Capitulo 8
Ni sailor moon ni sus personajes me pertenecen, esta historia es sin fines de lucro pero si con fines de entretenimiento para quien lo escribe y para quien lo lee.
Estaba viendo como el baile de la gente en el cuarto contiguo a la sala comenzaba a tornarse más "carnal", pero por alguna razón su estado de ánimo no mejoraba ni escuchando la música a todo volumen mientras veía como los cuerpos comenzaban a restregarse unos a los otros. Miro su vaso rebosante de vodka mientras se preguntaba si ya podría estar lo suficientemente ebria como para subir al cuarto donde setsuna Meioh supuestamente la estaba esperando.
La respuesta es un rotundo no.
Casi se echa a reír como maníaca, claro que no está preparada para eso en lo absoluto. Setsuna Meioh es una persona que siempre pensó como alguien inalcanzable, con su porte imponente, su cara seria y voz suave pero tan directa, nunca ni en sus más locos sueños habría pensado que la chica codiciada se le insinuara así, las piernas le temblaban de solo pensar en subir a su cuarto y quedar a su merced, porque se conocía y sabía que una vez que se quedara sola con ella, se quedaría congelada como un pescado muerto….¿Seria ya muy tarde para irse a casa con el orgullo intacto? Si lo pensaba bien su madre estaría despierta, esperando como la bruja aguafiestas que era. Y una vez que llegara a casa ¿podría ocultar el hecho de que está borracha? Lo dudaba.
Pero, de nuevo, los milagros a veces suceden. Bebió de un solo trago lo que le quedaba de licor y lo aventó al piso sin ninguna educación. Probablemente debería quedarse un poco más, tratar de que se le bajara la ebriedad, antes de arriesgarse a la furia de su madre. De todos modos, no es como si ella quisiera abordar un taxi estando completamente ebria. O como si tuviera el dinero para pagar uno…
Justo cuando se levantaba para ir por alguna botana, alguien tropezó con ella y Haruka planto sus talones para no caer, pero sintió como la otra persona se desbalancea por lo que en un intento de ayudar la toma entre sus brazos. Se las arreglo para atraparse en el último segundo y se ambas se apoyaron contra la pared para no caer. Haruka levanta la vista, preparada para insultar al inepto, pero se congela en su lugar.
—¿y tú qué demonios estás haciendo aquí? — pregunta antes de pensarlo o mínimo deshacerse de la sorpresa en su voz.
Michiru Kaioh tiene las mejillas sonrojadas, pero eso no le impide fruncir el ceño ante el tono desdeñoso de Haruka.
—¿no es esto una fiesta? —
Haruka sacude la cabeza ante la voz sarcástica de Michiru, sintiendo que de repente cayó en un sueño muy extraño.
—En efecto…aunque, no pareces una chica que sale de fiesta, no te ofendas—
Michiru le lanza una mirada fulminante y, por un segundo, Haruka piensa que el silencio se prolongará indefinidamente, como suele ocurrir con las dos, hasta que Michiru decide que ya ha tenido suficiente. En cambio, se encoge de hombros ligeramente.
—Darién me invitó—
—Así que…Darién, ¿eh? — Haruka se permite sonreír, sintiendo que ha recuperado un poco el buen humor, con Kaioh ella puede hablar y actuar sin sentirse como una idiota total, al contrario, le alegra que este ahí para atacarse una a la otra. Se separa de ella con una sonrisa de oreja a oreja y apoya los brazos en la pared, mientras mira a Michiru con una mirada falsamente acusadora. —¿Sabes que tiene una novia y completamente desquiciada? —
Haruka trata de observar el más leve movimiento de los labios de Michiru, pero su expresión no cambia en lo absoluto. Se mantiene completamente calmada, la tipa tiene nervios de acero, le concederá eso.
—No sé de qué me estás hablando—
—¡Oh! pero claro que sabes…. así como de seguro sabes que la querida Beryl se encuentra en Hong Kong de compras con sus padres y el galán está aquí todo solito—
A pesar de sí misma, está sonriendo de nuevo. Como le fascina molestarla, más cuando la bruja no le contesta.
—No te preocupes, no serás la primera y la única que cae en esos encantos…yo mejor que nadie lo sé—
—¿no me digas? —Dice Michiru mientras le suelta un manazo para apartarla, Haruka se gira y ve como la aguamarina ya está sentándose en el sofá más cercano mientras la mira divertida. Michiru también esta algo ebria y la sola idea de que "doña perfecta" este haciendo algo incorrecto la hace sonreír divertida.
—si te digo, y créeme… no te quieres enfrentar a Beryl— dice mientras se sienta junto a ella.
—Esto sí que es toda una revelación— dice Michiru visiblemente sorprendida —jamás habría imaginado que te gustaban los hombres—
Haruka abrió los ojos mirándola como si no la reconociera.
—He estado pensando mucho en mis preferencias sexuales, ¿verdad? …— pregunta, y observa con una sonrisa mientras Michiru traga convulsivamente. —…Lo sabía. —
—¿puedes siquiera culparme? ...— Michiru titubea. — Con las ropas que vistes, como luces….y que siempre estas con mujeres…— Agita una mano como reafirmando sus palabras—Sabes a lo que me refiero. Pensé que tenías otras tendencias—
—¿Tendencias? — Haruka se ríe. —Sí, bueno no estas tan equivocada. La que se metió con Darién fue una amiga mía, no yo—
Michiru abrió la boca como si acabara de recibir una bofetada, Haruka sonríe. Estaba en desventaja total ante ella. no quedaba ni rastro de la bruja maldita que era normalmente.
—entiendo—dice Michiru, claramente era una respuesta instintiva. Y para confirmarlo, se levantó como si fuera un resorte—bueno adiós, voy a salir de aquí…tengo… hace calor—
Haruka voltea a ver a su alrededor: efectivamente, el cuarto esta semilleno de gente. Y la temperatura está aumentando. Hay una neblina de humo debido al alto consumo de cigarrillos, Cerveza derramada sobre la alfombra, y un olor a hierba barata… Todo se mezcla para hacer que el lugar huela a la parte trasera de un bar de mala muerte. Supone que, si no estuviera acostumbrada a este tipo de cosas; a emborracharse y drogarse con sus amigotes, estar aquí abajo el tiempo suficiente podría comenzar a hacerla sentir asustada. Podría hacerla tropezar y casi caer sobre alguien, podría hacerla lo suficientemente desesperada como para sentarse y hablar con alguien a quien normalmente no puede soportar.
—¿Quieres que te acompañe a tomar un poco de aire? — ella pregunta, porque realmente no le cae bien Michiru, pero tampoco detesta su existencia como para dejarla sola a que vomite por los pasillos o se desmaye a medio camino o alguna locura de borracho inexperimentado. Michiru asiente, se levanta y se dirige a la puerta que conduce al tranquilo patio. No se gira a ver si Haruka va tras de ella, y tampoco protesta cuando Haruka la sigue, solo sale casi corriendo de la casa y se adentra en la semioscuridad del patio.
Haruka se acerca a su lado. El aire es frío, pero se siente bien después de estar dentro de la casa. El aire corre libremente por aquí tan diferente a su casa con el aire podrido y estancado entre tantos enormes edificios, el patio trasero tranquilo, limpio. Se siente como si hubieran salido de la fiesta hacia otro mundo.
—¿Cómo llegaste aquí? — Haruka pregunta. —quiero decir, cómo se te ocurrió venir a la fiesta—
—Estaba aburrida—dice Michiru. Ella no ofrece más explicación ni le pregunta a Haruka su razón de estar aquí. Haruka se encoge de hombros y mira hacia la casa. Las luces cegadoras con las personas dentro haciendo escándalo y riendo de forma estruendosa, la música a todo volumen apenas y resuena aquí, Haruka suspira. Cuando ella mira hacia atrás, Michiru la está mirando de forma fija. Haruka se cruza de brazos, de repente sintiéndose expuesta, vulnerable. Era como si en cuanto cruzaron el umbral y entraron al patio trasero, Michiru hubiera recuperado el control de todo y volviera a convertirse en la misma perra "doña perfecta".
—¿Cómo te paso esto? — Michiru se acerca y pasa la punta de su dedo índice por la piel de la garganta de Haruka. Su uña es tan delgada como el filo de un cuchillo, y Haruka siente un hormigueo que florece en su pecho y comienza a extenderse por su espalda. Ella tiembla y Michiru da un paso más cerca. Ella se aleja.
—Nada— ella miente. —Nada importante. —
—¿Por qué no te creo? — Michiru mantiene su dedo sobre la garganta de Haruka quien tiembla de solo recordar el enorme pleito que tuvo con su madre, Amara no era una persona paciente y Haruka con su estúpida actitud retadora no había dudado en desafiarla hasta el punto de que su madre no dudo en llegar a los golpes para terminar con el problema. Pocas veces lo hacía, pero Haruka había aprendido que su madre no conocía de piedad cuando la hacían enojar. Tembló ante el recuerdo de su propia madre tomándola del cuello con sus manos y retorcerlo hasta casi perder el conocimiento.
Sus ojos verdes se posaron en los de Michiru quien la mira de forma tranquila y por alguna tonta razón, se siente segura; como si en ninguna circunstancia fuera capaz de hacerle daño. Un escalofrío avanza directamente en sus venas. Puede sentir el aliento caliente de Michiru en su rostro y oler algo dulce mezclado con alcohol cuando se acercó a ella.
Los labios de Michiru están sobre ella, y ella solamente siente la misma adrenalina que experimenta cada vez que sube a una montaña rusa. Siente la mano de Michiru acariciar su cabello y no sabe en qué momento ella enreda su brazo en su cintura buscando atraerla hacia ella.
La música en el interior se corta de golpe y al mismo tiempo que se encienden todas las luces, iluminando el patio trasero. Haruka Da un paso atrás y se vuelve hacia la casa, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, esperando ... ¿qué? ¿Tal vez Darién mirándolas? ¿tal vez toda la mitad de la escuela mirando en shock como están metiéndose mano en el jardín?
Levanta la cabeza espantada, pero nadie está mirando solo se escucha como todos se mueven rápidamente dentro de la casa, recogen sus cosas, se ponen chaquetas y agarran las llaves de sus autos. Haruka los mira sin comprender nada de lo que está sucediendo hasta que uno de los amigos de Darién sale por la puerta de la cocina, sin camisa y corriendo descalzo, con un zapato en cada mano. No se detiene cuando pasa a un lado de ellas, solo les grita.
—¡El padre de Darién Regresó temprano, y llamó a los militares! — el tipo termino desapareciendo en la oscuridad.
De pronto todo se volvió un torbellino en su acelerada mente, lo único que Haruka puede pensar es que ella fue la que vendió las píldoras y la prueba indiscutible es la montaña de billetes que había puesto en su mochila. Unas poderosas ganas de vomitar se apoderaron de ella. De repente comienza a pensar en su madre. Sabe que terminara en una celda esperando que su madre se apiade de ella y pague su fianza. Piensa en Andrew, medio dormido, arrastrado fuera de la cama porque no habrá nadie en casa para cuidarlo mientras su mamá se levanta para sacarla de la correccional. Si incluso dejan que su madre pague una fianza… tal vez si el padre de Darién se enteraba que ella le había vendido metanfetaminas a su hijito de oro, querría refundirla en la cárcel a toda costa.
Michiru la está mirando fijamente, obviamente está asustada y no sabe qué hacer, cómo salir de esto por lo que la está mirando para buscar su apoyo.
Y Haruka solo corre rápidamente. Mandando todo al diablo deja a Michiru atrás y corre sin siquiera detenerse a pensar, adentro de la casa todo es un caos, alcanza a ver a un grupo de soldados tomando a algunos desafortunados, era obvio que la mayoría estaban drogados, alcanza a tomar su mochila abandonada justo cuando un soldado le grita para que se detenga, Haruka ni siquiera lo piensa y sale despavorida, escucha como alguien esta atrás de ella pero sabe que es inútil, tal vez el tipo está altamente entrenado pero ella tiene un talento... y es correr tan veloz como el mismo viento.
Mueve los pies con todas sus fuerzas y arranca carrera saltando por el patio trasero, trepando las cercas y bardas de las casas que se ponen en su camino, sin estar dispuesta a arriesgarse a salir a las calles donde puede ser fácilmente interceptada. Se mueve lo más rápido que puede, corriendo hasta que el aire frío le quema los pulmones tiene la garganta tan seca provocándole tanto asco que termina vomitando. Se apoya en un árbol, sus piernas están temblando de forma descontrolada y no aguantando más vuelve a vomitar.
Se obliga a respirar hondo durante un par de minutos para calmarse y cuando finalmente sale de los árboles cerca de la parada del autobús, tiene rasguños en la cara por haber golpeado ramas que ni siquiera puede recordar.
Camina hacia el banco, se dobla con las manos sobre las rodillas y trata de respirar. No hay nadie aquí. Nadie de la fiesta, nadie de los militares. Ella está relativamente a salvo. El dinero está a salvo. Pero ¿y si el general obligaba a Darién a decirle quien le había vendido las drogas? De repente se siente tan sola y perdida.
Tan sola y desprotegida.
Eran las dos de la mañana. Haruka se pasa una mano por el cabello y se abraza buscando algo de calor, el primer autobús estará aquí en tres horas. Pero de alguna manera no siente ninguna prisa por ir a casa. No cuando la posibilidad de que fuera a dar a la cárcel había crecido exponencialmente. Piensa en su madre, en su hermano, en sus amigas e inevitablemente piensa en Michiru y en el beso que ambas habían compartido, en como de nuevo se las arreglaba para defraudar a todos los que se interesaban en ella. Michiru esta noche se había añadido al club.
—Maldición, maldición, maldición. —
continuara...
Hola, chicas siento la tardanza de este capítulo, pero es que ha pasado de todo, literal no tenía ni el mes trabajando cuando termine contagiada, sinceramente se sintió horrible, tal vez es por que yo soy una persona que tengo poco que vence un cáncer y estuve bajo radioterapias que afectaron mi cuerpo, en verdad que la pase muy mal me vi en la necesidad de ser hospitalizada y después de que me dieron el alta no pude cantar victoria, por que quede demasiado débil y cansada o como dirían en mi querido país "quede toda chingada" jajajajaja. Hasta hace una semana, después de muchos caldos, vitaminas, medicinas y cariño de mis papás he podido mejorar.
Solo les pido que se cuiden y tomen todas las precauciones, yo puedo asegurar que usaba mascarillas de "la más alta calidad", desinfectantes de todo tipo y marcas, en todos lados tenia gel antibacterial, evitaba contacto con la gente y me la pasaba cuidándome y de verdad que no puedo entender como es que llegue a contagiarme, pero bueno ya ni modo. Ya sucedió y lo hemos superado.
Las invito a que se cuiden y tomen todas las precauciones, aunque les digan paranoicas. Tal vez ustedes tengan mejores defensas que yo, pero son mis queridas lectoras y quiero que estén sanas para que sigan leyéndome y comentándome.
Les mando un saludo muy fuerte a todos. Y me despido con la promesa de que pronto
