Ladies and Gentlemen!

¡Uff! Hace tiempo que no nos vemos por aquí. Espero que todos se encuentren bien. Este año a sido un poco difícil para mí, me he enfermado, me he deprimido, me he encerrado en mi cuarto y hasta he dejado de escribir. Realmente me disculpo por haberlos dejado solos, estuve un poco mal este año pero poco a poco es que me estoy recuperando, es que estoy regresando hacer lo que amo. Y escribir, es lo que realmente me gusta hacer. Esta vez, quise sorprenderlos a todos con una historia navideña de nuestro gremio favorito. Espero que lo disfruten, es una historia muy sentimental así que espero que estén sacando sus pañuelos para reír y llorar al mismo tiempo.

It's time to read!

It's showtime!


Aclaración: Fairy Tail no me pertenece. Es propiedad de Mashima Hiro. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.

Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.


Estar rodeado de las personas que amas en una fecha importante como lo es la navidad, sin duda, es una de las mejores sensaciones que se puede sentir, ese suave palpitar en el pecho, esas mejillas sonrojadas por tanto alcohol que son capaces de beber como las grandes carcajadas que se pueden escuchar en cada rincón.

Fairy Tail, es conocido por ser un gremio bastante animado, por ser unos revoltosos que les gusta alterar el orden en cada ocasión, pues no necesitaban de una fiesta para hacer lo que quieran pero sabían muy bien que serían perdonados en el momento de que se encargan de realizar misiones importantes y muy arriesgadas. Pero en una fecha como esa, todo el mundo terminaba sus misiones temprano para reunirse como la gran familia en la que se convirtieron en el momento que cruzaron por las puertas del mismo lugar.

Makarov Dreyar, se encontraba sentado cerca de la chimenea para calentar aquellos viejos huesos que ya no eran los mismos que cuando solo era un mago joven. No podía con la felicidad de su pecho al ver a cada uno de sus hijos festejar y dejarse llevar por la emoción del momento, comer hasta atragantarse y tomar hasta caer borrachos, claro que Cana, a pesar de los años, seguía siendo la única que no se emborrachaba tan fácil, aun no podían comprender cuál era su secreto. No podía evitar soltar carcajadas y lamentarse un poco porque sin duda, las reparaciones serian bastante caras para el día de mañana. Pero al final, solo soltaba un suspiro y dejaba ser a sus hijos, al final en cuenta, era un padre bastante despreocupado. Tenía que dejar disfrutar de su vida a cada uno de aquellos mocosos, no importaba que el tiempo pasara y se convirtieran en adultos, a los ojos del viejo Makarov, aquellos siempre serían sus pequeños niños.

Alzo la vista en ese momento.

Un gran árbol navideño en medio de la sala del gremio, los montones de regalos que se podían apreciar en aquel lugar como esos pequeños niños que veían emocionados aquellas cajas decoradas con mucho cuidado.

¿Quién iba a creer que sería abuelo a una edad tan joven?

No pudo evitar soltar una carcajada ante aquella pregunta. Era demasiado evidente que ya no era joven, había dejado de ser maestro del gremio desde hace algunos años y había dejado ese mando a su único nieto, Laxus. A pesar de las grandes dificultades que tuvieron al principio como las peleas constantes de que uno no estaba de acuerdo acerca del manejo del gremio, ver que aquel joven tonto y estúpido, maduro para convertirse en la persona de bien que todo ese tiempo deseo ver. Sabía que era el momento correcto para dejar las cosas en sus manos y poder tener una vida tranquila a partir de ese momento. Y había tomado la decisión correcta.

Volvió a mirar a la nueva generación de magos, los cuales, de manera discreta, intentaban sacar los regalos de ahí sin que nadie de los adultos que estuvieran a su alrededor se dieran cuenta de que faltaba tan siquiera uno, pero era imposible pues las miradas que Erza era capaz de dirigirles, era más que suficiente para que se mantuvieran quietos y decidieran pensar en una nueva estrategia. Ya quería ver cuantas canas serían capaces de sacarle a Laxus, ya quería ver cuanto iba a sufrir de la misma manera en que él sufrió cuando le contaban que uno de sus hijos había causado un gran destrozo y de la cantidad de dinero que tenía que soltar para pagar cada una de aquellas reparaciones.

Vio a cada uno de aquellos niños con mucha atención.

Una niña de fuego de hermosos y revoltosos cabellos rosas que combinaban a la perfección con aquellos ojos chocolate. Un niño de hielo de cabellera oscura, pero de personalidad tímida. Un niño de cabellos morados el cual era el más tranquilo del grupo, pero cuando se enfocaba en algo, quería cumplir esa misión. Dos niños gemelos, los mayores de entre todos ellos, sus cabellos azules y la sonrisa traviesa que se podía apreciar en sus jóvenes rostros, eran los que incitaban en hacer muchas travesuras.

No pudo evitar soltar un suspiro en ese momento.

Que tan rápido había pasado el tiempo.

Puede recordar a la perfección el momento exacto en que sus niños cruzaron por aquella puerta. La manera en que los regañaba y los elogiaba al terminar una misión con bien. Los regalos que siempre les daba cuando llegaba navidad como esos pequeños rostros brillando de la emoción al creer en algo más genial que la magia. Creer en una persona regordeta de traje rojo y que solo aparece una vez en el año para dejar regalos a los niños que se portaban bien, era aquella ilusión con la que esos niños pintaban sus rostros con una bonita sonrisa. Ahora, ahora eran adultos, descubrieron la historia detrás de aquel señor de traje rojo y aun así, nunca dejaron de creer en aquella magia especial que sin duda, golpeaba su pecho con ternura.

Verlos realizar aquella misma acción que él hizo cuando era un poco más joven por aquellos niños que ahora eran sus hijos, provocaba que pequeñas lagrimas resbalaran de sus mejillas y una gran sonrisa aparecía en su rostro. Estaba orgulloso de los mismos, sin duda, crecieron para convertirse en buenas personas.

El cambio más sorprende que sus viejos ojos vieron, fue de Gajeel hacia Levy. Aquel chico que no le importaba nada, que estaba más que dispuesto a hacer daño a diestra y siniestra, verlo convertirse en el padre tierno y amoroso para sus gemelos como en el esposo ideal para Levy, pudo creer en ese momento que el amor realmente cambiaba a todo el mundo. Se preocupo por él desde el primer momento que lo vio, a pesar de que fue duro con él desde el principio, le perdono cada uno de sus fechorías cuando mostro que estaba ahí para mejorar su vida, su imagen. Y fue gracias a ese gran esfuerzo que hizo, que se ganó el corazón de su pequeña niña. Quien un día, un tanto asustada le anuncio de su embarazo, Makarov no pudo con la felicidad en ese momento que la apapacho como todo buen padre y le prometió que, si el estúpido de Gajeel le hace algo malo, se encargaría de él personalmente. Hasta la fecha, sabe que el dragón de metal nunca le haría daño, pues era demasiado notorio ese amor que se asoma por sus ojos como esa gran sonrisa en el momento que besa a Levy y molesta a sus gemelos.

Miro a Natsu y Lucy que se sonreían con cariño. Fue el destino quien unió a la persona con el récord más grande de destrucción y a la chica que en ese entonces, solo buscaba un hogar cálido donde quedarse mientras escapaba de mal padre. Sus caminos se enlazaron cuando se conocieron de casualidad y a pesar de las grandes dificultades que vivieron, de los retos, del dolor y apoyo mutuo, a partir de entonces, verlos disfrutar de su vida juntos como verlos carcajear en el momento que cargan a su niña de cabellos rosas, era lo que más disfrutaba ver. La vida les recompenso lo mucho que perdieron en el pasado y sin duda, sabia que esa niña de nombre Nasha, no dejaría de sonreír pues aquellos que son sus padres, harían todo lo posible por ella. Se convirtieron en aquellos padres que tanto desearon tener y nunca le faltarían a ella, crecieron en ese momento y a pesar de que puede existir alguna pequeña pelea, sabia muy bien que era algo típico de ellos. Era la forma en la que se demostraban cuanto se querían.

Vio a Gray revolver los cabellos oscuros de su hijo Greige mientras Juvia no dejaba de soltar suaves risitas al ver a padre e hijo conversar un poco de sus nuevos planes de sacar un regalo debajo del árbol sin que Erza los descubra. Después de que el mago de hielo resolviera cada uno de sus problemas y decidido a olvidar de una vez por todas el pasado para avanzar hacia el futuro. Se convirtió en un mago que al fin dejo que la calidez lo embriagara y que no dejo pasar más el tiempo para al fin ser claro con sus sentimientos y aceptar a la maga de agua como parte de su vida, pues desde hace mucho tiempo, ella se convirtió en ese alguien importante para él. Verlo avanzar hacia el futuro, fue una de las más grandes satisfacciones para Makarov, verlo avanzar con Juvia a su lado y ahora con ese pequeño niño que podía soltar risitas ante las atenciones de su padre. Se sentía agradecido con la maga de agua pues, a pesar del duro inicio que tuvieron, saber que el amor de ella al fin es correspondido, logro sacar al mago de hielo de un abismo que no pudo sacarlo desde un principio. Saber que ahora se iba a encontrar bien, era más que suficiente para él.

Y al final, su vista se enfocó en aquella pareja que siempre estuvo en la mira de las personas pero que al final, aceptaron que estaban saliendo cuando ya no pudieron ocultar aquel romance que todo ese tiempo habían querido esconder, pero del que ya se hablaba en todo el continente. Makarov soltó un pesado suspiro, no podía creer que tanto tiempo tardaron Erza y Jellal en aceptar lo que querían y con quien querían compartir su vida, claro que se podían encontrar algunos obstáculos en el camino pero hasta él había notado el amor que sentían por el otro que en un abrir y cerrar de ojos, aquel niño Simon apareció en el gremio para imponer algo de orden pero también, para ser la mente maestra de las más grandes travesuras que se ha visto.

Makarov Dreyar ha visto muchas cosas en la vida.

También ha presenciado muchas más historias de las que pueden imaginar.

Ha perdido amigos, ha llorado por sus hijos heridos y ha sido un padre desafiante cuando alguien lastima a su familia.

Ha combatido en guerras de las que, por fortuna, han salido victoriosos.

Estar vivo en ese momento, era algo que podía agradecer.

Ver con esos viejos ojos todo lo que ha pasado, se sentía muy bien servido. Nunca creyó que viviría tanto para ver como sus hijos crecían.

-¿Abuelito?

Salió de sus pensamientos cuando vio a la dulce Nasha sonreírle con cariño. Makarov no pudo evitar soltar una suave risa. Observo a sus espaldas, los gemelos, Greige y Simon lo veían curioso pero emocionados.

-¿Qué sucede mi niña?

-Papá dice que es momento de abrir los regalos -Sonrió aún más la menor, aquella gran sonrisa, tan parecida a la de Natsu, no dejaba de pensar que ella era una copia de él, pero más tranquila como Lucy. O eso es ahora, quería imaginar cómo sería en el futuro y se encargaría de quemar todo.- Y yo quiero que el abuelo este presente, ¿Vamos?

Makarov asintió. Su silla de ruedas se movió con la dulce Nasha empujando la misma. Escuchaba a la niña hablar con atención con todos los demás niños. El anterior maestro no pudo evitar carcajear al escuchar las travesuras que habían hecho y los papeles importantes que sin querer, habían quemado por meterse a escondidas a la oficina de Laxus. Aquellos niños que serían el futuro del gremio, sin duda, se encontraban en buenas manos. Ahora que los tiempos cambiaron, sabia muy bien que no había porque temer del futuro, pues sería uno muy brillante del que aun le gustaría estar presente.

-¡Abuelo! -Hablo Natsu.- ¡Es hora de abrir los obsequios!

-Vamos Natsu -Le regaña Lucy con suavidad.- Tienes que ser paciente, los niños aun no han abierto sus regalos

-Parece que no puedes estar quieto -Se molesto Gray.

-Nunca dejara de ser un niño -Suspiro Gajeel.

-¡Miren quien está hablando! -Se quejo el mago de fuego.- Yo no rompí el techo de una casa por una resbaladilla de hielo y todo porque les dije que el metal no iba aguantar el peso de todos

-¡Si serás!

Tanto Gray, Natsu y Gajeel empezaron a insultarse. Sus esposas, soltaron un suspiro. Era navidad, tenían que dejarlos pelear un rato o no podrían aguantarse toda la noche en ver sus caras de amargados. Los demás solo pudieron soltar carcajadas porque a pesar de que los tres ya eran adultos, seguían comportándose como niños pequeños. Los hijos de cada uno solo los miraba con vergüenza, no podían creer que estaban discutiendo de nuevo por ello.

Y Makarov.

Guardo aquella bonita imagen en lo más profundo de su corazón. Verlos reír y cantar, llenos de alegría y energía, era más que suficiente para él. Se sentía lleno de ver su amado gremio tan animado como siempre. Su familia creciendo cada vez más, sus queridos hijos discutiendo y peleando como siempre, los demás comiendo y bebiendo, sus adorados nietos abriendo sus regalos mientras se los mostraban uno por uno al saber que el regordete señor de traje rojo, les trajo muchos obsequios. Los abrazos llenos de cariño con los que era cobijado y las conversaciones en las que le animaban a unirse.

Descubrió que aquello era el mejor regalo que pudo imaginar tener.

Su familia. Aquellas sonrisas contagiosas. Esos momentos donde pasaba el día a día al lado de ellos.

Ver a sus hijos crecer como a sus nietos sonreír y escuchar con atención cada una de las historias vergonzosas que contaba de sus padres.

Sonrió lleno de felicidad.

Si, ese era su amado gremio en un día tan especial como la Navidad. Aunque no solo era especial en ese día. Todos los días eran especiales al lado de su familia. Era más que suficiente para un viejo maestro como él que ahora vivía en paz.

Algo irremplazable como el amor, esos momentos eran únicos.


¡Muchas gracias por leer!

¿Qué tal les pareció la historia? Para mí, fue algo muy bonito, quería escribir de FT pero sentía que había escrito desde el punto de vista de todos mis personajes, por eso, decidí que esta vez, Makarov sería el protagonista de esta historia. Quería que fuera bonita pero también donde los sentimientos tuvieran un papel importante como lo es cuando se involucran con Navidad. ¡Que tengan felices fiestas!

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¡Nos vemos a la próxima!


Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Viernes 22 de Diciembre de 2023