Danmachi La esperanza del calabozo, Prologo. Encuentro destinado
.
.
.
.
.
Un golpe...
Un solo golpe basto para mermar cualquier fuerza que tuviera para combatir.
Realmente cualquier intento por huir o pelear serían inútiles, la diferencia de niveles entre su oponente y él era abismal.
La vista de un chico de cabello blanco y ojos rojos se veía afectada debido a sus heridas, algunos huesos fracturados y sangre que caía por su cabeza.
Bell Cranel, ese era su nombre.
A unos pasos delante de él había una bestia que no debía encontrarse en ese lugar, el Quinto piso del calabozo, de por sí un lugar bastante peligroso para un novato como él.
Pero esta criatura, un Minotauro, este monstruo cuya aparición debería ser en los pisos intermedios, encontrarse en este lugar estaba lejos de lo irregular, esta criatura no debería ni de broma estar ahí.
Cuando tuvo la desgracia de topárselo en su arriesgada aventura al piso 5 intento escapar, o más bien un intento patético por hacerlo, su velocidad fue insuficiente para perder a la criatura.
-Ayudaaaa, Por favor!
Grito a todo pulmón para que lo rescaten, pero sus súplicas no bastaban y no era por qué no hubiera nadie, realmente el resto de aventureros a los que llegaba a ver de reojo lo ignoraban, ninguno que se encontrará en ese piso se arriesgaría a rescatar al niño por diferentes motivos, cómo ellos lo veían, era como otro desdichado más sin suerte, una víctima más del calabozo.
-¡Por favor, ayúdenme!
Le grite a un grupo de aventureros en particular, su emblema no era otro que el de una de las familias más fuertes de Orario, no parecían ser de un nivel muy superior, pero su equipamiento podría ser suficiente para acabar con la bestia, ellos a fin de cuentas eran la familia mata gigantes.
Mi torpe suplica no basto, al ver quien era mi perseguidor voltearon con horror, no hicieron mucho mas que lo que ya hacia yo, huir.
Novatos muy seguramente, al igual que yo, contaban con un equipamiento de mejor calidad, aunque ahora que el miedo se reflejo en sus caras no podrían ser más allá del nivel 1.
Era ingenuo lo que pensé ese breve momento, ellos tampoco pueden hacer algo, esa familia no tenía que ayudarme.
Eso me rompió, por mas que les suplicaba, gritaba o patéticamente, les lloraba, nadie quiso intervenir, solo me quedaba correr, correr sin detenerme un segundo, porque en el momento que eso pasara mi vida acabara.
La persecución lo llevo a una parte bastante alejada del piso, una que solo lo llevaba a un callejón sin salida, en el instante que se percató trato de dar media vuelta y volver por dónde vino, pero el Minotauro se encontraba de pie justo ahí, bloqueando el único camino de escape.
Una sonrisa perturbadora se mostró en el rostro del Monstruo, la persecución había terminado, su presa estaba a su Merced.
El miedo de apoderó del chico Bell Cranel, en esos momentos solo podía temblar, viendo al Minotauro acercarse a paso lento.
Aun así usando la poca valentía que le quedaba por vivir intentaba desesperadamente atacar a su oponente, no obstante, un golpe con el antebrazo del Minotauro basto para cortar cada impulso de fuerza que tuviera, como si de quitarse una mosca se tratara para aquel monstruo.
El violento choque contra la pared fue lo que dejó en aquel estado al chico, boca abajo contra el frío piso del calabozo, solo con esta criatura, herido y lo peor de todo, llorando lágrimas de sangre, todavía pidiendo ayuda en una voz casi inaudible.
-Por.. Por favor, alguien... Qui... Quien sea... A.. Ayúdeme.. Por favor..
Tal vez, todo debía acabar así y no debía más que aceptar ser otra desafortunada víctima del calabozo, pero quería aferrase a la vida.
Bell quería saber que las personas eran diferentes a lo que habían mostrado, quería creer en algo, tener algo que le diera la esperanza de volver a la superficie, junto a su Diosa, junto a ese cielo que apreciaba todos los días.
Inclusive en esta posición, dónde el monstruo se acercaba más que impaciente por asesinarlo, no perdía la esperanza en que otra persona vendría en su auxilio.
Boca abajo en el frío piso del calabozo, con heridas y fracturas en todo el cuerpo, solo podía llorar de impotencia, sus ansias por querer explorar más de dónde tenía permitido lo llevaron a esta situación.
Un profundo arrepentimiento llegó a Bell, el deseo de regresar un poco atrás en el tiempo y no venir a este piso, quería sentir que eso era posible, aunque lo único que escuchaba eran los pasos del Minotauro acercándose
Cada paso que oía era como la confirmación de que el siempre estuvo mal, de que cada rechazo de unirse a una familia estaba en lo cierto, cada portazo, mirada de desprecio o golpe que recibía por distintas familias eran solo la verdad de que nunca debió ser un Aventurero.
Inclusive, aquella apuesta entre las compañeras de su asesora, apuesta en la que se estaba apostando su tiempo de vida en el calabozo.
Solo quería demostrar lo contrario, demostrar que valía algo, que, si solo su Diosa y Asesora creían en él, solo eso bastaría para volver todos los días.
Y eso lo rompía, le desgarraba más que sus heridas físicas, lo dejaba llorando como un pequeño delante de un monstruo
Una última pisada fue dada, el monstruo estaba enfrente de él, lo siguiente que sintió fue que era levantado con una sola mano, con una fuerza inhumana era sostenido por la cabeza.
Lo único que podía ver Bell era la boca del Minotauro que estaba dispuesto a devorarlo vivo y eso le arrancó unas últimas lágrimas antes de cerrar los ojos con fuerza.
Y cuando el golpe final estaba por ser acertado sucedió algo inesperado.
El Minotauro sorpresivamente lo había soltado, pero no solo eso, este mismo rugía de dolor.
Bell alzó la vista con dificultad para saber que era lo que había sucedido.
Pero lo que vio era algo completamente diferente a cualquier cosa que hubiera imaginado.
Un Almiraj, uno con un peculiar traje azul estaba sobre la cabeza del Minotauro, lo que hacía sorprendente la escena era que el Monstruo conejo tenía en sus patas una pequeña hacha que había clavado en el ojo del Minotauro.
Pero no era lo único, un Hellhound con un raro moño rosa en su cuello mordía por las piernas al Minotauro.
Bell no sabía que pensar o hacer, viéndolo de la manera que quisiera, aquellos monstruos lo habían salvado atacando a uno de sus compañeros, y no a cualquiera, a uno mucho más fuerte por demasiado.
El forcejeo entre monstruos le abrió un camino de regreso al camino principal, ya que el Minotauro retrocedía y se sacudía salvajemente para quitarse de encima a sus atacantes.
Con aquella oportunidad Bell tenía vía libre para escapar, corrió con un dolor infernal en el cuerpo, pasando a un costado del enfrentamiento de monstruos.
Cuando ya se veía que podía escapar se estuvo en seco al escuchar un chillido, mirando por encima de su hombro vio que el Hellhound había sido arrojado hacia una pared en un balanceo brusco que el Minotauro hizo con su pierna, sin importarle haberse lastimado igual, lo que conllevo a quitarse su segunda molestia, agitando su cabeza como si hubiera empalado a alguien con su cuerno arrojo contra el piso al pequeño Almiraj, dejando lastimados a ambos monstruos que lo atacaron.
Bell no sabía porque se había detenido, porque no simplemente aprovechaba la oportunidad que le habían dado de escapar, lo que tanto había esperado se cumplió así que ¿Por qué?
¿Porque no podía huir? ¿Porque se sentía mal dejar morir a esos monstruos?
¿Porque haría lo que iba a hacer?
Justo cuando los papeles se invirtieron y eran esos monstruos los que morirían Bell vio en ellos algo que no lo dejaba escapar sin más, vio algo que no vio con los demás aventureros, vio humanidad, pese a ser monstruos
Observando que el Minotauro los aplastaría con un golpe cargado de furia, fue el detonante para que el Peliblanco hiciera lo impensable, corrió con todo lo que el cuerpo le daba y apuñaló la espalda de la bestia antes de que lograra aplastar al Almiraj y el Hellhound.
El Monstruo volvió a dar un rugido al sentir un dolor por la espalda, su presa había vuelto y había clavado un cuchillo en su espalda baja, cabe mencionar que el arma solo pudo hacer eso ya que se rompió, quedando clavada una gran parte de esta en él.
-Corran!
Bell no sabía si podían entender lo que decía, pero lo grito para que supieran que era ahora o nunca su escape.
Ambos monstruos parecieron sorprenderse al ver que el chico había vuelto para ayudarlas.
Pero ambos rodearon al Minotauro y corrieron siendo seguidas por Bell.
La escena era simplemente increíble, era imposible que alguien creyera que esto sucedía, humano y monstruos ayudándose mutuamente para escapar con vida, corriendo uno al lado de otro.
Bell estaba estupefacto, la sensación le hacía olvidar momentáneamente el dolor, aun así, sabía que no era momento de pensar en porque hizo lo que hizo, ayudar a los monstruos de otro.
Pero siendo sincero, ellos también lo habían salvado y por eso no podía dejarlos morir de tal manera, fuera lo que fueran.
Sin saberlo, era casi los mismo que pensaban aquellos monstruos
-Rooooaaaaaaaarrr!.
Un rugido, fue lo que escucharon los 3, volteando momentáneamente para ver al enfadado Minotauro correr en dirección de ellos, con los cuernos por delante, totalmente dispuesto a empalar a cualquiera que se le cruce.
-Cuidado!
Fue Bell quien reacciono más rápido, saltando hacia los 2 monstruos, esto los empujó a un lado dejando pasar de lado al furioso Minotauro, pero no lo había dejado ilesos, aquella velocidad y fuerza termino en la pared más cercana a ellos, lo que los arrojó al piso con algunos escombros encima.
Ninguno parecía poder moverse, no hasta que Bell pareció despertar de un momentáneo desmayo.
Con gran pesar intentaba moverse, pese a que tenía una roca de considerable tamaño encima suyo.
Cada esfuerzo empujándola dio resultados luego de un par de segundos, deslizándola aún lado.
Los 2 monstruos que lo acompañaban no estaban mejor, ellos si no habían despertado aún, e igual tenían unos cuantos escombros encima suyos.
Bell intento ponerse de pie, quería ayudarlos, aunque no sabía porque, está vez unos de sus pies fallo en responderle, porque por más que intento, no lograba mantenerlo firme y terminaba de rodillas.
-Rooooaaaaaaaarrr!
Ese alarido de nuevo, el Minotauro no parecía ceder ante nada, otra vez se levantaba firme, mirándolo con furia, realmente estaba mucho más que enojado por el daño que le habían hecho, por lo que dirigía su vista principalmente a los 2 monstruos bajo los escombros.
Bell fue capaz de notar, cosa que no permitiría, pese a que ahora mismo solo tenía la hoja rota de su daga.
El Monstruo vio algo diferente en su presa algo que cambio solo en un par de minutos, pese a estar en una posición peor a la de hace unos instantes, ahora, aunque sea con una rodilla en el piso y un arma rota, lo miraba desafiante, no dispuesto a demostrar valentía, si no a proteger, proteger a los monstruos junto a él.
Una vista simplemente admirable y estúpida para quien lo vea, pero, a fin de cuentas, firme.
Pero en esta ocasión no cometería el mismo error, aplastaría al chico de un golpe.
Levantando su puño con fuerza, terminó bajando a una velocidad sorprendente, pero lo que llegó a aplastar fue el duro piso.
No había golpeado nada y no solo eso, era como si su presa hubiera desaparecido.
Para Bell no fue tan diferente, el solo espero el golpe, pero solo que sintió fue un suave abrazo.
Cuando levanto la vista, vio un bello rostro de una chica, está parecía dar una pequeña sonrisa dirigida a él, pero algo no era del todo normal, viendo más allá de esos ojos azules noto que era sostenido por largas y preciosas plumas doradas que terminaban en unas puntas azules y estás plumas iban desde lo que deberían ser sus brazos hasta su cabeza.
Esto lo confundía más, sin embargo, el agotamiento físico no lo dejaba mantenerse despierto mucho más tiempo.
-Parece que no todos son iguales, tú eres diferente al resto.
Bell logro escuchar su voz y quedó asombrado por lo bello y tranquila de esta.
-Roooaar!
Sin darle tiempo a pensar en algo más dirigió su vista hacia donde debería estar el Minotauro.
*Corte*
Fue lo que logro ver, una imagen más que espectacular e imposible, la bestia que tantos daños le causó era dominada en combate hasta caer en el piso debido a un corte que le había hecho un monstruo, uno completamente distinto a cualquiera que haya estudiado hasta ahora, una especie de Lagarto gigante de un color rojo había doblegado al Minotauro y sin esperar mucho lo partía por la mitad usando dos espadas.
La vista fue totalmente asombrosa para
el Peliblanco, pero su agotamiento le estaba pasando factura, sus ojos se cerraban y lo último que alcanzó a ver fue que aquel monstruo también mostraba una ligera sonrisa hacia él.
-Él es diferente Lyd, creo que podemos tener algo de esperanza.
La voz de la chica sonó nuevamente, está le hablaba al lagarto con bastante alegría, pero una dejo a un inconsciente Bell en el suelo se pudo notar que ella no tenía piernas humanas si no las de un ave.
-Tal vez tengas razón Ray, sin embargo, tenemos que irnos, los aventureros que provocaron este desastre se aproximan, no hay muchos lugares dónde escondernos además Helga y Aruru están muy heridas, hay que tratarlas cuánto antes.
La ahora nombrada Ray asintió, ellas vieron algo en Bell cuando lo dejaron a su suerte sus propios compañeros, sus súplicas hicieron que ambas lo persiguieran para ayudarlo, porque sabían lo que era estar en esa posición, ahora Ray entendía por qué se habían separado de ellos cuando comenzó la cacería de los Minotauros que se les había escapado a una familia unos pisos más arriba.
En aquellos momentos se encontraban cerca, por lo que solo podían esconderse hasta que acabarán con ellos, al menos hasta que La Almiraj y la Hellhound se separaron.
Cuando lograron alcanzarlas observaron con asombro como un chico, un aventurero las ayudaba a escapar de la criatura, esto le hizo sonreír a ambos cuando se dispusieron a ayudarlos.
Lo que los llevo hasta esta situación.
El ahora conocido Lyd cargaba a sus inconscientes compañeras, mientras se disponían a marcharse.
Ambos dieron un último vistazo al chico, sonriéndole profundamente, hasta que se retiraron por fin.
Pasaron un par de minutos cuando de la dirección opuesta a dónde se habían retirado los monstruos, llegó una chica de cabellera rubia, está buscaba al último minotauro que se le había escapado a su familia.
Para sorpresa de ella, solo encontró la gema del Minotauro, junto a esta un chico de cabellera blanca inconsciente, el chico solo tenía un armamento de novato, pero sus heridas se veían profundas.
La chica se acercó con prisa a comprobar si seguía con vida y afortunadamente para ella así era, pero en su cabeza se formuló una pregunta.
-¿Cómo fue posible esto?
El escenario no podía ser más que obvio para cualquiera que no hubiera visto lo que pasó, el chico por así decirlo, venció al minotauro, siendo y teniendo todo aspecto de ser un novato.
Esto no debería haber sido posible, pero antes que cualquier otra cosa primero tenía ayudar al chico, debido a que era culpa suya y de su familia que se viera envuelto en esto
.
.
.
.
.
.
Fin del capitulo
