fuertemente las caderas, hincando su dura y caliente polla arremetiendo en el interior de su caliente cavidad, casi de inmediato, el joven se sobresaltaba y soltando otro sonoro gemido, echando la cabeza hacia atrás.

Thanatos podía sentir cómo su corazón latía desenfrenadamente, aquella bella vista ante él, él otro ser, sentado sobre sus caderas, y su pálido cuerpo completamente mancillado con marcas rojas y huellas de sus dientes, y una ligera capa de sudor, dándole un tono aún más erótico, y apetecible, acentuando el hormigueo de sus dientes, al ver esa piel casi inmaculada de su garganta.

Con una maliciosa sonrisa dibujándose en sus labios; atacó su cuello, con sus dientes encajándolos con saña, percibiendo la vibración, el sonido excitante de su gemido que provenía de su garganta, saliendo en un delicioso grito, así como la notoria ausencia de su delicioso aroma a amapolas que siempre lo acompañaba en el pasado.

—Hoy... estás más sensible... —Thanatos hablaba entre jadeos teniendo sus labios pegados a su garganta lamiendo las mordeduras recién hechas—..., te estas comportando como una puta sucia... ¿tanto... te excita el dolor?

—¡C-cierra la boca! —Un sensual grito un gemido salía roncamente, sintiendo como repentinamente, algo se encajaba en la piel de su espalda, obligándolo a tensar y estremecer su cuerpo y gemir con un sonido ronco, sintiendo que sus cabellos se adhirieron a su rostro, sintiendo la fuerza de las uñas de su amante rasgaban con ímpetu la carne de su espalda provocando que su deseo y ansias aumentaran.

Liberando su cintura, acercaba lentamente su mano a su rostro, donde mechones pegados a su rostro, que, con un sonrojo acentuado por su palidez, unos labios entreabiertos e hinchados, le daban una exasperada bienvenida.

Mordiendo sus labios sin piedad, el dios de la muerte miraba como las traicioneras lágrimas de los ojos de su amante rodaban por sus mejillas encendidas por el calor de ambos cuerpos y de la evidente vergüenza que sentía el otro. Levantando la mirada, se acercó a ellos, arremetiendo sus labios en un beso desesperado introduciendo su lengua, y moviéndola a la par con la de él.

—Recuerda... —contestó ensartando una violenta embestida, los gemidos dentro su garganta se filtraban en roncos gemidos, al mismo tiempo que sentía como ese obsceno hoyo, se estremecía y estrechaba exprimiendo y succionando su polla, cada vez que entraba en un fuerte golpe, forzando un fascinante roce que se sacudía recorriendo toda su columna—…, que fuiste tú... quien me sedujo.

En sus brazos el caliente cuerpo cubierto con una ligera capa de sudor, que bañaba su propio cuerpo, y sus alborotados cabellos negros, cuando con más fuerza presionaba la piel de su cintura, ayudando a levantar las caderas, apuntando directamente a ese lugar dulce que tanto le encantaba provocar, para que repentinamente, dejarlas caer, llenando aún más su cuerpo.

Una mano iniciaba su recorrido sobre su húmeda espalda llevándola hacia su cabeza, hasta llegar a su melena, enredando sus largos dedos blanquecinos y tirando con fuerza; con la contraria descendiendo, comenzando a manoseando y apretujando sus nalgas. El salvaje gemido ahogado en los labios de su amante mandaba una corriente eléctrica a cada rincón de su cuerpo, embistiendo con más fuerza, con su mente enloqueciendo sentía como si su interior comenzara a derretirse.

—Y- ya termina... ahhh...

—No... por el momento... disfrutaremos más de esto... —una nueva y salvaje embestida arremetió contra su punto más sensible, provocando un espasmo en su culo, haciendo que se contrajera con más fuerza, y la punta erecta de la verga, goteaba lentamente un líquido lechoso supuraba incesantemente—, solos tú y yo... hermano.

En un movimiento ágil, empujaba el cuerpo sudoroso y jadeante, cayendo con fuerza sobre el lecho, con ambos cuerpos aun conectados, Thanatos enderezando su cuerpo, hundiendo más sus caderas sobre el agujero del dios, embistiéndolo cruelmente.

Alargando sus brazos, tomó en cada una las largas y delgadas piernas del dios, recorriendo con su mirada; las mordeduras hechas con brutalidad aún permanecían rojas, al igual que las marcas irregulares y rojizas iban tornándose purpuras, justamente donde había succionado con fuerza. Abriendo más ambas extremidades, podía mirar con detalle cómo se contraía la libidinosa entrada alrededor de su verga.

Acercando su rostro hacia su pantorrilla, saba su lengua moviéndola como una serpiente de carne que, estirando el apéndice hacia la extremidad. Restregándolo sobre la pálida piel, sintiendo como esta se erizaba, y la tensión y un notable sobresalto, alentándolo a seguir con la tortura.

—No m-me llames así... ahhh —Hypnos gimió ruidosamente, y así, en un fogoso movimiento sacó casi por completo su polla hinchada y caliente, dejando solo la cabeza casi afuera de una entrada que, luchaba por succionar de nuevo el falo hacia su interior.

La imagen era perfecta, el rostro más que rojo de su compañero, sus cabellos rubios esparcidos en el lecho, sus ojos dorados enturbiados con lágrimas que brotaban sin control, y una línea de saliva que se derramaba por su boca.

Una risita maliciosa se escapaba de sus labios, y Thanatos encorvando su espalda, acercaba más su cuerpo, frotándose contra el ser irresistiblemente lascivo debajo de él, presionando su abdomen y levantando aún más ese suculento trasero para permitir a su vista, el delicioso agujero, y llevar entrar toda su verga, llenado su interior de un solo golpe.

Tomando entre el pulgar e índice, los bellos pezones que lucían apeteciblemente atormentados, presionando con fuerza y, cada grito y gemido que salía de los labios de su gemelo lo extasiaba.

Thanatos sabía que el tiempo corría.

Se esfumaba con rapidez y únicamente en ese preciso instante, podía poseerlo con una precisión perversamente exacta mezcla de egoísmo y lujuria, sin deseos de dejarlo ir, sin embargo, su, ahora, engañoso deseo de ayudarlo, logrando tener a Hades de regreso, le daría por fin, la oportunidad consumar su venganza, sin embargo, abría la posibilidad, de acabar con los excitantes momentos apasionados con su querido hermano.

La sola idea hizo que su interior se estremeciera con una desoladora sensación que amargaba su corazón, en respuesta, su polla arremetía con tal fuerza, que era alimentada por unas ansias tortuosas de posesividad que sólo iba en aumento, derramo con ímpetu la cálida semilla, casi de inmediato, el interior de su gemelo se contrajo, que, arqueando su espalda, eyaculaba acompañado de un gemido salvaje y obsceno, derramando su caliente liquido sobre su cuerpo.

La estrechez y el insaciable calor ardiente de su interior, lo quemaba movilizando sus brazos alrededor de un cuerpo que luchaba por introducir aire con urgencia, con la misma necesidad que él sentía de calmar su respiración, encajando aún más profundo el pene aún duro, que no dejaba abandonado su agujero.

Podía extasiarse nuevamente con el olor sensual que ambos despedían por cada poro de sus húmedos cuerpos, al mismo tiempo que lo impregnaba de su aroma. Los latidos de ambos corazones aún no reducían sus frenéticas carreras, parecían que corrían casi simultáneamente.

Habían pasado unos siglos desde la primera vez que lo tuvo de esa manera tan intima entre sus brazos, tan sensual, tan apasionado, tan vulnerable.

El destino los había unido como hermanos, uno siempre al lado del otro, aunque eran gemelos, eran completamente diferentes, y, aun así, estaba completamente seguro de que siempre se complementarían el uno al otro, como dioses, como hermanos, como amantes.

Por eso, más que nadie, conocía cuales eran los deseos de su hermano, estaba al tanto, de su relación con Zeus, así como este le había sido participe de la creación de esa aura de frialdad que lo acompañaba siempre. También de como la imagen de Atheno besando a Hades, el que Hades retuviera como prisionero a su peor enemigo, y algo más que aún desconocía, eran la causa de su perturbación, la cual lo había llevado directamente a sus brazos.

Mirándolo con sus ojos inyectado en sangre solo podía mirar el jadeante y húmedo cuerpo de Hypnos aún perdido en el éxtasis.

Desde siempre estarían juntos, en su nacimiento, a lo largo de su vasta vida como dioses, en cada plan maquinado para él, así como acompañarlo, incluso querer tomar su lugar en el destierro impuesto por Zeus.

Tenía más que merecido el derecho de permanecer a su lado pasara lo que pasara, por esa simple, pero poderosa razón, estaba tan seguro, en cuanto deseaba retenerlo, sobre todo, ahora no estaba seguro de que permitiría que su señor ni Zeus lo tendrían.


La agradable sensación de calma en su cuerpo, lo había sumido en un sueño profundo. Cada fibra de su cuerpo se sentía completamente renovada, sin ni siquiera tomando en cuenta cómo su cerebro lo sumergía en una cosmovisión completamente llena de una paz que hacía mucho no era capaz de sentir.

Una repentina corriente de aire frío recorría su pecho desnudo, con un movimiento trémulo sus sentidos parecían despabilarse; frunciendo el entrecejo el joven dios iba abriendo sus ojos poco a poco.

La fuerte luz del exterior entraba en sus ojos entreabiertos, ayudándolo a despabilarse obligándolo a ladear ligeramente la cabeza a su costado zurdo, donde de una manera más directa, la iluminación le golpeaba de lleno al rostro.

El lado opuesto de su lugar un inevitable vacío era su único acompañante, apoyando el peso de su cuerpo en sus brazos, lo incorporaba con lentitud, hasta quedar completamente sentado; olfateando profundamente el aire impregnado del cautivante aroma a tierra mojada que se mezclaba con su aroma a olivo, que ambos habían dejado en el lugar.

Sus largos cabellos violetas habían quedado revueltos sobre su cabeza mirando con titubeos alrededor de los aposentos, revolviendo sus dedos entre la delicada seda roja que, a duras penas, lograba cubrir su desnudez.

Las comisuras de sus labios se levantaban en una sutil sonrisa, tocar nuevamente la piel de Hades, sintiendo el peso de su cuerpo en un sube y baja, el calor del interior de su cuerpo haciendo que su raciocinio se esfumara, los excitantes gemidos que salían de sus sensuales labios, las deliciosas expresiones que hacía durante el sexo, era algo que lo volvía a la vida, así como la ardiente pasión con la que se había entregado.

Sin embargo, ahora él se había marchado sin decir una sola palabra, dejándolo dormido, solo y sin un poco de ropa...

"Tengo que buscar ropa..."

Una risita salía de sus labios deshaciendo el silencio sepulcral de la habitación ante la irónica escena, ahora él era el que era dejado desnudo en la habitación, quizás era la felicidad que destilaba por los poros de su piel, pero no podía negar lo hilarante que se veía esa escena.

Moviendo el resto de su ser a la orilla, comenzando a incorporarse completamente, una amplia tela tirada en una pila negruzca se enredaba en sus pies.

Inclinándose un poco, extendía una mano para tomarla y con sumo cuidado, observándola y en un movimiento la colocaba sobre su cuerpo, y fluidamente comenzaba a enredarla en su cuerpo, colocándola alrededor de su cuerpo con un poco de torpeza, improvisando vestiduras, en su notable intento por cubrirse.

"Creo, que esto es mejor que tomar las mantas..."

Ya con su desnudez cubierta el joven dios comenzaba a caminar hacia la puerta de sus aposentos. Extendiendo una mano abría la puerta, cuando sorpresivamente la figura de Hypnos se encontraba de pie, con la gélida mirada clavada en un su inexpresivo rostro.

Con el ceño notoriamente fruncido se limitaba a observarlo con cautela cada acción del otro inmortal.

—Atheno —el dios quebraba el silencio que los iba envolviendo de una manera incomoda, a la vez que se adentraba a la habitación—, entiendo que no sea de tu agrado verme.

—Si lo sabes —contestando a su estúpido argumento, se giraba completamente para adentrarse en la alcoba—, no entiendo a qué vienes...

"¡Qué fastidio!"

Unos ligeros pasos iban entrando aún más la habitación a sus espaldas, mientras tanto, Satoru fijaba su mirada en el crudo hielo del Cocitos.

—Sabes por quien vengo...

—¡No lo involucres!

—No te lo concederé, ya que lo vengo a decirte, se trata principalmente de él.

Deteniendo bruscamente sus pasos, el joven dios sentía como se paralizaba cada parte de su cuerpo, girando mecánicamente podía ver la seriedad en la profundidad de los ojos, así como en el resto de su cara.

"¿De qué habla?"

—Hades —respondiendo una pregunta que no había sido hablada, endureciendo aún más su cuerpo—, o ¿acaso alguna vez no te has preguntado por qué razón ningún dios revela abiertamente su género dentro o fuera del Olimpo?

—¿Eso qué tiene que ver con él?

—Él es la causa —escupiendo las palabras con un semblante sombrío, Hypnos acercándose a él, dejando uno cuantos pasos de distancia entre ambos—, por la que nuestros géneros se volvieron tabú.

Volviéndose con rapidez, encarando al dios del sueño, Satoru avanzaba un par de pasos hacia el dios, cerrando los puños y aumentando lentamente la presión sobre ellos, a la vez que, sentía como la sangre abandonaba su rostro notoriamente, mirando como en el rostro del dios no cambiaba su expresión. Sólo podía observar como el dios del sueño cruzaba los brazos sobre su pecho, dando una apariencia salvajemente gélida; contemplando cuidadosamente cada movimiento del dios gemelo, trataba de inhalar el helado aire, en un intento por mantenerse calmado.

"No puedo cometer errores..."

Sabía que, en ese momento estando con su poder sellado, y estando en los dominios de Hades, si actuaba con imprudencia todo se terminaría de la manera menos agradable.

—¿Y bien?

—Me pregunto... —Hypnos ladeaba la cabeza a un costado al mismo tiempo que agachaba la vista—, ¿por dónde empezare?

—¡Déjate de juegos, Hypnos! —Replicando con el cuerpo completamente rígido, Satoru intentaba mantenerse tranquilo, a pesar de los descarados intentos de hacerlo perder los estribos.

Volviéndose con una sonrisa vil fijando su mirada en la de él, a la vez que soltaba sus brazos dejándolos caer a los costados.

—Ya que insistes —Suspirando ruidosamente el otro dios comenzaba a caminar alrededor de la espaciosa habitación mirando las largas filas de piedras—. Como ya sabes, siglos antes de tu nacimiento, la guerra contra los titanes había sido una de las disputas más grandes del universo.

"Thanatos y yo teníamos poco tiempo de haber llegado a lo que sería el Olimpo, con ayuda de nuestra madre Nix [1], fuimos tomados por Zeus como sus asistentes personales, que aún no tenía mucho tiempo de haberse convertido en el regente de los dioses.

"Tras derrotar a Cronos un alfa puro, Zeus y Poseidón habían decidido repartirse los cielos y el mar, sin embargo, mientras tu padre levantaba cada monumental templo, Hades se mantenía alejado de ellos.

"Sus hermanos y hermanas intentaban acercarse a él, empero nunca permitía que nadie se acercara, un día Hera intentó hacerlo y curiosamente ella logró quedarse. Con el tiempo esa cercanía se hacía cada vez más fuerte. La única que permanecía constantemente a su lado, era ella, para cualquiera debería ser evidente que eran sólo un par de omegas que habían sido menospreciados, por ser lo que eran.

"Entonces, Metis [2], una titánide beta, que había ayudado a Zeus a liberar a sus hermanos; permanecía demasiado tiempo cerca de ellos.

"Zeus se encontraba demasiado receloso con las extrañas y continuas reuniones de ellos tres, después del término de la guerra confiar en alguien no era sencillo. Sospechaba de cualquiera, sobre todo de un miembro de la raza de los titanes.

"Un día Metis repentinamente desapareció sin dejar rastro, sin embargo, eso no había cambiado nada entre Hera y Hades, que seguían reuniéndose y alejándose de todos. Zeus no podía contener sus celos y buscó a sus hermanos.

"Para desgracia de Hades y Hera, Poseidón, había asistido ese día al Olimpo, y junto con Zeus salieron en busca de los hermanos. Al llegar al lugar Hades estaba desconcertado por la actitud de su hermano, y sin dudarlo, ante el comportamiento agresivo de Zeus, Hades se había interpuesto a defender a Hera, al mismo tiempo que Poseidón trataba de intervenir para evitar la pelea.

"De la nada, todos guardaron silencio, mirándose con confusión, todo para que después Hades cayera al suelo, en el preciso instante dándonos cuenta de que Hades había entrado en celo."

Satoru sentía como cada parte de sus extremidades tensaba hasta dejarlas completamente rígidas, sus ojos abiertos como platos, la imagen de Hades viéndose completamente provocativo ante otros alfas, hacía que su sangre comenzaba a hervir en sus venas, al mismo tiempo que poco a poco, que una rabia inmensa y un deseo asesino lo invadía.

—Poseidón se abalanzó sobre él, sin antes atacar a Zeus —la voz del dios se escuchaba distante, diferente a la vez que su mirada se perdía en la nada—. Sin embargo, logré intervenir, induciendo un profundo sueño en ambos dioses, Hera aprovechando la ocasión, se alejó del lugar junto con Hades.

"Casi de inmediato comencé a alejarme de mi escondite, no podía estar cerca de un omega en celo.

"Cuando el celo de Hades se había ido, Zeus y Poseidón a visitar a su hermano; no obstante, Hades no quería saber nada de ellos, negándose a recibirlos.

"Zeus rechazó la negativa de su hermano, así que, entrando por la fuerza, se adentró en sus aposentos, comenzando una discusión bochornosa. Hera, que estaba haciendo compañía a Hades, se metió en la disputa pidiendo saber sobre Metis, ya que ella, les ayudaba a controlar sus celos.

"Tu padre no tuvo otra opción que decirles donde se encontraba, aprisionada en su interior, de la misma manera en que Cronos había encerrado a sus hermanos.

"Como consecuencia, hubo rumores entorno a Hades, era señalado como un omega que intentaría convertirse en el consorte del General de los Dioses.

"Después de eso, Hades abandonó el Olimpo, creando el Inframundo para alejarse definitivamente de lo demás dioses, por ese motivo, impuso la orden de no revelar nuestros géneros; nadie además de nuestros padres y consortes, debían conocerlo."

El joven dios aún mantenía su cuerpo paralizado sin apartar la mirada de Hypnos, cada pensamiento se volvía caótico, cada suceso desde su nacimiento cobraba sentido, así como algunas cosas que no conocía y se sentía misteriosamente intrigado.

"¿Quién es Metis?"

—Metis, es tu madre.

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**[1]Nix: (en griego antiguo, Νύξ, literalmente 'noche') En la mitología griega, era la diosa primordial de la noche. Algunos autores la representaban semidesnuda y rauda, en tanto que otros a veces dicen que iba montada en un carro, cubierta con un vestido oscuro y acompañada de las estrellas a su paso. En la Eneida se le representa sin sentimientos de una manera seria. Se dice que su residencia se encuentra en las tinieblas más profundas del Inframundo.

**[2]Metis:(en griego antiguo Μῆτις Mễtis, literalmente 'consejo', 'truco') En la mitología griega era una titánide de segunda generación que personificaba la prudencia o, en el mal sentido, la perfidia. y se contaba como la primera esposa que tuvo Zeus.

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Holis, (*^-^*)

**¿Que les pareció el capítulo de hoy?

**Bueno el motivo de este capítulo extra
esta semana es por una sencilla razón.

**Me daré unos días para descansar.

Desgraciadamente no he logrado dormir bien
por las últimas dos semanas. Y ha comenzado a afectarme
por ellos el siguiente capitulo
se publicará el día 12 de diciembre

**Prepárense se viene algo fuerte.

**Tomen agua y consigan pañuelos

**Quiero gritar de la emoción, hace mucho quería publicar está parte

**ok, ok nos vemos en el próximo capitulo

Bye, bye ( ̄﹃ ̄)