- ¿Recuerdas la fiesta de mi hermano? - preguntó, tomándola por la cintura y pegándola, nuevamente, a su cuerpo.
- Cómo olvidarla... - respondió, acariciando sutilmente su pecho.
- Entonces... podrás ayudarme a recordar... nuestro pequeño baile - susurró.
Sonrió pícaramente, al mismo tiempo en que, sostenida de la mano por el joven, volteaba, pegando su cuerpo al de él. Afuera de la habitación, la música festiva invitaba a los presentes a divertirse alocadamente, sin embargo, a ellos los unía otro tipo de melodía, una en la que sus cuerpos danzaban sensualmente, sin apartarse ni un centímetro del otro.
Él colocó su mano sobre su vientre, mientras ella lo hizo rodeando su cabeza, acariciando su cabello de la misma manera que lo había hecho en aquella lejana noche. Él, emulando aquel recuerdo, deposito un suave y húmedo beso sobre el hombro de su compañera, quien correspondió, apretando su agarre en la melena plateada que sostenía.
Sonrió ante aquella acción, descendiendo sus manos a la altura de sus muslos, acariciándolos suavemente. Pudo sentir como la nuca de Kagome chocaba contra su hombro, respondiendo placenteramente a sus caricias.
- ¿Te agrada? - murmuró en su oído, amenazando con desestabilizar las piernas de la joven.
Ella lo miró, deseando ser besada en ese momento y, aunque moría de ganas de morder sus labios, sólo se limitó a besar su comisura, generando un gruñido de molestia.
- ¿Por qu...?
- Shhhh - susurró contra la piel de su rostro - ¿Recuerdas cuando dije que me vengaría? - metió la mano por debajo de su vestido, acariciando la zona alta de sus piernas.
- Pensé que lo habías hecho en el centro de deportes - respondió en el mismo tono - Estoy dispuesta a pagarte...
- Eso fue sólo el comienzo, además, nadie dijo... que el pago sería rápido
Quitó su mano derecha, ascendiendo por su vientre, hasta rozar el límite de sus pechos, generando que ella mordiera sus labios ante ese contacto.
- ¿Me deseas... pequeña?
- Si... como no tienes idea.
- ¿Qué deseas?
Soltó su cabello, y tomó su mano, llevándola hacia sus pechos, invitándolo a que los acariciara sutilmente, mientras su otra mano continuaba rozando suavemente su muslo. El vaivén de sus dedos sobre la delgada tela, irguieron sus pezones de inmediato, aumentando el deseo del peliplata, de devorarlos con sus labios. Él no lo soportó más, por lo que desvió sus caricias hacia su zona intima, recorriendo un pronunciado camino sobre ella, tratando de sentir todo su calor por encima de sus bragas.
- Inuyasha - suspiró profundamente - Por favor...
Él tomó su mano, posicionándola sobre su miembro.
- ¿Cómo crees que estoy yo?
Ella lo apretó ligeramente, generando que él cerrara sus ojos, llevando su cabeza hacia atrás. La empujó, sin dejar que sus manos se separaran de sus sexos, colocándola contra la pared. Corrió la tela de sus bragas, entrando en contacto directo con su piel sensible, impregnándose de su calor.
- ¡Inuyasha! - gritó, al mismo tiempo en que él guiaba su mano hacia el interior de sus pantalones, invitándola a que liberara sus deseos más profundos.
Sonrió al notar la manera en la que ella comenzó a acariciar su entrepierna, apretándola un poco más en cada movimiento.
- Me lo haces difícil - gruñó contra su oído, mientras trataba de no volver a rozar su zona intima, ya que deseaba extender su tortura, aunque eso implicara tener que mantener a resguardo, sus ganas de penetrarla en aquel instante.
Unió sus manos en la zona de sus caderas, elevando su vestido, dejando al descubierto gran parte de la piel de su cuerpo. Apartó las manos de la joven, las cuales terminaron apoyadas en la pared, mientras el masajeaba su trasero y comenzaba a besar su cuello.
Kagome
Jamás había experimentado una sensación como esta... no es la primera vez que tengo sexo, sin embargo, la manera en la que Inuyasha me toca... la manera en la que sus manos danzan, acariciando cada zona de mi cuerpo, me hace sentir como si lo fuera.
Sus dedos aprietan mi trasero con fuerza, con deseo... mientras su lengua traza un camino desde mi clavícula, hasta el lóbulo de mi oreja... me muerde en el camino, pero no me interesa... en ese momento, sólo quiero sentir sus dientes clavándose con todas sus fuerzas sobre mi piel, mientras me llena por completo, una y otra vez.
¡Maldición! Siento que voy a explotar y ni siquiera me ha penetrado... lo necesito... necesito... que me haga suya.
Inuyasha
Mi entrepierna ruega por salir de mi pantalón y ser abrazada por su calor... pero... quiero torturarla más... de la misma manera en la que ella lo hizo cada vez que no me dejó probar sus exquisitos labios, sin contar como decidió bailarme, momentos atrás. Mis dedos se hunden en la suave piel de su trasero y, por un momento, tengo ganas de descender, besarlos y morderlos, sin embargo, nuevamente... me contengo.
Deposito todo mi deseo en mi lengua, la cual ha atacado su cuello de manera feroz, casi demostrándole lo que el resto de mi cuerpo quiere hacerle... no puedo soportar mucho, por lo que, mis dientes prueban su piel... su dulce, excitante y exquisita piel, la cual esta impregnada por aquel dulce aroma, que me sigue llevando a la locura.
Me voy a odiar por esto... pero necesito hacerlo, al menos, darle el gusto a mi pene, de probar sutilmente la suavidad de su interior.
Bajó sus bragas, al mismo tiempo en que desabotonaba su pantalón y descendía su ropa interior. Su piel sensible, rozó su trasero, provocando que un gemido abandonara la boca de ambos. Él lo tomó, posándolo en su entrada, mientras ella se inclinaba un poco, buscando que ingresara, sin embargo, él tenía otros planes.
- ¿Lo quieres? - murmuró, sonriendo.
- Por favor...
Rozó sutilmente su miembro en la superficie de su entrepierna, al mismo tiempo en que la punta ingresaba levemente. Colocó su mano sobre la boca de ella, ahogando el gemido que soltó al sentir aquel contacto íntimo.
- Inuyasha... - mordió sutilmente sus dedos, mientras él sonreía.
La volteó, mirándola fijamente, observando como sus ojos castaños se posaban sobre su erecto pene, mientras mordía sus labios, generando más deseo en el peliplata.
La tomó por el trasero, elevándola, provocando un nuevo roce y un nuevo gruñido por parte de ambos. Sonrió, al mismo tiempo en que, lenta y sutilmente, su miembro ingresaba por completo en el interior de la mujer.
- Inuyasha - murmuró, arqueando su cuerpo.
Salió rápidamente, encontrándose con su mirada desconcertada.
- ¿Qué haces? - preguntó en un tono bastante molesto.
- Todavía no termina...
Tomó sus labios entre los suyos, devorándolos salvajemente, transmitiéndole todo el deseo que profesaba por ella en ese momento. Pudo notar como ella buscaba que él ingresara nuevamente y, luchando internamente, logró alejarse un poco. Las manos de ella se enredaron en su cabello, profundizando aún más el beso.
La lanzó a la cama, quitándose la camisa y el pantalón, quedando completamente expuesto. Se inclinó, quitándole el vestido, dejándola en las mismas condiciones.
- Acuéstate - ordenó, tomando sus piernas.
Comenzó a dejar pequeños y húmedos besos en la parte interna de sus muslos, generando sutiles espasmos en el cuerpo de la joven, quien deseaba con todo su ser, sentir su lengua en su entrepierna. Él omitió ese lugar, mirándola con una sonrisa burlona.
- Inu...yasha - gruñó - Por favor...
- ¿Lo deseas? - asintió .
Pasó su lengua por el centro de su sexo, perdiendo completamente la cabeza ante aquella acción. La tortura llegó a su límite en el mismo momento en el que probó aquel sabor, el cual lo obligo a acelerar sus movimientos, adentrando su lengua en ella, mientras el sonido de la música era ahogado por los gritos de placer de Kagome.
Suficiente... no puedo más.
Pensó, comenzando a ascender por su vientre, besando, lamiendo y mordiendo sutilmente su piel, trazando un nuevo camino de deseo. Se detuvo en sus pechos, mientras acomodaba nuevamente su miembro en la entrada femenina. Rozó la punta unos segundos, dándole prioridad a sus pechos.
- Inu... - no logró terminar la frase.
La penetro de una sola estocada, ascendiendo y recibiendo su grito entre sus labios. Ella enredó sus piernas en su cadera, evitando que él escapara nuevamente. Sus entradas eran profundas, sin embargo, debido al agarre de su compañera, no lograba salir completamente de ella, lo cual, lo volvía más placentero.
Devoraba sus labios con la misma velocidad, intensidad y ferocidad, con la que su entrepierna estaba atacando su cavidad, ahogándose con el calor que esta emanaba. Se apartó unos centímetros, observando como sus pechos se movían al ritmo de sus entradas. Sus ojos se posaron en su rostro... sus ojos cerrados y una expresión de lujuria, que sólo incremento sus deseos de sentirla más, si es que eso era posible.
Ella lo atrajo nuevamente, besándolo, mientras clavaba sus uñas en su espalda.
- Inuyasha - murmuró - No puedo...
- Hazlo - gruñó en sus labios - Quiero sentirte...
- Más...
- ¿Quieres más? - ella asintió - Lo que pidas, pequeña.
Se abrazó a ella, girando bruscamente, quedando por debajo de su cuerpo, mientras la sujetaba por sus caderas, continuando sus movimientos, los cuales iban cada vez más rápido y profundo.
La vista era exquisita ante sus ojos. El rostro de Kagome, contraído en una clara expresión de placer, sumado al bamboleo de sus pechos, los cuales danzaban al ritmo de sus alocadas penetraciones y, ni hablar, de la manera en la que la cavidad femenina lo había abrazado, brindándole el calor y la humedad que tanto había deseado.
La joven clavó sus manos en su pecho, queriendo desagarrarlo con sus dedos, al mismo tiempo en que su rostro se enterraba en su cuello, sin detener sus movimientos.
- Kagome... - gruñó al sentir sus gemidos contra su oído - Si sigues así... no podré...
Lo beso, callando sus palabras, aumentando el vaivén de su danza, mientras, él notó la manera en la que sus paredes interiores lo apretaban con más fuerza, clara señal de que pronto llegaría a su clímax.
- ¡Inuyasha! - gritó - ¡No puedo... más!
- Déjame... sentir cada gota de ti.
Volvió a posicionar sus manos en sus caderas, observando como el tronco de su miembro, rozaba la zona sensible de ella, y, conteniéndose por no terminar primero, se irguió, apretando fuertemente su trasero, mientras la besaba profundamente, recibiendo en su boca el grito liberador de ella, el cual fue seguido por su propio gruñido, mientras sus sexos eran bañados en el calor húmedo del otro.
- Por dios - murmuró ella, inclinando su cabeza hacia atrás, disminuyendo sus movimientos.
Él, por su parte, colocó su boca en sus pechos, besándolos suavemente, mientras su orgasmo finalizaba. Apoyó su mejilla en ellos, escuchando los latidos de su corazón, seguro de que el suyo estaba latiendo al mismo ritmo. Cerró sus ojos, abrazándola fuertemente, sin salir de su interior.
- ¿Estas... bien? - preguntó ella, aspirando una gran bocanada de aire.
- Mejor... que nunca - la miró, sonriendo.
Ella tomó su rostro entre sus manos, besándolo tiernamente un momento, para luego corresponder su abrazo. Permanecieron en esa posición durante unos segundos, recuperando el aliento.
- Te quiero, Kag.
- ¿He? - abrió ampliamente sus ojos, mientras su cuerpo se tensaba - ¿Qué... que dijiste? - murmuró, temerosa de la respuesta.
Pudo sentir una leve risa contra la piel de su hombro, seguida de un suave beso.
- Qué te quiero... pequeña.
- Inuyasha - sonrió, apoyando sus ojos sobre su hombro y respondiendo contra él - Yo también, te quiero.
En mi defensa diré, que sólo escribí lo que los personajes me pedían jajajaj
