Ni sailor moon ni sus personajes me pertenecen, todos son propiedad de naoko takeuchi.
—Buenas tardes, padre ¿Cómo te encuentras? —
—Hola, Hija. —Su padre tiene la cara demasiado cerca de la cámara. Su rostro llena toda la pantalla de su computadora, tiene los ojos verdes muy abiertos y dientes sonrientes, que Haruka recordaba muy blancos; ahora lucen amarillos y descuidados, mechones sueltos de cabello rubio adornan su rostro. Seguramente llevaba meses sin cortarse el cabello.
—¿Cómo vas en tu tratamiento?— ella pregunta, y la sonrisa de su padre se expande muchísimo, los ojos antes verdes la miran desorbitados.
—La escuela tuya… es una escuela…donde adentro carga a otra escuela—
Haruka sonrió. A veces su padre en su burbuja de irrealismo podía sacarle un poco de alegría. No podría estar más de acuerdo sobre los estudios, ya la tenían harta. Miro a su madre que se encontraba en la sala; mirarla con desaprobación. La felicidad de Haruka se esfumo; su madre hace años que se había rendido; incluso mintiéndole a Andrew ocultándole el paradero de su padre y haciéndole creer que había muerto. De hecho, parecía que para Amara así era. Pero Haruka nunca podría darlo por muerto; era su padre y siempre lo seria. Ella continuaría llamándole a final de cada mes, pasara lo que pasara.
—Sí, ¿Cómo has estado? — Haruka se frota la frente, su padre fue soldado de las fuerzas especiales hace mucho tiempo. Constantemente estaba lejos de casa por las misiones que le encomendaba el gobierno, pero Haruka lo amaba tanto. Era un hombre curtido para la guerra, pero capaz de amarla y quererla con todo el amor que cualquier padre le puede ofrecer a su hija —Padre. ¿Cómo te tratan en el…hospital? —pregunta de nuevo y suspira.
—Bien, Bien, son gente de poder; casi como arboles— dice su padre pensativamente, suspirando hacia ella.
Haruka duda, pero no desiste
—Me dijo la enfermera Viorica que tienes un compañero de cuarto ¿te llevas bien con él? —
Fue en enero, el mes que Haruka cumplía años; cuando su padre fue mandado a una nueva misión. Él fue a despedirse esa noche, le leyó un cuento y beso su frente. Prometiéndole volver a tiempo para su cumpleaños. Y si lo cumplió, solo que cuando regreso ya no era el mismo. Haruka no había leído el expediente que le entregaron a su madre, ni escuchado el dictamen de los doctores. Pero de alguna manera supo que su padre; jamás regresaría.
—Es desordenado— Los ojos de Su padre se voltearon hacia un lado, luego de vuelta al centro.
—Recuerdo que siempre me regañabas por no tender la cama al despertar—Haruka ríe, y Su padre solo se encoge de hombros. —¿Es tan desordenado como yo? —
—No quiero hablar de esto— dice su padre tocándose la cabeza como si le doliera, algo que casi nunca hace. Haruka se detiene para no molestarlo y que explote.
—Bueno ¿hay algo que tengas que contarme? —
Los dos se quedan en silencio durante casi treinta segundos completos, solo mirándose el uno al otro. Finalmente, Su padre comienza a mirar a todos lados como si la plática ya no le interesara en lo absoluto. Haruka suspiro.
—aquí todos estamos muy bien— comienza Haruka y de alguna manera siente que su padre está poniéndole atención —Andrew parecer estar feliz en la escuela, lo lleva de maravilla. Madre ha sido ascendida en su trabajo y yo…en fin, estamos bien—
Su padre se muerde el labio y asiente una vez
—Háblame de ti—dice finalmente. —Quiero saber. —
—No hay mucho que contar, realmente—dice encogiéndose de hombros. —Es mi último año de escuela, espero—
—oh—Su padre sonríe de nuevo, esta vez parece feliz mientras recarga toda su cabeza en el escritorio. Este amarrado y Haruka se pregunta si otra vez se había puesto violento.
—Hay una fiesta este fin de semana—admite después de buscar algo seguro o fácil para hablar. —Un tipo llamado Darién chiba me invito, no es como si fuéramos grandes amigos. Es un chico muy serio—
—Su padre es militar— dice Su padre.
—¿tú crees? —
—te lo apuesto—dice Su padre, todavía con ese tono de complicidad, y lo deja así.
No había planeado ir a la famosa fiesta, pero Rubeus prácticamente le ordeno ir. Darién chiba era uno de los mejores clientes de Rubeus y siendo Darién un tipo con dinero y además organizador de una fiesta estudiantil, obviamente que los productos de Rubeus iban a ser las estrellas de la noche y Haruka por supuesto que iría, después de todo le debía muchos favores a Rubeus para negarse a ser la sucia mandadera.
Además, comenzaba a sentir curiosidad. Los militares en Japón tenían un alto sentido del honor, seria irónico que el hijo único de un militar fuera adicto a todas las cochinadas que Rubeus vendía.
—¿Quién más estará allí? — Le pregunta Su padre.
—Uh, no estoy segura de quién más, en realidad. Tal vez Mina o Lita. Rei no puede, tiene algún tipo de ritual religioso que hacerle a diosa de la luna. No preguntes, porque ni yo entiendo. Amy jamás iría a una fiesta con ellos Y Serena aborrece a Darién así que ….creo que iré yo sola….—
La enfermera se acerca y comienza a decir en rumano que ya es hora de que su padre tomé los medicamentos. Haruka le da las gracias a la mujer y se gira hacia su padre.
—Sí ... bueno ... supongo que nos vemos el siguiente mes—dice Haruka, forzando el entusiasmo en su voz con cierto esfuerzo. Si ella siente algo al ver a su padre, no es entusiasmo. Tampoco es angustia, sabe que el está bien, pero….
—Si. — Su padre tararea, sonando feliz. Como si Haruka estuviera super entusiasmada. Después de un rato, él le dice—Tal vez hagas nuevos amigos—.
Haruka resopla.
—Sí, claro. Les contare chistes de rumanos—Y los dos se ríen al unísono, Y Haruka se siente feliz de haber hablado con su padre.
El sábado por la noche hace frío y Haruka camina hacia la parada de autobús, preguntándose por qué demonios está haciendo esto. Qué demonios está haciendo; asistiendo a esta fiesta de niños ricos, con píldoras envueltas en su mochila, solo por seguir las instrucciones de su "amigo", como si fuera una especie de asistente del traficante de drogas del distrito. ¿Para qué demonios juró que cambiaría si ella seguirá viviendo de esta manera? haciéndole caso a Rubeus y dejando a su madre en la casa con la palabra en la boca, a media discusión y saltándose sus reglas sin importarle un comino.
Ella viaja en el autobús con la cabeza apoyada contra la ventana, mirando los edificios luminosos de la ciudad de Tokio, es tan diferente a Bucarest. Por un momento piensa en su padre, atrapado en el manicomio por cumplir con su deber, torturado hasta la locura por proteger a su país, mientras ella está aquí y sigue tomando decisiones tan estúpidas y rompiendo las reglas. Y buscando pleitos tras pleitos. Aprieta sus puños, se siente más aprisionada que su padre. ¿Por qué su vida era una cosa tan patética?
Ella es la única que se baja en su parada. La gente que vive aquí son personas que tienen sus propios autos, o viven lo suficientemente cerca como para caminar en la exclusiva residencial. Cabrones afortunados. Ella espera que Mina se haya aburrido lo suficiente en su casa, como para asistir. Así no estaría tan sola.
Ella escucha la fiesta incluso a dos cuadras antes de llegar, la tierra bajo sus pies parece vibrar a través de las suelas de sus botas cuanto más se acerca a la casa. Ella inicia el largo y sinuoso camino de entrada, siguiendo la música. Se detiene frente a la puerta principal y apoya su frente contra ella, temiendo entrar. Ella siempre podía solo darse la vuelta, aunque tampoco quería ir a casa. El aire estaba frío, sí, pero no demasiado frío para pasar una noche afuera. Podía dar media vuelta y regresar a la parada del autobús, tomar el siguiente y que la llevara hasta el final de la terminal, podía tomar el metro y dar vueltas como estúpida. A partir de ahí, ¿quién sabe? ¿Qué importaba?
Tenía tantas ganas de huir, de salir de ahí, comenzar a correr y no volver jamás. En cambio, se obligó a abrir la puerta principal y entrar a la mansión de Chiba.
Sigue el sonido de las voces hasta la sala de estar, donde Darién y un grupo de chicos están sentados, con las bebidas en la mano, mientras ríen de forma escandalosa. Ella se apura en acercarse. Cuanto más rápido entre y salude al anfitrión, más rápido podrá entregarle su "pedido" y luego largarse de aquí.
—Darién— saluda.
—Haruka, por fin—dice, saludándola un poco más expresivo de lo habitual. —Chicos, esta es Haruka Tenoh—.
—Hola, Haruka —dice el chico sentado al lado de Darién, mirándola con una sonrisa nerviosa y excitada. Seiya kou, ella asume. Sus ojos la miran fijamente y la mira de forma tan espeluznante que Haruka piensa que ya se tomó un par de drogas —Siéntate con nosotros—.
Ella toma asiento, tan lejos de Seiya como pueda, y desliza su mochila al piso, manteniendo una correa alrededor de su muñeca.
—El licor no hace su trabajo como debiera, ¿verdad? — le pregunta a Darién, quien solo la mira confundido. —Olvídalo, no dije nada—
—Te traeré un trago—le ofrece.
—Estoy bien, gracias—dice ella, pero él ya está levantado y cruzando la habitación. Bueno al diablo, si él mismo anfitrión le va a servir, ella no va a rechazarlo.
—Aprovechamos al máximo la cantina privada de mi madre— le dice Seiya, todavía sonriendo, como si quisiera impresionarla a ella y a todos los presentes. —Todo lo que quieras, en serio. Mamá es una gran coleccionista de licores —
—¿Por qué traes eso? — ella pregunta, inexpresiva.
Seiya levanta una ceja. —¿Oh esto? —
—Sí—dice ella, arrepentida de entablar conversación con este sujeto.
—Es para mantener los registros—
—¿Mantener los registros? —repite Haruka, tratando de decidir si Seiya es tan espeluznante en la escuela o si se trata de una especie de acto, una tontería masculina para impresionar a los estúpidos que están aquí. Seiya Kou siempre le ha parecido un chico tan serio que incluso llega a pasar desapercibido; seguramente estaba muy drogado como para intentar patéticamente hacerse el chico rudo e interesante.
Darién regresa a la sala y le ofrece un vaso.
—Sé que te gusta el vodka—dice y ella resopla, Darién solo recuerda lo que le gusta beber por que el año pasado se puso como una cuba junto con ella y las chicas; una vez que Rei lo invito a su fiesta de cumpleaños, Darién finge como todo un maestro que no tuvo relaciones sexuales con una de sus mejores amigas mientras tenía novia, Darién finge ser una especie de buen tipo. Que hipócrita.
Se sienta un rato, toma de su vodka y finge escuchar a los chicos hablar. Seiya guarda su estúpida libreta; un cuaderno Infernal que es solo para registrar los nombres de las chicas que se han acostado con Darién o con los hermanos Kou, rueda los ojos tan solo de pensar que el nombre de Rei se encuentra escrito en él. Después de otros minutos, se siente lo suficientemente en confianza como para ponerse manos a la obra sin tener la tentación de salir temprano y se pone de pie agarrando su mochila.
—¿Eh! ¿A dónde vas? — Darién la llama cuando ella se levanta y sale de la habitación.
—Darién ¿Dónde está el bar? —ella miente con tanta facilidad. —¿puedes venir? ¿Cuál es el vodka que me serviste?.
En su camino a través de la cocina, se detiene en el bar y reemplaza su vaso por la botella medio llena. Darién se acerca a ella.
—tengo el pedido que le hiciste a Rubeus….a menos que no lo necesites. —
Darién abre la boca sorprendido en cuanto la escucha, Haruka alza una ceja.
—bien, acompáñame— dice Darién caminando hacia las escaleras
Haruka mira su reloj Son las once, bien. Entregaba el pedido y se regresaba a su casa para complacer a su madre y todos contentos.
Ella se adentra al elegante estudio de la familia Chiba, suelta un chiflido de asombro. Mira la foto de un hombre vestido de militar, se parece tanto a Darién que no le cabe duda; su padre en su nube de locura; tenía la boca llena de razón. Mira al chico que se encuentra contando el dinero. El efectivo hace un sonido agradable cada vez que Darién deposita otro billete más al montón. Luce concentrado.
—¿Quién lo iba a imaginar Tenoh? No pensé que te dedicaras a esto— dijo una vez que le entrego todo el dinero. Haruka saco las pastillas y le sonrió con la misma actitud petulante.
—ni yo que fueras un gran cliente—
Darién se encogió de hombros mientras tomaba las pastillas.
—no tanto, deberías ver a los hermanos Kou. Ellos sí que no tienen límites—dijo levantándose de su silla. —después de ti—
Haruka guardo el dinero en la mochila antes de bajar a donde se encontraba la fiesta en su apogeo.
—ah por cierto Haruka, toma. Disfruta la fiesta— Haruka traga saliva cuando ve a Darién ofrecerle una de las pastillas. Un temblor le recorre todo el cuerpo con la ansiedad de lanzarse hacia la pastilla, pero gira su cabeza.
—olvídalo, Darién, solo quiero vodka esta noche— dice dándole una palmada en el hombro y corriendo hacia abajo como intentando huir de la tentación. Su madre por lo menos estaría feliz de saber que por lo menos no regreso en estado inconveniente a casa. En el fondo la imagen llorosa de su madre la seguía atormentando.
–¿es que acaso te estas reformando? –
Una voz seria la sobresaltó. Miro hacia todos lados hasta ver el perfecto rostro moreno de Setsuna Meioh mirando completamente divertida.
–¿o es que acaso tus drogas tienen veneno y nos quieres matar a todos? –
Haruka se cuadro de inmediato, setsuna era una de las cinco estudiantes con más dinero del colegio, no conforme con eso sus calificaciones eran tan perfectas como Amy o Taiki Kou, destacaba en todos los ámbitos, deportivos, artísticos, musicales, pero no estaba en ningún club en específico. Jefa estudiantil, presidenta del club de alumnos, conocida filántropa, campeona de oratoria a nivel nacional, importante personalidad de la ciudad. Su voz era ley en todo el colegio y no había quien pudiera rebatirla.
Siempre se preguntó como una alumna como ella, era amiga de unos patanes como lo eran Darién o seiya Kou.
–YO…– dijo sin atinar a decir nada. La mujer delante de ella era imponente. Meioh solo sonrió. –estoy harta de drogarme–
–tienes fama de salirte de las clases para irte a drogar con el bandido que pasa por ti en su moto– Setsuna alzo una ceja –supongo que el hábito no hace al monje–
Haruka miro a setsuna indignada.
–y tú tienes fama de ser doña perfecta, y mírate aquí, en una fiesta llena de alcohol y drogas patrocinadas por tus mejores amigos–
–¡auch!– setsuna se colocó a un lado de ella y se acercó para susurrarle –¿pero quién te dijo que yo me voy a meter esas porquerías?. De hecho, por eso traigo una docena de estos…–
Haruka oculto el escalofrío que le provocaba tener a setsuna tan cerca de ella. Miro la botella que la morena agito y entorno los ojos para leer la etiqueta.
–¿vino italiano importado? – Haruka rio –dios eres más presuntuosa de lo que creí–
–cosecha de 1902, un buen año– setsuna se recargo en la pared de la escalera y la miro un instante. Haruka trato de desviar la mirada– jamás me bebería el alcohol de farmacia que vende la madre de los Kou. No te ofendas. –
–no puedo ofenderme, es vodka gratis después de todo y en Rumania he probado cosas más fuertes–
–apuesto a que si…– setsuna le sonrió un momento. –escucha, estoy a punto de subir a uno de los cuartos. ¿no quieres venir? –
Haruka trato de controlarse, no era estúpida y esa era una evidente propuesta sexual. Setsuna Meioh era legendaria por dos cosas; su perfección y que no se le conociera ningún novio o novia. Es más, siempre rechazaba a todos los que se le insinuaban, incluso rechazo al mismo Darién en primer semestre. Y a Seiya Kou en segundo y a Taiki Kou en tercero. Y el hecho de que estuviera ahí enfrente de ella y le ofreciera compartir una noche juntas, era un privilegio que nadie había obtenido en más de cinco semestres…esto transformaría a Haruka en una especie de leyenda.
–¿seriamos tu y yo solas o con alguien más….? –
–¿ves a alguien más por aquí? –
Haruka se sonrojo, ¡que estupidez de pregunta! Se mordió la lengua para no seguir arruinado todo. Setsuna la miraba con una ceja levantada.
–yo….– Haruka se recargo en la baranda y miro a setsuna apenada, sintió sus mejillas encenderse –…necesito estar drogada o muy borracha para siquiera intentar algo, creerás que estoy mintiendo, pero te juro que es verdad…–
Estaba completamente roja de vergüenza, nunca le había pasado que alguien buscara algo con ella, siempre era Haruka la que comenzaba los encuentros con las chicas y eso era cuando estaba totalmente perdida en el alcohol. Nunca se le apetecía besar a nadie estando sobria. Ni sentía instintos sexuales a menos que estuviera como una cuba. Ese era su secreto y estarle revelando esto precisamente a la mujer más deseada de la preparatoria era dolorosamente bochornoso.
–tu eres muy hermosa, pero solo tengo ganas cuando estoy ebria…–
–hey, hey Cálmate…–
–….y nunca he besado a nadie estando sobria…–
Todo paso en cuestión de instantes, setsuna se acercó a ella y tomo su rostro mientras le plantaba un beso. sintió sus labios siendo aplastados con fuerza. El peso de setsuna contra el de ella y su lengua rozando su boca. Tenía los ojos cerrados y Haruka espero paciente hasta que ella se separara.
–tu primer beso estando consciente…– setsuna le sonrió. – la oferta sigue en pie Tenoh, estaré en el quinto cuarto de la derecha. –
Setsuna puso uno de sus dedos en el labio de Haruka.
–¿Quién sabe? A lo mejor cuando llegues yo también este totalmente ebria y hagamos cosas interesantes ¿no crees? –
La morena se separó de ella y comenzó a caminar escaleras arriba con su botella en la mano.
–disfruta la fiesta– dijo desapareciendo por el pasillo.
Haruka se quedó completamente congelada en su sitio sin poderse creer nada de lo que estaba pasando. se bajó de las escaleras viendo en todas direcciones buscando a Darién para aceptarle ahora si la maldita píldora y subirse con el trofeo mayor de la preparatoria.
Para su desgracia no encontró al anfitrión en ningún lado, tal vez estaba junto a los kou cazando alguna chica o quizá en un cuarto o algo. Miro a todos lados. En el cuarto que suponía era el comedor se encontraba bastante ambiente, estaban algunos chicos bailando y la cantina llena de licores estaba ahí.
Bien si las drogas no estaban disponibles, bien podía emborracharse lo suficiente. Solo esperaba que fuera rápido.
Continuara…..
NA:
Se que no es excusa para refugiarse en las drogas, nada lo justifica pero quiero explicar que; Haruka es una adolescente que tiene bien arraigado el recuerdo de ver como su padre se consumía mentalmente. Y carga de alguna manera un complejo de culpa de saber que su papá es un héroe de guerra martirizado y ella siente que no ha logrado nada. y que esta fallando.
Como se imaginaran son muchas cosas por lidiar.
Espero pronto dar mas pistas de Michiru y el por que su actitud. Hay un par de personas que dejaron comentarios adivinando casi la verdad. casi…por que falta mucho por averiguar.
