Aelita's Nature

Capítulo 10

Pasaron un par de semanas más, había llegado el 22 de Mayo de 2005. Al ser Domingo, estaban todos descansando de lo que eran sus tareas habituales, aunque tenían cerca la semana de exámenes finales del curso, en el que algunos, como Jeremy, no tenían preocupación alguna por ir holgados; o por tener el año perdido, como Odd, y que tenía ya asimilado que iría a recuperaciones. El caso de Ulrich era diferente, él si podía salvar el curso, y se estaba esforzando especialmente para ello.

Aquella mañana había madrugado bastante, junto a su amigo, para poder repasar bien para el examen del día 1, que tendría la eliminatoria de francés. Estaba haciendo esquemas con los apuntes de Jeremy, que estaba a su lado en la biblioteca desde primera hora, con el portátil delante escribiendo los códigos del programa de Aelita. (1)

-Podrías estar por ahí, ¿sabes? -murmuraba Ulrich- Es tu cumpleaños, tío.

Este negó, despacio. Susurraban para no llamar la atención de Jim, que daba vueltas en silencio a lo largo de la sala, siendo sólo escuchados, en silencio, por la chica virtual.

-No tendría a dónde ir -respondió-, tú tienes que estudiar, Odd está de cita con… creo que Aria Glenn, la escocesa esa… Y Yumi anda igual que tú.

Este suspiró.

-¿La ayudarás también?

-Claro -sonrió algo-, vosotros no venís a mí de nuevas, de hecho soy yo el que se acerca.

-¿Mucho aprovechado?

Jeremy asintió.

-Se te acercan con una sonrisa, te piden los apuntes, tú se los das… y cuando reúnes el valor de pedirle ir a comer a la cafetería, se ríe en tu cara.

Ulrich le miró con interés y cierta sorpresa.

-¿En serio? -preguntó- ¿Intentabas ligar con ellas después de que te pidieran los apuntes?

El otro se sonrojó.

-A ver, eran compañeras de clase, y eso -explicó-, y bueno, como eran amables conmigo y tal… pensé que…

Ulrich le abrazó algo por detrás, dándole un par de suaves palmadas en el hombro, entendiendo sus emociones. Aelita estaba escuchando todo y tenía muchas dudas, pero no podía comentarlas. Le habían avisado que no podía hablar, pues estaban en un sitio donde no podía hacerse, no al menos en alto, y ella no podía modular su tono, así que no diría nada hasta que su amigo volviera al cuarto donde estudiaba, o a la sala del súper ordenador.

-Es normal que quieras quedar con tías -comentó Ulrich-, pero no sabía esa parte de ti, la verdad…

Jeremy se sonrojó un poco.

-Yo tampoco, pero me cuesta mucho -se sinceró-, y con Lita será peor…

-No lo pienses o no saldrá nunca, tío -le dijo el otro-, tiene… sólo que salir, ¿sabes? No puedes pretender aprenderte una declaración o algo así.

Ninguno, sin embargo, podía decir nada al respecto. De todas formas, y aun siendo conscientes de eso, esas palabras eran de ayuda para ambos, mejor eso que la nada. De todas formas, aunque se sinceraran, ninguno podría conseguir nada: uno, porque ella vivía muy cerca y a la vez muy lejos; el otro, porque, aun viéndose a diario, había un mar de distancia entre ellos.

-Las tías son muy complicadas, sí… -dijo Jeremy- En fin, ¿te valen esos apuntes?

Ulrich asintió.

-Ya te digo -respondió-, me cago en… los escritores del siglo XV a XVII, putos juntaletras….

Jeremy ahogó una risa, su amigo le tenía verdadero odio a esas cosas. Sin embargo, se sorprendió en ese momento al ver entrar a Odd, de la mano de una pelirroja, y sentarse en un lateral de la sala, sólo saludándoles, sin llegar a acercarse.

-Esa debe ser Aria… -murmuró Ulrich- No le pega nada a Odd, no jodas…

Era, efectivamente, pelirroja. Tenía algunas pecas, era bastante delgada, y sus ojos marrones se ocultaban tras unas gafas ligeras, pero que le daban un aire de chica lista. Llevaba una cazadora negra, vaqueros y unas deportivas rosas. Para nada como le gustarían a Odd, esa chica le molaría más a Jeremy, sin duda.

-Es mona, creo que sí le pega.

-¡Qué dices! -bajó la cabeza de golpe al notar que había elevado la voz demasiado- Pero si parece una sabelotodo, esa te pega más a ti.

Jeremy la miró entonces, debía reconocer que era bastante guapa. De hecho, en ese momento ella se giró, y le sonrió un poco al otro, que le devolvió el gesto. Ulrich miró la escena, con cierta diversión, y le dio un suave golpe en el lateral al otro.

-Ve a hablar con ella tras acabar, no seas bobo -le dijo-, nunca se sabe, oye.

-A mí me gusta Aelita, no…

-Tío, no sabes cuando saldrá ella, si es que sale, ya me entiendes -cuando el otro iba a replicar, Ulrich le paró-, hazme caso, anda.

Como no iba a poder quitarle esa idea de la cabeza, tendría que hacerlo. A decir verdad… la idea le era interesante.

Mientras esa conversación se desarrollaba, Aelita, en el mundo virtual, sonrió para sí, si Jeremy conocía a más gente dejaría de estar tan sólo, eso era bueno. Por otro lado, la idea de verle con otra chica no… no le acababa de agradar del todo. No entendía la razón, eso con Yumi no le pasaba en absoluto. Lo hablaría con ella, se dijo entonces, había vuelto a quedar con ella esa tarde, para hablar por teléfono.

La última vez fue realmente interesante, le estuvo explicando muchas cosas. La gente, en especial las mujeres, se colocaban una especie de pintura en el rostro para realzar su belleza y ocultar pequeñas imperfecciones, así como cuidar de su cabello, bastante más largo que el de los chicos. Le explicó, detalladamente, cómo se tenía que cuidar, secar, peinar y colocar para que quedara perfecto, y cual, para ella, era la longitud ideal para el cabello. Aunque ese era su punto de vista, puede que a ella le gustara más largo, o más corto, según el caso. Pensaba en ello, cuando retomó el hilo de la conversación de ellos.

-… y entonces, ya sólo tienes que decir qué es cada palabra -explicaba Jeremy-. Si un adjetivo, un verbo, un sustantivo…

-Ya, eso me queda claro -decía él-, lo que no sé, es en qué te basas para… ¿cómo se llamaba?

-¿Lo de decir el tipo de oración?

Ulrich asintió, se sentía realmente estúpido a veces, hablando con Jeremy. Sabía tanto, y era tan listo, que simplemente se sentía como un chimpancé a su lado. Al menos le ayudaba siempre con una sonrisa, y le explicaba todo, tranquilamente, y sin ser condescendiente. Eso era lo que más le molestaba que le hicieran, que le trataran como un gañán, cosa que hacían a menudo otros alumnos a los que acudía. Pero, desde que conoció al otro, le había tratado con respeto y le había echado un cable desde el minuto uno. Eso le pareció un buen gesto de compañerismo, y sabía que Odd también lo agradecía, aunque lo usara menos habitualmente.

Precisamente este estaba, en esos momentos, de cháchara con Aria. Era dulce, simpática, y bastante bonita, el chico estaba, sin duda, bastante encantado con ella. Sus miradas se habían cruzado un par de veces mientras ella le explicaba básicamente lo mismo que Jeremy le contaba a Ulrich, sólo que ahí, en lugar de divagar sobre lo complicadas que a veces eran las relaciones, ahí lo hacían sobre otras cosas.

-Entonces te gusta la música tecno -murmuró Odd-, ¿conoces los Subdigitales?

Ella asintió.

-Claro, me encantan -reconoció ella-, sin duda tienen futuro, pero no le hago ascos a otros grupos o músicas, la verdad.

-Déjame adivinar -Odd sonrió-, puedes escuchar power metal, y según terminas, una ópera de Bach o un pavo así, ¿verdad?

El otro se rio ligeramente por la broma, pero la otra asintió, despacio, y este se cayó de forma inmediata. Algo cortado, hizo como que estudiaba cuando Jim paso a su lado, ceñudo, aunque no llegó a decir nada al respecto. Aria, una vez el adulto pasó de largo, le respondió, suavemente.

-Me encanta la música, y de hecho compongo a menudo -reconoció-, mira.

Sacó un cuaderno, y, entonces, se lo entregó al otro, que lo abrió por la primera página. Se encontró pentagrama tras pentagrama, lleno de flechas y palabras debajo de los mismos, totalmente rellenados por múltiples corcheas, semicorcheas y redondas, con sólo una línea horizontal con una X en medio para señalar lo que, entendía, era la separación entre canciones. Las había más rápidas, más lentas, para guitarra, para piano, para una banda de jazz, para rock… sin duda, era todo un espectáculo. Él, que sabía un poco de esas cosas por su familia, la miró con sorpresa, mientras ella, algo sonrojada, se preguntaba qué pensaría él de alguien así.

-Debes pensar que soy una friki…

-N-no es eso, es que… -el chico no sabía exactamente qué decir- Es… increíble. ¿Nunca pensaste en hacer tu propio grupo, o algo?

Ella, sin embargo, negó.

-Yo toco muchos instrumentos, es verdad, pero… -suspiró- No tengo amigos como tal, para poder formar una banda- ante la mirada del otro, se corrigió-. Tengo amigos, claro, pero ninguno… entiende de estas cosas, ¿sabes? Sólo yo.

-Me pasa igual -Odd tomó la mano de ella-, diría… que soy otro artista incomprendido.

Ella le sonrió, y le miró unos instantes a los ojos. El chico sabía que eso le había gustado, pero por ahora no seguiría, realmente necesitaba la ayuda de ella para estudiar un poco. Aria era una Jeremy en chica, aunque no había tenido demasiado trato con ella en ese tiempo, la chica sí que conocía a los otros dos, al menos de vista. Era de otra clase, pero habían coincidido en excursiones y demás eventos grandes. El chico, aunque tímido, le parecía mono, y Odd era la puerta perfecta al grupo. Ya empezaba a circular la idea de que era un ligón, pero eso al chico le era indiferente, y como ella sabía que con él no pasaría nada, tampoco le importaba la buena o mala fama del otro.

En ello pensaban, y de vez en cuando charlaban, cuando, a medio día, salieron a descansar un poco y hablar más distendidamente. Llevaban desde primera hora de la mañana, con sólo algunos descansos, y estaban algo atontados para entonces, así que fueron directos a la máquina expendedora. Seguirían ya después de comer, no tenían prisa para ello en absoluto, por ahora sólo descansarían. De hecho, Ulrich y Jeremy estaban charlando cuando llegaron los otros dos.

-Os presento a Aria Glenn, del grupo B, está en nuestro mismo año -explicó Odd-, Aria, Ulrich Stern y Jeremy Belpois.

Se dio dos besos en la mejilla a cada uno, y sonrió.

-¡Encantada! -miró al rubio- Me encantó el robot que hiciste el año pasado para el torneo de baloncesto mecánico, ¿te basaste en alguna raza concreta?

A esa pregunta, el otro se rascó algo la nuca.

-No, sólo… -dudo unos segundos- Sólo busqué fotos de perros e hice uno modelo, la verdad.

Aria sonrió.

-Pues te quedó genial -luego miró al otro-. ¡Oye! Tú eres el capitán del equipo de fútbol de Kadic, ¿verdad?

-Bueno, pretendo serlo -reconoció Ulrich-, ¿tú no serás la que se pinta las mejillas de azul y empieza a chillar al equipo contrario, no?

Aria se rio un poco, y asintió. Efectivamente, se venía muy arriba cuando se trataba de fútbol, de hecho, era Aria "Wallace" Glenn según algunos de sus compañeros, parecía el propio personaje cuando animaba, y, en especial, cuando le decía de todo al equipo contrario. Jim alguna vez tuvo que sacarla del campo cuando el árbitro la miraba mal, por suerte luego se calmaba y volvía a ser una persona normal. Era, sin duda, alguien de contrastes, y se habían fijado dos de ellos en que, al tercero, le hacía ojitos. Este último, sin embargo, hacía como que no se daba cuenta, mientras, como podía, se colocaba el maletín del portátil al hombro, mientras Aria charlaba tranquilamente con él.

-No sé si sentirme celoso, o feliz por Jeremy -comentaba Odd-, en plan, es buena tía y tal, pero… ¿No estaba por Aelita?

-Lo mismo podemos decir de ti, tío -comentó divertido Ulrich-. Hace una semana estabas babeando por Valerie Ziclaric, y ahora por Aria.

-No es lo mismo, sólo busco el amor, ya sabes…

Escuchó que alguien se acercaba, resultó ser Sissi, acompañada por Nico y Naomi. La primera, por supuesto, se plantó ante Ulrich, mientras los otros dos se limitaban a tomar sus bebidas y retirarse a un lado, charlando entre ellos. Fue en ese momento que Odd se fijó en ella, olvidándose de pronto de Aria. Tenía que descubrir si ella se quedaría para el año siguiente, sí o sí tenía que salir con ella, aunque no le iba a dar tiempo a nada ese año, sí podía intentarlo para el siguiente.

De hecho, ella seguía charlando con Jeremy, se habían acabado sentando en uno de los bancos cercanos, con sus refrescos en la mano. El Sol ya calentaba a esas alturas, y aunque no hacía en especial calor, sí que empezaba a ser necesario usar manga corta cuando apretaba. De hecho, ella, cuando se quitó la cazadora, descubrió un ligero escote. Nada demasiado provocador, pero lo bastante para sacarle un suave sonrojo al otro, que se acabó quitando también el jersey, quedándose en manga corta.

-Y, ¿luego qué tendrás que hacer, Jeremy?

-Pues… supongo que me quedaré en mi cuarto, la verdad.

Ella asintió, y se recolocó el pelo tras la oreja.

-Bueno, en unos días es mi cumpleaños, sabes, y… -ella le sonrió- Bueno, os podéis apuntar, si queréis. A más mejor, como dice mi madre.

-Bueno, es que yo…

-¿Tú, qué? -ella miró al cielo- ¡Mira que buen día hace! Además, así te divertirás un poco.

-Ya, eso sí… -comentó el otro- Además… de paso, puedo celebrar el mío.

-¿Y cuándo es?

A ver cómo explicaba que en su cumpleaños pensaba en quedarse en casa estudiando. Sin embargo, cuando él iba a responder, notaron que alguien llegaba. Yumi, con una amplia sonrisa, se acercó a su amigo, con una cajita envuelta en papel de regalo, y le abrazó por detrás.

-¡Ah, que es hoy! -Aria le abrazó de golpe- ¡Felicidades!

Yumi vio aquello con cierta diversión, mientras le entregaba el regalo al otro, que estaba algo sonrojado, pero agradecido por el gesto de su amiga.

-Gra-gracias -murmuró, mientras la mayor sonreía-, los demás creo que están en la cafetería.

-Lo imaginaba -respondió, y entonces alzó la mano, en señal de despedida-. Bueno, parejita, os dejo tranquilos, ¡adiós!

Marchó directa al edificio, mientras se reía por dentro por la cara que, seguro, los otros dos habían puesto al escuchar lo de parejita. Anduvo directa hacia la cafetería, donde se reuniría con los demás un par de horas, hasta la de comer, momento en que se iría, pues ella lo haría en casa. Allí estaban los otros dos tomando un refresco, a las puertas, mientras, de vez en cuando, miraban a Jeremy y Aria, preguntándose cómo serían las dotes seductoras del rubio, que parecía estar cada vez más cómodo con la otra.

-Quién lo diría, Jeremy ligando -comentó ella, sentándose junto a los otros dos-, pensaba que sólo tendría ojos para Aelita.

Ulrich, a su lado, se encogió de hombros.

-Bueno, hay más peces en el mar, ya se sabe -comentó-, no sólo se tiene que fijar en Aelita, ¿sabes?

Odd suspiró, ya empezaban…

-Eso sí, pero sería algo tonto ir a por otra, cuando delante tiene a la chica de sus sueños, ¿no?

-Sólo está hablando con ella, no pasará nada.

-Mírales, parecen dos tortolitos -comentó ella-, si sólo queda que se besen ahí, delante de todos.

-Flipas, Yumi -Ulrich se levantó-, voy a por otro refresco, ¿queréis alguno?

Como los otros dos negaron, se acercó en solitario, pero cuando ella iba a ir con él, fue detenida por Odd, que la miró a los ojos. Ella se detuvo entonces, y se sentó de nuevo junto al otro.

-Oye, tía, ¿qué coño os pasa? -preguntó el chico- Os estáis tirando puyas todo el día, ¿os habéis peleado o algo?

Ella, sin embargo, negó.

-No, no es eso, es que…

-Estáis muy pillados y no sabéis cómo decírselo al otro, ya… -el otro gruñó algo- Sois tan evidentes que hasta Einstein lo ha visto.

-Lo ha hablado con Ulrich, ¿no?

-Ya te digo, si lo ha hecho -no iba a dar más detalles, pero podría-. Pero tenéis que ser vosotros los que habléis…

-Ya, eso me dicen mis amigas…

-Hazles caso, parecen sabias -el otro se levantó-, mira, Ulrich también está muy pillado, creo que deberíais intentarlo.

-Ojalá fuera tan sencillo… -murmuró Yumi, que vio como el otro ya volvía con un par de latas en las manos- Es que está tan…

Cuando el otro llegó, sólo escuchó la risa de Odd, mientras la chica, algo sonrojada, tomaba la lata que el otro le tendió, que no entendía demasiado qué estaba pasando, pero se unió a la conversación igualmente.

-Bueno, ¿qué le regalaste a Jeremy? -preguntó Odd- Yo le daré el mío luego, con Ulrich.

-Como de tecnología no sé, y para no quedar como una pringada… -buscó en sus pantalones- Le he regalado un pase para que se pille algo de tecnología en un centro comercial de por aquí.

Les dio la tarjetita de publicidad. Era de una cadena comercial que tenía una C con una virgulilla atravesando su centro de lado a lado, con cada cosa de un color diferente. Era una cadena que había llegado hacía poco, pero que parecía bastante interesante para según qué cosas.

-Pues sí, mola bastante -comentó entonces Odd -. Seguro que le encanta, yo le he hecho un dibujo de él, a carboncillo.

-Estuvo toda la tarde de ayer con eso, le ha quedado de puta madre -dijo Ulrich, sonriendo-, yo he sido el más normalito, un jersey marón y ale.

Los otros dos se rieron con ganas, momento en que notaron que el aludido se acercaba, junto a Aria, y que se presentó a los dos que no conocía, con sendos besos en la mejilla.

-Yo tendré que irme en un rato, como en casa -explicó Yumi-, luego iré a hablar con una amiga, pero intentaré volver luego.

-Sin prisas, Yumes -comentó Odd-, bueno, Ari, un placer, voy a ver a Naomi, ¡adiós!

La aludida rodó los ojos, mientras los otros dos chicos miraban al suelo, algo avergonzados, pero rápidamente ella puso mejor cara, y tomó delicadamente la mano de Jeremy, que se dejó hacer.

-Oye, no quiero molestar, si queréis hablar de vuestras cosas yo…

-No, tranquila -Ulrich sonrió, restándole importancia-, yo os debo estar molestando, nos vemos, chicos.

Jeremy se mostró algo nervioso, pero, a decir verdad, se sentía bien estando así, con la otra. Se limitaron a quedarse ahí, charlando un poco, con los refrescos en la mano y Aelita escuchando en todo momento lo que decían. Y, sí, eso incluía lo que comentaron mientras estaban a solas en el banco, junto con lo que estaban diciendo en ese mismo momento.

Ella estaba sentada en el suelo de una de las torres, callada y cruzada de brazos, mientras se preguntaba muchas cosas. ¿Por qué se estaba empezando a enfadar con esa chica, si ni la conocía? Y también con Jeremy, cosa que comprendía menos aún. Era demasiado raro, jamás le había pasado algo así. Se rascó la cabeza, no era lógico, y ella, como programa, era siempre extraordinariamente lógica. Aparentemente, no lo era tanto como uno hubiera pensado en un inicio. Pensaba en ello, cuando comenzó a sentir unas pulsaciones, cosa que alarmó a la chica, que se levantó de golpe.

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A varios kilómetros, en una central química cercana a París, se vivía una jornada normal. Los trabajadores se movían a lo largo de la planta de lado a lado, realizando sus labores de control, mezclado, gestión, limpieza… como siempre, nada pasaba. Los grandes tubos donde los compuestos se almacenaban y mezclaban estaban en todo momento controlados, por un lado por ordenadores, y por otro por personas, y que estaban monitorizándolo todo desde una sala de dirección, donde charlaban entre ellos café en mano, comentando las últimas anécdotas personales.

Estaban tan centrados en sus cosas, que ni vieron cómo, desde uno de los enchufes de la sala, una pequeña corriente eléctrica hizo un chispazo, del que salió un denso humo negro, pero que voló a ras de suelo, directo al ordenador más cercano, al que entró desde uno de los puertos. Xana infectó fácilmente el ordenador, en el que apareció su símbolo durante unos segundos, volviendo a la normalidad en un parpadeo. Ya dentro de sus datos, comenzó a recopilar información, y es que sabía que la química era extraordinariamente importante, de hecho podían hacerse muchas cosas muy increíbles.

Y ese día iba a investigar con algunos compuestos. Fue mezclando, usando los tubos, los diferentes elementos químicos, momento en que las alarmas comenzaron a resonar por todas partes. Los cortafuegos se intentaron abalanzar sobre la IA, que se defendió fácilmente, y siguió adelante, tomando todos los datos posibles para su base de datos, que estaba llena con bastante información, pero que más adelante analizaría, y, sobre todo, pondría en relación con lo que ya tuviera sobre sus exámenes sobre vivos, y en especial, sobre muertos.

En poco más de un minuto había robado toda la información que le pareció interesante, momento en que liberó los gases que se habían formado en las reacciones que había provocado, híper aceleradas gracias a diversos catalizadores, y que eran realmente potentes. Sin duda, los humanos sabían demasiado, pero ese conocimiento acabaría con ellos. Con una sola orden, comenzó a liberar un gas cuya reacción con el cuerpo humano, aunque desconocida para estos, sí que estaba claro para la IA.

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En la Academia, los chicos estaban comiendo entre risas, charlando con Aria a su lado, desde luego ella era un soplo de aire fresco en el grupo. Se habían colocado en torno a una mesa, con las bandejas delante de ellos ya vacías por haber comido, pero la sobremesa se estaba alargando un poco. Estaban tan distraídos, riendo y pasándoselo bien, que no se dieron cuenta de las llamadas de Yumi hasta que llegó la segunda para Odd.

-¡Chicos, ataque, rápido!

Esas palabras bastaron para que se levantara de golpe. Comprendiendo el significado de aquella acción, los otros dos hicieron lo mismo, ante una atónita Aria, que les miró.

-Lo siento, me ha llamado mi tía, es que… -Odd buscó una buena excusa- Mi abuela está algo mala, me ha pedido que vaya a ayudarla, y les pedí que…

-Tranquilos, id.

Ellos salieron pitando por la puerta tras despedirse de ella, que se limitó a recoger su bandeja, luego haría lo propio con la de los demás… hasta que se dio cuenta, mirando por las ventanas, que iban dirección al bosque. Eso hizo que alzara una ceja, que supiera, para salir mejor a la ciudad se iría en dirección contraria. Se pensó unos instantes qué hacer, pues dudaba si seguirles o no. Por un lado, eran cosas privadas de ellos, y no eran amigos ni nada, pero por otro lado…

Se decidió, tras cavilar un par de minutos, que iría, con cuidado, por donde fueron ellos, a ver qué se encontraba. Había jugado mucho juegos inmersivos de guerra, y se le daba bien ocultarse, así que no la verían. Según salió por la puerta, se dirigió por el mismo camino que ellos, preguntándose muchas cosas, aunque algo le decía que pronto se enteraría.

Ellos, efectivamente, recorrieron el bosque a toda velocidad. Una vez llegaron hasta las alcantarillas, se introdujeron en el sistema de galerías subterráneas, y usaron sus sendos skates y monopatín, recorriendo a toda velocidad la distancia que les separaba de donde estaban al puente de la fábrica, preguntándose en todo momento en qué consistiría el ataque esa vez. Por ahora, Xana se había dedicado a atacar centros de producción, la última vez fue en una nave industrial donde producían aceites de motor, lubricantes para coches, anticongelantes… y la anterior, en una maderera que tenía al lado una metalera bastante grande. A Jeremy le resultaba curioso, pero no acababa de ver qué estaba haciendo Xana, aunque tenía claro que algo estaba organizando.

Mientras subían, a Jeremy le pareció ver algo por el rabillo del ojo, pero, cuando miró en esa dirección, no llegó a ver nada. Suponiendo que se lo había imaginado, giró el rostro de nuevo y encaró el frente, subiendo ágilmente hasta el puente, que recorrieron a toda prisa. Aria, pendiente de todo aquello, esperó unos prudentes minutos antes de ir ella, pues en otro caso la verían. Cuando llegó al puente, encontró una fábrica abandonada, y chasqueó la lengua, ahí sería difícil dar con ellos.

Sin embargo, y sabiendo que tenían prisa, se decidió a ir corriendo también, encontrándose con una gran nave central, dos bajadas laterales, y un ascensor aproximadamente en el primer tercio del edificio, estando en el segundo una gran explanada, con el último de ellos ocupado por líneas de producción. Pero estaba totalmente abandonada, y no veía nadie por allí, ni escuchaba ruido alguno de movimiento, que, estaba ella segura, resonaría por todas partes. Eso le sorprendió y bastante. La única opción que se le ocurría era el ascensor, pero no sabía si debía fiarse de este, parecía algo destartalado.

-Bueno… supongo que… tendré que volver por donde….

-¿Tú qué haces aquí?

Aria se dio la vuelta, nerviosa, y se encontró con Yumi. Esta estaba sudando algo, venía corriendo de algún sitio, y parecía nerviosa. La boca de la otra se secó, pero antes de poder responder, la otra la tomó de la mano.

-Pareces buena persona, ¿me puedo fiar de ti? -preguntó- Porque, si bajas por ese ascensor, no habrá vuelta atrás…

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Mientras todo esto sucedía, los chicos habían bajado hasta la sala de la interfaz, donde Jeremy tomó los mandos del súper ordenador, mientras sus dos amigos bajaron a los escáneres, a los que entraron. Se sorprendieron de no ver a Yumi, creían que ya estaría allí, pero al ser medio día, y encima Domingo, puede que se le complicara. En todo caso seguro que llegaría rápidamente, eso deseaba más que nunca el rubio, dada la naturaleza del ataque.

-Chicos, hay que darse prisa, Xana está atacando una química -explicó-, los operarios están teniendo algunas quemaduras químicas, ellos dicen que, y leo literalmente, "el gas parece vivo, jamás habíamos visto algo así"

Suspiró algo, nervioso, mientras revisaba las pantallas, analizando los programas que se estaban ejecutando, atento a todo. Sus dos amigos habían aterrizado en el sector de las montañas, donde Aelita ya esperaba en las cercanías de la torre. Esta se alzaba en el interior de una montaña hueca, al final de un largo camino, algo aislada pero sencilla de defender pues sólo se llegaba por una zona… pero la IA tenía un truco para poder ir por otro camino.

-Ir por ahí es llamar a los avispones a que nos revienten a disparos -comentó Odd-, ¿tienes una idea mejor, princesa?

La aludida asintió.

-Iremos por un camino superior, y nos tiraremos por un sitio concreto -explicó-, la niebla de este sector nos protegerá, y evitaremos de paso luchar con los monstruos de Xana.

-Pero, ¿cómo sabremos que no caeremos directos al mar digital? -preguntó Ulrich- ¿Tan bien conoces este sector?

Ella le sonrió.

-Es mi hogar, ¿no conocéis vosotros a la perfección Kadic?

Touché. Se dedicaron a correr, siguiendo la idea de Aelita, mientras Jeremy observaba, desde su ventana, cómo efectivamente Xana había organizado todo un escuadrón de avispones, un total de seis, en las cercanías de aquel camino. Si hubieran pasado, estarían en un verdadero problema, a decir verdad. Pero, dando ese rodeo, podrían colocarse en un nivel superior, y caer justo al lado de la torre, o por lo menos, en una plataforma que estaba bastante más cerca que no la primera opción. Fueron corriendo, con la chica en medio de los otros dos, estando Odd delante y Ulrich detrás, escoltándola en todo momento.

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En la fábrica, Jeremy se disponía a llamar a Yumi, preguntándose cómo estaba tardando tanto, cuando escuchó moverse al ascensor. Una sonrisa de tranquilidad apareció en su rostro, limitándose a preparar el programa para virtualizar a su compañera, cuando oyó llegar al aparato. Se giró sobre el asiento, sonriendo… hasta que se quedó en blanco con lo que vio. Junto a Yumi, estaba Aria, que miraba sorprendida en todas direcciones, bastante impresionada por todo lo que veía.

-¡¿Pero qué hace ella aquí?!

-Os vio venir hacia aquí, me la encontré a las puertas de la fábrica -respondió Yumi-, creo… que puede ser de ayuda, nunca se sabe qué puede hacer Xana contra nosotros.

A eso Jeremy no podía decir nada, era una verdad como un templo, por desgracia. Se lo pensó unos segundos, y miró a Aria.

-¿Qué te ha contado ella?

La aludida tragó saliva, algo nerviosa.

-Pues… que habéis luchado durante un tiempo en un mundo virtual, con una IA que quiere acabar con el mundo, para salvar a una segunda IA y traerla a la Tierra…

-Así es -reconoció Jeremy-, ahora Ulrich y Odd están luchando en ese mundo virtual, llamado Lyoko -se recostó en el asiento-. Si te unes, te acordarás de todo esto, pero estarás en el punto de mira de Xana, si no… simplemente, cuando todo pase, este suceso para ti será como si no hubiera pasado.

-Me gustaría ayudar, si tan peligroso es ese Xana -comentó ella, entonces-, yo… bueno, si me dejáis, claro.

Jeremy miró a Yumi a los ojos, algo intranquilo, pero acabó suspirando un poco. Les indicó que bajaran hasta los escáneres, mientras él procedía a escribir los códigos. Yumi acompañó a la otra hasta el ascensor, abrazándola por detrás, explicándole suavemente con qué se encontraría. Para la chica era como una especie de video juego súper moderno y realista, un mundo virtual en el que tendría poderes, y, a modo de misión, tenían que llevar a una chica hasta una suerte de torre, y que estaba tomada por su enemigo, Xana.

-Es sencillo, ¿no?

-Bueno, suele serlo, pero tienes que tener cuidado -explicó Yumi-, si caes al mar digital no podrás volver, eso dice Jeremy al menos, así que ve con cuidado.

Aria asintió, en ese momento se abrieron las puertas del ascensor. Llegaron hasta los escáneres, y cada una entro en el suyo, aunque Aria dudo unos segundos antes de entrar al suyo, eventualmente lo hizo. Las luces del aparato la rodearon, el fuerte rugido de sus motores la envolvió, y un fuerte fogonazo precedió a su llegada a aquel mundo virtual nuevo para ella: Lyoko.

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En los cielos del mundo virtual, aparecieron las dos muchachas. Suspendidas en el aire, Yumi cayó con su gracilidad habitual, mientras Aria aterrizó de mala manera, pese a la indicación previa de la primera, que la ayudó a levantarse, contemplando su traje. Era de color marrón, con los muslos internos, el estómago y brazos blancos, a su espalda tenía lo que debían ser alas, pues tenía plumas propias de un halcón a modo de capa, y un casco con la cabeza de esa ave.

-¡Pareces un súper héroe de comic! -exclamó ella- Venga, vamos con los demás.

Las dos juntas corrieron dirección a donde estaban los otros, que se encontraban a unas pocas decenas de metros, se giraron y las vieron llegar, los chicos la saludaron afablemente, pero Aelita la miró con cierta sorpresa. No la reconoció hasta que escuchó la voz de la otra.

-Tú eres Aria, ¿no?

La aludida asintió. Su pelo como el fuego caía por los lados de su rostro, siendo una suerte de casco rojizo, mientras sus alas se alzaban y bajaban con la propia respiración de ella.

-Sí, eres… ¿Aelita, no? -ella asintió- Tenemos que llevarte a una torre, pero no la veo…

-Es que está debajo de esta plataforma -explicó Aelita-, tenemos que descender… puede que tu incorporación sea ideal para ello, íbamos a tirarnos hace un instante, pero Jeremy nos pidió esperar, ya veo por qué…

Sonriendo, la invitó a llegar hasta el borde. Aria extendió sus alas, que se extendieron con la misma longitud del cuerpo de ella, batieron un par de veces, y tomó a dos de ellos por los brazos. Vieron en ese momento que, bajo ellas, tenían un cinturón con una especie de palo corto, esa debía ser su arma. Tomando a los chicos de los brazos, descendió poco a poco por el aire, cruzando la niebla hasta divisar una plataforma inferior, la misma a la que debían llegar desde un primer momento, aunque fueron recibidos por varios disparos, provenientes de los avispones, y que les habían visto llegar.

-¿Esos son monstruos de Xana? -preguntó Aria, volando hacia la torre -¡Ouh!

Le dio uno de los láseres en la pierna izquierda justo cuando dejó a los otros dos, teniendo que esquivar la lluvia de láseres mientras corría a toda velocidad al camino, desde el que saltó, aunque fue protegida por ambos chicos, que atacaron a aquellos cuatro avispones. Los otros dos estaban ocultos en la niebla, volando en círculos cerca del punto de bajada que usarían, y que Aria localizó desde abajo, pues voló bajo la plataforma, usándola de protección, desde la que ascendió a toda prisa, impulsándose con sus grandes alas.

Logró encontrar, en su cinturón, una espada con punta curva, una gladius de lo que parecía plata, realmente hermosa, con la longitud de un brazo. La chica, henchida con un valor que no sabía de donde venía, fue directa a por uno de los avispones, que ni la vio llegar, no pudiendo superar la fuerza del empuje de ella, que lo derribó. El otro, sin embargo, disparó una serie de veces, una le llegó a dar en una de las alas, llegando Aria a soltar un gruñido de dolor, volviendo a ocultarse entre la niebla. El avispón dio un par de vueltas sobre sí mismo, sin saber bien a donde disparar y dando palos de ciego, hasta que unas plumas volaron hasta su cuerpo, dañándolo. Claro, ella no sabía cual era su punto débil.

-Aria, lo estas haciendo muy bien, pero tienes que apuntar a su ojo de Xana, es la diana que tienen en la frente -explicó Jeremy-, pero date prisa, en la planta química están pasando muchas cosas chungas…

La aludida asintió, esa vez no fallaría. Se sentía más ágil y poderosa que nunca, no había sentido esa sensación jamás, y se sentía como una verdadera heroína. Y haría honor a esa sensación. Por su parte, Yumi estaba haciendo frente a otros dos avispones, mientras Aelita se ocultaba tras una roca más grande de lo normal, y deseando poder ayudar a su amiga. Esta, dando una voltereta, lanzó uno de sus abanicos contra el avispón, que si bien lo esquivó, no así los poderes telequinéticos de ella, que hicieron que se moviera lo justo para no poder evadir el arma de ella cuando regresó.

Habiendo caido su compañero, el otro avispón intentó atacar nuevamente, pero no vio llegar una piedra, que le dio en toda la tripa, haciendo que perdiera lo bastante el equilibrio para que Yumi, de un solo movimiento, pudiera cortar de un solo tajo sus alas. El avispón cayó al suelo, y explotó, siendo destruido, instante en que Aria llegó hasta donde estaban ellas, posándose grácilmente a su lado.

-¿Vamos, señoritas? -preguntó- Aerolíneas Glenn va a hacer despegar su próximo vuelo.

Riéndose ella sola de su propia broma, tomo de las manos a las otras dos, y cayeron suavemente, siguiendo los suaves vientos del sector, hasta la plataforma donde esperaba la torre activada, ya despejada de enemigos gracias a los otros dos, y que abrieron camino. Aelita se limitó a entrar a la torre, mientras los demás esperaban en el exterior, y le explicaban a la nueva qué pasaría.

-Ahora Jeremy dará una vuelta al pasado, y todo volverá a justo antes de realizarse el ataque -explicaba Odd-, sólo nosotros nos acordaremos todo esto.

-¿Cómo… podéis guardar el secreto? -preguntó Aria- Quiero decir, nunca… ¿habéis necesitado ayuda de un adulto, o algo?

-Mientras podamos, preferimos que no -dijo Odd-, aunque Jim nos ha ayudado un par de veces en este tiempo, es un gran tipo, a decir verdad.

-¿Jim? -Aria se rio- ¿Jim Morales?

-El mismo profesor de gimnasia, sí.

Se rieron, mientras la torre pasaba de ser roja a azul. Instantes después, y como predijeron ellos, aparecieron, tras un fogonazo, de nuevo en la biblioteca de Kadic. Estaba junto a Odd nuevamente, revisando aquellos apuntes, y parpadeó un poco. La sensación de haber vivido aquello era realmente potente, aunque no entendía realmente cómo había pasado aquello, el caso es que había sucedido.

-Y así son nuestros días, Kadic, luchar contra Xana, Kadic otra vez…

Habían salido a tomar un poco de cacao con leche, estaban todos reunidos en torno a la cafetera, hablando sobre el último ataque de su enemiga.

-Lo hiciste realmente bien, nos serás de gran ayuda -comentaba Jeremy-, si… quieres, claro. No queremos obligarte, pero ya estás en esto.

-De hecho, lo hice por mi voluntad -afirmó ella-, Yumi también me metió miedo, no os preocupéis, ella… me dijo de todo, la verdad.

La otra se rascó la nuca, divertida. Era verdad, era relevante que ella, la que pretendió separarse del grupo, fuera la que metiera a una nueva persona en la lucha. Ella, que pretendió, por miedo, no seguir con aquello. Eso de que le quitara la idea de la cabeza sí que era más propio de ella. Claramente, no lo había logrado.

-Bueno, era mi deber, por así decirlo -explicó-, decirle la verdad de lo que se iba a encontrar -suspiró algo-. Sí, una lucha valerosa por el mundo, pero… se estaría jugando, día a día, su vida, y estaría en peligro constante por Xana. Lo pasará mal, y no podrá decírselo a nadie que no seamos nosotros…

-Joder, vaya miedo da -comentó Odd-, no me gustaría estar en su pellejo…

Los demás rodaron los ojos, mientras el otro se reía a mandíbula batiente, incluida Aria, que encontraba aquello realmente divertido. Sin embargo, había aún una cosa que se tenía que hacer, Yumi de hecho quería contar con ella para sus charlas con Aelita. Sería más sencillo si contaba con una segunda opinión al respecto.

-¡Por cierto! -exclamó Yumi- Hoy es tu cumpleaños, guapo, y no pienso dejar que te escaquees esta vez, vamos a pasar la tarde juntos.

Y, no pudiendo hacer mucho más, el chico tuvo que asentir ante aquellas palabras, mientras los demás le felicitaban de mejor manera, dejándole un momento a solas con Aria, mientras ellos subían al piso de los chicos para buscar sus regalos y ya dárselos, no esperando a la tarde como estaba previsto.

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En Lyoko, Aelta estaba sentada en el piso de la torre, sonriendo, observando desde el ordenador como los otros estaban charlando entre ellos, en el cuarto del rubio, y que parecía estar disfrutando de aquella pequeña fiesta de cumpleaños junto a los demás. Le estuvieron explicando que los cumpleaños servían para celebrar que se había vivido un año más, y, por tanto, era algo digno de mención y de festejar, más con amigos y familiares de por medio. A ella le hubiera gustado estar allí y poder besarle, pero no era el caso, por desgracia, pero le bastaba con ver al otro feliz.

-¡Venga, abre los regalos, Jeremy! -decía Odd- Seguro que te encantan.

El primero fue el de Yumi, que le tendió una bolsita con un paquete que, si bien ya sabía qué contenía, haría como que le sorprendía. Abrió el fichero en el que venía, junto a una nota de la japonesa, y encontró el ticket regalo, ya sabía bastante bien en qué lo usaría, llevaba tiempo queriendo un portátil nuevo.

-¡Me encanta, gracias! -se rieron entonces- De verdad, está super bien, la verdad…

Yumi sonrió, y se dieron un abrazo. Luego vino el regalo de Ulrich, que le tendió de nuevo un paquete. En su caso, sacó un jersey marrón claro, tenía aún puesto la etiqueta por si no le valía, pero el otro se lo puso por encima, le quedaba bastante bien y era cómodo, bastante bueno para el entretiempo. Con una térmica por debajo iría perfectamente, era del estilo al azul que siempre llevaba.

-Te queda bastante bien -comentó Aria, sonriendo un poco-, me gustaría poder regalarte algo, pero…

-No te preocupes, no tenías ni idea hasta hoy, no te dio tiempo -respondió él, sonriendo-, muchas gracias, Ulrich.

El último fue Odd, que de su mochila sacó un portfolios transparente y sellado, en el que se veía un dibujo a lápiz super realista de él, parecía una foto de lo bien que estaba hecho. Tenía la firma del chico en su parte inferior, era realmente increíble.

-Yo también tengo un regalo para ti, Jeremy -dijo entonces ella-, no te puedo entregar nada, pero sí puedo hacerte… Yumi le llamó canción.

La japonesa sonrió, buscó en su móvil durante unos pocos segundos, y entonces comenzó a sonar una suave música pop. A la señal de la mayor, la IA comenzó a cantar una suave letra, siguiendo perfectamente el ritmo de la instrumental, las notas salían con la entonación adecuada, su voz emergía de los altavoces como la voz de un ángel, que sorprendió a todos por… lo poco mecánica que sonaba. Parecía tan humana… Aplaudieron según terminó la otra, que sonrió a modo de respuesta, agradada por el trato.

-Gra-gracias, chicos…

-¡Lo sabía, tiene una gran voz! -exclamó Odd- Según la oí el primer día que cantó en Lyoko para usar sus poderes, lo supe.

Jeremy, sonrojada por ser una canción de amor, bajó el rostro, mientras Aria, con una suave sonrisa, miró hacia la pantalla. Sin duda, parecía estar pillado por esa IA, lo cual… de alguna forma entendía. Sin embargo, ella estaba en la Tierra, y no Aelita. Y a ella también le parecía interesante, ese chico…

-Yo te daré mi regalo luego, Jer -murmuró para sí-, espero… que te guste.

Estuvieron un buen rato allí, entre risas y charlas, hasta que, horas después, llegó la hora de irse cada uno por su lado. Los dos chicos fueron directamente hasta el cuarto de baño, mientras Yumi se alejaba de los pasillos. Aria, frente a Jeremy, le miró unos segundos, y acercó sus labios a los del otro, que se quedó estático en el sitio, no sabiendo muy bien cómo reaccionar, llevándose los dedos a los labios.

-Pero yo…

-Amas a Aelita, lo sé -dijo ella-, pero, mientras… quería probar qué se sentía…

Ella bajó el rostro, se disponía a irse cuando el otro la paró, no sabiendo muy bien que decir, pero sentía que así debía ser.

-Lo… siento, Aria… -comentó- Yo… como bien dices, amo a Aelita.

Ella sonrió un poco.

-Yo debería ser quien te pida perdón, por besarte -suspiró-, te debiste sentir incómodo…

Jeremy se recostó en el marco de la puerta.

-En realidad… me gustó, pero… -se sonrojó- Ya me entiendes, es… complicado.

Ella asintió, despacio.

-El amor lo es -respondió-, que se lo digan a los otros dos.

Una suave risa se apoderó de los dos, rompiendo la tensión que hubiera entre ellos. Se dieron un suave abrazo, a modo de disculpas mutuas, sin duda su amistad iba a ser duradera, aunque hubieran tenido ese suave tropiezo. Aria pensaba en ello, mientras andaba hacia la salida, donde se encontró a Yumi, con los brazos cruzados y una sonrisa divertida.

-Pu-puedo explicarlo…

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(1) En Francia, a lo que en España llamamos Lengua como asignatura, que es el estudio de la lengua oficial, ellos lo catalogan como Francés, coincidiendo con el nominal de su lengua.

Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.