Atención: Pokémon no me pertenece.


Había entrado a mi casa, era un lunes por la tarde, hace poco salí del bachillerato. Como siempre, todos los días arrojaba mi mochila contra el suelo de mi cuarto y de allí no la movía para nada ¿Pues qué era lo que hacía en todo el día? No tenía amigos y mi estresada familia estaba resolviendo sus problemas, así que me encerraba en mi cuarto sin ganas de estudiar, lo único que quería hacer era jugar todo el día sin parar, era bueno; me sabia todo. A raíz de esto formulé un equipo casi invencible, era imbatible, mis Pokémon se complementaban a la perfección por que cubrían las debilidades de los otros y al mismo tiempo hacían relucir sus fortalezas, además había memorizados a que ataques eran débiles.

Debo admitir que la parte de la aventura se me hacía algo aburrida, una cosa interesante la primera que lo juegas pero se llega a ser tedioso a veces. Lo que en verdad me llamaba la atención era el competitivo; esa era mi pasión, humillar a cualquiera que se me cruzara en mi camino, fácil me resultaba aniquilar equipos completos mientras mi lado permanecía intacto. Aunque de vez en cuando me tocaba gente que mis respeto porque lograban hacerme sudar e inclusive dudar de ganar el combate, a pesar de eso, siempre salía triunfante. Toda una vida dedicada a esto no era cualquier cosa, nadie era complicado debido a que a diferencia de los demás que lo veían como un pasatiempo, para mí era la vida, hasta que por fin llego el día que descubrí lo imposible, no lo podía creer, después de varios años resultó mi sorpresa: un jugador a mi altura.

Se armó el gran combate, desde el principio note un nivel de juego que en verdad me rivalizaba, peleamos haciendo relucir nuestra experiencia ademas de usar las apropiadas estrategias y sacando nuestras mejores jugadas. Quede con solo un compañero, ninguno de los dos tenía ventaja sobre el otro, lo que significó que fue el duelo más arduo en años que tuve y la pelea se alargó más de lo debido. No podía dejar que todo mi esfuerzo resultara en vano pero para este punto la suerte fue quien termino definiendo al ganador: literal pudo haber ganado cualquiera de lo dos. Mi fiel aliado había quedado con uno de HP resistiendo lo suficiente como para devolver el golpe para otorgarme la victoria, mi rival me felicito por ello, había sido el primero en ganarle en años, el sentimiento fue mutuo porque había sido la batalla más difícil que había tenido en años. De repente ese extraño sujeto bromeando o no sé qué me dijo que si me gustaría ser un Pokémon y que si mi respuesta era positiva ¿Cuál sería? Siguiéndole la corriente dije que me gustaría ser: un Lucario. Luego se burló dejando en claro que él estaba inclinado hacia Arcanine de Hisui, aunque bueno, eso solo se quedaría en nuestra imaginación. Después se despidió y pensé que nunca volvería a saber de él, me pareció extraño pero no le preste mucha importancia.

A la mañana siguiente o debería decir noche, me fui directo a la cama luego de a ver estudiado a los nuevos que habían llegado con la siguiente generación por horas, con la extraña mecánica junto con las extravagantes habilidades que nunca antes hubiera imaginado, no dejaban mi mente en paz. Media noche y ya todos estaban dormidos, el cansancio me consumía por lo que caí rendido en mi cama, puse mi cabeza arriba de mi almohada, cerré los ojos para poder descansar un poco; en cuanto me quede profundamente dormido enseguida comencé a sentir algo extraño en mi espalda, se sentía como si estuviera arriba del césped, por reflejo intente tomar mi cobija, pero por más que la buscaba no podía encontrarla lo que me alerto de golpe esa anomalía, consumido por los nervios a lo desconocido y a tal grado que desconcertado me hizo abrir los ojos en segundos. Mi cama había desaparecido junto a mi habitación, que sorpresa me llevaría cuando descubrí que estaba en medio de un enorme bosque; los arboles eran enormes y me sentía diminuto en comparación, me levante del suelo sin saber que era lo que había pasado.

Bajé mi cabeza para ver mis manos, di un fuerte grito cuando descubrí que habían cambiado por completo. El miedo a lo desconocido junto a lo brusco del cambio me hizo enloquecer en un instante, comencé a correr de la desesperación hacia quien sabe dónde, hasta llegar a lo que era un enorme rio y allí me vi mi reflejo en el agua, me había convertido en: un Riolu. No lo podía creer, ¿realmente lo era? La desesperación me estaba invadiendo, grité de lo conmoción, de felicidad tal vez aunque seguía sin poder creerlo, todo un sueño hecho realidad del cual no me gustaría despertar jamás. Aunque no había tiempo de procesar lo ocurrido, una sensación extraña me recorrió todo el cuerpo, sobretodo bombardeando mi cabeza con esa impresionante información que provocaba que me doliera la mente, lo más cercano a una buena descripción seria; como un sentido extra que aparte se podía transmitir una especie de comunicación parecido a un lenguaje de sellas o inclusive uno hablado.

Me concentre alzando mis manos al frente, lo intuía como si me estuviera guiando con mi instinto, estaba impaciente por localizar la fuente de mi excitación como si estuviera socorriendo a un llamado de auxilio, me hallaba inquieto por encontrarla lo más rápido posible. Fue cuando ubique el origen de ese urgente llamado de atención: una Riolu. Para su desgracia había sido atrapada por un caudal implacable, iba siendo arrastrada fuertemente por el rio mientras se dirigía directo a lo que parecía una enorme cascada. Decidí que la salvaría, no comprendía porque tenía necesidad de hacerlo, pero no le preste mucha atención a eso y decidí mejor saltar a la acción.

Comencé a correr por la orilla a la par de mi objetivo que con todas sus fuerzas trataba de no ahogarse, apenas podía respirar, me movía a tal velocidad que ni me di cuenta que aplaste con mis pies un montículo de bayas que habían recolectado un Grotle y un Ivysaur que se encontraban por allí, a uno metros. Caso contrario al kilómetro que estaba de mí el gran árbol cercano al borde de la corriente, fue en ese momento cuando por miedo a no llegar antes mis patas aceleraron el ritmo. Después me di cuenta que no tenía nada con que cortar la base, aun así seguí adelante con toda la adrenalina corriendo por mis venas, mi objetivo era claro y eso hice; cuando reaccione ya tenía el tronco partido por la mitad, contemple mis palmas con incredulidad debido a que aún tenían activadas ese característico brillo, como una herramienta que tenía guardada para la ocasión. Lo comprendí, tenia a mi disposición el movimiento de: Palmeo.

Había usado mi primer ataque de tipo lucha para poder hacer ese puente improvisado, enseguida usé ese leño para llegar al centro del arroyo donde el torrente era demasiado fuerte, me puse en posición y ya solo tenía que esperar a que pasara por ahí, después de unos segundos llego el momento de sujetarla para sacarla del peligro, la subí a la madera donde estaría relativamente a salvo. Entonces ella comenzó a abrazarme con fuerza, estaba asustada como empapada pero agradecida conmigo por haberla rescatado; también hice lo propio al devolver el reconfortante afecto. De pronto el árbol comenzó a rodar en dirección a la cascada, acelerando el ritmo a cada segundo, los dos tuvimos que tener la escena para resguardarnos en la seguridad de la tierra firme y logramos llegar a ella justo en el momento que ese tronco se desplomo por el gigantesco abismo.

Tan inesperado, no lo podía creer, recordé que no era un Pokémon sino un humano ¿Pero qué era lo que había pasado? No tenía ningún sentido, solo quería despertarme de este extraño sueño que parecía tan real. Traté de hablar, pero lo único que escuchaba que salia de mi garganta eran extraños ruidos que no comprendía en absoluto, nada tenia sentido, lo mismo pasaba con mis semejantes; la única ayuda de la cual disponía era el aura que me bombardeaba con información que si lograba procesar, siendo principiante con este sentido extrasensoria conseguía comprender el hecho de que significaba, con facilidad ubicaba todos los individuos que se localizaban a mi alrededor ademas de comprender vagamente sus intenciones hacia mí. La de mi semejante era de amistad a diferencia de la de los Burmy o Kricketot que les daba igual mi existencia, aunque también me inquietaba el hecho que podía sentir el hambre que tenían los Staravias que sobrevolaban arriba de la copa de la arboleda en la que nos ubicábamos.

No podía hablar pero si comprender sus emociones, eso era de mucha ayuda, una que otra cosa se me escapaba pero eso era por ser principiante en esto. Acto seguido un escalofrió recorrió toda mi columna vertebral, mi amiga también lo entendía, no tenias que ser un erudito para comprender que se avecinaba hacia nuestra posición un monstruo por decir lo menos. Ambos emprendimos el alejamiento de esa zona, asustados por los peligros que podíamos sentir a kilómetros a la redonda, decidimos movernos hacia la dirección que no representaba amenaza para nuestra existencia. Pasaron las horas caminando, a cada momento mi comprensión sobre el aura aumentaba, primero intuba la distancia a la que se situaban, enseguida intentaba discernir el tipo de la especie que estaba próxima a aparecer, luego trataba de adivinar lo que era y una vez que mis predicaciones concluyeran en una sublime exactitud, me aventure a analizar las habilidades como el set me movimientos que con posibilidad pudiera tener; aunque claro esto ultimo no sabría saber si estuviera en lo correcto a menos que me aventurara a enfrentarme con cada criatura que se interpusiera en mi camino, cosa que no estaba dispuesto a aceptar, por el momento.

Tanto ejercicio extenuante hizo que nuestros estómagos rugieran como Pyroar en Inanición, nos habíamos alejado del bosque para ingresar en una extensa pradera donde solo podíamos contemplar el verde a nuestro alrededor y sin comida al parecer. En eso ubicamos una linea marrón llena de rocas que cruzaba de un extremo a otro la llanura, estábamos agotados por lo que tomamos el camino de tierra. Los humanos la usaban para trasladar enormes cargamentos de comidas, hablando de eso no habíamos ingerido nada desde la mañana, recurrimos a nuestra especie de radar con la ayuda del aura para localizar cosa, pero todo a nuestro alrededor era un desierto en ese aspecto, nuestros estomagas seguían rugiendo sin piedad a tal punto que caímos desplomados en el suelo por la falta de energía requerida para tan siquiera seguir adelante, inclusive nos dimos cuenta que una parvada de Murkrow se hallaban volando en circulo arriba de nosotros. Parecía que nos iban a devorar esos oportunistas sin embargo escuchamos con fuerza el sonido del claxon de un camión que se aproximaba a lo lejos, el sonido de nuestra salvación, sabíamos que no aguantaríamos sin asaltar ese vehículo, hubiéramos muerto de hambre.

Lo esperamos con paciencia mientras manteníamos a raya a esos Pokémon oscuridad, cuando la doble rodado pasó por la ubicación exacta, en el preciso momento dimos un potente salto para podernos subir, agarrado de uno de los costados en la parte de atrás, aglomeré poder en una de mis manos para luego soltar un violento puñetazo en la pared de madera que nos impedía el acceso. Ya para ese punto no me quedaba ímpetu por lo que no tuve de otra que estamparme contra la solida carrocería, mi compañera por su parte ingresó por el agujero que había creado y se fue directo hacia la comida sin darse cuenta del peligro al que se dirigía, al parecer su necesidad básica de alimentarse provocó que ignoraba al enemigo que se escondía en una de las esquina. Abrí los ojos incrédulo cuando descubrí a la Absol haciendo Danza espada con intensiones de defender las bayas costara lo que costara, con todo mi vigor traté de defenderla pero unas lagrimas brotaron de mis ojos cuando cayó debilita de un Psicocorte por parte de la tipo siniestro. Luego caí de rodillas debido a que mi cuerpo solo se movió por fuerza de voluntad la cual no tardo en ser desmoronada cuando quede perturbado por dicha escena, mi aura me indicaba que se hallaba inconsciente a los pies de la chica catástrofe; tan rápido, repentino, que cuando reaccione ya había sido demasiado tarde.

—¿¡Solo dos Riolu?! Ja, esto va a ser sencillo— Podía percibir a la perfección como se burlaba de nosotros como si fuéramos un par de Trubbish.

La impotencia me invadía por no alcanzar a ayudarla, la tristeza fue reemplazada por odio, rencor por no estar a la altura de las circunstancias, pues claro ¿Como un indefenso Riolu podría derrotar a una imponente Absol? Aun teniendo ventaja de tipo era insoluto comprender que por simple diferencia de nivel eso no importaba. Ahora lo comprendía, sabia el lado competitivo del juego, ignoraba la parte de la crianza y el modo aventura me la pasaba en un santiamén, grave error. Intente analizar la situación, sabia que mi adversaria tenia aprendido: Danza espada, Psicocorte, Golpe bajo y Canto. En contraste disponía de tres movimientos: Palmeo, otro movimiento de tipo lucha y finalmente uno tipo normal. Me dio taquicardia al ritmo de la canción de la tipo siniestro, esto auguraba un final rápido, mis turnos estaban contados; Trataba de recurrir a mis otro ataques pero ni siquiera respondían, quizás tenían requisitos para poder usarse como lo que ocurría con la Absol, por eso no me atrevía a dar el primer ataque porque me daría un Golpe bajo sin darme cuenta. ¡Contraataque! No hay de otra, aunque para saber el de tipo normal va a estar más complicado, no encontraba manera de zafarme de las garras de la catástrofe, mi inminente derrota ya estaba cantada.

—¿Sablan que tengo que defender está comida? ¡Si te la llevas los humanos no me darán comida y seré yo la que tenga que pasar hambre! —Podía entender su situación como si me lo estuviera diciendo, pero no podía hacer nada, era yo o ella.

—No me importa, te voy a hacer pagar por lo que le hiciste a mi amiga—Le conteste mediante mis onda auras, sabia que me había comprendido cuando note que su rostro de agresividad cambio por otra de seriedad.

En eso me di cuenta que tenia comida a mi alrededor, baya payapa Para ser exacto, oportuno a mi parecer; esa cosa seria capaz de contrarrestar los ataques de tipo psíquico. Un problema menos, dos movimientos de estado y uno al que era resistente, viéndolo así siempre no atacara tenia las as de ganas siempre y cuando aguantara el ataque para luego devolvérselo con el doble de daño. El único inconveniente resultaba que podía potenciar su ataque al máximo, en esa posibilidad seria imposible que una insignificante baya evitara caer noqueado, tenia que obligarla a que me atacara antes que se la jugara a la segura.

—¿¡Pero que Giratinas?! ¡Como te atreves a burlarte y enfrente de mi! — Lo suponía, solo tenia que seguir consumiendo este alimento ácido con un ligero toque dulce, podía seguir como mis acciones la perturbaban a tal punto que no tendría mas remedio que detenerme. —¿A que no puedes detenerme? Que Absol tan inútil, nomas estas de adorno—La ultima pieza de mi estrategia, la había puesto en jaque y la estaba obligando a hacer lo que quería que hiciese sin que se diera cuenta, aunque aun así podía fallar pero esta era la única posibilidad real que tenia para ganar. —¿No… Callate, callate, callate! —Podia sentir como su cuerno en la cabeza con forma de media luna empezaba a brillar, no tenia duda que iba a doler pero tenia que soportarlo y mantenerme firme sin importar nada— ¡Esas baya no son tuyas, vas a pagar maldito Rattata hijo de Ditto!

Cierro los ojos aparte que me mentalice para recibir ese tremendo golpe que me dio directo en el estomago, por un instante sentí como si el mundo se detuviera por un segundo, como en cámara lenta, un momento que me pareció eterno, sensación parecida a estar en lo alto de una montaña rusa a punto de caer al vació. Como un cuchillo al rojo vivo partiéndome por la mitad, me quería desmaya tan solo por el fuerte dolor que sentía en mi pecho, solo tenia desvanecerme para no seguir sufriendo… ¡No tengo que ceder! Tenia que protegerla, ahora o nunca, me concentre en una única esperanza; Un golpe demoledor que seria imposible de detener, un Contraataque de aquellos que remontan partidas, una ultima oportunidad de triunfar. Tome por sorpresa a la Absol, sabia porque seguía en pie y ella no, eso me daba una ventaja en verdad injusta, en cuento mi puño la alcanzo le pude transferir mi sufrimiento pero multiplicado, una explosión de poder que nadie pudiera tolerarlo, lo había conseguido, mi adversaria yacía debilitada en el suelo y podía sentir por su aura que no reaccionaria pronto, por lo que teníamos vía libre para saciar nuestro voraz apetito.

Mas tarde mi compañera despertó, aun lastimaba por lo que sucedió, solo podía mantener un ojo abierto y hablar entre cortado por el intenso dolor que experimentaba.

—Norberto, me duele mucho, pero gracias por volverme a salvar.

—De nada, y no te preocupes Rihanna, solo come un poco de estas bayas zibra, veras que te recuperaras y te sentirás mejor—Seguimos comunicándonos mediante el aura, aunque me gustaría mejor hablar el idioma pokèmon.

Luego de comer como unos completos Snorlax y tener los estómagos bien llenos. Seguimos nuestro camino de vuelta a nuestro hogar ahora que percibimos que la amenaza había desaparecido, dejando atrás el camión medio vació junto con la aun inconsciente Absol, mi amiga aun se encontraba cansada como para seguir caminando, tuve que llevarla cargando en mi espalda para poder regresar. Hasta bien entrada la noche llegamos al bosque, cansados fuimos directos a caernos profundamente dormidos entre los arboles no demasiado lejos de donde nos habíamos reunido por primera vez.

Esta historia continuara…