Campanadas de Nieve y Piedra

9 d.C.

Soñó con un joven lobo aullando a la luz de la luna frente a la orilla del mar. Al son de su aullido la tierra crujía y temblaba, la piedra cambiaba de forma y era esculpida. Cuando el joven lobo dejó de aullar la tierra estaba cubierta de castillos.

Soñó con una mujer con cabeza de lobo que escalaba una empinada montaña sobre la que un hombre con alas en vez de manos anidaba y juntos tenían cachorros alados a los que arroparon con estrellas y hojas.

Soñó con un dragón de escamas plateadas y ojos dorados que era devorado por las llamas de los infiernos.

Soñó con dos dragones, uno negro y otro de ojos verdes que escupían fuego y muerte sobre un paramo desierto.

Y soñó con un dragón cruel que rompía su huevo.

Ella soñaba mucho aun si estaba despierta y soñó con no volver a soñar jamás.

Solo cuando estaba rodeada de aquellos cuyas voces amaba escuchar sus sueños se desvanecían, cuando padre la levantaba en el aire y la hacía girar. Cuando Alor jugaba con ella en las playas de Isla Zarpa o cuando madre le peinaba el cabello.

Sus voces mantenían a los sueños a raya.

La reina Rhaenys también alejaba sus sueños, su presencia parecía prenderles fuego reduciendo a cenizas aquellos destellos que amenazaban con envolverla y consumirla cuando estaba alejada de su familia.

Pero recientemente alguien más mantenía alejados a los sueños de ella, un joven lobo acompañado de un hurón. ¿Qué hacían bestias del frío y la nieve en la isla del humo y la sal?. Se había preguntado ella.

La respuesta había venido de la reina, no de la de escamas plateadas sino la de ojos verdes. El dragón negro soñaba con un castillo bajo el que reinar y la reina había traído a un lobo para que construyese sus sueños.

Puede que el joven lobo construyese los sueños del dragón pero mantenía alejados a los de ella y lo agradecía.

Afortunadamente la presencia del joven lobo se había hecho más común a su alrededor desde que la reina de escamas plateadas había reclutado a sus damas para idear la decoración de la fortaleza del gran dragón ahora que los planos de la fortaleza interior estaban terminados.

Ni una sola piedra había sido colocada aún, pasarían años antes de que estuviese terminada y poder decorarla pero su reina no deseaba perder el tiempo.

Casi como si la propia reina hubiese soñado con su caída al fuego de los infiernos.

"Shiera" La voz de su prima y cuñada la devolvió a la realidad.

"Lo siento" Se había quedado paralizada a mitad de ordenar su equipaje para el viaje lo que debía haber preocupado a Sarra. Su prima no estaba acostumbrada a los momentos en que ella se perdía en sus sueños. "Estaba pensando en los planes de la reina y me distraje"

"Querrás decir que estabas pensando en el ingeniero" Dijo Sarra con picardía haciéndola sonrojar. Era vergonzoso que ella mencionara eso con tanta facilidad.

"¡No, no lo estaba!"

No negaría que le gustaría ser más cercana al ingeniero, era agradable estar cerca de él y de su hurón. Además con su hermano decidiendo casarse con su prima en vez de con ella se esperaba que ella encontrase un marido pronto.

No es que ella se quejase de no haberse casado con Alor, eran hermanos y se querían pero no de esa forma. Padre y madre tampoco parecían interesados en insistir en el matrimonio entre ellos, así que con el acuerdo de ambas partes no se habían casado y Alton había podido casarse con Sarra como quería.

Pero ella todavía necesitaba encontrar marido y Brandrik, quien parecía haberse ganado la amistad del rey y que no era ningún secreto que sería bien recompensado parecía ser un buen marido. Eso si podía hacerle frente a las damas Manderly y Glover que recientemente se habían unido al séquito de la reina Rhaenys.

"Va a ser un viaje complicado, hará frío allí será mejor que te abrigues bien" Aconsejó Sarra desde la silla en la que estaba sentada. Embarazada como estaba era mejor que no hiciera movimientos bruscos o grandes esfuerzos. Pronto daría a luz.

Menos mal que había dejado el tema de su interés en Brandrik.

"Lo sé" Recogió una capa pesada y la guardó dentro del baúl. Normalmente esto sería el deber de los sirvientes pero con Sarra embarazada y ella pasando todo el tiempo en Rocadragón no tenían mucho tiempo para hablar estos días y querían pasar tiempo juntas.

Además aunque no lo dijese ella sabía que Sarra se sentía sola, con padre recientemente nombrado mano del Rey después de que Edmyn Tully renunciase y con madre y Alor en Pentos por un acuerdo comercial su cuñada pasaba los días sola.

Y ahora ella se iría al valle para asistir a una boda a la que ella no iría a causa de su embarazo.

"Estaré bien, las damas del valle nos han estado dando consejo sobre lo que vestir y cómo enfrentar los fuertes vientos" Martha Royce y Teotta Arryn de Puerto Gaviota habían pasado la última luna hablando del valle de sus maravillas y lo que era recomendable para no pasarlo mal.

"Es bueno escucharlo, cuando vuelvas tendrás una sobrina así que espero que le traigas un buen regalo del valle" Como siempre su prima buscando sacar un beneficio ahora la quería de recadera. No es como si ella no fuese a hacerlo, además se lo debía.

En sus sueños había visto a Sarra sosteniendo una niña en brazos y lo había dejado escapar por accidente. Su prima se había desanimado solo para animarse inmediatamente feliz de poder comprar y preparar todo lo necesario para una niña antes de que naciese.

La reina Visenya había mencionado que Sarra no debería adelantarse pero su prima lo había enmascarado como "intuición de madre" y había dado por terminado el asunto a lo que la reina no había insistido.

No era ningun secreto que la reina Visenya no había mostrado signos de embarazo en sus 20 años de matrimonio con el rey Aegon, mientras que la reina Rhaenys sí lo había echo a pesar de haber sufrido múltiples abortos.

Algunos incluso decían que la reina Visenya era esteril, pero Shiera sabía que eso no era así había soñado con una dragona de ojos verdes poniendo un huevo y ella sentía que eso sucedería pronto.

"Compraré algún juguete que pueda encontrar o tal vez alguien pueda recomendarme algo para ella, todavía será un bebé no puede ser algo que ella no pueda disfrutar" Un juguete que haga ruido sería lo más adecuado, la mantendría entretenido o tal vez algún muñeco de tela.

"Bien pero no gastes mucho o Alor se enfadará" Comentó ella divertida.

"Eres tú la que siempre gastas de más" Replicó Shiera, su prima aunque era perfectamente capaz de manejar el dinero, a veces se emocionaba y acababa gastando más de la cuenta. Lo que no era un problema porque los Celtigar estaban bien acomodados pero podía dar una mala imagen.

"Entonces hagamos un trato, yo no gasto más dinero hasta que regreses pero a cambio tú tienes que intentar acercarte al ingeniero Stark, si no te das prisa esas damas del norte te lo robarán." Explicó con deleite su prima disfrutando el sonrojo que aparecía en su rostro.

"Cállate, si sigues hablando de eso no te visitaré más" Amenazó escondiendo su rostro enrojecido por la vergüenza detrás de un vestido.

"No te culparía por no visitarme. Estoy segura de que tu ingeniero te mantendrá ocupada. Sus manos deben ser muy hábiles si son tan capaces de dibujar o tallar juguetes de madera para el principito tan bien" La sonrisa maliciosa en el rostro de Sarra era diabólica.

Con esa actitud no le extrañaba que la reina Rhaenys no la quisiese cerca, su prima era una desvergonzada sin remedio. Cuando vio que estaba a punto de soltar otro de sus comentarios le arrojó el vestido a la cara.

Sarra se río e intentó hablar con ella pero ella le dio la espalda ignorándola tenía que terminar de hacer su equipaje no tenía tiempo para distracciones.

Sarra era una sin vergüenza, ella y Alor estaban hechos el uno para el otro sin lugar a dudas.


La boda se acerca cada vez más.

Sí ya sé que es un capítulo corto pero los siguientes son más largos lo prometo.