"-Perdoname…-Dijo entre lágrimas y sintiendo el sabor de sangre en su boca- Hijo…"
Su cuerpo…
Su mente…
Su vida…
Todo parecía haberse acabado en un solo instante…
…o eso parecía…
El constante golpeteo de la lluvia sobre su rostro la obligaba a mantener los ojos cerrados a pesar de que empezaba lentamente a reaccionar, ese malestar en su boca y el estruendo de cada relámpago la mantenía en un estado de confusión e aturdimiento con una sensación inexplicable de que no debía estar en ese sitio. Ahí, acostada en un suelo mojado donde la tierra se te impregnaba tanto en la ropa y en la piel; donde podías sentir el agua descender por tu cuerpo para continuar un camino desconocido como si fueras una roca en medio de un rio poco profundo; donde podías oír como los árboles se quejaban por el maltrato constante del viento; ahí, justo ahí; kagome yacía adolorida y con un cuerpo que lentamente comenzaba a reaccionar.
Kagome llevo su mano a proteger sus ojos y lentamente los entre abrió, miraba entre sus dedos un cielo oscuro y a pesar de que el agua le resultaba molesto a los ojos, no le importo. Sentía su cuerpo pesado, estaba muy exhausta pero no tenía la necesidad de dormir, sentía un vacío en el estómago pero no tenía la necesidad de ingerir alimento, sabía que debía moverse pero no sentía que fuera necesario. Sin embargo, su instinto seguía advirtiéndole que no debía estar ahí.
Fuera la razón que fuera, debía levantarse e irse. No había un porque y tampoco debía buscar las razones, no había tiempo.
Bajo su mano y la coloco sobre su pecho donde su corazón latía con normalidad, giro su rostro a un costado porque la lluvia era tan intensa que cada gota gruesa que entraba en sus ojos era doloroso y molesto. Abrió despacio los pesados parpados y poseyendo una visión borrosa, vio a una niña vestida totalmente de blanco que solo estaba parada a varios metros de ella, observándola.
Estaba descalza, cabello negro con ropa blanca pero no podía ver su rostro y no entendía porque. Luego, esa niña se dio vuelta y se empezó a dirigir hacia el interior del bosque con total calma.
-Un espíritu…-dijo kagome en voz baja y para sí misma.
Esa niña ya había desaparecido entre tanta vegetación pero Kagome sintió que debía seguirla, algo le decía que debía levantarse e ir detrás de ella. Intento tomar una bocanada de aire y lo soltó lentamente pero le tomo tres bocanadas para hacer el primer intento e poder levantarse con lentitud.
Cuando logro sentarse después de varios minutos, concentro toda su energía en mantener la calma y que su mente no comenzara a invadirla con imágenes de lo sucedido. Entrar en crisis seria lo último que haría. Luego, mirar a su alrededor fue la segunda cosa que hizo pero para encontrarse que todo era distinto. Observo atentamente a su alrededor, se giró varias veces hasta donde le permitía su cuello y con su cuerpo termino de rotar para ver todo con cierta confusión e miedo.
¿Dónde está la cabaña?
¿Dónde está el sendero?
¿Dónde están sus amigos? Y lo más importante… ¿Inuyasha?
Pero la cabaña no estaba, no había un camino o un sendero marcado y tampoco había destrucción. Lentamente se fue poniendo de pie y con la luz de los relámpagos, no tardo en reconocer que nuevamente estaba en aquel bosque en donde había perseguido a una niña a un campo hasta llegar a encontrarse con una joven rin…
La sacerdotisa frunció el ceño mientras su respiración comenzaba a agitarse…
¿Qué hacía ahí?
¿La habían arrastrado hasta ese lugar?
¿Por qué diablos estaba ahí?
Kagome comenzó a temblar del miedo, no sabía cuántas horas había pasado desde el momento en que inuyasha estaba por lanzarle un ataque y kaede la había apuñalado...
Asustada, llevo rápidamente su mano a su pecho y con desesperación hizo de lado la prenda que usaba para ver que en su piel no había marca alguna. Su pecho estaba intacto como su corazón que hacía unos minutos lo sentía latiendo.
-No comprendo…-Dijo kagome pero la imagen de cuando inuyasha fue apuñalado y luego ese"algo" que había tomado posesión de él le vino a la mente.- No.- dijo mientras su voz se quebraba.
Estaba sollozando mientras sus manos iban a su vientre…
¿Acaso tendría el mismo destino que Inuyasha?
¿Cómo podría ser capaz de salvar a su familia? ¿Qué podría hacer para salvar a sus amigos?
En ese instante, un rayo cayó tan cerca que kagome que se sobre salto y retrocedió unos centímetros con la mirada fija en el lugar en que creía que había golpeado. Tal vez, una señal de que debía moverse y rápido. Dejar de hundirse en sus caóticos pensamientos y salir de aquel sitio que traía tantos malos recuerdos.
Kagome entre el miedo y con la seguridad de que pronto todo se iba a solucionar. Comenzó a caminar entre los arboles con el cuidado de no resbalarse, se ayudaba apoyando sus manos en cada árbol para pisar con firmeza la tierra que parecía arena movediza. Sin embargo, oyó el crujido de un árbol y delante de ella cayo un árbol gigante que había sido alcanzado por un rayo. El humo blanco comenzó a salir desde el tronco y el olor de madera quemada llego rápidamente a su nariz. Le comenzaba a causar cierta picazón ese olor que estaba tentada a estornudar pero noto que algo le resultaba muy familiar pero solo lo ignoro.
La sacerdotisa retrocedió un poco por si otro árbol estaba cayendo al ser arrastrado por el gigante aunque calculaba que ya hubiera caído si hubiese sido que los afectados eran dos y no un solo árbol. Viendo que el camino de nula visibilidad, decidió cambiar de camino por uno más seguro aunque todos esos árboles eran imanes para los rayos. Tal vez, los que no estaban demasiados altos no podían ser alcanzados por los rayos como los viejos que sus copas eran muy poco visible pero antes de continuar con el nuevo camino su pie había tocado algo duro y en cuanto bajo la vista, su rostro empalideció. Ahí, detrás de ella, reconocía las raíces gruesas que en una ocasión se había golpeado y a lado aun permanecía la huella de cuando se había resbalado.
Por un momento, se quedó perpleja, su mente en blanco y su cuerpo petrificado.
¿Cómo era posible que estuviera recorriendo el mismo camino que hizo hace tiempo?
Pero descarto esta pregunta rápidamente…
No era el mismo camino, tal vez había tomado un rumbo que le llevo a ese sitio pero aunque tuviera ese pensamiento en la cabeza no pudo evitar que su vista fuera directo al árbol gigante que yacía a lo lejos…
-Todo es producto de la imaginación.- se dijo antes de volver avanzar.
Continúo con su camino tropezando con ciertas raíces que no alcanzaba a ver hasta que no pudo evitarlo que se resbalo y se sostuvo firme en un árbol joven, la tierra realmente no podía absorber más. El cielo parecía caerse, el diluvio era una catarata de agua y ese árbol era lo único que evitaba que cayera totalmente al suelo. Se aferró a ese tronco antes de pisar otro sitio que parecía ser algo firme y con un impulso salió de ese sector tan peligroso, miro el tronco que la había salvado con una sensación de alivio, una sensación que se esfumo rápidamente cuando reconoció las marcas de ese árbol.
-No puede ser…- Dijo en forma de susurro.
El mismo sitio, el mismo árbol y el mismo resultado de cuando se había resbalado.
Estaba por entrar en pánico que se empezó a apresurar, no podía ser y se repetía constantemente que era producto de su imaginación.
Hizo varios metros antes de parar bruscamente, se apoyó en un árbol para poder calmarse un poco al verse obligada a recuperar el aliento pero un relámpago ilumino tanto el cielo que kagome vio como también iluminaba un campo.
La sacerdotisa sintió como la sangre se le volvió hielo, contuvo la respiración tanto como pudo y soltó el aire tan rápido como para poder volver a contenerlo la siguiente bocanada de aire.
-No puede ser… no puede ser…-Repetía una y otra vez pero ahí estaba la prueba innegable.
La tormenta, los relámpagos, el campo y la niña.
Kagome vio la niña en medio de aquel lugar que miraba a un sitio donde dedujo que se trataba de la tumba, la misma tumba que con inuyasha había ido a inspeccionar y resulto ser la de rin. Todo era igual, todo se repetía…
-No puede ser…no puede ser…- repitió sin cesar, su cuerpo temblaba como nunca y de forma casi violenta tanto del miedo como del frio.
Cuando el lugar se asumió en la plena oscuridad, se aferró al árbol como si fuera lo único que la protegería y dejo de repetir esa frase. Sus labios ya no respondían, sus dientes entrechocaban y estaba empezando a perder la sensibilidad de sus dedos de tanto apretarlos contra el árbol hasta que otro relámpago ilumino el cielo. Ahí estaba, la mujer que había aparecido aquella ocasión al lado de la niña donde repetía la misma acción de extender la mano hacia la pequeña.
Otra vez esa escena…
¡¿Qué diablos estaba pasando?!
Esta vuelta huiría no como aquella ocasión en que se había quedado observando peroantes de que tomara la acción de salir corriendo antes de ver que sucedería a continuación todo se oscureció hasta que un rayo cayó en un árbol lejano. La mujer ya no estaba y la escena final había cambiado…
La niña que no permitía que vieran su cara dejo caer algo dentro de la tumba de rin, una caja plateada que pudo ver con total claridad antes de que todo se volviera en tinieblas…
Kagome no quiso saber qué era eso, solo quería salir de ahí tan rápido como había llegado.
Se quiso mover pero no pudo, sintió como algo la estaba sujetando y obligando a permanecer ahí. Estaba por gritar pero no podía gesticular ninguna palabra o gesto, otro rayo cayó y no fue necesario ver que la niña ya no estaba pero antes de que pudiera hacer algo al respecto, escucho el crujido de un árbol cayendo y antes de que pudiera ver en qué dirección caía, un objeto muy duro la golpea con tanta fuerza sobre su cabeza que la oscuridad la termina de cubrir y luego silencio absoluto….
Para cuando volvió a abrir los ojos, la tormenta ya no estaba y aunque la oscuridad se empezaba a disipar por el amanecer del nuevo día. Kagome, desconcertada y con bastante dolor en el cuerpo entreabría sus ojos hasta notar como varias sombras se movían rápidamente sobre ella.
-¡Rápido, se está desangrando muy rápido!- Escucho con cierto zumbido de por medio pero no había duda que la voz le partencia al hermano de su mejor amiga, kohaku.
"¿Por qué no viniste hacia a mi cuando habías vuelto a este mundo?"
Esa maldita pregunta…
Todo su alrededor era silencio pero su mente le recordaba esa maldita pregunta y luego aparecían como remolinos las imágenes de los acontecido…
Ahora, su recamara era su prisión. Las ventanas se hallaban estancadas en su sitio que le quitaba la posibilidad de poder abrirlas aunque sea para que corriese el aire, hacia días que no probaba ninguna pizca de aire fresco con la excepción de las ocasiones en que le dejaban la comida en el suelo en la entrada de la puerta pero ese era otro problema. Sabía que nunca estaba sola y los guardias que custodiaban la puerta se hacían notar de vez en cuando haciendo ruido o algunos murmullos que no se entendían.
La humana suspiro, estaba agotada ante tal situación.
¿Quién podría aguantar estar encerrado tantos días en una habitación y estando completamente sola?
La primera vez que había cruzado la puerta, le habían dicho que por orden de su amo debía permanecer confinada en ese lugar hasta nuevo aviso. Luego, una lámpara de aceite que "mágicamente" era recargada se volvió su única compañía y fuente de luz por las noches. Más tarde, una sirvienta diferente ingresaba al lugar para cumplir con sus quehaceres y dejar todo limpio para la humana que por más que Rin intentara establecer una conversación se veía ignorada.
Con el tiempo, perdió el interés de poder socializar con cada sirvienta nueva que ingresaba y no dudaba que sucedía lo mismo con los guardias de afuera que no se dejaban ver.
El silencio en ocasiones era terrible y inventaba alguna canción para tararear pero luego había perdido el deseo de cantar.
Ella sola y un cojín que había arrastrado hasta dejarlo debajo de la ventana para recostarse en el, era todo lo que hacía en ese cuarto. Miraba el exterior y veía como el sol caía. De vez en cuando, sus ojos se dirigían a los "esclavos" que seguían trabajando y ultimando los detalles al gusto de su nuevo señor.
-hmp..-dijo en voz baja- esclavos…-Se dijo a sí misma, recordando que ese era tristemente el apodo que les había puesto a los sirvientes que eran del sur. Se seguía repitiendo a si misma que pronto hará algo para poder cambiar su situación pero luego miraba a su alrededor y recordaba que prácticamente estaba casi en la misma situación.
Su amo realmente se había asegurado en aislarla y lo había logrado…
Rin vio que la oscuridad de la habitación se hacía más intensa y se levantó de su cojín para poder prender la lámpara que reposaba sobre la mesa en la esquina de la habitación. Solo dio unos pasos hasta que se pregunto si era realmente necesario prender la única fuente de luz que obtendría en esa habitación durante las noches, ya veía completamente innecesario tener prendido esa fuente de luz y tal vez, solo tal vez, lo mejor era desaparecer en la oscuridad y mirar por la ventana la noche.
Ella se tomo unos minutos en contemplar esa idea de recostarse y mirar la noche hasta que apareciera la sirvienta a darle la cena que por el estado de ánimo, seguramente rechazaría.
Rin tomo aire y negó con la cabeza, la soledad le estaba afectando. La tristeza era demasiado evidente que se estaba dejando arrastrar por ella y termino por acercarse a la mesa tomando los palillos con que encendería la llama pero una chispa surgió en el interior de la lámpara que provoco que se prendiera sola.
La humana se quedo estática con los palillos en mano y frunció el seño antes de que pudiera llamar a alguno de los guardias a que inspeccione o que hicieran algo para comprobar que lo que acaba de suceder no fue su imaginación. De repente, sintió que algo no estaba bien y sin aviso ya la habían empujado con demasiada fuerza contra la pared haciendo que se golpeara la espalda hasta caer boca abajo al suelo.
Por unos momentos, la oscuridad se hizo presente, era claro que había perdido el conocimiento por unos minutos. De a poco, fue recuperando la conciencia pero todo su cuerpo estaba adolorido que iba acompañado por un zumbido en aumento.
Aturdida y con su visión borrosa logro ver los pies de alguien muy conocido por ella que provoco que reaccionara de manera inmediata. La visión se aclaro tan rápido por el miedo que le causaba verla ahí parada que estaba por levantarse pero algo se lo impedía, no podía mover ningún musculo o emitir algún sonido. Estaba paralizada, no dejaba de ver los pies de la niña y oyó la risa tan característica de ella.
Sentía como su cuerpo se estaba volviendo cada vez más frio y más pesado, vio como empezó a caminar hacia ella hasta encontrarse a escasos centímetros.
-No te preocupes, aun no es la hora.- Dijo Emi mientras la agarraba del brazo y como si se tratara de una muñeca de trapo, la giro para que quedara boca arriba.- ups, lo siento….- Dijo de forma burlona al ver que había sido brusca al moverla pero realmente no le importaba.
Rin que seguía paralizada, la miraba entre el miedo y el desafío.
-No me mires así.-Se arrodillo junto a ella y acaricio la mejilla de rin como si estuviera consolándola.-Todo estará bien.- dijo emi mientras lagrimas negras brotaban de sus ojos.
La humana quería quitar su mano de encima y empujarla lo más lejos posible pero tuvo otra idea. Intento hablar una vez más pero no era para gritar o advertir a los guardias sino era entablar una conversación con la niña que seguía arrodillada a su lado y ella lo noto.
-Ya veo, quieres hablar.- Dijo emi-…mmm..bueno… te lo concedo.
El alivio sobre la garganta de rin fue casi al instante que sus cuerdas vocales se sintieron libres de cualquier presión. Rin respiro con cierto alivio y miro a Emi a los ojos mientras esta retiraba la mano de la mejilla de la humana.
-¿Qué quieres?- pregunto de manera seria que hizo que Emi se reirá, sonaba divertida ante la situación.- ¡¿Qué quieres?!- pregunto nuevamente rin pero más fuerte.
- Que niña tonta.-Sonaba divertida.- Antes que nada, quiero que sepas que de esta habitación no saldrá sonido alguno. Los guardias creen que estas durmiendo pero en realidad te estas divirtiendo conmigo.
-¿Qué?- dijo rin mientras dirigía su mirada hacia la entrada.
-Lo que escuchaste. -respondió emi y agarro el mentón de la humana para que su miraba fuera hacia ella.- Mírame.-Emi demando mientras rin volvió sus ojos hacia ella- Te has portado tan bien, estoy orgullosa de ti.- dijo con alegría mientras presionaba el mentón de rin hasta hacerle doler.- Necesito que hagas algo para mi…¿Puedes?
La niña soltó el agarre para que pudiera hablar y se levanto dándole la espalda a rin mientras observaba la habitación, comenzó a dar círculos para ver todo en su alrededor. Exploraba el recinto como un niño pequeño descubriendo juguetes nuevos pero Emi no era un niño y de ninguna clase en particular.
-¡Valla, hermosa habitación!- dijo emi antes de verse interrumpida por rin que se vio sorprendida ante la petición.
-¿Qué quieres que haga?- pregunto rin con cierta cautela.
- Desde niña, lograste algo que ninguna especie logro y eso fue haber entrado en el corazón frio de Sesshomaru. Por un momento, creí que no vendría por ti pero lo que sucedió en el subsuelo fue impresionándote ¡wow!- le aplaude de forma que resuena en la habitación- ¡Fue genial!
Rin la miro atónita, no era posible.
-¿De qué hablas?- pregunto rin ante la felicidad de Emi.
-Perdón, se que querías hacerlo por ti misma pero tuve que apresurar los acontecimientos para que la situación se desarrollara.- le da la espalda y se dirige al armario para ver las prendas. Abrió las puertas en par a par y fue inspeccionando uno por uno los kimonos que habían en el inmenso mueble.- ¿Acaso creías que en un palacio tan habitado por demonios te seria así de fácil para escaparte a los subsuelos?
Rin no respondió y la miraba.
-La primera vez fue demasiado obvio que habías recibido ayuda pero se puede mejorar.- volvió a decir emi.
-¿Primera vez?- pregunto un poco confundida pero luego lo comprendió-…Tú lo hiciste…-dijo rin atónita.
-En fin, lo importante es que debo felicitarte y debo pedirte que la próxima vez que el demonio se acerque a ti que le arranques lo último de "humanidad" que tiene. Desgraciadamente, tú eres la única que puede hacerlo. Y yo no lo quiero así, quiero verlo como una bestia descontrolada y asesino como cruel.- Dijo con cierto entusiasmo mientras sacaba un kimono lila y se lo colocaba por encima- Toda esa energía fluyendo como un animal salvaje…¿comprendes? ¿No?
-¡Tu lo hiciste!- Volvió a decir entre lagrimas y alterada.
- Obvio, cariño.- dijo con cierto sarcasmo- Eres humana ¿Acaso crees que eres capaz de hacer todas las cosas que hiciste hasta ahora?- ríe- Lo lograste porque yo te guie, esos guardias muertos y clavados en tu puerta cuando "Decidiste" huir por la ventana. Te informo que tu plan de poner un prenda tuya por debajo de la puerta, no iba a funcionar. Y también cuando vistes la puerta abierta y aprovechaste para huir a los subsuelos para ver a kirara como hiroto… Que ingenua que eres…-concluyo mientras abría el kimono para ponérselo.
Rin lo había dicho en una ocasion: "porque soy consciente de que soy el títere de alguien más"
Y realmente, lo era...
-¿Ahora, lo comprendes?
-..Lo..lo…lo comprendo.- Respondió rin mientras varias lagrimas corrían a los costados. No tenía más opciones que hacer lo que tenia pensando hacer.
-Bien.- dijo emi mientras se acomodaba el kimono.- Es que no puedo hacer esto sin ti.- dijo emi y rin reacciono.
- Ahora, tu comprende esto.- dijo muy seria y antes de que emi pudiera dirigir su mirada hacia ella. Rin ya se había clavado los dientes en la lengua haciéndose el suficiente daño como para sangrar con bastante intensidad. Se había cortado un pedazo pequeño de su lengua y al ser un musculo en que la sangre fluye por tres ramas, tardaría en sanar por un buen rato.
Emi que había perdido todo rastro de alegría, la sangre negra estaba comenzando a brotar de su propia boca cuando se vio obligada a taparse con su propia mano y desde el fondo de su garganta varias voces surgieron en forma de gritos que se ahogaban por su mano.
Rin dejo de sentir toda la presión sobre su cuerpo, pudo moverse mientras hilos de sangre rojo salían entre sus labios y su primera opción no era atacar a emi sino ir por el cuchillo que había escondido debajo de la almohada hace una noches anteriores.
Ahora, ¿Cómo es que se libero? ¿Por qué se auto lastimaría? La respuesta es fácil. Emi gasta demasiada energía propia sobre sus huéspedes que para equilibrar su esfuerzo, emplea también la de su víctima. Es decir, al mantener paralizada a Rin, estaba gastando el doble de lo normal y rin al lastimarse provoca que Emi sufra lo mismo que se ve obligada a liberarla para no agotarse más de lo necesario. Nada le pasa a Emi si la atacan pero las cosas cambian cuando atacan a la víctima mientras se encuentra jugando.
Rin lo sabía, no se iba a quedar de brazos cruzados y empleo lo único que tenía a su favor. Emi necesitaría usar su propia energía para curarla antes de ser arrastrada con ella y la mejor opción era liberarla.
La niña llevo ambas manos en su boca mientras ahogaba sus gritos en sangre negra, tapaba su propia boca y comenzó a curarse con la intención de tomar a la humana del cuello e torturar de todas las maneras posibles. El odio contenido se enfoco en la humana que ya había levantado la almohada y tomado el cuchillo.
Rin miro a Emi , desafiándola y retándola a continuar. Apunto el filo del arma en su propia vena y Emi supo de inmediato de que si avanzaba, perdería.
Por primera vez, Emi se vio obligada a retroceder. La herida de Emi estaba casi cerrada pero la de rin seguía casi igual. Sin embargo, ahora carecía de importancia. Emi quito las manos de su boca y dejo que la sangre fluyera al suelo haciendo que la madera se quemara con cada gota que caía. La niña miraba seriamente a rin, sus ojos se volvieron totalmente negros y su rostro blanco.
Rin comenzaba a marearse un poco pero permanecía firme con el cuchillo firme en sus venas haciendo un ligero corte que se vio reflejado en Emi.
Al verse tan acorralada, la niña sonrió ligeramente y varias voces surgieron para decirle:
-Al parecer, no eres tan tonta después de todo.-Dijo esto y tuvo que desvanecerse e irse.
Emi nunca se vio tan humillada, nunca tuvo que verse obligada a irse y menos por una humana.
Una vez que se marcho, olor a sangre se esparció y rápidamente entraron los guardias antes de que rin se desmayara…
