Aelita's Nature

Capítulo 22

Los días avanzaron y llegó la noche del 24 de Diciembre. Los exámenes pasaron como cada año, las notas llegaron y muchos alumnos – especialmente los que vivían fuera de su hogar – habían vuelto a casa para pasar las Navidades con sus familias. No así Jeremy, que se quedó en Kadic alegando que tenía que ayudar a Odd con sus recuperaciones en Enero. En realidad no era del todo mentira, el muchacho se había quedado también para poder concentrarse y de paso estar más rato con Sissi y Herb… especialmente con la chica. Jeremy se alegraba de tenerle ahí con él, Ulrich y Aria se fueron a sus respectivas ciudades y Yumi tenía pensado pasar el año nuevo en Japón, partiría al día siguiente. Sin embargo aquello no le preocupaba del todo, era ya de noche y tenía que bajar a cenar cuando le dio un último golpecito a la letra entrada de su teclado. Una enorme cruz verde apareció en su pantalla y se levantó como un resorte, chillando con ganas.

-¡SÍ, SÍ, SÍ, JODER! -chilló- ¡Por fin!

En ese instante la puerta se abrió y Jeremy se encontró frente a frente con su amigo, al que abrazó con ganas diciendo cosas que no entendía, pero a Odd aquello le dio igual y se dejó hacer por el otro. Se emocionó al verle llorar un poco, como sintiendo que un enorme peso dejaba de estar sobre sus hombros por fin, y comprendió lo que sucedía,

-¿Ya tienes el programa para Aelita?

-S-sí… -murmuró- Pronto estará aquí, Odd… pronto estará con nosotros, no me lo creo…

-Joder… -sonrió un poco y le acarició los hombros- ¿Ella lo sabe?

-Sí, Odd -la voz de ella resonó por el cuarto-. ¡No puedo estar más contenta!

Ella sonreía, satisfecha por la noticia pero también realmente nerviosa ante la idea de estar finalmente con aquellos a quienes casi podía llamar familia. Ya todos la consideraban una más, la idea de que pudiera ser una IA ya no entraba del todo en sus cabezas porque… era demasiado humana, no entendían cómo algo como era Aelita no fuera una muchacha totalmente normal. Durante ese tiempo pudieron comprender lo que sentía Jeremy, y ahora que por fin estaban a las puertas de cumplir el objetivo soñado durante un año completo llenaba sus corazones de esperanzas pero también de miedo.

-Avisaré a los demás, en cuanto vuelvan… la podremos liberar -dijo-. Aunque necesito muchos papeles para ella, algunos ya los tengo pero la mayoría aún me queda, no… -estaba realmente emocionado, notó Odd- No me esperaba poder lograrlo tan pronto.

-¡Pues habrá que celebrarlo! -comentó el otro- Y si tanto necesitas preparar, podemos apagar el súper ordenador como en Verano, hasta que acabes todo.

-Sí, esa es… una buena idea, sí.

Aelita sonreía en su sitio, contenta por lo que escuchaba. Para ella no era ningún drama que hicieran eso, al final era como un parpadeo de ojos aunque pasaran meses completos. Y por otro lado evitaban el peligro de ataques de Xana, que estaba algo más tranquila de lo habitual pero seguía con un par de ataques por semana. Algo les decía que tenía que estar preparando una sorpresa, pero no tenían pruebas ni los ataques ejecutados parecían ser especialmente peligrosos así que… puede que sólo fueran sus mentes, que les hacían pensar cosas que no eran tales.

-Estoy de acuerdo, chicos -explicó ella-. Id a cenar y explicadle el plan a los demás, cualquier decisión me parecerá bien.

Jeremy sonrió, ella era tan perfecta… decidió guardar el programa tal cual estaba tanto en su ordenador como en el que descansaba en la fábrica, y dejó apagado el que tenía en el cuarto para poder descansar un poco junto a su amigo. Estaba demasiado nervioso para poder dormir esa noche pero el trabajo duro dio su resultado al fin… Aelita, sentada en la base de una torre, se estiró un poco en el sitio satisfecha. Una sonrisa apareció en su rostro y sintió una emoción en el pecho que la llevó a gritar con ganas de la euforia que sentía en esos instantes… pero también tenía miedo y muchas expectativas de lo que venía en su vida, sentía miedo y mucho vértigo pero era algo que tenía que pasar eventualmente.

-Libre… soy libre… -murmuró- ¡Soy libre!

Aquellos gritos retumbaron por Lyoko y no pasaron inadvertidos para los oídos de Xana. Sabía bien de los planes del grupo y aunque había intentado buscar la manera no era capaz de ralentizar ese proceso… Tenía copias de seguridad del programa y muchas versiones, por lo que atacar la terminal que Jeremy tenía en su cuarto de poco serviría. Tampoco había funcionado dejarles sin internet o atacar habitualmente, por eso decidió que les dejaría hacer. Ahora que tenían el programa bien sabía que apagarían el súper ordenador, pero eso no preocupaba excesivamente a la IA, se había preparado bien para poder evitar aquello.

En especial para cuando sacaran a Aelita, cuestión con la que ya contaba. Tenía claro que ahora no tenía la ventaja pero sabía cómo recuperarla llegado el momento. El programa que contrarrestara la salida de la chica de Lyoko ya estaba listo, sólo había que ponerlo en marcha en el momento adecuado… esperaba ya lograr hacer con eso que ya la ventaja de dejar apagado el súper ordenador dejara de ser útil, lo que implicaba que ella también pudiera salir del aparato y poder moverse por la red. Durante este tiempo se había preparado para ello y se sentía lista, aunque el día había llegado algo antes de lo esperado… nada que no se pudiera solucionar de todas formas.

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La noticia de la próxima llegada de la joven corrió rápido dentro del grupo y en unas pocas llamadas todos estaban al tanto de la feliz noticia. Por supuesto la más animada era Yumi, que casi estuvo a punto de correr a Kadic para abrazar ella misma a Jeremy, lo único que la detuvo fue tener que darse el madrugón para el vuelo a Japón. Como el resto, ella intentó quedarse por las cercanías pero simplemente no tenía ninguna buena excusa que le sirviera así que tuvo que viajar con la familia… de paso podría ver a los suyos y olvidarse un tiempo de la tenebrosa IA.

-Mañana a primera hora iré a apagar el súper ordenador hasta tener todo listo -explicó Jeremy-. No quiero darle ninguna oportunidad de poder atacar de nuevo.

-Sí, es mejor… -murmuró Odd- Últimamente veo a Jim muy… encima nuestra, ¿te diste cuenta, Einstein?

-Por supuesto -respondió-. Por eso lo haré por la mañana, no… me fio demasiado de que nos pueda pillar en un despiste.

El otro asintió. Durante esas semanas el profesor había estado detrás de ellos con intenciones de saber cuál era su secreto, por suerte aún no había visto nada y las pocas veces que sí lo había hecho simplemente lo olvidaba por pasar luego por una vuelta al pasado. El mayor estaba también cenando en ese momento pero sus pensamientos no estaban en ellos, no del todo al menos, mientras leía tranquilamente una revista deportiva en total silencio… disfrutaba esas épocas en las que apenas quedaban alumnos, sus responsabilidades iban a bastante menos y podía relajarse un poco en esas vacaciones.

Vio como ellos dos se levantaban, charlando entre ellos pero no le dio más importancia que la debida. No había nada raro por ahora pero en cuanto lo viera… desconocía qué podían estar ocultando pero eventualmente se enteraría. Cuando terminó su plato leyó un par de páginas más antes de recoger todo y volver hacia su cuarto para prepararse para la guardia nocturna, en el trayecto se encontró con Delmás, al que saludó afable.

-Buenas noches, director -sonrió-. Hace fresco esta noche.

El aludido se arrebujó en su ropa y asintió, tiritaba un poco pero pronto entraría en calor gracias a la sopa caliente de Rosa.

-¿Tiene hoy guardia, verdad?

-Sí, durante toda la semana -comentó-. El único día que no podré estar siempre será el próximo Lunes, que tengo que ir a unos análisis.

El director asintió, cada cierto tiempo tenía que hacerse unas pruebas de la tensión y de los pulmones pero nada grave.

-Espero que salgan bien, como siempre -se dirigió hacia la cafetería-. Pasa buena noche, Jim… Y sobre lo de esos muchachos, creo que no hay nada.

-No estoy tan seguro, señor -le expresó el otro-. Alguna vez les he sorprendido cuchicheando… puede que sólo sean cosas de adolescentes, pero no me gusta tanto secretismo.

-¿Ha probado a hablar con alguno de ellos?

-Cada vez se inventan una excusa nueva -explicó-. Puede que no sea nada, pero querría asegurarme, es todo.

Jean – Pierre asintió y tamborileó en el marco de la puerta antes de responder.

-Confío en su criterio, ya ha demostrado ser bastante acertado.

El otro asintió, halagado, Muchas de sus historias eran ligeras exageraciones de vivencias reales durante su etapa en el ejército como soldado de élite, pero una lesión le sacó antes de tiempo de su profesión. La larga cicatriz en su costado era testimonio de aquella ocasión en la selva ecuatorial que casi le cuesta algo más que dificultades para respirar. Unos centímetros más hacia un lado y no lo hubiera contado, por suerte en Kadic encontró un hogar adecuado para él.

Pensando en sus años de gloria ascendió por las escaleras, silbando alegremente y con las manos en los bolsillos cuando vio a ambos muchachos charlar entre ellos a las puertas del cuarto de Odd. Se les acercó tranquilamente y ellos le sonrieron un poco.

-Acostaos pronto esta vez, no querría volver a pasar a media noche y escucharos hablar, ¿eh? -les dijo- Y tú aprovecha para estudiar, Della Robbia.

-¡Por supuesto! -luego miró a Jeremy- Nos veremos mañana tío.

Este asintió y tras despedirse de Jim también entró a su propio cuarto, aunque algo nervioso por lo del día siguiente. Jim comprobó que entraban a sus cuartos y se limitó a ir hasta el suyo para descansar un poco y seguir leyendo algo más antes de meterse en la cama. Y mientras él estaba a ello, Jeremy no podía contener las ganas de llevar a cabo el programa de materialización… aunque ella no tuviera nada en el mundo ya la quería tener ahí con ellos pero sabía, en su fuero interno, que no era lo más adecuado. Pero las ganas estaban ahí y quería poder hablar con ella inmediatamente antes de apagar el ordenador, puede que sí que fuera buena idea ir a verla esa misma noche y poder ver a la joven y ya apagar el súpr ordenador.

El último ataque fue justamente esa misma mañana, que tuvieron que repetir tras la correspondiente vuelta al pasado, así que se levantó y estiró un poco; se vistió con ropa de abrigo, guardó sus llaves con el portátil y salió del cuarto a hurtadillas para ir hasta la fábrica. Recorrió el pasillo como un gato, sin apenas hacer ruido y bajando por las escaleras hasta la sala de calderas. Siempre abierta, permitía el paso y podían ir y venir especialmente en las épocas de más frío para poder acceder a la fábrica y la aprovechaban para días así en los que necesitaban más secretismo del habitual.

En no demasiado se plantó en los corredores subterráneos, y comenzó a recorrerlos tranquilamente sin darse cuenta que era seguido desde hacía un rato. Llegó a las escaleras de mano y subió con agilidad, momento en que corrió por el puente de la fábrica y descendió por la cuerda de mano hasta la nave principal. Allí se acercó hasta el ascensor de carga con el que se movían entre los diferentes niveles, por el rabillo del ojo se encontró algo en movimiento y cuando se quiso girar se encontró de frente con Jim, que estaba con los brazos cruzados y cara seria.

-¿Se puede saber qué haces aquí a estas horas, Belpois?

-Y-yo…

Dio unos pasos atrás y cayó al suelo justo en el momento en que se abría el ascensor. Aterrizó con ciertos problemas y Jim fue con él a ayudarle con algo de miedo, mientras le incorporaba comenzó el descenso hacia la sala de mandos del súper ordenador, proceso que era automático llegado un momento gracias a un pequeño programa que había desarrollado.

-¿Estás bien, muchacho?

-Pues… -Jeremy frunció algo el ceño cuando intentó apoyar el pie- No demasiado.

-¿Hacia dónde…?

Jim calló cuando vieron entrar la tenue luz de la salita a la que acababan de llegar. Ayudó al muchacho a moverse pero miraba hacia todas partes con sorpresa. Todo parecía muy futurista pero entendía que se trataba de una terminal y el domo en justo el medio debía ser un ordenador, pero no comprendía qué hacía allí aquello y menos aún Jeremy. Este le pidió con un gesto que le acercara hasta el sillón, donde se sentó con cierto cuidado.

-¿Aelita, estás ahí?

Un rostro apareció en la pantalla y eso no pudo sorprender más al adulto, que permanecía en todo momento detrás del sillón en el que el otro descansaba. Se movía muy poco y aparecía en su rostro una mueca de sufrimiento.

-¿Te pasa algo, Jeremy? -la preocupación en su voz era evidente- ¡Hay alguien detrás tuya!

-No te preocupes, es Jim -le aseguró-. Ya sabes, nuestro profesor de gimnasia.

-¿Ella quién es, Belpois?

-Es… una amiga -le respondió-. Es difícil de explicar, pero puedo asegurarte que sé lo que hago… mira.

Tecleó un poco y apareció el holograma del mundo virtual ante la vista del mayor, que entrecerró un poco los ojos.

-Es… es increíble, ¿cómo descubriste este lugar?

-Fue buscando piezas para preparar el concurso de robots del año pasado -explicó-. Mientras exploraba la fábrica di con este lugar, con Aelita y… con quien habita el mundo virtual con ella.

-Xana es una peligrosa IA que convive aquí conmigo -añadió ella-. Sin embargo creo que será por poco tiempo, por eso estas aquí, ¿verdad? No hay torre activada.

Este asintió satisfecho y Aelita sonrió de lado a lado con bastante ilusión.

-No me parecía necesario que hubiera que esperar a mañana para apagar el súper ordenador hasta tenerlo todo listo -luego miró a Jim-. Ahora que podemos liberar a Aelita necesito tener listos todos los papeles que necesita… y hasta entonces mantendré todo pagado para no correr más riesgos de los necesarios.

Jim tenía el ceño suavemente fruncido, se rascó algo la incipiente barba antes de responder nada pero no tenía demasiado claro lo que escuchaba.

-Entiendes que te la estás jugando mucho, ¿verdad?

-Por supuesto, pero…

-Pero has puesto en peligro a mucha gente, por lo que he entendido -comentó-. ¿Ha pasado algo en todo el tiempo que has estado tú y los demás con esto?

Jeremy dudó unos instantes pero negó.

-No me perdonaría de ser así.

-¿Dices entonces que lo apagarás ahora y sólo volverás cuando estés listo?

-Sí, lo juro.

En otras condiciones Jim hubiera llamado a la policía y puesto orden de inmediato. Lo que estaba diciendo el muchacho era de una gravedad tremenda, y lo que insinuaba que iba a hacer no mejoraba su percepción de lo que sucedía. Y sin embargo ante él las pruebas eran más que irrefutables

-Joder Jeremy, quién lo diría… -murmuró- El chaval más centrado de Kadic guardando este secreto… casi prefería que estuvierais trapicheando con tabaco con Ishiyama y su grupo.

Eso sorprendió al otro.

-¿Cómo sabes que…?

-Les canta el aliento, aunque lo intenten ocultar -respondió divertido-. Pero esto… es muy grave, ¿lo entiendes?

-Perfectamente, Jim -murmuró-. Sé que me estoy metiendo en un gran lío, pero… ella es tan… humana, es que es una chica como lo es Emilly o Aria.

El adulto se limitó a suspirar un poco y se acarició la nuca.

-En fin… ¿Cómo nunca os hemos pillado hasta ahora?

-Digamos… que tenemos nuestros medios, hay un programa que permite eliminar cualquier efecto secundario de las acciones de Xana.

-¿Cómo?

-A través de una… vuelta al pasado, no es exactamente eso, pero es la explicación más cercana que conozco -miró al mayor a los ojos-. Sé que es una locura, pero hasta ahora no ha pasado nada y está todo a punto de acabar.

-¿Vas a apagar el aparato, entonces?

-Sí, sólo lo encenderé cuando esté todo listo.

El otro asintió y se limitó a observar el gran aparato.

-¿Y cómo se apaga?

-Puede hacerse en la planta inferior, ¿me acompañas?

El otro asintió, con cuidado el chico se bajó del sillón y se apoyó pero le costaba un poco andar. Jim le miró con cierta preocupación aunque podía andar igualmente apoyado n su hombro. Recorrieron el corto camino hasta el ascensor y entraron al mismo; tras pulsar los botones adecuados el aparato bajó hasta el segundo piso y llegaron hasta el súper ordenador. Para Jim era sin duda impresionante pero no se detuvo a pensar en ello y simplemente le condujo hasta la torre, acarició el plástico que la formaba y apareció una palanca que bajó de un suave tirón.

-¿Ya está?

-Ya está -aseguró Jeremy-. Volvamos a Kadic…

-¿Podrás ir andando?

-No lo sé… -reconoció, avergonzado- Gracias, Jim.

Este suspiró y se limitó a andar con el chaval a su lado, iban despacio y recorrieron el mismo camino de vuelta para ir a la Academia. Durante el trayecto el chico comprendió que necesitaban de una buena excusa para lo que le pasaba en el pie pero el profesor fue más rápido y se dirigió de inmediato a la enfermería de guardia. Allí descansaba Yolanda Perraudin. Se sorprendió de verles allí, pero Jim intervino antes de que el muchacho pudiera decir nada.

-Estaba subiendo las escaleras cuando me lo encontré en el rellano -explicó-. Debió resbalar pero puede andar.

-¿Eso sucedió, Jeremy?

El chico asintió y anduvo hacia la camilla, a ambos le venía bien aquella mentira piadosa. Se sentó en la camilla y la enfermera revisó el golpe, estaba ligeramente rojo pero no parecía en mal estado.

-¿Fue hace mucho?

-El rato que tardamos en llegar hasta aquí -explicó Jim, no era mentira-. Tuvo suerte de no caer rodando, sólo apoyó mal y se tropezó.

-Sí, no tiene nada más que el golpe -aseguró-. Con que esté unos días sin apoyar demasiado el pie y descansando debería estar bien.

Siguió aún así toqueteando el tobillo y comprobando cómo se movía y la posición de huesos y tendones antes de decidir poner un simple vendaje para dejarlo bien colocado e inmovilizado.

-¿Ya le puedo devolver al cuarto?

-Sí, todo lo demás parece en orden -sonrió-. ¿Dónde dices que se cayó?

-En las escaleras de los pisos, estaba tan nervioso que antes tuve que calmarle -sonrió Jim-. Pensaba que tendrían que escayolarle y no sabía cómo explicarles a sus padres que le pillé escapándose y se puso nervioso, ¿me explico, Yolanda?

-¿Y a dónde querías ir, Jeremy?

Este se sonrojó y eso pareció bastar para la mayor, que se limitó a entregarle unos calmantes para el dolor.

-Le prometí no decir nada al director si me dejaba ayudarle -indicó-. Si necesitas que salga para asegurarte, no es problema.

Sin embargo Yolanda negó suavemente.

-No será necesario, tranquilo -aseguró-. ¿Te sientes bien ya, Jeremy?

-Sí, sí -murmuró-. En realidad, quería ir a la fábrica, me encontré con Jim y del susto tropecé, esa… esa es la verdad -bajó el rostro, nervioso-. No quería ser expulsado, por eso se lo pedí, yo…

Yolanda suspiró y negó algo, Jim se limitó a respirar profundamente.

-Entonces quisiste ir a la fábrica, Jim te pilló y te caíste de bruces al suelo, ¿es así?

-Sí, Yolanda…

-Eso ya me cuadra más -comentó, y miró a Jim-. ¿Por qué le quisiste cubrir?

-Es un buen alumno, no merecía una reprimenda y el dolor del golpe ya debió ser suficiente castigo, ¿no es así?

Jeremy asintió despacio, y recibió unas muletas de la mujer para poder moverse un poco.

-Mañana hablaré con el director, no le diré nada de lo de la fábrica -explicó-. Recuerda descansar ese pie y no forzarlo.

No sería la primera vez que sucede que algún alumno es pillado en actividades así y comprendía la complicidad del bueno de Jim, que tampoco era novedoso el que protegiera a alguno de los muchachos ante algo así. Ella mima lo había hecho, al final muchas veces eran como sus propios hijos con los que más tiempo llevaban allí.

-Gracias, Jim -los dos volvían ya por el pasillo-. Pero pensé que te estaría metiendo en algún lío mayor.

-Un favor por otro -le restó importancia-. Pero… ten cuidado, en lo que planeas hacer no te podré ayudar.

-Ya… has ayudado más de lo que piensas -aseguró Jeremy-. En esas vueltas al pasado. ¿recuerdas? Ya alguna vez lo habías visto, todo esto.

El otro se rio un poco, incrédulo, pero aquello era tan raro que simplemente podría creerlo o no según lo que considerara en cada momento. Dejó al chico en su cuarto y volvió al suyo en silencio, con las manos tras la espalda y silbando satisfecho por su logro. Dispuesto a informar al Director de algo, decidió que lo achacaría a cortas exploraciones del bosque de Kadic sin mayor importancia y dejaría zanjado el asunto… pero le preocupaba el asunto de los viajes en el tiempo y de que pueda olvidar aquello de alguna manera. Decidió que eso sería un problema de su yo del futuro, por eso se metió en la cama para por fin descansar, eran algo más de las once pero el final del día había sido largo.

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A la mañana siguiente de las primeras cosas que hizo fue ir a ver al adolescente a su cuarto. Se lavó la cara, se puso ropa limpia y tras recoger las llaves y echarse algo de colonia salió al pasillo y lo enfiló hacia la habitación de Jeremy. Este le abrió en cuanto tocó a su puerta con los nudillos y le sonrió un poco.

-¿Cómo estás? ¿Dormiste bien?

-Sí, ya casi no me duele -afirmó-. Gracias, Jim.

Este asintió despacio con cierto alivio y comprobó que el resto del alumnado ya comenzaba a levantarse. Aunque no hubiera clases los horarios de comidas y duchas seguían siendo los mismos, pero podían alargarse algo más por no tener que ir deprisa a ninguna parte.

-Me alegro, me alegro… -murmuró- Luego tenemos que hablar de lo de la fábrica, ya sabes, hay… algunas cosas que aún no me cuadran.

Odd apareció en ese momento y miró a su amigo con cierto interés. Este respondió de forma sutil pero que el otro comprendió a la perfección.

-Lo sabe, me temo -comentó-. Me pilló ayer cuando fui a apagarlo, no… quería arriesgarme y darle demasiado tiempo a ya sabes.

-¿Y por qué no diste una vuelta al pasado? -preguntó, con diversión el otro- Así no nos arriesgamos a que diga nada.

El otro frunció el ceño, pero Jeremy se adelantó negando con la cabeza.

-Ya no es necesario, tengo el programa listo para materializar a Aelita, ¿recuerdas?

-Ya, pero… -Odd no parecía demasiado convencido, pero acabó encogiéndose de hombros- Supongo que si tú lo dices será por algo…

-Sigo sin saber qué es eso de la Vuelta al Pasado -gruñó el mayor-. Mejor dicho, aún no sé si es realmente posible algo así.

-Lo es, Jim -aseguró Jeremy-. Vayamos a desayunar, me rujen las tripas.

Los dos adolescentes bajaron mientras el mayor se dedicaba a revisar que los cuartos estaban conforme a las normas de compostura de la institución y que los que habían ido a las duchas no estaban haciendo nada fuera de lugar. De hecho a él le vendría bien un agua se dijo, por lo que también se ducharía antes de bajar a tomarse un café. Se preguntó nuevamente qué era lo que tenía que hacer con aquellos adolescentes, pero si durante un tiempo no ha pasado nada reseñable y ya tenían todo listo para poder actuar… ¿quién era él para decir nada? Parecían lo bastante responsables para poder hacer las cosas como correspondía, significara eso lo que significara así que… Suspiró pesadamente, su lado responsable le gritaba que tenía que avisar a alguien, pero por otro lado parecían bastante seguros de lo que hacían así que puede que fuera lo mejor darles un voto de confianza.

Ellos, por su parte, agradecían que el mayor no dijera nada sobre su secretito. Sí tendrían más tiempo para preparar la llegada de Aelita y todo el papeleo necesario, aunque realmente los hicieran todos con datos falsos… incluyendo su entrada a Kadic. Era una actividad arriesgada pero Jeremy sabía bien cómo se tendría que hacer para que nadie sospechara y tenía los medios para ello. Antes de apagar todo se había descargado algunos programas del súper ordenador en su sobremesa para poder trabajar así llegado el momento, de esta manera conservaba los medios pero anulaba absolutamente al enemigo. Lástima que eso no se pudiera hacer con todos, si no hubiera preparado el programa de materialización sin prisas desde su cuarto sin poner en riesgo a nadie.

Habían entrado a la cafetería, tomado una bandeja con vasos de cacao con leche y varios dulces para comenzar el día con energía. Se sentaron a la mesa y se limitaron a comer tranquilamente, charlando un poco y comentando por dónde tendrían que empezar con esa importante labor.

-¿Cuánto tiempo crees que tardarás en tenerlo todo?

-No demasiado -explicó-. En un mes debería tener todo, pero no es cuestión de que se necesiten muchos documentos, es… más algo de cómo están hechos.

-¿Por?

-Piensa que necesito falsificar muchas cosas y que tienen que estar lo bastante bien hechas para que cuelen -le explicó-. Y eso no es fácil… lo bueno es que ya tengo parte del camino hecho.

Parecía bastante orgulloso de sí mismo y eso alegró a su amigo, aquella era una buena señal. Se limitó entonces a untar su comida con el cacao y comió con ganas… por primera vez no tuvo que pedirle a su amigo un trozo pues se comió lo propio sin dejar nada, eso sí que era novedoso. Sonrió un poco al verle terminar el plato, aunque no llegó a quedarse mucho rato allí… al final tenía cosas importantes que hacer.

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Los días fueron pasando, así como las semanas y eventualmente llegó la jornada más importante en las vidas del grupo. Tras Navidad y unos pocos exámenes de Enero, Jeremy había realizado ya todos los procesos necesarios para traer al mundo a Aelita… y no podía estar más nervioso en ese punto. La noche anterior apenas había podido conciliar el sueño pero se sentía bastante activo y con ganas de hacer cosas aunque algo en su mente le hacía estar alerta… como si algo malo fuera a pasar en algún momento.

Pero se quitaba esas malas ideas rápidamente y pretendía seguir con bastante más ritmo del que había seguido hasta ahora. Por ello se pasó un par de noches previas sin pegar ojo pero merecería la pena… eso era lo que le guiaba, se dijo, y se estiró sobre la silla. Aria estaba junto a él en los últimos preparativos, hacía tiempo que ya no necesitaba ningún tipo de apoyo extra para su pie aunque aún tenía que ir algo más despacio, pero cada vez menos. Sonrió un poco cuando giró sobre la silla y tomó las manos de ella.

-Ya está todo… -murmuró, sonriendo algo- Por fin… esta noche ella podrá dormir aquí.

La muchacha imitó el gesto. Durante esos días había compartido e-mails con Yumi, y meses antes, para poder tener una buena razón para que ella viviera en casa de los Ishiyama los días previos a ir a Kadic, donde empezaría para febrero. Ese 20 de enero de 2006 dormiría ya allí, y a partir de inicios del mes ya tendría su propio cuarto; desde luego era una suerte que la Academia aceptara personas casi hasta final del curso, también ayudaba un expediente académico bastante sobresaliente… esperaba no haberse pasado demasiado, pensó Jeremy. También le había puesto una buena cantidad de dinero en una cuenta creada y falseada para que aparentara ser más antigua, y hasta le tenía una falsa identidad: Aelita Stones, como el grupo de rock.

Se sentían bastante orgullosos de ese nombre, sencillo pero fácil de recordar. Sería la prima de Odd – esto sí que no lo tenían hablado, se lo dirían al salir – y vendría desde Suiza. Por lo demás todo era información que no necesitaba, sólo… tendría que disfrutar de la nueva vida que les esperaba. Se levantó y comprobó que todo estaba en orden por enésima vez, pero sólo estaría seguro cuando se hiciera en el súper ordenador… para lo que tendrían que ponerlo en marcha, pero siendo tan poco tiempo no dudaban en que no habría problema alguno. Era imposible que en tan poco tiempo Xana pudiera preparar un ataque, menos después de tener el aparato un mes entero apagado.

Por ello se prepararon, era un viernes así que tenían clase durante la mañana pero por la tarde podrían ir hasta la fábrica para ejecutar todos los planes necesarios. Se sentían preparados pero nerviosos, en ese momento todo tenía que salir genial… por supuesto Jim sabía de ello. En visitas posteriores Jeremy le había enseñado los escáneres y múltiples programas, incluido el de materialización, y aunque al inicio no había entendido prácticamente nada poco a poco se fue dando cuenta de todo. Si antes dudaba de ellos, ahora tenía claro que el haber manejado todo aquello sin problemas les hacía merecedores de su confianza y respeto, pero eso no evitaría una buena regañina de su parte. Pero no ahora, que tenían que estar preparados y listos para lo que venía.

Lo que no sabían ellos era del plan de Xana para impedir todo aquello. La IA se había preparado minuciosamente al saber lo que harían, o al menos intuirlo, por eso ya había lanzado los medios para activar una torre según encendieran de nuevo el súper ordenador. Ya sabía cuál era el ataque y tenía los programas listos para ejecutarse de inmediato a sabiendas de no poder hacer demasiado por sí misma durante las primeras horas antes de entrar en calor. Pero con eso sabía perfectamente que tendría tiempo suficiente para prepararse como correspondía, así que al apagar el aparato sabía bien lo que sucedería…

Por eso los chicos se dirigieron a la fábrica tras la comida. Siendo fin de semana podrían disfrutar más de su amiga, por eso corrieron por lo que esperaban que fuera la última vez que tuvieran que recorrer aquellas galerías subterráneas. Le comentaron a Jim ir con ellos pero prefirió que no… al final era un evento muy importante para ellos y prefería darles esa privacidad y tampoco quería pensar más sobre aquella situación. No tardaron demasiado en ese preparativo y llegaron a la sala del ordenador para ponerlo en marcha: irían a Lyoko, escoltarían a Aelita a una torre de paso, virtualización y luego volverían a casa con el mundo salvado y Xana encerrada allí para siempre.

Un plan sin fisuras, pensaba Jeremy según accionaba la palanca para encender el enorme aparato. Tras aquello subió rápidamente a la sala de mandos mientras el resto iba a los escáneres, irían al sector del bosque para ejecutar el último programa de todo aquel periplo. El corazón le iba a mil por hora en aquellos momentos pero lo controlaba bien, al menos en ese rato, cuando llegara Aelita sería otra cosa muy diferente. Se colocó los cascos y se encontró con la chica ya en pantalla y sonriendo con alegría.

-¡Hola! ¿Qué tal?

-Muy bien, ya lo tenemos todo listo -sonrió Jeremy-. ¿Estás lista? Voy a mandar a los chicos para escoltarte y desvirtualizarte, ¿vale?

-¡Sí!

Mientras aquello sucedía en el bosque, por el hielo se dejaron sentir las fuertes perturbaciones de energía que antecedían a la activación de una torre por Xana; de hecho una se iluminó con el característico rojo de la IA. Los programas que había preparado se fueron ejecutando uno a uno mientras los escáneres eran usados por los chicos para llegar a Lyoko, sin ser aún conscientes de lo que sucedía y en todo momento ante la atenta mirada desde lo alto de Belona. Cayeron cerca del lugar donde Aelita se escondía, para ella fue un parpadeo pero un largo mes para los demás, la abrazaron con efusividad al encontrarse con la muchacha.

-¿Preparada para llegar a la Tierra, Lita?

-Estoy algo nerviosa, pero tengo muchas ganas… -ella sonrió- ¿Sabéis en qué torre será?

-He elegido una muy cercana, el programa ya se está ejecutando en ella, en cuanto entres sólo tendrás que subir por su columna.

Con esa sencilla instrucción el grupo salió y recorrió las planicies del bosque a buen ritmo mientras Jeremy se mordía el labio con cierto nerviosismo. Lo tenía todo bien planificado y esperaba que saliera a pedir de boca, pensaba en ello cuando escuchó algo de jaleo en la sala de los escáneres… extrañado revisó las cámaras de seguridad para ver qué se encontraba, preguntándose si alguna cosa había salido mal y uno de sus compañeros no pudo entrar o se desvirtualizó o algo.

¡Oh, mierda, mierda! -chilló- ¡Ataque de Xana, no sé cómo pero estamos bajo ataque, rápido, rápido!

Desde la tapadera de la bajada a la sala salieron diversos láseres, Jeremy miró por todas partes por algo con lo que defenderse pero sólo se le ocurrió coger alguna barra de hierro para lo que necesitaba volver a la nave principal. En Lyoko los chicos se miraron con miedo pero comprendieron que eran más útiles allí, por lo que decidieron buscar la torre activada cualquiera que fuera el ataque…

-¿Creéis que alguien debería ir a ayudarle?

-No sé… -murmuró Yumi- Tampoco sabemos qué defensa hay, ni en qué consiste el ataque pero Jeremy parecía nervioso.

-Tenemos que parar el ataque cuanto antes -murmuró Aelia-. No podemos perder tiempo, ¡vamos!

El resto se limitó a asentir y aumentaron el ritmo. Aria avanzaba por el aire usando sus alas y explorando los alrededores, pudiendo recorrer mucha más distancia que los demás.

-¡No veo la torre aquí, chicos! -les gritó- ¡Habrá que ir a otro sector!

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De los escáneres habían salido varias de las cucarachas de Xana, pequeños monstruos que en Tierra estaban hechos de plástico con mecanismos de acero interno y baterías bajo ls durezas que le servían de cuerpo. Su ojo era una lente cristalina, una pequeña cámara servía de visor y un láser justo por debajo funcionaba de arma. Con sus cortas patas podía correr a relativa velocidad e incluso desplazarse por superficies laterales como si fueran arañas gigantes. Iban apareciendo más y más, Jeremy sintió terror al escuchar cómo subían por las paredes buscando la forma de salir hacia el exterior…

-Joder, joder… -gruñó, el ascensor pronto estaría inutilizado- Voy a necesitar ayuda… ¡Jim! ¡Eso es, él me podrá ayudar!

Sin embargo cuando se disponía a correr hacia Kadic se encontró con un par de las cucarachas que ya habían salido. En cuanto le vieron les dispararon a bocajarro y él tuvo que lanzarse a un lado con cierta sorpresa y, sin embargo, recibió uno de los láseres en la pierna. Un intensísimo latigazo recorrió su cuerpo y acabó en el suelo adolorido y nervioso por la poderosa descarga, se obligó a levantarse al encontrarse rodeado. Buscaba con la mirada alguna vara con la que atacar de alguna manera a aquellos monstruos pero sólo podía correr como un gato esquivando los láseres y sin saber demasiado bien qué hacer. Por el rabillo del ojo se encontró con que algunas cucarachas se dedicaban a ascender hacia el bosque rumbo a saber dónde… pero no podía permitirse.

Una cosa era tenerlos allí contra él, que a las malas podía defenderse…. Pero ahora estaban yendo al mundo exterior y tenía que ayudar a los demás. Gruñó un poco buscando la forma de escaparse de los láseres y correr a Kadic para avisar, por lo que procedió a armarse de valor y cargar contra ellos.

-Esto es una locura… -murmuró- Pero… ¡ADELANTEEE!

Corrió como un tren hacia ellos, acto que les descolocó. Intentaron disparar pero su único ojo les hacía no tener capacidad de ver en profundidad, por lo tanto les costaba disparar y apuntar a objetivos en movimiento y más cuando se aproximaban a esa velocidad; él pateó a un par de ellos y avanzó corriendo hacia las escaleras para subir a toda prisa, deseando que en Lyoko las cosas fueran bien.

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En el mundo digital Belona estaba al tanto de todo aquello. Observaba entre bambalinas como los chicos recorrían el sector del hielo, siguiendo las señales en el suelo de la torre activada por Xana. Aria volaba a todo lo que sus alas daban e intentaba reconocer todo el terreno posible para localizar la torre… pero no la veía por ningún lado, y se supone que estaba por allí. Pero en lugar de poder seguir un único camino de pulsaciones, estas se expandían por todo el sector pero sin concretarse en ninguna dirección. Decidió bajar para estar más cerca de sus compañeros pero sin llegar al suelo y se quedó en el aire, nerviosa y con las manos en su arma.

-No veo nada, esto es demasiado raro…

-¿Alguna idea, Aelita? -preguntó Yumi- Llevamos recorriendo el sector una eternidad…

Esta se rascó la mejilla con cierto nerviosismo. Suspiró un poco y se limitó a mirar hacia diferentes direcciones por algo que no reconociera. Se sabía bastante bien los mapas de su mundo como para poder identificar algún cambio significativo pero no daba con nada así… Hasta que cayó en la cuenta.

-¡Aria, necesito que me lleves por el aire! -esta la miró con sorpresa- ¿Podrás con mi peso?

-¡Claro que sí!

Los ojos de la otra se iluminaron al comprender la idea de su compañera, así que se elevó en el aire y fue en picado a por ella para ganar potencia. Según se acercaba la tomó con fuerza y se elevaron en el aire aprovechando el potente impulso, el resto las seguían desde tierra para poder luchar a su lado cuando dieran con la torre definitivamente.

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En Kadic la actividad era tranquila y no pasaba nada relevante en la segunda práctica de atletismo de Jim, que observaba silbando suavemente cuando escuchó algo raro entre los cercanos matorrales. Cuando se giró se encontró con Jeremy lleno de maleza en la ropa, con la cara arañada y una herida abierta en la pierna y parte de la ropa chamuscada. Frunció el ceño, nervioso, y se amedrentó al escuchar – y especialmente por ver – varios láseres volar por el aire a espaldas del muchacho.

Corrió hacia él para protegerle cuando le vio rodeado y le hizo un placaje para llevarlo contra el suelo. El resto de alumnos salieron corriendo asustados por aquello, aunque Jim sólo se pudo centrar en los láseres que recibió en la espalda pero que aguantó al apretar con fuerza los dientes. Se levantó y se tiró sobre aquellos aparatos para romperlos y patearlos con fuerza. En cuanto el último se estrelló contra un cercano tronco giró para ver cómo estaba el otro.

-¿Estás bien, muchacho?

-Sí, pero quería venir a avisarte… -murmuró- Su punto débil es el símbolo que tienen en el frente, si le aciertas ahí los rompes.

-Ya veo… -murmuró- ¿Desde cuando pueden aparecer estas cosas?

-Desde hoy… ¡Jim, cuidado!

Varios disparos más se dejaron sentir pero ellos pudieron esquivarlos. En lugar de miedo en el rostro del mayor apareció una sonrisa de diversión al encontrarse en esa situación, se puso rápidamente al mando de la situación y miró al muchacho con determinación.

-Tengo que encontrar un arma adecuada, tengo una en mi cuarto pero mientras puedo usar una rama -murmuró-. ¡Ve a la fábrica, allí serás más valioso, yo me ocupo!

El otro le miró con sorpresa pero asintió. Si él confiaba en sus opciones por algo sería, se dijo, y es que el mayor reconocía a un soldado cuando lo veía. Y más a un líder, y se le notaba como uno pero que, por inexperiencia, se había visto superado. En esos momentos era cuando un buen soldado complementaba a un gran oficial y le devolvía a tierra para seguir adelante y alcanzar el objetivo que se habían planteado, él lo había visto cientos de veces y lo reconoció de inmediato.

-Sí, Jim… -murmuró- ¡Gracias!

Y se perdió de nuevo en el bosque para correr hacia la fábrica. Él se levantó, se retiró la tierra y esprintó hacia los cuartos. Mientras llegaba comenzó a chillar para que todos se escondieran en sus cuartos, le vieron tan decidido y autoritario que ni se pararon a cuestionar lo que decía… salvo el director, que le miró con el ceño fruncido hasta que llegó con él y le mostró su espalda. En ese momento pasó del enfado al nerviosismo.

-¿Te han disparado? ¿Llamaste a la policía?

-No he podido señor, pero no creo que esto pueda solucionarlo la policía… -gruñó- De todas formas hágame caso y escóndase, por favor, llamaré a mis antiguos compañeros, ¿me entiende?

-Sí… confío en su criterio -le respondió-. Jim, ¿qué sucede?

-Oh, no me creería ni aunque se lo enseñara.

Pero no fue necesario, dado que una de las cucarachas apareció por las cercanías y disparó contra ellos con violencia. Jim movió a Delmas a un lado y le llevó hacia el interior con velocidad, el mayor se le veía nervioso pero se sabía en buenas manos. Estaban en el edificio de administración y la señora Webber – la secretaria, una mujer madura de pelo rubio recortado, elegante vestido y gafas con un cordel de colorines a juego con su ropa – dio un respingo en su mesa al escuchar a los monstruos.

-¡Llama a la policía, Nicole! -le dijo Jim, a lo que asintió- ¡Señor director, voy a salvar la situación, estese tranquilo!

Y salió corriendo de nuevo hacia los cuartos. Por el camino se encontró con más de esos bichos pero los pateó con fuerza entre ellos y se escabulló por la puerta, que cerró de un poderoso tirón. Subió las escaleras cual rayo y entró a su cuarto, rebuscó entre sus cosas y dio con lo que buscaba.

-Es hora de volver a la carga, Morales… -murmuró- Espero no estar oxidado, sería vergonzoso para mi unidad.

Tocó con reverencia el objeto y se santiguó con la medalla que siempre llevaba al cuello y se alzó con la cara seria y la respiración agitada… era el momento de demostrar su verdadera faceta guerrera.

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(1)

Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.