Aelita's Nature

Capítulo 24

N/A: Comienza un nuevo ciclo en el fanfic. Ahora irá tornándose poco a poco más adulto según los propios personajes crezcan, correspondiendo con el nuevo curso que empezará este Septiembre tras el descanso estival. ¡Un placer veros de nuevo!

Para Aelita la comida que recibió en casa de los Ishiyama fue todo un descubrimiento para su paladar, aunque en realidad cualquier alimento hubiera sido novedoso y excitante para ella. Los palillos le fueron sustituidos por un tenedor, cuchillo y cuchara para que no se pringara y la madre de su amiga – Akiko – la recibió con ternura y un cálido abrazo para sorpresa de Yumi, que también la abrazó un poco para que se sintiera más acogida. A la chica todo le llamaba la atención pero por respeto no decía nada y sólo sacaba conversación de los adultos, que la encontraron como una jovencita suspicaz, inteligente y bastante formal. Ideal para ser amiga de su hija desde luego, así que en cuanto terminaron de cenar las acompañaron al cuarto de la muchacha.

Allí ya descansaba un segundo futón y un par de maletas con todas las cosas para que Aelita se pudiera instalar. La ropa fue elegida entre todos y había sobre todo cosas cómodas y anchas, ropa interior de varias tallas y algo más formal para cuando tuviera que ir mejor vestida. Camisetas, faldas, zapatillas deportivas y monos, especialmente en tonos rosas y blancos y que en cuanto ella los vio dio unos saltitos de ilusión y comenzó a revisar todo con bastante interés una vez estuvieron a solas.

-¿Te gustan?

-¡Me encantan! -exclamó, y la abrazó con ganas- Gracias Yumi…

La aludida sonrió y acarició su cabeza con cierto cariño.

-Me alegro -miró hacia el neceser, obviamente con fresas y rosas por todos lados-. Ahí tienes para arreglarte lo que necesites y… bueno, cosas más íntimas.

-Para el periodo, ¿no?

-Sí -Yumi sonrió-. Ya sabes, en algún momento te comenzarán unos dolores en el estómago y unos días después comenzará el sangrado.

-Me da… algo de miedo, la verdad.

-Al principio a mí también me daba -reconoció-. Pero es algo totalmente natural.

-Gracias por todo…

Yumi se limitó a restarle importancia, abrió la ventana y sacó el saco de tabaco de su mochila antes de liarse un cigarrillo mientras su amiga revisaba toda la habitación hasta que el característico olor llegó a su nariz.

-Huele… algo fuerte, ¿no?

-Un poco… -le mostró cómo se fumaba y la otra quedó maravillada al ver cómo de su boca salía humo- Pero es bastante insano.

No tenía que jurarlo al ver la mala cara que puso la menor cuando se lo acercó más a la nariz, que arrugó al instante y alejó de vuelta a su dueño.

-¿Por qué lo tomas, entonces?

-Me… relaja, la verdad -reconoció-. Todo el tema de Xana me tenía loca… estaba a punto de ir a por algo un poco más… intenso.

-Es una suerte que eso ya haya acabado -sonrió Aelita-. Necesitaría… una ducha, para lavarme un poco, ¿te importa?

-¡No digas tonterías, Lita! -Yumi sonrió y le tendió un pijama algo corto, ropa interior y una toalla- Ven, anda.

Tras abrir la puerta y con cuidado para que no saliera humo, le señaló por dónde se iba y la observó desplazarse graciosamente hasta el cuartito, ya estando dentro Yumi se encerró de nuevo esperando a que Aelita se le diera bien… hasta que cayó en la cuenta y se levantó, dejó el cigarrillo en un sitio apropiado y fue hacia el baño en unas pocas zancadas. Abrió y se encontró con una Aelita semidesnuda, que la miraba con interés mientras su amiga volvía a dejarlas en la intimidad y suspiraba.

-¿Sabes cómo funciona una ducha?

-Pues… sé que me tengo que desnudar y que el agua caerá sobre mi cuerpo -explicó-. Ah, y debo usar un jabón para el cuerpo y otro para el pelo.

-Ven, anda.

Y tras las sencillas explicaciones de cómo usar el agua cálida y fría, y de los tipos de geles de baño y champú posibles la dejó a solas de nuevo.

-Y una última cosa -la miró a los ojos-. Yo he podido entrar así porque soy una chica, pero si es un chico no puede, ¿vale?

-¿Para que no nos reproduzcamos?

Yumi se sonrojó vigorosamente y asintió, luego tendría que hablar con Jeremy otra vez…

-No entiendo el problema, según sé es muy placentero… -se encogió de hombros- Ya luego lo descubriré, hay tiempo.

Ahora que estaba a solas Aelita tuvo tiempo de contemplar su cuerpo por primera vez desde que llegó… y sonrió un poco. Su pelo suelto llegaba hasta lo hombros y su piel era clara con alguna que otra peca aquí y allá en los hombros y los brazos. Era delgada y esbelta, algo de vello cubría una ligera línea que bajaba a lo largo de su vientre y hasta el pubis, donde se extendía; sus piernas parecían fuertes y sus manos eran mediana, igual que sus pies, sus dedos alargados estaban bonitamente pintados en un hermoso tono blanco que la hizo sonreír.

-¿Le pareceré bonita a Jeremy? -giraba un poco sobre sí misma para contemplar también su espalda y glúteos -Él es tan guapo… pero Aria también lo es, aunque sea mi amiga… en fin, da igual.

Se metió en la ducha y siguiendo las instrucciones dadas estuvo un rato corto disfrutando de la agradable sensación del agua recorrer su cuerpo desde la cabeza hasta las piernas, fue pasando por cada parte y, una vez se enjabonó tras cortar un instante el flujo, se aclaró y pasó a secarse con la toalla que le prestaron; fue dándose golpecitos por la piel para secarla y se pasó esa misma por el pelo tras terminar con el cuerpo. Ya lista se puso la ropa limpia y recogió la anterior, olisqueó un poco y en ese momento se dio cuenta de lo importante que esas cosas eran… le dio cierta vergüenza poder haber olido así y que a Jeremy le asqueara de alguna forma, así que suspiró y volvió al cuarto de Yumi, pensativa.

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A la mañana siguiente el grupo se congregó por última vez en la fábrica para despedir ese oscuro capítulo de sus vidas y entrar en uno nuevo mejor y más brillante. Se encontraban nerviosos pero contentos, con cosquillas en el estómago por la excitación del momento y ante la perspectiva de las nuevas posibilidades vitales que se abrían ante ellos ahora que Xana había perdido definitivamente. Con Aelita en la Tierra ya no había nada que les obligara a seguir luchando contra la IA… bajaron de inmediato hasta la sala de máquinas de la fábrica, donde descansaba el enorme súper ordenador que tantas alegrías y disgustos por igual les habían dado a todos. Jeremy se adelantó a los demás.

-Creo que estamos todos de acuerdo en que esta lucha nos ha cambiado -les sonrió, los demás le miraban con solemnidad-. Ahora una nueva vida nos espera… una sin Xana -giró para encarar a la gran torre- Yo no te echaré de menos… adiós y hasta nunca.

Tocó el botón para sacar la palanca y la hizo descender, según se apagaba Aelita cayó desmallada al suelo y por inercia el otro la levantó de nuevo, instante en que ella pareció recuperar el sentido y respiró con fuerza mientras se agarraba con aprehensión y les miraba a los ojos. Ulrich la había agarrado para que no cayera a plomo y Yumi y Aria se habían colocado para revisar sus ojos o su respiración, Odd se había alejado un poco nervioso pero se giró al escuchar los sollozos de Jeremy.

-¿Está bien, Aelita? -se sobrepuso como pudo y la miró- ¿Cómo te encuentras?

-Bien… bien…

-¿Qué ha pasado, Einstein?

A la pregunta de Ulrich el otro apretó los puños.

-No lo sé, pero lo descubriré -gruñó-. Iré a mi cuarto ahora mismo a descubrir qué ha fallado, puede que sea algo del programa de materialización o un virus o algo…

Y tras confirmar que ella estaba bien todos menos Yumi y Aelita – que se fueron a pasear por Boulogne – se dirigieron de vuelta a Kadic y Jeremy de inmediato se encerró en su cuarto para descubrir qué era lo que había pasado. No comprendía nada y se mantuvo en absoluto silencio durante toda la vuelta a casa, sólo sabía que los demás charlaban entre sí por el suave murmullo de fondo que escuchaba pero en la que no se centró en absoluto, buscando únicamente algo a lo que aferrarse y contra lo que luchar en su caso… todo por la que ahora sabía que era el amor de su vida. En cuanto se sentó en su illa empezó a teclear en absoluto silencio, sólo roto con las teclas resonando de forma estruendosa.

Sólo se detenía unos instantes para acariciarse el puente de la nariz y sin siquiera fijarse en las horas, incluso dejó el móvil en silencio para que nadie le molestara e incluso dejando la puerta fechada con un par de vueltas de llave. Durante todas esas horas Belona estuvo a su vera pero sin llegar a hablar, limitándose a observar con cierto interés cómo el humano trabajaba… sabía cuál era el problema con lo que sucedía pero tenía que ser él el que lo descubriera dado que no era algo en lo que corriera peligro Aelita… al ser el sistema operativo de Lyoko era casi omnipresente y era capaz de verlo todo en vivo y en directo, incluida en ese momento a Xana; descansaba ésta en la bóveda del Sector 5, casi lamiéndose las heridas por lo que había pasado pero al menos sabiendo que el resultado había salido bien.

Y sin embargo dudaba Belona que supieran lo que había pasado… ya era de noche y se acercaba la hora de la cena y Jeremy aún no veía nada, suspiró con fuerza y se tuvo que levantar con parsimonia y más cansado que nunca pese a no haberse movido de la silla. Las piernas le temblaban un poco por la falta de movimiento durante horas y el agobio mental de no saber ni por dónde ir… dio un respingo al ver a Aria sentada en su cama leyendo un libro, que también hizo un pequeño saltito por la impresión. Ella se rio un poco con ganas y se limitó a sonreír mientras le abrazaba y él rompía a llorar en su hombro…

-Romperse es algo natural… -le recordó ella- Estoy segura de que lo lograrás.

-No, no puedo -murmuró-. No soy nadie, fui un estúpido pensando que habíamos ganado ya… y hora Aelita podría…

-No digas tonterías -le gruñó-. ¿Has cenado?

-No, pero…

-Pues es hora, venga.

Ella tomó su mano y tiró de él, tampoco se resistió mucho así que en unos pocos pasos habían llegado hasta el pasillo. Se encontraron con un chico alto, de piel blanca y pelo oscuro como la noche; vestido de negro, la única nota de color eran las mangas rojas de la camisa que tenía por debajo de la corta negra que tenía encima. Una mochila al hombro y un par de maletas descansaban en sus manos, se giró al escucharlos y les dejó pasar.

-¿Vais a la cena? Es que acabo de llegar y el profesor de educación física está de baja y nadie ha venido a acompañarme.

Aria le sonrió un poco y Jeremy se limitó a salir de allí para volver a quedarse sólo en sus pensamientos y poder seguir dándole vueltas a las cosas sin que nadie le estuviera molestando. No se dio cuenta de que la chica se quedó charlando con el otro, William Dunbar se llamaba ese atractivo muchacho.

-¿Y eres un nuevo estudiante de Kadic, entonces?

-Sí, en el anterior… no me fue del todo bien.

-Oh… ¡seguro que aquí te va mejor!

-¿Y tú cómo te llamas?

-Aria Glenn -le sonrió un poco-. ¿Vamos a cenar, entonces?

-Claro -William abrió la habitación del cuarto, dejó las cosas y se limitó a cerrar de nuevo-. ¿Me harás de guía, entonces?

-Claro… aunque no querría molestarte.

-No lo harías -aseguró-. Lo que no quiero yo es molestar a tu novio.

-¿A Jeremy? -negó con vehemencia- No es mi novio, sólo un buen amigo.

William sonrió y se limitó a asentir, así que se dirigieron hacia la cafetería para comer un poco y entre charla y charla se encaminaron en esa dirección riendo y comentando algunas cosas de la Academia.

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Un par de días más tarde la actividad en la comisaría de policía de Boulogne – Billancourt era intensa porque el comisario había movido unos hilos y estaban revisando cosas que hasta entonces se habían pasado por alto con ciertos contratos y movimientos de información. Maximilien Lambert era el inspector jefe de la ciudad y estaba constantemente en relación con sus compañeros de las ciudades vecinas de la zona metropolitana de París y alrededores… pero nada tenía que ver con ello.

Su investigación era algo más privado pero que ocultó gracias a la necesidad de tener buenas estadísticas de investigación, y los interventores locales estaban encantados con la idea porque llevaban años pidiendo algo así… por lo que era la excusa perfecta. Él se estaba centrando en una de las casitas cercanas al río Sena de Boulogne, precisamente la misma que inspeccionó meses antes y es que le llamaba la atención. Se rascó con cuidado la mejilla mientras hacía círculos con un bolígrafo rojo las cosas que le llamaban la atención antes de levantarse… fue hacia la máquina del café para meterse algo caliente al cuerpo y metió unas monedas mientras pensaba en la charla de la tarde anterior.

Se presentaron en su oficina un par de hombres trajeados con toda la pinta de llamarse John y Roger a hacer muchas preguntas que no entendía, aunque eventualmente se le encendió la bombilla y comprendió qué era lo que pasaba y la razón de su presencia allí… algo se estaba moviendo en el bajo mundo de nuevo y estaban preocupados, al ser él el jefe de policía que más tiempo llevaba en ese mundillo era el más experimentado. Así que la excusa era perfecta pero estaba agobiado con el asunto porque era realmente duro. Se estiró un poco mientras se servía el café y rebuscó en la nevera por algo de leche para echarse, en cuanto estuvo listo abrió una bolsa de azúcar y la espolvoreó en el líquido con parsimonia… suspiró un poco mientras sonreía.

-¿Sucede algo, Dirac?

Se giró a mirar al hombretón. Un chico de en torno a veinticinco, con el pelo corto negro y bien afeitado, era como un armario de cuatro puertas con tanto músculo y hasta la pistola parecía pequeña en sus grandes manos, que sostenían un grupo de papeles que tendió a su superior antes de cuadrarse.

-No señor -se limitó a decir-. Sólo estaba… es que han vuelto a venir, señor.

-¿Otra vez?

Maximilien se acercó a una de las ventanas del despacho con cierta molestia y efectivamente ahí estaban: dos señores en traje y corbata con gafas de Sol aún en un día nublado como aquel y un arma bajo la chaqueta aunque no se viera por fuera.

-¿Te han dicho lo que quieren esta vez?

-No, sólo que quieren hablar con usted.

El otro suspiró con molestia y se limitó a dar la orden de que pasaran a su agente, que asintió y salió a dar la instrucción. Pocos minutos después se presentaron allí los agentes: uno era rubio y el otro negro, apenas se veían sus facciones por las gafas de Sol y con unos trajes de buena calidad en pulcro negro que apenas dejaban ver nada pero daba por hecho Maximilien que eran de complexión fuerte y bien trabajada en el gimnasio.

-Buenos días, agentes -les tendió la mano-. ¿A qué debo el placer?

-Queremos hacer unas investigaciones importantes -habló el rubio-. Aquí tiene los permisos.

Llevaba su compañero un maletín con unas esposas atadas a su muñeca, abrió todo con pasmosa facilidad y le mostró la documentación lo justo para que pudiera cerciorarse el francés de las cosas antes de cerrar de un golpe, casi pillándole la mano a Maximilien pues intentaba agarrar el papel justo en ese momento.

-¿En qué consistirá?

-Eso es secreto, pero necesitaremos que vengas con nosotros y varios agentes.

Esa vez habló el negro. No sabía aún sus nombres y eso le escamaba, pero estaba seguro que aunque les preguntara no soltarían prenda; y si lo hacían serían en clave.

-¿Para qué?

-No es necesario saberlo.

Maximilien suspiró y asintió, por lo que decidió revisar en los cajones de su despacho para encontrar la llave del coche patrulla que siempre usaba y se dirigieron hacia el garaje donde los guardaban.

-Vamos, anda… ¿A dónde os llevo?

El negro iba a hablar pero el rubio le posó una mano en el hombro y negó suavemente antes de que dijera nada, por lo que se quedó en silencio. Se encaminaron detrás del inspector y tras bajar por el ascensor hasta un amplio lugar con muchos vehículos dispuestos en diversas plazas con muchos zetas y, sobre todo, varios todoterrenos y algunos vehículos más de combate especializado con mangueras de agua a presión y perfectamente blindados. Tras apuntar a uno de los monovolúmenes de más alta gama que había con la llave y subieron tranquilamente.

-Tenemos que ir a esta dirección.

El rubio iba de copiloto mientras el negro estaba detrás de Maximilien, que revisó todo y comenzó a circular sabiendo perfectamente hacia dónde tenían que ir: era un edificio en el centro de Boulogne pero era un lugar normal hasta donde él sabía, sin cosas raras ni nada relacionado con el tráfico de drogas o similar… puede que supieran algo que él no, por lo que se limitó a conducir tranquilamente en esa dirección.

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Mientras todo eso sucedía los chicos estaban tomándose un desayuno en una de las cafeterías cercanas a Kadic, sobre todo para animar a Jeremy con la mala racha que estaba viviendo en esos momentos. Por eso estaban los cinco estaban en torno a una mesa con cacao con leche, zumos o tostadas de varios tipos que pudieran comer. Jeremy seguía pensativo pero por lo menos reaccionaba a lo que decían los demás y respondía a sus palabras cuando le hablaban de forma más directa, Yumi lo notó y por eso le abrazó por detrás tranquilamente.

-¿Te gusta el sabor, Princesa?

A la pregunta de Odd ella sonrió un poco y probó más del cacao con leche.

-¡Me encanta! -exclamó- El dulce sabe muy rico.

-Sí… -Jeremy se esforzó en sonreír- Esas galletas de chocolate están tremendas.

La otra le tomó la mano con cariño y le sonrió un poco, se dejó apoyar la cabeza en el hombro y él se limitó a quedarse quieto y algo nervioso por el gesto de la chica. Odd se fijó en ello y también en que Aria estaba en ensoñaciones igualmente.

-¿Les pasa algo? Parece que están en Babia los dos.

Al comentario de su amigo, Ulrich se encogió de hombros.

-Ni idea tío -le reconoció-. Antes la vi hablando con un chico por los pasillos.

Odd sonrió un poco con diversión, se limitó a reír algo y se terminó lo que le quedaba de un tirón antes de dirigir la vista hacia una chica que pasaba por la calle: negra como la noche y pelo largo con rastas, se perdió en sus curvas antes de poder fijarse en algo más, pues ella también se perdió de su vista entre el tumulto de la gente… suspiró ligeramente y se recostó en el asiento con cierta felicidad.

Pero esta iba a durar poco, pues si en esos dos días previos no hubo ningún ataque de Xana porque se tenía que recuperar… ahora que se había recuperado plenamente de lo que había sucedido, y es que apagar y encender el súper ordenador de esa manera le había sentado mal, estaba preparada para volver a la carga. No estuvo quieta realmente pero necesitaba reunir la energía necesaria para un nuevo ataque – toda la acumulada hasta entonces se había esfumado – y eso le tomó aquellos días. En esa ocasión, y aprovechando los planos de la zona metropolitana que tenía, decidió centrar sus esfuerzos en un área industrial pero en la parte más próxima a la zona habitada de la población.

Localizada entre varias naves de producción de madera y muebles, la que estaba bajo el interés de la IA era una de montaje de vehículos a motor. La planta se extendía por cientos de metros cuadrados en varias plantas y con muchas herramientas y maquinaria que operaba y trabajaba gracias a las muchas personas que iban y venían. Uno de ellos descansaba en una de las sillas mientras revisaba el aparato que tenían en frente con un destornillador en la boca y la lanza térmica descansando en el suelo pero enchufada para ser usada en cualquier momento. De una de las tomas de corriente salió un chispazo y el humo negro de Xana apareció y voló directamente contra el oído del tipo, atravesando en el proceso los cascos de protección contra el ruido. Comenzó a gruñir con cierta molestia y se removió en el sitio con algo de dolor pero sólo duró unos instantes; sus pupilas se dilataron un poco y se pudo ver el ojo de Xana sustituyendo al redondel marrón que normalmente tenía, aunque desapareció rápidamente.

No tardó demasiado en poder gobernar ese cuerpo sin demasiados problemas, y se dispuso a andar tranquilamente por las instalaciones como si tal cosa y desatendiendo totalmente lo que estaba haciendo hasta entonces. Se notaba ligero y poderoso, energía corría por sus entrañas e incluso llegaba a crepitar por las manos y en otras articulaciones. Sin embargo en un momento dado se le acercó uno de los oficiales de la planta para detenerle; lejos de lograr nada la IA le lanzó una descarga de energía tan poderosa que lo lanzó contra la pared contraria y con la ropa humeando. El resto de los presentes no supo ni cómo reaccionar y se limitaron a salir corriendo mientras Xana sonreía con diversión justo al mismo tiempo que les lanzaba un nuevo relámpago.

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La autoridad no tardó demasiado en personarse en el edificio de destino, de pocas plantas y un gran patio inferior donde los críos podían jugar o ir en bicicleta, monopatines, etcétera. Cerca había varias tiendas de alimentación, un todo a cien y una zona de parque con columpios y una bonita fuente que los separaba del resto de edificios. Tras aparcar donde pudieron se bajaron y Maximilien se encendió un cigarrillo ciertamente pensativo… aquel era un barrio perfectamente normal, parecido al que le vio crecer.

-¿Qué vais a buscar por aquí?

-A una persona -se limitó a decir el rubio-. Vamos allá.

Fueron hacia el descansillo y tocaron uno de los timbres, el cuarto derecha; el inspector se había guardado un walkie – talkie en la chaqueta por si tenía que llamar a alguien o hacer alguna cosa que fuera necesario con los demás. Les observó subir por las escaleras con facilidad hasta llegar al piso adecuado… pero ascendieron uno más por algún motivo y llamaron a la puerta de la derecha. Eso sorprendió al mayor pero no llegó a decir nada, limitándose a permanecer detrás y cerca de las escaleras y con la mano en su arma. Se relajó al ver que quien abría era una mujer menuda, rubia y de ojos claros. Sólo llevaba una bata con un pijama por debajo y una cara de somnolienta aún hasta que vio a aquellos hombres a sus puertas por el respingo que dio en el sitio.

-¿Necesitan algo?

-¿Reconoce a este hombre?

El rubio le entregó una foto de un rostro, un retrato de un hombre con el pelo con tendencia canosa, barba poblada y gafas anchas redondas sobre sus pequeños ojos pardos. Llevaba una bata de científico pero se le adivinaban bastante bien las facciones del rostro. Como negó, en esa ocasión le mostró el retrato robot de una mujer adulta pelirroja de grandes ojos verdes con una camisa de vestir y alguna que otra arruga.

-A ninguno, lo siento…

-Sabemos que fue vecino de este edificio durante unos años mientras trabajaba en la cercana Academia Kadic.

-Oh… allí estudia mi niño, Jeremy, pero no me suena haberle visto allí.

-¿Y es buen estudiante?

-Sí, la verdad que sí, es un niño muy inteligente.

-Entiendo… muchas gracias por atendernos, señora.

La aludida asintió y se limitó a sonreírles y cerró tranquilamente mientras el rubio y el negro se miraban entre sí con cierta complicidad para sorpresa de Maximilien, que comprendió que aquello había sido un golpe de suerte para ellos por algún motivo que se le escapaba. Se limitó a bajar con ellos sabiendo que de nada serviría discutir con ellos para que le contaran nada, por eso tendría que ir directamente a la fuente primaria de información e ir a por los papeles que siempre llevaban encima… sin embargo un aviso por radio se interpuso entre él y ese plan.

-… , repito, código rosa en el área industrial, Calle Saint Paul.

-Central, aquí Lambert, copiado.

Los agentes se limitaron a verle salir disparado con el coche a la dirección indicada mientras ellos se quedaban ahí quietos como pasmarotes sin llegar a decir nada; pero en cuanto le perdieron de vista comenzaron a andar en una concreta dirección, como si y supieran hacia dónde iban.

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El ataque de Xana se dejó sentir en la prensa casi de forma inmediata por la violencia inusitada desplegada por aquel hombre al que catalogaron casi como a un terrorista nada más empezar, haciendo saltar las alarmas dentro del grupo: según vieron a una persona lanzar rayos por las manos salieron por patas tras dejar el dinero en la mesa y se encaminaron a la fábrica todo lo rápido que pudieron, sorprendidos al mismo tiempo por no ver allí a nadie con esa misma problemática persiguiéndoles para acabar con ellos…. Por otro lado era mejor que así fuera, de esa manera no tendrían a nadie molestando.

Aelita sentía que corriendo era aún más libre pero se cansaba deprisa y tenía que pararse a recuperar el aliento tras cruzar algunos puntos que cada vez estaban menos distanciados, y aún así aguantó bastante bien hasta llegar a la zona arbolada cercana a la fábrica; allí se dejó caer al césped mientras engullía aire y tosía un poco según rompía a sudar y su ropa se iba empapando.

-Pronto te acostumbrarás… -Yumi le recogió el pelo con cuidado, también jadeaba algo- ¿Puedes seguir?

-S-sí… -sonrió- Qué bien se siente que la sangre corra por tu cuerpo…

La ayudaron a incorporarse con cuidado y recorrieron los doscientos metros que les separaban del objetivo final, y le mostraron a la joven cómo bajar por las cuerdas más deprisa. Se dejó caer con gracia hasta el suelo y contempló nuevamente el lugar en silencio, casi parecía un recordatorio de su lucha contra Xana… suspiró algo y bajaron por el cercano elevador cada uno a su destino concreto para finalizar con la misión.

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Mientras tanto se encontraba Jim en el hospital revisando las noticias con un crucigrama abierto sobre la cama en la que descansaba, buscando algo con lo que entretenerse, cuando se encontró con que en las noticias había un hombre que de alguna forma lanzaba relámpagos por las manos. Frunció suavemente el ceño al verlo y sintió deseos de ir a por esa cosa pero aún se sentía más o menos débil… por otro lado no parecía estar atacando a los muchachos por lo que se limitó a suspirar un poco y se enfrascó en sus propios pensamientos sobre si era buena idea o no dejarles hacer y deshacer ahora que sabía más o menos lo que había y lo que implicaba que el ordenador siguiera encendido, pues si no lo habían apagado y dejado olvidado cogiendo polvo en la fábrica sus buenas razones tenían que tener.

Se rascó pensativo la nuca antes de buscar con la mirada el móvil y preguntarse qué hacer… sonrió, le parecía gracioso que fuera rosa y con orejitas, nadie se esperaría que fuera el de un antiguo oficial francés retirado antes de tiempo por una terrible lesión. Se había guardado el teléfono de Jeremy por si lo necesitara en algún momento, se acordaba del mismo después de revisarlo en la documentación de Kadic días antes del incidente con los monstruos de Xana sólo por si acaso… claramente había sido una buena idea el haber obtenido ese dato pero ahora dudaba en si era un buen momento para hacerlo.

-No… cuando me haya recuperado hablaré con él -murmuró, contemplando el aparato-. Ahora estarán nerviosos peleando… mientras más tiempo piensen que sólo soy un profesor más, mejor para todos.

Precisamente en ese momento entró una de las enfermeras a visitarle y Jim le mostró su hermosa sonrisa – que fue recíproca – antes de proceder a revisar todo el aparataje que llevaba encima.

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En Lyoko el grupo apareció en pleno centro del sector del desierto. La torre estaba situada tras pasar por una laberíntica explanada con piedras aquí y allá que acababan formando una intrincad red de caminos y vías que desembocaban o al mar digital o hacia otras partes del complejo hasta llegar eventualmente a la torre activada. Xana comprendía bien que ellos podían volar de diferentes maneras, por eso había colocado a varias avispas a patrullar las alturas y lo que identificaron como dos cangrejos.

-Vas a tener que guiarnos, Jeremy… -murmuró Aria- Yo me encargaré de los voladores, vosotros id por tierra.

-Ahí dentro nos podrán acribillar a voluntad -Odd se acariciaba la barbilla, pensativo, mientras veía a su compañera alzar el vuelo-. ¿Cómo nos podríamos defender mejor?

Aelita ya había pensado en eso, de hecho extendió la derecha mientras apuntaba hacia el cercano suelo y empezó a cantar; comenzó a materializarse de esa manera una larga piedra pero fina y ligera, lo bastante como para que Yumi la pudiera sostener en telequinesis sin demasiados esfuerzos por encima de los demás y para dejar las manos libres de sus compañeros por si daban con algún monstruo a mitad de camino en el laberinto. Mientras, Aria había desplegado sus alas y ya caía contra tierra para deshacerse de dos de los avispones como hacía casi siempre. Arma en mano se les había aproximado y luego huido para no ser acribillada en el aire por los láseres enemigos; al no contar con nubes era más difícil perderles pero su habilidad en el aire mejoró mucho desde el inicio y de un par de movimientos logró darles un par de porrazos con sus propias alas y aturdirles antes de hacerles ir contra el suelo… en el instante antes de tocarlo cambió de dirección y retomó algo de altura, no así los avispones pues acabaron en el suelo.

Ya estaba celebrando la victoria y centrándose en los otros tres que quedaban cuando escuchó un chillido extraño. Giraba sobre sí misma buscando la procedencia cuando un par de láseres la rozaron y se encontró con una nueva criatura inédita hasta entonces: se trataba de un largo monstruo color negro con círculos blancos, una larga cola y el ojo de Xana en la espalda, su boca era un láser y se movía despacio pero de forma elegante y sinuosa mientras sus aletas ayudaban a su desplazamiento.

-¿Ves eso, Jeremy?

-Me temo que sí, y no sé de dónde puede venir… debe ser un nuevo monstruo de Xana.

-Mierda… parece fuerte, ha retirado hasta a los avispones…

Pero no se dejó amilanar y usando su espada se le aproximó zigzagueando de un lado para el otro a una velocidad vertiginosa mientras el nuevo monstruo se limitaba a avanzar hacia ella y lanzando sus láseres aunque sin llegar a alcanzarla en ningún momento antes de aproximarse plenamente, que sí dio en blanco; Aria descendió varios metros pero en la caía lanzó su bastón contra la criatura, que no llegó a esquivar el ataque aunque se estaba volviendo veloz con el pasar de los instantes. Por suerte ella se pudo recuperar y se desenvolvió bien en recuperar su arma, que cambió por el cuchillo y empezó a elevarse más y más seguida del monstruo, seguía disparando y le dio una segunda vez en la espalda que la desvirtualizó para sorpresa de los que estaban en tierra.

-Mierda… vamos a tener que improvisar algo….

Ulrich miró a sus alrededores y tuvo una idea algo arriesgada, Odd se dio cuenta en el instante en que le miró a los ojos y decidieron dividirse: mientras los otros dos avanzaban junto a Aelita camino a la torre el tercero se quedaba a solas con el monstruo volador, demasiado peligroso para dejarlo ahí molestando… cuando llegaran a la salida se preocuparían de los cangrejos. Jeremy les observó avanzar mientras preocupado veía llegar a Aria hasta donde estaba, la tomó del brazo con una suave sonrisa que ella respondió con el mismo gesto y le abrazó.

-Estaré bien, pero… vaya si esa cosa era poderosa.

-De un solo disparo te quitó cincuenta puntos… teniendo sólo cien basta con dos aciertos para que algo así pase.

-Xana se ha potenciado… de alguna manera.

Mientras, Ulrich había aprovechado un pasillo largo para colocarse en su extremo: tomó carrerilla con el súper sprint tras localizar al monstruo volador y echó a correr dejando tras de sí una estela amarilla, dio un poderoso salto hacia una de las paredes, se apoyó en la contraria y de un impulso logró alcanzar una roca vecina y pudo saltar hasta el lomo de la bestia, que no pudo resistirse a la poderosa espada del chico cuando le atravesó y explotó.

En tierra las cosas fueron algo mejor, y es que por idea de Yumi colocaron el trozo de piedra por delante y usándolo a modo de disco lo lanzaron contra los cangrejos, haciendo que uno acabara en el mar digital y obligando al otro a luchar contra ellos en solitario y sin opciones a poder hacer nada, siempre con Aelita por detrás para ser la que entrara a la torre en cuanto el camino estuviera despejado. Jeremy en cambio, aunque contento por haber detenido de nuevo a Xana estaba aún algo nervioso con lo que había visto pues no entraba dentro de las posibilidades que se había imaginado el que pudiera controlar a una persona y mucho menos permitir que lancen descargas de energía eléctrica en forma de rayos desde los ojos. ¿Y si esa persona fallecía, qué hacían? Ya no podían apagar el súper ordenador como antes para poder pensar, ahora que Aelita se desmaya en cuanto eso sucede… estaba claro que necesitaban encontrar la manera de revertir ese efecto antes de poder hacer nada.

Por otro lado se demostraba la necesidad de poder moverse mejor y más deprisa por Lyoko, ya no sólo porque la peligrosidad de los ataques parece haber aumentado; ahora los monstruos de Xana parecían ser mejores o más peligrosos y eso exigía una mejor capacidad de desplazamiento por el terreno virtual, así que buscaría la manera de algo así para todos… la ventaja que pudieran tener por ser uno más parece haberse esfumado con todo eso, se decía mientras tecleaba los comandos apropiados.

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Tras el fogonazo de la vuelta al pasado se encontraron nuevamente en la cafetería donde estaban tomando algo antes del ataque, ahora con un Jeremy bastante más tranquilo sabiendo un poco mejor qué hacer ahora que la guerra contra la IA había cambiado un poco pero no tanto como él hubiera temido en uno inicio. Y mientras seguían de cháchara ahora más amena y entretenida que antes Maximilien se separó de los hombres de negro tras darles las indicaciones de a dónde tenían que ir tras recibir un correo electrónico, uno que llevaba bastante tiempo esperando pero que por fin estaba ahí.

Tras fumar un par de cigarrillos para calmarse de la excitación que sentía – incluso rompió a sudar en frío – se decidió a ir hasta su casa a por todo lo necesario. Hacía años que hizo una promesa a un hombre increíble y ahora parecía necesitarle de forma más activa, por eso fue directamente hacia allí, saludó a su esposa con un cálido beso en los labios y un abrazo, y subió por las escaleras hasta el ático. Era un edificio unifamiliar de dos plantas hecho con ladrillos y con un bonito jardín bien decorado con amazónicas, así que hacían toda su vida en la zona que daba a la calle y en la de arriba tenían todas las cosas que ya no usaban habitualmente pero que necesitaban cada tanto, y entre ellas había un maletín que guardó celosamente durante años… hasta ahora.

Hecho en buena piel curtida, tenía una contraseña que hacía años que dejaba de ser útil dado que la cerradura ya no funcionaba pero eso daba igual ahora pues tenía una misión mucho más importante que cumplir. Tras salir por la puerta se dirigió hacia la estación de tren y se encaminó a una taquilla que conocía bastante bien, la número 167, que abrió por primera vez en bastantes años… había dos copias, una la tenía él y la otra aquel científico que conoció años antes junto a su niña pequeña, reconoció sus facciones de inmediato en el retrato robot de aquella gente pero no dijo nada. Decidió no pensar en ello y se limitó a dejar el maletín en su sitio, la otra copia la tenía a buen recaudo aquel hombre estuviera donde estuviera pero tenía indicaciones de dejar que un grupo concretamente lo abriera… sonrió un poco creyendo saber de quiénes se podía tratar.

Tras cerrarlo como toca dio una vuelta por la zona para controlar a los pocos carteristas que de vez en cuando hacían de las suyas y volvió a sus quehaceres, siempre bajo la atenta vigilancia de Xana… reconocía bien esos CD's tan antiguos, sin embargo estaban en un sitio lejos de cualquier enchufe o sitio donde pudiera usar sus armas contra los mismos por lo que tendría que esperar y ahora tampoco tenía la energía de lanzar un nuevo ataque así que igualmente estaba atada para actuar. Se preguntó si a través de su virus podría hacer algo a ese respecto e influenciar sobre Aelita…

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Y mientras caminaban de vuelta a Kadic, el grupo charlaba alegremente hasta que los ojos de Odd dieron de nuevo con aquella silueta tan increíble que vio antes del ataque y ahora sí la vio en su plenitud: una chica afro, de larga melena negra y piel oscura y aterciopelada, ropa estrecha y ligeramente rasgada y de aspecto rebelde, con un skate al hombro y lo que se dilucidaba como una cajetilla de tabaco alzándose desde el pliego de la falda corta que llevaba. En cuanto dio con el chico le sonrió y hasta guiñó un ojo, provocando que la sangre de él hirviera y se sonrojara un poco.

-¡Tierra llamando a Ooood! -bromeó Ulrich mientras le zarandeaba un poco- Venga Romeo, que llegaremos tarde…

-Nah, no creo -alcanzó a decir, riéndose con algo de torpeza-. ¡Cuando la vea tengo que pedirle su número!

-Yo pensaba que te gustaba otra… -murmuró Jeremy- Una de pelo negro y algo… bueno, ya sabéis, repipi.

-Y me encanta, pero yo estoy siempre abierto al amor -les recordó, divertido-. ¿A que sí, Aria?

Esta rodó los ojos y se sonrojó un poco antes de recordar la vez que él le dio un suave azote mientras hacían gimnasia juntos durante las vacaciones.

-¿No sería mejor que te centraras sólo en una?

-No, el amor de mi vida espera y pienso encontrarla -sonrió Odd-. Y de mientras… pues me podré divertir.

Con ese sencillo razonamiento el chico sabía de sobra que no engañaba a nadie, ni siquiera a sí mismo, pero su voluntad era firme y tenía claro lo que haría… además, Sissi era una buena amiga, y aunque ya había pensado muchas veces en ella no era algo que creyera que pudiera funcionar, no con él teniendo que luchar contra Xana así que… sólo se lo pasaría bien hasta terminar del todo. A los otros chicos eso le era más o menos indiferente y eso Odd lo agradecía así que según subieron hasta los cuartos fue a cambiarse para ver precisamente a Sissi de forma algo más presentable y charlar con ella para distraerse, y así dejaba tranquilamente a lo demás para entrar al cuarto de Jeremy y acompañarle durante su trabajo ahora que tenía las ideas algo más claras.

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Franz Hopper terminó de mandar todos los correos que eran necesarios para poner en marcha su plan ahora que el primer intento de acabar con Xana claramente había fracasado… pero quedaba una última cosa por hacer, para lo que iba a necesitar una gran descarga de energía que, de alguna manera, le permitiera comunicarse con Aelita… su pequeña hija estaba en peligro y ahora necesitaba de su ayuda nuevamente aunque sabía cómo hacerlo. Todo gracias al error en el programa de materialización, uno involuntario pero que ayudaría mucho para poder comunicarse con ella aunque fuera algo doloroso.

Se movió y de su cuerpo esférico emanó unos destellos blancos que hicieron que una de las torres de Lyoko se activaran y le dieran al hombre la energía suficiente para poder impulsar desde el súper ordenador una segunda señal además de la que ya se emitía de forma constante hasta la mente de su hija y, segundos después de acabar la transmisión todo volvió a la normalidad y Franz comenzó a retirarse tras saber que muy seguramente había delatado su posición pero… ahora las cosas tomarían un nuevo cauce, lástima que tuviera que ser así. Xana no era la única que tenía un poco de suerte y un bues as bajo la manga.

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Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.