Aelita's Nature

Capítulo 19

N/A: Capítulo dedicado a TsukihimePrincess

Los días pasaban lentamente y acabó llegando Noviembre, pero sorprendentemente Xana no atacó más de cuatro o cinco veces en esos días, nada demasiado grave pero que debían parar cuanto antes. Esa tarde del Jueves 10 Jeremy tenía pensado ir terminando el programa de virtualización de Aelita, al que quedaba casi nada… pero no daba con la clave para ello. Se estaba comenzando a desesperar, ese día de hecho acabó golpeando un par de veces el teclado antes de llevarse las manos a la cara mientras soltaba un fuerte suspiro de frustración. Se sentía incompetente en ocasiones como esa, simplemente no comprendía qué parte no funcionaba del código, todo estaba bien pero algo impedía que funcionara, precisamente en eso llevaba ya tres días y no era capaz de salir del atolladero.

-No te preocupes, Jeremy -la dulce voz de ella salía del micrófono -. Pronto darás con la solución, ya lo verás.

-Llevo días sólo con esto, Lita… -murmuró él- Tan cerca y… a la vez tan lejos…

Sus ojos estaban algo acuosos pero ella no se dio cuenta de ese detalle.

-No hay prisa, yo… puedo esperar.

-¡No! ¡No puede esperar! -golpeó de nuevo la mesa con vigor- ¡Daré con la solución aunque no duerma en una semana! ¡Me quitaré de toda distracción y lo lograré para este Domingo!

La determinación era evidente en sus ojos, y ella, aunque su primer impulso fue contestarle con un tono igual de… agresivo, decidió contenerse y asintió despacio.

-En ese caso no te molesto más.

La cara de la muchacha desapareció de la pantalla de él, momento en que se dio cuenta que se había pasado varios pueblos, iba a intentar llamarla de nuevo pero la puerta sonó. Se dio la vuelta y, suspirando un poco, se levantó y abrió. Se encontró cara a cara con Odd, sonriente como siempre.

-¿Necesitas algo? Estoy liado.

-¡Hola Einstein! -saludó- ¿Me ayudas con mates? No me entero de una mierda y el examen de mañana… bueno, tengo que aprobarlo, ya sabes.

-¿Cómo que un examen?

-Claro hombre, el parcial de Meyer… -Odd le miró con diversión- ¿No te acordabas o qué?

-Pues… no.

El chico soltó una sonora carcajada, Jeremy le dejó pasar y se limitó a sentarse en su silla con cierto nerviosismo. Ahora que pensaba sí que tenía esa obligación pendiente, hasta ahora siempre había dejado algo atrás sus estudios y con ese examen le había pasado eso mismo, ya me pondré, se decía cada vez que se acordaba. Ahora parecía que por poco le pillaba el toro.

-Quién lo diría del tío más inteligente de Kadic… -comentó él- Si no me puedes ayudar ya me buscaré la vida, no te preocupes tío.

-No, si me vendrá bien y todo -el chico bufó un poco-. Joder, me viene fatal este examen…

-¿Mucho curro?

-Básicamente -murmuró-. Encima… bueno, da igual, ¿de qué era el examen?

-No es demasiado difícil, creo -comentó-. Son sólo… cómo se llamaba… ¿politroquios?

-Polinomios, Odd -el otro suspiró algo-. Anda, pasa…

El chico sonrió un poco y se sentó en un silla plegable que tenía el otro para momentos así, localizada justo al lado del armario. Se sentaron uno al lado del otro, y aunque Jeremy estaba dispuesto a centrarse, no así su amigo, que parecía con más ganas de dibujar que de atender a las explicaciones del otro. De todas formas iba tan deprisa con las cosas que decían que al otro se le hacían bola en la cabeza y acababa con más dudas y encima más ganas de alcanzar su verdadero objetivo, sólo que ese era el primer paso. A los tres cuartos de hora ya se había levantado y se estiraba como un gato en la cama de su amigo, que se había dedicado a hacer sus propios ejercicios para repasar un poco… suerte que, con la materialización de Aelita, había tenido que estudiar aquello de forma bastante más profunda que lo que les entraba al día siguiente, pero quería apuntar bien.

Con aquel panorama delante y al menos teniendo las cosas algo más claras, Odd decidió escabullirse. Salió del cuarto y ahora que su amigo estaba distraído con aquello se deslizó hasta el piso superior, donde estaban las chicas. Aunque pareciera mentira tenía bastante memoria fotográfica, así que en cuanto llegó a la puerta indicada llamó con unos suaves toques de nudillos y se encontró primero con Herb, y a su espalda Sissi. Estaba al natural totalmente, con ropa deportiva rosa y un moño… preciosa de no ser por su cara de frustración.

-Ya vino tu héroe andante, princesa -sonrió suavemente-. Jeremy me lo ha explicado… a su manera, pero me he enterado, más o menos.

-¿Seguro…?

-Y si no, siempre estará Herb para corregirme, ¿no?

Este asintió, y se sentaron cada uno en su sitio: ella en su silla con el escritorio, y ellos en la cama. Sin embargo Sissi se trasladó y se colocó junto a ellos con un lápiz, goma y el cuaderno lleno de garabatos, flechas y cosas tachadas. Lejos estaba la pulcritud de los apuntes de su amigo, aquello se parecía bastante más a sus notas y eso le hizo algo de gracia. Eran algo tal para cual.

-Mira, se hace así… -su letra, sorprendentemente, era bastante clara y hasta estética- Y ahora llevas esto aquí… sumas estos y estos por separado… y ahora…

Herb estaba sorprendido, si en tan poco tiempo se había enterado era señal que las malas notas del otro eran por ser un vago. Sólo tuvo que corregirle un par de veces, Sissi se había calmado al poco y hacía alguna que otra pregunta de aquello que no había entendido con su anterior profesor y que con el actual sí. Hacían un grupito bastante curioso, realmente sólo faltaba Naomi, que estaba repasando ella sola en la biblioteca porque no aguantaba los llantos de la otra y con tal de no discutir había decidido irse por su cuenta. Luego hablarían, cuando acabaran todos los exámenes, a finales de mes.

-Gracias, Oddy… -murmuró ella- Estoy super agobiada…

Su tono de voz no dejaba lugar a duda y hasta se abanicaba con una hoja de papel arrancada a tal efecto, pero al menos ya parecía más confianza en sus posibilidades. En realidad sabía hacer las cosas y se lo había preparado, pero siempre pensaba que ella no era capaz, que su torpeza haría que suspendiera y sería la enésima decepción de su padre. Algo que llevaba atormentando a la chica desde hacía tiempo aunque intentara demostrar lo contrario.

-No hay de qué -le aseguró él-. Oye Herb, ¿en serio lo he hecho bien?

-Pues… sí -le sonrió algo- Genial trabajo, Jeremy te lo ha explicado bastante bien.

El aludido le dio un amistoso golpe en el hombro y se dejó recostar algo en la cama. Delante tenía la espalda de la chica, a la que empezó a masajear en los hombros. Ella se dejó hacer con cierta sorpresa pero estaba bastante contenta por ese trato, así que decidido relajarse en las manos del otro. Herb suspiró y se puso a recoger las cosas, pero el otro le detuvo con una de las piernas al interponerla en su camino.

-¿A dónde crees que vas?

-Pues a mi cuarto -murmuró-. Para… daros privacidad.

-No hace falta -le guiñó un ojo-. Además de hablar y estudiar un rato, quería probar una cosa, ¿sabes?

-Ah… -el chico dejó las cosas en la mesa de ella- ¿El qué?

El chico apretaba suavemente los hombros de ella, que ronroneaba ligeramente por la agradable sensación. Odd suspiró un poco antes de responder.

-Yo… siempre he sido bastante alma libre -reconoció-. Me gusta experimentar, probar cosas nuevas… pero no sé si son reciprocas en muchos casos.

-¿Por ejemplo?

Herb podía comprender perfectamente esa afirmación, pero querían saber exactamente qué iba a decir el otro más concretamente. Sentía curiosidad sana en esos momentos.

-Me gustan los chicos también -comentó él-, y aunque me pueda atraer uno, sé perfectamente que nada sería posible, aunque no quiera más que diversión, no sé si me explico, chicos.

-¿Los… chicos también?

Los otros dos se miraron, podían intuir por dónde iban las cosas y de ser así era algo bastante curioso cuanto menos. Pero a falta de confirmación del otro no podían decir nada, esperaron unos segundos que tardó él en pensar cómo seguir.

-Sí -sonrió algo-. Creo… que sé de alguien que le pasa igual, pero sólo con los chicos.

-¿Quién?

Sissi estaba bastante interesada, Herb sin embargo se removió algo incómodo pero no llegó a decir nada. Sin embargo Odd se limitó a encogerse de hombros.

-No lo sé seguro, sólo se habla por ahí -le explicó-. No creo que a Jeremy le pase, que es de quien se dice.

-¿De… Jeremy? -Herb parecía sorprendido- Nunca ha demostrado sentir interés por nadie, ¿cómo se ha sabido?

-Pues no lo sé -Odd le posó una mano en la rodilla-. Pero…

Sissi les miraba con algo de sorpresa, pero se limitó a esperar callada a ver qué decían y hacían. Algo intuía, pero sería raro, él… mostraba interés en ella pero esas acciones decían lo contrario.

-Comprendo… Oye, Odd -Herb se apoyó en la cercana pared y estiró las piernas cuan largas eran-. ¿Cómo lo has sabido, tío?

-Llámalo intuición -comentó el otro-. Ir detrás de Sissi de forma tan evidente, delante de todos… y sin embargo no te gusta ninguna otra, ¿verdad?

El otro bajó algo el rostro pero asintió despacio.

-Me gustan sólo los chicos, aunque Sissi… bueno, ella sí que me parece atractiva, la verdad -murmuró-. Yo…

Ella le abrazó con cierto cariño y él se limitó a acariciar su espalda. El cómo se había dado cuenta ahora era casi lo de menos, había otra cosa más relevante en la que pensar.

-No diré nada, no te preocupes -le aseguró Odd-. Es algo que te corresponde a ti.

-Gracias… -murmuró- No es que me guste Jeremy, por cierto, es que me sorprendió y…

-Ya, ya -el otro le guiñó un ojo-. Eso se lo dirás a todos, supongo.

-No te metas con él -le regañó Sissi, dándole un suave golpe en el hombro-. Herbi es el chico más dulce que conozco… es demasiado bueno…

El aludido se removió algo incómodo en el sitio.

-¿Por qué nos cuentas esto? -comentó al rato el otro- No creo que te falten candidatos para… experimentar, como bien dices.

-El caso es que no tengo problemas en buscar el amor con las chicas -reconoció-. Sin embargo… con chicos no sé si es tan buena idea, ya sabéis, la gente no suele sr tan… liberal, ¿me explico?

-Ah… -Sissi lo meditó unos segundos- Nosotros siempre te aceptaremos, ¿verdad?

-Gracias… -Odd la abrazó con delicadeza- Yo… necesito cierta normalidad en mi vida, y vosotros… ayudáis mucho a eso.

-Ni que fueras un súper héroe -bromeó Herb-. ¿Te lo imaginas? Sería increíble.

El aludido se rio un poco, si ellos supieran… Pero era verdad todo lo que decían ellos, y es que para él era fundamental tener ratos así, en los que era un adolescente normal y corriente. Y confirmar los gustos de otro chico como él había sido bastante inspirador para poder precisamente investigar con él sobre todo aquello de ese mundo diferente al que estaba experimentando con chicas… pero de otra manera. Tendría que ser más oculto, más bajo cuerda, aunque no por ello sería menos divertido o habitual, eso lo tenía claro. Herb podía adivinar por dónde iban las cosas, y, siendo honestos… ¿Por qué no intentarlo? Sin embargo no pudo seguir pensando en ello porque el otro recuperó sus cosas y se puso a dibujar con cierto interés. Sus amigos se fijaron en lo que era, y se dieron cuenta según los trazos se evidenciaban que eran ellos tres: Odd en el medio, Sissi a su derecha y Herb a la izquierda, con el primero con las manos en señal de victoria y una amplia sonrisa, mientras los otros dos le abrazaban por detrás en actitud cariñosa. Era muy sencillo pero hermoso, tenía un talento para hacer los trazos digno de elogio así que besaron sus mejillas por cada lado hasta que él terminó pocos minutos después. Parecía una foto pasada a lápiz, quedaba mucho por mejorar pero como base servía… y se la entregó a Herb.

-Te haré una también a ti, Sissi -le aseguró-. ¿Seguimos repasando? Aún hay una parte que no pillo del todo…

Así que así hicieron, esa vez con un bastante más relajado Herb dando las explicaciones para ambos. Era lo que ellos necesitaban, un soplo de aire fresco en aquella tarde de otoño que se les estaba haciendo eterna hasta su llegada.

( ) ( ) ( ) ( ) ( )

En Lyoko la situación era bastante similar. En los cuatro sectores que el grupo conocía la calma era absoluta y Aelita se pudo permitir salir de la torre del sector de las montañas en la que estaba esos días y escalar hasta la parte más alta de un cercano pico. Allí se sentó en posición de loto para meditar un poco y pensar sobre lo que acababa de pasar; sin embargo, la única torre del sector cinco llevaba activada desde hacía días, sin embargo no se podía notar desde los otros cuatro, así que la actividad de Xana en ese tiempo había pasado totalmente desapercibida.

Además, las obras en la flamante nueva propiedad que había adquirido bajo su sobrenombre de Naxa Schaeffer habían llegado a su fin hacía poco, así que ahora tenía que continuar con la segunda fase de su plan maestro. Como había pensado ninguno de los Guerreros siquiera se olía lo que estaba pasando, estaban demasiado ocupados con la materialización de Aelita y ni tiempo tenían de fijarse en lo que pasaba a su alrededor. La demolición fue todo un éxito y los posteriores trabajos de construcción para levantar lo que en plano parecían viviendas había sido un pequeño gran éxito, Xana se había dedicado a observar todo desde las cámaras de seguridad y debía decir que habían actuado con bastante buen tino.

Lo único que le preocupaba en cierta medida era la investigación que había abierto el tal Lambert. El mismo día que fue a las obras de demolición, incluso antes de comenzar con estas, se encerró en su despacho a investigar, y si aquello comenzó un Domingo para ese Miércoles ya había abierto las diligencias para ver qué se cocía con aquel propietario de la fábrica, de dónde salía junto a su dinero… Fue una suerte haber encriptado todo para, precisamente, evitar que nadie pudiera seguir su pista.

Tras su último ataque, en el que había adquirido los datos de un laboratorio puntero en nanotecnología, ahora se disponía a simular un nuevo ataque directo a la Tierra mientras trabajaba bajo cuerda. Solía, de todas formas, hacer cosas que le fueran útiles igualmente y no sólo atacar por atacar para que los guerreros no pensaran que estaba planeando algo malo y se empezaran a preocupar, que también era por eso. Esas últimas veces había atacado los sistemas de varios hospitales a lo largo de París y cercanías, una central de producción de energía industrial y un par de centros de investigación, en uno de hecho repitió pues fue en el que logró por primera vez a tomar la voluntad de un roedor.

Sin embargo, para poder atacar al grupo directamente tenía que desactivar la torre del sector cinco y esperar unas cuantas horas para volver a la carga con aquello que estaba planificando; era imposible al menos por ahora compaginar ambos ataques sin que perdiera toda su energía en el proceso y tuviera, en términos técnicos, una bajada de tensión tan brutal que podría incluso no poder atacar de nuevo. Pero tenía todo bajo control… en una tecnológica en Ámsterdam más en concreto.

Era una central no demasiado grande pero sí muy importante, de una sola planta pero con la maquinaria más a la orden del día de Europa, y en la que fabricaban nanotecnología. Una que, convenientemente, iría hacia París para uno de los institutos tecnológicos de la ciudad; aprovecharía eso sin dudar, pero antes necesitaba terminar de codificar todo plenamente. Había en su interior grandes bombonas con los nanobots sumergidos en un líquido biológico que les daba la energía para poder trabajar, una vez fuera de la misma tenían batería para poder estar durante varias horas hasta llegar a un nuevo cuerpo al que entrar y parasitar, exactamente como haría un virus o bacteria.

A través de ellos quería entrar de nuevo en la mente humana y poder comparar con mamíferos pequeños y medianos, a los que ya sabía cómo manejar; pero los humanos aún se le resistían. A través de ellos podría comprender mejor todo lo relacionado con el control y mentalidad humana y, sobre todo sin llamar atención de ningún tipo y sin muertes innecesarias que lograran hacer saltar las alarmas del grupo. En cuanto tuviera todo listo lanzaría la línea de producción y podría atacar en las cercanías de Kadic, trabajaba en ello desde la noche pasada y sabía que para esa tarde – noche podría dar el paso.

Por otro lado estaba la intervención de Waldo Schaeffer. No había vuelto a aparecer pero sabía perfectamente que seguiría dando problemas hasta el final; y aunque le había buscado en todos lados, seguía sin dar con él. Dónde se escondía era un misterio, no se sentiría en calma hasta acabar con él definitivamente, pues aunque los adolescentes no lo supieran, tenían un arma muy poderosa en él, no tanto por su fuerza en Lyoko sino por sus vatos conocimientos sobre aquel mundo.

Desde su último encuentro se había desvanecido, no contaba con su aparición en el corto plazo pero sí con que, en el momento en que su niña corriera verdadero peligro, hiciera su entrada triunfal. Pensaba en ello mientras ultimaba el programa de producción y coordinaba los transportes de un lado a otro, en cuanto lo tuvo preparado… lanzó el programa y las maquinas comenzaron a producir los diez millones de nanobots con los que comenzaría, en un primer paso hacia su objetivo último. Y según retiró el ataque en la torre del sector cinco comenzó a acumular energía para ir a por el grupo el día siguiente, por la mañana temprano y aprovechando que estarían ocupados y todos en Kadic.

( ) ( ) ( ) ( ) ( )

Sin embargo ese rato se le pasó bastante más rápido de lo que hubiera pensado en un inicio, y en poco tiempo se encontró con que la Tierra había dado una vuelta completa en torno a su eje, el Sol ya salía de nuevo por el horizonte la mañana del 11 de Noviembre tras una noche de desvelos, para algunos de ellos, en un intento desesperado de aprobar el examen de Meyer. Algunos se jugaban o la asignatura o sacar una mejor nota que los demás, según el caso.

Jeremy, en cambio, estaba preocupado más bien por otro asunto bastante diferente. El examen sabía que lo podía aprobar fácilmente, sin embargo salvar el cabreo de Aelita era otro asunto en el que no tenía tanta capacidad de decisión o de viraje en los acontecimientos. En palabras sencillas, estaba muy nervioso.

Esa noche le costó dormir por todo este asunto, y decidió que lo mejor era ir él mismo hasta Lyoko y así poder hablar cara a cara por fin, y no a través de una pantalla. En momentos así se preguntaba por qué no había ido aún, supuso que el miedo a poder sr atacado en pleno proceso y ser tirado al mar digital por Xana, pero tenía bastante que ver también el hecho que nadie más allá de él podía usar el súper ordenador, así que en caso de faltar él todos los demás estarían perdidos en cuanto al manejo del aparato.

Era algo de lo que se había dado cuenta pero que no sabía cómo arreglar; o mejor dicho, no sabía si quería arreglar. Al final, al ser el único que sabía usar el súper ordenador se sentía especial, una pieza imprescindible en esa guerra, y si lo único que le era exclusivo dejaba de serlo, y por tanto, era de acceso a los demás… corría el verdadero riesgo de perder su posición y ser excluido. Y al final volver a estar en solitario, que era su mayor miedo, quedarse sin amigos por enésima vez en su vida. Suspiró un poco, se acarició el puente de la nariz y dejó el lápiz en la mesa tras terminar el último de los problemas que tenía delante, ya con todo claro para el examen de las once.

Se levantó con parsimonia y fue al baño, sólo se lavaría la cara y bajaría a desayunar para enfrentar el día como siempre, pero en esa ocasión no le apetecía ducharse por la mañana. Ya lo haría por la noche, total, tenía tiempo… y a la tarde se plantaría en la fábrica para poder hablar con Aelita. Se había decidido durante esa noche tras contemplar la posibilidad de que ella le pudiera retirar la palabra, y eso no podía permitírselo. Y aunque eso acabara sucediendo, lucharía por ello todo lo posible, así que con determinación se levantó de su asiento y tomó el neceser camino del baño. Era tan temprano que apenas había nadie ya rondando por el pasillo, así que entró hasta los lavabos… y se sorprendió de escuchar cuchicheos. Se limitó a echarse agua en el rostro y, cuando se incorporó para secarse, se encontró a su lado con Odd.

-¡Buenos días, Einstein! -notó que llevaba unos pantalones cortos- ¿Listo para el examen?

-Sí, sí… -murmuró -¿Y tú? Me sorprendió no haberte escuchado preguntar nada más mientras estudiábamos…

El otro no pudo evitar alzar una ceja y reírse con ganas, el otro no entendía a qué se debía aquello pero se encogió de hombros.

-Tío, que me fui casi una hora después de entrar a tu cuarto -le dijo-. Es imposible que te hubiera preguntado nada, ¿no crees?

El otro se limitó a suspirar y salió de allí rápidamente, parecía con prisas. Odd soltó el aire con algo de nerviosismo y volvió a las duchas, donde se encontró con otra persona a la que siguió besando justo de la misma manera que lo hacía antes de la llegada del rubio. Este no tardó en entrar a su cuarto, cambiarse y bajar hasta la cafetería, donde tenía previsto tomar chocolate caliente con algún dulce y terminar de repasar un poco, sólo por si acaso. Pero algo dentro de él sabía que estaría pensando más bien en cierta chica de pelo rosa, aún así al menos tenía que intentarlo.

Guardó todo, tomó su mochila y se encaminó hacia su destino, en cuanto terminara el examen iría a la fábrica a ver a la chica, esperaba que nada pasara de lo que se fuera a arrepentir más adelante… Xana, sin embargo, parecía tener otros planes. En cuanto tuvo la suficiente energía puso su ojos en una de las torres del sector del hielo y esta se tiñó de rojo. Con ese aumento de energía, al que se había enganchado, lanzó sus largos tentáculos de energía hacia los ordenadores que controlaban los semáforos de la ciudad; similar con los sistemas informáticos de los muchos vehículos que circulaban, y cuyo mal, como si fuera un virus real, se extendía a toda velocidad en forma de honda a lo largo de la localidad. Era tal el escándalo que en apenas unos minutos ya se escuchaban comentarios y llamadas aquí y allá, de hecho la propia Rosa recibió la información de uno de sus hijos mientras servía al chico, su cara de preocupación lo decía todo.

-Ay, ay, ay… -murmuraba- ¿Has llamado a tu padre? Sí, vale… sí ahora lo intento yo… ay, qué desastre, qué desastre…

Jeremy alzó una ceja, y se limitó a ir a desayunar en uno de los sitios como siempre. Tomó su bebida con parsimonia, dejándose embriagar por su fuerte olor y agradable sabor, de hecho estaba degustando las últimas gotas cuando vio aparecer a Yumi, totalmente sudada y con la mirada nerviosa. Esa sí que era una mala señal, lo confirmó cuando se le acercó dando largas zancadas y se sentó a su lado.

-Creo que estamos bajo ataque, ya sabes -murmuró-. La ciudad está como loca y hay choques de coches como en la feria, y lo peor, con furgonetas y camiones también… las calles son un caos.

-Maldita sea… -Jeremy se bebió lo que quedaba de un golpe- Bien, ¿están avisados los demás?

-Sí, ya están de camino -Yumi le tomó del brazo antes de que saliera disparado-. Creo que alguien se debe quedar por aquí, no sea que vengan coches a intentar…

Jeremy entendió el punto, sin embargo negó suavemente.

-Esto no es para matarnos o algo así, demasiada energía para sólo potencialmente afectarte a ti… -murmuró- Es para llamar la atención, los últimos ataques han sido así… pero no sé la razón, puede que simplemente busque nuevas formas de sorprendernos y ataque a lo loco, ¿tú qué piensas?

-Que hay que darse prisa -Jeremy le sonrió con decisión-. ¡Vamos allá!

Corrieron a todo lo que les daba las piernas hasta alcanzar la entrada a las alcantarillas, de lejos podían escuchar las pisadas y jadeos de los demás, bastante más avanzados pero con el mismo destino, de hecho en pocos minutos se encontraron todos en la fábrica ya listos para ir al sector correspondiente.

Y mientras ellos se movilizaban en la Tierra, Aelita hacía lo propio en Lyoko. Ya había recorrido las mesetas del sector de las montañas y, según apareció en los glaciares pudo ver claramente las vibraciones en el suelo y las grandes hebras grises que señalizaban la dirección a la torre activada. Era la única manera que tenía, por ahora, de usar la gran energía de las torres para hacer ataques masivos, o para poder realizar operaciones en los programas mucho más deprisa de lo que de normal hacía. Y de paso, si montaba el suficiente espectáculo los muchachos daban una vuelta al pasado y se potenciaba en el proceso, estando así cada vez más cerca de poderse evitar estas cosas.

Llegaría un momento en que podría atacar con mucha más frecuencia y sin necesidad de toda esa parafernalia, pero no era algo en lo que tuviera prisa; había cosas bastante más perentorias en ese momento, como hacerse con esos nanobots y tener a su disposición en todo momento de la tecnología necesaria para su producción sin necesidad de atacar la Tierra. Mientras, aprovecharía veces así, de hecho tenía montada una buena bienvenida, con tres cangrejos y dos cubos que se lanzaron al ataque según vieron llegar a los guerreros.

La torre se localizaba en una muy amplia explanada pero con muchas columnas de hielo aquí y allá que formaban una suerte de fortificación natural en torno al objetivo, Aelita se encontraba en la parte más exterior de esos muros, oculta tras los bloques y buscando una manera de entrar a un sitio en el que la superioridad numérica o de tamaño dejaba de ser relevante al ser un estrecho. Sí, luego se bifurcaban y abrían bastante, pero si la batalla se daba en ese punto podrían tener una superioridad táctica con la que normalmente no contaban. Ella sonrió un poco.

-Chicos, ¿qué tal?

-¡Vamos a patear culos de monstruos! -Odd parecía en especial motivado -¡Venga, princesa!

Sin mediar más palabra Aria extendió sus alas y alzó el vuelo por encima de la zona de batalla, esquivando los disparos de los enemigos; Yumi corrió por entre ellos con sus abanicos y los lanzó contra los cubos que estaban al fondo, Odd a su lado se había lanzado contra el caparazón de uno de los cangrejos. Ulrich, en cambio, se quedó al lado de Aelita, y que observaba con interés como ellos luchaban.

Era una batalla normal, como siempre, y si bien un par de láseres dieron en ellos pudieron derrotar con relativa facilidad a los monstruos. Aria cargó contra uno de los cangrejos, al que derribó dejándolo boca abajo; Odd hizo impacto en el segundo mientras el tercero se enfrentaba con Yumi justo después de vencer a los dos cubos. Ulrich en ese momento se envalentonó y corrió a cortar las patas del que había quedado tirado, mientras Aelita se lanzaba a la torre para desactivarla. Jeremy observó todo, pensativo, efectivamente pensaba que tenía que haber algo oculto pero no sabía exactamente el qué… aunque rápidamente pasó a meditar cómo se acercaría a Aelita, de hecho procedió a ir preparando el programa de vuelta al pasado.

-Oye, Lita…

-¿Sí, Jeremy?

La voz de ella parecía como siempre, eso le gustó.

-He pensado en… -suspiró algo nervioso- Ir a… verte luego.

Ella sonrió un poco y se limitó a decir un suave antes de entrar a la torre, subió a su parte superior y justo delante de ella apareció la pantalla habitual donde tenía que insertar el código de siempre: tras colocar su mano apareció la palabra Lyoko, y la torre pasó del tétrico rojo al hermoso azul de siempre; instantes después una potentísima explosión de luz lo recorrió todo y volvieron a estar por la noche… Jeremy estaba justo delante de su ordenador, eran las dos de la mañana y tenía clara su misión en esos momentos.

Se puso ropa de abrigo y las zapatillas, y tras tomar sus llaves y el móvil salió a toda prisa de su cuarto. Se encontró con la penumbra total del pasillo, y aunque se moría de sueño, se aguantó las ganas y se encaminó de nuevo a las escaleras. Bajó los escalones con la respiración entrecortada por aquello que estaba haciendo, al final estaba prohibido y si le pillaban podría tener un problema… luego se acordó de todo lo que estaban haciendo con Lyoko y se le pasó aquello, de hecho comenzó a correr según salió por la puerta. Se sorprendía de no estar todo aquello sin fechar las puertas en absoluto, era raro pero desde luego conveniente para él… hasta que vio que Jim se acercaba con un manojo de llaves y una linterna con la que iluminaba sus cercanías.

Pudo esconderse detrás de una de las columnas, sólo volvió al camino cuando el otro pasó de largo; en ese momento se dirigió directamente hasta el bosque de Kadic y se internó por entre los árboles siguiendo el camino que habían recorrido tantísimas veces pero que únicamente ellos conocían o podían ver en sus cabezas. Una vez se coló en las alcantarillas recorrió sus corredores usando el monopatín, llegando en pocos minutos hasta las cercanías de las escaleras de mano que subían hasta el puente de la fábrica. El frío arreciaba y el viento aullaba como los lobos salvajes, sin embargo él no se amilanó por las durezas climatológicas de la noche, llegando en breve hasta su interior.

Tras deslizarse por la cuerda llegó hasta la base y se coló en el ascensor como siempre hacían. En ningún momento se dio cuenta que había sido seguido todo ese rato hasta la fábrica por el grandullón profesor de gimnasia, aunque antes de bajar por la cuerda notó que su móvil se removía en su bolsillo, y chasqueando la lengua se llevó el aparato al oído antes de poder ver dónde se colaba el muchacho. Instantes después giró sobre sí mismo mientras mascullaba unas disculpas, teniendo que volver rápidamente a la Academia por una pequeña emergencia.

Jeremy, por su parte, llegó hasta la sala de la interfaz del ordenador. Aún algo acalorado se acercó hasta el aparato y tecleó a toda velocidad, recordaba dónde tenía que estar ella en esos instantes y se dirigió hasta uno de los escáneres, al que entró. En unos pocos instantes su cuerpo virtual apareció en lo alto de los cielos del sector de las montañas, justo al lado de una de las torres. Su cuerpo virtual era el de un traje ajustado de un suave tono celeste, con detalles en amarillo en los muslos y antebrazos. Su estómago era blanco, y en sus ojos tenía unas gafas azul claro que le tapaba toda esa parte de su rostro, sus manos estaban protegidas hasta el inicio de las falanges por unos guantes sin dedos de color oscuro y con una pistola grabada en su parte superior.

Cayó como un saco de patatas hasta el suelo, aterrizando con el culo y observando sus alrededores con interés y sorpresa por lo bello que era. Sí, lo había visto más de una vez y de dos a través de los ojos de Aelita, pero no era lo mismo que verlo con los propios. Era consciente que, si venía más veces, todas ellas se quedaría embelesado viendo aquello. Precisamente apareció la chica a través de la torre, que salió al escuchar el golpe y posterior quejido; se llevó la mano a la boca al verle allí, así que se le acercó a trompicones y le ayudó a levantarse. Se miraron por fin a los ojos, eran de una altura similar pero él ligeramente más alto, sus bocas se habían acercado peligrosamente y el nerviosismo había hecho mella en ambos.

-H-hola… -murmuró ella, sonriendo- ¿Jeremy?

-A-A-lita, Ae-lita.

Ella se rio un poco, asintió y le llevó hasta el interior de la torre. En la parte baja se sentaron cara a cara, observando las facciones del otro con cierto interés pero sin decir nada en los primeros minutos hasta que ella se lanzó.

-Has… venido a verme.

-Sí, yo… -él suspiró, aún algo nervioso -Quería verte, después de la discusión de antes, me… sentía fatal.

-Oh… entiendo -ella parecía bastante satisfecha con aquella declaración -. No estaba enfadada, pensaba que… necesitabas tiempo para pensar y descansar, por eso me fui.

-Tú nunca me molestarías -le aseguró-. De hecho soy yo el que a veces te monopoliza, siempre estamos hablando entre nosotros.

-También hablo con los demás, en especial con Yumi -Jeremy asentía un poco-. Pero es verdad que hablamos bastante.

Un suave silencio llegó a ellos, no sin antes ella colocarse a su lado y recostarse un poco sobre él, que la recibió gustoso aunque algo nervioso por el gesto de cercanía… no era algo que él mismo hubiera deseado, en realidad.

-Siento… haberte gritado, en definitiva -murmuró él-. No estaba enfadado contigo, sino conmigo, yo… me sentía inútil.

Ella no se llegó a mover del sitio y se limitó a responder donde estaba.

-Yo tampoco -murmuró-. Has trabajado tanto, y tan duro, que me sentía mal y empezaba a pensar que era yo la que te retrasaba, con tantas preguntas sobre el mundo real, lo que se siente… hemos pasado algunas tardes enteras hablando en lugar de avanzar en mi programa, ¿sabes?

Desde su posición, tenía la cabeza de ella en su regazo así que la comenzó a acariciar en el pelo con una suave sonrisa. La chica sonrió por el trato y esbozó un gesto de felicidad así como estaba, pidiendo con su cuerpo que siguiera.

-Nunca me has molestado, princesa -le aseguró-. Quiero liberarte, pero… también me encanta ayudarte y explicarte todo lo que no sabes, así no llegas tan novata al mundo.

-Gracias… -murmuró ella- Por todo… Ser humana es mi sueño desde hace más de un año… y sé que gracias a ti podré serlo.

Ella se colocó de tal manera que podía verle desde abajo, le sonrió y acarició su rostro con cuidado. Con cuidado se incorporó lo suficiente para dejar sus labios al lado de los de él, observando en detalle las facciones de él. Jeremy hacía lo mismo con ella, perdiéndose en sus grandes orbes verdes como las hojas de un manzano en primavera. En un momento dado, ella pasó un dedo por la mandíbula de él, que tomó la mano de ella y la besó con cierto cariño, a lo que ella sonrió un poco.

-Tienes unos ojos muy hermosos… -murmuró ella- Tan azules como el hielo y el cielo de Lyoko… Jeremy…

-¿Sí?

-Tú crees… ¿Qué soy una IA? ¿O que soy humana?

Esa era una muy buena pregunta que ambos habían exteriorizado poco después del primer aniversario de su lucha, pero que no habían compartido con los demás. Sin embargo no eran capaces de darle una respuesta satisfactoria, aunque él sentía que ella debía serlo. La chica, por otro lado, tenía sus muchas dudas… y se sentía bastante más cómoda con la idea de ser una IA tan desarrollada que había logrado generar algo similar, por no decir que había llegado a tener, sentimientos.

-Seas lo que seas… -el chico estaba bastante nervioso, suerte que estaban en Lyoko y no podían sudar, si no tendría las manos totalmente mojadas- Tú… eres muy especial para mí.

Ella le sonrió un poco, así que se volvió a recostar en el sitio. Aquel era un momento mágico entre ellos que no deseaban romper. Simplemente así, juntos y mirándose entre ellos, disfrutando del silencio en compañía del otro.

-Creo… -ella fue la primera vez que retiró su vista de él- Que lo llamáis… amor.

El chico no se pudo sonrojar pero vaya si se había sorprendido; tanto que hasta dio un saltito en el sitio, pero ella ni se inmutó.

-Puede ser… -murmuró, al rato- Aunque es… mi primera vez en algo así.

Ella le sonrió suavemente y nuevamente acarició su pelo mientras él hacia lo mismo. Si así era allí, ¿cómo sería en la Tierra? Sin duda una experiencia que deseaba poder vivir cuanto antes, quedándose así tal cual estaban un buen rato más hasta que la mirada e ella se iluminó y sonrió suavemente, levantándose.

-Y tú, ¿querrías ver Lyoko?

-¿Eso sería seguro?

-Con Xana recién derrotada no tendrá energía para mandar nada -le aseguró-. Venga Jeremy… así podrás ver las maravillas de mi mundo también.

El chico se limitó a asentir, así que juntos salieron hasta el sector de las montañas. No había niebla ese día, así que se podían ver todos los promontorios, montañas y picos del sector con sus característicos árboles aquí y allá. Las grandes plataformas estaban conectadas por los sinuosos caminos, que comenzaron a recorrer andando tranquilamente y comprobando los diferentes niveles en los que se extendía el sector.

-Ojalá tener alas para poder volar por aquí… -murmuró ella- Es un mundo maravilloso, y sólo has visto uno de los sectores.

Sí que tenía sus encantos, y es que desde donde estaban se podían ver las torres que ya en alguna ocasión Xana había usado para atacar, y cerca de las mismas aún descansaban las rocas que Aelita en alguna ocasión había tenido que crear para poder cruzar los caminos del sector sin ser acribillados por los avispones. Tomados de la mano llegaron hasta la torre de paso más cercana, algo sobre elevada respecto del resto de la plataforma donde se encontraba, y en cuya trasera tenía una catarata que caía en un lago en una inferior.

-Parece tan real… -murmuró él- Siempre he querido saber quién creó todo esto -Jeremy tenía una sonrisa tonta en el rostro- ¿Se podrá viajar entre los sectores usando estos lagos?

-Pues… nunca lo he probado -comentó, divertida- ¿Lo intentamos?

Juntos, se lanzaron al vacío dirección al lago, al que cayeron con no demasiado arte pero sí con la efectividad suficiente para, precisamente, aparecer en uno de las masas de agua interna de la zona del hielo, de hecho subieron a un iceberg que pasaba por el río interno en el que se aparecieron.

-No sabía que se pudiera hacer… -murmuró ella, sonriendo- ¡Qué divertido es! Se lo tendremos que decir a los demás, ¿no?

Jeremy estaba intentando salir, apoyándose en la superficie exterior e impulsándose con las piernas; en cuanto sacó el cuerpo le echó una mano a la chica, de la que tiró ya de pie. Con tanta fuerza lo hizo que trastabillaron hacia atrás y se golpeó con la espalda en la pared, aterrizando ella sobre el cuerpo del chico.

-Yo… eh… -Jeremy la miraba a los ojos- No sé si…

-Yumi me dijo que… -ella frunció algo los labios- Se besa a los que se quiere…

Y procedió entonces a besar, castamente, al chico. Este ni se movió, pero sí disfruto de la artificial pero a la vez mágica experiencia, acercando algo más el cuerpo de ella. Estuvieron abrazados un par de minutos antes de salir de la cueva – en la que se alzaba una torre – y ver la gran explanada que se extendía más allá de donde llegaba su vista. En los glaciares se podía ver, o al menos vislumbrar bien la torre de paso, bien su llama azul tan característica. El mar digital bañaba la costas del sector pero los lagos interiores eran independientes del mismo salvo en algunos casos, que sí desembocaban en el mismo aunque sin una corriente como tal.

-Este mundo también es hermoso, a su manera… -murmuró Jeremy- Ahora me doy cuenta… Aelita, este también es en parte tu mundo.

Ella asintió, y sonriendo le abrazó un poco. Sabía que en un momento dado él se tendría que ir, pero era consciente que en poco tiempo se encontrarían de nuevo… esa vez para siempre, y en la Tierra. Donde todas y muchas más emociones y sensaciones estarían a su alcance. La mera idea les emocionaba.

-Sí… -ella suspiró algo- Lyoko es especial para mí, de una manera difícil de explicar… Cuando derrotáis a Xana, algunas veces me doy paseos e intento explorar, aprovechando que no puede mandar monstruos contra mí…

-Te prometo, Aelita -murmuró él-, que haré para ti un mundo sin peligro… me tome el tiempo que me tome.

Ella le miró, y se colocó de frente. Tomados de las manos, aproximaron sus labios nuevamente y volvieron a juntarlos, esa vez llegaron a moverlos un poco mientras disfrutaban de aquello, lo poco que podía hacerse. Era más un símbolo que algo en lo que fueran a notar nada, pero era lo bastante poderoso para ambos. Tras separarse ella le sonrió mientras Jeremy hacía aparecer su arma, una pistola, y se la colocó en el estómago.

-Adiós, princesa… -murmuró- La próxima vez… será en mi mundo.

Y tras accionar el disparador se volvió una nube de píxeles, sólo entonces ella se permitió suspirar tristemente y llevar las manos a la cara.

-Adiós…

Él apareció de nuevo en uno de los escáneres, del que salió con un dolor en el estómago como si le hubieran dado una tremenda patada en todo el centro de la tripa. Como pudo se recompuso y tomó el ascensor, ni quería saber qué hora era para no ponerse de los nervios, al menos cuando salió al exterior se encontró con que las calles seguían vacías y aún era de noche, así que… sonrió como un tonto por la experiencia y se dirigió de vuelta a Kadic, esa vez sí, sin encontrarse con nadie y sin que su ruta fuera seguida por nadie hasta su cuarto, donde se recostó en su cama y sin más se quedó dormido con una sonrisa de felicidad.

( ) ( ) ( ) ( ) ( )

(1)

Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.