NI SAILOR MOON NI SUS PERSONAJES ME PERTENECEN, TODO ES PROPIEDAD DE NAOKO TAKEUCHI. LA LETRA TRADUCIDA DE LA CANCION QUE SE PRESENTA EN EL FIC "HELP ME LOSE MY MIND" SU AUTOR ES DISCLOSURE Y YO NO SOY DUEÑA. (AUNQUE ES UNA LASTIMA POR QUE LA CANCION ME FASCINA)


—Uy el timbre sonó muy pronto— dijo Mina cuando escucho el sonido de la campana, todas sus amigas se apresuraron a recoger en las charolas los restos del almuerzo. Haruka se levantó mientras veía el mensaje que le había llegado. Estrecho los ojos, era un correo electrónico.

Haruka:

Como probablemente habrás notado, he estado fuera durante los últimos cinco días por motivos personales. Volveré el lunes. Mientras tanto, es urgente comenzar a trabajar en nuestro proyecto, que ahora vence en siete semanas. Como tenemos que ensayar para tocar una de las canciones de vivaldi, Tendremos que decidir dónde nos reuniremos para trabajar, yo cuento con violín, piano, cello, trompetas y toda clase de instrumentos en mi casa, Te adjunto la dirección. Este fin de semana podría perfectamente.

Kaioh.

Mensaje enviado a las 6:22 PM.

—¿Haruka? — lita se acercó a mirar el teléfono— ¿Quién te invoca? —

—es la bruja, quiere verme en su casa—explico Haruka.

—¿Kaioh sigue viva? ¿no se supone que ya no iba a volver? —

—según esto tiene asuntos personales que tratar—

—ten cuidado, de seguro aprovechara para hacer un ritual satánico con tus órganos— bromeo lita.

La campana volvió a sonar.

—no me da gracia, será mejor que nos vayamos, las chicas ya se fueron. —


Haruka suspiró y cierra los ojos antes de tocar el timbre. El sol se está poniendo y el aire ya se está volviendo más frío, pero ella teme pasar más tiempo en la casa de Michiru que debajo de un puente recibiendo el fuerte viento y haciéndose tonta con el maldito proyecto. Oye pasos acercándose, respiro hondo como preparándose mentalmente para la mirada fulminante de Michiru, pero la persona que le abre parece realmente feliz con su visita. Es un hombre de gran porte, aunque parece que ya cumplió más de cuarenta años, pues unas incipientes canas colorean su cabello negro. No se parece mucho a ella, cabello negro y ojos verdes no hay ni un rasgo parecido excepto tal vez la nariz O tal vez es la sonrisa lo que lo hace ver tan diferente. Quizá lo único que comparten padre e hija; es el gusto por las ropas costosas y finas.

—¡Hola! Entra, entra, está empezando a refrescar. Tú debes ser Haruka. He oído mucho sobre ti. — dice en un tono jovial que Haruka sinceramente nunca se esperó. Según tenía entendido el padre de Michiru le parecía que era un directivo de alto rango en alguna compañía multinacional. Siempre en su cabeza imagino que la causa de que Michiru fuera tan… "especial" era algún tipo de presión ejercida por su padre para convertirse en una mujer perfecta. Que siguiera su ejemplo de astuto Ejecutivo y no se permitiera hacer amigos de forma innecesaria. Hoy que estaba enfrente del señor; lo dudaba mucho.

— Uh ... Buenas noches, señor. — dice mientras entra. La sala de estar era acogedora pero tremendamente sencilla; muebles minimalistas y modernos aparatos de tamaño minúsculo, justo cuando pensaba que no había más sorpresas; Haruka vio un arañador de gato. —¿Qué demonios es esto? — susurró mientras ve llegar a un peludo gatito juguetón que la mira con alegría. Haruka se acerca para acariciarlo y el gato complacido arquea su lomo para que tenga mejor acceso.

— Michiru aún no había recibido la visita de ningún amigo, hasta ahora— continúa Kaioh, ajeno a la tonta alegría de Haruka mientras juega con su mascota. —¿me permites tu saco? —

— No— dice Haruka, aferrándose a su saco como si fuera una manta de seguridad. — quiero decir…gracias, pero no me lo quitare. — el señor asiente con una sonrisa, como si comprendiera que no quería pasar más tiempo del necesario en su casa y si era necesario huir de forma rápida.

— Michiru está en su habitación— dice Kaioh, señalando hacia las escaleras. — sube al tercer piso y entra en la primera puerta de tu izquierda—

Ella huye escaleras arriba, casi anhelando las aburridas miradas de Michiru y sus comentarios sarcásticos. No quería arriesgarse a descubrir si es mejor la malvada bruja conocida que el padre extrañamente amable por conocer. La puerta de la habitación de Michiru está entreabierta, y no está segura si debiese tocar o simplemente entrar. Al final, decide solo hablarle a la puerta —¿Michiru? soy Haruka— mientras empuja la puerta para abrirla.

La habitación de Michiru es un marcado contraste con la sala de estar tan sencilla. No hay minimalismo aquí. Es una habitación grande; exquisitamente amueblada con lujosa madera tallada a mano, Haruka alcanzo a ver a lo lejos un baño junto a un enorme vestidor del tamaño de la pared, en la esquina se encontraba una especie de estudio con un escritorio y dos libreros llenos de diferentes autores e idiomas. si eso fuera poco, el cuarto que es del tamaño de su casa contaba con una especie de balcón techado donde descansaban un brillante piano y un violín. Con razón la arpía era sumamente presuntuosa

Comenzaba a entender su actitud de perra maldita que siente que se lo merece todo. Tal vez era algo innato en ella pues era claro que estaba consentida.

Michiru mira a Haruka. la rubia parece que esta ida mientras observa con mal disimulado asombro su cuarto.

—Buenas noches, Haruka. — dijo mientras apaga su computadora, se levanta de su silla ejecutiva para saludar a su invitada. Pero ve con desconfianza como la mirada de Haruka comienza a brillar.

—No te ves tan mal para alguien que pasó cinco días arreglando importantes asuntos—dice Haruka mientras arroja su vieja mochila sobre la impecable cama estilo Luis XVI. Ella ve a Michiru hacer una mueca cuando aterriza en la fina ropa de cama y eso hace que Haruka experimente una especie de retorcida satisfacción en el fondo de su alma.

—Son asuntos que lamentablemente no pude postergar—explica Michiru sin ganas de contarle la verdad mientras mira de reojo la sucia mochila, casi arrepintiéndose de haber recibido una suspensión para salvarle el pellejo a esta…igualada— Así que no tuve mucha opción— Ya no dice nada y sus ojos miran fijamente a Haruka con cierto reproche.

—Bueno, creo que, aunque se cayera el cielo mi madre me obligaría a ir. No importa que tan urgente sea— dice Haruka, sin agregar que la razón de la falta de tolerancia de su madre podría deberse a la cantidad de clases que Haruka se salta o la cantidad de veces que ha llegado completamente estúpida debido a las drogas.

Michiru pone los ojos en blanco, suspira y le entrega a Haruka unas hojas

—Siéntate, ¿en verdad sabes tocar el piano? ¿O solo lo inventaste? —

—mi padre me enseño cuando era muy niña— dijo Haruka mientras miraba los arreglos que Michiru había escrito con lápiz en las partituras—no soy una virtuosa, pero me defiendo—

Haruka lanza una rápida mirada entre la cama y el piso, sus únicas opciones. La maldita de Michiru no le ofrece una silla. Después de un segundo o dos, elige la cama, sintiéndose incómoda y extrañamente nerviosa. Sus manos pasan por las sabanas, se sienten tan suaves y cómodas.

—... Entonces el que me abrió fue tu papá, ¿verdad? — ella pregunta pues Michiru solo esta delante de ella leyendo otro bulto de papeles, Haruka suponía que era una copia de los que le había dado. Haruka mira los papeles; son partituras. —Parece agradable—

Michiru murmura algo, sonando aburrida.

Haruka se mueve sobre la cama. —Dijiste que te mudaste aquí por su trabajo, ¿verdad? —

Michiru levanta la vista de las partituras y mira a Haruka con el ceño fruncido. —Él trabaja para una multinacional— dice ella. —Es Director General de la filial en Japón— Michiru parece incomoda con las preguntas, Haruka no es estúpida; está implícito, pero no se dice en voz alta.

Haruka se encoge de hombros.

—Entonces, ¿dónde está tu madre? ¿Ella también trabaja? —

Por la forma en que Michiru deja de moverse, con todos los músculos congelados, puede decir que ha dicho algo incorrecto. Haruka aguanta la respiración, respirando resignada a que Michiru la saque a patadas de su habitación.

—Mi madre está muerta— dice después de varios largos momentos, su tono incluso suena triste.

Haruka siente que su estómago se encoge. La ha cagado.

—Oh— dice ella sin saber bien que decir. —Lo siento. De verdad. —

Michiru no la mira. Ella garabatea algo en las hojas.

—Fue hace mucho tiempo, ya no importa—contesta. Haruka espera para ver si ofrecerá más detalles del asunto, no es que quiera que lo haga de hecho se encuentra muy incómoda en esta posición, pero después de mencionarlo así, no puede negarse a escuchar y tratar de confortar a la pobre chica, pero Michiru no dice nada más y mantiene sus ojos fijos en las partituras. Haruka la mira asombrada, no está fingiendo, como un robot en verdad está concentrada en la información como si la muerte de su madre no le afectara en lo absoluto.

Haruka deja escapar un suspiro y se limpia las manos sudorosas con los pantalones vaqueros.

—Mi madre nos ha criado a mi hermano y a mi desde que tengo ocho años— dice en una especie de intento desesperado por compensar su estúpido comentario sobre la madre de Michiru. —Mi padre….nos dejó muy pequeños. —Michiru no responde y ella carraspea su garganta—No es que el quisiera dejarnos... el…esta en un…no está mentalmente estable…—

Ve a Michiru fruncir el ceño

—Entiendo—

—Entonces ... supongo que tenemos algunas cosas en común—, continúa, sintiéndose estúpida e infantil y deseando poder irse. —Somos ciudadanas europeas, quiero decir y ...lo otro—

—Sí— dice Michiru después de una pausa mientras la mira. —Supongo que sí. acompáñame—

Michiru se levanta de su silla y abre una puerta de cristal para acceder a su terraza. Ahí las esperan un piano y un violín. Como un autómata Michiru coloca sus partituras y toma el violín hasta ponerse en posición. Lleva el arco hasta sus cuerdas y se voltea hacia Haruka.

—¿Qué esperas? — pregunta impaciente.

Haruka da un respingo por el tono mandón de Michiru y sale disparada hasta el piano donde coloca sus partituras y se voltea a verla espantada.

—¿Cómo? ¿esperas que iniciemos a ensayar ya? —

—¿tenías algo diferente en mente? —

—pero ¿no me dejaras escuchar "la stravaganzza" primero? —

—ahí están tus partituras—

—¡ni siquiera las he leído! —

—¡es lo que acabamos de hacer! —

—yo no lo hice— se defendió Haruka.

Michiru no hizo nada, solo se le quedo viendo con una mirada completamente fija y su cara de aburrimiento que tanto hacia enardecerla.

—Si sé tocar el maldito piano ¿de acuerdo? — dijo Haruka llevándose los dedos al puente de la nariz. —y también se leer partituras. Solo…solo permíteme un segundo….—

Michiru siguió sin decir nada, solo camino hacia la esquina. Donde se encontraba una cajonera de la cual saco un lujoso estuche.

—¿Qué haces?, ¿estas sacando una especie de cuchillo o algo? —

—estoy sacando el reproductor de música— dijo Michiru—¿quieres escuchar la canción o no? —

—sí, claro— dijo Haruka mirando extrañada el actuar de la chica, esperaba que le gritara, que la regañara o la pusiera de patitas a la calle por su estupidez…no se imaginaba que incluso se acercara y le pusiera los audífonos.

—¿quieres que la vuelva a reproducir? — pregunto Michiru junto a ella. Haruka negó con la cabeza no queriendo abusar más de su suerte. Michiru asintió y como si adivinara sus pensamientos tomo su violín —descuida, este es el primer ensayo de muchos. No importa aun si te equivocas debemos continuar; estoy grabando en todo momento para escucharnos. ¿lista? —

—sí, eso creo—

El sonido del violín le dio la pauta para entrar. Michiru entro con mucha fuerza, Haruka por un breve instante se permitió mirar a Michiru más de la cuenta, era magnifica con el violín. Entre la versión que había escuchado y la de Michiru no podía distinguir ninguna diferencia. Era increíble.

Bueno sí. sí había una diferencia; ella y su forma desfasada de tocar el piano. Por más que se esforzaba, Haruka no podía alcanzar la velocidad vertiginosa que Michiru parecía dominar con tanta facilidad.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco intentos después; con los dedos adoloridos y un dolor de cabeza. Haruka se levantó frustrada. Era demasiado rápido, ¡y eso que la mayor carga musical se la estaba llevando Michiru! ella solo era el acompañamiento y solo la estaba cagando. Se cruzo de brazos y se mordió la lengua intentando gritar o golpear algo.

Sus ojos se encontraron con los de Michiru.

—¡¿Qué?!— ladro frustrada intentando buscar pleito.

—no te he visto tocar nada en clase de música ¿hace cuánto que no tocas el piano? —

—años— contesto de malas maneras —¿Por qué? ¿No estoy a tu excelso nivel? —

—¿Qué esperabas? Obvio que no, nunca vas a clases. Cuando vas; ni siquiera le pones atención a la maestra y nunca te he visto tocar los instrumentos. Es obvio que por eso quería empezar lo antes posible, necesitas más práctica. —

Haruka la miro furiosa.

—¡tú tampoco prácticas en clase! Jamás te he visto tocar el violín o algún otro instrumento. ¿Cómo es posible que toques de esa manera? —

Michiru se encogió de hombros y depósito de forma delicada su violín en su soporte.

—yo toco todos los días más de tres horas, desde que tengo cuatro años—

—¿en serio? —

—sí, y te puedo decir que no estamos perdidas. No tocas mal, solo te falta un poco de practica y disciplina. Ahora…vuelve al piano y vamos a ensayar otras cinco veces más. no te saldrá hoy, ni mañana…pero te aseguro que yo haré todo porque lo logres—

Jamás en sus más locos sueños se imaginó que Michiru pudiera llegar a hablarle de esta manera, era seria pero no sonaba aburrida como en la escuela, ni la estaba tratando como si fuera un trapo sucio. Haruka se descruzo de brazos y se sentó, Michiru se puso a un lado del piano.

—ahora…empecemos otra vez….—

—espera, necesito un descanso—

—por dios— se quejó Michiru llevándose la mano a la frente, a su lado Haruka ya se había dirigido hacia el mueble de la esquina —¿Qué tanto haces? — era una pregunta estúpida, Tenoh estaba colocando su hermoso reproductor de música en la base de su Estéreo y estaba buscando una canción en el buscador online.

—estoy muy estresada, necesito un cigarrito—

—no te atrevas— fue inútil, Haruka ya estaba abriendo las ventanas y se estaba sentando en el piso mientras una voz lenta estaba susurrando los primeros versos por sus carísimas bocinas, era una cantantucha de cuarta.

Háblame y mírame desmoronarme
Me verás deshecho
Fielmente miraré
Allí encontraré en lo que te has convertido

—Haruka, levántate. Quita esa porquería— pero Haruka ni siquiera la volteo a ver, comenzó a cantar el siguiente verso.

"Me ayudas a perder la cabeza Y tu crees en algo que no puedo definir. Ayúdame a perder la cabeza, haz que vuelva corriendo" — cantó con energía mientras le daba una calada a su cigarro. —es una de mis canciones favoritas—

—¿ah si? me moría de ganas de saber— contesto con ironía, la rubia por su parte ya estaba tronando los dedos al ritmo de la música.

— "Los celos serán lavados Cuidadosamente miramos a través de ellos"… —

Michiru ya ni siquiera dijo nada, se sentó junto a Haruka mientras escuchaba la canción y la voz de Haruka.

¿Podría ser fácil empezar de nuevo?
De alguna manera te traeré a ti también

—¿Quién está cantando, un zombi con adicción a la cocaína? — pregunto mientras cerraba los ojos, Haruka sonrió mientras cantaba más fuerte ahora que el coro había hecho su aparición.

— "Me ayudas a perder la cabeza Y me traes algo que no puedo definir"

—que estupidez de canción—

—"Ayúdame a perder la cabeza, haz que vuelva corriendo"

—ya párate que tenemos que ensayar, ya quita esa canción de drogadictos—

Haruka termino de cantar la canción aun con más emoción mientras Michiru la miraba con una ceja levantada.

—¿Qué tal canto? —

—espantoso—

Haruka soltó una carcajada. Michiru volteo a mirarla.

—bueno si tanto andas diciendo ¿Por qué no pones una canción que te guste? — sugirió Haruka sonriéndole y pudo notar como Michiru comenzaba a esbozar una sonrisa. fue solo un breve momento, pero esta vez estaba segura de que la había visto. ¡La bruja sabia sonreír!

—olvídalo, estas aquí para ensayar no para que te ponga música de zombis adictos al crack. Levántate, vamos a trabajar…—

Haruka rio ante el comentario mientras se levantaba. Michiru ya estaba delante de ella tocando su violín, y la rubia se le quedo viendo un instante. parecía tan concentrada pero carente de su rostro de maldita bruja. Era como si la música la calmara; la hiciera sentirse bien consigo misma. Haruka la miro un momento. quizá esta perra era mucho mas que ropas elegantes y caras de desagrado.


NA: Muchas gracias por seguir leyendo esta historia. Estoy cntenta con el recibimiento. Ha sido muy bueno. Gracias por sus reviews y sus sugerencias y opiniones.

Lei los comentarios que me dejaron y veo que si quedo un poco dudoso la ultima parte del capitulo anterior. Así que quiero confirmarlo.

Michiru en ningun momento molesta a Haruka burlándose de su ropa o su condición social. De hecho solo la ignora y mantiene su distancia con ella desde que llegó y eso es lo que hace que Haruka no pueda tragarla, por que es media apática con todos en general, no solo con Haruka.

El hecho de que le dijera todo eso a la directora Serenity fue efectivamente para echarse la culpa y que Haruka no fuera expulsada o tuviera problemas graves, todo por que algo dentro de ella la hizo apiadarse de Haruka.

Ahora, sobre las confesiones de las chicas sobre sus padres, pronto sabremos mas. se los prometo.

Solo me queda despedirme y agradecer por el apoyo. Son las mejores lectoras que alguien puede pedir : )

Pd. Se que me han pedido que haga los capítulos mas largos, pero me gustaria que comprendieran que estoy trabajando al mismo tiempo en "el amor es un reencuentro" que es un fic muy demandante y es por eso que quiero mantenerlos entre 2 mil y 3 mil palabras. De hecho este fic será muy cortito, espero que a lo máximo llegue a los 15 capítulos.