Ni sailor Moon ni sus personajes me pertenecen, todo es propiedad de Naoko Takeuchi.

Advertencia: en este capítulo se hace mención de drogas y violencia intrafamiliar. Quiero dejar muy en claro que este tipo de situaciones son algo que repruebo totalmente y no las fomento en ninguna circunstancia. Nada se soluciona con violencia o estupefacientes. Se recomienda discreción.

Recomendación: escuchar la canción "Animal" de Missio mientras se hace la lectura de este capitulo.


Capítulo 3- Soy un animal.

–¡vaya! Ya llego la bebita–

Haruka miro con aburrimiento a zafiro. Escucho algunas risas de algunos miembros del clan. Rubeus se paro junto a el y le dio un codazo.

–no la molestes zafiro….– dijo Rubeus burlón–…no te defenderé si la niña bonita decide agarrarte a golpes–

Haruka soltó un bufido de fastidio.

–¿Cómo esta la estudiante modelo? –

–ay ya, déjame en paz–

Haruka se dejó caer en el destartalado sofá más próximo a ella.

–¿y eso? ¿la ricachona esta molesta? –

–¿Cuál ricachona estúpido? – Haruka miro a zafiro quien solo le sonrió y se encogió de hombros.

–vas a esa escuela fina llena de niños mimados. ¿Cómo quieres que te digamos? – Esmeralda se sentó lo más próximo Rubeus mientras lo miraba fijamente esperando algún gesto de aprobación del chico.

"Soy un animal, eres un animal"

Haruka sintió ganas de reírse, la estúpida de Esmeralda podía ponerse a caminar de cabeza y jamás podría impresionarlo, Rubeus era un conocido traficante de drogas, era temido y respetado en todo el barrio por su capacidad para la violencia. Muchos en la colonia murmuraban que podía enfrentarse a mas de diez hombres el solo. Su casa-guarida era una bodega abandonada que el había reclamado cuando decidió independizarse con tan solo quince años.

Eso era lo que Haruka admiraba de él, no su fama como pandillero o traficante. Ni que fuera tan bueno peleando. No, Haruka lo respetaba por el hecho de que el pudo tomar el rumbo de su vida en lo que el quisiera. había tomado el toro por los cuernos y huido de cualquiera que fuera su origen…algo que ella llevaba tanto tiempo deseando y que tanto la asustaba.

–Haruka no es así– dijo Rubeus sin siquiera voltear a ver a la chica que a su lado lo miraba con adoración. –¿cierto Tenoh? –

–por supuesto que no, solo estoy en esa escuela gracias a mi madre–

– ¿a poca mami acude a tus exámenes? –

–que estúpida eres, Esmeralda – Haruka se levantó del sofá y la miro con una media sonrisa –mi madre atendió a la directora cuando sufrió un accidente, la perra quedo tan agradecida que le ofreció una beca completa para mí –

"Soy un animal, eres un animal"

Haruka se quedó mirando un momento a la chica delante de ella, su sonrojo de vergüenza era evidente. Lo primero que pensó fue en morderse la lengua y refrenar sus ataques, pero algo dentro de ella comenzaba a regocijarse sin parar. Como si sus propias frustraciones se aligeraran mientras hacía pedazos a la chica delante de la persona que mas le importaba. Y dejándose llevar por ese distinto animal; se permitió sonreír.

–no es como si me importara mucho de todos modos. Por lo menos me importa mucho menos que a ti. ¿o es que acaso en el fondo deseas asistir al colegio Mugen y codearte con todos mis compañeritos ricos? Por los trapos esos que traes puestos supongo que crees poderte pasar por uno de ellos. Pero ¿Qué crees? El olor a alcantarilla de tu casa se puede olfatear a kilómetros de distancia–

"Sabes que me conoces"

Rubeus y zafiro soltaron unas tremendas carcajadas, Haruka se permitió sonreír un poco mientras Esmeralda bajaba la vista directo al suelo. Rubeus siguió con el "juego" mencionando un par de cosas que había visto en la casa de esmeralda. Haruka ya no quiso seguir siendo parte de la humillación a pesar de que fue su gran boca la que la había provocado. Un mensaje en su celular le dio la excusa perfecta para no seguir escuchando. Frunció el ceño, hablando de niños mimados; la perra mayor había cumplido su promesa de mandarle un correo electrónico. Ni siquiera lo leyó, solo le mandó un mensaje con la esperanza de que ya no molestara.

–ya cállate esmeralda, a nadie le importa– Rubeus se levanto de su asiento y tronándole los dedos a uno de sus esbirros; se acercó a Haruka y con una mano firme en su hombro la acerco a ella. –en fin, ¿Qué necesitas? –

"Sabes que me conoces"

Haruka lo miró fijamente, sabia que al igual que ella Rubeus también le tenía cierto respeto. No por nada ha sido la única que ha podido enfrentarlo en un encuentro uno a uno. Haruka en un intento de defender a su hermano de los matones de Rubeus que lo molestaban; Les dio su merecido, Él mandó muchos más para darle una paliza pero siempre los regresaba con la cara rota. No fue hasta que el propio Rubeus se digno a conocerla que se enfrentaron, y si bien ella termino toda destrozada, Rubeus también termino con un par de costillas rotas y el rostro desfigurado por sus puños. Habían pasado dos años.

–vine a entregarte la chamarra que me prestaste–

Rubeus alzo una ceja, obviamente consideraba eso como una estupidez. Haruka solo frunció sus labios y se encogió de hombros.

–no te ofendas, pero he visto suficientes películas, como para quedarme con alguna pertenencia del Matón de la colonia. – Haruka entrego la chamarra a Rubeus en su mano y este solo se rio.

–¿piensas que te mandaría golpear por una chamarra de cuero? – pregunto incrédulo.

–es una linda chamarra–

–de hecho, si– Rubeus negó con la cabeza –me diviertes mucho Haruka, eres más lista, más rápida y mas fuerte que toda esta bola de haraganes. Tienes potencial–

"Y me siento despreciada"

Haruka se quedó en silencio, con una agradable sensación recorriendo su cuerpo. aunque no quisiera, para ella las palabras de Rubeus significaban mucho. Una sensación de valía invadió su cuerpo.

–¿te quedas un rato? ya mandé traer "el especial de la casa" –

–yo….no creo–

–vamos, ¿Qué tienes que hacer de todos modos? –

Haruka se mordió la lengua, no quería darle el plantón a Rubeus. Y mas si le explicaba que la única razón por la que no podía quedarse era por que su madre la castigaría si no llegaba a tiempo a casa a hacer su tarea; Rubeus se reiría de ella, perdería el respeto que le daba, y además esas palabras fugaces que tanto necesitaba escuchar; se desvanecerían cual polvo.

–¿algo mas importante que sentarme a drogarme contigo? Puedo nombrar muchas, pero si insistes– dijo mientras tomaba la bandeja donde una línea de polvo blanco la hizo temblar.

Lo había prometido a su madre, no mas problemas, no mas pleitos, no mas disturbios…no mas drogas. No mas nada de esto.

El recuerdo del rostro lloroso de su madre apareció ante ella. cerro los ojos, su mente jugaba con ella, inventaba recuerdos; Amara siempre zanjaba todos los problemas con furia, con fuerza violenta. Su rostro desfigurado de odio si que era real.

Miro Rubeus, Esmeralda y Zafiro quien ya se estaban acariciando las narices debido a la inhalación de cocaína. Al carajo todo pues.

"Me gusta estar intoxicada"

Con rapidez tomo la tarjeta y aspiro el polvo en cuestión de segundos. Poco a poco sus sentidos comenzaron a agudizarse. Las principales preocupaciones se fueron por completo de su mente, de repente todo lo que había dejado atrás en Rumanía estaba perfectamente bien. Una risa la invadió. ¿Por qué había estado su madre llorando todos estos años? COMO SIEMPRE DE DRAMÁTICA.

Miro hacia el techo, el foco medio fundido le molestaba. Si tan solo tuviera poderes mentales suficientes para fundirlo. Si tan solo sus pensamientos fueran decisivos.

Sintió la vibración de su teléfono, el nombre de Michiru Kaioh. Hablaba de elegir a otro compositor. ¿es que ya habían escogido en primer lugar?. Regreso al mensaje previo; mientras pensaba en lo extraño que se sentía su celular. parecía estar hecho de plastilina. Con esfuerzo leyó el mensaje anterior y encontró el nombre que buscaba: Vivaldi.

Soltó una risotada exagerada, el apellido le resultaba infinitamente gracioso. De repente cerro los ojos y se imagino a un hombre de traje italiano con rostro severo, junto a su violín tocando de forma magistral las cuatro estaciones, recargado en un árbol de plástico mientras que de su violín salían mil y un platos llenos de tiramisú.

"Me gusta estar adulterada"

sonrió mientras abría los ojos y le contestaba a Michiru.

"Vivaldi… ¿Quién es ese?...¿hace postres?

–música….quiero música….–

Escucho como Rubeus de forma ansiosa se levantaba de su sillón y comenzaba a moverle a su enorme Estéreo. El retumbar del sonido la hizo temblar. Se llevo las manos a los oídos mientras intentaba acostumbrarse, parecía que el sonido era tan potente como para destruirle los tímpanos. comenzó a temblar ante lo estridente de la canción. "¡Un animal, eres un animal!"

La voz se escuchaba agónica, cansada y a punto del colapso. Mareada….se escuchaba mareada al igual que ella. El coro por su parte sonaba implacable, como si mil voces se levantaran de la nada dispuestas a juzgarla. Su teléfono vibro; era la perra de Kaioh que seguía molestándola. Maldita alumna nueva, la tenia tan harta. Con su cara de estar oliendo culo todo el tiempo. Claro, pues como no. Si seguramente vivía en la zona alta de la ciudad, donde viven la mayoría de los chicos del colegio mugen en sus preciosas casas blancas. apretó el celular.

"Dicen chica sabes que es hora de irse

Tienes que dejarlo"

Inspirada por lo macabro de la canción, comenzó a teclear la respuesta que esa bruja merecía.

–Haruka rápido, antes de que pierdas vuelo–

Rubeus se acercó a ella con la bandeja, era la segunda ronda, ¿Cuánto tiempo había pasado desde la primera? No había forma de saberlo, siempre que se drogaba hasta el tiempo actuaba de forma sospechosa. Guardo el celular en su bolsillo y después de esnifar la larga línea. Se quedo en el sofá sentada mientras sus oídos seguían adaptándose a la canción. "soy un animal" si, se sentía como eso. Como un animal que había estado enjaulado mucho tiempo y al que acaban de liberar de su jaula mientras corría por los parajes de su mente con toda la intención de huir.

No supo cuanto tiempo paso, hasta que la caída hacia el suelo la hizo reaccionar, cuando alguien amablemente la echo del vehículo. Volteo el rostro para ver la cara satisfecha de Esmeralda.

–puta– murmuro Haruka levantándose del suelo. El carro echo a andar y no le quedo más que respirar hondo y entrar a su casa rogando porque su madre….

"Dicen, dicen, dicen… renuncia

Dicen chica sabes que es hora de dejarlo"

–¿Haruka? –

Maldita sea su suerte.

–hey…vengo cansada, iré a mi cuarto– explico sin siquiera mirar en dirección a la mesa donde supuso que estaban cenando su madre y hermano.

–¡alto ahí! –

Si Haruka era rápida se lo debía a su madre. En unos instantes la mano de su madre se habia prensado a su quijada y con violencia estaba obligándola a voltear la cara que trataba desesperadamente de ocultar.

–mírame….Mírame– pidió amara con voz grave. Estaba encolerizada, decidiendo que no tenia mas caso poner resistencia; Haruka volteo desafiante. No duro mucho, pues su madre le giro la cabeza de la fuerte bofetada que le dio. –¡infeliz! –

–sí, si ya…– dijo Haruka intentando conciliar. A lo lejos vio como Andrew se había levantado de su silla y las miraba aterrado. –ahora déjame ir– pidió en un patético intento de que su madre no hiciera una escena que asustara a su hermanito.

–¡no estás en posición de nada! ¡yo soy tu madre! –

"Tienes que dejarlo

Dicen, dicen, dicen …renuncia"

Haruka solo le sonrió. Algo dentro de ella comenzaba a agitarse; eran las ganas de herir con sus palabras, de lastimar a las personas para que se sintieran igual de miserable que ella.

–lo prometiste, me lo juraste Haruka….que nunca más ibas a llegar así–

–supongo que lo siento– dijo Haruka esperando que su madre la dejara ir.

–¿es lo único que tienes que decirme? ¡a mi que tengo que trabajar doble turno para sacarte adelante! ¿crees que es fácil para mi ver como te destruyes? ¡mis esfuerzos por ser tu madre y padre no valen nada para ti! –

Haruka se mordió la lengua. Su madre casi nunca hablaba de su padre. era un tema vetado en la familia. El hecho de que las únicas veces que lo mencionaba era para causarle dolor a Haruka y hacerla sentir miserable con sus remordimientos; solo la hizo reaccionar.

"Me gusta cuando estoy agitada"

–¿eso crees que eres? – pregunto la rubia mirándole burlona. –No creo que quieras tomar el lugar de padre. A menos que quieras que acabemos como corderos en el matadero– Amara la miro con odio; tomo a su hija por la camisa y la aventó contra el comedor.

Haruka perdió todo el sentido del equilibrio, sintió el impacto de su cuerpo contra la mesa, el sonido de los platos y vasos romperse, el dolor de caer en mala posición.

–¡tú no me amas! –Haruka se levantó furiosa a encarar a su madre– Así que no me digas como vivir mi vida. –

–Andrew vete a tu cuarto– dijo Amara mirando a su hijo menor que estaba acurrucado; muerto de miedo. En la otra esquina donde yacía Haruka mirándola con los mismos ojos inyectados de odio que tanto le recordaban a un animal herido y dispuesto a atacar. De hecho, su hija ya se estaba colocando en posición.

–Andrew, no lo repetiré–

–¡que se quede! – grito Haruka pateando los pedazos de cristal en el piso. Su rostro estaba rojo debido a la furia

–Andrew ¡vete! – amara tomo el brazo de su hijo y de un tirón lo levanto. –vete a tu cuarto– dijo antes de sacarlo de la habitación.

– Que se entere que has mentido todo el tiempo– dijo Haruka mientras veía a su hermano subir las escaleras– ¡que se entere que… eres una….eres una…. ¡rompe hogares!–

"No sé qué quieres de mi"

–¡Cállate! – Amara se lanzo ante ella ciega de furia. Ambas se prensaron de forma agresiva. Empujándose por la habitación, destruyendo cuadros a su paso, tirando cosas, moviendo los muebles a su alrededor.

De las dos, Amara era la mas agresiva. Siempre que se golpeaban, su hija no usaba contra ella toda su fuerza. Amara no sabia a que se debía, si era debido a la desorientación que le provocaba la droga o a que en el fondo en su hija existía cierta consideración hacia ella.

–¡por que! – pregunto mientras sentía como las lagrimas comenzaban a brotar de su cansado corazón. Tomo el cuello de su hija y lo apretó mientras veía sus ojos verdes mirarla totalmente desorientados, odiaba esa mirada. Odiaba tener que ver la locura y la perdición en aquellos ojos verdes que amaba tanto–¡POR QUE! – grito de nuevo, no sabia si a su hija, a ella misma o al destino que a veces se ensaña de la misma perversa forma.

–¡soy tu hija! – grito Haruka mientras sujetaba las manos de Amara. Sus manos no intentaban separarla de su cuello o pegarle para defenderse, la hija solo estaba ahí parada, no indefensa, solo…tan harta de luchar. Tan cansada que se veía tan frágil.

"Estar un poco debilitada"

"Yo soy tu hija", si…para bien o para mal. Pero era su hija y la amaba. Al igual que amó al hombre que fue su padre y que tanto se parecía a ella. Amara aflojo el agarre y se separo de ella.

–lárgate– murmuro mientras se sentaba en la única silla que había quedado en pie y se cubría los ojos con las manos.

Haruka se quedó ahí de pie sin saber que hacer. Su madre había comenzado a sollozar, seguro que sabía que seguía ahí pero tampoco hacia nada por correrla. Haruka intento acercarse; Vio como las lágrimas escurrían de sus manos y escucho a su madre lamentarse. No era un quejido suave o discreto. Era violento, sonoro. Casi demencial. Haruka dio un respingo y salió corriendo a su habitación.

"Soy un animal, eres un animal"

Continuara…


NA: LES REPITO, NO SOY PARTIDARIA DE LA VIOLENCIA BAJO NINGUN CONCEPTO. LES AGRADEZCO MUCHO POR QUE ESTA HISTORIA POCO A POCO HA GUSTADO MUCHO. Y ESPERO QUE CONTINUE ASI.

NOTARAN QUE ALGUNAS PARTES DE LOS PENSAMIENTOS DE HARUKA NO TIENEN CONGRUENCIA, ESTO SE DEBE A LOS EFECTOS DE LA DROGA QUE ESTA SINTIENDO. ES POR ESO QUE EN EL CAPITULO ANTERIOR LOS CORREOS ELECTRONICOS QUE LE MANDO A MICHIRU TAMPOCO TIENEN COHERENCIA, AUNQUE ESO MICHIRU NO LO SABE.

POR MI PARTE LES MANDO UN GRAN ABRAZO, DESEANDO QUE SE ENCUENTREN SUPER BIEN.