Todos los personajes que aparecen en este fanfic son propiedad exclusiva de Rumiko Takahashi, pero teniendo en cuenta que no voy a sacar ningún bien económico con esto solo lo hago pura diversión.
El especial de Navidad del Mundo Fanfics Inuyaha y Ranma.
Y
Ranma Fanfics Por Siempre, diciembre sin fin.
Feliz Navidad.
Aquí estoy adentro la noche de Navidad en mi habitación mirando mi reflejo en el espejo como una tonta.
Nabiki insistía tanto en que me pusiera uno de sus vestidos, que me enfurecía a más no poder... pero luego, pensándolo bien... me dije a mí misma, ¡por qué no! Y ahora con este vestidito rojo, con escote barco, estrecho de cintura y corto por encima de la rodilla, debo reconocer que no me queda nada mal.
Sólo falta media hora para que lleguen los invitados... Me pregunto por qué siempre tenemos que celebrar estas grandes fiestas, sabiendo de antemano que se va a producir un verdadero caos.
Sacudiendo ligeramente la cabeza y llevándome una mano a la frente pienso, a mi familia nunca la entenderé, poco puedo hacer.
¡Es como si de alguna manera le cogieran el gusto a meterse en ciertas situaciones! Entiendo a Nabiki, ella lo hace todo el tiempo, solo porque sí o para chantajearnos con unos cuantos yenes, pero los demás... Kasumi... no puedo decirle nada a mi hermana mayor, ella es tan ingenuamente buena que siempre espera lo mejor, pero eso no se aplica a esos dos idiotas tanto mi pobre padre como mi tío Genma. Realmente son un caso a parte.
Suspiro amargamente... ¿será que yo también, después de todo, soy igual que los demás?
Nooo, en qué estoy pensando... me río para mis adentros, ahuyentando este ridículo pensamiento.
Luego está "él" lo he ignorado deliberadamente, porque todavía estoy enfadada y cada vez que pienso en el tonto... bueno, yo.
El pensamiento se desplaza de repente al cajón del escritorio y, abriéndolo lentamente, miro aquel pequeño paquete de regalo. Es el único que no he puesto debajo del árbol.
¿Qué hago? ¿Me lo llevo conmigo o lo dejo aquí? No sé qué hacer.
Y aquí estoy resoplando.
Quizás, sería mejor dejarlo aquí, también porque sabiendo ya lo que va a pasar, podría perderlo.
¡Y entonces a estas alturas ya no estoy tan convencida de querer dárselo! Claro que ahora lo he comprado.
Pero sí, ¡le demostraré que soy superior a estas cosas! Se lo daré al final de la noche, creo que es lo mejor, y además... no me apetece dárselo delante de todo el mundo. A decir verdad, también es porque quiero ver cómo se comporta, si, de hecho, se hace el mujeriego delante de mí, juro que le haré tragar esta pulsera, ¡incluido el paquete con el lazo rojo!
Sólo de pensarlo me entra ansiedad, pero creo que es hora de reunirme con los demás.
Bajo las escaleras y notando la casa a oscuras, están todos dentro del Dojo.
Estoy convencida de que incluso a cuatro manzanas de distancia, pueden oír las canciones de Navidad que ha puesto mi padre con su fiel amigo, seguramente ya en las garras del alcohol.
Abro la puerta de golpe y la visión que tengo delante me deja sin aliento... Kasumi y la tía Nodoka ha ordenado todos los cubiertos que había colocado en las mesas y el árbol, en un rincón del gimnasio, es sencillamente espectacular. Sigo mirando a mi alrededor con asombro, cuando me doy cuenta de que ya están todos aquí, a todas luces con prisa por empezar las celebraciones... y mientras me hago sitio entre gente que ni siquiera conozco, ¡ahí está él! El objeto de mi constante tormento. Más guapo que nunca... vestía sus mejores ropas, con sus pantalones negros y un jersey blanco de cuello alto. Admito que es realmente... Wow.
A cada paso que doy, estoy más y más cerca de él, como atraída por un imán y... siento que se me corta la respiración. Mis piernas parecen moverse solas mientras todo a mi alrededor desaparece.
Sólo existe él.
Aún no me ha visto, me pregunto qué cara pondrá en cuanto me vea con este vestido. Y entonces, nuestros ojos se encuentran y siento que el corazón se me sube a la garganta.
Me sonríe. ¿Por qué tiene que ser tan guapo?
También lo odio por eso, porque tiene la capacidad de confundirme incluso con una simple, y maravillosa, sonrisa trivial.
Intento mantener la calma, pero... me resulta bastante difícil desde que su mirada, sólo durante una fracción de segundo, parece bajar hasta mis piernas y luego volver a subir para encontrarse con la mía.
Sabe que odio que me miren así, me avergüenza, pero al notar su cara, que en este momento es comparable a una bola roja de Navidad, pienso.
¡Un momento! Me miró de pies a cabeza y luego se sonrojó... eso pensó.
¡Pero no! Siempre pensó en mí como una chica sin encanto, grosera y violenta toda una marimacho... ¿cómo pudo pensar así de mí?
Qué tonta soy.
A lo mejor está bueno con ese jersey.
Sí, creo que es eso.
"Hola Akane". -llevando una mano detrás de mi cabeza él sonríe, me atrevo a decir... avergonzada.
"Hola Ranma". -respondo titubeante.
"¿Ves que buen trabajo hizo Kasumi y mí madre?". -dijo Ranma.
"Admito que es mucho mejor que el desastre que hice yo". -le sonrío avergonzada, esperando que no comente como de costumbre sobre mi sentido de la estética al acomodar los adornos de Navidad.
"¡Sin duda!". -responde con una risita, que... me lleva a un nivel de irritación casi difícil de manejar.
"¿Quieres algo de beber?". -me pregunta, haciendo girar los pulgares.
¿Qué le pasa esta noche?
No va a coquetear conmigo, ¿verdad?
Happosai me aseguró que no le dio ningún brebaje, ¿se lo dio otra persona?
"¿Estás seguro de que estás bien Ranma?". "le pregunto, cruzando los brazos sobre el pecho y reduciendo los ojos a dos pequeñas rendijas.
"Por supuesto. ¿Por qué?". -responde con naturalidad.
"Mmhh... nada".
"¿Te traigo un zumo de frutas?".
"Sí, por favor".
Se da la vuelta para dirigirse a la mesa del buffet y, mientras observo su figura por detrás, no puedo evitar pensar que. Hay algo extraño... no estoy convencida.
"¡Hola Akane!". -una voz detrás de mí me hace desviar la mirada.
"¡Oh! Hola Ryoga". -respondo, sonriendo.
"¿Cómo estás?". -me pregunta con una sonrisa.
"Bien, gracias".
"Hola Akane, hola Ryoga". -y con una mano levantada en señal de saludo, Ukyo se une a nosotros.
Ryoga y Ukyo se ven tan extraños, tal vez sea el aire navideño, tal vez solo por esta noche decidieron enterrar un poco la hacha de guerra.
Con un poco de duda, los miro, y mientras hablamos de esto y aquello, Ranma se une a nosotros con dos copas en las manos.
"Hola chicos". -dice, dándome mi zumo mientras tanto.
La expresión de Ukyo cambia por un momento, su mirada se ha vuelto sombría pero Ryoga extrañado la invita a tomar algo y ella lo agarra del brazo y lo arrastra hacia el buffet.
"¿Qué les pasa a esos dos, se puede saber?".
"¡Se habrán dado cuenta de que después de todo se llevan bien!". -responde el bobo de su prometido emitiendo una risita histérica.
"Puede ser... pero en mi opinión, algo no cuadra". -respondo, estrangulada.
Pero no tengo tiempo de pensar mucho en eso porque de repente vemos a nuestros padres salir al escenario sosteniendo un micrófono y me llevo la mano a la frente imaginando lo que se traen entre manos... lo han montado a propósito sólo para darse aires, haciendo extraños trucos de prestigio y esas cosas.
- Señoras y señores, gracias a todos, esperamos que disfruten de esta fiesta, Feliz Navidad". -más borrachos que nunca, apenas pueden mantenerse en pie, me pregunto cómo conseguirán mantenerse despiertos el resto de la velada.
De repente algo, o más bien alguien, llama mi atención.
Qué tonta fui al pensar que todos estaban ya allí, cuando en realidad habían desaparecido... ¡Claro, qué persona en su sano juicio podría esperar que esa víbora de Shampoo y la abuela de Shampoo pudieran celebrar la Navidad en otro lugar!
Pero ahora la cuestión es otra.
Casi se me cae la mandíbula al fijarme en el vestidito que lleva... al más puro estilo chino.
De satén, rojo con adornos dorados, demasiado corto por encima de la rodilla para mi gusto y con una abertura que deja poco a la imaginación.
"Hola Ranma". -con su desagradable voz sensual, se acerca a él, dedicando sólo una mirada de asco a su servidor.
"Hola Shampoo". -responde avergonzado.
"¿Ves que hermosa se ve mi nieta esta noche, Ranma?". -le provoca con una sonrisa sarcástica y no puedo evitar revisar mi presión arterial.
"Sí... como siempre". -responde sin titubear y yo lo miro boquiabierta.
¿Cómo que como siempre? Siempre ha sido un tonto pero... nunca había llegado tan lejos... hacer apreciaciones así, de forma natural... ¡como si nada!
¡Esto es demasiado! No puedo soportar algo así.
Nunca ha hecho otra cosa que insultarme y cosas por el estilo, ¡¿y ahora?! ¡¿A la pregunta de la abuela le oigo responder "como siempre"?!
¿De dónde le viene esa despreocupación?
Sin decir una palabra, decido alejarme, pero su agarre de mi brazo me lo impide.
"¿Adónde vas?". -me pregunta mirándome directamente a los ojos.
"No quiero quedarme aquí escuchando tus alabanzas a Shampoo, si tanto te gusta, ¿por qué no te lo llevas?". "hago que me suelte el brazo a regañadientes, mientras yo... salgo a tomar el aire.
¡Sabía que estaba mal! ¡No debería haber estado en esta estúpida fiesta! ¡Debería haberme quedado encerrada en mi habitación, para evitar esta tontería! Para evitar esta opresión en mi pecho.
"¿¡Pero si serás una boba por salir con este frío sin abrigo!?". -y aquí está él, poniéndome al día, mirándome incluso enfadado.
"¡A ti qué te importa! No es asunto tuyo". -como siempre le respondo dándole la espalda.
"A mi en cambio me preocupa tu salud, pero ¿por qué te empeñas en no entenderlo?". -me grita y ante estas palabras... siento que me salta el pulso.
"¿Entender qué?". -le pregunto enfadada.
"Yo... entiendo... que... bueno... si".
"Mi dulce Akane Tendo, refúgiate en mis brazos y descansa en mi pecho lleno de amor por tí".
"Mi felicidad es abrumada solo por tu belleza... me has estado esperando todo este tiempo aqui afuera en el frio. Sólo el pensamiento de una chica enamorada puede trascender los principios del tiempo y vencer las gélidas noches del crudo invierno. Ahora, sin embargo, yo me ocuparé de ti, corre hacia tu amado". -abro mucho los ojos, al ver aparecer a Kuno con dos ramos de rosas rojas.
"¡Oh! ¡oh! ¡oh! ¡Ranma querido, aquí estoy! Tómame y abrázame en tus fuertes brazos". -hasta esa loca imprudente de Kodachi se mete.
Genial, ahora estamos realmente llenos.
"No voy a tomar nada de nada". -respondió Ranma, cogiéndome de la mano y llevándome de vuelta al interior del Dojo.
"¡Y no! Esta vez no se me escapará, mi amado!". -con su cinta, en medio de toda la gente, Kodachi lo ha atrapado literalmente, mientras yo me preparo para la llegada de ese estúpido.
"¡Para Kuno una vez! ¡No tengo ninguna intención de ser abrazada por ti!". -le grito enfadada.
El Dojo es invadido por millones de pétalos negros mientras Kuno con esos dos ramos de rosas viene hacia mí, Ryoga y Ukyo parecen listos para atacar, Shampoo forcejea con Kodachi para zafarse de Ranma y yo... desconsolada observo por enésima vez el mismo escenario de siempre.
Es todo como lo imaginaba.
Todo es un maldito caos.
Y entonces, por primera vez en mi vida, veo a mi hermana Kasumi, con un cucharón en las manos, acompañada también de Nabiki con gesto sombrío, dirigiéndose hacia nosotros.
"¡Alto!". -el grito de Kasumi resuena en todo el Dojo.
"He trabajado muy duro para organizar esta fiesta, y desde luego no van a ser ustedes los que destrocen mi trabajo como hacen todos los años". -golpeando el cucharón en sus manos, todos la miramos atónitos.
"Kuno, date prisa, tengo algo que enseñarte". -Nabiki sin dudarlo lo toma bajo el brazo.
"¡Y tú Ranma! ¡Lleva a Akane a la casa, dijiste que tenías algo que mostrarle, ¿no es así! Y trata de moverte". -Nabiki al pasar junto a nosotros se dirige a Ranma en un tono casi amenazante.
"Kodachi, sé que eres buena cocinera y necesito tu ayuda, tú te encargarás de Ranma más tarde y... Shampoo y Ukyo ayúdame también ustedes, por favor". -con una mirada decidida pero extrañamente relajada Kasumi los invita a seguirlas e inesperadamente, sin oponerse, Kodachi, se suelta de su agarre y luego pasa a mi lado.
"¡Tú hermana Kasumi da más miedo que tú cuando quiere!". -y sin agregar nada más, la siguen, dejándonos a Ranma y a mí boquiabiertos.
"¿Qué está pasando? Es peor que los otros años". -digo angustiada llevándome una mano a la frente.
"Ven conmigo". -de pronto siento de nuevo su agarre en mi mano, dejándome sorprendida y sin decir nada me encuentro siguiéndolo.
Una vez dentro de la casa, sin soltar su mano, le sigo escaleras arriba. Siento que el corazón se me vuelve loco, va tan rápido que me aterra que se me salga del pecho en cualquier momento, y menos porque el tonto esté literalmente corriendo, arriesgándose a hacerme tropezar. ¿Adónde quiere llevarme? Desvío la mirada de los escalones a su rostro y lo veo... agitado. Sí, parece nervioso, pero ¿por qué? Ya nadie nos persigue, incluso puede aminorar la marcha... en cambio sus pasos son cada vez más rápidos hasta que, pasando por delante de mi habitación y las de mis hermanas, llegamos frente a la puerta de su habitación... y es entonces cuando se detiene.
¿Qué va a hacer... no va a?
Por un momento, vuelve a mi mente el temor de que alguien realmente le haya administrado algún brebaje mágico, capaz de desbloquear ciertos instintos sexuales.
Roja como un tomate maduro, intento respirar lentamente para recuperar un mínimo de calma.
"¿Pero qué está pasando? ¿Y por qué me has traído aquí?". -le pregunto, apenas consiguiendo vislumbrar su rostro, dadas las luces apagadas en el piso superior.
"No sé cuánto tiempo podrán contenerlas, aunque... puedo contar con Ryoga y Ukyo".
"¿De qué estás hablando?". -sin contestar, abre la puerta de su habitación y me quedo sin palabras.
Hermosas bolas de Navidad descienden del techo, alrededor del perímetro de la habitación hay muchas pequeñas velas encendidas y en el centro de la habitación, en el suelo, una manta con un pequeño paquete de regalo.
"¿Qué... qué significa?". -digo en un susurro, llevándome una mano al pecho e intentando ocultar mi cara roja, tontamente causada por los pensamientos que acababa de hacer antes.
"Te he hecho un regalito y...no... no me apetecía dártelo delante de todos los presentes". -decididamente avergonzado me invita a sentarme en la manta.
"Espera un momento". -le digo, saliendo corriendo de su habitación y volviendo un poco más tarde con el regalo para él en la mano.
"Yo también te he hecho un regalo y... no te preocupes, esta vez he preferido comprarlo en vez de hacerlo con mis propias manos". -le digo, sonrojándome ligeramente.
"Entonces, yo abro el tuyo y tú abres el mío, ¿te parece bien?". -me pregunta y no quiero equivocarme, pero por cómo se retuerce las manos parece nervioso... ¡otra vez!
Por eso estaba nervioso.
"De acuerdo". -respondo con el corazón en la garganta.
Me quedo sin palabras en cuanto encuentro una pequeña caja en mis manos.
Siento que me arden las mejillas, el corazón me late con fuerza, estoy a punto de entrar en pánico total.
"Adelante, ábrela". -en este susurro percibo su ansiedad.
Lentamente abro la pequeña caja, encontrando frente a mí... aquellos dos collares que había visto poco antes.
"¿Te... te gusta?". -me pregunta inseguro, mientras yo sigo mirando aquel colgante y aquellos dos collares, sintiendo las lágrimas punzar mis ojos.
"Si... si no te gusta siempre podemos cambiarlo". -se acerca más a mí, llevándome una mano a la nuca.
Sin decir nada, ni siquiera una palabra, le abrazo.
Intento ocultar mi rostro apoyándome en su hombro para que no vea mis lágrimas y él lentamente... me aprieta.
Al principio inseguro, luego con un apretón firme.
De rodillas, dentro de su habitación nos encontramos abrazados y yo, nunca antes me había sentido tan bien.
"¿Eso significa que te gusta?". -me pregunta en un susurro.
"Claro que me gusta, tonto" -respondo sonriendo.
Lentamente, me aparta de él.
Veo como sus manos temblorosas cogen el colgante y lo parten en dos para luego poner la mitad del corazón en una cadena, cuando me doy cuenta de que ya se ha puesto la pulsera, quizás estaba demasiado concentrada en observar su regalo como para darme cuenta de que ya se la había puesto en la muñeca. Me mira como queriendo mi consentimiento y con un movimiento de cabeza, le invito a abrochármela alrededor del cuello mientras yo... inmediatamente después, le hago lo mismo a él.
"Ranma... ¿qué significa eso?". -le pregunto, perdiéndome dentro de esa mirada suya, tan profunda.
"Que para mí la única prometida de verdad eres tú, siempre has sido mi prometida". -responde sin apartar la mirada.
"Ra...Ranma". -susurro su nombre al verlo cada vez más cerca.
"No hay otra chica en el mundo para mí". -y tomando mi rostro entre mis manos siento su aliento en mi cara.
Cierro los ojos y... siento un calor en mis labios. Los suyos... delicados, suaves.
Me está besando y no puedo evitar corresponder a este tan soñado, esperado y deseado besó.
Nuestro primer beso.
"Pensaba que tú" -estoy tan extasiada que no puedo formular un concepto completo y de nuevo consigue sorprenderme.
"Lo sé, lo que pensaste... ¡y como siempre lo malinterpretaste todo! Yo sólo estaba tratando de poner las cosas en su lugar y eliminar las cuestiones dejadas sin resolver durante demasiado tiempo... Yo sólo estaba tratando de darte una Navidad magica sin peleas ni caos. Feliz Navidad Akane".
"Feliz Navidad Ranma". -responde la chica.
Poco después, de pie frente a la ventana, vemos caer lentamente los copos de nieve y con esta mágica atmósfera como telón de fondo nos encontramos abrazados, mirándonos a los ojos...
Sólo una palabra, en un susurro, escapa de nuestros labios.
Un
"Te amo"
Fin
Aquí estamos. Hemos llegado al final de este pequeño cuento de Navidad hace un año atrás.
Nos hemos alargado un poco con los tiempos... pero quería terminarlo a pesar de los muchos impedimentos. ¡También porque la idea estaba ahí y nos parecía buena! Dejarlo sin terminar.
Espero que se lo hayan pasado tan bien leyéndolo como yo escribiéndolo.
¡Así que contadnos si lo han disfrutado como yo!
Que puedo decir... al final, a pesar de los mejores esfuerzos de Ranma, el caos seguía ahí aunque no a los niveles habituales. Hablar cara a cara con Ryoga, Ukyo y Shampoo sin duda ayudó pero nadie podía imaginarse la aparición de los hermanos Kunos, que habían vuelto a propósito de Hawái.
Akane, por su parte, había barajado esa hipótesis, pero desde luego nunca esperó un final así.
Concluimos dando las gracias a todos, a los que reseñaron, marcaron como favoritos y también a los que sólo leyeron.
Como siempre, nos divertimos mucho escribiendo juntos y, de hecho, ¡volveremos a hacerlo!
Algunas ideas en nuestras cabecitas ya están ahí... ¡así que nos leerán muy pronto.
Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo 2024.
