Danmachi. La esperanza del calabozo. Capitulo 2. Impotencia
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A veces, la mayor lección de vida
se aprende en los
momentos más oscuros, cuando el
está lleno de cicatrices y la esperanza
se desvanece lentamente.
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En la habitación de la reciente formada familia Hestia se encontraba la Diosa sobre la espalda de su único dependiente, actualizando su estado del día anterior.
Bell Cranel paso más tiempo de lo permitido en el calabozo, Hestia no creía que eso fuera un problema, no al menos hasta que vio el potencial de la habilidad en un solo día.
-¿Cómo es posible este crecimiento?
Pensó la Diosa de coletas.
Bell Cranel.
Nivel: 1
Fuerza: H 105 - G 220
Resistencia: I 56 - H 114
Destreza: H 132 - G 267
Agilidad: H 197 - G 289
Magia: I O
Habilidades.
-Liaris Freese, otorga un crecimiento acelerado mientras sus sentimientos se enfoquen en un objetivo, entre más fuerte el sentimiento mayor el crecimiento, como pasiva activa también incrementa en menor medida el crecimiento de sus aliados y se vuelve inmune a los encantos.
Los ojos de la Diosa estaban por salirse de sus cuencas, era cierto que su hijo poseía una habilidad de crecimiento, sumado al hecho de que fue al calabozo por mayor tiempo de lo establecido ayer, sin embargo, el salto que dio fue una verdadera locura, 400 puntos de aumento en un solo día debía ser imposible considerando que solo fue hasta el piso 3.
-Kami-sama ¿Sucede algo?
Su hilo de pensamientos se vio interrumpido por el chico aun debajo de ella, estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta del tiempo que llevaba encima del chico.
-Perdón Bell-Kun, es solo que tu avance es algo… Sorprendente, demasiado sorprendente.
-¡!¿En serio Kami-sama? ¡Quiero verlo!
-Claro Bell-kun, espera un poco, ya casi termino.
Ya más calmada Hestia paso las estadísticas del albino a la hoja de papel, cuando se la entregó a su dependiente obtuvo lo que podría ser el grito más entusiasta que haya escuchado.
-AAAAAHHHH Kami-sama, subí 400 puntos ¿Es esto real o es un sueño?
Bell sostenía la hoja con su estado con ambas manos, su alegría era tal que podría contagiarse a cualquier persona con solo verlo.
-No es un sueño Bell-kun, son los frutos de tu continuo esfuerzo, tal vez incluso puede que a este ritmo obtengas una habilidad más pronto de lo que imaginas.
Volteando a ver a su Diosa el chico amplio su sonrisa, el brillo de sus ojos esperanzados podría dejarte ciego si lo mirabas mucho tiempo.
-¿Usted cree que pueda obtener alguna habilidad Kami-sama?
-No lo creo, estoy segura de ello, mi genial Bell-kun se esfuerza tanto que despertara algo nunca antes visto.
Hestia extendió sus brazos a Bell dando una especie de presentación a lo que su hijo se convertiría, claro que esto solo causaba un poco de vergüenza en el chico.
El albino sintió algo exageradas las palabras de su Diosa, pero muy en el fondo sentía que podría ser capaz de sorprender a todos con una habilidad que nadie esperaría.
Por un momento divago en que se basaría, no obstante, recordó que se le hacía tarde para ir al calabozo, más tarde informaría de su aumento de estadísticas a su asesora.
Se coloco su playera y preparo su traje para el calabozo.
-Adiós Kami-sama, nos vemos más tarde.
-Adiós Bell-kun, cuídate y no te sobre esfuerces.
Esas palabras fueron las ultimas que pudo decir la diosa antes de verlo subir las escaleras del sótano, dio un largo suspiro antes de sonreír tiernamente.
-Eres asombroso Bell-kun.
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-(El aumento que tuve fue genial, espero seguir creciendo de esta manera.)
Murmuraba el chico de pelo blanco, caminaba rumbo al calabozo sin percatarse de que dejo caer una piedra mágica de su bolsillo.
-(Gracias a los valis que me dio la familia Loki podré comprarme un mejor armamento, pero no puedo gastar todo, necesito ahorrar un poco para comprar un mejor lugar para vivir con Kami-sama.)
Tan metido estaba en sus pensamientos que no notaba una voz que lo llamaba.
-Disculpe.
La voz tranquila de una chica lo hizo regresar, giro su cabeza al sentir un leve toque en su hombro y pudo verla.
-Disculpe, se le ha caído su piedra mágica.
Se trataba de una Elfa de cabello corto color verde, unos ojos azules y una piel blanca como la nieve, vestía un traje de mesera que Bell no reconocía.
-Ah perdón, no prestaba atención a mi alrededor.
-No se preocupe, parece ser nuevo por aquí, es normal que se distraiga con todo, pero tenga su piedra mágica.
Entendiendo su mano la Elfa le entrego la piedra en el avergonzado chico.
-Se lo agradezco, realmente no he tenido el mejor cuidado desde ayer.
Bell guardo la piedra mágica en su bolsillo antes de dar una pequeña reverencia dispuesto a irse.
-Nuevamente muchas gracias, si me disculpa me tengo que…
Antes de terminar su frase el sonido de su estómago lo interrumpió, esto provoco que la cara del chico se quedara viendo al piso con un rostro rojo de vergüenza.
Su ánimo desde la mañana le hizo olvidar por completo el ingerir algún alimento hasta ahora, sin embargo, la camarera Elfa entro rápidamente al local que tenía a sus espaldas y trajo consigo un pequeño Bento.
-Tome, debería comer algo si planea ir al calabozo en estos momentos.
-No, no puedo aceptar esto, es su comida.
-No se preocupe, nuestro bar abrirá pronto, puedo comer algo aquí usted es quien lo necesita.
El peli blanco no encontraba la forma de negarse el buen acto de la Elfa, no obstante se rindió, acepto el Bento dando una reverencia nuevamente.
-Muchas gracias señorita Elfa, no sé cómo agradecerle esto.
La mesera estaba por negar lo anterior, no quería que el albino se sintiera en deuda con ella, pero una voz que salió del restaurante le interrumpió.
-Si realmente quieres agradecerle a Ryuu deberías venir a comer y gastar mucho cuando regreses del calabozo.
Era una enorme mujer de cabello y ojos marrones, tenía una gran sonrisa desafiante hacia el chico mientras sostenía a la ahora conocida Ryuu con una mano en su hombro.
-Mamá Mia no lo ayude con esa inten…
Pero nuevamente la Elfa fue interrumpida antes de terminar.
-Está bien, vendré más tarde como agradecimiento a la señorita Ryuu.
-Así se habla chico, ahora vete que tenemos que abrir nuestro establecimiento.
Asintiendo con la cabeza Bell se proponía a marcharse no sin antes dirigirse nuevamente a la camarera.
-Por cierto, ni nombre es Bell Cranel, le estoy muy agradecido por el Bento señorita Ryuu.
-Por favor no te sientas obligado a esto, en verdad no fue nada.
El peli blanco con una leve sonrisa negó con la cabeza.
-Es una buena persona, por eso regresare, no porque me sienta forzado, ya me tengo que ir, no la molesto más Señorita Ryuu.
La elfa esbozo una sonrisa para despedirse también.
-Adiós Cranel-san, suerte en su día.
-Adiós.
Agitando su mano el albino se perdía a la lejanía, dejando algo confundida a la dueña del local por lo que había visto.
-El chico es nuevo y muy ingenuo, ¿Que te llamo la atención como para ayudarlo de esa forma Ryuu?
Lo último dicho por la gran mujer tuvo un leve impacto en Ryuu, sin embargo, logro guardar la compostura lo suficiente como para responderle.
-No es nada de lo que piensa Mamá Mia, solo que al verlo me recordó a alguien, alguien que solía actuar de forma tan ingenua como él.
-Entonces ya lo habías visto antes, Dime, ¿La piedra mágica fue algo real o una excusa?
La Elfa guardo silencio por unos segundos antes de responder.
-No quisiera que termine de la misma manera que esa persona, el ser tan bondadoso es lo que puede ser su fin.
La respuesta no respondió directamente la pregunta de la Enana, pero era algo obvio.
-¿Cuánto tiempo lleva en Orario?
Pensando en una posible respuesta Ryuu trataba de dar una fecha aproximada.
-No debe pasar mas de un par de semanas, lo he observado cuando pasa desde hace una semana apenas.
Dando un largo suspiro por su testaruda mesera Mamá Mia dio un leve asentimiento con la cabeza, las dos miraron un par de segundos más por donde se marchó el peli blanco, girando sobre si mismas caminaron de vuelta al bar, entrando al local ambas comenzaban con sus labores del día.
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Corte*
Bell había acertado un gran corte a un Kobold volviéndolo cenizas al momento.
-Vaya ese fue el último, esta vez fueron varios Kobolds.
El albino limpio algo de sudor de su frente, estirando los brazos se dio un breve descanso.
-Poco a poco puedo seguir siendo más fuerte, pero siento que ya acabé por hoy, es hora de que me regrese con Kami-sama, además tengo que visitar la taberna de Mama Mia.
Se desempolvo la ropa del lugar en el que se sentó, luego simplemente recogía las piedras mágicas que dejaron caer los monstruos que derroto la última media hora.
-Drop items, que suerte tengo.
Durante su recolección el chico no solo encontró colmillos de Goblin, también pudo obtener 3 garras de Kobold.
Bell daba por terminado su día en el calabozo, no obstante, cuando se disponía a retirarse sintió una mirada sobre él, no, ahora que prestaba atención eran varias las que comenzaban a observarlo, giro su cabeza tratando de encontrar a quienes fueran, no hubo éxito, se sentía algo presionado por lo que opto por irse de una vez.
-ROOOOOAAARR.
Al girarse vio nacer a varios Kobolds más, los monstruos ni bien se percataron del chico frente a ellos comenzaron a rodearlo.
Bell se preparó para pelear nuevamente, con o sin las miradas tenía que pelar, sin embargo, un último recuerdo llego a su mente, la sonrisa de la chica que le salvo la vida, eso fue suficiente motivación para lanzarse al ataque con gran entusiasmo.
-¡Yo seguiré creciendo!
Nuevamente lucho sobre pasando sus límites.
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Un par de horas después, devuelta a la iglesia abandonada.
-¿Estás seguro de no querer una actualización de estado Bell-kun?
-Si Kami-sama, esta mañana recibí una, puedo esperar al amanecer, además tampoco quiero retrasarla en su reunión.
Nuevamente Diosa e hijo charlaban tranquilamente.
-De acuerdo, si insistes, tal vez llegue un poco tarde porque iré con Takemikazuchi y Hephaestus a jugar cartas en un bar.
-Despreocúpese Kami-sama, solo vaya con cuidado, yo estaré en un bar llamado "La anfitriona de la fertilidad".
Lo último dicho por Bell levanto una sospecha leve sospecha en Hestia.
-Este tranquila, voy por una promesa que le hice a una nueva amiga, comeré algo y regresare a casa.
-Otra chica tenía que ser, ¿acaso eres un imán de problemas y mujeres?
-No es lo que cree Kami-sama, Ryuu-san es una buena persona, no creo que ella haría algo malo en mi contra.
Teniendo ya el nombre del local junto al de la chica que iría a ver su hijo Hestia dio una sonrisa en señal de victoria.
-Diviértete Bell-kun ya me tengo que ir.
-Igualmente Kami-sama, diviértase, la espero en casa.
Viendo a su diosa subir las escaleras del sótano el albino se preparaba para salir.
No sentía necesario llevar su equipo para el calabozo, sin embargo, opto por llevarlo, fuera lo que fuera, su instinto de aventurero siempre le decía que es mejor estar precavido.
Se coloco su traje y partió hacia la anfitriona de la fertilidad.
En el trascurso de su camino observaba la gran torre que se alzaba en el centro de la ciudad, imaginaba poder ver los cielos desde semejante altura, pero esto no fue más que un breve distractor, sacudiendo la cabeza se concentró en algo más realista que rasgar los cielos.
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En las puertas del bar la Elfa y el chico cruzaron miradas cuando este último se presentó.
-Bienvenido Cranel-san es bueno verlo aquí nuevamente.
-Hola Ryuu-san, yo le prometí venir, espero no ser un estorbo durante mi estadía.
La Elfa negó con la cabeza, acto seguido extendió su mano invitando a entrar al chico.
-Es un cliente, no será un estorbo, adelante tenemos unos asientos junto a la barra.
-Gracias, con su permiso.
Al entrar al local sintió un ambiente más relajado de lo que esperaba de un bar, cada aventurero o cliente estaba en sus asuntos, divirtiéndose y platicando con sus amigos, tales escenas hicieron que Bell bajara un poco la cabeza, dicha acción no pasó desapercibida para su acompañante.
-¿Algo le molesta Cranel-san?
-¿Eh?, No, estoy bien.
Ryuu noto claramente la mentira, aunque sentía que debía decir algo, no obstante, prefirió esperar a que el chico ordene algo de comer, ahí aprovecharía para pedirle a Mamá Mia que le dé un breve descanso.
Justo como dijo, en una esquina de la barra hubo un par de asientos desocupados, el albino tomo asiento listo para ordenar.
Fue rápido, la Elfa le señalo el menú del día, el chico pidió un espagueti junto a una bebida.
Su orden no tardo casi nada en llegar a manos de la propia dueña del local, la enorme mujer coloco enfrente suyo una montaña de espagueti y a su lado un tarro de la bebida que solicito.
La cara del chico era de extrañeza, ahora entendía porque de los precios, pero eso no explicaba el enorme pescado que también fue servido a él.
Su mirada estaba concentrada en el monstruo marino en su plato, parte de sus ojos estaban por salirse al voltear a ver a Mamá Mia.
-Eso no será suficiente, este es el especial del día.
-Pero yo no ordene esto.
-Aun eres muy joven, necesitas alimentarte bien si quieres ser un buen aventurero.
La mujer dio una sonrisa de oreja a oreja alentando a Bell, después simplemente se retiró a cocinar otros platillos.
-Necesito ahorrar un poco, si son 300 valis de la comida y 200 de la bebida, el especial del día son…
Hablando en voz baja el albino hacia un pequeño conteo para saber cuánto gastaría hoy, pero al voltear a ver el menú se le fue el aire cuando vio lo que costaría el Especial.
-850 valis.
Lo que salió de su boca fue un leve susurro que eran acompañados de ojos muertos, mismos con los que empezaba a degustar su alimento.
-Lamento lo de Mamá Mia, podrá tener un carácter duro, aun así, es una buena persona.
Sentándose en el asiento a su lado Ryuu hablo, dirigiendo un poco su vista a la mujer mencionada.
No es nada, quería venir a comer de todos modos jejeje.
El albino se rascaba la cabeza nerviosamente, tratando de concentrarse lo más que pudiera en el alimento.
-¿Qué es lo que le molesta Cranel-san?
-¿Eh?
La leve impresión del chico fue una confirmación más que evidente.
-No, yo no estoy…
Sin embargo, antes de continuar lo que diría fue interrumpido por la Elfa.
-No es bueno que se guarde algo, sé que apenas nos conocemos, pero puede confiar en que lo escuchare.
Ryuu fue tan honesta que hizo reclinar la cabeza a Bell.
-Sonara tonto, pero es que yo quisiera algo como lo que tienen todos aquí, algún amigo o familiar para pasar el rato, desde que llegue a Orario lo único que recibía eran rechazos, incluso antes de venir mi único familiar era mi abuelo, me siento aislado, desearía tanto ser parte de algo mayor, porque aun con Kami-sama soy el único dependiente que tiene, yo…. Yo solo me siento cansado de eso.
Cada palabra le provocaron unos pequeños nudos en la garganta a Ryuu, ella miro hacia el chico con una sonrisa comprensiva.
-Tal vez no lo aparento, aun así, hubo un tiempo en el que me sentí de la misma forma, Cranel-san solo hay que conseguir algo que nos dé un propósito, tiene a su Diosa, lleva consigo el nacimiento de una familia, en el camino vera que habrá personas que lo acompañaran en su aventura, conozco a alguien con quien se llevaría bien, aunque se fue de vacaciones un par de semanas.
La platica de ambos mejoro bastante el ambiente del peli blanco, inclusive Mamá Mia notaba esto, por lo que los dejo en paz un par de minutos más.
-Un Minotauro en el piso 5 me parece un descuido grave para la familia Loki, aunque me alegro que ahora este a salvo.
-De igual manera yo no debía estar ahí.
El chico buscaba ser más fuerte, cualquiera lo notaria, pero su anhelo venia de algo mas profundo que serlo para vanagloriarse de el, esto toco un punto sensible en la Elfa, quien había tomado la decisión de entrenarlo.
-Cranel-san si le parece yo podría…
-¡Nya, Los clientes de la reservación llegaron Nya!.
El aviso que dio su compañera de trabajo, una chica gato de cabello castaño, la interrumpió en lo que diría, por lo mismo, tanto Ryuu como Bell voltearon a la entrada donde imponentes, populares y reconocidas presencias entraban al local.
-Oye ¿Esa no es la familia Loki?
-La familia mata gigantes, son increíbles.
Los murmullos de los clientes comenzaron, todos reconocerían a una de las familias más fuertes de Orario, inclusive venían junto a su Diosa.
Bell ya reconocía a unos cuantos, los ejecutivos Finn, Gareth, Riveria y La princesa de la espada Aiz Wallenstein, no obstante, de los demás no sabía de quienes se trataban.
Dos amazonas de escasa ropa, una con muchos atributos característicos de amazona, la otra era más humilde.
Una Elfa de cabello dorado, era casi como el de un anaranjado atardecer junto a eso unos ojos color azul oscuro.
También un hombre lobo de cara mal humorada, contaba con un pelaje junto a un cabello de color gris claro.
Entre otros más, como una chica gato de cabello negro, un Chienthrope de cabello castaño claro y una Efla de cabello color oro, a estos los acompañaban dos humanos, el hombre tenia pelo y ojos color negro, mientras que la humana cabello café.
La Diosa de la familia, la misma Loki tenía un cabello color rojo, su vestimenta era un poco reveladora, aunque carecía de atributos.
A la vista del chico de cabello blanco eran la cúspide de los aventureros, la mayoría eran de primera clase, observo a todos por unos segundos más antes de seguir comiendo.
La camarera a su lado percibió la distracción del chico, no comento nada al respecto, esperaba a que terminara su alimento para continuar la charla.
Por un rato el ambiente volvió a la normalidad del bar, todos seguían en sus asuntos, las bebidas iban y venían, las camareras estaban apuradas.
-Por fin podemos celebrar el regreso de los pisos profundos.
Cuando Ryuu se disponía a retirarse y ayudar a sus compañeras, escucho al igual que todo el bar la voz del hombre lobo de la familia Loki, se escuchaba bastante molesto.
-El retraso fue por nuestro propio descuido Bete, deberías aceptar que cometimos un error.
La voz que continuo fue la de una Elfa que conocía Bell, la apodada "Nueve Infiernos", Riveria.
-El único error es que existiera ese patético debilucho, mira que por un momento los engaño con que mato a ese Minotauro.
Lo que dijo el ahora conocido Bete hizo que todos le pongan atención.
-Enfrentar a un Minotauro siendo un novato es una muerte garantizada Bete, tenemos suerte de que el chico estuviera vivo.
Esta vez fue Finn quien hablo.
-¿Retrasamos el festejo por un novato?
La voz de la chica gato sonó por lo bajo, siendo más una pregunta al grupo con el que se encontraba, pero el hombre lobo la escucho, se dio media vuelta sobre su asiento para responderle en voz alta, como en toda la discusión.
-¿No lo sabias?, un insignificante novato fue arrinconado por uno de los Minotauros que escaparon, llego al piso 5, parece ser que alguien más mato al monstruo y dejo tirado al inútil ahí mismo jajajaja.
A las burlas del hombre lobo le acompañaron otras, viniendo tanto de su familia como de otros aventureros en el bar.
-Si no hubiéramos llegado solo sería alimento de monstruos, tan insignificante es que quien lo salvo no se molestó en ver si seguía vivo, lo dejaron igual que a un cachorro abandonado.
Las risas aumentaron en tono como en cantidad.
-No solo eso, Riveria, Gareth, Finn y Aiz lo fueron a ver al hospital, nuestra familia teniendo que disculparse con una basura así, apuesto que solo lo hicieron por lastima ¿O me equivoco?
Ahora el peli gris volteaba a ver a los nombrados, era más que evidente su borrachera, pero ninguno iba a seguirle el juego en su estado, guardaron silencio únicamente.
-Ven, ¿tanto para eso?, hubiera sido mejor que se hubiera muerto ahí mismo, les evitaba más problemas a todos.
Esas palabras fueron la gota que derramo el vaso, el punto limite en la tolerancia de varios presentes.
-Cranel-san.
Lo último dicho hizo voltear a Ryuu, la persona de quien hablaban estaba a su lado.
Pero verlo fue doloroso, fue como si a ella le hubieran apuñalado.
En el rostro de Bell recorrían las lágrimas como una fuente, miraba al frente sin voltear a ver a nadie directamente, sentía un dolor que lo ahogaba, una impotencia que se quedaba atorada en su garganta, pero, sobre todo, una tristeza tan agobiante.
Le dolía que pensaran así de él, lo atormentaba ser la burla de varias familias, no obstante, su peor tormento era no poder decir nada.
Hacerlo lo señalaría directamente, tampoco es como si pudiera hacer algo en contra de personas tan poderosas, recriminar lo dicho no traería ninguna solución.
Todo eso Bell lo sabía, lo entendía, era lo que lo torturaba, ser incapaz de hacer algo.
-Aquí esta el pago Mamá Mia… La.. Lamento no poder terminar su.. su comida.
-Oye chico ¿Te encuentras bien?
Inclusive la orgullosa mujer sintió un nudo en la garganta al ver al chico en el momento que dejo una bolsa de Valis en la barra.
-Cranel-san, puedo acompañarlo a su casa si lo desea.
-No… No es necesario, volveré mañana… es.. es solo que me tengo que ir.
El chico se levantó de su asiento, camino a la salida procurando no ser visto, era como siempre, sin ser notado, invisible a los ojos de los demás, aun entre burlas, cuando por fin estuvo afuera corrió, corrió tanto como sus piernas le daban capacidad, no soportaba estar ahí, que Ryuu o Mamá Mia lo vieran con esos rostros, que le recalcaran cual débil era, por lo que su dirección no era la de la iglesia abandonada, era el lado contrario.
Directo a enfrentar sus miedos se lanzó al calabozo.
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Riveria estaba en su límite, cuando Bete estaba borracho era más insoportable de lo que ya podría ser, pero cuando se iba a levantar dispuesta a reprenderlo adecuadamente noto algo.
Una cabellera blanca que salía del local con prisa.
Eso le afecto en cierto modo, no pudo ver su rostro, aun así, estaba segura que era él, Bell Cranel, el chico del que estaban hablando.
De todos los lugares, en ese preciso momento tenía que estar ahí, escuchar las duras palabras del hombre lobo, las burlas de los demás, rápidamente salió del bar para hablarle, sin embargo, cuando estuvo afuera lo perdió de vista entre algunos aventureros que iban a sus bares favoritos a lo largo de la calle.
Apretó su puño al seguir escuchando las risas de Bete dentro del local, entro nuevamente, esta vez con un lazo entre sus manos y se dirigió al hombre lobo sin decir una palabra.
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Corte* Corte*
Di un corte horizontal en el cuello de un goblin, fue el primero que se interpuso en mi camino a pisos más abajo, el primero de decenas.
Giré a mi derecha esquivando las garras de un Kobold y con la fuerza que tenía lo partí a la mitad
Continue matando monstruos tratando de encontrar un alivio en mis sentimientos, nada, no cambiaba absolutamente nada, era absurdo pensar que matar a estos monstruos me llevaría a alguna parte, lo hacía por mero desahogo.
Desahogo que no podría hacerme sentir bien, mi carrera no se detenía pese a lo que enfrentaba.
Llegado a cierto punto llegue al mismo piso que fui acorralado, el quinto piso, justo entonces termine de matar goblins y Kobolds por igual, solo en esa habitación recordé esas palabras.
- Un insignificante novato fue arrinconado por uno de los Minotauros que escaparon.
Estar arrinconado, ser perseguido sin que nadie quiera ayudarte, ese miedo nunca lo olvidaría.
-Nuestra familia teniendo que disculparse con una basura así, apuesto que solo lo hicieron por lastima ¿O me equivoco?
Inclusive miembros de su familia huyeron en el momento, solo porque el monstruo se concentró en mi es que era motivo para reírse.
-Hubiera sido mejor que se hubiera muerto ahí mismo, les evitaba más problemas a todos.
Cuando recordé eso más lagrimas escaparon de mis ojos, inclusive un desconocido con las palabras adecuadas puede dejarte heridas tan profundas, porque era fuerte tenía razón, porque era fuerte no tuve agallas de objetar algo contra el hombre solo y peor aún, porque yo era débil es que todos se reían.
Caí recostado contra una pared, cerca de bajar las escaleras hacia el piso 6, solo soy un tonto que buscaba una aventura fantasiosa.
En mis ojos rodaron un par de lágrimas que limpie con la manga de mi suéter.
Me puse de pie, ahora no era momento de dar marcha atrás, bajé las escaleras al sexto piso.
El calabozo parecía esperar a que me adentrara más, porque justo delante mío comenzaron a nacer War Shadows, una especie de monstruo que no había enfrentado.
Todos comenzaron a rodearme, preparando sus afiladas garras para desmembrarme.
Ahí es donde comenzó mi verdadera batalla, el primero en lanzarse fue atravesado en su ojo por mi daga, convirtiéndolo en ceniza, seguido de otro que intento atacar por la espalda y logre partir por la mitad al dar un giro.
El resto se lanzaba sobre mí, cada corte que daba me traía de nuevo las mismas palabras del hombre lobo, pero esta vez yo me antepuse a las risas en mi cabeza con un grito batalla cargado de cada emoción sentida en esa noche
Yo no estaba en el calabozo ahora para obtener dinero, buscar a una chica que salvar, yo estaba para demostrarme a mí mismo que no siempre sería el chico patético que describió el hombre lobo o que vieron llorar Ryuu y Mamá Mia.
-¡!AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH¡
Estando rodeado y sin realmente una razón para contenerme, estuve por desgarrar mi garganta al dar ese último grito de dolor, un dolor más allá del que podrían provocarme los monstruos que me atacaban.
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La celebración de la familia Loki duro mucho más de lo que podrían haber imaginado, entre varios compañeros cargaron a los que cayeron por el consumo de alcohol, entre ellos su Diosa.
Se estaban retirando por orden de Mamá Mia, quien se hartó de soportarlos toda la noche, así que muy amistosamente los echaba con amenazas o directamente pasaba a arrojarlos por la puerta.
Eran cerca de las 5 de la mañana, en el local solo quedo Finn y Riveria que ajustaban la cuenta del servicio entero a su familia, bebidas, comida, tiempo extra junto a trastes rotos.
-Ya que por fin pagaron váyanse, no puedo seguir perdiendo el tiempo, necesito descansar de ustedes.
-Con su permiso Mamá Mia, lamentamos mucho las molestias a usted y sus empleadas.
Dijo Finn inclinándose levemente para despedirse.
Para este punto la única mesera terminando de acomodar los asientos era una Elfa, ya estaban de camino a la salida cuando la puerta se abrió mostrando a una Diosa de coletas que ya conocían bien, la peli negra venia con una expresión preocupada.
-Hey, ya no estamos dando servicio, largo.
Fue el grito de la enorme mujer tras la barra.
-Perdone, no vengo a comprar nada quisiera hacer una pregunta nada más.
La voz preocupada de la diosa capto la atención de Ryuu quien se acercó dispuesta a ayudar.
-¿Pasa algo Diosa?
-Es mi Bell-Kun, un chico de cabello blanco y ojos rojos, me dijo que estaría aquí con una amiga y nunca regreso a casa, ¿No lo han visto?
Las palabras de la Diosa preocupo a dos Elfas en específico, Ryuu volteo a ver a la dueña del local, esta solo desvió un poco la mirada y asintió con la cabeza.
-No estoy segura, pero tal vez se dónde se encuentra, espere aquí Diosa.
Las palabras de Ryuu parecieron traer algo de esperanza en ella, aun sentía la falna de su hijo, pero no sabía si estaba en peligro, depositaria su confianza en la Elfa.
-Por favor tráelo a salvo.
Con eso dicho la camarera salió del local con un rumbo fijo, el calabozo.
-¿Crees que ese chico se metió en algún grave problema Riveria?
El Pallum comento, siendo testigos del leve intercambio de palabras que hubo, sin embargo, se quedó extrañado de no recibir respuesta de su la Elfa.
-¿Riveria?
Al voltear a verla solo vio una mirada complicada que observaba a la Elfa que salió del local, sabía que esto era culpa de su familia, sobre todo de Bete, el único lugar que pudo haber ido luego de recibir tal desprecio de otros aventureros era el calabozo.
Se juraba hacerle sentir un infierno al hombre lobo si es que le pasaba algo al chico.
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Dentro del calabozo, piso 5.
Bell caminaba moribundo, su cuerpo estaba lleno de heridas, su abrigo roto apenas sostenido a su cuerpo por unos cuantos hilos maltrechos, su rostro lleno de sangre, los cortes profundos en su piel.
Su voluntad era aquello que seguía impulsándolo, al menos por el momento.
Cuando alzo la vista vio un el final de callejón sin salida, incluso con lo aprendido por Eina no era capaz de ubicarse, mas que nada por el agotamiento físico y mental, cada reserva de energía fue usada, su cuerpo no podría soportar otro minuto despierto.
-ROOOOOAAAAARRR.
Ese rugido, ese era el llamado de la muerte, pudo sentir varias miradas sobre él.
Intento darse vuelta, empuñando lo que quedaba de su daga, en su lugar cayo de espaldas.
Ahí podía verlas, distintas sombras oscuras que lo comenzaban a rodear, ojos rojos por todos lados, pero, pese a su condición logro una ultima acción, levantar su mano, con el resto de su daga en ella, apuntando al techo del piso.
Pudo escuchar los distintos pasos acercándose, cerro los ojos, listo para su final y finalmente los monstruos llegaron con él, rodeándolo mientras lo cubrían con sus imponentes sombras por encima suyo.
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Ryuu corría tanto como sus pies le permitían, buscaba una cabellera blanca por cada rincón de los primeros pisos.
-Cranel-san, no debí creerte, sabia mejor que nadie lo que podrías haber hecho, solo espero estes bien.
Explorando en quinto piso pudo ver un rastro de sangre algo fresca, algo temerosa siguió el camino llevándola a un pasillo sin salida.
En el piso estaba una daga rota junto a unas cuantas gotas mas de sangre, se alivio al no ver los rastros de un cuerpo o monstruos cerca, que si lo pensaba bien era lo más extraño hasta ahora.
Era bien sabido que dentro de la mazmorra era mejor oír los rugidos de monstruos a un absoluto silencio, esto siempre representaba algo irregular.
Aunque la Elfa se tomo su tiempo seguir buscando no pudo encontrar al chico, arriesgándose a que haya vuelto a la superficie o que alguien lo haya ayudado decidido regresar y consultar en la superficie.
Sin saberlo, ni siquiera el mismo Bell Cranel sabía dónde se encontraba.
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El peli blanco sentía que alguien de tamaño considerable lo llevaba cargando, incapaz de saber cómo, en qué momento salió vivo o tal vez si estaba muerto.
Abrió pesadamente un ojo, veía escamas rojas similares a las de un reptil, pero fue como si su conciencia se desvaneciera cada cierto tiempo, abría y cerraba el mismo ojo notando diferentes escenarios o detalles.
Alas grises, una cola azulada de serpiente gigante, un moño rosa, plumas, no podía entender nada, pero estaba seguro de oír voces.
Entre todo el caos que era pudo ver un esqueleto acercándose, nuevamente lo que el chico percibió como un parpadeo cambio su escenario, ahora se sentía mas tranquilo aun si fuera la muerte, debido a un rostro que tanto ansiaba ver, esta vez con un rostro cálido que parecía acariciarlo.
En ese instante cayo profundamente dormido.
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Fin del capítulo.
