Capitulo V.
Hulle.
Vegeta se terminó de vestir con su ropa de montar y se dirigió a las caballerizas. A pesar del dolor de cabeza que sentía, pensó que lo mejor sería salir a dar un paseo para así poder despejarse y hallar la manera de escapar de ese aprieto en el que se encontraba. Sabía que no sería sencillo hacer cambiar de parecer a su padre, pero él no estaba dispuesto a sacrificarse casándose con esa bruta solo por convertirse en el nuevo rey. Fue entonces que nuevamente pensó en la mocosa, pero de inmediato sacudió su cabeza pensando en que posiblemente no fue más que una alucinación. Descendió por las escaleras mientras pensaba en que no sería tan mala idea ir a buscarla y verificar su existencia para salir de dudas. Quizás si la hallaba hasta podría intercambiarla por la idiota esa de Maron, después de todo no le era indiferente para nada, sin contar que hubiese contado con sus valiosos conocimientos. Fue entonces que se maldijo por haberle seguido el juego en vez de llevarla directamente con su padre y cerrar de una vez el negocio.
-Seguramente solo la imaginé… Pero necesito cerciorarme o la incertidumbre me hará enloquecer – murmuró al llegar al pasillo de servicio. Pero fue entonces que se dio cuenta de que no tenía idea donde vivía ella, por lo que solo le quedaba seguir el camino del riachuelo donde la citó, así que apresuró el paso pero no alcanzó a llegar a la puerta de las caballerizas cuando fue interceptado por Muten Roshi.
-Mi señor, su padre lo solicita en los jardines en media hora ya que debe realizar la ceremonia de petición de mano de lady Maron…
-¿Qué acaso no le bastó con humillarme durante la fiesta? - le preguntó, sin dejar de avanzar.
El anciano dio un suspiro antes de decirle - Príncipe Vegeta, usted conoce muy bien nuestras tradiciones y sabe perfectamente que debe pedir formalmente la mano de su prometida bajo el gran árbol ancestral para poder casarse…
-Bajo el gran árbol ancestral – lo remedó para agregar con fastidio, volteando a ver al anciano - Argg, ¡como fastidia ese viejo!
-¡Señor!
-No me vengas con tus idioteces. Sabes perfectamente que esa formalidad es una mierda sin sentido…
-Ay, jovencito, sabes que las tradiciones son importantes... Por lo mismo su padre insiste en que se realicen todos los protocolos necesarios en esta ocasión para asegurarse de que usted no romperá el compromiso.
-Y si me niego… ¿Que harás al respecto?
El anciano lo miró un momento y enseguida llamó a los guardias, diciéndoles – Señores, necesito que trasladen al príncipe a las mazmorras.…
-¿Que mierda estás diciendo? ¡No pueden hacerme esto! - gritó Vegeta, al ver que cuatro guardias aparecían desde el pasillo con la intención de someterlo.
-Lo lamento mucho, príncipe, pero esas son instrucciones de su padre. Dijo que si se negaba a cumplir con los protocolos lo enviara a los calabozos.
Vegeta hizo chirriar sus dientes y enseguida le dijo con una sonrisa malvada - ¡Tu ganas, viejo! Pero ten en cuenta que apenas hacienda al trono tu cabeza será la primera en rodar.
-Lo sé, pero confió en su buen juicio y en que necesitará de mis consejos unos años antes de que decida asesinarme… Ahora suba a vestirse formalmente para la ocasión.
-¡Tsk! - hizo el príncipe y procedió a dirigirse a su cuarto para cambiarse de ropa escoltado por los guardias y por el anciano.
…
Bulma por poco y deja caer el balde que tenía en sus manos al oír la voz de Shin.
-¡Idiota! Por tu culpa casi termino empapada.
El espíritu se llevó una mano a la nuca y le dijo, avergonzado – Realmente no era mi intención, pero es que me costó mucho trabajo encontrarle…
-Bueno, ya me hallaste ¿Qué quieres? - le preguntó la muchacha, ya sobrepuesta del susto.
-Vine a ver si necesitaba mi ayuda…
-No. Aún no he podido ver al príncipe…
-Ya veo – se llevó una mano a la mejilla y le dijo – Estaba seguro de que el príncipe vendría aquí, como todos los días…
-¿Qué? - preguntó mirando hacia todas partes - ¿Estás seguro de que vendrá?
-Lo estaba, pero tal parece que no vino hoy… Me pregunto ¿Qué le habrá pasado?
Bulma lo miró desconfiada y le dijo – Cada vez me convenzo más y más de que tus poderes no son tan geniales como dices…
-¡No diga eso! Hago lo que puedo por pagar mi deuda pero usted se sigue portando malvada conmigo...
-Está bien. Lo lamento... trataré de no ser condescendiente – se disculpó Bulma, agregando – pero no puedo seguir distrayéndome ahora ya que tengo mucho que hacer, pero necesito que mañana temprano me acompañes ya que será la única oportunidad que tendré de convencerlo…
-Me parece muy bien que aun esté con esos ánimos – le dijo Shin – Entonces le dejo, porque yo también tengo mucho que hacer.
Bulma lo miró extrañada - ¿Que tanto debe hacer un espíritu del bosque?
-¿No lo sabe?
-¡Claro que no!
Shin se sonrió y le dijo – Nosotros, los espíritus del bosque, tenemos muchas ocupaciones. Como cuidar el equilibrio entre los animales, ver la hidratación del suelo, preocuparnos de que las criaturas se reproduzcan y varias cosas por el estilo…
-¡Vaya! Nunca imaginé que eso fuera trabajo de ustedes. Siempre creí que eso ocurría por procesos naturales…
-¿Procesos naturales? Ja, ja, ja – rio Shin, pero al ver la cara de enfado de Bulma le dijo - Disculpe, pero siempre me da risa que los humanos de ahora crean que todo es ciencia…
La vena de la frente de Bulma se hinchó y le dijo - ¡Claro que todo es ciencia!
-Como diga, pero la verdad es que nosotros hacemos que los milagros ocurran en la naturaleza…
-¡Los milagros no existen! Todo tiene una razón de ser.
-Diga lo que quiera, pero si las cosas no se dan de cierta manera jamás ocurrirían…
Bulma se estaba comenzando a cansar por lo que le dijo - Está bien. No voy a discutir contigo ya que tengo mucho que hacer...
- Estoy de acuerdo… Le buscaré mañana temprano para que vayamos donde el príncipe y así poder al fin pagar mi deuda con usted.
-Sí. Pero más te vale ser puntual – le remarcó Bulma.
- No fallaré, pero tenga cuidado ¿de acuerdo?
-Así haré, Shin. Adiós.
El espíritu desapareció y Bulma regresó a sus labores. Sin embargo, no pasó ni media hora y Baba llegó a interrumpirla.
– Bulma, necesito que me acompa… - la miró de pies a cabeza y preguntó - ¿Qué te pasó, niña?
La muchacha se miró y notó que su vestimenta estaba llena de heno y algo de tierra, por lo que le dijo – Es que me tiró uno de los caballos…
-¡Ay, no!… Ven conmigo a cambiarte porque te he asignado para que le ayudes a la consorte del príncipe y a su madre. Es una gran oportunidad de demostrar que eres buena en tu trabajo y ¿Quién sabe? Si tienes suerte puede que termines como doncella de la reina y...
-¡Pero eso no es lo que quiero! - la interrumpió – ¿Que no lo entiendes? ¡Lo que yo quiero es trabajar directamente para el príncipe!
Baba la miró contrariada un momento pero enseguida le ordenó - Deja de quejarte por todo y acompáñame, que no podemos demorarnos más.
-¡Por lo que más quieras, Baba! - suplicó con lágrimas en sus ojos.
La anciana la miró un momento y le dijo - Lo siento, Bulma, pero ya no eres una niña y no podrás convencerme con lágrimas…
-¡Pero tu prometiste ayudarme! – forcejeó la muchacha.
Baba la miró seria y le dijo - Esto lo hago por tu bien, mi niña, ya después me lo agradecerás...
Bulma aceptó a regañadientes, decidida a hacerlo pésimo para que no la asignaran de por vida a servir a un nuevo par de mujeres.
…
Una vez en su dormitorio, Vegeta no procedió a cambiarse sino que se asomó al balcón de su habitación y escapó de allí bajando por la enredadera que usaba para escabullirse de sus deberes cuando era niño.
Al llegar a tierra se encontró con Kakaroto, el cual lo miró intrigado un momento y al siguiente soltó una carcajada.
-Ja, ja, ja… ¡Pensé que te caerías como la última vez! Ja, ja, ja… - la mano del príncipe lo silenció de golpe mientras le susurraba - ¡Cállate, idiota! A menos que quieras que te asesine aquí mismo…
El joven abrió sus ojos como platos y asintió, indicándole que guardaría el secreto.
Vegeta lo soltó y le dijo, mientras miraba hacia todas partes – Tú no me has visto.
-Pero si te estoy viendo…
-Argg – hizo volteando hacia él – ¡Me refiero a que no le digas a nadie que escapé!
-¡Ah! Eso. No te preocupes, Vegeta, que yo soy una tumba. Nadie logrará sacarme ni media palabra.
-Más te vale – refunfuñó el príncipe, alejándose.
-¡Oye, Vegeta!
El príncipe volvió sobres sus pasos y le gritó - ¿Qué parte de que guardes silencio no entendiste?
El joven rascó su cabeza y le respondió – No te enojes… Es solo que quiero saber porque estás escapando.
-¡Eso no es de tu incumbencia, idiota! Solo debes hacer como que no me has visto y punto.
-De acuerdo. Tu ve tranquilo que yo te cubro las espaldas – terminó diciendo mientras miraba hacia todas partes de manera sospechosa.
-¡No hagas eso! Solo sigue haciendo lo que hacías antes de encontrarte conmigo.
-¡Si, señor! – exclamó cuadrándose.
Vegeta rodó sus ojos con fastidio y se alejó con cautela hacia las caballerizas, mientras susurraba molesto – De todos los imbéciles del reino tenía que encontrarme con el inútil de Kakaroto…
…
Un par de golpes a su puerta pusieron en alerta a Lady Violeta que miró enojada a Maron que aún no terminaba de vestirse y permanecía sentada decidiendo que zapatos se pondría. Dio un suspiro y se dirigió a abrir, no sin antes darle una orden visual a su hija para que se apresurara, enseguida abrió la puerta y tanto ella como las recién llegadas quedaron de una pieza.
-¡No es posible! - exclamo Violeta.
-¡¿Usted?! - exclamó Baba, al borde del terror.
Bulma no dijo nada, solo atinó a sostenerse del umbral de la puerta al tiempo que se sentía enferma mientras negaba inconscientemente con su cabeza. Tal parecía que el destino insistía en ponerla al servicio de esa mujer y su hija.
La anciana aun no podía creer que fuese cierto lo que sus ojos veían por lo que preguntó - ¡¿Su hija es la prometida del príncipe?!
Violeta recobró la compostura y le respondió – No es necesario gritar, vieja, pero así es... Por lo visto la suerte insiste en ponerles a mi servicio y es algo en verdad irónico – enseguida miró a Bulma y le dijo – Si viniste a atrapar al príncipe para poder librarte de mí, estás muy equivocada. Maron ya fue anunciada como su prometida y no hay nada que puedas hacer al respecto…
La muchacha al fin reaccionó, irguiéndose en su sitio para mirarla enojada y aclararle las cosas – No se preocupe por eso, que no tengo ningún interés amoroso en el príncipe… De hecho, ni siquiera lo conozco.
Violeta se sorprendió un segundo pero enseguida le dijo, con algo de suspicacia – Comprendo… Entonces no tengo problema en que seas nuestra doncella por hoy, porque sinceramente no tengo ganas de verte la cara a diario pero no dudaré en llamarte si necesito de tus servicios en alguna otra ocasión, después de todo ahora soy Lady Violeta… Ahora ¡Entren de una vez y ayúdenme a preparar a Maron! - les ordenó pero internamente pensaba en cómo deshacerse de Bulma, ya que estaba segura de que el príncipe sí estaba interesado en ella después de verlos en el jardín la noche anterior. Sin embargo fue una total sorpresa para ella darse cuenta de que Bulma ni siquiera sospechara que aquel joven fuese en realidad el príncipe por lo que no dejaría de aprovechar ese detalle a su favor.
Las doncellas cooperaron en terminar vestir a la futura princesa, lo que fue una tarea casi titánica porque Maron se quejaba de todo. Que el vestido no le gustaba, que quería un peinado alto, que mejor que su cabello estuviese suelto. Realmente Bulma tenía ganas de asesinarla y la señora Baba solo la miraba y le indicaba disimuladamente que tuviese paciencia. Mientras todo esto ocurría, Lady Violeta revisaba un alhajero, eligiendo lo que usaría su hija, cuando una idea vino a su mente y su vista se entrecerró sobre un hermoso broche.
Una vez que Maron estuvo al fin como deseaba, las mujeres pidieron permiso para retirarse pero Violeta las detuvo – No tan rápido, doncellas… Necesito que me peinen a mí también. Quiero estar deslumbrante para cuando el príncipe pida la mano de mi hermosa Maron.
Bulma y Baba acataron sin chistar y procedieron a peinar a la mujer, la que luego de sentarse frente al tocador, les pidió un peinado muy alto y abultado.
Al finalizar Baba preguntó – Señora, usted ha quedado hermosa al igual que su hija, pero yo me excuso ahora porque soy la jefa de las doncellas y debo estar al pendiente de las demás, y deberé llevarme a Bulma porque aún debe cumplir con sus obligaciones.
-Gracias por tu ayuda pero ella aun no puede retirarse. Si usted la designó como nuestra doncella debe seguir a mis órdenes hasta que me traiga a otra persona más idónea.
Baba la miró con algo de frustración pero debió obedecer, por lo que hizo una reverencia y se marchó. Bulma se quedó de pie en la habitación por unos minutos sin saber qué más hacer. Fue entonces que Violeta la miró y le dijo – No te quedes allí parada como una tonta. Ve a conseguirnos un par de sombrillas porque la reunión que tendremos será en los jardines y no quiero que se tueste nuestra delicada piel.
-Emm, sí, de inmediato – dijo Bulma y salió de la habitación en busca de lo solicitado.
Apenas la muchacha salió Maron miró a su madre y le preguntó - ¿Para qué quieres esas cosas?
Violeta se sonrió y le respondió en voz baja – Ya lo verás… - caminó hacia la puerta, aclaró un poco su garganta y gritó, al tiempo que se llevaba una mano a la frente - ¡Guardias! ¡Guardias!
Ingresaron un par de guardias y Violeta les dijo - ¡Nos han robado!
-¿Qué dice, mi Lady?
-¿Cómo ocurrió?
Violeta comenzó a llorar y les dijo – ¡Es terrible! ¡Nuestra propia doncella nos acaba de robar un broche de zafiros!
-¿Vio por donde se fue?
-Sí, acaba de salir corriendo... Es la muchacha nueva… ¡Sabía que no podía fiarme de ella! - terminó exclamando con exageración.
Los guardias salieron corriendo y cada cual tomó una dirección distinta en el pasillo para dar con la doncella.
Maron miró extrañada a su madre y le preguntó - Mamá ¿Por qué hiciste eso?
-Lo hice porque es la única manera de asegurarnos de que te cases con el príncipe… Esa mocosa no sabe que con quien compartió durante el baile es el príncipe y que tal parece que él está muy interesado en ella. Si se llegan a encontrar podría ser un problema para nuestros planes, así que lo mejor es deshacernos de ella de una vez por todas.
-No entiendo nada, pero si eso ayuda a que sea princesa estoy de acuerdo.
-Lo sé, mi vida.
No pasaron ni cinco minutos y uno de los guardias ingresó a la habitación trayendo de un brazo a Bulma, que no comprendía porque la habían detenido.
-¿Es ella? - preguntó Raditz.
-Sí. Ella nos ayudó a vestirnos y peinarnos.
-¿Qué fue lo que le robó?
Bulma abrió muy grande sus ojos e intentó zafarse mientras gritaba - ¡Yo no he robado nada!
-¡Mientes! – gritó Violeta, para enseguida voltear a ver al guardia - ¡¿A qué esperas?! Revisa sus bolsillos… Dudo mucho que haya tenido tiempo de ocultar el broche favorito de mi hija.
El hombre sin esperar que la muchacha siquiera se lo permitiese metió su mano en los bolsillos de Bulma y de uno de ellos sacó el broche en cuestión.
-¿Que tienes que decir en tu defensa? - le preguntó a la muchacha, que aún no podía creer lo que ocurría.
-¡Que no sé cómo llegó ahí esa cosa! ¡Juro que soy inocente!
Raditz miró a la señora y le preguntó ¿Qué quiere que hagamos con ella?
-¿Cuál es el castigo en estos casos? - preguntó Violeta.
-Bueno, lo usual en este caso es llevarla a las mazmorras y que se pudra allí mientras espera a ser juzgada. Podrían ser varios años antes de que eso ocurra...
-Entonces hazlo… ¡¿A qué esperas?! - lo apuró Violeta.
-Como ordene, mi Lady… - respondió el guardia, para enseguida jalar a Bulma y arrastrarla a los calabozos.
-¡No! ¡Por favor! ¡Yo no he hecho nada! ¡Me tendieron una trampa! - gritaba la muchacha.
-¡Ya! ¡Saca a esa ladrona de nuestra presencia! – ordenó Violeta.
Así hizo Raditz y Violeta se sonrió de oreja a oreja apenas se cerró la puerta.
…
Mientras tanto, Vegeta cabalgaba a toda velocidad hacia el riachuelo donde le dijo a la mocosa de su oferta. Estaba seguro que ella aún continuaba trabajando al servicio de su madrastra, por lo que pensó que la encontraría en las cercanías. Pero para su mala suerte no fue así, por lo que siguió el senderó hacia la colina y vio a la distancia un viejo caserón. Fue entonces que apuro el galope hasta alcanzarlo, pensando en que está vez se llevaría a la mocosa inclusive por la fuerza si fuese necesario. Se sonrió al pensar en ello, ya que se imaginó a la chica gritando y pataleando contra su fuerza mientras la subía a su caballo y se la llevaba al castillo para demostrarle que él era el príncipe que ella tanto quería conocer.
-Hmn… es una tontería que piense en ella de esta forma, pero creo que es la indicada para sacarme de este embrollo… Ahora a encontrarla y… - se quedó en silencio al ver que la casa parecía abandonada. Bajó de su caballo y entró por la puerta principal, notando que efectivamente no había nadie allí - ¿Será posible que la haya imaginado? - se preguntó con algo de ansiedad al ver el deterioro de la sala, pero entonces un retrato colgado sobre la chimenea llamó su atención. En este aparecía una señora y su hija, por lo que exclamó - ¡No es posible! - se acercó hasta quedar frente a la pintura y entrecerró sus ojos al darse cuenta que eran lady Violeta y su hija.
-Esas malditas brujas...
Recorrió las habitaciones buscando a la muchacha o alguna prueba de que no fuese producto de su imaginación, hasta que llegó al ático y allí fue donde se topó con unos viejos retratos de la mocosa junto a sus padres, arrumbados junto a otros varios cachivaches – Así que está era su familia...- comentó, arrodillándose para poder apreciar mejor la imagen. Enseguida la dejó a un lado y miró a su alrededor indignándose al descubrir que ese cuarto no era una bodega, sino que también servía de dormitorio y no le fue nada difícil deducir a quién pertenecía.
-Maldita vieja desgraciada… - dijo, apretando sus puños mientras caminaba hacia el viejo catre - Así que aquí es donde la hacía dormir. Ni siquiera yo me atrevería a tanto… pero ¿Dónde está ella? Es real, de eso no me cabe duda pero… ¿Y si fuese un fantasma? - se cruzó de brazos y lo meditó un momento – Hmn, Imposible… Esa tal Lady Violeta es la única que conoce su paradero, debo hacer que confiese que hizo con la mocosa.
Abandonó la casa a paso ligero, subiendo enseguida a su corcel para galopar a toda velocidad de vuelta al castillo.
…
Baba apenas supo lo ocurrido se dirigió hasta la celda donde se encontraba Bulma y, una vez frente a ella, su mirada se entristeció. Su querida niña estaba sentada en el suelo abrazando sus rodillas mientras gruesas lágrimas caían de sus ojos.
-Ay, Bulma…Lamento mucho esto...
La muchacha se incorporó y se aproximó a los barrotes - ¡Baba! ¡Dime que vienes a sacarme de aquí!
La anciana la miró a los ojos y le dijo – No puedo hacer eso...
-Entonces… ¿Voy a morir aquí?
-No, mi niña… Haré todo lo posible por sacarte de este embrollo. Después de todo fue mi culpa…
Bulma la miró molesta – ¡Eso es verdad! Por tu culpa terminé aquí… Uy, sabía que no debía acompañarte… Pero ahora por favor dime que tienes un plan para que no me condenen a esta celda de por vida o a morir decapitada.
La señora lo pensó un momento y le dijo – Mira, Bulma. Tengo una idea, pero es muy arriesgada… En media hora es el cambio de guardia y vendré con la excusa de traerte alimentos, pero como se suele hacer aquí, le traeré también de comer al guardia. Sin embargo, necesitaré a alguien que me ayude a conseguir unos somníferos y se los daremos mezclados en su comida…
Bulma se aferró a los barrotes y le dijo - ¡Yo sé cómo hacerlo!
-¿En serio?
-Sí. Te diré que tienes que conseguir.
-Estupendo… Pero Bulma, solo voy a pedirte que a cambio de ayudarte me prometas algo…
-Lo que sea, Baba…
-Una vez que estés libre te irás muy lejos y no volverás.
-¿Qué?
-Déjame terminar, niña… Hay una antigua y olvidada atalaya en las profundidades del bosque, yo viví cerca de allí cuando era joven...Eso fue hace muchos años, cuando el reino aún era muy pequeño, pero ahora está en desuso… Es muy difícil de encontrar, pero te daré un mapa para que la halles… Sin embargo, quiero que me prometas que te quedarás allí hasta que este asunto se olvide… y que luego buscarás tu propio destino muy lejos de aquí.
-¡Pero Baba! ¡Eso significa que nunca podré cumplir mi sueño de ser una reconocida investigadora!
La anciana la miró con seriedad y le dijo – No siempre se puede hacer lo que queremos. Tendrás que vivir como fugitiva por unos años y trasladarte a otro reino. ¡Es la única manera de salvar tu vida!
Bulma se la quedó viendo un momento y le dijo – Está bien. Haré lo que sea por no morir en este horrible lugar… Pon mucha atención, Baba, lo que necesitas es…
La vieja se apresuró en sacar de su bolsillo una libreta para anotar todo lo que necesitaría para elaborar la pócima. Enseguida la guardó cuidadosamente y se alejó, diciéndole – recuerda seguir pareciendo desesperada mientras regreso…
La muchacha así hizo y volvió a sentarse en el suelo, pensando en que las cosas se habían complicado más de lo que podría imaginar.
-Si tan solo hubiese aceptado la oferta de ese malcriado… - suspiró - Ahora estaría bajo su protección y no tendría que estar sufriendo de esta manera. ¡Yo y mi estúpido ego! Eso me pasa por codiciosa...
…
Vegeta se apeó de su corcel enfrente de todos los invitados a su compromiso y caminó hacia la mesa donde estaba su padre, su futura suegra y su novia.
-¡Maldito malcriado! ¡Llegas dos horas tarde! - exclamó su padre, poniéndose de pie al verlo.
El príncipe lo ignoró y miró a la señora para preguntarle - ¿Qué hiciste con ella? ¡Responde!
Violeta ni se inmutó y bebió un poco de té antes de responder – No sé de qué está hablando, príncipe.
-Argg ¡No mientas! ¡¿Qué hiciste con la muchacha que estaba a tu servicio?!
El Rey lo miró furioso y le gritó - ¡¿Qué mierda crees que haces?!
-Solo expongo a esta desgraciada… - le respondió para enseguida arremeter contra la señora - ¡Habla de una puta vez!
-¡Oh! Esa… Si te refieres a esa ladrona, la envié a los calabozos como corresponde.
El Rey la miró ahora a ella y le preguntó - ¿Sabes de qué está hablando este insolente?
-Así es, mi señor… Tal parece que su hijo está preocupado porque hoy una doncella nos robó un broche y él quiere saber si la culpable fue castigada como se merece…
-¡No me refiero a eso! - gritó Vegeta – Hablo de la muchacha que estaba a tu servicio antes de venir aquí… ¡¿Qué le hiciste?!
Lady Violeta lo miró a los ojos y le dijo – No sé de quién hablas, príncipe. Siempre hemos vivido solas con Maron desde que falleció su padre...
-¡No mientas! - gritó, golpeando la mesa al tiempo que la amenazaba con un puño.
El Rey al ver esto se puso furioso y gritó -¡Tanto escándalo por una sirviente! - enseguida hizo un gesto con su mano y gritó - ¡Guardias! Llévenlo a las mazmorras hasta que aprenda que debe respetar sus compromisos.
El príncipe abrió sus ojos como platos mientras era sujetado por varios guardias, y enseguida gritó, mientras forcejeaba - ¡¿Vas a ponerte de parte de esta bruja?!
-¡Llévenselo!
-Argg ¡Suéltenme, hijos de puta! - gritaba el príncipe, siendo arrastrado hacia el palacio.
Violeta, al ver que lo llevarían donde estaba encerrada Bulma se puso nerviosa y le dijo al Rey – Mi señor, no es para tanto, por favor... Lo mejor será que lo encierre en su cuarto con vigilancia. Después de todo es el príncipe y futuro rey… Además, sería muy mal visto...
El rey volvió a sentarse y le dijo a Violeta – Disculpe usted por esto. No sé qué le pasa de un tiempo a esta parte a mi hijo…Pero tiene razón… - volteó hacia los hombres que llevaban a su hijo y les ordenó - ¡Guardias, llévenlo a su cuarto y que no vuelva a escapar! – enseguida se dirigió a Vegeta y le advirtió - El compromiso se pospone hasta mañana y más te vale, Vegeta, que hayas recapacitado para entonces.
-¡Jamás me comprometeré con esa cabeza hueca! ¡Suéltenme, imbéciles!
-¡Sáquenlo de mi vista! – gritó el Rey.
-Gracias, mi Lord – le agradeció la señora.
-Pierda cuidado, Lady Violeta. El matrimonio de nuestros hijos no se postergará. Él será un hombre casado cuando suba al trono lo quiera o no.
Violeta asintió e hizo una pausa antes de decir, con toda calma – Rey Vegeta, quería solicitarle que castigue de manera ejemplar a la mucama que osó robarnos. No me gustaría volver a pasar por tanto estrés nuevamente.
El Rey volteó a verla y le respondió – Estoy de acuerdo. Daré la orden para que mañana a primera hora sea ejecutada la sentencia.
…
Más tarde, en los calabozos, Bulma preparaba su huida.
-Toma, mi niña. Ponte esto para que no te vean cuando salgas por el jardín – le dijo la anciana extendiéndole una capa roja.
-¿No encontraste un color más disimulado?
-Deja de quejarte... Con ese color pasarás desapercibida entre las flores y el color de las baldosas del jardín.
Bulma terminó de ponerse la capucha y recibió un canasto con alimentos que le traía también su antigua ama de llaves.
-Dentro encontrarás alimentos y el mapa para que llegues a la torre. Por favor no te vayas a desviar del camino y no hables con nadie…
Bulma la miró un momento y enseguida le dio un fuerte abrazo mientras le decía - ¡Muchas gracias, Baba! Te prometo que seguiré tus consejos y me alejaré de los problemas…
Los ojos de la anciana se humedecieron y apresuró a la muchacha, apartándose para darle un pequeño empujón – Vamos, que hay que aprovechar la penumbra… ¡apresúrate!
Ambas salieron y caminaron con calma hacia el pasillo de servicio.
...
Vegeta estaba furioso. Su propio padre no había querido escucharlo y ahora estaba peor que antes, encerrado en su cuarto como si fuese un maldito prisionero. Comenzó a pasearse por la habitación hasta que no soportó y salió al balcón con la intención de huir nuevamente, pero al observar hacia abajo vio que ahora había media docena de guardias custodiando los jardines bajo su habitación. Se sintió frustrado y dirigió su vista al laberinto para tranquilizarse y poder pensar con claridad en alguna manera de huir. Fue entonces que algo llamó su atención, ya que, aunque estaba anocheciendo, pudo distinguir unas siluetas corriendo por entre el follaje. Aguzó la vista y entonces notó que una de las figuras descubría su rostro brevemente haciendo que su corazón latiera a mil por hora al reconocerla. Era la mocosa y alguien más, en su propio castillo, tratando de pasar desapercibida mientras se dirigía a una salida secreta que creía que solo él conocía. Frotó sus ojos y volvió a fijarse en la chica, solo para verla desaparecer tras un arbusto que ocultaba un pequeño agujero que había en la pared que rodeaba el palacio mientras la otra figura corría a duras penas de regreso al castillo.
La desesperación se apoderó de él e intentó ir tras ella, bajando por la enredadera, pero fue nuevamente detenido por sus guardias.
-¡¿A dónde cree que va, Señor?!
-¡Necesito salir ahora y ustedes no podrán impedirlo!
Los guardias se miraron entre ellos y, sin esperar más, volvieron a someterlo y lo llevaron de regreso a su habitación mientras el príncipe los amenazaba a viva voz de que los mandaría matar a todos cuando fuese rey. Pero ni con eso los convenció, ya que su padre los había amenazado con lo mismo si lo dejaban huir.
De vuelta en su cuarto, el príncipe se maldijo por su suerte, pero entonces recordó lo dicho por Lady Violeta "Si te refieres a esa ladrona, la envié a los calabozos como corresponde"
- Estuvo en el castillo todo este tiempo y nunca lo supe…pero ¡¿Cómo fue que pasó?! Y ¿a qué demonios se refería con eso de ladrona?… Hmn, esto es demasiado confuso… Pero supongo que eso explica porque parecía huir… Seguramente la envió a encerrar a las mazmorras y ella halló la manera de escapar… Pero no lo hizo sola… ¿Quién habrá sido el que la ayudó? Y ¿Qué demonios hacía en palacio?... Necesito averiguarlo, pero para ello debo salir de aquí… - se dejó caer en la cama y comenzó a pensar en la manera de poder escabullirse de ese castigo para poder investigar sobre el misterioso personaje y hacerle confesar el paradero de la mocosa.
…
Continuará…
