Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

Algo soft y bonito uwu. Me quede en su momento de un AU con esta temática y mas cositas pero ya después no lo escribí xd. Veré si este año puedo escribirlo.


Los suaves y delicados movimientos que hacia frente al espejo eran un deleite para sus ojos azules.

La música suave y relajante iba a la perfección con la sincronía de caderas y piernas de aquel bello ángel de suaves y bonitos cabellos castaños.

La rutina empezaba con un par de zigzag de ambas piernas, una frente a la otra con cada nota que el piano que se oía de fondo en el moderno y enorme salón. Sus ojos castaños mostraban seriedad y pasión con cada paso que daba, denotaba seguridad y firmeza pero a la vez enamoraba y levantaba anhelos y suspiros profundos a quien le viera.

Aomine Daiki, por ejemplo.

Sus movimientos aunque precisos y elegantes no dejaban de mostrarse hipnotizantes. Sus pies se deslizaban en pequeños pasos mientras la música aumentaba de intensidad sin que sus notas pasaran a lo escandaloso y fuera de sincronía.

Dios, se veía tan hermoso en aquella rutina y sus ojos color chocolate tan serios.

El ballet le resultaba tan gratificante y satisfactorio para su bello ángel.

Y muy gratificante.

No se trataba de cualquiera de los integrantes del grupo japonés de ballet contemporáneo. Sus glúteos y piernas estaban perfectamente marcados gracias a los leggins que vestía y se acentuaban de maravilla en su cuerpo. Su ropa parecía una segunda piel.

Sin poder evitarlo se acercó hacia su chico y sin importarle nada le tomó de la cintura en cuanto el castaño levantó su pierna estirándola en el aire asustándolo en el proceso.

-Sigamos bailando, Ryou- dirigió al agitado chico moviéndose en sincronía y silencio, disfrutando de la romántica melodía que les rodeaba. Tomo la mano del castaño y le giro sobre su eje para diversión del castaño -tan sensual y tierno cómo siempre-

-Y tu tan galante como siempre, Aomine-san- respondió el más bajo dando un besito en la mejilla al moreno -vamos, debemos ir a casa- jalo a Aomine y se lo llevo de ahí mientras apagaba las luces del salón donde estaban ensayando su nueva rutina.

El moreno gruño y volvió a jalarlo de la cintura mientras besaba su cuello haciendo cosquillas al castaño.

-Quiero seguir ensayando nuestro baile de boda, quiero seguir viéndote como mueves tu escultural cuerpo-

-Cariño- murmuro el castaño poniendo las manos del moreno en su retaguardia -te mostraré como mi cuerpo se mueve por las noches y de eso solo Daiki-san será testigo de presenciar- agrego mientras se colgaba del cuello del moreno y este le cargaba con un brazo.

Vaya que eso iba a disfrutarlo y con creces.

Su prometido sabía manipularlo y no se quejaba al respecto.