Aelita's Nature
Capítulo 20
Fueron pasando los días y eventualmente llegó la última semana de Noviembre. Sólo quedaban unas pocas líneas del código para poder llevar a Aelita a la Tierra así que Jeremy estaba apretando las últimas tardes antes de llegar a su objetivo final… estaba bastante nervioso por ello y ya estaba planificando su llegada, necesitaba de bastante documentación y tener que hacer pasar por buenos los que estaba falsificando en el súper ordenador tomaba un tiempo, así que utilizaba obligatoriamente una parte de su día para poder avanzar en esa parte. Sin embargo, también tenía que invertir más horas a estudiar, al final en esos días irían teniendo trabajos y exámenes que también tenía que superar… así que exprimía sus tiempos de trabajo todo lo que podía.
Con el pasar de los días se había convertido en alguien bastante eficiente pero no tenía nada claro poder sostener ese ritmo mucho tiempo. Y sin embargo ese no era el mayor de sus problemas, ni siquiera los planes de Xana le hacían competencia a algo que había comenzado a notar desde su viaje a Lyoko. Yumi parecía de mal humor desde hacía un par de semanas y no sabía la razón, especialmente con Ulrich… y este tampoco ayudaba. Lo que quiera que pasara entre ellos debió ser grave para que se separan de esa manera tan repentina, y que ese mal se extendiera a Odd, Aria y a él mismo le quitaba el sueño. Ese Miércoles, en cualquier caso, tenían albóndigas para comer y le apetecía algo más contundente que llevarse al cuerpo, así que se estiró en su sitio mientras Aelita, al otro lado de la pantalla le sonreía.
-¿Y está rica, esa comida? -preguntó ella- Tengo ganas de poder comer muchas cosas, Odd me ha nombrado muchos platos…
-La verdad es que sí, con patatas fritas están muy ricas -comentó él-. Pero depende mucho de quien cocine, el punto de sal, los ingredientes…
Ella asintió, genuinamente interesada.
-Es como en la química, entonces -comentó ella-. Para que funcione, necesita estar todo perfectamente equilibrado, ¿verdad?
-Yo no lo hubiera explicado mejor -Jeremy sonrió entonces-. En fin, ahora iremos a comer y luego igual van a algún lado, Ulrich comentó de ir a tomar un helado, pero con este frío…
-¿Tú no vas?
-Tengo que seguir con el programa y llenarte la cuenta del banco, así que…
Ella asintió, comprendiendo, y le sonrió un poco. Le gustaría poder verle de nuevo, aunque fuera en Lyoko, pero comprendía que eso era más… importante adelantarlo. Después de él desaparecer de su vista la chica se estiró un poco y comenzó a recordar aquel día, se repetía en su mente en bucle como esas famosas películas que a ellos tanto le gustaban. Pero también le preocupaba algo que le había comentado a Yumi relacionado con su aniversario del nacimiento, ¿lo llamó cumpleaños? Al parecer la costumbre era regalar algo, aunque fuera un detalle, para la persona que cumplía edad.
Para ella fue el pasado 17 de Noviembre, ella le entregó una bolita de hielo que creó usando sus poderes en Lyoko, a Yumi no pudo parecerle más tierno. Aprovechó uno de los ataques de Xana, mientras Jeremy la vuelta al trabajo ella aprovechó para hacerle la entrega. Como el programa lo eliminó, la chica volvió esa tarde a la fábrica para que Aelita se lo devolviera, pero desconocían si algo así se podría desvirtualizar y llevar a la Tierra. En todo caso el detalle estaba ahí y, por cómo reaccionó, a Yumi le debía parecer algo muy importante…
En cualquier caso, mientras bajaba hacia la cafetería Jeremy se encontró con Aria, que le sonrió al verle y le dio un suave abrazo, beso en la mejilla incluido. Por supuesto el muchacho se ruborizó, pero no comentó nada, así que fueron hacia su destino sin pararse a notar los suaves gemidos que venían desde el baño de los chicos, donde Odd y Herb se habían escondido tras las cortinas de una de las duchas. No habían llegado a desnudarse del todo, pero sí estaban con la ropa algo subida y se acariciaban por todas partes según se iban besando, pero sin tiempo para poder hacer nada preferían no pasar de ese punto… aunque ganas no le faltaran.
Hacerlo así, furtivamente, era algo que le encantaba a Odd y hacía que al otro se le subieran los colores al rostro. Se limitaron un rato largo a masajearse las entrepiernas, dejándolas totalmente duras pero sin liberarlas plenamente a la espera de la llegada de la tarde, que terminarían con aquel duelo de espadas, como ellos decían. No era el más sutil de los nombres, pero les gustaba y excitaba a partes iguales, aunque les costaba separarse en veces así. Se besaron un par de minutos más antes de que el hambre acuciara, así que salieron uno y después el otro con una diferencia de un par de minutos, en los que aprovechaban para lavarse las caras y relajar el ánimo.
En la cafetería esperaban los demás, ya con las bandejas en las mesas y comiendo tranquilamente, aunque se tendrían que separar tras terminar para llevar a cabo sus quehaceres. Y entre los comensales, Ulrich se limitaba a comer en silencio pese al parloteo de los demás, que intentaron incorporarle a la conversación un par de veces antes de comprender que no quería saber nada de nadie. Ellos podían respetar eso, pero les preocupaba en cierta medida…
Estaban sentados de tal manera que Aria, Jeremy y Odd formaban un triángulo, con la primera presidiendo y los dos chicos justo en frente uno del otro; Ulrich, en cambio, estaba al lado de su compañero de cuarto, pero sin llegar a hacer nada. Estaba pensativo, sumido en su mundo pero más de lo habitual y sólo comiendo. De hecho, según terminó se levantó, recogió su bandeja y salió por la puerta sin despedirse siquiera, y aunque se encontró con Yumi por el camino – y que se dirigía hacia la cafetería – no intercambiaron palabra alguna más que un leve cabeceo.
Eso no pasó desapercibido para Emily Leduc. De pelo oscuro lacio, sus gafas escondían unos bellos ojos pardos y alguna que otra peca. Su ropa era sencilla, una sudadera de manga larga y una camisa clara por debajo, con pantalones vaqueros y deportivas; y aunque se había fijado alguna que otra vez en el otro no se había acercado… hasta hace un par de días. Esa tarde, ella estaba tomando un cacao líquido al lado de la máquina expendedora y él, tras elegir su bebida, se quedó de cháchara con ella y, entre risas, quedaron para seguir viéndose. Ese sería el día, y desde el interior de la cafetería y por cómo estaba ella colocada en su silla, Yumi fue perfecta testigo de cómo ellos dos se quedaban hablando y caminando juntos hacia el interior del edificio.
Por supuesto frunció suavemente el ceño ante esa cuestión, pero la voz de Aria riendo por la última broma de Odd la sacó de aquello rápidamente, así que giró los ojos y se los encontró terminando sus propios primeros platos. Y pese a eso no se podía quitar de la cabeza la imagen de esos dos, parecían más cercanos de lo que debían ser… Los había visto reír e incluso tomarse de la mano en un cierto punto, así que tuvo que reprimir la cara de cabreo al recordarlo. Simplemente no podía comprender aquello, ¿desde cuándo esa le gustaba a Ulrich? ¿Y por qué ella estaba reaccionando así? Vale, él le atrae, pero fuera de ahí… tendría que hablar con el chico, así que igualmente se sumió en un sepulcral silencio sólo roto, de vez en cuando, por algún comentario suelto de lo que quiera que estuvieran hablando. Sinceramente le daba igual, así que también se acabó levantando tras acabar su plato y dejó a los otros tres en solitario, que, ahora sí, se miraron con genuina preocupación.
-¿Pero qué les pasa a estos dos?
La queja de Aria no era injustificada, y Odd creía saber lo que pasaba.
-Creo que Yumi ha visto algo de Ulrich que no le gusta y se ha enfadado con él… -murmuró-. Y él es más testarudo que una mula, así que también se ha enfadado, y han entrado en un bucle infinito de enfados, y…
Pero Jeremy negó suavemente.
-Creo que a él se le ha olvidado el cumpleaños de ella -comentó-. ¿Recordáis? Ella hizo mucho hincapié en eso durante los días previos…
Eso era verdad, y todos más o menos le habían dado algún detalle… puede que Ulrich no se acordara, o le diera algo que no le gustara, o a saber. Sólo ella lo sabía, y ahora a esa afrenta se sumaba el verla con otra que no era ella, y eso la cabreaba mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir. Ella no era de esas cosas, pero simplemente no podía remediarlo así que, con tal de no encontrarse con ellos dos, fue directa hacia la biblioteca para intentar calmarse un poco antes de hacer o decir ninguna burrada de la que se pudiera arrepentir. Por su parte, Ulrich y Emily estaban en uno de los bancos del parque de Kadic, uno al lado del otro y riéndose de las chanzas y bromas mutuas, en un momento en que por primera vez ambos se sentían identificados con la otra persona de una forma totalmente novedosa… y eso les gustaba bastante.
Él se olvidaba de sus problemas con Xana y Lyoko, y de los problemas de estudios de su familia; y ella del duro divorcio de sus padres, que la tenían llorando por las noches. Ambos sufrían con esos dramas personales, cada uno entendiendo el propio como el más grave del mundo porque ellos lo veían así… y la persona que tenían en frente podía comprender esas emociones. Lógicamente él se tragó todo el asunto de su guerra virtual, y sin embargo, pudo compartir sin dudar la gran presión que ejercía su padre en su persona.
Siempre le exigía las mejores notas y no fallar, y aunque hasta entonces había podido conservar el tipo… comenzaba a suspender cada vez más, y su estricto progenitor empezaba a impacientarse. Por parte de ella, la noticia de la separación de sus padres le cayó como un jarro de agua fría que le costaba comprender y asimilar. No era algo que fuera sencillo, Ulrich podía comprenderla dado que a los suyos casi le pasa en un par de ocasiones; y a su vez, ella también tenía la presión de su madre, que siempre le pedía las mejores notas. En esos momentos todo lo que necesitaban del otro era alguien que les escuchara y que fueran algo ajenos a su propio mundo.
Sin duda, un soplo de aire fresco en sus monótonas, pero nada aburridas vidas. Era paradójico, pero así resultaba ser dadas sus circunstancias personales, así que ahora que tenían un confidente todo parecía mejor. Si, cada uno tenía su propio grupo de amigos, pero… sentirse correspondido por alguien del otro sexo parecía ser más agradable que con otros del mismo. Eran gente sencilla de gustos simples… Estaban riéndose mientras Sissi, a unos metros de ellos, les miraba con curiosidad, Herb tomaba de su cacao sin demasiado interés en todo eso y, más bien, pensando en las caricias del rubio que le hizo sonrojar sin darse cuenta. Ella, sin embargo, suspiró.
En otro momento le hubiera gustado estar en la posición de ella, sin embargo, ahora… por alguna razón no sentía tantos celos, pero igualmente algo le quemaba por dentro. El chico a su lado la miró con interés, como sabiendo lo que pensaba y ella por supuesto se dio cuenta de ese detalle, así que le sacó la lengua con cierta diversión.
-¿En qué piensas, Sissi?
-Bueno… -ella se lo pensó un poco, entonces- Me gustaría estar en esa posición, la verdad…
-¿Pero?
Herb sabía perfectamente que había un pero, y quería escuchar a la chica reconocer aquello que estuviera dando vueltas en su cabeza. Por supuesto Sissi fue directa a ello.
-No sé si sería con Ulrich, la verdad -reconoció-. Es decir, él me encanta, pero… no sé, me vería antes con otro.
Su amigo asintió, podía comprender aquello. A él le pasaba exactamente lo mismo, pensó, pero no llegaban a entender la razón de eso. O incluso, no querían admitir la identidad de esa persona. Eventualmente se encontraron que ambos se levantaron y fueron dirección a la ciudad, o al menos eso pensaron por la dirección que tomaron. Durante todo ese rato Yumi había permanecido en la biblioteca, estudiando un poco o al menos intentándolo… pero no fue capaz, todo el rato en su cabeza se repetía la imagen de esos dos y el sólo pensamiento le revolvía el estómago.
No reconociéndose a sí misma, y frustrada, fue hacia el cuarto de Jeremy a hablar con él, con suerte estría Aria también y podría tener una opinión femenina… aunque ella tampoco tenía demasiada experiencia con chicos y celos. Sabía que sus amigas y Odd le dirían toda clase de obscenidades para hacer con Ulrich, y aquello era lo último que le apetecía en esos momentos. Por eso subió por el edificio de habitaciones y llegó en pocas zancadas al cuarto de su amigo, que abrió la puerta según ella tocó en la misma con los nudillos. Suspiró un poco al verle y, sin más, pasó hacia el interior y dejó su mochila en la cama de él, que la miraba con intriga.
-¿Estás bien?
-No… ¿puedo fumar aquí? Estoy nerviosa, pero tampoco quiero meterte en un lío…
Este suspiró y asintió, así que abrió un poco la ventana para que se pudiera ventilar el aire. Aelita, en la pantalla del ordenador del chico, la miraba con bastante interés.
-¿Qué te pasa, Yumi?
Ella había sacado uno de los cigarrillos, y tras encenderlo, tomó uno de los cuencos que él tenía para ir echando las cenizas y no manchar. Ya su versión del futuro se preocuparía de hacerlas desaparecer en algún punto.
-El gilipollas de Ulrich, eso me pasa -gruñó ella, molesta-. ¡Es que es bobo, joder!
El otro se limitó a suspirar un poco y asintió, ella se había sentado en la cama y él estaba en la silla, pensativo.
-Vaya… -murmuró Aelita, con sorpresa- Nunca te había visto tan enfadada.
-Pues lo estoy… -gruñó- Me cabrea muchísimo lo que está haciendo, primero lo de mi cumpleaños y ahora con la puta de Emily que…
Ella ahogó un chillido y se limitó a fumar con ganas, aunque Jeremy la abrazó por detrás como pudo para animarla dentro de lo posible. Ella le agradeció el gesto y se recolocó el pelo como pudo, Aelita miraba aquello con interés.
-Emily es una compañera de vosotros, ¿verdad? -comentó- He escuchado a Odd hablar habitualmente de ella.
-Sí, lo es… -gruñó Yumi- Y parecen muy amiguitos, ella y Ulrich.
Jeremy la miró con cierto interés, y asintió.
-¿Tienes… celos? -preguntó, era evidente pero quería confirmarlo- De Emily.
Ella gruñó algo y siguió dándole caladas al cigarrillo. Estaba bastante nerviosa y suspiró un poco, acabó asintiendo despacio. Le dolía admitirlo, pero claro que estaba celosa, y ahora algo más calmada se limitó a fumar con la poca tranquilidad que le quedaba.
-Claro que sí… -murmuró la chica- Perdón por mis formas, pero… odio la sensación, odio a Emily, y a Ulrich, y…
Sus ojos estaban ligeramente acuosos, pero quitó las incipientes lágrimas de sus ojos. Se dejó abrazar por Jeremy, que acarició con cierto cariño la espalda de la muchacha. Ella continuó ahogando sus penas en la nicotina, aunque era más una excusa para aplacar la ira que sentía … incluso le tendió uno a él, que lo reclinó cortésmente.
-Piensa que ellos no lo hacen adrede -comentó él-. Simplemente… ha pasado.
-¿Crees… que debería hacer algo?
Eso sorprendió al otro, que se preguntó qué debía responder.
-Hacer… ¿el qué?
-Intervenir, separarles… ya sabes, hacer algo.
Siguió fumando mientras su amigo se preguntaba qué debía responder a esas palabras, pero no lo tenían nada claro. Sin embargo, al final se acabó decidiendo, y se estiró un poco. Apoyó la espalda en la pared y le miró con cierto interés.
-No creo que sea buena idea, la verdad… -murmuró, y suspiró suavemente- Es decir, si ellos se han juntado… ¿quiénes somos nosotros para hacer nada?
-Ya, ya… -ella gruñó un poco, y le dio una última gran calada al cigarrillo- El caso, es que siento que soy invisible para él, como si se la sudara, ¿me explico?
-No creo que le seas indiferente, Yumi -le aseguró él, sonriendo-. ¿Has hablado de tus emociones con él?
Ella dudó antes de responder.
-No es tan sencillo… -le miró a los ojos- Ese chico es más frío que un bloque de hielo, no hay manera de… entrar en ese modo con él.
Jeremy podía comprenderlo. Y tenía miedo de que con Aria sucediera lo mismo, esperaba que no, pero la llegada de Aelita podía provocar esto mismo pero con diferentes protagonistas. Le dolería bastante de ser así, igual tendrían que hablar sobre ese asunto, pero a saber cómo saldría aquello. Pensaba en ello cuando llamaron a la puerta de nuevo, así que tras dar el permiso se encontraron con la muchacha, que sonrió al ver a su compañera allí. No se sorprendió de verla con un cigarrillo en la mano, y menos al ver cómo encendía otro; y de hecho estaba allí porque sabía que ella necesitaba ayuda. Si no había ido directa hacia su cuarto fue para no encontrarse de bruces de Emily… y es que la chica era capaz de darle un puñetazo a la otra si se le cruzaban demasiado los claves.
-Hola amiga… -se colocó para abrazarla, acariciando su espalda con cariño- No llores anda, que no es el fin del mundo…
Para Yumi ya era tarde, pues efectivamente estaba llorando un poco, pero más por orgullo que otra cosa se estaba aguantando. No le gustaba mostrarse vulnerable pero, simplemente, en ese momento se había roto. Ver a Ulrich así de bien con otra… lo odiaba, y sí, ella quería estar ahí con él. ¿Por qué era tan tonto de no pedírselo? No lo entendía, y ella tampoco se sentía lista para ir detrás de él, no era lo más apropiado, ¿y si la llamaban buscona? Se sentiría fatal con eso, así que más calmada siguió fumando un poco.
-Ve a hablar con él, pero estando ya más calmada y a solas -le recomendó Jeremy-. Y no te preocupes en exceso, igual… sólo son amigos, ¿sabes?
Y Yumi rio para no llorar. Ellos, efectivamente, eran sólo amigos y nada más, pero todos sabían en cierto grado que es era una mentira piadosa. Claro que eran más que amigos, pero ¿qué eran? Al final no se comprendían a ellos mismos siquiera, así que… Ideas se movían por su cabeza en esos momentos, ya ni escuchaba lo que los demás decían hasta terminar con el cigarrillo e ir a por el siguiente, momento en que se limitó a apoyarse en la esquina. Vio a los otros dos charlar entre ellos con evidente preocupación, notó que hasta estaban tomados de las manos con Aelita de fondo, pensativa…
Se mantuvieron en silencio un rato largo, masticando las palabras. Le daban vueltas a lo que habían dicho los demás, hasta que Aria apoyó su cabeza en el hombro de Jeremy, y sonriendo, tomó la mano de Yumi con cariño. Ella le miró con cierta sorpresa, aunque se dejó limpiar la cara con un papelito para retirar las lágrimas que, de vez en cuando, resbalaban.
-No te preocupes en exceso y ve a hablar con él -le pidió-. Eres muy guapa y, si el no te aprecia… seguro que hay otros chicos que sí, como Odd…
A ella le vino a la mente el intento de beso del muchacho y negó con vehemencia, aquello pasó el curso pasado y esa noche tuvo problemas para conciliar el sueño, pero desde luego él ya no volvió a insinuarse de ninguna manera. Lo que sí dijo fue que Ulrich estaba muy por ella, entonces, ¿por qué no se acercaba? Era verdaderamente frustrante, pensó, pero se tenía que solucionar ya. Jeremy no lo había dicho por respeto, pero le preocupaba que el grupo se pudiera romper por cosas así, más la tensión de los exámenes, de la lucha con Xana, de jugársela cada día… puede que aquello les empezara a venir grande de alguna manera, pero no se atrevía a poner aquello en el debate.
Yumi, en todo caso, se levantó. Suspiró pesadamente y terminó el segundo cigarrillo, y tras recoger sus cosas se dejó abrazar por los otros dos, que sin saberlo habían curado bastante su alma sin ellos darse cuenta. Se quedaron así un par de minutos, acariciándose mutuamente las espaldas y, tras ella salir por la puerta, cerraron la ventana de nuevo sin que el olor a tabaco se hubiera impregnado especialmente lo cual, sin duda, agradecían. Sin embargo, Aria sabía que ella tendría que hablar con ella de nuevo para esa noche porque aquello estaba lejos de estar solucionado.
-¿Cómo lo ves, Aria?
La pregunta de Jeremy no la sorprendió en absoluto.
-Mal… -murmuró ella- Ojalá todo fuera mucho más sencillo, pero me siento fatal por ellos… Me gustaría que fueran más como nosotros.
-Nosotros también tenemos nuestras cosas -le explicó Jeremy-. Cuando Aelita llegue… pues es probable que no podamos seguir, ¿sabes? Yo…
Ella se giró y le puso un dedo en los labios para callarle, y tras retirarlo le besó despacio. Claro que sabía de eso, pero mientras estuvieran ellos solos… ella aprovecharía. Y entre esas cosas, claro, estaban los besos… junto a más cosas, y aunque le daba vergüenza admitirlo sí que había pensado en según qué. Sin embargo, Jeremy estaba demasiado enfrascado en los códigos para sacar a Aelita del súper ordenador, esa tarde ella esperaba poder sacarle del cuarto y… puede que llevárselo a su propio cuarto, nada le gustaría más, pero igual era fantasear demasiado.
Pensando en ello se levantó y apagó la pantalla del ordenador de él, que suspiró un poco e iba a reprenderle ese comportamiento cuando ella, con ganas, le volvió a besar esa vez en pie. Rodearon con los brazos la cadera del otro y sus labios danzaron un poco, toqueteando el cuerpo del otro y apretando un poco allí donde pillaban. Glúteos, pechos, tripa… recorrían en especial ella el cuerpo de él, mientras Jeremy se limitaba a tener sus manos en la cadera de la chica… hasta que se atrevió a ir al pecho de la mujer, que gimió suavemente.
-Jeremy… -murmuró ella- No quiero que… bueno…
Se sorprendió de verle algo lloroso, así que le quitó las lágrimas con sus dedos delicadamente. Él temblaba igual que ella, que comenzó a preguntarse si se había pasado con aquello, e iba hablar cuando él la besó con ganas de nuevo, pero esa vez sin llegar a tocarla. Por suerte para todos ellos la pantalla estaba apagada y Aelita no veía nada… o eso pensaba Aria, y es que era algo unidireccional. Ellos no la veían, pero sí que eran vistos… y a la chica no le hacía especial gracia. Había hablado mucho con su compañera y comprendía lo que pasaba por su cabeza, pero es que ella quería estar en su situación. Suspiró pesadamente y se cruzó de brazos, algo molesta, pero comprendiendo en cierto grado todo aquello.
Eso que estaba sintiendo en esos momentos debía ser lo mismo que notaba Yumi, pero con menos intensidad. Puede que por saber que aquello se terminaría cuando ella llegara al mundo, o al menos eso pensaba, pero… ¿y si no sucedía? ¿Y si ellos dos se quedaban juntos? La mera idea le daba miedo, a decir verdad, pero sabía también que la reciente visita de él había ayudado bastante. Los seres humanos eran demasiado complicados y le daban dolor de cabeza, significara eso lo que significara. Lo que sí sentía era que estaban dando demasiadas vueltas a esas cosas, puede que ese fuera el gran problema. Por eso Odd era feliz, porque no tenía problemas de ningún tipo con esos menesteres. Ante todos estaba ligando siempre con chicas, pero luego se metía a las duchas para meterse mano con Herb, así que… esa forma de ver la vida era la más cómoda, sin duda alguna.
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Y mientras ellos estaban a esos problemas amorosos, entre otros, Xana no había dejado de moverse. Ya tenía preparado su contraataque para cuando Aelita pudiera salir del súper ordenador, porque sabía que ese día llegaría. Y tenía que evitar que eso sucediera, para lo que necesitaba algo lo suficientemente potente para evitar que apagaran el súper ordenador según sucediera, de ahí ataques anteriores en los que había tomado información de varios de ellos. Había abierto también la veda a producir sus propios medios para atacar el mundo y había aprendido tanto de los hombres que no dejaba de sorprenderse de las muchas que aún desconocía, y no estaba dispuesta a parar ahí.
Waldo Schaeffer no había vuelto a intervenir, no al menos de forma directa, lo cual le daba la suficiente legitimidad como para continuar por ese camino. La humanidad, sin duda, necesitaría de su liderazgo quisieran o no, así que se limitaría a cumplir con esa obligación que tenía… nadie podría pararle. Desde Lyoko estaba coordinando todo para la producción de los mismos nanobots que semanas antes había tenido la oportunidad de controlar y que, se habían demostrado realmente útiles. En la casa frente a la fábrica había montado un súper ordenador y organizado la maquinaria necesaria, así como los productos para comenzar a producir en cualquier momento, todo sin necesidad de tener a gente allí trabajando.
Ese mismo día se pondría, de hecho, para en cualquier momento poder darle uso… pero también necesitaba de otra cosa, un cuerpo con el que poder andar por la Tierra. Aun siendo libre tendría que tenerlo, pero desconocía el cómo hacerlo. Era algo muy complejo, pero se dio cuenta de aquello en el momento en que comprendió que podría verse fuera de combate con sólo tocar un botón. Esa debilidad era demasiado importante y evitarla en todo lo posible era su prioridad principal, y ahora que había podido salvarla sentía que necesitaba un segundo punto de apoyo. Y es que sólo así podría salvar su otra debilidad, que era su dependencia con el mundo virtual.
Sin embargo, aquello sería algo más a largo plazo pues tenía prioridades más acuciantes, como era salir de Lyoko. Sabía que tenía que haber alguna manera y puede que la clave la tuviera delante, pero desconocía el secreto… por ahora. Lograría su objetivo de ser libre y llevar a la humanidad por la senda de la luz que su maestro, años antes, intentó pero fracasó. Para poder comenzar a producir necesitaría de, como siempre, un ataque que sirviera como bomba de humo para llamar la atención del grupo y se centraran en algo que le viniera bien, y así, no posaran sus ojos en lo que debían.
Tenía claro, además, con qué atacar. Había visto las interacciones con ellos y le fueron interesantes, pero para poder hacer nada antes necesitaba de una tecnología de la que en esos momentos carecía. En su lugar iría por otra cosa diferente, pero que permitiría explotar otro punto débil del grupo, así que dio un fuerte golpe de energía en el suelo. Del mismo salió una larga corriente que recorrió el mundo virtual y fue directamente hacia uno de los grandes tubos que salían del Sector Cinco y que lo unían al resto de Lyoko; tras este abrirse penetró por el mismo y apareció en lo alto de los cielos del sector de las montañas, por el que se movió como una gran serpiente negra. Según avanzaba aparecían las hebras que llevaban la energía de la IA hasta llegar a una torre de paso, en la que impactó de lleno; en pocos instantes pasó de su color natural azul a un intenso rojo, y desde su base comenzaron a formarse las ondas de choque.
Esa era otra cosa en la que tenía que trabajar, una forma de hacer que sus ataques no se pudieran notar de esa manera pero no sabía tampoco cómo. En torno a la torre se formaron tres cangrejos y cuatro garrapatas que formaron de inmediato para proteger el lugar, así que teniendo eso ya preparado y con la energía de la torre a su disposición, mandó la orden de comenzar con la producción al otro lado de la calle.
En el chalet que le servía de base de operaciones las cosas estaban siempre tranquilas, sólo algún que otro operario entraba de vez en cuando para hacer la instalación que correspondiera pero nadie había visto nunca al propietario, Naxa Schaeffer. Únicamente el jefe de la policía local había preguntado y movido algo los papeles, pero eventualmente se debió cansar porque no tuvo más noticias, así que si se estaba moviendo lo estaba haciendo fuera de telecomunicaciones.
La maquinaria dentro del edificio se activó y comenzaron a moverse los engranajes; los tanques se llenaron de una mezcla de agua y productos químicos para tener el resultado almacenado, y tras leer el código de cómo se debía producir, las ensambladoras comenzaron con la producción. No se veían a simple vista por su tamaño microscópico, pero en pocos minutos podrían tener preparados muchos de ellos para, literalmente, colarse en cualquier lugar sin ser detectados, desde instalaciones, ordenadores y hasta seres vivos. El potencial era incalculable, y Xana quería poder producir los bastantes para tener un ejército propio… que no sería el único, pero todo a su tiempo.
Y mientras estaba con ello, que podría hacer sin necesidad de ataque, para lo que pretendía hacer sí que necesitaba de ataque. Iría a por los sistemas de luces de la ciudad, que necesitaba comprender para poder hacer ataques más importantes en el futuro y, de esa manera, poder planificar mejor en relación a información. De paso aprovecharía para ir a por datos oficiales del Ayuntamiento, contra el que nunca se había lanzado y, por lo que tenía entendido desde que se hizo pasar por un empresario, era parte importante del poder local… lo que implicaba que tendría información delicada que sería útil.
De esa manera, se desplazó a lo largo de Boulogne – Billancourt y llegó hasta la sede municipal. Era un edificio no demasiado grande, de muchas plantas de altura y aspecto moderno, gris y con muchas ventanas, techo que sobresalía ligeramente y una entrada prominente con escaleras en forma de semicírculo. Una gran verja lo separaba del resto de la calle en la que se situaba, a tan solo unos cientos de metros del río y algo alejado del centro como tal de la ciudad, pero cerca de una de las grandes vías de comunicaciones terrestres. La IA no tardó en entrar a través de los cables de cobre hasta sus sistemas, que si bien estaban bien defendidos nada pudieron hacer en su contra… y logró acceder a información administrativa, entre otras a su propio perfil y al de muchos más; a los semáforos de la ciudad, a la policía local, al de los trabajadores del municipio… Todo información muy comprometida.
Xana se sentía como un niño con un juguete nuevo, así que ya que estaba se puso a copiar la información que tenía a su alcance, y de paso se puso a modificar los datos de las luces de la ciudad, activándolas y quitándolas de golpe; así como señales de sonido de los edificios para emergencias, así que al unísono sonaron las alarmas en el propio ayuntamiento, en las comisarías locales, en colegios públicos, centros sociales… cualquier sitio dependiente de la alcaldía, lo que por supuesto extrañó a todos.
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De vuelta en Kadic, los ánimos estaban caldeados. Tras salir del cuarto de Jeremy, Yumi rumió durante un buen rato qué hacer mientras, de extranjis, se deshacía de todo lo que había fumado ahí dentro. Antes de irse lanzó algo de ambientador al aire, por si había alguna visita inesperada de Jim y olía demasiado a tabaco, ella misma se lo echó por encima para no cantar demasiado y hasta se tomó un chicle, precisamente vio a Jim paseando tranquilamente pero no se le llegó a acercar por si acaso, aunque parecía más pensativo de lo habitual.
Tenía un cuaderno en las manos, escrito de forma manuscrita y con un lápiz guardado en uno de los bolsillos, pero no estaba apuntando nada en esos momentos o eso notó ella. En todo caso entró hacia los cuartos así que le perdió de vista, y quien entró en su campo de visión fue precisamente Ulrich, más sonriente de lo habitual. Ella, por supuesto, no pudo evitar poner mala cara.
-Vaya, qué feliz te veo, ¿aprobaste un examen de Hertz hace poco o qué?
Él notó perfectamente el tono de su voz, y suspiró.
-No es eso, es que… -suspiró- He estado con Emily comiendo, y bueno, nos llevamos bastante bien, ¿sabes?
Ella bajó la vista suavemente, y asintió.
-Pudiste… habérmelo dicho, ¿no crees?
Él, en cambio, alzó una ceja con sorpresa.
-No sabía que tuviera que explicarte quién me gusta -le replicó-. Somos amigos, ¿no? Nada más, Yumi.
En respuesta, ella apretó los puños con cierta fuerza.
-¡Sí, exacto, sólo amigos! -le espetó- ¡Y como tu… amiga, me hubiera gustado saberlo, Ulrich! -intentó modular su voz pero sin demasiado éxito- Así no me…
-¿No, qué? -se le acercó algo y la miró a los ojos- ¿No estarás celosa?
-¡Por supuesto que no!
-Entonces, ¿de qué te molestas? -preguntó, cruzándose de brazos- A no ser… que sientas algo por mí ¿verdad? ¡Sé sincera!
Ella se sonrojó bastante, pero por el cabreo, se contuvo de darle una cachetada y bufó molesta, estaban tan metidos en esa conversación que ni habían escuchado las llamadas en sus móviles. Al otro lado del aparato Jeremy maldijo en voz baja, a su lado Aria y Odd ya corrían hacia la fábrica al escuchar las alarmas resonar por todas partes; se confirmaron sus sospechas al llegar Aelita con el mensaje de un ataque de Xana, así que ya se estaban movilizando como podían.
-Estos bobos, seguro que están discutiendo y no han escuchado nada…
-¿Y si voy a por ellos? -propuso Odd- Este no parece ser uno de esos ataques letales, pero con Xana nunca se sabe…
El otro asintió, así que junto a Aria se introdujeron en las alcantarillas, mientras el otro se encaraba de vuelta a Kadic. Todo, sin darse cuenta de que eran seguidos por una figura similar a la que había seguido a Jeremy hasta la fábrica un par de semanas antes, pero sin llegar a intervenir en ningún momento y con una cámara en la mano. Ver a un grupo de estudiantes correr hacia una alcantarilla no le era algo agradable de ver, pero necesitaba más para poder llevarle al Director así que fue hacia allí igualmente.
En pocos minutos llegaron hasta la fábrica Jeremy y Aria mientras Odd se encargaba de la pareja, cada uno en un lado de la academia. El chico confirmó su peor presentimiento, y es que habían discutido bastante fuerte, lo supo en cuanto vio a la chica en uno de los bancos, sentada con cara de pocos amigos y los puños bien apretados y hasta en blanco por la fuerza que estaba haciendo.
-Yumi, ataque de Xana, hay que ir a la fábrica -ella no pareció inmutarse-. ¿Y-Yumi?
-Sí, ahora… voy -murmuró- ¿Me dejarás matar a unos cuantos monstruos?
Sólo entonces llegó a levantar la cabeza, al menos no parecía tener un aspecto terrible después de todo, así que él asintió. Iba a salir corriendo para buscar a su amigo cuando ella le detuvo del brazo.
-Si él viene no puedo afirmar que no le vaya a meter uno de mis abanicos por el culo, Odd.
Eso sorprendió al otro, que asintió despacio.
-Hablaré con él, a ver qué dice…
Ella asintió, se sentía fatal siendo así, pero era lo que tocaba.
-Y… perdona, nos veremos allí, no dije nada…
Él la vio salir corriendo hacia la fábrica y se limitó a pensar en lo complicadas que eran las tías a veces. Corrió todo lo que pudo hacia Ulrich y se detuvo antes de hablarle en una actitud francamente melosa con Emily, hasta besándose con ella bajo uno de los árboles, así que se limitó a llamarle de nuevo a ver si esa vez lograban algo. Por suerte para todos, en esa ocasión sí que se dio por enterado y, tras disculparse con ella, fue hacia la fábrica dando con Odd en el camino. Este le sonrió con picardía.
-¿Desde cuándo estás con Le Duc?
-Desde hoy… -murmuró- Ella al menos sí me entiende y no me echa cosas en cara…
Odd suspiró un poco, esos males de amor era precisamente lo que quería evitar entre él, Herb y Sissi. Por suerte no había tenido altercados así con ellos, y que así fuera hasta el final. Tenía que admitir que su amigo tenía buen gusto con las mujeres, primero la belleza asiática de su compañera de grupo y luego Emily, que le había quitado el aliento en algunas ocasiones al verla lucir unos ajustados leggins que resaltaban las curvas de su cadera. Sólo de pensarlo la sangre se iba a zonas de su cuerpo que estaba descubriendo en esa etapa de la vida, luego se tendría que relajar… y que su amigo tuviera acceso a ello le ponía feliz, pero por otro lado se estaba preocupando por Yumi.
En cualquier caso no comentaron nada de ello, y es que se limitaron a correr hacia la fábrica sin, en ningún momento, encontrarse con aquel extraño que les seguía. Se había ocultado en el interior de la fábrica, estratégicamente posicionado detrás de las columnas de acero. No podía creerse lo que estaba viendo pero así era, así que según les vio llegar apareció desde las sombras y les atrapó desde los hombros, sorprendiendo a los menores, que pegaron un respingo al encontrarse allí a Jim.
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En la sala del ordenador, por otro lado, Jeremy ya había mandado a Aria a luchar contra los monstruos, y mientras estaba intentando ponerse en contacto con los otros dos llegó Yumi, con cara de pocos amigos pero, según ella, dispuesta a arrasar con todo lo que Xana les hubiera puesto delante, así que el hecho de que pudiera llevar su furia hacia un objetivo les venía bien. Mientras estaban en ello escuchó llegar el ascensor, encontrándose con sus compañeros… y también con Jim, que se quedó francamente sorprendido con todo aquello.
-Pero bueno…
-Creo que nos siguió, Jeremy -murmuró Odd-, igualmente había que hacer una vuelta al pasado, pero me preocupa mucho.
El aludid asintió.
-Estoy de acuerdo, habrá que ir con cuidado… -comentó- Bueno, id bajando a los escáneres, tenemos trabajo… ¡Oye, Jim!
Este miró hacia Jeremy y se le acercó con interés mientras los otros se escabullían hacia los escáneres, con suerte podría despistarle lo suficiente antes de que llamara a las autoridades o algo así, aunque en esa ocasión concreta igual no había forma de avisarles de nada.
En Lyoko, las chicas habían abierto bastante camino antes de la llegada de sus compañeros, pues lograron derrotar a tres cucarachas y a uno de los cangrejos; sin embargo, el resto se resistía, y aunque Aria había volado en torno a la plataforma para luchar por la espalda, estos se revolvían con demasiada facilidad y le devolvían el golpe. En un momento dado los abanicos de Yumi dieron en blanco pero también acertaron en su compañera, que cayó desvirtualizada casi al tiempo que llegaban los otros dos, y que rápidamente se lanzaron a por el enemigo.
Odd tampoco pudo hacer demasiado más que colocarse al lado de Aelita, resguardados tras una roca creada exprofeso para ocultarse, mientras los otros dos se batían en duelo con todos los monstruos sin dirigirse la palabra siquiera. Corrían en torno a ellos y les lanzaban sus armas, gruñendo con fuerza mientras apretaban el abanico o espada en su único punto débil; en ocasiones hasta lo atravesaban totalmente para continuar con el siguiente, ni escuchaban las palabras de aviso de Jeremy y perdieron más puntos de los que en otra ocasión hubieran perdido, todo por el cabreo que en esos momentos sentían… hasta que todo terminó y Aelita tuvo vía libre para poder entrar.
-Siento… el espectáculo de antes, de verdad -se atrevió a decir Yumi, tras unos segundos de silencio-. Me comporté como una niña pequeña.
Él la miró, y asintió despacio.
-Yo siento… no haber sido todo lo sincero que debería -le dijo-. Pero Emily… me gusta bastante, y aun así, yo…
-¿Tú?
Se habían acercado bastante mientras hablaban, eventualmente se habían hasta tomado de las manos y se miraban a los ojos.
-Tú… también me… gus…
Antes de que pudiera responder plenamente ella acortó la distancia y le besó con cuidado, juntando sus labios y moviéndolos con delicadeza. Instantes después llegó el estallido de la vuelta al pasado y todos aparecieron allí donde estuvieran horas antes del ataque, y sin llegar a darse cuenta de que, a la vez, en Lyoko se alzaba un domo en torno a unas torres concretas en cada sector, pero que no llegó a afectar a la del Sector Cinco. De esta manera, para ellos había sido un éxito rotundo, pero en realidad, Xana sabía perfectamente que sólo era cuestión de tiempo llegar al final de todo eso, quisieran o no.
Así, Ulrich abrió los ojos y se encontró en su cama, con Odd acariciando sonriente a Kiwi. No llegó a dejar de hacer eso mientras le hacía la pregunta del millón, una que él se podía esperar pero para la que no tenía respuesta.
-Entonces, ¿te gusta de verdad Emily? ¿O es sólo una fachada para darle celos a Yumi?
El otro suspiró un poco, pero eventualmente le llegó la respuesta.
-Ella me gusta, sí -reconoció-. Es guapa, inteligente y puedo hablar con ella, y lo más importante… yo sí le gusto.
Odd le miro con interés, y asintió despacio. Nadie más que él y la propia muchacha habían visto el beso que se dieron, y quería que así se quedara porque… francamente le hacía dudar, y es que ese evento que llevaba esperando tanto tiempo por fin había sucedido… pero dudaba, no sabía si ella era la indicada realmente y la persona con la que quería estar. ¿Y si era Emily y no Yumi? Tenía que estar abierto a nuevas opciones y no cerrarse sólo en banda, puede… que eso fuera lo que tenía que hacer. Además, ella le gustaba y dejarla no sería lo más apropiado, no ahora. Eliminaría de su mente ese momento y simplemente iría adelante. En cambio, para la chica era la confirmación de aquello que había estado negando, y era sus emociones para con Ulrich, así que las cosas habían vuelto a su inicio, pero en sentido contrario.
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Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.
