Aelita's Nature

Capítulo 11

-P-puedo explicarlo… -murmuró Aria, mientras la puerta se cerraba tras ella, Yumi sonreía divertida- Yo no…

-¿Te gusta Jeremy, eh?

Aria asintió, mientras la mayor la abrazaba por los hombros, bajando por las escaleras mientras charlaban animadamente entre ellas.

-A ver, es que a él le gusta Aelita -decía Yumi-, dudo que la ponga por delante de ti, que eres una tía de carne y hueso, pero…

-Con él nunca se sabe, ¿verdad?

Yumi asintió, y se separó un poco, ya en la entrada del edificio residencial. Tenían toda la tarde por delante del que sería uno de los últimos días antes de que llegara el final del curso, junto con los exámenes extraordinarios, antes de que llegara definitivamente el verano. Para los que habían estudiado, pronto sería la época de descanso, pero, para los que tenían aún materias pendientes, aún quedaban un par de semanas más, hasta mediados de Junio, y, de no poder aprobar ahí, tendrían que recuperar en Septiembre. (1)

-Y… ¿qué harás este verano? -preguntó Aria-, ya sabes, con todo este asunto…

La otra se encogió de hombros.

-Mis padres querrán estar en Japón un par de semanas, el resto supongo que lo pasaremos por aquí… -comentó ella- Aunque se apague el súper ordenador, me sentiré más segura estando cerca, por si acaso, y como mis padres no son de viajar demasiado… mejor.

La otra asintió, pensativa.

-Yo volveré a Escocia también, a pasar allí el verano con mis padres -explicó-, que alivio saber que lo apagaréis, la verdad…

Sonriendo, la otra se le acercó.

-Me sorprendió tu valor, tuviste bastantes ovarios -le felicitó la mayor-, Sissi se acojonó y no quiso entrar la primera vez, de hecho nos traicionó, ¿sabes?

Aria se empezó a reír sólo de imaginar la escena, provocando la risa de la otra, que se recostó contra la pared, buscando entre sus pantalones. Encontrada la cajetilla, sacó uno de los cigarrillos y se lo guardó en uno de los bolsillos, tendiéndole uno a Aria, que lo declinó.

-Si necesitas calmarte me dices, vienen de puta madre -aseguró Yumi-, yo los he necesitado, entre Lyoko y los exámenes de… -miró a los lados antes de seguir- De la cabrona de Hertz.

Asintiendo, comenzaron a andar dirección hacia el parque. Esa tarde de Domingo aprovecharían para descansar, en breve tenían los exámenes y un día de algo más de calma lo iban a agradecer. Ellas hablaban de ello, cuando, en la base de uno de los árboles del inicio del bosque de Kadic, vieron a Herb. Este tenía un libro en el regazo, parecía bastante concentrado, lápiz en mano, parecía estar haciendo anotaciones a un lado de aquel libro. No queriendo molestarle, ellas se colocaron a unos diez metros, sentándose también.

-Bueno, tenemos una charla pendiente, ¿no?

-No sé de qué me hablas…

-Tía, te mola Jeremy, no hay nada de malo -le dijo Yumi, sonriendo algo-, así a ver si le sacas más a menudo de su cuarto, que vive encerrado obsesionado con Aelita.

-Pero, ¿cómo puedo gustarle yo, si está tan pillado de la otra?

-Hazle ver que tú puedes hacer cosas que ella no -le dijo, la otra se sonrojó al instante-, ¡No malpienses, guarra! Digo, no sé, llévale al cine, pasea de la mano con él, esas cosas…

Fue entonces que se levantó ligeramente, y sacó el cigarrillo, que encendió. La otra la miró con cierta sorpresa, y luego se movió para observar a Herb, que seguía ensimismado en su mundo.

-Antes le robé un beso y fue jodidamente cortante… -comentó la otra- En plan, la situación, no él, es un caballero, ya sabes.

Yumi asintió, dándole una calada al cigarro, que saboreó en su boca, pensativa, y echando el humo entre sus pies, que formó un ligero poso.

-Siempre lo ha sido, aunque poco a poco… -la mayor suspiró- Se está poniendo algo demasiado pendiente de Lita, aunque es comprensible.

-No sabe nada del mundo, es normal que la cuide -murmuró entonces Aria, sonriendo algo-, yo haría lo mismo que él.

Yumi, dando una nueva calada, asintió lentamente, mientras miraba al suelo. Luego alzó el rostro, y se estiró un poco, dejándose acariciar por los rayos del Sol.

-De hecho, cuando venga, tengo pensado que pase por mi casa la primera semana, para enseñarla los básicos -reconoció la otra-, no quiero soltarla en Kadic sin que sepa usar un tampón, o ducharse, cambiarse, maquillarse…

-Y que se va a encontrar, de pronto, con mucha gente -comentó Aria, entendiendo el razonamiento de la otra-, antes sería mejor que tuviera un tiempo de contacto, para que se acostumbre a estar rodeada de tanta gente.

Yumi sonrió.

-¡Exacto! -volvió a echar otra calada- Chica lista, Glenn, muy bien -se rio un poco, volvió a fumar un poco, y se rascó algo la mejilla-. Tendrás que ayudarme a explicarle la regla y tal… ¿Te importará?

Aria negó suavemente.

-Estoy en el ajo tanto como vosotros…

Vieron entonces que el chico se levantaba y se dirigía hacia los dormitorios, así que, más tranquilas, Yumi se atrevió a acabar de repantigarse donde estaban, mientras Aria se recostaba bastante también. Charlando de sus cosas, y entre calada y calada, las dos adolescentes charlaron, riendo y contándose sus confidencias, tan bien estaban que a la otra le apeteció tomar un segundo cigarrillo, mientras Aria sacaba un reproductor de música junto a unos auriculares.

-Esta las compuse yo, es algo de pop y rock bastante guay, la verdad -le comentó entonces-, me basé un poco en los temas de Reina Bretona, ¿sabes?

Yumi escuchaba atenta los ritmos, subiendo y bajando el pie al ritmo de la batería. Desde luego era bastante buena, incluso cantaba a lo largo de la instrumental, tenía una voz suave y agradable, no era excepcional pero se dejaba disfrutar. Sonreía según llegaba hasta el estribillo, con Aria mirándola expectante a lo largo de toda la canción. Tras fumar un poco más, terminada ya la canción, le devolvió los cascos a su amiga.

-Está de puta madre, tía -le comentó ella-, ¿has pensado en publicarlas?

Pero la otra negó suavemente, buscando una segunda canción entre las que tenía.

-Me da algo vergüenza, la verdad -reconoció la chica-, estaba pensando en subirlas pero de forma anónima en internet, aunque a saber.

La mayor se recostó contra el tronco del árbol, mirando hacia el cielo y con las manos en el regazo. Instantes después terminó con el cigarrillo, y, soltando un suave suspiro junto al humo, tragó algo de saliva, pensativa.

-Bueno, es tu música, haz lo que consideres -giró su rostro y sonrió a la otra, que parecía algo nerviosa-, en todo caso enséñaselo a Odd, seguro que le encantará.

Aria asintió, momento en que vio que Yumi se levantaba, así que la imitó. Tras darse un abrazo cariñoso, se dirigieron hacia la salida, donde se separarían. La más joven volvería a los cuartos, mientras la mayor se dirigiría a casa. Mientras, Sissi se encontraba en su cuarto, junto a Herb y Naomi, estaban estudiando, o, mejor dicho, el segundo explicaba lo que no entendían las otras dos.

-¿Tenéis alguna duda más, chicas?

Él sólo había bajado un rato a airearse y leer, llevaba desde temprano repasando con ellas, con el único descanso para comer a medio día, pero el chico necesitó bajar hasta la máquina expendedora para tomar algo con lo que despejarse la cabeza. En cuanto terminó, se quedó a leer un poco y escribir en su cuadernito, pero subió en cuando la avisaron las otras dos, pues tenían más dudas.

-¿Seguro que no nos dejarán usar los apuntes, Herb? -preguntó Naomi-, porque estoy perdida de cojones…

El otro suspiró un poco, y negó suavemente, mientras se rascaba algo la mejilla. Le picaba horrores por culpa de los constantes granos que le salían, y que no le dejaban en paz desde mediados de curso, y al parecer seguiría así una buena temporada.

-¿Y para que huevos tengo que aprender sintaxis? -comentó cabreada Sissi-, no sé, pregúntame cosas importantes, como por qué es importante cuidarse el pelo o algo así, ¿sabes?

La chica tan presumida como de costumbre. Herb se sonrojó ligeramente cuando ella se colocó el pelo, era realmente guapa, ella. A él le gustaba desde aquel curso, que fue cuando se empezó a fijar en otras personas en ese sentido, y, entre esas personas que le gustaban, estaba Sissi. Y ella era de las pocas chicas que le hacían caso, así que se esforzaba por gustarle, y si eso incluía, de vez en cuando, bromearle a Jeremy y compañía… pues lo haría. Aunque Belpois fuera su rival intelectual y alguien por el que sentía un respeto real, estaba dispuesto a hacer esas cosas para gustarle a la otra.

El problema es que ella estaba bastante colada por Ulrich, y claro, contra él sí que poco podía hacer… no queriendo pensar más en aquello, se limitó a rebuscar entre sus cosas por sus apuntes, que tendió a las dos chicas, que recibieron el cuaderno con sus notas con una sonrisa. La letra del otro era algo mala, pero los conceptos eran claros y estaban bastante bien hechos los esquemas y datos, colocados de tal forma que quedaban bastante bien comprensibles hasta para ellas. Se dedicaron a completar los propios con los del chico, que las observaba en silencio, uno bastante cómodo pese a la situación.

-Bueno, creo que es hora de dejarlo por aquí, porque tengo la cabeza como un bombo -comentó, un buen rato después, Naomi-, gracias por la ayuda, tío, no sé qué haría sin ti…

Ella se recostó en la cama de Sissi, sonriendo, mientras la otra se colocaba a su lado. Miró a su amiga disimuladamente, colocándose un poco el pelo, mientras el chico se removía, algo incómodo. Se había enterado, por parte de Naomi, de lo que había pasado entre ellas a principio de mes, y no había podido evitar fantasear con la idea de ellas dos haciendo según qué cosas. Eso, a la vez que los celos le devoraban por dentro imaginándose a Sissi haciéndolo con todo el mundo menos con él, pero, según terminaba de masturbarse, todas esas pulsiones desaparecían de golpe, y la paz volvía a él.

-Igual, pero necesito descansar un poco… -Sissi bostezó, estirándose- Tanto estudiar me ha cansado y estresado, necesito tomar algo…

Pues, al contrario de lo que muchos pensaban, la hija del director no era la niña malcriada que todos conocían. Un poco sí que lo era, pero ese lado tan exagerado sólo lo sacaba en público, todo para llamar la atención y que le hicieran caso, pero ella jamás lo admitiría en público, no al menos ante gente que no fuera sus amistades cercanas. Y estos eran, precisamente, Herb y Naomi. Quedaba Nico, pero este estaba en su cuarto a su aire, puede que echándose la siesta. A ellos de vez en cuando les gustaría ver la vida como él lo hacía, sin preocupaciones y sin comerse la cabeza más allá de dudar qué elegir de comida ante Rosa cada día.

-¿Y qué propones? -preguntó curioso Herb- A mí sí que me gustaría repasar algo más, sólo por si acaso, porque luego durante la semana…

La otra negó suavemente.

-Tío, vas a sacar todo diez, ni te ralles -le dijo ella, quitándole importancia-, yo seguramente vaya al límite, pero como se suele decir, más vale chuleta en mano que estudiar en verano, y Nao pues igual, ¿verdad?

Esta le dio un suave golpe.

-Oye, que yo tengo una buena media, no me metas en tu mierda -le dijo, divertida-, si en vez de hacer chuletas estudiaras algo, sacarías más nota.

-Se me da bien copiar, es más sencillo que estudiar cosas inútiles -comentó ella-, prefiero mil veces volver a ver el final horrible de "Amor y suburbios" antes de seguir con esta basura…

Los otros dos se removieron algo. La morena había puesto el grito en el cielo cuando, en Febrero, vieron el final de la serie juntos. El chico no se enteró de nada, de hecho estaba más pendiente de poder grabar un documental que quería ver más tarde, mientras que Naomi tenía que ponerse al día a marchas forzadas por haberse perdido los episodios anteriores. Y como lo que acabó sucediendo decepcionó profundamente a Sissi, aguantaron durante la semana entera cómo la chica ponía a parir a todo el set de rodaje.

-En fin, yo me voy, que tengo que repasar un poco más… -murmuró Herb, levantándose- Me alegra haberos ayudado, de verdad, yo…

Pero Sissi le detuvo, suavemente acercándole a él.

-Te he dicho que nos vamos a divertir y relajar, tío -le espetó-, llevas estudiando mazo, no necesitas nada más, ¿vale?

Casi obligándole a sentarse en la cama, la chica se arrodilló en el suelo, y rebuscó en uno de los cajones bajos de su armario personal. Desde donde estaban, ellos podían ver perfectamente el trasero de la otra, que se movió suavemente de lado a lado según ella se movía, cosa que les hizo sonrojarse un poco, hasta que se incorporó de nuevo, con una sonrisa en el rostro y una cajita entre las manos. Según la abrió, vieron que tenía varios saquitos, unos cuantos filtros de café, y un mechero.

-¿E-eso es…?

Pero Sissi negó un poco.

-No penséis mal, es incienso, burros -les espetó ella, poniendo cara divertida-, pero es verdad que alguna vez lo he aderezado con… pasto, pero no me gusta cómo queda, sólo lo probé una vez y no me moló el resultado…

Se dirigió hacia la mesa, y, tras colocar el polvo de incienso en un cuenco, lo encendió con el mechero, y un agradable olor a vainilla llegó a la nariz de ellos, era suave y delicado, y, sorprendentemente no les mareaba en absoluto.

-¿De verdad lo probaste una vez? -preguntó Herb- ¿Y cómo lo conseguiste?

Sissi se rio un poco y asintió.

-A ver, le compré algo de tabaco a una pava mayor, y me ofreció algo de maría -les explicó-, en plan de regalo, así que dije que por qué no, pero te deja agilipollado, así que paso, prefiero el incienso y matarme a pajas la verdad…

Esa revelación hizo sonrojar a los otros dos, que se rieron por la naturalidad de la otra, y que se colocó entre sus amigos, los que abrazó por detrás.

-Que basta eres, Sissi…

-Como si tú no te hicieras siete al día, Herbi -le espetó ella, graciosa-, y ya sé bien quién te mola a ti -dijo, canturreando y chinchando al otro-, y está aquí, en este mismo cuarto, ¿verdad?

Naomi se llevó las manos a la cara, así como Herb, que ni sabía dónde meterse. Sissi se empezó a reír, le encantaba hacerles pasar un mal rato a ellos dos, pero en el fondo les quería bastante. Respirando el aroma del incienso profundamente, se abrazó por instinto al que primero pilló, que fue a Herb, mientras hablaba un poco.

-Lo que dije antes es verdad… -murmuró entonces- Para relajarme suelo hacer eso, y, bueno, me gustaría probarlo con Ulrich, pero no sé cómo convencerle…

El chico miró a Naomi, que se encogió de hombros, así que se limitó a recostarse con la otra, que no dejó en ningún momento a Herb. Este estaba bastante sonrojado, con su miembro ligeramente duro por la cercanía de la otra, aunque intentaba disimularlo como podía, moviendo algo sus piernas.

-Será mejor que te olvides de él, guapa -le comentó Naomi-, está demasiado colado por la tía esa, Yumi, así que o ella se va, o lo tienes jodido…

La otra asintió, despacio, mientras suspiraba un poco. Pese a ser bastante abierta y extrovertida, le costaba hacer amigos, por eso se acabó refugiando en un aura de falsa superioridad, adornada por una inexistente confianza en sí misma, y rematada por un narcisismo impostado que, aunque tenía una base real, en realidad era todo fachada. Pero la sombra de su falta de amistades desde joven había pasado factura, y eventualmente esa forma de ser que mostraba ante los demás la había separado de su Ulrich. Naomi, Herb y Nico habían permanecido allí, pero no sabía por cuanto tiempo, y tenía un miedo genuino a perderlos. Era con los pocos con los que no se atrevía del todo a ser como se mostraba con los demás, y, por supuesto, en privado jamás lo haría. Ella no era así, pero parecía que era la parte que a los demás le gustaban. Esa debía ser la razón detrás de que los demás, desde que se mostraba así, se le acercaban más a menudo.

-Podrías… quedar con él, y ver qué sale -comentó Herb-, igual te sirve, ¿sabes?

En realidad él era el primer interesado en que eso no pasara, pero también ella era su amiga de toda la vida, así que ese consejo le salió solo. Sin embargo, notó que Naomi se levantaba, recogía sus cosas y salía por la puerta, tan sólo despidiéndose con un gesto de los otros dos, y que Sissi tan sólo respondió moviendo suavemente la mano.

-Soy una pesada, ¿verdad?

Los ojos de la otra estaban algo húmedos cuando Herb se fijó en ellos, así que, alarmado, comenzó a negar con vehemencia, mientras rebuscaba por algo para que ella se secara las lágrimas que empezaron a salir, ahogando como podía el llanto. En el fondo, Sissi era una chica sensible que lo único que quería era amigos, aunque no sabía cómo haceros. Aquel era el punto que ella no era capaz de descubrir, y, en especial, quería volver a ser amiga de Ulrich… y de paso su novia.

-¿Crees que le gustaré si soy cada vez más así? -preguntó ella, entonces- Más… como me he portado hasta ahora, digo…

El otro bajó un poco el rostro, pensativo, pero acabó asintiendo.

-Seguro que sí, Sissi, yo…

Pero antes de que pudiera seguir, ella le abrazó con ganas. El chico se quedó un poco nervioso los primeros instantes, pero eventualmente la abrazó él también, acariciando con delicadeza la espalda de la otra, y disfrutando de su suave olor a frutas. Cuando se separaron, la miró al rostro, teniendo que contenerse las ganas de intentar darle un beso a ella, y que estaba realmente hermosa.

-Eres un gran amigo… -comentó ella, sonriendo- ¿Puedo preguntarte algo?

Herb asintió, decidido, así que ella se armó de valor en ese momento, suspirando ligeramente.

-Yo te gusto, ¿verdad?

El otro se sonrojó un poco, nervioso, pero acabó asintiendo cuando ella se le colocó justo delante. La chica, pensativa, movió los ojos por el cuerpo de él, como escudriñándole, puede que fuera la primera vez que le miraban de esa forma.

-Entiendo… ¿y qué te gusta de mí?

El chico tragó algo de saliva, preguntándose a qué venía aquel interrogatorio, estaba bastante nervioso, pero acabó respondiendo como mejor pudo.

-Pues eres guapa, bastante alegre, me gusta tu forma de ser, y…

-¿Mi forma de ser?

Sissi podía llegar a ser bastante brusca a veces, eso desde luego. Y cortante cuando se lo proponía, le gustaba ir al grano cuando algo le importaba o interesaba, todo lo decorativo le gustaba dejarlo para cuando ya supiera lo más relevante.

-Sí, la de siempre…

-O sea, la de antes, ¿no?

-S-sí… -reconoció él- A ver, la nueva tampoco está mal, entiéndeme, pero…

Ella asintió, pensativa, mientras se acariciaba algo las manos. Tuvo entonces una revelación, a juzgar por la cara que puso entonces, señal de haber tenido una idea que, muy probablemente, al otro le costara varios dolores de cabeza.

-Gracias por ayudarme tanto, eres un gran amigo… -murmuró ella, suavemente- Si… hay algo que pueda hacer por ti… -El otro se sonrojó algo. Sí que había algo que podía hacer, se dijo él, pero no se atrevía a ello. Sabiendo en lo que pensaba el otro, ella, sonrojada, se le acercó un poco más- No me gustaría plantarme ante Ulrich sin saber ciertos básicos, ¿sabes?

El otro la miró, con el corazón palpitando, mientras se removía bastante incómodo con aquello. No es que no quisiera con ella, pero, ¿así, sin más? Y tampoco quería que, si era una broma de ella, pensara mal de sus intenciones. Todas esas dudas y muchas más golpeaban su cabeza como un martillo pilón, pero todo aquello se esfumó en el momento en que los rosados labios de ella se juntaron con los suyos. Torpemente ella empezó a besarle, que apenas sabía qué hacer, así que intentó seguir las interacciones de ella como podía, que se separó unos segundos después, una vez que sus lenguas chocaron un poco.

-Lo he hecho fatal… ¿verdad?

Ella asintió algo, con cierta diversión, pero le restó importancia cuando el otro se miró a las manos, que ella tomó entre las suyas, delicadamente.

-Me gusta Ulrich, eso es verdad -le explicó-, pero… tú eres mi mejor amigo, y eres el único tío con el que podría hacer nada sin morirme de vergüenza, aunque realmente no lleguemos a ser nada más, espero que…

Herb, sin saber qué decir, se sonrojó profundamente, mientras suaba en frío. Echándose hacia atrás, su espalda dio contra la pared, y Sissi le imitó en ese momento. La oferta era, sin duda, bastante tentadora, ¿cuántos otros chicos de Kadic querrían estar en esa misma situación?

-Entonces… somos amigos… pero podemos hacer cosas así, ¿eso me quieres decir?

-Hasta que yo tenga a Ulrich, o tú a una chica, claro -comentó ella-, pero quiero darle mi virginidad a él, espero que lo entiendas.

Claro, eso era algo lógico. Y él tampoco se sentía listo para nada más, y, aún así, no sabía tampoco si estaba listo para hacer lo que ella seguramente pretendía. Pero antes de que pudiera decir nada, ella pasó sus manos por la entrepierna de él, que dio un respingo en el sitio, aunque ella se rio un poco, notaba que estaba algo calentita ya, cosa que le subía el ego a ella.

-La primera vez que le hice un oral a alguien fue a Naomi, pero nunca he probado con un tío, y me gustaría poder hacérselo bien a Ulrich, ¿sabes? -comentó ella, mientras pasaba la mano por encima- Aunque… entendería que no quisieras, digo, es muy sorprendente para ti…

El chico asintió, tenía la boca totalmente seca.

-Pues m-me encantaría… -murmuró él- Pero no sabría decirte si podría… bueno… tenerla, ya sabes… dura…

Su voz subía y bajaba de los nervios, así que ella asintió un poco. Dejó entonces de masajear la entrepierna de él, para entonces, ella alejarse algo. Él notó, por los bultitos en la camiseta de ella, que sus pezones se habían endurecido algo bajo el sujetador, cosa que sorprendió al otro.

-Oye… yo… ¿n-no te..?

-¿Gustarme? -completó por Herb la chica, que asintió- Eres mi amigo, no sé si podría verte como algo más… -le miró a los ojos entonces- Pero no puedo negar que sienta cierta… curiosidad por saber cómo te portas ahí abajo…

El otro asintió, y comenzó el silencio entonces. Estaban abrazados el uno al otro, mientras se limitaban a estar pegados, sin decir absolutamente nada, bastante cómodos por aquella conversación. Se sentían bastante bien así con el otro, y, aunque sabían que no serían nada, la idea de poder hacer esas cosas… les excitaba más de lo que les gustaría admitir. A ella, por tener entre sus manos y labios un miembro masculino, y a él por ser Sissi la que le fuera a hacer su primera mamada. Él pensaba en ello, con su miembro duro bajo la ropa, cuando le asaltó una duda.

-Y… ¿sería algo a menudo?

Ella le miró, divertida.

-Guarro… -murmuró, dándole un suave golpecito- Pues es posible… quiero acostumbrarme a hacérselo a chicos, pero ya digo, no pasará de ahí…- ella sonrió algo- Y, claro, tú me podrás… en fin, no quiero ser sólo yo la que dé, ¿me explico?

El otro asintió, un poco cohibido, pero era algo lógico. La chica sonrió y le dio un suave beso en la mejilla, sólo entonces se separó un poco.

-¿Seguimos estudiando? -preguntó ella- Si te vuelve la sangre a su sitio, claro…

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Y el tiempo fue pasando, hasta llegar al Viernes, 10 de Junio. Las clases habían terminado, ya sólo quedaban exámenes para unos pocos, pero en general, a partir de ahí Kadic se iría vaciando hasta que, el día 15, todo el mundo se habría ido. Y entre los primeros estaba Jeremy, y que se había dedicado, la tarde anterior y aquella mañana, a recoger las cosas de su cuarto, ayudado por Ulrich y Odd, que luego se pondrían a recoger sus pertenencias.

-Pues tienes una suerte de cojones -comentaba el último-, irte sólo con tus padres a una casa de campo, no como yo, que tengo que soportar a las pelmas de mis hermanas…

Kiwi jugueteaba entre las piernas de ellos con uno de sus peluches, mientras ellos guardaban cosas en las maletas del otro.

-Al menos a vosotros vuestros padres os aprecian… -gruñó Ulrich- Si por mi fuera me quedaba aquí todo el año, con tal de no ver a…

-Bueno, al menos estaremos sin tener que preocuparnos de Xana -atajó en seguida Jeremy, para alivio del otro-, esta tarde me despediré de Aelita, antes de que venga mi padre a recogerme.

-¿Me recuerdas por qué no podrías haber hecho esto mismo antes?

A esa pregunta de Odd, el otro rodó algo los ojos.

-Porque sólo el súper ordenador puede hacer unos cálculos necesarios -le dijo-, además, quería poder hablar con Aelita, y prepararla para el mundo humano.

-Yumi ha hablado bastante con ella, de cosas de tías, ¿no?

A eso, el rubio asintió, despacio. Fue en ese momento que llegó con ellos una sonriente Aria, que ya cargaba también con algunas bolsas de viaje.

-¡Hola, niños! -saludó, efusiva- ¿Os tengo que ayudar?

-Eso mismo te tendríamos que decir a ti, tía -le dijo Odd, divertido-, ¿puedes tú sola?

Ella asintió, algo agradecida.

-Son solo estas maletas y una mochila más, es todo -aseguró-, el que parece que se vaya a mudar es Jeremy… ¿No se supone que los ordenadores no nos lo podemos llevar?

El otro asintió un poco, sonriendo.

-Sí, pero mi sobremesa es mío, el de Kadic lo tengo guardado porque es una chatarra -explicó-, por eso cada año lo desmonto y me lo llevo, por eso trabajo desde aquí sin miedo a que nadie pueda revisarlo mientras estoy fuera.

-Chico listo, sin duda… -Odd se rio con fuerza- Yo me quedaré hasta el 15, a ver si con suerte puedo quitarme alguna antes de volver en Septiembre, que si no mis padres me matan…

Jeremy se rio un poco, tras guardar las últimas cosas en las maletas, y con la ayuda de los demás las fue cerrando una por una, dejándolas sobre la cama, así como las de Aria, tras lo cual salieron y dejaron cerrado con llave el cuarto del chico. Cuando les fueran a recoger, subirían en un momento para recuperar sus cosas y no volver hasta Septiembre… pero antes pasarían el resto de la mañana en la fábrica, junto a Aelita, para despedirse hasta la vuelta al curso.

-Ella ya sabe que esto pasará, pero aun así me da algo de pena -reconoció Jeremy, mientras bajaban por las escaleras-, aunque para ella será como un parpadeo…

-Seguro que te irá bien, tío -le dijo Ulrich, sonriéndole algo-. Siempre puedes hacerle una foto o algo a la pantalla, ¿no?

El otro se encogió de hombros, pero fue Odd el que habló.

-Lo que necesitas es una novia, Einstein -miró a Aria entonces, divertido-, y me da que tenemos una candidata, ¿verdad, Ari?

Los aludidos se sonrojaron como un tomate, teniendo el otro que esquivar un puñetazo al hombro de la chica, saliendo corriendo con una fuerte carcajada.

-Es un capullo… -murmuró Aria, algo molesta- Jeremy, yo…

-Algo lo es, pero es buen chaval -atajó Ulrich entonces-, ¿vais a comer aquí, por cierto?

-Seguramente, me quiero despedir de vosotros -comentó Aria-, y de Lita, claro.

Sonriendo, fueron bajando por las escaleras hasta llegar a la zona de dinteles, donde estaba también esperando Odd con una sonrisilla divertida, aquel día hacía algo de calor, por eso ya estaban todos con ropa corta, tanto de camiseta como de pantalones, Aria incluso llevaba un vestidito de verano bastante mono que a Jeremy no le pasó desapercibido en absoluto. Era de flores, con algo de escote y falda hasta las rodillas, con unos tenis blancos. Ellos, por su parte, llevaban vaqueros cortes y una camiseta de diversos colores, salvo Jeremy, que tenía una camisa corta a cuadros. Para ella estaba bastante mono, el rubio.

-¿Iremos por el bosque, o directamente por la sala de calderas?

-Bosque, y de paso damos un paseo, ¿no? -comentó Aria-, hace un día genial, en Escocia no tenemos este Sol tan a menudo…

Riendo, Ulrich y Odd se empezaron a adelantar, dejando a los otros dos a solas. Además, tenían la excusa de adelantarse para no dejar a solas a Yumi demasiado tiempo, con la que habían quedado en la sala de la interfaz. Por su parte, los otros dos se habían quedado atrás, charlando tranquilamente, andando por el camino del bosque.

-¿Pasarás todo el verano en Escocia?

-Sí, así veo a mis padres y abuelos, que hace tiempo que no puedo -explicó ella-, les echo bastante de menos, siempre he estado con ellos, hasta que el año pasado entré a Kadic… según ellos para darme una mejor enseñanza de la que tuvieron ellos…

El otro asintió, despacio. Algo así habían dicho sus padres en su día, también. Que los colegios normales no serían suficientes, y que allí podrían darles mejores clases, y gracias a la pequeña fortuna familiar, se lo podían permitir. Gente como Aria, en cambio, venían con una beca, así que necesariamente tenía que sacar mejores notas para conservarla.

-Mis padres piensan lo mismo, se llevarían bien -bromeó entonces Jeremy-, son bastante buenos, según ellos me tendría que hacer un test de inteligencia en algún momento, pero, sinceramente, no creo que me aporte nada…

-Bueno, siempre puedes hacerlo por mera curiosidad -Aria se paró ante la tapa de la alcantarilla, sonriendo algo-, además, ¿qué pierdes por intentarlo?

Tras abrir, comenzaron a bajar por las escaleras de mano hasta llegar a los pasadizos, que recorrieron mientras seguían la charla.

-Si resulta que soy superdotado, seguro que me querrán llevar a un centro así, y no quiero irme de Kadic -explicó é-, no… después de hacer aquí tantos amigos…

Ella le miró con cierta sorpresa, pero, sonriendo cálidamente, le tomó la mano.

-Yo jamás me separaré de ti, ni de los demás -reconoció ella-, sois unos grandes amigos, en este mes me uní bastante a vosotros.

Ella, entonces, le tendió un suave beso en la mejilla, que el otro recibió algo sonrojado. Limitándose a seguir el camio, eventualmente llegaron hasta el final, en un apacible silencio sólo roto por algún que otro comentario, demasiado cómodos con aquello como para querer romper esa paz que se sentía en el ambiente. Al otro lado de la escalera de mano, en el puente de la fábrica, vieron que sus dos amigos ya tendrían que estar en el interior del edificio, dado que no estaban allí.

-Nos van a matar por tardar tanto…

A ese comentario de Jeremy, Aria se limitó a negar algo, y se colocó delante de él.

-Yo creo que se reirán, ¿sabes? -comentó ella, divertida- Lo siento… simplemente no puedo evitarlo.

El otro se limitó a asentir un poco, y se acercó hasta ella. Sería negar la mayor el decir que no le parecía guapa, y una chica realmente interesante. Pero… simplemente dudaba. Mucho, y eso le ponía de los nervios, pues de un lado estaba la chica virtual por la que había comenzado toda una cruzada… y luego estaba ella, una chica de carne y hueso, muy semejante a la primera, y mucho más cercana.

-Yo tampoco… -murmuró él, nervioso- Sé que necesitas una respuesta, pero…

Ella le colocó suavemente un dedo en los labios, y le dio un suave abrazo.

-Como aquel que dice…. -ella le susurraba suavemente al oído de él- Por amor se hacen… grandes locuras, ¿no? -ella sonreía con algo de lágrimas- Tú te juegas la vida por amor, como lo hago yo, y los demás, que también hacen estupideces… todo por ese fuerte sentimiento, tan irracional y racional a la vez.

El otro se sorprendió, quedándose con la boca seca por aquella declaración… pero que era absolutamente real. Desde luego se había fijado en una chica realmente impresionante.

-Gracias…

Con un suave asentimiento, entraron de la mano hasta el interior, una vez más en silencio, pero igualmente agradable, y ahora si cabe más aún. Una vez bajaron hasta la nave principal, llamaron al ascensor, y, aún de la mano, esperaron pacientemente a que este llegara. El primero en hablar fue Jeremy.

-Bueno… ha sido un buen paseo, ¿no?

Ella asintió, divertida, y entraron al elevador cuando sus puertas se abrieron. Según entraron, ella se le acercó un poco, y, nuevamente, le dio un ligero beso en los labios, que esa vez el otro recibió con algo más de soltura que la anterior. Se besaron unos instantes, juntos, hasta que el aparato abrió sus puertas, instante en que se separaron de golpe.

-¡Yumi!

Aria corrió hacia ella, a la que abrazó. La mayor se dejó hacer, mientras escuchaban de fondo la risa de Aelita, que saludó efusivamente a Jeremy según se sentó en la silla móvil. Los demás se arremolinaron en torno a la silla, mientras saludaban a la pelirosa de nuevo, que sonreía contenta por ver allí a todos sus amigos.

-¿Qué tal, chicos? -preguntó entonces ella- Me legra veros de nuevo.

-Bastante contentos, nos iremos pronto de vacaciones -explicó Jeremy, sonriendo-, así que… bueno, nos despediremos por ahora, hasta que volvamos en Septiembre.

La IA asintió un poco, y sonrió.

-Me alegro de vosotros, os habéis ganado un descanso -le respondió-, aunque ya sabéis, por mi podéis dejarlo apagado, pero bueno…

Los otros rodaron los ojos un poco.

-No digas bobadas, princesa -le dijo Odd, divertido-. Lo hacemos por ti, es todo.

La aludida sonrió un poco, y asintió.

-Gracias, de verdad -les miró contenta-, ¿iréis a vuestras casas, entonces?

-Yo iré a Múnich, allí viven mis padres -comentó Ulrich, luego miró a sus dos amigos-, este se irá a Lyon, Odd a un pueblo de la Italia profunda, Yumi a Japón, y Aria a Escocia- explicó.

Aelita sonrió, encantada.

-Yo me quedaré en Lyoko, esperando vuestra vuelta con ganas -comentó-, para mí será sólo un parpadeo, pero par vosotros serán unos meses… -les hizo un suave gesto con la mano-¡Pasadlo bien, chicos, adiós!

Entonces la pantalla se apagó. Jeremy acarició la misma con cierta pena, mientras sus amigos le arropaban cálidamente, llevándole hasta el ascensor. Por otro lado, muy cerca pero a la vez muy lejos, Aelita tenía una cara de tristeza, con su cara encajada entre sus piernas, y las manos pasando en torno a su pelo virtual. Era plenamente consciente de todo, y pese a ello, la idea de separarse de aquella gente no le gustaba. Y eso no era nada racional, y no comprendía por qué últimamente le pasaba aquello. Igual sucedía con lo que pensaba cuando veía a Aria cerca de Jeremy, simplemente no era lógico.

-Puede que por eso Xana quiera acabar m… -murmuró ella- Por ser un programa defectuoso… -se miró a las manos- Yo no debería estar sintiendo todo esto, no soy humana, y aun así, siento cosas… puede que lo mejor sea, simplemente, dejar de existir…

Con esa ide, se levantó de la plataforma en la que estaba, y salió de la torre. Ella siempre permanecía en el sector del bosque, el que más acogedor le resultaba por algún motivo, se sentía más segura que en ningún otro. Corrió por la explanada en la que se elevaba la torre, hasta llegar a su borde, desde el que se asomó. Si caía al mar digital, se haría uno con los datos virtuales de Lyoko, y no volvería a poder adquirir cuerpo físico, quedaría atrapada definitivamente, y ni Jeremy podría salvarla. Seguiría… de alguna forma vida, pero estaría fuera del alcance y la vista de todo y todos, incluida Xana… y por fin, aquellos a los que consideraba amigos, podrían ser libres. En especial Jeremy, que podría hacer su vida con Aria en paz, sin preocuparse más por ella. Miró una última vez hacia el cielo de Lyoko, sonrió con un deje de tristeza, y se dejó caer hacia el mar digital como un peso muerto.

Antes de que llegara a tocar el agua, de la misma emergió una figura humanoide, Belona, que la tomó entre sus brazos con facilidad, y se elevó en el aire mientras ella pegaba un chillido de miedo. Se movió a una velocidad tal que ella se vio, segundos después, de nuevo en la base de la torre, sin entender muy bien qué hacía allí dado que se había olvidado de la razón de cerrar la ventana desde la que estaba hablando con los demás.

Sin embargo, no pudo hacer demasiado porque, instantes después, todo Lyoko se quedó suspendido tal cual estaba: ella se quedó a medio gesto, las olas del mar digital algunas a punto de elevarse y otras sin llegar a caer sobre sí mismas; Xana recorriendo los pasillos de un sector desconocido para el grupo, mientras, desde el exterior del mundo digital, la esfera que lo contenía pasaba a un tono azul oscuro, en contraste con su ligero brillo cuando Lyoko está en pleno funcionamiento.

En la Tierra, aquello había coincidido con el gesto de Jeremy de bajar la manivela del súper ordenador por primera vez desde Octubre del año anterior, con un suave suspiro, tras el cual se alejó, contemplando como se metía de nuevo bajo el suelo.

-Volveremos a vernos a partir de Septiembre, Xana -prometió-, y, esta vez sí, ganaremos sin tapujos. Te venceré, y liberaré a Aelita, a Lyoko, y al mundo, de ti. Es un juramento.

El chico se había agarrado suavemente la camiseta, con los ojos enfocados en su objetivo, algo de mala cara, y determinación en su rostro.

-Bueno, ¿vamos a comer o qué?- soltó de pronto Odd- No sé a vosotros, pero estas cosas me dan hambre…

Entre carcajadas, los demás se dieron la vuelta, incluido Jeremy, y que aquella chanza le había venido bien para relajarse un poco. Durante los siguientes dos meses y pico podrían olvidarse de ser héroes y, por fin, comportarse como los adolescentes que eran. No sabían si aquel sería el último descanso en su aventura, pero lo iban a gozar igualmente. Volvieron de paseo hasta la Academia, y entraron directos a la cafetería en la que sería la última vez que se verían todos hasta el curso siguiente.

-¡Que aproveche!

Con aquello, Odd se dispuso a engullir, como siempre lo hacía, mientras los demás simplemente charlaban. El único que no parecía especialmente contento era Ulrich, y que detestaba la idea de ver a su padre. Lo había hablado antes con Jeremy y Odd, pero estos no habían podido darle más consejo además de, simplemente, desearle suerte y que no discutiera demasiado con su padre.

Este le iría a buscar esa tarde a las seis, y volverían en avión hasta Alemania, ya allí irían hasta casa, y pasaría el verano en su ciudad de siempre, con los que se supone eran sus amigos de siempre. O eso diría, de conservar alguno. Pensaba en ello, sin comer demasiado, y sin apenas participar en la charla de los demás, cosa que notaron. Aún así, sabiendo cómo era el otro, era mejor no comentar nada al respecto, dejando que el otro se fuera cuando decidió que había comido suficiente.

-Bueno chicos, pasad buen verano -comentó, mientras se levantaba-, ¡nos veremos el año que viene!

Y sin siquiera dar tiempo a que se pudieran dar más allá de un abrazo, se dirigió hacia el estante para dejar su bandeja, y salió directo hacia su cuarto. Mientras iba hacia allí se encontró con Sissi, que le saludó sonriendo bobamente, pero él se limitó a devolverle el gesto y pasar de ella, que bajó la mirada, mientras contemplaba cómo el otro subía por las escaleras. ¿Cómo se suponía que se iba a acercar a él, si cada vez que lo intentaba pasaban de su culo? Por momentos se preguntaba si de verdad tenía que intentarlo.

Lejos de esas ideas, el chico se limitó a recorrer el pasillo como una exhalación hasta llegar a su cuarto, al que entró. Sus cosas eran las únicas guardadas, pies Odd no se iría hasta unos días después, así que las únicas maletas eran las suyas. Había quedado a las 6 con sus padres, pero prefería asegurarse de que lo tenía todo, y, sobre todo, quedarse a solas con sus pensamientos. Le gustaba pararse a pensar de vez en cuando, sin que nadie le molestara, y estar con los demás haría que pudiera hacer de todo, menos pensar. Frunció el ceño cuando escuchó que llamaban a la puerta, e iba a comenzar a maldecir y a echar a patadas al que viniera a molestar, cuando vio que era Sissi.

-Déjame en paz…

A ella era de las pocas que, aunque no quisiera aguantarla, no podía llamarla de todo aunque quisiera.

-Ulrich, ¿estás bien?

Esa pregunta sorprendió al otro, pero suspiró.

-Perfectamente -dijo, serio-, ahora quiero descansar un poco, adiós.

Y, sin más, cerró la puerta de nuevo. Ella puso mala cara, e hinchó sus mofletes, cabreada. Iba a llamar de nuevo cuando escuchó un carraspeo. Cuando se giró, vio a Yumi, con una mano en la cadera.

-Creo que te dio un mensaje claro, ¿no?

-Está mal por algún motivo, tendría que dejarse ayudar, ¿no crees?

Sin embargo, Yumi negó.

-Si no quiere, no se puede hacer nada contra eso -dijo, seria-, si le molestas, desde luego no lograrás nada, créeme, lo último que debes hacer es agobiarle.

Sissi bajó el rostro, entonces, y apretó los puños. Seguía sin entender qué veía en esa chica, pero estaba claro que tendría que competir con ella de otra forma. Pero tampoco quería llevarse mal con ella, porque, en su fuero interno, quería amigos. Los necesitaba, pero por otro lado, ella era una rival directa.

Ofuscada, se fue de allí con una rabieta interna, dejando a la otra ahí de pie, suspirando y sin saber demasiado bien qué pensar. Aunque también le gustaría poder hablar con el otro, simplemente sabía que no era la mejor idea. Pero en momentos así sabía que, efectivamente, lo que ella sentía era cariño por el otro. Pese a conocerles solo de ese año les había pillado afecto, en especial a Ulrich, y le dolía en cierta medida verle así… se sonrojó un poco, aunque no lo admitiera se empezaba a dar cuenta de lo que sentía, y sobre todo, de lo que implicaba.

-Mierda… -murmuró- Al final sí que me gusta…

Miró la puerta, al otro lado el chico se limitaba a ver fotos con sus amigos, parándose siempre en las de Yumi, mientras un suave tono escarlata salía de sus mejillas. Un ligero bulto en sus pantalones aparecía cada vez que pensaba en ella, dándose cuenta entonces el chico que, sin duda, sentía cosas especiales con ella. E, igualmente, el vértigo le invadió, sin ser capaz de saber si era el momento adecuado, o la persona adecuada para ello… lo que sí sabia, es que el tiempo lo determinaría.

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(1) A falta de información de cómo era en 2005, será así a efectos prácticos, dado que es como se hace en España.

Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.