Cuando oscurece, establecen una hoguera en medio de la playa, Mina trae dos botellas de vino tinto barato, y Serena saca una botella de vodka de debajo de su abrigo y se lo entrega a Haruka sin una respuesta sobre cómo demonios lo llevó allí.
Cuanto más bebe Haruka, mejor se siente. Michiru está aquí, claro, sentada frente al fuego con una copa de vino. Sus amigas están aquí, a su lado. Pero nadie ha sido asesinado todavía, y todo ... todo está bien, por una vez.
Serena le pregunta algo. Haruka mira y se ríe al ver que la cabeza de bombón coloca tres bombones en un palo y los está sosteniendo sobre las llamas.
—¿Qué?— dice cuando Serena la mira
—¿Quieres uno?—Repite Serena, justo cuando el primer bombón se prende fuego. Lo deja arder durante unos segundos, tarareando, y luego agita el palo hasta que las llamas se apagan.
—Uh ... no— dice Haruka. —No gracias.—
Serena se apoya contra su costado para poder disfrutar de sus bombones.
Ella mira a través del fuego a Mina y Armand, sus dedos entrelazados. Darién con un brazo colgando cómodamente sobre el hombro de Setsuna. Los mira durante un segundo, entre ellos hay una complicidad pero no es la complicidad de dos amantes, es la complicidad de dos amigos que se adoran de forma leal. Y la mirada de Setsuna Meioh esta clavada sobre ella. Haruka siente un escalofrió nervioso mientras ve que Setsuna no baja la mirada. Sin poder soportarlo, su mirada se desvía hacia Michiru, los dedos enroscados alrededor de su copa de vino, mirando las brasas.
No, definitivamente ella no podría amar a ese tipo de chica como Mina o Setsuna. Esas relaciones, tan simples y estables no son para ella. No es ese tipo de chica. No es ese tipo de vida. Ella que todo el tiempo estuvo como en un limbo, ella se da cuenta que necesita emoción, el tipo de chica que le de vueltas en su cabeza, que la sienta suya pero al mismo tiempo inalcanzable, que le corresponda con el mismo fuego del deseo pero también que entienda el juego de lo clandestino.
Su mirada encuentra los ojos azules de Michiru que parecer brillar al momento de hacer contacto, a los pocos segundos vuelve a regresarle una mirada aburrida y cargada de desdén. Haruka sonríe. Le encanta ser una maldita masoquista.
La noche se vuelve más oscura y fría, y en pequeños grupos, las personas comienzan a abandonar el calor relativo del fuego y regresan a la casa realmente cálida. Primero Amy, tropezando y borracha siendo ayudada por Lita, luego Rei y Serena y finalmente Mina y Armand deciden dar una caminata por la playa. Haruka piensa con malicia que aprovechará al máximo su cuarto compartido. Luego Setsuna se pone de pie y dice que va a nadar un rato a la luz de la luna.
Para su bochorno eso lo dice mirando directamente a Haruka en un obvia invitación a acompañarla. Haruka sonríe y señala su copa indicándole que prefiere estar en la fogata mientras empina la botella y se pone ebria hasta la inconsciencia. El silencio reina ahora que solo están Haruka, Yaten, Darién, Taiki, Seiya y Michiru alrededor del fuego.
—Sabes, he acampado en condiciones como esta antes— dice Seiya señalando con su vaso de whisky a sus alrededores. —en un ejercicio de supervivencia.—
—¿Qué, en el jardín trasero de la casa de playa de otra fiesta a la que te auto invitaste?— Haruka dice irónicamente, y escucha a Darien reír a su lado. —Wow, estoy impresionada–
—En nuestro programa de supervivencia de la secundaria militar— Seiya la mira molesto. —Todos acampamos juntos la primera noche y luego nos separamos y pasamos dos noches solos. ¿Recuerdas eso, Darién?
Darién asiente.
—Escuela de locos–
—Sí—dice Seiya. —¿en que pensaban nuestros padres? pero por lo menos adquirí este físico envidiable. Y Tu te lo estas perdiendo Kaioh–
Michiru se pone de pie y anuncia
— Estoy cansada para tus ridículos intentos Kou ... —Michiru se levanta de manera ceremoniosa le arrebata la botella de licor a Seiya— comienzas a aburrirme–
—No se quien te dijo que estoy aquí para divertirte—dice Seiya buscando otra botella para reemplazar la que Michiru le robo.
Michiru lo mira con una mirada larga y sin pestañear.
—¿Me acompañas Haruka?— ella pregunta sin apartar la mirada. – a la gran anfitriona de tu amiga se le olvido darme cobijas, y las necesito para no morirme–
—Uh, sí, en un momento—dice Haruka.
Se acaba de servir otra bebida y sería una pena desperdiciarla. Michiru finalmente aparta la mirada de Seiya, pero tampoco mira a Haruka. Ella suspira por la nariz
—Me levantaré en un momento, dame un segundo–
Ella toma un sorbo de su bebida y mira fijamente al fuego y finge escuchar mientras Seiya comienza a contar otra historia, o tal vez es una continuación de la misma. Parece que no ha pasado el tiempo, pero cuando ella parpadea y levanta la vista del fuego, Setsuna está caminando hacia ellos con el agua de mar escurriendo por todo su cuerpo, vestida solo con un diminuto bikini, Haruka no puede evitar mirarla, esta temblando ligeramente debido al frio.
–necesito otra copa— le dice a Darién, quien solo la mira sin pestañear y de forma automática le llena de whisky el vaso que le tiende—menuda casa tan bonita tiene Aino. Seria una lastima que la desquiciada de tu novia venga a arruinarte la fiesta–
–¿de que hablas? –
–¡Darien! –
El color en el rostro de Darién desapareció por completo, mira a los que quedan alrededor del fuego con pavor intentando buscar cualquier tipo de ayuda, Setsuna a un lado de el no despega su atención de su bebida, luego se levanta y le pide a Beryl que lo siga hasta que estén lejos para escuchar la pelea.
—Problemas en el paraíso— Seiya canta, riendo, pero Darién lo ignora, Beryl incluso se atreve a mirarlo con asco. Los dos se alejan varios metros y bajan la voz, pero sus palabras aún son incómodamente audibles para Haruka. la rubia siente pena por el pobre de Darién.
—Te dije que íbamos a pasar este fin de semana juntos—dice Beryl señalando a su novio con el dedo—¡Juntos, Darién!—.
—yo también tengo derecho a una vida, a salir con mis amigos.— susurra Darien. —¿Qué quieres que haga? ¿Qué te acompañe a cenar con tu familia? ¡me aburren tus cenas familiares!—
—Claro que tienes derecho a salir con tus amigos, ¡pero mira como te encuentro! aquí en una casa solo con varias mujeres— dice Beryl, en un tono que deja en claro que han tenido esta conversación, o una similar, más de una vez. —¡y encima traes a la perra de Meioh! ...—
Todos voltean a ver a Setsuna quien alza su copa descaradamente en dirección a Beryl.
–no le hagas caso, Meioh– dice Taiki ofreciéndole sentarse –esta celosa por que no es ni la mitad de hermosa que tu–
–y ni tiene ni una décima parte de tu cuerpazo–
–¡es una ofrecida! ¿Qué crees que no veo como te mira? –gritaba Beryl ahora golpeando a Darien–¡estoy harta de ti, de tus infidelidades...! –
—Me voy—anuncia Haruka, antes de que la pelea alcance otro nivel y la loca de Beryl invente que Haruka y Darien están teniendo una aventura. —Buenas noches a todos—.
Deja su vaso medio lleno en el tronco y se da vuelta, caminando a través de la arena hacia las luces distantes de la casa. Si sigue las huellas de los demás, todo el vodka que ha tenido la deja con un calor en la piel, a pesar del aire frío.
Cuando está a medio camino de la casa, escucha a alguien detrás de ella. Por favor, no seas Setsuna, piensa desesperada, pero cuando se da vuelta y mira, es Michiru quien se acerca a ella. Ninguno de las dos habla, pero Haruka se queda en su lugar hasta que Michiru llega a ella y continúan juntos. Haruka ni siquiera se dio cuenta que Michiru estaba presenciando la pelea de Darien y Beryl
—¿Estás borracha?— Haruka pregunta, las palabras saliendo como humo.
Michiru hace un ruido de consideración.
—No tan borracha como tú— admite.
—Sí, bueno.— Haruka camina unos pasos más en silencio.
Llegan a la casa, el aire tibio golpea la cara de Haruka casi como una droga, y ella comienza a tocarse el delgado suéter luchando por quitárselo y colgarla junto a la puerta. A su lado, Michiru está haciendo lo mismo con su camisa, excepto que, como todo lo que Michiru hace, se ve sin esfuerzo, lleno de gracia.
Ella no está segura de lo que debería estar haciendo en este momento. ¿Debería seguir hablando, debería besarla ? ¿Debería ...?
—Buenas noches— dice Michiru, y se acuesta en el sofá mientras le da la espalda.
—Buenas noches— dice Haruka mientras alza una ceja totalmente extrañada. Maldita bruja.
Ella se despierta en algún momento justo después del amanecer. Serena está en la cama junto a ella, roncando suavemente. La casa está en silencio, ni siquiera el sonido de un asentamiento, y las delgadas cortinas arrojan la luz suficiente para que Haruka salga de la cama y camine por la casa hasta el baño de la planta baja sin golpear nada. Cierra los ojos contra la luz fluorescente y se salpica agua en la cara. Todavía no está borracha, pero todo parece borroso y de alguna manera irreal.
Ella sale del baño y Michiru la está esperando. Como si supiera que Haruka estaría allí.
–¿Esperabas a Setsuna? –
Haruka ni siquiera tiene tiempo para pensar, y luego Michiru cruza el pasillo y la besa.
Empuja a Michiru contra la pared, y están justo allí, en el pasillo, donde cualquiera puede pasar en cualquier momento, pero eso es hipotético y Michiru es real. Haruka puede sentir su propio pulso retumbar en sus oídos y puede sentir el calor de la piel de Michiru, oler su champú.
–tu planeaste esto. Viniste en este viaje para hacer esto. Para que haga esto donde cualquiera de mis amigos pueda vernos. Como la perversa que eres –
Pero ya no le importa, porque esto está sucediendo. Y esta encantada con esto.
Ahora está de rodillas, tirando de los pantalones de pijama de Michiru y arrastrándolos hasta la mitad de sus piernas. Ella aparta el elástico de las bragas de Michiru con sus dedos, sus labios sobre la cálida piel del muslo interno de Michiru. Michiru hace un sonido extrañamente vulnerable, casi un suspiro, y se empuja más cerca. Sus dedos se enredan en el cabello de Haruka y tiran.
—Oh, perdon—dice una voz. Haruka no se da cuenta, al principio, de por qué Michiru sigue quieta debajo de ella, con los músculos tensos, pero luego las palabras la golpean –disculpen en verdad– y Haruka se aleja, girando las rodillas para mirar a la persona que las dijo.
Es Armand. Se para con un pie en el pasillo y el otro todavía en el dormitorio que comparte con Mina. Sus ojos son casi cómicamente anchos. Se lame los labios, tratando de encontrar las palabras correctas, Haruka está segura, pero ¿qué demonios podrían ser las palabras correctas?
Después de un segundo, Armand se las arregla para decir en voz baja y conmocionada, —yo…yo no vi nada, lo juro— y luego se da vuelta y desaparece dentro del dormitorio, cierra la puerta y deja a Haruka y Michiru en el silencio que sigue.
