Rose pov
-¿Te divertiste con las chicas, nena?-Preguntó con esa hermosa sonrisa de hoyuelos que yo tanto adoraba.
-Todo ha ido de maravilla, Emm.-Sonreí antes de dejar un beso en sus labios.
-¿Y qué han hecho?-Preguntó mientras me colocaba el cinturón y nos poníamos en marcha.-Te veo más radiante y muy relajada.-Apuntó.
-Sí, nos consintieron en el spa.-Sonreí.
Ahora su enorme mano descansaba en mi muslo.-¿Por qué no me dijiste que querías ir a uno, nena? Yo podría haberte acompañado.-Dejó un apretón mientras me guiñaba.
Sonreí divertida.-Era una tarde de chicas, Emm.-Dije cómo algo obvio.
Él puso un puchero y yo sonreí.-Esperaaaa.-Dijo de repente.-¿Leah andaba ahí? ¡¿No es peligroso para las embarazadas?!-Exclamó escandalizado.
-Tranquilo, Emm. Leah solo se hizo un facial.-Aclaré antes de que empezara con el drama.-Con productos naturales nada de químicos.-Enfaticé.
-Ah...
-Mientras que Bella y yo si que recibimos un masaje.-Suspiré relajada.-Ryan es un dios haciéndolo.
-¿Disculpa?-Frunció el ceño.
-¿Qué?-Pregunté sin entender su reacción.
-¿Cómo es eso qué permites que otro hombre te de un masaje?-Preguntó molesto.-¡Solo yo puedo tocarte!
-Emmett por favor no empieces.-Suspiré cansada a este paso mi estado de relajación sería efímero. Aparté su manota de mi muslo.-Ryan es profesional y...
Él bufó interrumpiéndome-¿Cómo es que yo no estaba al tanto?
-¿Por qué? ¿Harás que despidan a mi fisioterapeuta también?-Contraataque enfadada.
-Créeme que ganas no me faltan.-Soltó entre dientes en tanto apretaba el volante.
-Eres increíble.-Me crucé de brazos.-Ryan es gay si eso te hace sentir más tranquilo.
No dijo nada pero pareció calmarse un poco. Aún así, estaba 100% segura que lo investigaría. A veces Emmett sacaba lo peor de ser un Escorpio. Rodé los ojos.-Por cierto, me enteré sobre la doctora...-Cambié de tema.
-Sí, que agradezca que no la demandé.-Frunció el ceño.
-Me refiero a la doctora Hussein.-Aclaré.
Él sonrió y tomó mi mano. Vaya cambios de humor de este hombre. Yo rodé los ojos.
-Pensé que te haría ilusión.-dijo confundido mirándome por el rabillo del ojo.-Sabes que solo quiero lo mejor para ti nena.
-Lo sé Emm.-suspiré.-Sé que no lo has hecho con mala intención.-hice una pausa.-Pero has hecho que despidan a una gran profesional.-le recriminé.
-Nena.-bufó.-Eso es relativo.-dijo mirándome de reojo.-Esa "gran profesional" no te hizo las pruebas necesarias para determinar la causa de lo que ocurría. La doctora Hussein lo hizo en tan solo una consulta.
-¿Y solo por eso tenías que traértela desde el otro lado del mundo?-dije algo indignada.
-Nena, de verdad que pensé que te haría ilusión.-dijo algo triste. Yo puse mi mano sobre la suya.
-Deberías haberme consultado.-me di de hombros.-Solo eso.
De repente me di cuenta que no se había metido por la dirección correcta para ir a casa.-Ese no es el desvío.-dije frunciendo el ceño.
-¿Querías ver a Jasper y a tu sobrina no?-sonrió mientras seguía mirando la carretera.-Te dije que lo arreglaría todo.
-Gracias.-sonreí.-Solo una cosa más.-dije mientras lo miraba entrecerrando los ojos.-¿Qué le ofreciste a la doctora Hussein y que pasó con la anterior?-pregunté interesada.
-Lo que toda persona quiere en esta vida.-Se encogió de hombros.-Mucho dinero y poder.
-Emmett...
-Aquí está ganando más del doble de lo que ganaba allá aparte de que también tiene un cargo importante dentro de la junta.-Explicó.
-¿Y qué pasó con la otra?
-Esa mujer no volverá a ejercer en la costa Este.-Dijo serio.-Me he encargado personalmente de eso.
-Emmett...
-Nena, se lo merecía y ya no quiero discutir sobre eso.
Yo suspiré. La verdad es que ya no tenía sentido hablar sobre el pasado.-Emmett no podemos llegar con las manos vacías.-Dije al recordar que íbamos a visitar a mi hermano y su familia.
Él sonrió.-¿Tú crees que no pensé en eso también?-Dijo divertido.
-¿En serio?-Pregunté contenta.
-Ajá. Ahí atrás van ropa y juguetes para la nena. Y algunos obsequios para Alice y Jasper.
Yo me estiré y dejé un beso en su mejilla.-Muchas gracias Emm.
-Sabes que me encanta hacerte feliz, nena.-Yo sonreí complacida, este hombre de alguna u otra forma siempre buscaba consentirme.
-Además...-Continuó.-Jasper me salvó la vida, ¿Recuerdas? Él nos llevó al hospital, luego del tiroteo.
Yo tragué duro recordando cómo estuve a punto de perder a Emmett en el día de nuestra boda.
-Así que pienso convencerlo en que acepte nuestras muestras de gratitud.
-¿Hablas sobre un puesto en tu compañía?-Él asintió.
-Ajá. También está lo de la casa para que salgan de Queens.
-Emmett no puedes obligarlo a que se mude.
-¿No te haría ilusión que viviesen cerca?
-Desde luego que sí.
-Alice prometió que iba a persuadirlo. Espero que está vez lo haya logrado.
-Aún así…-me di de hombros.-No podemos obligarlo a cambiar su vida por completo.-suspiré y lo miré.-Osea, no sería justo.
-Blake tendría más oportunidades.-dijo como algo obvio.-Alice y Jasper también las tendrán. Debería pensar en su familia.-dijo simplemente.
-Tal vez para él su familia está bien donde está Emm.-dije sin más.-Jasper no ha vivido como nosotros.-expliqué cuando mi marido me miró con una ceja alzada. Incrédulo.-Puedo comprender que para el todo esto sea demasiado.-expliqué.
-Lo sé nena.-sonrió mientras estacionaba el coche.-Pero todo es intentarlo ¿no crees?-me miró alzando las cejas y saliendo del coche. Yo salí siguiendo sus pasos con cautela. Emmett me ayudo a bajar del coche y tomó las bolsas de los regalos para la familia de mi hermano. Sonreí porque parecía un sexy Santa Claus.
-¡Emmett!-sonrió mi cuñada desde el umbral de la puerta. La pequeña Blake estaba en sus brazos.-¡Dios mío!-dijo alucinada mirándolo.-Todo esto es…
-Es por las navidades y cumpleaños perdidos.-dije divertida acercándome a mi sobrina que me alzaba los brazos para que la cogiera.-Hola mi vida.-sonreí mientras la tomaba y entraba en la casa.
-Jasper anda duchándose.-sonrió mi cuñada alegre.-Iré a avisarlo.-dijo perdiéndose en la instancia.
-Estás preciosa.-Emmett me miró sonriendo encantado mientras se acercaba a hacerle carantoñas a la pequeña. -¿Te imaginas cuando tengamos nuestros propios retoños?-Volvió a verme ilusionado.
Yo sonreí.-¿Qué te gustaría tener? ¿Una nena o un nene?-Nunca le había hecho esa pregunta y la verdad es que me daba curiosidad conocer su respuesta.
-Gemelos.-Dijo con seguridad.
-¿En serio?-Exclamé sorprendida.
-Ajá. Así tendríamos una versión tuya y mía.-Guiñó haciéndome a reír.
-Ahora que lo dices me encantaría un mini tú.-Morí de amor al imaginarme un nene con esos rizos oscuros y los hoyuelos de su padre.
Él rio y me vio coqueto.-Podríamos hacer ese nene que tanto quieres ahora que volvamos a casa, nena-Guiñó mientras acariciaba mi trasero.
-Emm...-Advertí ya que Alice y Jasper podrían regresar en cualquier momento.
-¿Qué sucede mi amor?-Se hizo el desentendido pegándose más a mí.
-¿No quieres cargar a nuestra sobrinita?-Se la ofrecí. Él sonrió y la tomó en brazos.Y comenzó a jugar con ella. Alzándola y haciéndola reír.-Emm con cuidado.
-Ay se ven tan adorables los tres.-Apareció Alice uniendo sus palmas haciendo que saliéramos de nuestra burbuja.-¿Quieren tomar algo?-Más atrás venía Jasper.
-¡Vaya!-Jasper dijo alucinado mirando todas las cajas y bolsas que estaban junto a la puerta.-Alice no exagerabas cuando comentaste lo de los regalos.-bajó la escalera y nos miró.-No hacía falta.-dijo con suavidad sonriéndome.
-Lo sé.-sonreí.-Queríamos hacerlo.-me di de hombros. Miré a Emmett quien aún tenía a la bebé en sus brazos. Estaba sonriendo encantada. Tranquila, apoyo su cabecita en el hombro de mi marido, el acarició su cabecita con cuidado, yo sonreí.
-Sentaos, por favor.-Alice repitió.-Iré a traer algo.
-¿Cómo va todo?-pregunté tras sentarme mientras miraba a Jasper con cautela.
-Estamos bien.-Se rascó la nuca.-He estado hablando con Lilian casi a diario.
-¿En serio?- Vaya... Eso sí que me tomó por sorpresa. Mi madre y yo rara vez hablábamos. De hecho, tenía semanas sin comunicarme con ella. Emmett notó mi asombro y yo retomé la compostura.
-Sí, hacemos videollamadas con Blake también.-Sonrió.-Incluso me invitó a pasar unos días con ella.-Suspiró.- Pero mi trabajo no me lo permite. Estoy haciendo horas extra mientras Alice encuentra algo también.
-Respecto a eso…-Emmett interrumpió.-Hay una vacante en la compañía como subdirector de producción.-explicó tranquilo.-Y teniendo en cuenta que has trabajado tantos años en la construcción y conoces los materiales.-hizo una pausa.-No veo por qué no te podría interesar. Ya has trabajado en esto.-se dio de hombros.
-He trabajado como constructor.-dijo algo seco.-No como capataz de obra.-pasó su mano por el pelo algo incómodo.
-Esto es sin compromiso, Jasper.-sonreí yo tratando de calmar el ambiente.-Emmett solo te lo está ofreciendo porque cree que podrías hacerlo bien.-expliqué.
-Además.-Emmett continuó.-Me ahorrarías todo el proceso de selección. Que te aseguro que es un auténtico quebradero de cabeza.-dijo poniendo una cara divertida haciendo reír a la pequeña Blake, esa escena me enterneció.
-¿Por qué no te lo piensas, cariño?-Alice se sentó junto a Jasper y frotó sus manos en sus hombros para darle ánimos. Él le miró algo confundido. Dudando.
-Oh Alice, y también traigo noticias para ti.-Me dirigí a mi cuñada.-¿Te acuerdas de mi amiga Leah?-Ella volvió a verme y asintió.-Pues finalmente decidió fundar su propia compañía de teatro musical y yo creo que tú serías de mucha ayuda para ella.
-¿En serio?-Le brillaron los ojos.-¿Tú crees que alguien como Leah Clearwater quiera trabajar conmigo?-Preguntó con emoción.-¡Es todo un icono!
Yo sonreí.-Desde luego.-Aseguré. De todas formas Emmett y yo éramos sus mecenas, además de que Alice también era una artista.-Sé que estaría encantada más ahora que está embarazada, necesita mucho más apoyo.
-En ese caso, yo sí acepto.-Contestó de inmediato Alice.-Dime, ¿Cuándo empezaría?-Preguntó con entusiasmo.
-¡Genial! Hablaré con Leah esta noche.-Sonreí.-Así ella se pondrá de acuerdo contigo.
-Alice...-Intervino Jasper.-Tendríamos que mudarnos...-Suspiró.-Sabes que no podemos costearnos una nueva casa.
-Pero Jasper...-Puso un puchero.
-Oye Jasper, por eso no te preocupes.-Aseguró mi marido y él volvió a verlo un poco desconfiado.-Eso es parte de tu bonus si aceptas mi oferta.
-¿Hablan en serio?-Preguntó con asombro mientras intercalaba su mirada entre nosotros.
-Eres el hermano de mi mujer.-Emmett tomó mi mano y yo volví a verlo.-Ahora también te considero parte de mi familia.-Yo lo vi derretida. De verdad que Emmett me sorprendía, recordé como en primera instancia estuvo todo reacio y desconfiado a aceptarlos porque podían aprovecharse de mí pero ahora era diferente.-Además, aquel día, en la boda... Me salvaste la vida.-Dejó de verme y enfocó su vista en Jasper.-Te debo una grande por eso.-mi marido tragó duro y yo me mordí el labio recordándolo.
-Eso no fue nada.-dijo Jasper.-quiero decir que hice lo que tenía que hacer.-se dio de hombros.
-Tienes coraje.-Emmett explicó e hizo una pausa.-Y eres leal. Eso es lo que quiero para mi compañía. Y por supuesto, para mi familia.-tomó mi mano y dejó un beso en el dorso. Yo sonreí.
-¡Vaya!-mi hermano nos miró asombrado.-Es demasiada información.
-¿Agua?-Alice le ofreció un vaso con cautela. Él le sonrió y se lo aceptó para beber pequeños sorbos.
-Tengo alguna propiedad cercana a la compañía.-se dio de hombros.-A veces las utilizamos para los estudiantes que hacen sus prácticas con nosotros o clientes que vienen a la ciudad por un par de días. Podría ofrecerles uno de los apartamentos.-sonrió mi marido.
-¿Es enserio?-Alice nos miró emocionada y ambos asentimos.
-Vaya...-Jasper aún se veía abrumado.-Agradezco la oferta que me han hecho, la verdad no sé qué decir, es demasiado.
-Jasper...-Intervino Alice tomando su mano.-Creo que no podemos defraudar a Rose y a Emmett. Han sido muy generosos con nosotros. Además, piensa en Blake...-La nena estaba jugando con Emmett.-Tendrá las oportunidades que nosotros no tuvimos.-Susurró y ya no quise escuchar más porque habían bajado la voz discutiendo así que me distraje con mi sobrinita para darles su espacio.
Seguimos un rato más en su casa. Alice nos ofreció cenar con ellos y aceptamos encantados. A mi hermano se le daba de maravilla la cocina. Sonreí. Era un marido y padre dedicado a la crianza de su bebé. Era un buen hombre y yo tenía ganas de conocerlo más. Me hacía ilusión que se mudaran a Manhattan. Así podría verlo más a menudo.
-Esto está delicioso.-sonreí señalando el pastel de carne.
-Eso es porque tu hermano es todo un chef.-Alice llegó escaleras abajo sonriendo divertida mientras nos miraba.
-¿Se ha dormido?-Jasper la miró. Se veía el amor que se profesaban el uno al otro. Lejos de incomodarme, me gustó. Se sentía un ambiente muy familiar.
-Ajá.-asintió desplomándose en la silla. En su mano llevaba los típicos aparatos parlantes con cámara donde se veía al bebé dormir. Se lo enseñó a su marido y él sonrió encantado.
-Esperemos que aguante toda la noche.-sonrió mientras brindaba con ella. Alice lo miró cómplice.
Después recogieron la mesa y se despidieron de nosotros.
-Oye Jasper.-dije mientras nos dábamos un abrazo. Él me soltó para mirarme pero mantuvo su agarre de forma suave y protectora.-Me gustaría que te pensaras lo de la propuesta de Emmett.-sonreí.-Sin presiones, solo piénsatelo.-le animé. En eso miré a Alice que ya se había acercado a despedirse.-Hablaré con Leah.-sonreí.-Así podrán hablar mejor. Entre ustedes artistas se entienden.-guiñé divertida y ella asintió emocionada.
Sin más emprendimos rumbo a casa. Emmett buscó mi mano mientras conducía. Me dio un suave apretón.-¿Por qué vas tan callada?
Yo suspiré antes de contestar.-Me gustaría que finalmente aceptaran nuestra propuesta. Es todo.
-Y lo harán, nena. Ya verás.-Dejó palmaditas en mi muslo.-Con eso de que Alice comenzará a trabajar con Leah, solo es cuestión de tiempo que Jasper también se una a la compañía.-Dijo seguro.
-Tienes razón.-Sonreí.-Cuando lleguemos a casa llamaré a Leah.
-¡Genial!
-¿Sabes?-Quería sacar lo que estaba sintiendo con respecto a la relación que tenía con mi madre y la que ella estaba teniendo con mi hermano.
-¿Qué ocurre, nena?-Preguntó mirándome por el rabillo del ojo.
-Es sobre Jasper y mi madre.-Volví a ver hacía la ventana.-Parece que tuvieran una mejor relación y no me malinterpretes, es genial que hayan conectado y quieran recuperar el tiempo perdido y eso.
-¿Pero?-Instó Emmett.
-Se me hace muy raro. Es decir, con mi madre siempre hemos sido muy distantes... -De los dos con el que mejor me llevaba era papá sin duda. Aunque se le había ocurrido esto del acuerdo matrimonial y me había molestado mucho. Por suerte todo había salido bien. Me terminé enamorando perdidamente de Emmett a tal punto de que ahora estaba buscando empezar mi propia familia con él.
-¿Tú piensas que Jasper sea su hijo favorito?-Preguntó divertido y yo volví a verlo cruzándome de brazos.
-¿Tú también lo crees?-Alcé una ceja.
-En absoluto.-Él rió y se encogió de hombros.-Es porque eres muy independiente, nena y recién acaba de encontrarse con Jasper.
-No lo sé.-Me encogí de hombros. A lo mejor Jasper lo era porque fue el producto de ese loco amor adolescente que tuvo con William King. Rodé los ojos. Quizás nunca dejó de quererlo. Y él mientras estaba vivo tampoco. Recordaba lo raro que eran cuando estaban juntos mientras Royce y yo éramos pareja. Sacudí mi cabeza eliminando esos pensamientos. No eran sanos y tampoco era algo que yo quisiera o tuviera que saber. Lo importante era que Jasper y Alice habían entrado en la familia y su pequeña iba a tener más oportunidades. Eso me hacía feliz. Aunque no me había planteado como se lo habría tomado mi padre. Ni siquiera sabía si él conocía toda esta historia del romance de mi madre con el difunto William King.
-Oye.-llamé a Emmett.
-Dime, nena.-sonrió mientras miraba la carretera.
-¿Sabes si mi papá estará en la reunión de la junta esta semana?-pregunté con cautela. Tal vez estaría bien que hablara con él sobre toda esta situación de Jasper. Saber cómo se sentía.
-No suele perdérselas.-dijo restándole importancia.-Así que imagino que sí estará.
-Tengo ganas de verlo.-dije sin más.-Hablar con él.
-Siempre has tenido más "feeling" con tu papá a qué si.-dijo intuyendo divertido. Yo asentí.-Eres la princesa de papá entonces…-continuó.
-Ya vale, Emmett.-dije algo molesta.-Pero sí, siempre me he llevado mejor con papá. Siempre me ha comprendido más, ademas que mi madre siempre ha sido muy fría y bastante distante conmigo.-me di de hombros.
Él simplemente asintió mientras acariciaba mi mano.-¿Sabes?-Yo volví a verlo.-Antes me preguntaste que quería.-Yo alcé una ceja viéndolo para que continuara.-Si un nene o una nena.-Se dio de hombros.-Ya no estoy tan seguro sobre los gemelos.
-¿Ya lo descartaste?-Pregunté divertida.
-No del todo.-Rió.-Esos podemos tenerlos más adelante.-Aseguró.-Pero para empezar sí que quisiera una nena.
-¿Por qué?-Pregunté con curiosidad.
-Quisiera experimentar eso, ¿Sabes?-Sonrió embobado.- Ser el héroe de mi pequeña princesa.
Yo sonreí derretida y me estiré para dejar un beso en su mejilla.
-A mí también me haría ilusión una niña.-Suspiré.-Le daría todo el cariño que me hubiera gustado recibir de mi madre.-Sonreí algo triste.
-Estoy seguro que serás una mami asombrosa, nena.-Dejó un beso en el torso de mi mano.
-Gracias, Emm.-sonreí.-Tú también serás un gran papá.-dije algo nerviosa. Él en respuesta apretó mi mano y sonrió.
-Ya hemos llegado.-dijo divertido mientras aparcaba el coche en el aparcamiento de nuestra casa. Yo sonreí.
Subimos a casa y aproveché para llamar a Leah mientras Emmett subía a darse una ducha.
-¡Rose!-sonrió a la pantalla del teléfono.-¿Cómo estás? ¿Todo bien?-preguntó curiosa.
-Ajá.-sonreí al tirarme en el sofá.-Quería comentarte algo.-expliqué.-¿Recuerdas a Alice?-pregunté.-Mi cuñada.
-Si claro.-sonrió.-¿Qué ocurre?
-Ah nada.-dije restándole importancia.-Te he enviado su portfolio. Ella es bailarina y ha dado clases en una academia.-expliqué.
-Dame un segundo.-Dijo revisando su móvil.-Parece un perfil interesante. Me comunicaré con ella para que nos veamos mañana.
-¡Perfecto!-Sonreí.-No sabes lo ilusionada que está por colaborar contigo.
-¡Chispa y entusiasmo es lo que necesito!-Exclamó la morena.
-Estoy segura que Alice te dará eso y más.-Aseguré.-Gracias Leah.
-Las gracias te las tengo que dar a ti, Rose y a Emmett porque decidieron apoyar mi sueño.-Dijo agradecida.-No voy a defraudarlos.
-Estamos tranquilos. Confiamos en ti y en tu enorme potencial, lo sabes.
Emmett pov
-Doctora.-sonreí al ver a la doctora Hussein entrar en mi despacho.-Por favor, siéntese.-la insté a acomodarse en uno de los sillones de la instancia.-¿Quiere usted algo de tomar?
-Gracias, Señor Cullen.-sonrió.-Un café estaría bien.-aceptó.-Cargado, por favor.
-Marchando.-dije sonriendo. Marqué el teléfono y le pedí a Ángela que nos trajera un café a ambos.
-Bueno.-ella habló.-Cuéntame, qué es lo que necesita mi paciente más exclusivo.-dijo divertida.
-Debo sentirme afortunado por eso.-dije dándome de hombros.
-Bueno.-sonrió.-No acostumbro a visitar a mis pacientes en sus compañías.
-Gracias por eso, por cierto.-dije de nuevo. En ese momento Ángela entró y dejó los cafés. Asentí en su dirección y ella se fue, cerrando la puerta tras ella.
-¡No sé qué es lo que ocurre doctora!-bufé molesto.-No somos capaces de conseguir un embarazo.-expliqué agotado.-Es frustrante pensar que ya he dejado embarazada a Rose dos veces y ambas veces ha sido en vano y, justo ahora que queremos buscar un bebé de forma consciente. ¡Nada!-bufé.-No sé que es lo que puede estar pasando, lo hacemos todo tal y como usted nos ha explicado…y no hemos conseguido nada.
-Señor Cullen.-apuntó y yo la miré de forma reprobatoria.-Está bien, Emmett.-dijo con una sonrisa tranquilizadora.-Esto se basa en un proceso. Debes tener paciencia.
Yo bufé.-Paciencia es precisamente lo que no tengo.
-Bueno, algunas veces la espera se prolonga hasta 6 meses e incluso un año.
-No quiero esperar tanto ¡Quiero soluciones ya!-Exclamé exasperado.-Uno de mis mejores amigos ya está esperando a su segundo bebé.-Suspiré recordando a Sam. -Mi cuñado ya tiene una hija. Mi madre está esperando a su primer nieto desde que me casé y ahora que por fin he convencido a mi mujer en que tengamos un bebé, no puedo dárselo.-Me llevé una mano a la cara. Estaba realmente frustrado.
-Bueno.-La doctora me dio una mirada comprensiva.-En ese caso, creo que deberías consultar con un andrólogo.
-¿Un qué?-Pregunté confundido.
-Un especialista en la salud masculina en todo lo referente a problemas sexuales y reproductivos.
-¿Cómo cuáles por ejemplo?-Fruncí el ceño.
Ella se acomodó sus gafas y empezó a enumerar.-Disfunción eréctil, problemas eyaculatorios, infertilidad masculina entre otros.
Yo bufé.-¡Por favor! Eso no tiene nada que ver conmigo.
-No estoy insinuando que ese sea el caso.-Dijo manteniéndose tranquila.-Solo estoy compartiendo mi opinión profesional. Ya que quieres soluciones inmediatas, te aconsejaría que consultaras con uno.
Esto me seguía pareciendo absurdo. Siempre estaba listo para Rose, estar cerca de ella me ponía como una maldita piedra. Yo tenía mucho aguante, siempre hacía que ella se corriera varias veces antes de hacerlo yo. ¿Infertilidad? ¡Tonterías! Ya la había embarazado dos veces.
-¿Emmett?-La doctora llamó de nuevo mi atención.
-¿Si?
-Preguntaba si estabas, ¿de acuerdo en que te refiriera con un andrólogo?
Yo bufé interiormente.-¿Usted cree que yendo a ese especialista podremos conseguir antes un embarazo?-pregunté desconfiado.
No podía creerme siquiera lo que estaba haciendo. ¡¿Cómo iba a tener yo problemas de ese tipo por el amor de Dios?! Pero si la doctora Hussein insinuara que eso podría ayudarme a embarazar a mi mujer. ¡Mierda! ¡Por supuesto que iba a hacerlo!
-Bueno.-sonrió con tranquilidad.- Podría ayudarnos a estar más cerca, si.-dijo con seguridad.
-Entonces…-dudé un poco.-Hagámoslo.-dije sin más.-Contacté con ese colega suyo. Necesito saber si pasa algo conmigo que haga que no podamos conseguir un bebé.
Ella sonrió complacida.-Eso está hecho, Emmett.-terminó su café y dejó la taza en la mesita junto a ella.-Bueno. Hablaré con el doctor Kamal.-sonrió mientras tomaba sus cosas antes de irse.-Suele tener la agenda muy apretada pero le hablaré del caso y le pediré que te vea lo antes posible.
-Sin problema.-dije entusiasmado.-Lo veré en cuento él pueda.-sonreí.-Solo avíseme cuando pueda y ahí estaré.
-Perfecto.-asintió.
-¡Ah, doc!-hice una pausa.-Una cosa más…
-Lo llevaré con discreción.-dijo sin más adivinando mis pensamientos.
-Gracias.-sonreí agradecido.
Después de la cita con la doctora continúe con mi agenda del día. Tenía un par de reuniones con unos socios para conocer el avance de los proyectos que teníamos en marcha. Se estaba convirtiendo en un día muy largo porque no iba a ver a Rose durante toda la jornada. Ella no se pasaría por la compañía porque estaba atendiendo a sus clientes.
Luego del almuerzo recibí una llamada del consultorio del doctor Kamal dónde me indicaron que podía verme esta misma tarde. Sin dudarlo acepté. Aunque tuve que cancelar un par de compromisos que no eran nada relevantes en comparación con lo que hoy iba a descubrir durante la consulta. La verdad era que la ansiedad y la frustración de todo el tema del bebé me estaban matando. Y yo no podía ocultarlo a diferencia de Rose que aparentaba estar más tranquila, sabía que, en el fondo, también estaba comenzando a desesperarse.
Así que tras firmar un par de documentos pendientes y dejarle a Rose otros tantos para que los revisara mañana, tomé rumbo a la consulta del doctor Kamal. Estaba nervioso. Los temas médicos me ponían nervioso y no solía ir solo. Siempre me acompañaba alguien. Pero precisamente esto, tenía que afrontarlo solo.
Conduje hasta la consulta. Afortunadamente estaba cerca de la compañía, así que esperaba no tener que demorarme mucho allí dentro.
-Señor Cullen.-la secretaria me avisó de que era mi turno. Respiré hondó y me encaminé a aquella consulta que, al menos esperaba, me hiciera saber que era lo que estaba haciendo que nos demorásemos tanto en conseguir un bebé.
-Emmett Cullen.-el doctor Kamal se dirigió a mi. Era un hombre mayor, de unos 50 y pocos años.-Tome asiento por favor.-me ofreció educadamente. Tras eso, se acomodó las gafas y miró un par de papeles que tenía en su mesa. Seguramente serían las anotaciones que le había dado Mona. Suspiré.-Cuénteme, ¿qué le trae por aquí?-dijo con tranquilidad.
-Supongo que la doctora Hussein le habrá contado sobre mi caso.-Señalé sus anotaciones.
-Sí pero me gustaría que me ampliará más detalles para su historia clínica.-Puso las manos sobre su escritorio.-Así podré darle una mejor solución.-Me dio una mirada que me transmitió confianza.
Así que tomé una gran bocanada de aire y empecé a relatarle todo desde el principio. Él de vez en cuando iba haciéndome preguntas para conocer más sobre mi vida sexual, dieta, rutina de ejercicios y muchas cosas más.
-Bien tendré que examinarlo y hacerle unos análisis.
Y aquí me encontraba tendido en la cama mientras el doctor exploraba mis genitales. Dios. Nunca antes ningún hombre había osado en poner sus manos en el gran Emmett Cullen. Esto estaba siendo realmente humillante. Y muy incómodo para mí. Si bien entendía perfectamente que esto era con fines médicos no dejaba de ser vergonzoso. Nunca me imaginé llegar a estas circunstancias. Pero estaba dispuesto a todo para darle ese bebé a Rose.
-Todo parece estar en orden.-Se quitó los guantes y los botó en el bote de basura.
-¿Puedo?-Me señalé.
-¡Oh sí, claro!-Y sin más me subí los pantalones y el doctor volvió al escritorio y yo a mi asiento.
-El volumen y la consistencia de los testículos están bien.-Yo suspiré aliviado.
-Y desde luego el problema para concebir no se debe a su tamaño u otras localizaciones patológicas en su pene como en algunos casos.
Sonreí con suficiencia.-Lo sé doc, estoy bien dotado.
-Bueno...-El doctor hizo unos apuntes.-En ese caso, vamos a realizar un seminograma.
-¿Un qué?-Pregunté confundido.
-Un análisis de su semen.
-Vaya...-Alcé las cejas sorprendido.-¿Tengo que entregarlo hoy mismo?
-Eso depende.-Volvió a verme.-¿Cuándo fue la última vez que tuvo sexo?
-Esta misma mañana-Respondí con seguridad y no pude evitar recordar lo caliente que había sido todo con mi Rose.
-En ese caso debe evitarlo entre 3-5 días para poder entregar la prueba.
-¡¿Qué?!-Exclamé atónito.-¡¿ O sea... Tengo que pasar tanto tiempo en abstinencia?!-No daba crédito de lo que escuchaba.
-Es correcto, nada de eyaculaciones.-Contestó.-0 relaciones sexuales y nada de masturbación.
-¡Esto debe ser una broma!-Exclamé enfadado.-¡¿Cómo se supone que aguantaré tanto tiempo sin nada de nada?!
-Solo son 3 días.-Respondió el doctor con tono amable.-Así, descansa usted y también le da un respiro a su esposa.-Antes de que continuara quejándome él agregó.-Véalo cómo un reto.
¿Un reto? ¡Esa era la clave! Era un hombre bastante competitivo. Los retos me estimulaban. Ahora tenía que descifrar cómo no caer ante los encantos de mi mujer. Suspiré. Todo sería más fácil si estuviéramos en ciudades diferentes y no durmiendo en la misma cama.
Después de la consulta salí a la recepción y me dieron el papel para poder hacerme la prueba que determinaría si había algún problema con mis soldaditos dentro de 3 días. Suspiré. 3 jodidos días sin sexo y con una maldita tentación en casa. No iba a decírselo a Rose. Estaba mal, lo sabía. Yo mismo era el que le recriminaba a ella que me ocultase las cosas pero, esto era diferente. No quería presionarla aún más con este tema. Pero tenia que admitir que iba a ser jodidamente difícil no atender a las llamadas de mi mujer. Suspiré y volví a mi coche. En ese momento recibí un mensaje de Rose preguntándome cómo iba mi día. Suspiré. Tomé mi teléfono para responderle mientras estaba en un semáforo en rojo:
"Todo bien. Te echo de menos. ¿Tú que tal, nena? ¿Todo bien?"
En ese momento me llegó una llamada entrante. Era Sam.
-Oye viejo.-le saludé.-¿Qué ocurre?-pregunté curioso.
-¿Dónde andas?-preguntó.-He preguntado por ti en la compañía y me han dicho que has cancelado el resto de tus compromisos.
-Me ha surgido algo, mamá.-dije divertido rodando los ojos.-¿Qué necesitas?-pregunté divertido.
-No es nada.-dijo pensativo.
-Sam…solo escúpelo ¿quieres?-dije algo ansioso.
-Quiero llevar las cosas con Leah al siguiente nivel.-dijo de repente.-Ahora que vamos a tener una hija. Es importante a nivel legal, ya sabes… no sé.-dijo nervioso. Yo sonreí. Mi amigo estaba loco por la morena.
-¿Vas a proponérselo? ¡Wow!-Dije alucinado.
-Ahora que ya estoy divorciado, ya nada me detiene viejo.-Dijo contento.
-¡En ese caso te felicito, hermano por dar ese paso!
-¿Ya planeaste cómo hacerlo?-Pregunté con curiosidad.
-Más o menos. Hoy pensaba comprar el anillo. Y luego esperar el momento adecuado, no sé llevarla a cenar o irnos de viaje.
-¿Una "babymoon" antes de que nazca la nena?-sonreí divertido.
-Exacto, hermano.-dijo algo nervioso.-No sé cómo se lo tomará. Solo espero que acepte porque entonces me voy a volver loco.
-No te preocupes, viejo.-reí por la desesperación de mi amigo.-Estoy convencido de que aceptará tu propuesta.
-¿Te gustaría acompañarme?-dijo algo inseguro.
-Bueno, no es como si tú nunca hubieras ido a comprar un anillo.-dije divertido. Aunque pensándolo bien, me vendría bien estar alejado de Rose.
-Siempre está bien tener una segunda opinión.-dijo divertido. -Ademas, tú lo tienes más reciente.
-Claro.-reí.-Tú luego escríbeme con la dirección y ahí estaré.
En ese momento recibí un mensaje de mi cuñado.
"Emmett. Disculpa que no te llame, no sé si estarías ocupado y no quería molestarte. Solo quería decirte que acepto tu oferta. ¿Cuándo empezaría?" Sonreí al leerlo. Rose se pondría muy contenta.
Inmediatamente le escribí de vuelta. "¡Genial! Puedes pasar mañana mismo a mi oficina"
"Gracias Emmett"
"Si puedes pasar temprano mejor"
"Excelente ahí estaré"
De repente recibí el mensaje de Sam con la dirección y sin más me dirigí hacía ahí.
Mientras iba conduciendo recibí una llamada de Rose.
-Hola Emm.
-Hola mi amor. ¿Cómo va todo, nena? ¿Ya saliste de trabajar?
-Sí, justo para eso quería comunicarme contigo.
-¿Ocurrió algo?-Pregunté preocupado.
-No, es solo que he quedado con las chicas. Y no sé a qué horas regresaré a casa.
-¿No estarás pensando en irte de fiesta a un antro de esos?-Fruncí el ceño ante la idea de que ella fuera a esos lugares sin mi compañía.
Ella suspiró.-Por Dios Emmett. Relájate, ¿Quieres? No voy a emborracharme si eso es lo que te preocupa.
-¿Entonces?
-Solo iré a cenar y a divertirme un poco, es todo.
-Está bien.-Acepté de mala gana.-Pero cuídate, ¿Si?
Y sin más nos despedimos. Al menos no estaría con ella a solas por un par de horas. Y así acumulaba poco a poco ese maldito tiempo de abstinencia.
-¡Emmett!-Sam me saludó y se acercó para abrazarme. Yo sonreí encantado.
-¿Me has echado de menos, Samuel?-dije divertido para molestarle un poco.
-No te hagas ilusiones.-bufó rodando los ojos. Yo reí. Su nerviosismo era muy divertido.
-¿Cómo crees que Emily se tomé que te vayas a casar con otra mujer tan deprisa?-pregunté de repente. Él me miró confundido.-Tú mismo lo has dicho.-apunté.-Recién has firmado los papeles del divorcio.-me di de hombros.
-Le sorprenderá seguro.-dijo algo incómodo.-Pero tampoco quiero una boda súper pública y grande. Me gustaría algo más íntimo y romántico por ahora.
-Y…¿sabes si Leah quiere lo mismo?-pregunté divertido.
-Ella nunca ha sido de esas mujeres que sueña con casarse y tener hijos.-explicó tranquilo.
-Me la veo yéndose a Las Vegas con los papeles.-dije divertido.
-Ella es así.-sonrió embobado.-Alocada e impulsiva.-hizo una pausa.-Tal vez, más adelante, si a ella le hiciera ilusión, no me importaría tener una gran boda. Pero ahora que va a nacer la pequeña y todo lo que tenemos encima… me gustaría que fuera algo pequeño. Para nosotros.-sonrió y yo con él.
-Oye viejo…-dije pensativo mientras nos adentrábamos en la joyería.-¿Y por qué no se lo organizas en el viaje a Inglaterra?-él me miró confundido.
-¿Por lo del tema del marquesado de Rose?-dijo pensativo.
-Le escuché a Rose decir que Leah está completamente emocionada por conocer ese palacio. Imagínate si acaba casándose en él.-alcé las cejas divertido.
-¿Tú crees?-Preguntó asombrado y yo asentí divertido-Vaya.-Parpadeó.-Nunca se me habría ocurrido si no lo mencionas. Aunque...-Hizo una pausa.-¿Tú crees que a Rose no le importe? Quiero decir, ¿no estaríamos abusando de su confianza?
-¿De qué hablas?-Me reí.-Leah es una de sus mejores amigas y yo estoy seguro que mi rubia estaría encantada de ser cómplice en todo el proceso.
-¿De verdad?
Yo reí al ver la indecisión y el nerviosismo por el paso que iba a dar con la mujer de sus sueños.
-Mira, si quieres puedo hablar con Rose así ella puede ayudarte también.-Lo animé.
Él se lo pensó un momento.-Está bien.-Suspiró rindiéndose y yo sonreí.
-¡Hecho!-En eso apareció una vendedora y nos saludó amablemente.
-¿Cómo puedo ayudarles caballeros?
-Ah eh estoy buscando eh... Una sortija de... De compromiso para mí novia.-Contestó Sam todo nervioso y yo le di unas palmadas en la espalda para que se tranquilizara y dejara de balbucear.
Al final mi amigo consiguió lo que buscaba. Un anillo muy bonito, elegante y con significado. Seguro que Leah iba a alucinar cuando Sam se le declarase en el palacio del marquesado de Bristol. Iba a ser algo digno de esas películas que tanto le apasionaban a Rose. Sonreí mientras conducía a casa tras despedirme de Sam. ¿Habría vuelto ya a casa mi tentación personal? Tal vez seguía con las chicas aunque, con Leah embarazada, tampoco podían irse a un antro a bailar. Eso era muy perjudicial para el bebé. Y para una mujer como Rose, en proceso de concepción, tampoco era un lugar nada recomendable.
-¿Nena?-llegué a casa. Dejé mi chaqueta en el sofá y tiré las llaves en el mueble de la entrada. Curioso andé por la casa buscando a mi chica.-¿Rose, ya estás en casa?-miré la hora. Las 23.16. Qué raro. Era tarde y en día de diario. Rose era bastante estricta con su rutina. Subí las escaleras y me quedé embobado con la escena que tenía frente a mi.
Mi mujer, que era malditamente adorable y seductora a la vez, se encontraba dormida plácidamente en nuestra gran cama. Sonreí. Aunque me extrañó que hubiera llegado antes que yo, me encantaba tenerla en casa.
-¿Emmett?-se estiró en la cama y se frotó los ojos mientras los achicaba para ver mejor. Me acerqué a la cama y me senté junto a ella.-¿Dónde andabas?-preguntó divertida.
-Ah.-sonreí.-Acompañé a Sam a algo.-me di de hombros. Ella me miró curiosa.-¿Y tú?-pregunté. Ella alzó sus cejas.-No pensé que llegarías antes que yo.
-Ah, eso.-suspiró.-Estaba cansada. Solo eso.
-¿Todo bien con las chicas?-pregunté con cautela.
-Si…-sonrió.-Celebramos el baby shower de Leah.-explicó con la mirada algo triste y ahí lo comprendí.
-Oh nena.-acuné su rostro en mis manos y dejé un beso en su frente.
-¡No me malinterpretes!-se corrigió.-Osea, estoy muy feliz por mi amiga. De verdad. Me alegro tanto por ella y se la ve tan emocionada con la llegada de su bebé.-hizo una pausa.-Es solo que…
-Tú también quieres eso.-dije sin más y ella asintió con una mueca.
-Pronto nena.-sonreí dejando un beso en sus labios.-Te lo prometo.-ella se acercó y me besó con ganas. Yo accedí al principio, pero a los pocos segundos recordé que debía mantener el celibato por tres malditos días. La mano de Rose ya andaba en mi entrepierna.
-Nena…-jadeé tomando su mano para apartarla. Ella me miró confundida y tal vez algo molesta.-Creo que deberíamos parar.-dije sin más.
-¿Por qué?
-Porque hace un momento tú misma dijiste que estabas cansada.-Me llevé una de sus manos y dejé un beso en ella.-Además, ya estabas durmiendo, nena.
-¿En serio?-Alzó las cejas sorprendida.-Eso nunca supuso un obstáculo para ti antes-Se cruzó de brazos y yo me encogí de hombros.
Entrecerró los ojos. -Algo pasa contigo.-Se le escapó un bostezó.-Pero estoy muy agotada para averiguarlo.
Yo la vi divertido y ella me vio mal antes de acostarse de nuevo-Buenas noches, Emmett.-Se metió bajo la sábana dándome la espalda.
-Nena...-La llamé mientras me inclinaba para acariciarla y dejarle un beso. Al instante ella se removió.-Shhh. Ya no me toques.- Yo suspiré. Mierda se había enfadado.
Me quedé un momento observándola pero decidí salir de ahí antes de que me fuese imposible resistir y sucumbir a sus encantos. Así que por mi salud mental, lo mejor era que durmiera en otra habitación. Suspiré.
Tenía que pensar en algo que la mantuviera alejada de mí los próximos días. Tal vez utilizar de excusa que estaba enfocado en mis estudios aunque quizás eso no sería suficiente... ¿Embriagarme? Sí, quizás lo mejor sería eso. Si hay algo que repelía por completo a mi mujer era cuando se me pasaban las copas.
Suspiré y seguí viendo hacia el techo. Esta sería una noche larga.
Al día siguiente me levanté temprano para ir a la oficina. Había quedado con Jasper y tenía que enseñárselo todo. No sabía si Rose se pasaría. Al fin y al cabo, el que su hermano hubiera aceptado la oferta la había emocionado mucho. Me estiré en la maldita cama. Mi espalda estaba como una tabla. Parecía que hubiera dormido en el suelo. Suspiré molesto. Tan solo dos días más, colega. Solo eso y podrás olvidar esta mierda. ¿Qué por qué no se lo contaba a Rose? Era demasiado vergonzoso para mi. Y la verdad, también tenía derecho a tener algún secreto solo para mi. Bufé y salí de la habitación para ir al baño.
-¿Nena?-pregunté curioso. Ella andaba desayunando y me miraba algo molesta. Aún así, estaba ardiente. Bajé mi mirada hacia sus largas piernas desnudas. Eran tan jodidamente largas.
-¿Qué te pasa, Emmett?-dijo entecerrando los ojos mientras achicaba sus ojos y fruncía los labios. Era malditamente adorable.
-¿Por qué tiene que pasarme algo?-pregunté confundido mientras me echaba algo de café y dejaba un beso en su cabello. Ella se giró me miró.
-Creo que no hace falta que lo explique.-dijo sin más.
-Nena.-suspiré.-Ando centrado en mis estudios y en la empresa, eso es todo.-expliqué.-Tengo los exámenes finales estas semanas.-apunté.
-¿Por eso no dormiste conmigo anoche?-Preguntó sin creérselo.
Yo suspiré.-Tú parecías molesta.-Me encogí de hombros.-No quería incomodarte.
Ella rodó los ojos exasperada y yo sonreí divertido dejando un beso en su frente.
-No es gracioso.-Se quejó cruzándose de brazos.
-¿Qué es lo que sucede, mi amor?-Me senté frente a ella. Tratando de evitar verla demasiado.
De repente ella fue a sentarse a mis piernas y enredó sus brazos en mi cuello.-Eso es lo que yo quiero saber, nene.-Me soltó y tomó mis manos colocándoselas en su cintura.-¿Qué es lo que te ocurre?-Me acarició los hombros. A estas alturas yo estaba más que derretido al ver esa mirada seductora y sentirla tan cerca de mí y por supuesto ella no lo iba a dejar pasar por alto.
De un momento a otro me besó con ganas. Dios. Antes de que la poca cordura que me quedaba se esfumara. Me puse de pie con ella en brazos pero la dejé nuevamente en el suelo cortando el beso.
-¡Emmett!-Se quejó ella.-¿Por qué...?
-Jasper.-Dije sin más.
-¿Qué?-Me vio confundida.
-Quiero decir, tu hermano está esperándome en la compañía no puedo llegar tarde.-Dejé un beso en su frente antes de salir de la cocina.
-¿Jasper llegará hoy?-Preguntó sorprendida mientras me seguía.
-Sí.-Sentí que ahora se había colgado en mi espalda haciéndome reír.
-¡Ay Emmett! ¡No sabes lo feliz que me hace que Jasper esté con nosotros! -Dejó varios besos en mi cara y cuello haciéndome reír.-¿Sabes? Hoy no tenía planeado llegar a la compañía pero antes de irme al bufete pasaré a saludar a mi hermano.
Yo continúe subiendo las escaleras con ella pegada a mí.-Entonces, ve a vestirte y nos vamos.-Inmediatamente se bajó de mi espalda y se fue corriendo al clóset. Y yo suspiré. Eso había estado cerca. No sé cómo me las arreglaría después.
-¡Ay Emmett!-dijo emocionada.-¡Qué ilusión que Jasper haya aceptado tu propuesta!-sonrió mientras se colocaba el vestido y se acercaba al lavabo para maquillarse y lavarse los dientes. Tragé duro al sentir que había pegado su trasero peligrosamente a mi entrepierna. Yo andaba terminando de echarme algo de aftershave. Ella sonrió y yo pasé por detrás de ella con cuidado tratando de evitarla.
-Aja.-dije sin más. Antes de que ella dijera algo continué.-¿Y Alice?-pregunté con curiosidad.-¿Leah ya se puso en contacto con ella?
-Ajá.-Rose contestó y me imitó con desdén. Yo reí divertido ante su reacción. Estaba frustrada. Esta testaruda mujer odiaba que le dijeran que no, no estaba acostumbrada. Y era obvio. Era una maldita tentación que me iba a costar las pelotas estos días. Me iba a pasar los días que me quedaban bajo la ducha fría. Suspiré y bajé las escaleras con Rose pisándome los talones para montarnos en el coche rumbo a la compañía.
-¿Todo bien?-pregunté mientras colocaba el espejo retrovisor y miraba a Rose de reojo. Ella me miró molesta.-Con lo de Alice y Leah.-expliqué. Ella asintió y movió la mano para restarle importancia. Durante varios minutos mi mujer permaneció en silencio hasta que explotó.
-¡¿Me estás engañando, Emmett?!-preguntó de repente de la nada. Mis ojos se abrieron como platos y pegué un frenazo comiéndome el bordillo de la acera. Al menos ya estábamos en la puerta de la compañía.-¡¿Emmett qué demonios te pasa?!-Chilló asustada.-¡Casi damos vuelta!
-¡¿Nena de dónde sacas eso?!-Pregunté sorprendido.-Yo no te haría algo así.-Quise tomar su mano pero ella inmediatamente la apartó.
-¡Me has estado ignorando Emmett!-Dijo enfadada.-Es evidente que tu cabeza está en otro sitio.-Me vio decepcionada mientras se quitaba el cinturón e intentaba salir del coche. Yo la detuve.
-Nena no digas eso porque no es cierto.
-Entonces, ¿Por qué regresaste tarde anoche y no quisiste compartir la cama conmigo?
-Ya te dije que estuve con Sam y...
Ella bufó irónica.-¿Sabes cuántas veces he tenido la oportunidad de serte infiel y no lo he hecho? ¡Muchas!-Exclamó con arrogancia y ahí sentí que me hirvió la sangre solo de imaginarlo.-Pero no soy cómo tú.-Me vio con desprecio y se bajó del auto dando un portazo. Yo inmediatamente hice lo mismo y la seguí. Me importaba una mierda hacer una escena frente a todo el mundo.
-¡Rosalie!-La llamé furioso pero ella me ignoro así que la tomé del brazo con fuerza haciendo que se girara.
-¡No seas un animal y suéltame!-Se quejó pero no me importó.
-¡¿Cómo mierda es eso de serme infiel?!-Exclamé furioso.- ¡Tú eres solo mía!
-Ya olvídate de la exclusividad. Se acabó.
-¡¿Cómo que se acabó?!-Fruncí el ceño.
-Si tú puedes estar con otras personas no veo por qué yo no.
-¡Ni se te ocurra, mujer!-En eso mi teléfono sonó.-Mierda es Smith.-Mascullé molesto por la inoportuna llamada de mi socio.-¿Bueno?-Ese momento aprovecho ella para soltarse de mi agarre y dejarme solo en la calle. Mierda. Mierda. Mierda.
Rose pov
¡Mierda! Tiré la maldita prueba a la basura y me apoyé en el lavabo para refrescarme. Ni siquiera era tiempo de hacerme un test. Bufé. Había decidido hacérmelo porque estaba comenzando a frustrarme mucho la situación. La vida de verdad que estaba siendo muy injusta conmigo. Suspiré molesta mientras me sentaba en el suelo del baño y apoyaba mi cabeza en mis rodillas. Justo cuando por fin me había decidido a ser madre. La vida no quería darme un bebé.
Había estado en el baby shower de Leah. Por eso había llegado a casa frustrada con la idea de la maternidad y, también por eso, había decidido hacerme otra prueba al llegar a casa. Todo había sido precioso, pero ver a mi amiga tan embarazada y brillando de emoción por su futura bebé me daba algo de envidia. Tenía que reconocerlo. Decidí acostarme temprano.
Emmett andaba raro últimamente y su espectáculo de antes me había dejado muy confundida. Mañana hablaría de nuevo con él. Tal vez él se estaba cansado de la situación y se había buscado a alguien por ahí que si pudiera darle un primogénito. Bufé molesta y me tapé la cabeza con la almohada frustrada.
Durante el desayuno las cosas tampoco mejoraron. De hecho percibí más señales que no me gustaron para nada. Emmett seguía evitando el contacto visual conmigo, incluso uno que otro roce. Me había rechazado a MÍ no sólo una vez ¡Sino 2 veces! Esto no era normal en él, quiero decir, Emmett siempre estaba buscando la forma de toquetearme y de follarme. Pero ahora no. Él estaba evasivo. Y la única explicación lógica que se me ocurría era qué se estaba viendo con alguien más. Tal vez un encuentro casual o quizás algo más serio. Y yo no iba a tolerar nada de eso.
-¡Hey Rose!-Escuché que me hablaban desde el otro lado del pasillo. ¡Era Jasper! Al instante suavicé mi expresión a medida que se acercaba.
-¡Oh Jasper!-Lo recibí con un abrazo.-No sabes lo feliz que me hace tenerte aquí.
-Vaya. Es bueno saberlo.-Sonrió y yo intenté devolverle la sonrisa que se quedó en una mueca.-¿Ocurre algo?-Jasper era muy observador.
Yo negué.-¡Hey Jasper!-Me removí al escuchar que Emmett se nos había unido.-¡Bienvenido! ¿Cómo estás?
-¡Bien y de nuevo gracias a ambos por la oportunidad!-Sonrió con timidez.
-Estoy segura que harás un excelente trabajo.-Lo animé.-Bueno Jasper, me dio mucho gusto verte pero tengo que marcharme.
-¿Tan pronto?-Preguntó.
-Sí, en realidad sólo pasé a saludarte y a desearte mucha suerte.-Lo abracé de nuevo.-Estaré fuera y probablemente el resto de la semana también.-De reojo vi que Emmett había fruncido el ceño.
-Jasper.-Se aclaró la garganta y trató de suavizar su expresión. Yo me abstuve de rodar los ojos. -¿Por qué no subes a mi despacho? Puedes pedirle algo de beber a Ángela mientras me esperas. Llegaré en seguida solo tengo que hablar algo antes con Rose.-Tomó mi mano con fuerza antes de que me marchara otra vez.
-Está bien.-Se marchó dejándonos solos.
-Tú y yo tenemos que hablar.-Dijo molesto y cómo pude me solté de su agarre.
-Está todo claro. No hay nada más que decir.-Sonreí con falsa amabilidad al ver que la gente ya comenzaba a cotillear sobre nosotros.
-¿Cómo es eso que piensas no venir toda la semana?-Frunció el ceño.
-Tengo cosas que hacer.-Arreglé las solapas de su chaqueta.
Él suspiró mientras tomaba mis manos.-Cariño, no olvides que siempre estoy vigilándote-Dejó un beso en ambas. Esa mirada penetrante y ese tono amenazante me habían encendido. No quería ser tan obvia, así que rápidamente recobré la compostura. Me solté de su agarre, alcé mi barbilla, y me marché de ahí.
Más adelante, tal vez usaría eso a mí favor. Suspiré molesta y frustrada. ¡Solo quería follar con mi marido! ¿Tanto era eso? Bufé y me subí a mi coche para llegar al bufete. Miré por el retrovisor. El coche de Garret me seguía. Rodé los ojos y continué con mi camino mientras mi absurda sombra me seguía por detrás.
-Garret.-le llamé y él me miró con atención.-Puedes tomarte un descanso en la cafetería. Estaré en mi despacho todo el día.-sonreí amable, pareció que no hizo efecto porque el hombre pareció divertirse con mi propuesta.
-Sabes que no puedo hacer eso.-dijo dándose de hombros.
-Está bien.-bufé molesta.-Solo mantente en la entrada y no molestes, por favor.-rodé los ojos.
-Volvemos a empezar.-dijo divertido. Yo le miré mal. El rio y alzó las manos exculpándose yo bufé molesta.
-Hombres…-suspiré y entré en mi despacho. Dejé mi bolso en la entrada y revisé mi móvil. Tal vez me estaba volviendo loca pero necesitaba decírselo a alguien. Y mi mejor opción era Bella. Nunca se había llevado del todo bien con Emmett, seguro que ella podía ayudarme.
-Emmett me está engañando con otra mujer.-dije sin más en una rotunda afirmación mientras miraba a mi amiga. La cual estaba sentada en uno de los sofás frente a mi.
-¡¿Qué?!-Alzó las cejas sorprendida abriendo los ojos como platos-¡¿Qué has dicho?! Pero ¡¿Cómo?! ¡¿Por qué?!
Me encogí de hombros.-No lo sé. Es que ha estado todo raro conmigo, ¿Sabes?-Suspiré y comencé a contarle sobre mis sospechas.
-Mira que es un completo imbécil.-Exclamó enfadada cruzándose de brazos.-Pensé que estaba realmente comprometido con esto de hacer un bebé contigo.
-Yo creo que se ha cansado de mí.-Dije triste.-Porque no soy capaz de conseguir ese bebé.
-¿Y si es él el del problema?-Preguntó de repente mi amiga.-¿Y si en realidad es Emmett el que no puede embarazarte?
-Eso es absurdo. Ya sucedió antes y fue mi cuerpo que lo terminó rechazando.
Ella se encogió de hombros.-Yo creo que es algo que no puedes descartar por completo.
-Aún así, eso no quita el hecho de que por primera vez me sienta insegura.-Suspiré.-Dios. Nunca me había sentido así.-Reconocí.-¿Acaso dejé de interesarle? ¿Ya no me encuentra atractiva?
-Escúchame rubia.- Bella tomó mis manos y me vio fijamente.-Tú eres una mujer estupenda. Eres realmente hermosa y muy inteligente, tienes carácter y mucha personalidad. Además eres elegante y muy culta. Siempre te has caracterizado por la enorme confianza que tienes en ti misma.-Me animó y yo intenté sonreír pero la verdad es que quería llorar.-Y por supuesto que sigues siendo atractiva, sino recuerda que a cualquier lugar que vamos tu presencia no pasa desapercibida.-Chasqueó divertida.
-Pero yo lo único que quiero es que Emmett vuelva a verme de la misma forma que antes.-Sollocé y Bella se levantó a abrazarme.
-Sí Emmett no lo nota es porque es un imbécil. Ya te había dicho yo que tú eres demasiado perfecta para un tipo como él.-Me arrulló.-Tú eres una diosa y él es un simple cavernícola.-Dijo con desdén.-Ya no estés triste, mejor tomate un descanso y vamos a comer o algo.-Sugirió.
Yo sorbí y me limpié las lágrimas.-Déjame revisar mi agenda.-No tenía nada importante hasta después del almuerzo. Un par de citas con unos clientes.
Así que había aceptado la invitación de Bella. Nos encontrábamos comiendo en un restaurante de la zona.
Mi amiga estaba contándome algo sobre su nuevo proyecto. Cuando de repente su semblante cambió.
-Oye, ¿Qué está haciendo el imbécil del grandulón aquí?-Frunció el ceño.
Me puse nerviosa. ¿Acaso se había citado con su amante en este restaurante-¿Está con alguien más?-Pregunté insegura.
Ella negó. -Está solo viendo fijamente hacia acá.
Yo miré disimuladamente y ahí estaba ese hombre sentado solo en una mesa en la esquina. Se veía muy serio. Volví a ver a mi amiga.-¿Crees que sea una coincidencia?
-Conociendo como es y más lo que le dijiste esta mañana no me sorprendería que él personalmente te siga ahora a todas partes.-Rodó los ojos.
-¿Tú crees?-Ella asintió.-Termina de comer y si quieres lo comprobamos.
Así que hice lo que Bella dijo y salimos del restaurante. Me subí a su coche.-¿Adónde vamos?
-A mi estudio.-Contestó y sin más condujo hasta ahí. Pero cuando nos bajamos solo vi a Garret que se quedó afuera.
-¿Ves? Solo era una coincidencia.-Dije cuando ya estábamos adentro.
-Te apuesto a qué no. Ya verás.-Aseguró y yo me distraje con unas fotografías en blanco y negro que Bella había hecho.
-¡Wow Bella! No sabía que ahora fotografiabas a guapos modelos.-Tomé uno de los cuadros.
-Solo es arte, Rose.-Rodó los ojos.-Aunque...-Hizo una pausa.-Si estás dispuesta a ponerle fin a la exclusividad que tienes en tu matrimonio.-Se encogió de hombros.-Puedo pasarte el número de teléfono de alguno de ellos.-Dijo divertida
-¡Bella!-Chillé escandalizada y ella rió haciéndome reír a mí también.
De repente volví a ver hacia afuera. Y ahí estaba el auto de Emmett estacionado al otro lado de la calle.
-Tenías razón.
-¿Sobre qué?-Preguntó.-¡Agh!-Dijo fastidiada al ver que Emmett había bajado su ventana y nos observaba desde ahí con ese mismo semblante.-Te lo dije.
Eso me hizo sentir aliviada. En otras circunstancias, lo más probable es que esa posesiva actitud de Emmett me agobiara pero, ahora que quería que él volviera a tener el interés que siempre había tenido por mi, me tranquilizaba.
-¿En serio, rubia?-Bella me miró molesta. Yo alcé las cejas molesta.
-¿Qué pasa?-pregunté mirándola.
-Es que sé lo que estás pensando.-dijo asqueada.-Y es absurdo. ¡Es una gran "red flag"!-explicó como algo obvio.-¡¿Cómo puedes sentirte bien porque Emmett actúe como un completo cavernícola?!
-Oye que tampoco ha montado una escena.-dije para defenderlo.-Simplemente anda ahí. A lo lejos.-me di de hombros.
-Si claro.-bufó.-Jugando al agente secreto 007.-rodó los ojos y yo reí.
-¡Bella!-chillé divertida y ella me siguió aunque trató de aguantarse.-¿Sabes qué?-dije sin más.-Tengo que irme. Veremos a ver si continúa con el juego de espía o finalmente decide hacer algo de una vez.-bufé. Aunque tenía que decir que este jueguecito del gato y el ratón me estaba poniendo bastante cachonda.
-¡Ughgggg!-Bella me miró asqueada.-Por favor; vete ya, antes de que vomite.-rei divertida y salí de su estudio sin apartar la mirada de Emmett. ¿Me estaba retando? Yo también tenía ganas de jugar.
Sin más continúe con mi rutina. Las reuniones con mis clientes habían sido productivas y en cuanto a Emmett, él había estado siguiéndome de lejos.
Así que era momento de llevar a cabo mi plan. Quería que dejara de "acecharme" en silencio y que por fin actuara. Y vaya que yo sabía cómo hacer que reaccionara.
Me dirigí al hotel donde se encontraba la suite que estábamos utilizando para lo del sexo planificado en horas laborales.
Pero antes de dirigirme a la habitación decidí pasarme al bar del hotel. Necesitaba provocar a Emmett para que por fin reaccionara.
Apenas acababa de sentarme en la barra cuando un tipo se acercó.
-Hola, soy Michael.-Se presentó.
-Hola Michael.-Le devolví el saludo con amabilidad.
Él se me quedó viendo embobado.-¿Cuál es tu nombre, preciosa?
La verdad es que este era un tipo desabrido, así que simplemente le mostré mi sortija. Si iba a coquetear con alguien al menos debería resultarme un poco atractivo. Y él no me gustaba en absoluto.
-No me importa que seas casada, preciosa.-Agregó coqueto.-Déjame invitarte a un trago.-Insistió.
Iba a responder cuando escuché que me llamaron.
-¡¿Rosalie Hale?! ¡Wow!
-¡Si es la nueva heredera de Bristol!
-¿Félix? ¿Henry?-Sonreí sin creérmelo que dos de mis viejos amigos estaban en la ciudad.
Sin dudarlo fueron a abrazarme y yo los recibí encantada.-¿Cómo están mis gemelos favoritos?
Ambos sonrieron.-Siempre haciendo de las suyas.-Contestó divertido Félix dejando un beso en mi mejilla haciéndome reír. La verdad es que este par era tremendo. Habíamos pasado muchas cosas juntos.-¡Por cierto, estás mucho más hermosa ahora!-Me recorrió con la mirada.
-¿Y qué cuenta nuestra rubia favorita?-Me besó Henry.-¡Tu belleza sigue deslumbrándonos, querida!-Exclamó con admiración.-¿Te importa si te hacemos compañía?-Vi como ese tal Michael se levantó de su sitio molesto. Y tanto Félix cómo Henry se sentaron dejándome en medio.
-¡Oye! Nos enteramos que te casaste con un americano.-Ese fue Henry haciéndome recordar que Emmett seguramente ya se encontraba observando todo.
-Es una pena que ninguno de los dos haya sido el afortunado. -Puso un puchero Félix
Yo reí.-Saben que era imposible escoger entre ambos.
-Sí, sí ya sabemos que no puedes descartar a uno de nosotros.-Rodó los ojos Henry.
-Sí, nena venimos en combo.-Guiñó Félix antes de ordenar unos martinis.
-¿Alguna vez consideraste realmente nuestra propuesta?-Preguntó con interés Félix mientras bebía de su copa.
-Oh Félix ya no la agobies con ese tema. Han pasado ¿qué... 6-7años?-Rodó los ojos su hermano-Además está claro que a nuestra Rosie no le va lo del poliamor.
Yo reí recordando ese loco verano que pasamos entre Mykonos y Santorini.
Félix suspiró.-Ahora solo queda en mi memoria.
-Siempre sigues siendo el más dramático.-Apunté.
-Y el más simpático.-Guiñó haciendo que su hermano rodara los ojos.
Yo no pude evitarlo y reí y de nuevo. Este par era increíble. Siempre andaban de broma en broma. Estar con ellos nunca era aburrido. Pero claro, sus ideales de futuro no encajaban con los míos. Ósea, no me veía andando con dos hermanos en una relación formal, aunque eso ya había pasado tiempo atrás pero como algo esporádico. No pude evitar mirar disimuladamente por el bar. Y no me costó mucho identificar a Emmett. Estaba sentado por ahí. Viéndome seriamente mientras estaba bebiendo algo de whisky.
¡Mierda! Este jueguecito del gato y el ratón me estaba poniendo terriblemente caliente.
-¿Todo bien?-Félix me miró con preocupación tomando mi mano. Yo lo miré confundida y negué rápido, restándole importancia.
Después de eso estuvimos un rato hablando y bebiendo un poco mientras nos contábamos que había sido de nuestras vidas hasta entonces. Emmett no se veía con intención de actuar, de hecho ahora estaba ocupado con su teléfono, atendiendo una llamada. ¿Y si era su amante? ¡Ugh!
Tal vez me arrepentiría luego, pero quería provocarle un poco más.
-Ufff. Me siento algo mareada.-Dije mientras me levantaba. En realidad decidí fingir un poco porque no había bebido tanto.
-¿Quieres que te llevemos a casa?-Félix se ofreció galante mientras pasaba uno de sus brazos en mi cintura acercándomre a él y Henry me miraba atento en tanto tomaba mi mano.
-No, de hecho voy a quedarme aquí esta noche.
-En ese caso, podríamos llevarte a tu habitación.-Ofreció Henry.
-Claro.-Sonreí y di un último vistazo adónde estaba Emmett que por fin había terminado su llamada.
Tenía los puños apretados. Se veía furioso pero no sé movía de donde estaba. ¡Ugh! Era frustrante.
Así que sin más nos dirigimos hacia el ascensor.
-Oye, Rosie. ¿Quieres que te hagamos compañía?-Preguntó coqueto Félix.
-Félix... No seas inoportuno.-Intervino su hermano.-Rosie necesita descansar.
-¿Y un buen masaje no te ayudaría?-Me guiñó haciéndome reír.
Finalmente, llegamos hasta mi habitación.
-Entonces, ¿Qué dices, Rosie? ¿Podríamos hacer algo más por ti?-Ambos me veían expectantes.
Me lo pensé un par de segundos. La verdad es que era una idea muy tentadora pero no podía hacerle eso a Emmett por más enfadada que estuviera con él. Peor aún sabiendo que se encontraba en el mismo sitio. Y tampoco quería meter a mis amigos en problemas... Conocía muy bien a Emmett y sabía de lo que era capaz.
Emmett pov
¡Mierda, mierda, mierda y mil veces mierda! No sabía que era lo que pasaba con Rose. Estaba muy rara y después de lo que me había dicho esa mañana, de que no iba a pasar por la compañía durante toda la semana decidí seguirla. En la sombra. Sin actuar. Solo observaría.
De momento todo había ido normal. Había visto a algunos de sus clientes, había ido a comer con Bella y luego habían pasado por su estudio. Nada raro o anormal. De lo que sí pude percatarme es que este maldito juego del gato y el ratón me estaba poniendo jodidamente caliente. Y por lo que conocía a mi mujer, podía decir que a ella también.
De repente Rose se montó el el coche para llegar a otra dirección. Ahí mi alerta se activo. Era el hotel donde teníamos nuestros encuentros sexuales en horario laboral. Bufé, pero traté de calmarme. Vi que se sentó en la barra y comenzó a hablar con algunos sujetos. Bufé molesto. Así que yo también decidí acomodarme en el fondo, donde pudiera pasar "desapercibido" pero donde pudiera ver todo con claridad. Aunque ella no parecía estar nada interesada y eso me hizo estar algo más tranquilo. Aunque minutos más tarde dos sujetos se acercaron a ella y comenzó a hervirme la sangre cuando vi que ella no les era indiferente. De hecho parecía conocerlos. Estuvieron hablando de manera muy animada. Podía ver a mi mujer tranquila y encantada con la presencia de esos dos hombres.
De repente miró hacia la esquina donde estaba sentado. Nuestros ojos se encontraron en un desafío. Solo estaba seguro de una cosa, yo no iba a perder.
Sin embargo, lo que pasó después me descolocó. ¡Rosalie se estaba marchando con ambos sujetos! ¡¿Por qué carajo mi mujer se andaba paseando en mi hotel del brazo no solo de uno, sino de dos hombres?!
¡Mierda! ¡Yo no iba a permitir esto! Sin más me tomé la última copa de whisky y me marché tras ella.
¡Se acabó! ¡Yo ya no seguiría con este maldito juego! ¡Estaba listo para golpear a ese par de imbéciles que estaban tocando lo que me pertenecía!
Cuando iba por el pasillo mi teléfono volvió a sonar. Vi la pantalla rápido y gruñí. Yo no tenía tiempo para atender otra molesta llamada de Heston. Así que decidí apagar este aparato.
Rápidamente tomé al ascensor.
-Oh señor Cullen.-Uno de los empleados me reconoció y yo volví a verlo.-Señor, no es de mi incumbencia pero...-Tragó y dudó mucho en continuar al ver mi expresión.
Alcé una ceja.-¿Quieres decirme algo?-Él tragó y me vio inseguro-¡Habla!-Exclamé enfadado.
Se aclaró la garganta y empezó a tartamudear.-Es que... Que... Que me pareció ver a su... Su esposa muy bien acompañada hace un momento.
-¿Dónde?-Pregunté entre dientes.
-Camino a su suite, señor.
¡Mierda! Rápidamente salí del ascensor hecho una furia en busca de nuestra suite.
Empecé a golpear la puerta.
De repente apareció mi mujer usando solamente un albornoz. No pude evitar recorrerla con la mirada. Olvidando por un momento a lo que iba.
-Ah eres tú.-Me vio con indiferencia antes de cerrarme la puerta en la cara.
¡¿Pero qué demonios?! Eso hizo que me enfadara aún más-¡Rosalie! ¡Abre la maldita puerta!-Me importaba una mierda montar una escena en mi propio hotel.-¡O yo mismo voy a derribarla!-Amenacé.
No tardó mucho en hacerme caso.-¡Por Dios Emmett!-Se quejó.-Para este escándalo. Nos estás avergonzando.-Susurró molesta.
-¿Perdón? ¡Eres tú la que se pasea no solo con uno sino con dos hombres al mismo tiempo en mi hotel!-Le reclamé.
Ella rodó los ojos.-¿Quieres pasar?
-¿Vas a dejar que me una al trío que te estás montando?-Pregunté con ironía mientras la recorría con la mirada.
Ella se disponía a cerrarme la puerta una vez más en la cara y yo no sé lo permitiría de nuevo. La hice a un lado y entré.
-¡Emmett!-ella chilló molesta.-¡¿Qué es lo que mierdas te sucede?!-me miró altiva mientras se acomodaba el albornoz. ¡Mierda! Solo quería arrancárselo de una vez.
-¿Perdona?-dije incrédulo entrando en la estancia. Me quité los zapatos, me desabroché la corbata y me deshice de la chaqueta tirándola por ahí. Mis gestos no pasaron desapercibidos para mi mujer, que se mordió el labio. Yo sonreí interiormente.
-¿Vas a decirme que te pasa?-preguntó molesta mientras se sentaba en la cama y se deshacía el moño que segundos atrás había mantenido recogido su largo cabello. Yo sacudí mi cabeza algo aturdido por la constante tentación que suponía mi mujer y me senté junto a ella.
-¡Me pasa que andas paseándote con dos hombres por MI hotel!-dije molesto.-¡Por Dios Rosalie!
-Oh…-ella me miró sonriendo.-No me digas que he herido el orgullo del gran magnate Emmett Cullen.-dijo alzando las cejas con ironía. Yo la miré molesto.
-¿Perdona?-pregunté incrédulo con su actitud.
-Igual has sido tú el que me ha arrastrado a hacer eso de lo que tú mismo me estás acusando.-explicó tranquilamente.
-¡¿Qué?!-dije enfadado. Pero…¡¿cómo se atrevía?!
-No lo sé, Emmett.-bufó y se levantó de la cama.-Tal vez y te has cansado de mí porque no puedo darte un hijo y has decidido buscarte otra que lo haga. Pero claro.-hizo una pausa.-Yo no puedo estar con nadie más.-rodó los ojos.
Fruncí el ceño y me paré frente a ella agarrándola de los hombros.-¡¿Qué has dicho?!-¿En serio pensaba que la estaba engañando?
-¡Suéltame!-Se quejó así que suavicé un poco mi agarre.
-¡¿De dónde sacas esa locura?!-Alcé las cejas.-¡¿Otra mujer?! ¡¿Por eso te vas con otros dos hombres?!-Exclamé enfadado.
-¿Acaso no es obvio?-Me fulminó con la mirada.-¡Me has estado ignorando todo este tiempo, Emmett!-Se quejó, soltándose de mi agarre y empujándome.
-¡Te he seguido todo el maldito día! ¡Eso no es ignorarte!-Exclamé perdiendo la paciencia.
-Entonces, ¡¿por qué no actúas de una vez por todas?!-Chilló desesperada.
Yo suspiré y volví a sentarme en la cama. Alejándome de ella. Esto estaba siendo realmente difícil. Apoyé mis codos en las rodillas. E intenté pensar en cosas desagradables porque toda la situación me había puesto caliente. Y no podía darme el lujo de follarla por más que lo quisiera. Primero, me haría ese examen y luego disfrutaría de mi mujer todo lo que quisiera.
Sentí que Rose ahora se había sentado a mi lado. Empezó a acariciar mi espalda.
-Emmett, cariño.-Ya no sonaba enfadada ni irónica. Estaba preocupada-¿Qué es lo que ocurre?
Levanté la cabeza y volvía a verla. Me quedé embobado viéndola por un momento pero rápidamente dejé de hacerlo.
-Emmett, querido.-Ahora ella se había sentado en mis piernas y enredado sus brazos en mi cuello.-Mírame.-Acarició con una de sus manos mi rostro.-Algo te está pasando pero no quieres decírmelo.-Puso un puchero adorable. Mierda. Ella era mi completa perdición y lo sabía. No dije nada simplemente me quedé admirándola.
Momento que ella aprovechó para estampar sus labios con los míos. Uniéndonos en un beso desesperado.
-Rose...Nena.-Suspiré cuando sentí que ella tomó mis manos para que la tocara. Mierda no llevaba nada bajo ese maldito albornoz haciéndome gruñir.
Momento que ella aprovechó para desabrochar mis pantalones y deslizar una de sus manos. Haciendo uso de la poca cordura que me quedaba decidí parar con esto antes de que fuera demasiado tarde.
Tomé sus manos y las alejé de mi entrepierna. Mientras las mantenía aprisionadas la miré algo apenado.
-¿Emm?-ella me miró desconcertada. Sus labios estaban hinchados y rosados. Me moría por besarla. Pero no podía.
-Nena… yo.-dije algo avergonzado.-Tengo que contarte algo importante.-dije dándome de hombros. Tratando de no devolverle la mirada.
-¿Qué es lo que pasa Emmett?-exigió exasperada.-¡No entiendo que es lo que te ocurre!
-No puedo hacerlo nena.-dije sin más. Ella se movió de encima mío y se sentó en uno de los sillones de la estancia cerrando su bata con recelo.
-¡¿Por qué?!-preguntó casi perdiendo los nervios.
-¡Porque debo hacerme una maldita prueba médica!-solté sin más. Su expresión cambió y me miró preocupada.
-¿Prueba? ¿Qué clase de prueba?-Preguntó nerviosa.-¿Es algo contagioso?-Me vio asqueada.
-¡¿Qué?!-Volví a verla indignado.-¡Por supuesto que no!-Exclamé enfadado entendiendo sus insinuaciones.
-¿Entonces...? ¿Qué es lo que te impide follarme?-Frunció el ceño viéndome desconfiada.
Tomé una gran bocanada de aire y decidí contarle todo desde el principio.
-¿Por qué no me lo dijiste antes, Emmett?-Preguntó decepcionada.
-¿Qué habría cambiado?-Me encogí de hombros.
Ella alzó las cejas incrédula.-Nos habríamos ahorrado todo este malentendido, desde luego.-Rodó los ojos y yo suspiré.
-Además...-Sentí cómo se sentó a mi lado, volví a verla.-Yo te habría acompañado ese día.-Tomó mis manos.-Estoy aquí para apoyarte, lo sabes.
-Todo esto es muy vergonzoso, Rose.-Reconocí haciendo poco contacto visual con ella. La verdad es que me aterraba que al final yo mismo fuera incapaz de darle ese bebé a ella que tanto queríamos.
Ella dejó un beso en mi mejilla y acarició mi espalda.-Emmett, cariño. Deja de preocuparte, ¿Si? Todo irá bien. Ya verás.
-¿Tú crees?-Volví a verla nervioso.
Ella asintió.-Tranquilo, ¿sí? Estaré contigo la próxima vez.
-¿Segura?
-¡Claro!-Sonrió.-Sé lo ansioso que te ponen estos temas médicos.
-Está bien.-Solté no muy convencido y ella rió dándome otro beso antes de levantarse.
-¿Dónde vas?-Fruncí el ceño.
-Antes de que aparecieras tenía pensado darme un baño caliente y...
-¡No sigas, por favor!-La interrumpí sintiéndome acalorado y levantándome de la cama.
-¡Ok!-Y sin más se encerró en el baño.
Comencé a dar vueltas en toda la suite. Necesitaba un trago o algo para relajarme.
Me dirigí al mini bar y tomé una de las pequeñas botellas de alcohol que había en su interior. Me la bebí sin pensármelo. De un trago. La tiré a la basura y me senté en la cama. Decidí quedarme en bóxers. Más cómodo. Ni siquiera sabía qué hora era. Me daba igual. Solo necesitaba relajarme. No fui consciente del tiempo que había pasado hasta que escuché abrirse la puerta del baño.
-¿Emmett?-Rose me llamó y yo sonreí. Incluso su voz era una maldita tentación.
-¿Qué pasa?-pregunté algo confundido.
-¿Te dormiste?-dijo divertida.-¿Tanto me tarde?-preguntó curiosa. Yo me di de hombros.
-No sé, nena.-dije algo confundido mientras estiraba el brazo para ver la hora. Las 21.00.
-¿Por qué no le pedimos a alguno de tus hombres que nos traiga a Alfie aquí?-dijo con un puchero.-Tú necesitas descansar y yo me siento como en casa aquí.-sonrió mientras se cepillaba su precioso cabello.
-Claro.-Acordé encendiendo nuevamente mi teléfono para dejarle un mensaje a Garrett.-Tengo hambre.¿Quieres que pidamos comida?
-Claro.-Sonrió de vuelta así que pedí servicio a la habitación.
Así que pasamos una velada tranquila acompañados por nuestra mascota.
Había llegado la parte más difícil del día... La hora de dormir. Mierda. Esto iba a ser peor de lo que creía. Decidí tomar una sábana y un par de almohadas.
-Emmett, querido.-Me llamó Rose-No estarás pensado en dormir en el sofá, ¿Verdad?-Alzó una ceja.
Yo suspiré y me senté en la orilla de la cama.-¿Tú qué crees?
-Ay Emmett.-Puso un puchero adorable.-Ayer tampoco dormiste conmigo.-Tomó mi mano.-Mira te prometo que no voy a provocarte ni nada.-Aseguró.
Me quedé viéndola por un momento. Dios. Ella no necesitaba hacer nada para provocarme. Solo tenerla tan cerca era más que suficiente.
-¿Tienes una de esas pastillas para dormir?-Pregunté de vuelta.
Ella me vio sorprendida.
-No me veas así.-Me rasqué la nuca.-Es solo que necesito desconectarme de todo.
-Ok.-Se levantó de la cama y fue a buscarla. Le di una última mirada que me hizo sentirme caliente otra vez.
Dios. Suspiré y me desplomé en la cama.
Rose no tardó en llegar con lo que le pedí. Sin pensármelo me lo tomé.
Ella se acomodó a mi lado.
Ya había comenzado a entrarme sueño.-¿Sabes?-Bostecé.-Creo que deberíamos repetir esto.-Me pegué a ella que estaba dándome la espalda.
-¿A qué te refieres?-Rió al sentirme.
-Hmm que no sabes lo caliente que me ha puesto todo este maldito juego.-Sonreí.
-Ah eso.
-Mjm.-Asentí.-¿A ti no?
Ella asintió dándome la razón-¿Quieres que lo repitamos?-Se dio media vuelta y volvió a verme mientras se mordía el labio.
-Podríamos.-Lo pensé. Verla coqueteando con otros sujetos sabiendo que yo estaba ahí y que las cosas no pasarían a más había sido excitante.-Pero tengo ciertas condiciones.-Aseguré.
-¿En serio?-Alzó una ceja viéndome coqueta.
-Sí, hablaremos de eso luego.-Bostecé y ella sonrió dejando un beso en mi mejilla antes de acomodarse en mi pecho. Yo sonreí satisfecho.
A la mañana siguiente desperté algo desorientado. Esa pastilla sí que había logrado su efecto.
Me estiré y me asusté al no encontrar a Rose a mi lado.
-Nena-La llamé y me levanté de la cama y salí a buscarla.-¿Dónde estás?
Alfie me ladró demandando mi atención. Tenía hambre, así que le serví algo de comida en su plato cuando escuché que Rose estaba hablando con alguien.
-Oh nena, aquí estás.-Sonreí abrazándola desde atrás.
-Estoy al teléfono.-Gesticuló así que besé su mejilla antes de dejarla tranquila haciéndola sonreír.
En ese escuché que llamaban a la puerta. Quizás había pedido comida. Sin más fui a abrir.
Era un sujeto alto aunque no tanto como yo y elegante. Ya iba hasta con el abrigo en la mano a diferencia mía que acababa de levantarme y estaba apenas utilizando un par de boxers.
-Ohh.-Me vio el tipo de pies a cabeza.-Perdón, pensé que era la habitación de Rosalie.-Dijo avergonzado.
-¿Tú quién eres?-Pregunté frunciendo el ceño y cruzándome de brazos. Ahora el tipo lucía intimidado.
-¿Félix?-Apareció otro en el pasillo. Un segundo. Estos tipos eran idénticos ¿Acaso eran gemelos? ¡Ahí caí en cuenta que eran los mismos que estaban en el bar anoche con mi mujer!
-Emmett... ¿Sabías qué...?-Rose llegó de repente.-¡Henry y Félix!-Se sorprendió al ver a los dos idiotas parados frente a nuestra suite.
-¡Hola Rosie!-Saludó embobado el tal Félix mientras que su hermano logró disimular mejor.
-Oh, querido.-Acarició uno de mis brazos al ver que ya estaba perdiendo la paciencia.-Ellos son mis amigos Félix y Henry. Chicos, él es Emmett mi marido.-Sonrió volviendo a verlos.
-Oh mucho gusto Emmett.-Me ofrecieron la mano y los saludé de vuelta.
-¿Y bien? ¿Qué se les ofrece?-Intenté sonar amable no consiguiéndolo.
-Oh bueno queríamos invitar a Rosie a desayunar y...-¡Cuánto descaro!
-Félix...-Intervino su hermano al ver que no me hacía nada de gracia todo ésto.
-Pero ya que tú también estás aquí... También puedes acompañarnos.-Agregó nervioso.
-Oh me encantaría pero...-Rose volvió a verme.-Podríamos dejarlo para otro día, cuando regrese a Londres.-Sonrió.
-¡Oh eso es genial!-Ambos estaban contentos. Me abstuve de rodar los ojos.
-Además, hoy no tenemos planes de salir de la habitación.-Pasé uno de mis brazos en su cintura acercándola a mí.
-Oh no seguiremos incomodando.-Habló el tal Henry.-Vámonos Félix.-Lo sacó de ahí.
Y sin más se marcharon y cerré la puerta.
Rose bufó.-Si tan solo eso fuera cierto.-Se soltó de mi agarre.
Era divertido ver su frustración. La agarré una vez más acercándola a mí y dejé un beso en su mejilla.
-Ya sólo queda menos de un día para retomar lo nuestro, nena. -Guiñé.-Entonces ya no voy a soltarte.-Ella se rió nerviosa sabiendo que no estaba exagerando.
Buenassss! Volvemos a la carga con un nuevo capítulito de esta historia... ya va quedando menos! ¿Qué os está pareciendo? ¿Conseguirán R&E su tan ansiado bebé? Os leo en comentarios! Un abracito fuerte!
