Nada de Katekyo Hitman Reborn o Harry Potter me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.


Overconfidence Effect

Capítulo 7 - Kyoya

-... señor? - Otra vez ese idiota aquí, ¿qué quiere?

Si iba a estar molestando, solo había una solución: morderlo hasta la muerte.

Tsk, que debilucho. Debería de solo-¿uh?, ¿quién osaba-

- ¡No! - Hizo una doble toma y lentamente bajo la tonfa.

Esta era la primera vez que el pequeño animal se metía así para defender a alguien. Hmmm…

- Tsk. - Veamos qué hará ahora el pequeño animal.

Ésto sería interesante…

•°•°•°•°•°•

El pequeño animal había hecho un amigo. Ese amigo estaba interesado en el pequeño animal, tal vez…

- Le gusta el parque. - Siempre se metía por esa zona a esta hora los primeros días de la semana. Era algo masoquista de su parte, honestamente, pero suponía que era lo más cercano que tenía a…

No, no importaba ya. No había nada que hacer allí. Sería herir más al pequeño animal, pero… tal vez…

- Hmmm… - Ojalá y este chico en verdad se hubiera hecho amigo del pequeño animal y le importará.

El pequeño animal necesitaba a alguien que estuviera muy pendiente de él, tal vez eso haría el truco. Tal vez, esperaba.

Un hámster no daría tantos problemas, pero un hámster era solo un hámster al fin de cuentas. Y un hamster no hacía mucho, para variar.

•°•°•°•°•°•

Al menos ese herbívoro logró que te quedarás en un sitio decente, Tsunayoshi. Había llegado a creer que sería imposible, pero lo logró. O al menos lo estaba logrando momentáneamente, lo cual de por sí decía mucho.

El pequeño animal arrugó la cara e hizo una mueca de dolor, pero no se despertó. Frunció el ceño y removió la mano de sus costillas. Nunca llegó a en verdad revisar, y no hacía falta con esa reacción. Tsk, tenía que hablar con cierto alguien…

Tsunayoshi iba a causar su propia muerte si seguía en este plan.

Eso no iba a pasar. No bajo su cuidado.

- Dulces sueños, pequeño animal. - Se despidió, revolviendo ese cabello chocolate que ya era más cabello que maraña.

Era hora de cazar a cierto herbívoro y asegurarse de que entendiera un par de cosas…

Y lo que pasaría de no hacerlo, claro esta.

•°•°•°•°•°•

-... jefe? - ¿Hmmmm?

El herbívoro tembló aún más bajo su atención, y se preguntó cómo fue que terminó con alguien como él entre su gente cuando ni siquiera podía poner una cara firme ante su presencia. No era la mejor de las presentaciones, pero suponía que podía entender de dónde venía tal cosa. Después de todo, no era un misterio lo que pasaría si hacían algo que no toleraba.

- No debería espantarlos así. - Comentó su mano derecha en estos asuntos una vez que el herbívoro corrió con la cola entre las piernas.

Arqueó una ceja. No dijo nada ni se movió. ¿Y lo había espantado?, que bueno era saber que su sola presencia generaba tal terror. Lástima que eso no evitaba que la gente hiciera caso a las reglas, pero si lo hicieran… igual los mordería hasta la muerte, dependiendo de su humor.

- ¿Puedo suponer que todo está yendo bien con…? - ¿Otra vez con eso?, ¿cuántas veces debía de decir que no era problema de nadie lo que hiciera o no hiciera?, sería… espera.

- El pequeño animal consiguió casa. - Porque si alguien había hecho el favor de mantener un ojo y un oído sobre cualquier cosa que pudiera concernir al pequeño animal… - Esperemos que se quede allí. - Más le valía quedarse.

El pequeño animal no era un animal callejero por más que quisiera serlo. Era demasiado blando aun ahora para tal cosa. Por más que tuviera ese extraño… sexto sentido, igual seguía estando en gran desventaja allá fuera y eso ambos lo sabían.

Y aún así el pequeño animal tenía el descaro de negarle una y otra vez todos sus intentos.

Más le valía quedarse allí ahora. O lo mordería hasta la muerte.

•°•°•°•°•°•

- Hey. - Hmm, al menos no tenía que golpearlo por no estar pendiente. Sería en otra ocasión, obviamente. La inteligencia de los herbívoros era limitada después de todo. - ¿Sucede algo?, sigue en casa. - Ah, con razón.

Estaba usando un gps en Tsunayoshi. Una buena táctica, pero una temporal. El pequeño animal no era tan tonto, a menos que realmente no quisiera irse, lo cuál… Hmmm…

- El pequeño animal. - "Tsubasa" como se hacía llamar ahora. No usaría ese nombre. Sería como borrar quién era en verdad el pequeño animal, lo cuál era justo el objetivo de Tsunayoshi. No, no, no.

La injusticia que veía cada vez que veía al pequeño animal o al que todos llamaban "Tsuna" ahora no tenía nombre. Tampoco tenía forma de cambiarlo, no realmente. El pequeño animal estaba muy equivocado en muchas cosas y lo sabía, pero en otras estaba en lo cierto. Desgraciadamente esta era una de esas.

- Tsubasa, ¿no? - Frunció el ceño sin poder evitarlo. Ese nombre… algún día iba a forzarlo a destruirlo. - Por tu expresión voy a suponer que ese no es su nombre real. - No lo era. Y nunca lo sería si tenía algo que decir al respecto.

- No. - Pero desgraciadamente: - Quiere borrar su pasado. - Por dolor. Por dolor. No se le era una sorpresa, no realmente, pero no podía aceptarlo y no era la respuesta correcta. El pequeño animal siempre recordaría, lo quisiera o no. - No eres atento. - Era más una observación qué otra cosa.

Era cierto. Debía ser notorio, el pequeño animal no había estado bien en mucho tiempo. No por falta de intentos de su parte, claro está.

- ¿En qué sentido? - No lo negó. Puntos por eso. Tenía más inteligencia que el promedio. Bien - Sé que necesita un doctor, ese nerviosismo en el que vive no es normal… - ¿Nerviosismo?

- El pequeño animal es torpe desde que lo conozco. - No creía que fuera natural. El pequeño animal tenía algo diferente a los demás. Si es que a eso se refería este herbívoro, claro está. - No eres atento, herbívoro. - No tanto como espero. Era una lástima. - Miralo bien. - Porque si volvía a buscarlo para decirle lo mismo: - Te morderé hasta la muerte si fallas en al menos intentar corregir la situación, Gokudera Hayato. - Y seria con intereses porque este herbívoro era un debilucho y pelear con debiluchos no era realmente interesante.

No había más nada que decir, no había nada que hablar. Una semana es todo lo que le daría, y eso siendo generoso. Eso debía ser tiempo suficiente para al menos ver si se daba cuenta o no de lo que estaba haciendo el pequeño animal.

Si no… bueno, terminaría en el hospital si alguien se apiadaba de él.

•°•°•°•°•°•

Subió y quedó a un escalón para terminar de subir y acostarse a tomar una siesta. Su puesto ya estaba ocupado por alguien que temblaba como una maraca, se abrazaba a sí mismo, y le faltaba mucho color en el rostro.

Se sentó cuidadosamente a su lado, y pasó un brazo por sus hombros antes de jalar lentamente. Que habrán hecho esos idiotas… los morderia hasta la muer-

- Hibari-san… - Estaba allí, estaba allí, no pasaba nada.

- Sssshhhhhh… - Si no quería hablar, no quería-

Hizo una doble toma y su cerebro reinicio lentamente. En lugar de apartarse o morderlo hasta la muerte por tal cosa, solo suspiro y se enfocó en hacer círculos en su espalda.

- No debiste comer tanto solo para impresionar. - Se sentía mal, se sentía muy mal, y podía imaginarse que esta no era la primera vez que vomitaba desde que llegó aquí.

Podía imaginarse muy bien lo que pasó, porque también le pasó a él. Debió de haberlo previsto…

- No me gusta comer… - Tonto pequeño animal…

- Un poco no te hará daño. - Tenía que comer, lo quisiera o no. - Te morderé hasta la muerte. - En lugar de intimidarlo, el pequeño animal solo se rió. Poco, breve, pero se rió.

Esta era la única persona que no le tenía miedo al decirle eso. Ya no. Y no volvería a funcionar, no importa cuánto lo intentara.

Hubo un pequeño chillido de pena, pero murió rápidamente. Una vez seguro de que no iba a vomitarle encima, salió con el pequeño animal en brazos. No pesaba nada. No había pesado la gran cosa en demasiado tiempo.

- Tonto. - Eso era lo único que podía decirle, que importará al menos.

Tenía a ciertos herbívoros que visitar. Por ahora solo tenía que asegurarse de que cierto pequeño animal no fuera a hacer una tontería. Otra vez.

•°•°•°•°•°•

- De verdad vino a ti. - Este comunicado vino con una voz seca y cero sorpresa. Irritación, más bien.

Levantó la vista de su libro e ignoró el pánico silencioso que no era tan silencioso como sus hombres parecían creer. La inteligencia de los herbívoros a veces dejaba mucho que desear, otras veces era casi una bendición. Ahora no era más que irritante, pero no era necesariamente nuevo.

- Trajimos a la persona extraña preguntando por usted o Tsubasa, según ordenó, jefe. - El más valiente del conjunto le comunicó con una mirada seria, derecho y sin siquiera un temblor.

Al menos alguien era competente. Necesitaba más gente como él en su Comité.

- Gokudera Hayato. - Llamo, sin molestarse en levantarse o moverse. Por los momentos se conformaba con evaluar al nombrado.

Unas 5 horas. Había venido rápido, pero no tan rápido. Tsubasa debió de haber hecho de las suyas otra vez, pero no lo logró completamente esta vez. Bien. Ya era hora de que alguien más viera la verdad en lugar de lo que solo Tsubasa quería mostrar. Tal vez esto no sería un completo desperdicio como temió después de todo…

- Lo forzaste. - No era una acusación, era simplemente un hecho.

Si Tsubasa estuviera despierto, si estuviera oyendo esto, trataría por todos los medios de distraerlo, de que esta conversación no se diera en todo caso.

- No fue la intención. - Lo admitía. Bien, podía trabajar con este herbívoro. - Lo engañe, para salir de dudas. - ¿Oh?

- ¿Es así? - No pudo evitar soltarlo como si fuera una genialidad. La mala cara del chico de pelo gris se acentuó, más no se defendió o atacó.

- Tsubasa no se deja ver, o revisar de verdad, fuera de lo que no es visible a simple vista. - Hmmmm… Buena respuesta, o eso le gustaría decir, pero la verdad era otra:

- ¿Es eso un impedimento? - A él nunca lo detuvo, incluso si Tsunayoshi chistaba y se molestaba.

Si eso era un impedimento para este herbívoro, entonces, desgraciadamente, no tenía lo que se necesitaba porque Tsunayoshi era bueno en zafarse de cosas. Esto no era más que una pequeña muestra siendo algo tan… visible, por decirlo de alguna manera.

- Mira, quizás para ti sea fácil saltarse todo y pedir disculpas después, si es que las pides, pero en mi caso yo no tengo más que algo de confianza por parte de Tsubasa. - ¿Y eso era un problema?, Tsunayoshi perdonaba rápido y en verdad no se molestaba. No había necesidad de pedir perdón en la mayoría de los casos, honestamente. El pequeño animal sabía las razones como arte de magia. - Pierdo eso, murciélago gigante, y Tsubasa no va a volver. ¿Entiendes eso?

¿Que no iba a…?

- Ah. - Ese pequeño detalle. - Haz lo que creas mejor entonces. - Porque lo que sea que mantuviera a Tsunayoshi en donde estaba no era algo que pudiera ver o entender en este momento. Por no mencionar que el pequeño animal no iba a ayudarse a sí mismo, o hacer las cosas fáciles.

Tsunayoshi nunca hacía las cosas fáciles para sí mismo.

- Obligarlo a comer nunca me resultó. - Podía compartirle eso, suponía. - Siempre piensa primero en los demás, suele olvidarse de incluirse a sí mismo. - Y dado que estaban esto: - ¿Te sirve de algo herbívoro? - No creía que hiciera falta decirle que, si esto volvía a pasar, sería mordido hasta la muerte.

- Tsk, ¿te costaba algo compartir eso? - Este infeliz… - Me sirve. Explica unas cuantas cosas, y da muchas más preguntas… - Algo más siguió, pero fue muy bajo como para oírlo.

Más le valía a este herbívoro no meter la pata en el barro tan feo otra vez, una estadía larga en un hospital sería lo de menos en su lista de preocupaciones, si llegaba a suceder.

Tal vez debería aumentar sus visitas… solo para asegurarse de que no fueran a hacer una estupidez. De nuevo.