Capítulo 2
Las semanas pasaron, y la Navidad estaba a la vuelta de la esquina para cuando el grupo se quiso dar cuenta. Y con ellos, los exámenes y por los cuales Jeremy tuvo que dejar momentáneamente el trabajo que suponía el programa de materialización de Aelita. Era día 19, y aunque no se trataban de los finales de trimestre, sí eran parciales que había que ir superando para quitarse temario para más adelante. Y no se podían permitir dejarlo todo a los de Febrero, menos con la posible amenaza de Xana sobre ellos.
De hecho, aquella tarde los tres chicos habían bajado a la biblioteca a estudiar, pero Jeremy era consciente de algo, y es que seguramente tuviera que ayudar a Ulrich mientras Odd se dedicaba a pintarrajear los libros, en lugar de reforzar lo que sabía. Aunque en el fondo no le importaba ya que así también refrescaba conceptos.
-… y de esa manera, logramos despejar la incógnita. ¿Lo entiendes ahora?- preguntó.
Estaban sentados en una esquina, con Odd justo enfrente y ya ideando su siguiente obra maestra de la pintura. Ulrich, por el contrario, tenía el ceño fruncido, los ojos le dolían un poco y la frente le comenzaba a arder. Suspiró pesadamente mientras se rascaba algo la cabeza y la frustración comenzaba a hacer mella, bufando incluso un poco.
-¿Podemos parar, por favor? Estoy harto- murmuró. Jeremy miró su reloj, llevaban cerca de dos horas y su amigo no era capaz de pillar el proceso.
Desde que Meyer les presentó a los, a ojos del alemán, temibles sistemas de ecuaciones de dos incógnitas, casi le da algo con ellas. Siendo realistas a Odd también le costaban, pero no estaba dispuesto a que eso le quitara el sueño. En palabras del rubio, más vale chuleta en mano que estudiar en Verano.
Tuvieron que callar cuando Jim pasó cerca de ellos, vigilante y atento a que nadie hablara más de la cuenta ya que, al final, estaban en una biblioteca y debían guardar silencio. Solía andar por entre las dos filas de estanterías, sintiéndose como cuando era joven y estaba viviendo las múltiples aventuras que diariamente aseguraba haber vivido pero de las que prefería no hablar.
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Y mientras ellos estaban en esas, Aelita se encontraba en una de las torres de Lyoko trabajando en su programa, como siempre hacía mientras su amigo no podía. Así siempre estaba avanzando, y gracias a que ella no se cansaba era capaz de poder sacar adelante bastantes partes y que a lo mejor para él no era posible hacerlo. Al final era ella una IA extraordinariamente avanzada y dotada, mientras que él sólo era un humano. Uno muy inteligente, pero humano, y eso le daba bastantes limitaciones.
-Los humanos son muy complejos pese a todo- tenía doble pantalla ante ella.
Por un lado, tenía los códigos de programación; por el otro, tenía lo que al parecer era el ADN humano, y que les estaba sirviendo de guía. Desde hace poco lo estaban usando a modo de plantilla, sumado al ejemplo que tenían del perfil virtual de Yumi y el de ella misma.
-Millones y millones de partes de información para unas pocas cosas… vamos a tardar- murmuró, tecleando a toda velocidad.
Ya al menos habían logrado codificar el cómo se iba a hacer, pero ahora tenían que hacer bien el orden, la colocación, tener bien traducidos los procesos… y aquello sería un trabajo titánico. Pero Jeremy estaba dispuesto a hacerlo hasta el final, y como él pensaban los demás.
Ante ella se fueron escribiendo líneas de código, revisando de vez en cuando las partes nuevas para asegurarse de que nada fallaba o era erróneo, para que así Jeremy no tuviera que esforzarse demás. Al parecer estaban de exámenes. Recordaba el cómo se lo había explicado Jeremy, mientras Ulrich estaba allí presente con su mochila al hombro.
Ella les observaba recoger sus cosas con interés. Más o menos sabía cuáles eran sus horarios pero le sorprendía verles irse tan temprano, y se lo hizo saber.
-¿A dónde vais, chicos?- preguntó ella, interesada. Jeremy la miró de reojo. Estaba metiendo varios libros y el portátil en la mochila.
-A estudiar a la biblioteca. Tenemos exámenes- le respondió.
-Y yo voy muy flojo…- murmuró Ulrich, suspirando. Odd también apareció por allí de refilón y exclamó algo que ella no llegó a entender.
-¿Y cómo son esos exámenes?- preguntó entonces ella, con interés.
-Te preguntas cosas, a veces muy complicadas. Sirve… para saber si estamos aprendiendo bien o no- explicó Jeremy.
Ella asintió, entendiendo- Os deseo suerte. A mí no me hacen exámenes, tal vez podrías hacerme algunos, Jeremy. Para comprobar que mis funciones de aprendizaje están bien incorporadas a mis sistemas- comentó.
Ellos la miraron con sorpresa. Ella giró ligeramente el rostro por ello- ¿He dicho algo malo?- preguntó.
Jeremy suspiró- No, en absoluto. Sólo… que nos sorprende, es todo. En fin, luego te explicaré, hablaremos más tarde- le sonrió, ella lo hizo de vuelta, y entonces desaparecieron sus rostros.
Desde entonces ella estuvo trabajando en el programa, sin pensar demasiado en nada más fuera de que tenía que avanzar poco a poco. En ello se encontraba, cuando se encontró con varias partes de ADN. Jeremy se había dedicado a señalar las diferentes partes del código genético, determinando qué representaba cada segmento: cabeza, piernas, brazos, manos… y ella había llegado a la parte psicológica. Y era una que estaba difuminada cuanto menos, y más aún con los conceptos que ahí venían.
-Aún hay muchas cosas que no se saben, pero…- ella se cruzó de brazos, pensativa.
Leía los conceptos pero no los entendía. ¿Qué era la psicología, en primer lugar? ¿Qué era la mente, los pensamientos? ¿O eso del Yo? A saber, pero sin estar Jeremy por allí no podría preguntarle. Por unos instantes pensó en volver a buscar información, pero sabiendo que estaría yendo de enlace en enlace en la Web, y que estaría demasiado tiempo intentando saciar su curiosidad, decidió no hacerlo. Para cuando se fuera a dar cuenta lo más seguro es que hubieran pasado varias horas, cosa que no se podía permitir.
Tenía trabajo que hacer, al final, y de alguna forma, pensasaba que no fue correcto perder tiempo unas semanas antes con aquello de la física. Era… como que no era algo que debía hacer. Se preguntaba qué significaría aquello, no sabía ponerle término tampoco, pero seguramente Jeremy lo supiera.
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Mientras, Yumi estaba también estudiando. En su caso se había encerrado en su cuarto para poder centrarse y repasar con sus apuntes, se encontraba algo nerviosa y con el pelo recogido. Vestía un simple chándal gris y tenía un vaso de té en el escritorio junto al resto de cosas, consistentes en sus apuntes, unos bolígrafos, lápiz, goma y muchos subrayadores.
En la planta baja su madre estaba haciendo las labores del hogar mientras Hiroki enredaba con la consola, como siempre hacían, en un día que a ella le devolvía a la realidad. De hecho, le gustaban pese a que fueran estresantes a más no poder.
La luz entraba por la ventana, pero igualmente le dolían algo los ojos por estar desde muy temprano ahí sentada. Tuvo que levantarse del cojín rojo e ir al lateral, donde estaba su cama a modo de escalón en el suelo, con unos cajones en el otro extremo de la misma, y un gran animal de peluche de uno de sus animes favoritos. Tenía que enseñarle a Aelita cuando pudiera sobre ese fantástico mundo… Se tumbó en el futón tranquilamente, rebuscó su teléfono, y se puso algo de música jazz para calmarse algo, mirando al techo y suspirando.
De haber estado sentada en su sitio se hubiera dado cuenta que una mujer que pasaba cerca de allí era atrapada de pronto por un humo negro salido de una cercana farola, en plena calle. La mujer casi ni pudo dar un chillido, pues el mismo se introdujo por uno de sus oídos sin que ella pudiera evitar aquello, ni tapándose las orejas con las manos logró nada. Su compra se desparramó por la acera, y un hombre se le acercó con algo de preocupación.
La mujer, de pelo rubio y ojos pardos, en apariencia parecía estar teniendo un ataque de jaqueca al verla encorvándose sobre sí misma, y se asustó al ver por unos instantes algo raro en sus ojos.
-¿S-se encuentra bien, señorita?- el tipo, algo entrado en años, iba vestido con un traje negro en apariencia bastante bueno. Ella, por el contrario, llevaba un jersey con unos vaqueros, claramente venía de la compra.
El dolor de la cabeza duró unos instantes, y se incorporó algo mareada- S-sí… disculpe, creo que me he mareado- comentó.
Él casi parecía su padre por la diferencia de edad, mientras el primero rondaba los 60 ella estaba en sus veintipico, pero le restó importancia- Nos puede pasar a todos. Espere, le ayudo- se inclinó para recoger la compra.
No tardaron demasiado en recogerlo todo, tras lo cual y una vez que ella reiteró sus gracias por la ayuda, siguió su camino. Fue bastante raro, la verdad… Xana por su parte estaba bastante contenta con su logro, por primera vez había logrado entrar en un ser humano. No tenía energía para poder tomar a un ser humano pero seguro que podría aprender mucho en esa ocasión, gracias a ver de primera mano la sinapsis neuronal.
Sin embargo en esa ocasión tenía intención de sí hacer algo para que aquellos adolescentes no se plantearan si tenía dobles intenciones o no. Fue un ligero error de la última vez que hizo trabajo de investigación, pues aunque hizo un ataque con sonidos, ellos parecían estar dudando, y eso no era algo que deseara.
Es por ello que lanzó, de nuevo, un segundo ataque paralelo para llamar la atención. En aquella ocasión decidió que, además de llamar la atención, también podría aprender algo interesante sobre las debilidades humanas, en aquel caso con el frío. Sabía de una sala de frío y que se encontraba en lo que los humanos llamaban "nave de producción industrial de alimentos". Se encontraba también en las cercanías de Boulonge-Billancourt, en la que se tenían bóvidos para, al parecer, sacrificarlos. Una vez hecho, se guardaba la carne en cámaras frigoríficas para su posterior tratamiento y distribución.
A la IA todo aquello le daba bastante igual, lo que más le interesaba era controlar la sala de refrigeración, y por ello fue directa hacia allí a través de la red eléctrica. Era una nave bastante grande pero que tenía una dirección central en una sala de ordenadores, desde donde se llevaban las reses a través de un circuito, se les daba un fuerte golpe eléctrico para aturdirlos, y antes de que se pasara el efecto, se procedía al sacrificio. Sintió cierto interés en la primera parte, puede que la electricidad también fuera efectiva contra los seres humanos… en todo caso se saltó la cadena hasta el final, dirigiéndose a los controles de las puertas de frío. En cuanto tomó posesión comenzó a bajar la temperatura drásticamente a todo lo que daban los motores, pues dentro había unos diez trabajadores. No podía haberle salido mejor…
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En Lyoko, Aelita se dio cuenta de que algo iba mal. Sintió las pulsaciones típicas de un ataque de Xana, y tuvo que dejar de forma inmediata el programa. No podía llegar en peor momento, pues a saber cuánto tardaban los demás en darse cuenta de todo aquello. Por ahora haría lo habitual, que sería ir ella a buscar la torre por Lyoko, intentando localizarla antes de que los demás llegaran.
Se dejó caer por el lateral para poder viajar entre los diferentes sectores, siguiendo las señales que dejaban las pulsaciones, y que eran como un fuerte tambor de fondo y que ella sentía por todo los bytes que formaban su cuerpo, de forma parecida a la que los seres vivos sentían las cosas. Se preguntó qué tipo de ataque les habría preparado Xana en esa ocasión, pero a saber de qué se podía tratar, nunca se sabía con aquella IA, pero tenía la intención de detenerla cuanto antes mejor.
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Por su parte, Odd se encontraba fabricando su enésimo avión de papel, mientras Jeremy seguía con Ulrich. Estaban haciendo ejercicios cuando al primero le dio un suave escalofrío por la espalda mientras plegaba una de las alas, estirándose con cierto disimulo para no ser pillado por Jim, siempre vigilante. Le restó importancia y miró a los otros dos, aburrido.
Siempre se había preguntado qué había tan interesante sobre sumar, restar o multiplicar números, y a su vez con esos otros hacer todavía más operaciones, y así hasta casi el infinito… tenía claro que, cuando llegara Aelita, no iba a dejar que se aburriera tanto con los libros, como Jeremy, y le enseñaría a divertirse como toca. Puede que hasta a hacer pellas, pero todo a su tiempo.
Jeremy en cambio estaba bastante concentrado, ayudando a su amigo. Sí, amigo, por primera vez podía llamar a alguien… así. Esperaba que Aelita fuera su amiga cuando saliera del súper ordenador y no pasara de él, como solía pasar hasta entonces. La gente – chicos y chicas – se le acercaban, le usaban para aprender, y luego le dejaban de lado. Ahora… tenía a un grupo de verdad.
Ulrich… no entendía nada, y sentía cierta envidia sana del cerebro privilegiado de su amigo. Y le gustaría también tener ese desparpajo que a veces mostraba Odd para… para todo en general. Incluidas con las chicas, aunque en su caso seguramente lo usara solo para con Yumi. Odd en ese sentido era más un alma libre.
En ningún momento a ninguno se le pasó por la cabeza revisar el portátil de Jeremy para poder saber si estaban recibiendo un ataque. Pero por otro lado, en realidad no estaba pasando nada que diera señal de uno, pues hasta entonces Xana les había atacado de forma directa, y por ahora no parecía estar pasando nada que fuera indicativo de aquello, así que… ¿para qué revisarlo? Ya lo harían en un descanso, pero por ahora tenían que estar atentos a otras cuestiones, y es que eran adolescentes con sus problemas y sus exámenes, muchos exámenes.
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Aelita se había internado a solas en el sector del hielo. Grandes planicies azuladas se extendían a su vista, con enormes glaciares desperdigados por el mapa y con un bello cielo estrellado a modo de bóveda celeste, y que al parecer también existía en la Tierra. Le comentaron que en su mundo también había algo así, pero no era el momento de pensar en ello, aunque tampoco es que de normal lo meditara demasiado. Además en esos instantes tenía una preocupación mayor a la que atender, y es que las pulsaciones se extendían por toda la zona.
-Veamos…- murmuró, había estado corriendo hasta llegar al centro de la explanada donde estaba la torre por la que salió.
Sin embargo, no veía absolutamente nada. Tendría que poder mirar desde otra perspectiva, o seguir a algún monstruo que fuera en dirección a la torre activada. Eso si es que aún había alguno en camino, cosa que dudaba pues estaba convencida de que llegaba tarde, por lo que optaría por buscar algún punto elevado desde donde otear el horizonte. En lo que sí le acompañaba la fortuna era precisamente en ello, pues los glaciares en aquel sector eran bastante comunes y se podía escalar hasta su cima con relativa facilidad, así que se encaminó hacia uno corriendo.
-Están tardando demasiado, ¿Qué estará pasando?- se preguntó.
Ella tenía… ¿se le podía llamar preocupación? Sabía que esa sensación existía pero no si ella era capaz de sentirla. O siquiera si era capaz de sentir algo, en cuyo caso aquello no era más que su programa racional actuando.
Seguramente fuera eso último, a decir verdad, y que lo único que estaba haciendo era siendo racional, como siempre. Xana era un gran peligro y lo más lógico sería apagar el súper ordenador, aunque entendía las razones que los chicos esgrimían para traerla a ella al mundo real. Aquel era otro asunto, qué era real y qué no, pero de nuevo no se podía parar a reflexionar sobre ello.
Corrió todo lo que pudo hasta llegar a la base de una de las elevaciones, y ascendió a lo largo de los corredores internos y que llevaban hasta el final. Estos eran estrechos, lo suficientemente alto para que pudiera ir totalmente erguida pero con algo de dificultad.
Se detuvo un poco antes de alcanzar el pico, y observó con cautela antes de sacar todo el cuerpo, por si había algún avispón revoloteando por allí. Al darse cuenta que no era así, se decidió a salir definitivamente y giró su rostro y cuerpo, buscando el suave brillar rojo de las torres activadas. Gruñó un poco al no ver nada, no entendía aquello a decir verdad. Tendría que seguir adelante ella sola.
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Mientras, Xana seguía adelante con su ataque. Los operarios dentro de la cámara de frío se estaban helando por la bajada de temperatura, y los pobres técnicos de la empresa no eran capaces de encontrar el problema que había hecho que las puertas se cerraran a cal y canto, de tal forma que ni de forma manual eran capaces de abrir. A decir verdad la IA estaba aprendiendo bastante con todo aquello, más de cómo funcionaba en cierta medida un cerebro.
La mujer en la que había entrado ni se estaba enterando de aquello, aunque sí tenía un ligero dolor de cabeza y cierto embotamiento de sus sentidos, pero los achacaba a que la noche anterior no pudo conciliar demasiado bien el sueño y al estrés. Era lógico, ¿no? Y sin embargo era todo culpa de Xana, que estaba enredando con sus neuronas y sinapsis para ver qué pasaba cuando hacía cambios de todo tipo según le daba.
Se centraba en determinados puntos, y aunque era un trabajo muy intenso y complejo, los datos que estaban tomados eran casi invaluables. Y les servirían para más adelante casi seguro, lástima que aún no podía controlarles por, entre otras cosas, falta de información y potencia. Ya encontraría la forma, aun así, y mientras no descubrieran que estaba atacando podría estar todo lo que le placiera. Dudaba bastante que Aelita tuviera el valor de atacar o ir a la torre ella sola, más ante el peligro de perder la vida, patética humana…
Cavilaba en ello cuando comprobó que la mujer que estaba estudiando había entrado a lo que supuso debía ser su casa, de hecho se encontraba ahora mirándose en el baño. Estaba tan ocupado en aprender que ni se daba cuenta hacia dónde iba, y ahora se encontraba viendo cómo se estaba duchando. A decir verdad aquello era casi perfecto, podría saber muchas cosas sobre cómo reaccionaba los seres vivos cuando se mezclaba agua y electricidad. Esperó paciente a que de alguna manera comenzara a salir agua – sabía que los humanos se limpiaban así pero no el cómo – y comprobó que antes se retiraba la ropa, cosa lógica pues así se limpiaba mejor la piel.
Se encontró con una mujer en apariencia joven, similar en edad a la que tenía Anthea Hopper cuando fue secuestrada y antes de morir a manos de los Hombres de Negro, cuando la llevaron hasta los límites con tal de sacarle información… sin duda alguna su labor de erradicar con la humanidad estaba más que justificada. Schaeffer no lo entendía, pero seguro que, allí donde estuviera, estaría viendo a su creación con cierto orgullo. Aunque si intentaba detenerle de nuevo no dudaría en atacar y, esa vez, matarle definitivamente. La primera vez fue una mera advertencia… la siguiente sería la última, no tenía duda alguna.
Cuando la chica abrió el grifo de agua, Xana comprobó como la piel de ella reaccionaba al frescor de la misma, de la misma manera que había visto las reacciones corporales y sinápticas al viento, a los sonidos, olores, sensaciones… pero ahora se fijaba más intensamente, momento en que se dio cuenta igualmente que el cerebro de ella comenzaba a liberar una sustancia que la iba relajando: sus pulsaciones se relajaban, su respiración iba más despacio, y un suave murmullo salió del fondo de su garganta. Era el momento de hacer otro experimento.
Pasó en apenas unos instantes: un fuerte chispazo salió de una de sus orejas, ella pegó un chillido y un fuerte calambrazo recorrió todo su cuerpo. Este comenzó a convulsionar, se cayó como un saco al suelo, y un fuerte golpe seco indicó que se había desnucado tras resbalar. De la herida comenzó a brotar sangre, y Xana abandonó el cuerpo, algo… desmotivada. Tendría que encontrar otro cuerpo, se dijo, mientras abandonaba la estancia y dejaba el agua correr, entrando por un enchufe para buscar una nueva persona con la que experimentar.
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Aelita había escalado nuevamente hasta lo alto de un iceberg, buscando incansable la torre activada de Xana… hasta que la encontró. No estaba demasiado lejos de donde ella se encontraba, pero sí contaba con una buena defensa, formada por tres cangrejos y dos bloques. Sin duda era una de las protecciones más intensas hasta ahora, así que debía tratarse de un gran ataque por parte de la IA. Probablemente fuera por ello que sus compañeros no venían, pues les imaginaba bastante liados haciendo frente al ataque.
En todo caso, se sabía ella sola contra Xana, no podía esperar a que los demás llegaran por la peligrosidad del ataque, y ella no tenía forma de atacar… pero sí podía ser más inteligente que aquellos monstruos, a los que tenía intención de engañar de alguna forma para lograr liberar el camino hasta allí. Sería lo ideal, pero también estaba dispuesta a dejarse golpear varias veces por los láseres.
Calculando… de cada cangrejo podría tomar nueve, dos, o un solo disparo, mientras que de los bloques, como podían quitar 15 puntos por láser, 10 por un disparo de hielo o 25 por un aro de fuego… implicaban seis, nueve o tres, dependiendo. Eso sin contar con las combinaciones, y que supondrían irse a muchas opciones, sólo si hacemos un ataque de un cangrejo y un bloque. En cualquier caso no se iba a poner a pensar en ello, no era viable.
-Veamos, están en una plataforma muy amplia…- murmuró.
Le era más fácil pensar hablando en voz alta- Sólo se puede acceder por unos caminos, a lo largo de un delta con bloques sobre el agua digital… eso podría darme alguna ventaja, pero sería blanco fácil- murmuró.
Se mordió algo el labio inferior, ¿Por qué no había ningún avispón? Aquel sería el mejor sitio para un ataque desde arriba, no desde tierra. O eso pensaba ella, igual tenía algún tipo de sentido en el que no había caído.
-Mi única opción es no ser vista, nadando por el agua digital para poder acercarme sin que me detecten, pero… ¿será seguro? Jeremy…- murmuró, suspirando.
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Este había salido, junto a Ulrich, a despejarse. Estaban enredando un poco, comentando tranquilamente al lado de los árboles sobre sus cosas, junto a Odd, que se había sentado en el suelo. Jeremy, a su lado, comentaba con ellos sobre la nueva novia del segundo, una compañera de clase llamada Marlene River, una pelirroja que la verdad era bastante guapa y que venía de Irlanda… y que había caído en los encantos del muchacho, para sorpresa de los otros dos. No sería por falta de fama del otro.
-¿Tú no vas a estudiar, tío?- preguntó Ulrich, el aludido alzó el rostro unos segundos.
Llegado un momento él había optado por tirarse al césped y tumbarse con los brazos tras las cabeza, y con una sonrisa en la boca.
-Ya sabes cuál es mi método. Además, no me concentraría, prefiero empollar en la noche de antes- aseguró.
Jeremy alzó una ceja entonces- Bueno, cada quien con sus formas. Pero, por ahora, no te ha ido muy bien- bromeó.
Odd se hundió de hombros- Tú eres el listo, y yo el guapo, Einstein. Vosotros sois unos flipaos y estudiáis más a menudo, yo prefiero disfrutar de la vida y sólo centrarme en los momentos decisivos- comentó.
Se colocó en una posición como si fuera un culturista- Me gusta pensar que soy un deportista de alto nivel, ¿no creéis?- y rio entonces.
-Ellos también entrenan el resto del año, tío- le recordó Ulrich, Jeremy se rio y el aludido frunció algo el ceño y le sacó la lengua, aparentando molestia.
Eso provocó que los tres estallaran en más carcajadas, liberando así pequeñas tensiones que tenían en su cuerpo y relajándose algo. Estuvieron medio minuto así, hasta que Odd cayó en la cuenta de una cosa.
-Oye Jeremy, ¿no tendrías que revisar de vez en cuando el súper ordenador?- y este asintió.
-Estaba disfrutando tanto, que casi me olvidé…- murmuró.
Cuando se disponía a abrirlo, oyeron el sonido de unas sirenas que resonaban de fondo pasando a toda velocidad, seguramente pasaron por las cercanías de Kadic. Eso le hizo querer revisarlo con más ganas, pero Jim rápidamente ordenó que tenían que volver al interior. Porque sí, el gran profesor de gimnasia controlaba que los adolescentes no se pasaran de la raya a la hora de aquellas cuestiones, sobre todo para que no se escaparan y que cumplieran con sus obligaciones. Pensó rápido entonces, y le hizo una llamada corta a Yumi, eso seguro la alertaría sobre qué pasaba.
-Puedo liar alguna, ya sabes, e ir hacia allí- le comentó Odd en un murmullo, pero Jeremy frunció algo el ceño.
-Sin mi ayuda… no sé si podréis- murmuró entonces, a lo que el chico asintió.
-Al menos que vaya Yumi, ¿no? ¿La has llamado?- y el otro asintió.
Fueron andando despacio para tardar lo que más mejor y coordinarse- Me da mala espina dejarla ir sola- murmuró Ulrich.
-A mí también, pero es lo poco que podemos hacer. Salvo que se nos ocurra algo y así forzar que nos podamos ir…- murmuró Jeremy, pensativo.
-¿Y si decimos que estás malo, Einstein? Así decimos que te llevamos a la enfermería y tenemos camino libre- la idea de Odd era bastante buena, a decir verdad.
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De hecho la aludida estaba con las manos en la cara, algo desesperada porque no se le quedaban los términos. Bufó molesta, luego tendría que tomarse algo y relajarse porque si no le iba a dar algo, malditos exámenes… en ello pensaba cuando oyó cómo el móvil comenzaba a sonar, pero sólo duró unos instantes. Por un lado si lo revisaba perdería la concentración, pero por otro lado… ¿y si era un ataque de Xana? Además, desde donde estaba pudo ver que era de Jeremy… gruñó un poco.
Lo tomó entonces y lo revisó, sería y pensativa. Tendría que cerciorarse, sólo por si acaso, no se perdonaría que fuera un ataque real y que pasara algo serio. Puede que ellos no pudieran hacer nada, puede que estuvieran en peligro… así que tendría que acudir. Al menos tras la más que probable vuelta al pasado podría seguir por dónde se había quedado, eso bueno que se llevaría. Se levantó seria, se desnudó, y se colocó la ropa de siempre, se miró al espejo y sonrió un poco. Esperaba que al menos estuviera allí Ulrich y Jeremy… se sonrojó por ese pensamiento, eran sólo amigos. O eso se decía a sí misma, lo cual no sabía si creerse realmente. Tomó su cartera y móvil, se colocó el abrigo, y salió disparada escaleras abajo dirección a la fábrica.
-¡Adiós mamá, salgo!- dijo, corriendo, y la aludida ni pudo despedirse de la joven, que ya había salido por la puerta para cuando se quiso dar cuenta.
Comenzó a correr por las calles como alma que llevaba el diablo, preguntándose en qué podía consistir el ataque, cuando en dirección contraria a la que iba ella vio pasar unos coches de policía a toda velocidad, lo que la alertó. Fuera lo que fuera debía ser grave, y no era para menos. Ella no lo sabía, pero al poco de salir su madre puso la tele mientras Hiroki recogía la bolsa de patatas que se había comido mientras jugaba para ver algo las noticias, y se asustó algo al ver de qué se trataba.
-Qué horror…- comentó, salía la nave de refrigeración que estaba siendo atacada. Habían ido la policía y bomberos para poder sacarles de allí.
-… la policía, además, indica que el posible ataque informático únicamente ha atacado un área concreta, y nada relacionado con sus cuentas corrientes o informaciones financieras, lo cual ha desconcertado a los expertos. Van a proceder a sacarles usando una sierra mecánica y todo tipo de instrumentos de fricción. Pasamos ahora a…- y la mujer suspiró un poco.
Corriendo, Yumi ya había roto a sudar para cuando llegó al otro extremo de la calle. Tomaría todos los atajos que pudiera para poder llegar cuanto antes a la fábrica, moviéndose entre la gente todo lo rápido que podía y saltándose semáforos y toda medida de seguridad que se encontrara por el camino. Pero en esos momentos… casi se sentía más viva que nunca, el ritmo de sus pulsaciones y su respiración acelerada hacía que todo su cuerpo se acelerara y sintiera que la vida la recorría desde la cabeza a los pies. Además el peligro de cada ataque le daba un subidón difícil de comprender, aunque a la vez le daba un miedo y un estrés bastante intenso.
Era muy raro, a decir verdad, pero era lo que sentía. Y sabía que en el caso de los demás era algo así, saberse especiales y que estaban salvando al mundo y siendo héroes les llevaba a contradicciones así. En todo caso también deseaba que todo acabara, y así tener delante a Aelita, que ya era algo así como una hermana pequeña.
-No me han vuelto a llamar… algo jodido debe estar pasando- gruñó, algo asustada, pero tenía que seguir adelante.
Sintió tentaciones de llamarles, pero no sabía si podrían contestarla o algo así. Decidió de todas formas intentarlo por si acaso, así que se llevó el aparato a la oreja y marcó el número del rubio, esperando que contestara, pero… sólo sonó el tono, no llegó a haber respuesta. Eso la puso de los nervios, por lo que se decidió a seguir adelante, poniendo el teléfono con el volumen a tope por si la volvían a llamar.
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Aelita ya había bajado por el glaciar, se encontraba de hecho ya en la explanada que servía de base del mismo, pero no había corrido directa hacia los monstruos. De hecho se había acercado con cautela hasta la zona de agua, pegando su cuerpo al suelo todo lo que podía para no ser vista. Revisó con interés el agua virtual, se vio reflejada en la misma y sonrió un poco, algo dentro de ella le decía que era una acción segura, así que… se metió en la misma.
Se impulsó usando brazos y piernas, igual que lo hacía en tierra, solo que colocando el cuerpo en horizontal y desplazándose lenta pero segura bajo las suaves olas del mar interior de Lyoko, el único líquido que existía en aquel mundo virtual. Se sorprendió a sí misma haciendo aquello, jamás lo había hecho ni tampoco le habían explicado cómo , simplemente.. sabía cómo se hacía.
Nadó hasta el final, sin llegar a sacar en ningún momento el rostro hasta llegar al otro lado del delta helado, solo moteado por algún que otro iceberg a lo largo del agua tras el cual ella se podría refugiar llegado el momento. Cuando alcanzó la otra placa, la tocó despacio y sacó ligeramente la cabeza, impulsándose un poco con los pies. Al ver que con eso no era suficiente, posó sus manos en la parte superior, hizo fuerza y sacó algo su rostro, y comprobó dónde estaban los monstruos.
-No…- se había alejado un poco, se encontraba a un lateral de donde se encontraba, casi se encontraba en diagonal, al menos ni le habían visto aún.
Se desplazó a lo largo de la línea de costa, evitando corrientes que pudieran llevarla contra el mar digital que estaba debajo de ellos, al fondo. Entonces, y cuando estuvo en una buena posición, se preparó. Tenía que hacerlo de tal forma que pudiera quitarse a cuantos más enemigos mejor, y contando con posibles ataques sorpresa por parte de la malvada IA. Se encontró entonces con la realidad, y es que seguramente pudiera acabar todo bastante mal…
-¡¿Aelita?! ¡¿Estás ahí?!- reconoció de inmediato la voz de Yumi resonar por el sector, y una expresión de alivio se mostró en su cara.
-Yumi…- gimió ella, mientras alzaba el rostro.
-¿Estás bien, tía?- le preguntó.
-Estaría mejor si estuvierais aquí, ¡¿Por qué tardáis tanto?!- exclamó.
Oyó un suspiro de ella, entonces- Pues… no sé. Pero no te preocupes, yo te guío- aseguró.
En cuanto pudo llegar hasta la fábrica, y casi sin aire en los pulmones, se dejó caer hasta el ascensor y llegó exhausta hasta la sala del ordenador, donde se dirigió, bañada en sudor, hasta el asiento que de normal ocupaba Jeremy. Se quedó tranquila y nerviosa a partes iguales de saber que Aelita estaba bien, pero a la vez darse cuenta de que estaban en pleno ataque. Gruñó, Jeremy como siempre llevaba la razón… Se sorprendió de oír su teléfono sonar, en esa ocasión era Odd.
-¿Odd? ¡¿Estáis bien?!- exclamó. Le oyó respirar con algo de fuerza.
-Sí, ¿Estás en la fábrica ya? Voy de camino pero estamos a solas, Jeremy me ha escrito… muchas cosas en un cuaderno, voy para allá- ella chasqueó la lengua.
-¿Y no podía venir él?- preguntó, y oyó como el otro se reía un poco.
-En teoría íbamos a ir los tres, pero Jimbo se puso cabezota- reconoció.
La idea era que los tes armaran un buen pollo, pero el profesor se opuso a que Jeremy se pudiera ir pese a que afirmaba que le dolía muchísimo la tripa, y no iba a caer en cualquier cosa que hiciera el otro para forzar la expulsión, por lo que optaron por que sería Odd el que iría hacia la fábrica, no sin antes pegar una buena voz y ser echado de la biblioteca bajo la amenaza de parte, y con la obligación de ir con Delmas a su despacho. Lo primero lo hizo de buena gana, no así lo segundo, yendo derechito en dirección contraria y camino a la fábrica.
Yumi agradecía que por lo menos le mandaran con unas instrucciones bajo el brazo, eso siempre se agradecía… esperaba que al menos vinieran varios programas útiles, como el de virtualización o el de la vuelta al pasado. Sus cavilaciones se cortaron cuando la voz de Aelita la devolvió a la realidad.
-¿Cuál es el ataque de Xana?- la voz de Aelita parecía nerviosa, Yumi se sorprendió de lo buena que era ella imitando las emociones humanas, y eso que llevaba aprendiendo apenas dos meses.
-No lo sé, pero he visto a muchas ambulancias y coches de policía, y… -al darse cuenta de que aquello para la otra no significaba nada, suspiró.
-Hay mucho movimiento, seguro que ha pasado algo grave- y Aelita gruñó.
-No hay tiempo, entonces- y entonces Yumi vio, alarmada, como la otra comenzaba a moverse por el mapa.
En Lyoko, ella se preparó. Cerró los ojos, extendió una mano, y comenzó a cantar con suavidad. Los cangrejos se dieron cuenta de que la plataforma en la que se apoyaban comenzaban a desaparecer e intentaron evitarlo sin demasiado éxito, cayendo uno de ellos hasta el mar digital, evitando aquella situación los otros dos. Aelita gruñó, tendría que hacer otra cosa para lograr pasar, y por ahora no tenía más medios.
Sacó su cuerpo del agua, y los monstruos atacaron inmediatamente. Pero se quedaron bloqueados al ver a una segunda Aelita. Y hasta a una tercera. Las tres quietas, sin moverse, hasta que poco a poco se empezaron a mover, moviendo una sola mano y comenzando a cantar una vez más. Los monstruos comenzaron a disparar a todo lo que daban contra las tres, mientras un muro de hielo se alzaba frente a ellos, cubriéndoles, formando una suerte de domo y que impedía que sus láseres llegaran más lejos. Sin embargo ella sabía que no duraría mucho, pero su línea de pensamiento se cortó cuando oyó los gritos de Yumi.
-¡¿AELITA, QUÉ HACES?!- pero ella siguió adelante.
-Era necesario, Yumi. No podía tardar más- aseguró, mientras comenzaba a correr. Ella, la real, era la que estaba más a la izquierda.
A los monstruos le dio tiempo a dispararle dos veces, las dos de un cangrejo. Eso la había dejado con… 20 puntos. En cierta medida le parecía normal los nervios de Yumi, pero, de nuevo, consideraba que era lo lógico. Por ello corrió directa a la torre, mientras escuchaba como Yumi se ponía a hablar con alguien, su voz le sonó a la de Odd, por el tono de ambos parecían bastante nerviosos. No se detuvo hasta entrar a la torre, se dio cuenta antes de ello que los monstruos habían roto el domo con sus disparos al oír la explosión tras ella, así como los múltiples disparos.
En la fábrica, ellos leían sobre lo que seguro debía ser el ataque. Y Yumi no podía estar más desolada. Estaban revisando las noticias en internet
-Yan han muerto dos por hipotermia, lograron sacar a varios más pero a saber si sobreviven…- leía él, tenso.
Ella apretó los dientes- ¿Los demás lo saben?- preguntó, pero él negó.
-Se quedaron en la biblio, te recuerdo. Y yo algo me olía porque mientras venía oí muchas sirenas y ahora podemos confirmarlo - aseguró.
-Joder…- murmuró ella. Vieron en pantalla como la alerta de ataque desaparecía, señal de que la torre había sido desactivada.
Odd le tendió el cuaderno a Yumi por la página concreta, y comenzó a teclear despacio. Segundos después de empezar, Aelita apareció ante ellos, afable como siempre lo era.
-¿Estáis bien? Parecéis nerviosos- comentó entonces.
Sería Odd el que hablara- Pues… sí, lo estamos. A ver si Yumi hace la vuelta al pasado…- comentó.
-Puedo ayudarla- les dijo, pero la otra negó.
-No hace falta… ¡ya está!- al presionar la tecla de entrada, un fuerte haz de luz salió del súper ordenador, envolviéndolo todo con un fuerte resplandor.
Cuando abrieron los ojos, los chicos se encontraron en la biblioteca de nuevo, estando Yumi en su casa y dispuesta a seguir adelante… cuando oyó un grito. Se levantó de pronto y vio a un hombre sosteniendo a una mujer… cosa que no pasó la última vez. Su corazón se aceleró, nerviosa, y volvió a ponerse ropa de calle. Solo que esa vez iría a Kadic en lugar de ir hasta la fábrica. Aquello le había parecido tan raro que… esperaba estar equivocándose. De nuevo salió a la carrera sin apenas pararse para despedirse de su madre, que una vez más la vio cruzar el pasillo como una mancha negra y que gritó algo que no entendió demasiado, pero igualmente le deseó fortuna.
No tardó demasiado en recibir una llamada, de nuevo de Jeremy- Estamos en Kadic, en el jardín al lado de la biblioteca. Tenemos que hablar- pidió.
Por su tono no parecía estar demasiado contento, notó. Y no le extrañaba, menos aún con lo que ella acababa de presenciar.
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Aprovecharon el corto descanso para hablar entre los chicos. Jeremy no se acababa de creer la temeridad que había mostrado Aelita al enfrentarse en solitario contra Xana, no le cuadraba, pero Odd aseguraba que había sido así. Peor se puso la cosa cuando el rubio aseguró las muertes de aquellos operarios por hipotermia, y es que no sabían si aquello era posible que se revirtiera con la vuelta al pasado… en teoría debería ser que sí, pues las heridas hasta entonces siempre habían desaparecido, mientras la memoria siempre se borraba para todos menos para ellos.
-Te lo juro, se lanzó a los monstruos. Cuando llegué Yumi le estaba pegando voces súper cabreada- le decía Odd.
Jeremy estaba pensativo- Y eso que se lo dije, que no se la jugara tanto…- murmuró entonces, recordando lo que pasó a inicio de mes.
-Ella en ese sentido hace lo que cree mejor. Bastante que nos permite liberarla- comentó Ulrich.
Jeremy asintió, e iba a decir algo cuando vieron que llegaba Yumi, acelerada como una moto y con la cara algo roja entre correr y los nervios. Se dieron cuenta en cuanto la vieron, y la dejaron hablar una vez que ella recuperó la respiración y la calma para poder articular algo, pues estaba tan nerviosa que ni fue capaz de ello.
-Una… mujer… ha… muerto… delante… mía- aseguró. Los demás se quedaron blancos en ese instante, comenzando a sudar en frío.
Se pusieron a hablar pero ella exigió silencio con un gesto- Y… creo que no… será la… única. Odd, diles- pidió.
El muchacho cayó entonces en la cuenta- Es verdad… ¡Xana atacó también una nave industrial, y murieron de frío varios operarios!- exclamó.
Jeremy comenzó a sentirse culpable en ese momento y hasta mareado, Ulrich no sabía qué decir, y Yumi tenía cara de muy malos amigos- Tenemos que cortar con esto- dijo tajante esta.
-Pero Aelita…- y sin embargo, la muchacha no atendió a los argumentos del otro.
De echo le tomó de las solapas de la camisa, molesta- ¡Es una IA, tío! ¡No está viva! ¡Deja esta cruzada, ha muerto gente! ¡¿Vale?! ¡Una con planes, con una vida… pudo ser cualquiera de nosotros, o nuestros padres!- cuando se vio haciendo eso sintió vergüenza de sí misma.
Le dejó de nuevo en el suelo, pues llegó a levantarle. Jeremy en cambio sí mantuvo la calma, aunque se veía el miedo y la molestia en sus ojos entendía la visceralidad de Yumi en ese momento.
-Yo… tampoco quiero esto. Pero le hemos dado nuestra palabra ya… confiad en mí, sé que estoy haciendo lo correcto. Por favor- les cortó cuando parecía que iban a hablar.
-Dadme… un año, y una sola… bueno, ya me entendéis- no tenía estómago para decir algo tan frío, no era capaz de decirlo abiertamente pero los otros le entendieron.
-Un año, y lo dejaré. O una… una baja más, y lo dejaré. Apagaré el súper ordenador tal y como estén las cosas, lo juro por mi vida- aseguró entonces.
Los otros se miraron. Estaba haciendo una aseveración muy intensa, y una con una moralidad… mínimo cuestionable. ¿Valía realmente la pena salvar a una IA, que ni sabían si realmente se podía llevar a la Tierra, y al mismo tiempo sacrificar a gente que sí era real? No tenían ni idea y era un debate que tendrían que tener, no podían decirlo tan rápido.
Y sin embargo, Jeremy parecía haber decidido- Yo… creo que ella realmente es humana. De no serlo, no actuaría como lo hace- se alejó de ellos un poco e inspiró.
Sus ojos dudaron un poco, lágrimas amenazaban con salir- A mí… a mí tampoco me hace gracia, pero es lo justo. Sé que es difícil de creer, pero… hasta ahora no os he engañado- sin embargo, Yumi era su principal opositora.
-No podemos jugárnoslo tanto por una corazonada, no deberíamos. No es ético- y se cruzó de brazos entonces.
Jeremy bajó la cabeza, triste- Tampoco lo es que ella tenga que estar encerrada, ni que tenga que estar privada de la realidad. Pero… entendería que queráis dejarlo ahora- les dijo.
Y así era. De necesitarlo estaba incluso dispuesto a hacerlo él sólo, aunque sabía que tendría muchas dificultades y que puede que ni tuviera el valor de hacerlo, pero de necesitarlo… lo haría. Así de fuerte era su convicción. Los ojos de Yumi estaban llenos de dudas, y su corazón latía con tanta fuerza que no sabía si se mantendría dentro de su pecho o si saldría en cualquier momento.
-Lo que tengo claro es que, independientemente de lo que hagamos al final… nos necesitamos. Si uno falla estamos jodidos, lo de hoy es la prueba- Ulrich se atrevió a hablar entonces.
Meditó unos segundos cómo diría las ideas que rondaban su cabeza- Yo… no se si es justo o injusto. Pero sí sé que hemos parado en estos meses muchas veces a Xana. Podemos ganarle, y… si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará? ¿Quién nos creería? Yo creo que nadie- Yumi parecía molesta, pero no llegó a decir nada.
-Estamos decidiendo en caliente y a mi me duele la cabeza, además, con el estómago vacío se piensa peor- saltó de pronto Odd. Los otros tres le miraron con cierto enfado, pero él siguió.
-No seré un genio, pero soy consciente de que estamos en un lío. Y todos entramos voluntariamente, y saldremos todos juntos. ¿Te ves capaz de sacar a Aelita de Lyoko realmente para un año?- a eso Jeremy asintió.
-Creo que es pronto para decidir nada… Llevas razón en que lo tenemos todo demasiado reciente… ¿lo pensamos durante una semana, y entonces decidimos? Puedo apagar el súper ordenador, y sólo volverlo a poner en marcha si hemos decidido volver- alargó la mano en dirección a Yumi.
Ella la miró en silencio, para finalmente asentir y tomarla suavemente- Siento… siento lo de antes, tío. Me pasé- miró para abajo entonces, avergonzada.
Este le restó importancia, con una ligera sonrisa- Todos nos equivocamos… iré a apagar el súper ordenador en cuanto acabemos de estudiar, si quieres venir… serás bienvenida- a lo que ella asintió.
-Antes habría que decírselo a Aelita. Para que lo comprenda y no sienta que la estamos abandonando- a esas palabras de Odd todos asintieron.
Decidido eso, sólo quedaba esperar a la tarde e ir hasta la fábrica… tenían por delante una semana tremendamente dura.
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Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.
