HONNE

Los verdaderos sentimientos y deseos de una persona.

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

Capítulo 15. Las buenas y malas consecuencias.

En contadas ocasiones en su vida Sakura se había sentido tan impotente e inútil como en ese momento.

Pareciera ser que todos los años que había invertido en entrenamientos de kendo y defensa personal terminaron siendo en vano, pues cuando al fin llegó la ocasión perfecta para usar sus conocimientos, con un simple golpe en su nuca quedó reducida a una damisela en apuros.

Una carnada para que su esposo acudiera a su rescate.

Era por ello que en esos instantes se encontraba tirada sobre el suelo y amordazada de pies, manos y boca. Ataduras de las que a pesar de llevar una noche completa siendo víctima, todavía no dejaba de luchar por quitarse.

—Sigues siendo testaruda, pequeña Sakura — el hombre que la secuestró y la había estado custodiando comentó con una cínica sonrisa. Ella simplemente lo miró con odio —. Esta es la tercera vez que te lo digo, pero, por tu bien, ya deberías detenerte.

Para la pelirrosa fue evidente que el consejo de Madara, acompañado por su mueca de lamentación eran totalmente falsos. A ese perverso hombre no podía importarle menos su bienestar y por ello la chica no le obedeció.

En cambio, se incorporó pese a las dificultades hasta poder sentarse y recargarse contra la pared.

—Tienes suerte de que no me siento tentado a tirar abajo toda esta desesperación por mostrarme que no me tienes miedo — el Uchiha la observó divertido desde al otro lado de la pequeña choza en la que se había ocultado a sí mismo y a su rehén. Internamente, se regodeó con la estampa de la criatura desaliñada e indefensa que aun asi insistía en mantenerse reacia y determinada —. Hubieras sido una digna mujer Uchiha sin duda... Lástima que mi sobrino no pudiera convertirte en una.

Esas palabras fueron realmente reveladoras para la chica.

Al parecer, al menos el hecho de que se había casado en secreto con Sasuke aún era un asunto del desconocimiento de Madara y quizá por ello el hombre se había sentido con la suficiente seguridad para emprender una cacería de brujas en su contra, en pro de continuar con sus planes tal y como los había diseñado desde el principio.

No pudo evitar que, a pesar de tener una gruesa tela entre los dientes, una divertida risa se le escapara y esa reacción tan peculiar y opuesta a su anterior furia consiguió interesar a su captor.

—Pereces tener algunas cosas que compartir, Sakura — el pelinegro se levantó de la esquina donde había estado sentado para aproximarse a ella y de un firme tirón le quitó la mordaza de los labios —. Así que adelante, eres libre de expresarte.

—En realidad preferiría escuchar de su propia boca la razón por la que hizo todo esto — la femenina voz salió ligeramente adolorida luego de tanto tiempo sometida, aunque también segura y confrontativa.

—No tiene sentido desperdiciar el poco tiempo que te queda con esas nimiedades... Y como no tienes nada que decir, lo mejor será que duermas un poco, que mucha falta te hace. No querrás recibir a tu Sasuke-kun con ojeras en tus lindos ojos — Madara se regodeó burlonamente y se puso de pie para aproximarse a la salida, bajo la mirada impotente de la doncella —. Yo volveré en un momento, hay muchas cosas de las que ocuparme gracias a ustedes.

Y luego de esas palabras y tras soplar en la única vela que iluminaba el cuarto, el Uchiha desapareció.

Por su lado, Sakura meditó lo inútil que sería gritar por ayuda ahora que podía. Seguramente estaba recluida en un lugar en mitad de la nada donde nadie podría escucharla y era por ello que su captor no vio utilidad en volver a ponerle la mordaza. Mejor decidió inspeccionar visualmente la estancia en donde estaba en busca de algo que pudiera ayudarle a escapar. Sin embargo, dada la oscuridad, sus esfuerzos fueron inútiles. Sabía que acompañándola en ese lugar solo había una simple silla, no había más muebles, ni una sola ventana y mucho menos alguna arma que luchar por alcanzar, a pesar de estar sometida. Aunque luego recordó que la superficie de madera de los muros que la aprisionaban era irregular, vieja y astillada, lo que sin duda sería de ayuda.

Su única esperanza sería dejarse guiar por el tacto.

Así entonces, recargándose contra la pared, comenzó a palparla solo pudiendo sentirla con las yemas de sus dedos debido a las ataduras. Procuró ser en extremo silenciosa, deslizándose con lentitud por el piso para ir de esquina a esquina, pues no quería llamar la atención de su secuestrador y arruinar lo que sería su única oportunidad de escapar. Tal fue la falta de ruido adentro que podía escuchar los pasos y la voz de Madara afuera.

De vez en cuando, el oír al hombre acercarse o moverse abruptamente hacía que su corazón latiera desenfrenado y los nervios entorpecieran su búsqueda de algún objeto pulso cortante que rompiera la cuerda en sus muñecas. Estaba tan ansiosa que perdió la noción del tiempo y no supo cuánto tiempo estuvo buscando hasta que finalmente encontró su salvación.

En la pared donde estaba ubicada la puerta deslizable, justo en la parte inferior izquierda, encontró un sobresaliente clavo afilado en el que se apresuró a frotar la cuerda en sus muñecas tan rápido como pudo.

No pudo evitar esbozar una enorme sonrisa cuando sintió como las ataduras comenzaban a aflojarse lentamente y ni siquiera puso atención a los cortes que se hizo por su apremio.

Al final, la sangre que manchó de carmesí su piel no hizo menos dichoso el ver frente a ella sus manos, por fin liberadas.

Sin embargo, el alivio y felicidad le duraron poco pues ahora tenía que recuperar la serenidad y cordura rápidamente, para así pensar en un buen plan de huida.

—¿Huir? — murmuró para sí misma sin apartar la mirada de sus palmas ensangrentadas.

¿De verdad eso era lo que iba a hacer cuando por fin tenía vía libre para ir y luchar contra el hombre afuera de la habitación?

Ese demonio con forma humana que no había tenido ninguna piedad al destruir su mundo.

Quien le arrebató la vida a su propio hermano por intereses egoístas.

Quien privó a Itachi de ese brillante futuro que todos sabrían que tendría.

Quien sumió a Mikoto en la completa oscuridad y le hizo perder años y años de su vida.

Quien asesinó a su padre, el inocente hombre que evocaba con amor y tristeza todas las noches antes de dormir.

Quien dejó viuda y desprotegida a su amada madre.

Quien convirtió la vida de Sasuke en un infierno y lo obligó a crecer con la pesada carga de la venganza sobre su espalda.

Quien la obligó a ella misma a ser un peón de un juego para el que siempre se estuvo preparando.

Finalmente había llegado la hora de poner en práctica y darles utilidad a todos esos años de largo entrenamiento. Al fin estaba de frente con el momento para el que había puesto corazón, esfuerzo y determinación al aprender a pelear, desde que era una niña.

Sería una completa estupidez y una deshonra tirar esa oportunidad que se le estaba presentando.

Obtener justicia por todo lo que ella y sus seres amados habían sufrido quedaba en sus manos y esa era la ocasión indicada para ello.

Así pues, tensa y motivada por todos esos pensamientos acerca de las cosas que perdió y vio a otros perder por culpa del Uchiha, tomó la silla y la hizo rechinar con fuerza. Acto seguido la levantó en el aire y se preparó para golpear con ella al hombre que se aproximaba al cuarto habiendo sido llamado por el ruido escuchado anteriormente.

Primero había pensado en utilizarla para azotarla directo en la cara, sin embargo, anticipándose a que pudiera ver venir el impacto y lo detuviera, mejor se agachó y lo golpeó en las rodillas haciéndolo caer apenas Madara abrió la puerta.

—¡Estúpida! — el pelinegro gritó furioso al caer y soltó un nuevo alarido de dolor cuando Sakura esta vez sí impactó la silla contra su cara. Lamentablemente, cuando la joven intentó atestarle un segundo golpe, el Uchiha lo impidió tomando con su mano el mueble y consiguió quitárselo de las manos —. Parece que no piensas esperar a que tu amiguito llegue para ambos puedan morir juntos, ¿eh?

—¡No es mi "amiguito"! ¡Es mi esposo! — la chica gritó mientras huía de él, aprovechando que estaba teniendo dificultades para levantarse y la sangre cayendo desde una herida en su ceja le dificultaba la visión.

Aquel par de golpes seguidos lo habían dejado francamente aturdido, pero pese a ello pudo reaccionar a la declaración dicha por su cautiva.

—¡¿Esposo, dijiste?! — el encolerizado Uchiha exclamó yendo tras ella a gran velocidad y empujándola cuando ésta estuvo a punto de tomar su arco y sus flechas de una esquina del escondite donde estaban —. ¡¿En qué momento tú y ese mocoso se casaron?!

Sakura cayó de cara contra el piso, pero a pesar del dolor siguió intentando alcanzar aquellas armas a pocos centímetros de ella. Sólo que antes de conseguirlo, Madara la tomó por los tobillos y la arrastró lejos. Ambos comenzaron a forcejear por imponerse sobre el otro y aunque el hombre era más grande que ella, la chica tenía más fuerza de la que aparentaba y no se estaba dejando someter.

—¡En algún punto de toda tu perversa maquinación! ¡¿Por qué?! ¿Acaso eso es un inconveniente para ti? — la pelirrosa lo cuestionó con un tono sarcástico y consiguió atestarle un fuerte puñetazo en la mandíbula que lo hizo retroceder.

—Parece que sabes la respuesta, florecilla — Madara se frotó la boca, disimulando el dolor, y se abalanzó sobre Sakura para darle una bofetada que la dejó un poco aturdida y tirada boca abajo en el suelo —. Pero está bien, no te preocupes. El matrimonio se acaba una vez que la muerte llega y a ti no te falta mucho para conocerla. Así que mis planes se mantendrán intactos.

—Sasuke vendrá por mi e incluso antes de que lo haga yo acabaré contigo —. la doncella expresó tratando de recuperar la orientación, solo que antes de lograrlo el Uchiha se cernió sobre ella y le puso un pie en la espalda para impedir que se levantara.

—Yo no lo creo, pero déjame decirte que aún si no estuvieras a mi merced, el consejo de tu honorable emperador está buscándote para poner tu cabeza en una pica por traición — Madara se burló para después darle dos poderoso pisotones que la hicieron gemir, adolorida —. Ellos tampoco son precisamente los funcionarios más limpios y honrados, que digamos. Por eso es que hace años fue tan sencillo para mi entrar al palacio y ahora convencerlos de tu crimen y de que la mejor forma de solucionar todo sería con tu muerte... ¿No es eso fantástico? Ahora todo lo que tengo que hacer es entregar tu cadáver y el de Sasuke en lo que el estado considerará un asesinato perfectamente legal.

—¿Por qué...? ¿Por qué hacer todo esto?

—Pensé que lo sabias.

—No de tu propia boca.

El pelinegro se lo pensó un momento. Sakura iba a morir de todas formas, quizá contarle sus motivaciones no sería tan trascendental como podía parecer. Además, nunca le había expresado a nadie la verdad detrás de toda su artimaña, ni siquiera a Obito. Esa sería la única ocasión en la larga vida que aún tenía por delante en la que expresaría la astucia e inteligencia aplicada a sus planes.

—Bueno, florecilla. Muchos años antes de que tú, Sasuke e incluso Itachi nacieran, como el hijo mayor de mi padre se tenían muchas expectativas respecto a mi... Sin embargo, quien al final se llevó toda gloria fue mi hermano por formar a su familia perfecta — sin ningún cuidado, volteó a Sakura y le propinó una patada que la dejó sin aire. Necesitaba tenerla débil, aunque al mismo tiempo consciente para que pudiera escucharlo —. Yo ya tenía un hijo, pero, debido a su ilegitimidad, se me "recomendó" deshacerme de él. No obstante, al final decidí que podía serme de utilidad un día así que lo dejé vivir y lo escondí.

—¿T-tienes un hijo?

—Un peón más bien. No me gusta llamarlo hijo en realidad, porque nunca lo he considerado como tal, aunque dejo que él piense que si — a pesar de su dolor, la joven pensó en lo despreciable que él era —. De hecho, él es quien debe estarse encargando de tu marido en este momento. Si no es que ya lo resolvió y solo falto yo por culminar con 25 años de planes que bien pude haber evitado deshaciéndome de Fugaku antes de que siquiera conociera a Mikoto.

—¿Por qué estás tan desesperado por acabar con los demás Uchiha además de ti? ¿Es su patrimonio tan importante y valioso? — si bien sabia de la antigüedad y prestigio de la familia a la que ahora pertenecía, nunca supo a cuánto ascendía la fortuna de la que Madara quería apoderarse.

Al escuchar lo que ella creía que él buscaba, el hombre soltó una sonora carcajada que resonó por todo el cuarto. Irritada por su burla y aprovechando su distracción, Sakura tomó una gran bocanada de aire y consiguió incorporarse y quitárselo de encima. Acto seguido, la pelirrosa se apresuró a tomar una espada que estaba en una esquina cercana de la habitación y la blandió, enfrentando a su contrincante con un brillo guerrero en sus ojos.

—Así que realmente quieres que peleemos en serio, ¿eh, princesa? — el hombre sonrió levemente y retrocedió hasta tomar su propia espada, poniéndose en posición de pelea igual que ella.

El primero en atacar fue él, pero la doncella fue rápida en defenderse y bloquear el golpe.

Los movimientos de ambos fueron gráciles y precisos. Chirridos metálicos resonaron en el aire cada que las espadas chocaron una y otra vez. Su destreza era la mayor ventaja de Sakura, pese a ser la más inexperta espadachina de los dos, mientras que Madara tenía a su favor la fuerza y la experiencia, lo que lo hacía parecer un contrincante sin puntos débiles.

La pelea poco a poco fue tomando más intensidad conforme el Uchiha trataba de acorralarla y Sakura bloqueaba sus ataques al tiempo que se movía por el escondite para evitar precisamente ser atrapada. En un momento, ambos retrocedieron lejos del otro, lo que le dio la oportunidad a Madara de hablarle, mientras trataban de recuperar la respiración.

—Lo cierto, pequeña Sakura, es que no es el dinero de mi clan lo que busco, sino hacerme con su control y resignificar el apellido, asi como eliminar todos esos ridículos protocolos y costumbres que tanto daño me hicieron — la pelirrosa no se movió ni reaccionó en primera instancia a su declaración, por lo que el hombre tuvo que ser más específico —. De no haber sido por lo que mi padre y sus antepasados establecieron que sus herederos debían ser para obtener valor y reconocimiento, yo habría tenido lo que merecía y no habría recurrido a esto.

—¿Eso es lo que te dices para no sentir culpa por matar a tu hermano y tu sobrino? — la chica lo cuestionó con rabia.

—No, porque para empezar nunca he sentido culpa por lo que hice — él se encogió de hombros y esbozó una charlatana sonrisa —. Fugaku al menos tuvo dinero, prestigio, esposa e hijos, pero... ¿Yo que tuve? ¿El maravilloso consuelo de ser el segundón al que de vez en cuando podía permitírsele participar de los negocios del clan? ¡Por favor!

—Tal vez si hubieras hecho las cosas bien no habrías sido despreciado.

—Aunque hubiera seguido los pasos de mi hermano menor al pie de la letra no me habría tocado nada. Todo ya estaba estipulado que sería para Itachi e incluso, después de él, estaba tu querido marido — de manera sorpresiva, Madara se lanzó hacia Sakura en un nuevo ataque, pero ella alcanzó a esquivarlo y corresponder con rápido corte en sus costillas. Aunque el Uchiha se mantuvo intacto como si ella no le hubiera hecho ni un rasguño —. Por eso los necesitaba a todos fuera. Esa era la única manera en que podría obtener para mí la corona de mi clan como siempre debió haber sido.

—¡Estas loco! ¡Tu ego te ha nublado el juicio! ¡Tu habrías llevado a los Uchiha a la ruina! — aprovechando que ya estaba herido, la pelirrosa trató de lanzarse hacia él con la intención de cortarle nuevamente, sin embargo, Madara alcanzó a parar su golpe con su espada y con la mano que tenía libre la golpeó en las costillas, enviándola atrás.

—¡Ya están en la ruina! ¡¿Cuál es la diferencia!? Todo el mundo piensa que nuestra sangre se mezcló con la yakuza... ¡Perdimos nuestro buen nombre!

—¡Y de quién son culpa esos rumores! — Sakura le gritó con todas sus fuerzas y su intensa mirada verdosa no perdió detalle de las expresiones de su contrincante mientras arremetía en su contra —. Inclusive si tú hubieras estado a la cabeza la reputación del clan habría sido peor que la que ya tienen. Al menos Itachi-niisan tenía un corazón bueno y justo y Sasuke-kun, el único heredero restante, es honorable, valiente y protector... ¡Cosas que tú no eres! ¡¿Cómo puedes pensar que tú te merecías más ser el líder que ellos?!

—De modo que una niñata que apenas consiguió el apellido hace poco cree saber más sobre él que yo — Madara volvió a burlarse, blandiendo su espada juguetonamente, a pesar de que estaba sudando debido al dolor de su herida —. Deberías estar agradecida... Traté de darte una oportunidad para alejarte de Sasuke y estar con alguien más... Una chance de salir de toda esta mierda.

—¡Me conoces desde niña! ¡Sabes que preferiría morir a estar con cualquiera que no sea él! — Sakura se enfureció por su atrevimiento.

—¡Y es precisamente por eso que vas a morir!

Antes de que el Uchiha dejara caer sobre ella su espada, la pelirrosa alcanzó a agacharse para golpear la ingle de Madara, lo que le permitió dejarlo fuera de combate un momento, aunque en el proceso fue herida en el hombro, superficialmente. Su intención era escapar ya que, conforme habían estado recorriendo el escondite mientras peleaban, consiguió acercarse a lo que supuso era la puerta de salida.

Aquello fue correcto, pues en cuanto deslizó la puerta, el frío del bosque nocturno azotó contra su rostro, haciendo que se congelara en su lugar. No obstante, recordando que a su secuestrador estaba por acabársele el efecto del dolor que ella le provocó, salió corriendo sin importar la oscuridad y su desorientación.

Mientras trotaba tratando de ser lo más silenciosa posible se tocó el hombro para cubrir su herida y palpar su profundidad, aliviándose de que no lo fuera demasiado. No sabía a donde iba, ni si acaso tenía oportunidad de salir de ese laberinto de árboles, lo único que le interesaba era escapar lo más lejos que se pudiera de Madara y ganar tiempo para cuando su esposo, Kakashi o quien fuera, llegará en su auxilio.

Aunque...

"Él dijo que su hijo se estaba encargando de Sasuke-kun."

... En cuanto ese pensamiento llegó a su mente, paró en seco su huida y se escondió entre unos arbustos.

La mera posibilidad de que ese Uchiha bastardo hubiera tenido el atrevimiento de ir por su marido y le hubiera causado dolor hizo que la determinación de Sakura por acabar con su tío político se reafirmara más fuerte que nunca. Ahora no podía contenerse o tener piedad puesto que, habiendo escapado por fin, los minutos que pasaba huyendo y no peleando por defender a su esposo eran una completa pérdida de tiempo.

Así entonces, al escuchar el sonido de la tierra siendo pisada no muy lejos de donde ella se encontraba se preparó para sorprender al hombre que tanto daño le había causado a todos, de una vez por todas.

—¿Sakura? ¡Ven aquí princesa! — Madara gritó con un falso tono de voz amigable —. ¿Recuerdas cuando eras niña y te gustaba sentarte en mis piernas para abrazarme?... ¡Pues si sales podremos hacer exactamente eso y te prometo que haré que mi espada te atraviese el corazón tan rápido que ni siquiera lo notarás! ¡¿Qué dices, eh?! ¡Por los viejos tiempos!

Desde su lugar, la pelirrosa se mantuvo silenciosa y tensa. Esperando el momento adecuado para atacar. Aunque por dentro estaba retorciéndose en maldiciones contra el hombre por su osadía al mencionar aquellos lejanos recuerdos de cuando era una inocente niña que confiaba en él y revoloteaba a su alrededor, ignorante de la basura que era en realidad.

—¡Siempre fuiste adorable! ¡Me caías mejor que mis sobrinos y por supuesto eras mi Haruno favorita! — el hombre siguió apelando a esos viejos días, pero aun sonaba bastante lejos de donde la pelirrosa se encontraba, por lo que ella no salió aún —. Tú sabes... Pequeña, hermosa y gentil. Quizá por eso no fui directo a matarte a pesar de que siempre supe de tu inconveniente compromiso con Sasuke... — aun nada. Para ese punto, Madara estaba más que impaciente ya que su herida no dejaba de sangrar y estaba debilitándose más de lo que podría admitir. Si quería terminar con esa tontería de Sakura rápidamente, debía provocarla aún más —. Quizá por eso la única pizca de culpa que he sentido en toda mi vida fue provocada por haber tenido que dejarte huérfana de padre.

La joven rechinó los dientes de impotencia y lágrimas amargas se deslizaron por sus mejillas. En sus manos, la espada tembló por la fuerza con la que la estaba tomando, desesperada por darle fin a ese repugnante hombre. Sin embargo, debía esperar un poco más. Unos cuantos tortuosos segundos más.

—Pobre Kizashi... El de verdad creía firmemente en que Sasuke te mantendría a salvo... Pero estaba muy equivocado — conforme sus ofensivas declaraciones avanzaban, sus pasos también lo hacían y, asomando su furiosa mirada entre el arbusto, Sakura lo vio acercarse. Por su lado, Madara sonrió victorioso cuando divisó el conveniente escondite donde seguro estaba la muchacha y caminó hasta él lentamente, seguro de tenerla acorralada —. Y cuando lo veas en el otro lado no le quedará de otra más que admitirlo... ¡¿Verdad?!

Sin embargo, al adentrarse en el arbusto donde creía que Sakura se ocultaba, éste estaba vacío y antes de que pudiera darse la vuelta, fue empalado por detrás, justo en el cuello.

Al dejar salir el sable de su cuerpo, Madara cayó mientras trataba inútilmente de cubrirse la herida con sus manos para detener el flujo de sangre, pero el líquido carmesí inclusive estaba logrando escapar por su boca.

La joven de rostro enfurecido y lagrimeante lo observó mientras agonizaba y aunque estaba terriblemente asustada por haber asesinado a alguien nuevamente, también se sentía satisfecha por haber conseguido ganarle.

—¿Lo ves?... Incluso una Uchiha sólo de nombre como yo es mucho mejor que tú — le dijo con voz agria y una expresión de asco.

Casualmente, la misma que su padre le dio el día en que Fugaku consiguió establecerse por encima de él y demostrar que era el más apto a pesar de ser el hermano menor, pensó Madara antes de finalmente morir.

Sakura se quedó largos minutos que probablemente se convirtieron en horas simplemente contemplando el cadáver de su enemigo.

Como si temiera que si se descuidaba ese monstruo pudiera levantarse, tratar de volver a hacerle daño y destruir su mundo.

Como si no pudiera creerle a su mente a pesar de que ésta le decía que ya todo había terminado.

Tal fue su miedo por la posibilidad de que el hombre tirado frente a ella pudiera regresar a la vida, que solo pudo hacerla reaccionar el paulatino rayo de sol que la cubrió cuando llegó el amanecer.

Entonces y solo entonces, su mente se aclaró e irremediablemente cayó de rodillas, comenzando a llorar a la vez que el cansancio se apoderaba de ella y quería obligarla a dormir.

Todo había terminado, aparentemente, pero... ¿Acaso la muerte del causante de tanto mal podría ser el final de sus problemas? ¿Podía confiar en que a partir de ese día su bienestar y el de su familia estaban asegurados? Probablemente no, considerando que la orden del consejo del emperador seguía en pie y su cabeza aún era buscada por su supuesta traición.

Pero al menos tenía una cosa clara. No se había quedado de brazos cruzados dejando que otros se encargaran de esas cuentas pendientes y su actuación en contra de Madara fue todo lo que siempre tuvo en mente y quiso lograr desde la época en que era una pequeña aprendiz de arquería.

—Te dije que era una guerrera... Papá... — murmuró con una pequeña sonrisa y se dejó caer en la inconsciencia.

...

Para Sasuke era imposible determinar que lo había dejado más impactado una vez que él y Kakashi arribaron al sitio donde se suponía que su esposa estaba secuestrada, si el hecho de ver el cadáver de su tío con varios signos de violencia o el cuerpo inerte de Sakura a su lado.

Lo primero que le vino a la mente fue el horrible pensamiento de que había llegado demasiado tarde y ahora era viudo. Una idea tan aterradora y dolorosa que lo hizo congelarse a varios metros de la pelirrosa y lo imposibilitó de acercarse a ella. Para su buena fortuna, el emperador no dudó ni un momento en ir hasta la chica y comprobar rápidamente que aún estaba respirando y su herida no era de gravedad.

Así entonces, como un niño aferrado a su juguete de consuelo favorito, Sasuke hizo el largo trayecto en carruaje hacia un nuevo escondite seguro, abrazado a su inconsciente mujer como si su vida dependiera de ello. Ni siquiera le importó en lo más mínimo estar bajo la mirada acongojada que Kakashi y no se permitió sentir alivio alguno por la muerte de Madara.

Solo pudo reflexionar acerca de la gran valentía y fuerza de su esposa al enfrentar a su enemigo una vez que un doctor la atendió y les hizo saber que estaba fuera de peligro.

Si bien lo correcto y lo que él habría querido hubiera sido enfrentarse a su tío personalmente, no podía evitar admirar y maravillarse con lo que Sakura había sido capaz de hacer y cómo, aunque él nunca la tomó muy en serio, la pelirrosa había cumplido con creces su promesa de protegerlo. No obstante, también había una enorme culpa alojándose y creciendo en su pecho debido a su incapacidad para haberla cuidado en primer lugar y evitado que tuviera que conocer lo horrible que era matar a alguien.

Miles de cuestiones acerca de sus fallas como esposo y la fortuna de tenerla a ella como su mujer lo atormentaron durante las doce horas en que permaneció a su lado esperando a que despertara. Kakashi lo acompañó con palabras de apoyo y su simple presencia un tiempo considerable, sin embargo, después decidió marcharse y arreglar todo el desastre que Madara hizo con su consejo... Y de pasó eliminar de una vez por todas a la podredumbre dentro de él.

Aunque no lo expresó con palabras y trató de disimularlo en su rostro, para Sasuke fue muy obvio que el emperador se encontraba furioso por cómo las cosas se habían desenvuelto, terminando con el estado actual de la pelirrosa. Así que no dudaba en que a partir de ese momento dejaría de permitir que los ancianos corruptos y controladores del palacio le pasaran por encima e impondría mano dura sobre ellos, como debió haber hecho desde un principio.

Estando a solas velando el sueño de su mujer, el Uchiha se recostó a su lado y la abrazó contra sí para infundirle su calor y susurrar en oído lo mucho la amaba y prometerle que nunca más la iba a dejar desprotegida. Nunca paró de hablarle y proliferarle las palabras de amor que durante años se guardó y que se odió por no haberle podido decir antes durante las angustiantes horas en los que no supo su paradero.

—Mi amor... Me estas aplastando.

Solo el sonido de su suave voz pudo sacarlo de su ensoñación.

—¿Sakura? — la llamó incorporándose rápidamente sobre ella, comenzando a lagrimear al comprobar que estaba despierta y, a pesar de la somnolencia, lo miraba y le sonreía con ese intenso amor que solo podía destinar para él.

Entonces, con las manos temblándole de pura ansiedad, acarició sus mejillas como si fuera porcelana a punto de romperse y, al sentir como ella hizo lo mismo con él con la misma ternura, se dejó caer en su pecho para llorar como hacía años no lo había hecho.

—No llores, Sasuke-kun... Sabes que eso es suficiente para romper mi corazón — ella murmuró comenzando a dejar fluir sus propias lágrimas al tiempo en que lo abrazaba contra su cuerpo —. Al menos dime que lloras porque estas tan feliz como yo de estar juntos y salvo por fin.

—Lo estoy, como no tienes idea — él se separó de su mujer y se limpió las lágrimas furiosamente. Sakura sonrió con dulzura e intentó incorporarse, a lo que su marido se apuró a ayudarle —. Dime, ¿algo te duele?... Él... ¿él te hizo mucho daño?

Su tono de voz y la manera en que la estaba contemplando demostraban que en serio temía que fuera así, por lo que la chica se apresuró a calmarlo.

—No Sasuke-kun, estoy bien, ¿qué hay de ti? — su mirada vagó preocupaba por el físico del hombre en busca de heridas e intentó tocar el costado donde Obito lo había atacado, solo que él se lo impidió tomando su mano entre las suyas.

—Sakura... Perdóname.

—¿Qué? — su repentina disculpa y la culpa en los hermosos ojos de su marido la confundió.

—No debí dejar que Madara te llevara, ni que la responsabilidad de luchar contra él recayera en ti... Soy un esposo terrible — él se sinceró y bajó la mirada, avergonzado —. Yo debía protegerte... Prometí que lo haría y te fallé.

La pelirrosa, experta en leer las emociones de su eterno compañero de vida, incluso sin necesidad de palabras, sabía que sin importar lo que ella le dijera el remordimiento y la culpa dejarían de atormentar a Sasuke. Él siempre había sido orgulloso como cualquier Uchiha y, habiendo sido criado por Kizashi la mitad de su vida, también era sobreprotector y tenía un profundo sentido del deber para con ella.

Así que decidió que lo mejor que podía hacer era reconfortarlo de la forma más infalible que conocía.

—Sasuke-kun... — lo llamó tiernamente para que él levantara la cabeza y se dignara a verla y en cuanto lo hizo, acercó su rostro al suyo para rozar su nariz con la suya.

—Sakura... — el pelinegro se quedó momentáneamente descolocado, pero la dejó hacer lo que quisiera, incapaz de resistirse a su cercanía, aunque cuando más estaba disfrutando el momento ella se separó de él y le sonrió tan deslumbrante como siempre.

Como si nada hubiera pasado.

Como si la pesadilla que acababan de vivir no hubiera sido real.

—Lo único que necesito de mi esposo es que siempre me haga sentir que me ama — la doncella dijo antes de inclinarse hacia el hombre y rozar sus labios con los suyos.

A pesar de que deseaba protestar y hacerle saber que ese no era el único de sus deberes, Sasuke la rodeó por la espalda para acercarla más a su cuerpo y se dejó llevar por la magnífica sensación del beso que compartían.

Uno tan casto, sencillo y dulce, cuya intención era recordarles que no importaba cómo habían logrado superar las dificultades y volver a estar juntos, lo de verdad significativo era que estaban en los brazos del otro, seguros y felices.

Los próximos minutos la pareja los pasó recostados sobre el futón dándose mimos, besos y conversando sobre lo que había sucedido, cada uno por su lado. Sakura fue sincera acerca del gran miedo que sintió cuando se vio obligada a pelear con Madara, así como el alivio y orgullo que la invadió por haber sido ella misma quien se encargara de él. Sasuke le contó sobre su encuentro con Obito y reflexionó acerca de lo difícil que era creer todo lo que una persona era capaz de hacer en contra de su familia simplemente por celos.

Ambos compartieron la angustia que les provocó estar separados, siendo conscientes del peligro que corría el otro, y que un miedo y una pena imposibles de describir los embargó por la posibilidad de que uno de los hubiera perdido la vida. Sin embargo, también admitieron que fue precisamente ese temor lo que los impulsó a actuar con valor y pelear incansablemente.

Todo lo que tuvieron en mente mientras luchaban fue poder regresar con su amado lo antes posible.

Habiendo logrado reconfortarse luego de mucho conversar, ambos se sintieron al fin seguros y en paz tras tantas malas vivencias y experiencias traumáticas.

—Nunca voy a poder olvidarme de esto... Pero, al mismo tiempo, sé que no va a afectarme lo suficiente como para arruinar mi futuro — Sakura confesó mientras miraba a su marido con intensidad, recostados uno frente al otro—. Mientras tú estés a mi lado, nada podrá hacerme infeliz.

—Lo sé. Incluso en el pasado, cuando todo se vino abajo sobre mí, no me sentí desdichado ni un solo momento y fue gracias a ti — él le acarició la mejilla, amorosamente —. Y prometo que por el resto de mi vida voy a esforzarme por corresponder a todo el amor y luz que tú has traído a mi vida.

—Descuida, eso será muy sencillo para ti... Todo lo que tienes que hacer para hacerme sentir recompensada es estar a mi lado, ser feliz y sincerarte si acaso no lo eres.

—Lo soy Sakura, siempre lo he sido — él le sonrió abiertamente y la besó en la frente —. Además, creo que en cuanto una plaga invada la ciudad, un desastre natural ocurra o la hambruna azote la humanidad te darás cuenta si empiezo a no serlo.

La pelirrosa no pudo contener una alegre carcajada que hizo sonreír aún más a su esposo. Fue como si por un breve instante regresaran a ser aquellos niños despreocupados que solo tenían que estar juntos para divertirse y ser felices.

Después de todo, habían venido al mundo juntos y estaba bien establecido que su vínculo tan especial debía ser protegido con el simple acto de permanecer unidos. Ya habían tenido suficientes demostraciones sobre lo que sucedía cuando rompían esa regla, era hora de que la siguieran al pie de la letra en el futuro que les aguardaba.

—Te amo, Sasuke-kun.

—Yo aún más a ti, Sakura.

Al menos, dado el amor que se tenían, no separarse nunca más iba a ser realmente fácil.

...

Tras todos los acontecimientos que habían tenido lugar a partir de que Sakura Haruno llegó a su vida, Kakashi reafirmó algo que sabía desde hace mucho: que ser emperador no era para él.

Si bien los años de mandato que había completado hasta ahora los había podido llevar sin ningún problema, esto se debía a que con frecuencia dejaba que su consejo lo guiara y le dijeran cómo debía actuar o proceder, sin embargo, ahora que sabía que no podía confiar en ellos, el mantener su cargo le parecía imposible.

—¿Y entonces qué se supone que pasará de ahora en adelante? — la pelirrosa sentada a su lado, en el porche de su casa de la infancia, le preguntó un poco preocupada.

—Nada de lo que debas preocuparte, cariño. Me asegure de poner en su lugar a toda esa banda de corruptos y no vendrán a molestarte en lo más mínimo, te lo aseguro.

De hecho, aún si le tomó meses, una vez presionó el botón correcto, había sido bastante sencillo hacerlos confesar sus crímenes y traiciones. En cuanto uno se doblegó y delató a los demás, el resto contó con detalle la larga lista de ofensas y trampas que entre todos habían hecho durante sus carreras políticas. De cierta forma, debía agradecer a Madara que le mostrara de qué clase de gente estaba conformado su gabinete, pues de lo contrario hubiera seguido a merced de sus malas prácticas de por vida.

—Eso lo sé Kakashi-sama. Me refería a qué pasará con usted.

El futuro ex emperador lo pensó un momento, al tiempo que le daba una larga y contemplativa mirada a la hermosa joven a su lado. Sin importar cuanto hubiera querido convencerse de que no debía guardar afecto hacia ella o por más que intentara alejarla de él, Sakura permanecía en su mente y corazón como una aguja clavada en lo más profundo de éste.

Siempre fue consciente de que las posibilidades de que estuvieran juntos eran en extremo escasas y que, aún si Sasuke Uchiha no hubiera reclamado su derecho como esposo sobre ella, la doncella jamás le habría dado una oportunidad. Era doloroso admitirlo, pero Kakashi no era un hombre que se mintiera a sí mismo.

Así entonces, decidió que, si no podía contar con amor en el futuro que aún tenía por delante, al menos tendría su libertad.

—El cargo va a quedar en manos de un primo mío. Es un hombre honorable y confío en él, así como en las personas que ha elegido para conformar el nuevo consejo — él comenzó a explicarle con una tranquilizadora sonrisa —. Yo por mi parte he decidido usar cierta cantidad de mis ahorros para comprar un algo muy especial y viajar en él.

—¿Y eso sería? — Sakura lo cuestionó con un brillo curioso en los ojos y, a modo de respuesta, Kakashi sacó del bolsillo interior de su haori un conocido barco de papel que ella había hecho —. ¡¿E-en serio?! ¡¿De verdad?!

El peliplata asintió varias veces y limpió con delicadeza las lágrimas que se le habían escapado a la joven debido de la felicidad que le produjo su noticia. Para ella, saber que Kakashi estaba tomando la decisión de manifestar su tan ansiada y recién obtenida libertad de esa forma era sumamente significativo. Que el hombre que había estado enjaulado en un palacio durante toda su vida por fin pudiera salir para explorar el mundo y todo lo que éste tenía para ofrecer la hacía sentir genuinamente emocionada por él.

Ella quería que su amigo fuera feliz y los meses posteriores a la muerte de Madara, a pesar de que ella y su marido estaban a salvo y felices, se preocupó mucho por la posibilidad de que el emperador no tuviera la oportunidad de también encontrar su propio bienestar.

—Me iré en unos cuantos días, está, de hecho, es nuestra despedida temporal... Aunque si tú quieres puedes venir conmigo — él la invitó a modo de broma. Era consciente de que sería rechazado y con muchos buenos motivos de por medio.

—Tal vez en unos años, como usted comprenderá, hay mucho aquí que necesita mi atención — ella sonrió mirando hacia el interior de su casa, donde su madre y Mikoto iban de un lado a otro, ocupadas —. Sin embargo, en cuanto pueda yo también tendré mi propia aventura, Kakashi-san. Lo prometo.

—Me pregunto si ese obstinado esposo tuyo estará de acuerdo con eso — él entrecerró los ojos juguetonamente, haciéndola reír. Se le hacía imposible que Sasuke aceptara dejarla marcharse de casa sin protestar. Más aun en sus circunstancias actuales —. Por cierto, ¿dónde está?

—Regresara en un momento, ha salido a hacer un encargo importante — ella sonrió con toda la dulzura del mundo.

Mientras tanto, en otro lugar no muy lejano a su casa y ajeno a la conversación de su esposa, un pelinegro se arrodilló para rezar frente a las tumbas de su padre y hermano.

Cada mes acudía a ellos, para ir a presentar sus respetos y contarles sobre cómo estaba yendo su vida y actualizarlos respecto a cómo la policía estaba manejando la nueva información del crimen del que fueron víctimas, pero esa ocasión era diferente.

—Mebuki-san dice que soy todo lo que siempre deseó para Sakura y no para de decirme lo orgullosa que está de nosotros — les dijo a sus familiares fallecidos con una leve sonrisa —. Mamá por su lado no deja de mimar a mi esposa, es el doble de consentidora de lo que fue cuando éramos niños, pero se lo permitimos porque sabemos lo feliz que está.

Como siempre, no hubo respuesta, pero Sasuke podría imaginarse a Fugaku e Itachi reír por sus palabras y expresar en sus rostros el alivio que les producía saber que la matriarca del clan había recuperado su sanidad mental y emocional.

—Estoy cuidando muy bien de ella y, a su vez, también estoy siendo un buen esposo. Otra vez gracias por los consejos que una vez me dieron, me han servido de mucho. Aunque debo admitir que hacer feliz a Sakura es realmente sencillo — evocar la hermosura de su mujer y lo contenta que siempre estaba por y para él, hicieron que su corazón se hinchara en genuina ternura. Más aun porque esas cualidades de la pelirrosa acababan de multiplicarse hace poco menos de un mes —. Y además... Ahora que somos padres no deja de agradecerme habernos casado.

Al comunicar la feliz noticia no pudo evitar soltar una lágrima. Estaba inmensamente feliz, pero aun así habría deseado con todo su corazón que su padre y hermano pudieran estar ahí con él para compartir su dicha y conocer a su descendencia. Lo que había obtenido en su presente no borraba que extrañara lo que había perdido en el pasado.

—Nos enteramos de que Sakura estaba embarazada poco tiempo después de la muerte de Madara... Nunca creí que la felicidad que había sentido por la mejor noticia que he recibido en mi vida pudiera convertirse en terror, pero, fue un parto difícil y realmente me temí perder a mi esposa — Sasuke sorbió por la nariz y esbozó una sonrisa sin gracia al recordar las angustiantes horas que tuvo que esperar para saber si la pelirrosa se recuperaría —. Afortunadamente todo salió bien y aunque ella sigue un poco débil, mi suegra, mi madre y yo estamos haciendo todo lo posible para ayudarla. Sorprendentemente nos hacen falta manos extra, asi que Mebuki-san no deja de maldecir a su esposo por no estar ahí para cooperar,

Con gracia, el joven padre se levantó y sus ojos negros vagaron por las flores, los tributos y la espada que descansaba sobre la tumba de su dueño original. Definitivamente nunca terminaría de añorar que su familia estuviera con él.

—Ojalá ustedes también estuvieran aún a mi lado, así podrían ver el hombre en el que me convertí y la familia que he construido — aunque sabía que, de cierta manera, Fugaku e Itachi estaban observando cada uno de sus movimientos desde el más allá y seguro estaban orgullosos de él. Así pues, Sasuke soltó un suspiro y recogió el balde donde había llevado flores frescas para ellos, dispuesto a irse —. Ya debo regresar. Descubrí que no soy muy bueno pasando ni un minuto lejos de casa, así que la próxima vez que venga traeré conmigo a Sakura y a los niños... Estoy seguro de que van a amar mi pequeña familia tanto como yo.

Dicho eso, el hombre pelinegro se inclinó profundamente y se dio la media vuelta para abandonar el cementerio. No sabía qué hora era, ni si había demorado mucho ahí, pero tenía que darse prisa y volver a su hogar.

Mebuki y Mikoto solían reñirlo duramente si se ausentaba demasiado y con justa razón. Sakura tenía la pesada labor de alimentar a dos complicados y exigentes bebés por lo que tener a su esposo a su completa disposición era lo menos que podía hacer por ella.

Además, para él realmente era la dicha más grande poder recostarse con su esposa y pasar horas admirando juntos a su hermosa Sarada y su adorable Sadao; conversando sobre lo afortunados que eran por tenerlos e imaginando cómo serían cuando crecieran.

De lo que estaban más que seguros era de que tendrían un futuro brillante gracias a su inteligencia, pues, como si quisieran prevenirse de compartir un pesado vinculo como el de sus padres, decidieron venir al mundo en días distintos y con varias horas de diferencia.

FIN

...

NOTAS FINALES:

Y ESTO FUE EL FINAL!

Perdón en serio lamento haber terminado esta historia tan tarde, yo creo que jamás me había demorado tanto en actualizar. De verdad lo lamento.

Con este capítulo final concluye un año lleno de fics, mucho esfuerzo y harta depresión jajaja. Estoy realmente satisfecha con todo lo que he hecho, con este fic en especial me alegra haber conseguido mantener mi visión primaria de él hasta el final, la cual siempre fue: romance, un poco de drama, pero no tanto y bastante delicioso. Jajajaja.

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En serio mil gracias por haberme esperado, acompañado y apoyado desde el principio. Espero esta historia les haya gustado y puedan hacérmelo saber.

Sin más por añadir, les deseo que pasen unas muy felices fiestas y tengan un fin de año muy bonito. Bye!