Sinopsis
Alguien había cometido un error durante el proceso de reencarnación. Ella no deseaba estar en este cuerpo. ¡Quería ser un gato doméstico, no un ninken! El primero podía dormir todo el día, mientras que el segundo tenía que correr tras los shinobi todo el día.
Realmente quería quejarse con el servicio del más allá pero para eso necesitaba morir primero, mientras tanto descargaría su ira mordiendo a todo molesto shinobi que se le cruzara en el camino. Comenzando con el espantapájaros que quiere "entrenarla".
Parte I
Dónde renace en el cuerpo equivocado por un error de un alma distraída
o
Dónde le toca aceptar que su nuevo destino es aceptar que sus patitas patearan muchos traseros de allí en adelante.
capitulo 01
La reencarnación es algo agradable después de un largo período de negociación. Especialmente cuando tienes un contrato donde puedes elegir dónde ir y cómo ser, siempre y cuando consigan aquello que buscan en la administración de almas.
Que grata y dulce felicidad.
Como se que no me están entendiendo comencemos en el momento en que mi vida termina. Realmente no recuerdo mucho de eso, además de sentir un alivio a todo el estrés y pesadez que tenía. Según mi documentación del más allá, había estado pasando por un proceso de depresión severa, aunque no se mencionan las causas.
Tuve la oportunidad de asistir a mi funeral y puedo decir que fue lamentable, puede medio ver porque mi vida acabó como acabó. Con esa familia y amigos para que desear enemigos, pero ese no es el caso ahora.
Después de eso llegó el evento más importante.
— No tenemos cupo para ti ni en el cielo ni en el infierno.
¿Cómo?
Estaba estupefacta. Realmente era lo que me faltaba, ni morir en paz ya se podía.
— No entiendo que tienen los humanos de la dimensión 67.789 que les gusta acortar sus vidas —reclamó un… ¿alma? No sabría decir que era porque solo era una nebulosa blanca que sostenía muchos papeles tras un escritorio.
Ugh, hasta muertos había que trabajar, por favor si me toca trabajar con alguien que me mate.
Oh, ya estoy muerto, demonios.
—Entonces me quedo vagando… ya que, es mejor que nada.
—Si es lo que quieres, solo no nos estorbes. Algunos si queremos pagar nuestras cuotas de karma.
—Como digas.
Después de eso, me aleje de la larga fila de almas entrantes.
No se cuanto tiempo pasó, pero puedo decir que fue divertido, era como siempre estar al día con todas tus series, películas y animes preferidos. Hasta los libros, cómics y demás estaban incluidos y vistos desde aquí. Cada uno es una respectiva dimensión y todo se puede ver a través de los pozos.
Que glorioso tiempo. No tener que preocuparse de responsabilidades y estar libre de todo y de todos, estar solo sin que nadie te moleste o te diga que hacer o como encajar. Claro que todo lo bueno tiene que acabar algún día y eso me llego a mí.
Cuando menos lo esperé, lo conocí. Aquel ser que le llaman la muerte.
No es un ángel caído o un esqueleto con guadaña y capa. Es más, la muerte no es nada, es solo algo que uno mismo le da forma, al menos así fue lo que me dijo en su momento después de todo se presentó ante mí como una pantera.
—Así que tú eres el errante.
—¿Errante?
—Si, un alma errante, que no puede ir a ningún lugar por falta de karma —expresó la muerte con una sonrisa—. Todos los seres poseen un cierto nivel de karma, ya sea positivo o negativo. Gracias a eso es que cuando mueren pueden ir a un lugar o si supera los niveles con creces se les da la oportunidad de reencarnar o dar una bendición a su descendencia, si es que la tuvieron.
—Oh, dato interesante. ¿Y tú… eres?
—Comúnmente no piden que me presente, eso es raro. Pero puedes llamarme Muerte.
Si pudiera decir que el alma salió de mi cuerpo estaría haciendo una hipérbole. Aunque ustedes entienden mi punto, me asuste.
—Entonces, ¿eres Dios?
—Nah, Dios ya no se encarga de los registros de las almas, aunque hubo una oportunidad donde los humanos me vieron como uno de sus Dioses.
—¿Por qué eres una pantera? Creí que te verías diferente.
—Me veo como tu quieres que me vea —respondió cambiando de apariencia.
Ahora era de una mujer de largo cabello negro y ojos de igual color, su piel era tan pálida que podría hacerse pasar por un cadáver. Aunque su ropa era un poco andrajosa para su porte elegante. —Ves.
—Si dices que yo te quiero ver así, está bien.
—Claro, ya lo olvidaste… un hecho interesante para un alma errante, comúnmente no olvidan lo que eran, y se estancan para volverse seres malignos, pero a ti no te ha pasado.
Genial, me perdí en la conversación… ¿Qué se supone que olvidé?
—No importa, si lo olvidaste eso significa que tu situación no puede seguir así.
¿Cómo? ¡No, por qué! Si estoy feliz como soy ahora.
Por todas las almas, no me quites mi pequeño mundo de vagancia que él estableció.
—Te voy a ofrecer un pequeño contrato, mi pequeña alma errante.
—¿Un contrato?
La muerte está prevista para proceder a tomarme entre sus manos.
Ya después de eso pasamos a negociar los puntos del contrato. Puedo decir que este convenio no estaba del todo mal, quiero decir que me veía bastante beneficiado, pero aún así había que tener cuidado que me metieran gato por libre.
Por mi parte podía viajar entre dimensiones para poder acumular el Karma que nunca pude obtener en mi otra vida por xoy de razones, que no importan, ese karma se vería reflejado en diversos fragmentos. Podríamos resumir que son las partes de mi propia perla de Shikon, una vez que la completa puedo ir al cielo o al infierno según la cantidad de karma positivo o karma negativo que haya recolectado.
Si quieres saber exactamente qué gana el más allá con que yo llegue a recolectar mi propio karma. Bueno, el deshacerse de un alma errante, según que somos muy peligrosos, y por eso que si consigo otra en mi situación solo debo de alertar a la administración de almas.
Ahora me pregunto cómo se supone que tendré que avisarles, si yo ahora estoy con vida y ellos están bien tiesos en el más allá.
Ñeh, ya después lo averiguaré.
Así que vamos a vivir nuevamente. Como no me gusta el trabajo duro, decidí elegir el cuerpo de un ser muy perezoso, que podría conquistar al mundo si lo desea, pero su pereza es mucho mayor y aún así todo el mundo decide servirles y postrarse ante ellos. Si, exactamente estoy hablando de los gatos. Y para evitar penurias, especifique que quería un buen dueño que siempre esté al tanto de mí.
Nueva y dulce vida, aquí voy por ti.
