Buenas noches a todos.
Hoy he venido a compartirles este pequeño aporte navideño, aprovechando las fechas decembrinas.
Quiero aclarar antes de que comiencen a leerla que:
1. Los personajes no me pertenecen a mí, sino a nuestra querida y talentosa Rumiko Takahashi.
2. La historia que para mayores de 18 años, ya que contiene escenas subidas de tono.
3. La imagen es autoría de Cbt1996. Gracias por permitirme utilizarla para esta historia.
Este fic participa en dos dinámicas: #fantasiainvernal de la pagina amiga 𝐌𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐅𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐬 𝐈𝐧𝐮𝐲𝐚𝐬𝐡𝐚 𝐲 𝐑𝐚𝐧𝐦𝐚 y la dinámica navideña de las páginas unidas:
-Franimoonlight
-Kayla - Fanfics de Inuyasha
-Cin-Fanfics
-RosTai Fanfics InuKag
-La perla de Shikon
COMPROMISO NAVIDEÑO
-Kagome, hija. -La voz de mamá resonó desde las escaleras.- Inuyasha ya llegó por ti.
-En seguida bajo. -respondí desde mi habitación.
Mientras me observaba en el espejo, ajusté los últimos detalles de mi cabello, dejándolo suelto porque sé que así le gusta. Di una última mirada al vestido que me había regalado: negro con destellos, tirantes delicados y un escote en "V". La falda, de corte circular y moderado, alcanzaba mis rodillas. Como complemento, una gargantilla de encaje que hacía juego con la tela del vestido. Satisfecha con mi apariencia, bajé a su encuentro con la emoción palpable en cada paso.
Al llegar al pie de las escaleras, me encontré con su presencia, tan guapo como siempre, pero esa noche resaltaba aún más con ese impecable traje negro. La camisa blanca y el pequeño moño negro añadían un toque de elegancia que no pasó desapercibido. Estar a su lado hizo que notara cómo su mirada se iluminaba al verme.
-Te ves preciosa, Kagome. -susurró con admiración.
Agradecí su halago con una sonrisa tímida. Debo admitir que, a pesar de llevar dos años de relación, Inuyasha aún me pone nerviosa con una sola mirada. Nos despedimos de mi madre, el abuelo y de Sota, y nos dirigimos hacia la posada navideña de su empresa, sumidos en el cálido ambiente festivo que se respiraba en el aire.
En el trayecto, pude admirar las luces parpadeantes de colores que adornaban las calles de la ciudad. Al llegar al semáforo, Inuyasha se detuvo; tomó mi mano y depositó un suave beso en ella.
-Kag, ¿estás nerviosa? -preguntó con curiosidad.
-Un poco. -admití, era la primera vez que asistiría con él a un evento de la empresa.- Inuyasha, no sé cómo me convenciste de asistir. Y, ¿si no logro encajar en ese evento?
-Tonta, no pienses en eso. -me reprendió y me miró fijamente a los ojos. No pude hacer nada más que perderme en el dorado de su mirada.- No se trata de saber si encajas o no; eso no es importante para mí. Además, debes acostumbrarte a estar en este tipo de eventos.
-¡QUÉ! -exclamé muy sorprendida. Él únicamente sonrió.
El semáforo dio luz verde, y continuamos nuestro camino, mientras sus palabras seguían revoloteando en mi cabeza. Recordé cuando nos conocimos y cómo, con el paso de los meses, nuestra amistad se transformó en amor. Supongo que deberíamos agradecérselo a Miroku, quien nos presentó en aquella fiesta. Cuando iniciamos nuestra relación, muchas personas nos criticaron por el hecho de que una simple repostera como yo estuviera al lado del CEO de una gran empresa, como lo es "Shikon No Tama". Se burlaron y nos juzgaron, pero agradezco al cielo que Inuyasha nunca se dejó llevar por esos comentarios malintencionados.
Por ese motivo, me negaba a acompañarlo a cualquier evento de su empresa; siempre lograba inventar cualquier pretexto. Sin embargo, en esta ocasión no pude negarme, y ahora estoy aquí, muriendo de nervios, pero con la certeza de que él está a mi lado.
Llegamos a un gran hotel lujoso, donde se celebraría la posada. Inuyasha me ayudó a bajar del auto y entregó las llaves al valet parking. Al ingresar al lugar, nos recibió un salón magníficamente decorado que emanaba la esencia festiva de la temporada navideña. Las luces tenues creaban un ambiente acogedor, y a lo largo del salón, enormes arcos de hojas de pino y guirnaldas resplandecientes adornaban las paredes.
En el centro del salón, un majestuoso árbol de Navidad se alzaba con orgullo, sus ramas decoradas con brillantes bolas rojas y doradas, luces centelleantes y delicados adornos que añadían un toque de magia. Bajo el árbol, los regalos elegantemente envueltos esperaban ser intercambiados, contribuyendo a la atmósfera de regocijo y generosidad.
Las mesas estaban decoradas con manteles blancos y centros de mesa que destacaban la paleta de colores navideños. Velas aromáticas esparcían fragancias festivas, y en cada lugar se encontraban pequeños detalles, como servilleteros con motivos navideños y tarjetas de buenos deseos.
Como si se tratara del mismísimo Presidente de la Nación, muchos de los invitados nos rodearon. La atención se centró en Inuyasha y en mí, como si fuéramos la pareja más destacada de la velada. La curiosidad y el entusiasmo se reflejaban en los rostros de quienes nos rodeaban, curiosos por conocer a la compañera de uno de los líderes más prominentes de la empresa "Shikon No Tama".
En un principio me sentí abrumada, la calidez de los asistentes hizo que me relajara. Las charlas amenas y las risas compartidas contribuyeron a que me sintiera parte de aquel mundo empresarial tan diferente al mío. Era como si la magia de la Navidad hubiera extendido su encanto, creando un puente entre mundos aparentemente dispares. De repente, Miroku, en compañía de Sango, llegaron a liberarnos de la multitud.
-Disculpen la interrupción, -se excusó Miroku- Tengo que llevarme al Director Taisho y a la Señorita Higurashi, el discurso de bienvenida está por iniciar.
Los cuatro nos dirigimos al escenario principal que habían montado.
-Sango. -llamé a mi mejor amiga- ¿Es necesario que suba con Inuyasha? -dije en un susurro, intentando que Inuyasha no me escuchara.
-Créeme Kag, es justo y necesario. -La expresión alegre de Sango se me hizo un poco extraña.- Relájate, que después de esta noche, todo cambiará para ti.
No pude decir más. Los aplausos no se hicieron esperar en el momento que Inuyasha se colocó frente al escenario; tomó el micrófono con determinación, sus ojos reflejaban una mezcla de seriedad y afecto.
-Queridos amigos, colegas y seres queridos, gracias por acompañarnos en esta noche tan especial-, comenzó, su voz resonando en el salón. -Hoy no solo celebramos la temporada navideña, sino también el cierre de un año lleno de desafíos y logros. En nombre de "Shikon No Tama", quiero expresar mi más sincero agradecimiento a cada uno de ustedes por su dedicación y esfuerzo. Juntos, hemos alcanzado metas increíbles y hemos construido un equipo fuerte y unido. -Continuó Inuyasha, su tono infundiendo un sentido de gratitud y unidad en la audiencia.
Me dio mucho gusto el ver cómo todos los empleados escuchaban atentamente sus palabras, además de que en sus rostros se reflejaba el profundo agradecimiento, ya que siempre se ha caracterizado por ser un líder comprometido y apasionado, y esta noche no fue la excepción. Sus palabras resonaron en cada rincón de la sala, creando un vínculo emocional con todos los presentes.
-La Navidad es un momento para reflexionar sobre lo que realmente importa en la vida: el amor, la amistad y la conexión humana. Desde hace dos años… -dirigió su mirada hacia mí, y con un gesto me llamó hacia el escenario. Extendió su mano y Sango me dio un pequeño empujoncito para animarme a avanzar.- Desde hace dos años, he tenido la fortuna de compartir mi vida con alguien muy especial. Alguien que ha iluminado mis días y que se ha encargado de llenar mi mundo de dicha y felicidad. Ahora sé que, -se dirigió hacia mí- si tú no estás a mi lado, -comenzó a hablarme como si nadie más existiera a nuestro alrededor- mi mundo no tiene sentido.
Sus palabras estaban provocando que unas lágrimas se asomaran por mis mejillas. Lo vi sonreír tímidamente, por primera vez lo notaba nerviosos y ansioso a la vez. Metió la mano en el bolsillo de su saco mientras se arrodillaba frente a mí. La sala estaba en completo silencio esperando la siguiente escena.
-Kagome Higurashi, eres la luz de mi vida; a quien quiero cuidar y proteger hasta la eternidad. -Dejó el micrófono a un lado, y con una pequeña caja en mano, Inuyasha abrió la tapa revelando un anillo resplandeciente-. ¿Quieres casarte conmigo?
Mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras la sala seguía en un silencio que ya no era para nada incómodo. Logré escuchar a lo lejos a Sango, quien me pedía que respondiera a la propuesta de Inuyasha. Él me miraba con ansias; también me arrodillé frente a él y lo abracé con fuerzas.
-Te amo demasiado Inuyasha. -le susurré al oído- Claro que quiero casarme contigo.
Con su ayuda ambos nos pusimos de pie y tomó nuevamente el micrófono.
-Dijo que sí. -Compartió con todos los asistentes con una mezcla de alivio y felicidad en su rostro.
Deslizó con ternura el anillo en mi dedo, marcando así nuestro compromiso, mientras los aplausos y la ovación de la audiencia llenaban la sala, creando un ambiente de celebración y alegría compartida. Bajamos del escenario, y rápidamente algunos de los invitados se acercaron para felicitarnos por nuestro compromiso, mientras periodistas que asistieron para cubrir el evento buscaban la oportunidad de entrevistarnos. Con algo de dificultad, logramos escapar del tumulto.
Inuyasha me llevó hasta una de las suites del hotel, abrió la puerta y quedé maravillada por el ambiente de la habitación, iluminada por la suave luz de las velas. El suelo formaba un camino de pétalos de rosas que nos guiaba hasta el interior de la habitación. Sobre la cama, los pétalos se organizaban para formar un gran corazón con las palabras "Te amo". El delicado aroma de las rosas embriagaba el aire, creando una atmósfera romántica.
-Inuyasha, -dije sorprendida- ¿en qué momento preparaste todo esto? -Una sonrisa juguetona se dibujó en su rostro mientras cerraba la puerta detrás de nosotros.
-Quería que nuestra noche fuera especial desde el principio. Espero que te guste. -respondió, mirándome con complicidad.
-Me encanta.
Una mesa elegantemente dispuesta sostenía una botella de Champagne y dos copas, resplandeciendo bajo la luz tenue de las velas. Inuyasha me guio hacia la mesa, sirvió el Champagne y, entre chispeantes burbujas, brindamos por nuestro compromiso.
-Por la futura Sra. Taisho -alzó su copa con un gesto galante.
-Por una vida llena de amor -respondí, elevando mi copa en un brindis lleno de promesas y felicidad.
Chocamos nuestras copas e intercambiamos miradas cómplices, sumergiéndonos en el significado profundo de este momento compartido. El tintineo cristalino resonó en la habitación, como una melodía que encapsulaba la celebración de nuestro compromiso.
-Gracias, Inuyasha. -nuevamente, mis ojos se llenaron de lágrimas.
-Pequeña, Te amo. -Inuyasha limpió las lágrimas que comenzaron a correr por mis mejillas. -Y te vuelvo a repetir, sin ti, mi mundo ya no tiene sentido.
Me besó con dulzura. Instintivamente, coloqué mis brazos alrededor de su cuello, buscando profundizar aquel beso; pronto la ternura se desvanecía para dar paso a la creciente pasión. La suavidad inicial dio paso a la intensidad del deseo compartido, y en ese intercambio de emociones, nos sumergimos en la conexión única que solo nuestros labios compartían. Tuvimos que separarnos cuando el aire comenzó a faltarnos.
La mirada de Inuyasha estaba llena de deseo; me atrajo más hacia su cuerpo y me besó con una pasión desbordante. Caminamos lentamente hasta que llegamos a la cama, donde me recostó con ternura, y la habitación se impregnó de la intensidad del momento. Cada beso parecía llevar consigo una promesa, y el palpitar compartido de nuestros corazones resonaba en la atmósfera cargada de pasión. En ese instante, el mundo exterior desapareció, dejándonos inmersos en la magia de nuestro amor.
Las caricias se volvieron intensas. Las manos de Inuyasha bajaron hasta mis piernas, y con el mínimo roce de sus dedos en mi piel, logró arrancar gemidos de mi boca. Cada caricia era un susurro de deseo que encendía la atmósfera, y el roce de sus manos provocaba sensaciones eléctricas que se extendían por todo mi cuerpo. Con desesperación quité su sacó aventándolo hacia el suelo, intenté concentrarme en desabrochar su camisa, pero lo excitante de sus caricias me lo impedían; de un solo tirón arranqué los botones y por fin pude sentir la piel de su torso desnudo. Me miró con complicidad, me ayudó a sentarme y a cómo pudo, bajó el cierre de mi vestido. Era una batalla que teníamos con la ropa que nos estorbaba hasta que finalmente quedamos completamente desnudos.
La calidez de su aliento en mi cuello me erizó la piel; sus besos bajaron hasta llegar a mis pechos, depositó un beso en medio de ellos para después atrapar uno en su boca, mientras con su mano acariciaba majestuosamente el otro.
-Inu… yasha.- jadeé
Su lengua jugueteaba con mi pezón y en respuesta sentí mi cuerpo arquearse. Con mis piernas me abracé a su cintura y pude sentir su duro miembro rozar con mi entrada, lo que provocó que soltara un gemido de placer.
-¿Lo estás disfrutando, pequeña? -el calor de su boca en mi piel me excitaba cada vez más.
-Demasiado, pero... -respondí entre jadeos.- Te necesito
Dibujó un camino de besos hasta llegar a mi entrepierna. Levantó su mirada para encontrarse con la mía, sonrío de lado, haciéndolo ver tan sensual; quise decir algo, pero su boca me lo impidió cuando comenzó a besar mi vagina, dándole especial atención a mi centro. Mis jadeos y gemidos eran cada vez más intensos. Su lengua se movía con destreza, y mis gemidos poco a poco se convirtieron en pequeños gritos de placer. Introdujo un par de sus dedos en mi interior y sonrió al notar mi humedad mientras me aferraba a su cabello, moviendo mis caderas al ritmo que marcaba su lengua. El movimiento de sus dedos eran más delirantes hasta que me llevó al primer orgasmo de la noche, corriéndome en su boca al mismo tiempo que gritaba su nombre.
-Cariño, eres exquisita. -expresó mientras besaba mis piernas.
-Ven aquí -ordené.
Él sonrió y se subió a horcajadas sobre mí. Volvimos a besarnos y lo abracé por el cuello; su miembro rozaba con mi entrada, hasta que, de una sola embestida, me penetró, arrancando un fuerte grito de mis labios. Comenzó un vaivén con nuestros cuerpos, haciéndome retorcer de placer al mismo tiempo que enterraba mis uñas en su espalda; ambos gemíamos sobre el oído del otro, excitándonos más y más.
No era la primera vez que teníamos sexo, pero esta vez era diferente. No solo se trataba de la pasión entre dos personas que se amaban y deseaban experimentar. Ahora era dos personas sumamente enamoradas sellando su compromiso de una manera más profunda y significativa. Cada caricia, cada beso, era un símbolo de la conexión única que compartíamos, y la intensidad del momento reflejaba la fuerza de nuestro amor. En ese instante, la intimidad se entrelazaba con el compromiso, creando un lazo aún más fuerte entre nosotros. Era como si cada gesto expresara no solo el deseo físico, sino también la promesa de estar juntos en cuerpo, mente y alma.
-Te amo. -Inuyasha jadeó entre besos
-Te amo. -Gemí
Inuyasha aumentó la velocidad, nuestros gemidos se hicieron cada vez más intensos y juntos explotamos en un orgasmo electrizante, haciéndonos estremecer. Nos quedamos quietos con nuestras frentes juntas, mientras tratábamos de acompasar nuestras respiraciones y recobrar la energía. Sellé el momento con un tierno beso en sus labios y lo abracé con cariño. Luego, se recostó, jalándome hacia él, creando un abrazo reconfortante que nos envolvía en la calma después de la intensidad compartida. Nos sumergimos en el silencio sereno, disfrutando de la cercanía y la conexión que solo el amor auténtico podía ofrecer.
Inuyasha fue el primero en romper aquel silencio reconfortante.
-No tienes idea de lo mucho que me encantas, pequeña. -declaró mientras acariciaba mi espalda desnuda. Solamente sonreí sumergida en la dicha que sus palabras despertaban en mí.
-Mi amor, ¿Qué hubieras hecho si me hubiera negado?
Me miró serio enarcando una ceja. Me tomó del mentón y me besó con gran pasión, logrando despertar nuevamente la excitación en mí.
-No importaba tu respuesta, aún así te habría traído aquí para hacerte el amor las veces que fueran necesarias hasta que aceptaras casarte conmigo- susurró en mi oído, antes de regalarme otro beso sensual.
-Demonios. -respondí con tono juguetón- Entonces debí negarme.
Ambos reímos en complicidad. La conexión que compartíamos se manifestaba en cada gesto, creando un momento único lleno de amor y diversión.
-Ven aquí traviesa. -Besó mi frente-. Esta Navidad será la última para nosotros como novios, Señorita Higurashi. -Inuyasha lo dijo con un brillo especial en los ojos
Miré profundamente en sus ojos, capturando la seriedad de sus palabras. Una mezcla de emoción y anticipación se apoderó de mí.
-Sí, Inuyasha, será la última como novios. Pero estoy emocionada por todas las Navidades que vendrán como esposos. -Respondí con una sonrisa llena de amor.
La pasión que habitaba en nosotros volvió a encenderse, perdiéndonos entre las sábanas. En el silencio de la habitación, nuestros susurros de amor y los suaves roces de la piel creaban una melodía que solo nosotros podíamos escuchar.
La Navidad, con su magia especial, nos había regalado un capítulo inolvidable en nuestra historia de amor, marcando el comienzo de una nueva y emocionante etapa en nuestras vidas.
Muchas gracias a quienes llegaron hasta aquí.
Es la primera vez que comparto un Lemon, y siento que no me quedó tan bien como yo hubiera querido. Solo espero no haberlos decepcionado con esta lectura.
Espero sus comentarios con amor.
