IZON SHŌ
Kimi ni
.
"Adicción, a ti"
.
Anexo XIV
.
Kagome observaba la hora en el reloj que tenía decorando la pared. Aquel redondo objeto blanco, de símbolos y manecillas oscuras, parecía resonar sus segundos por todo el apartamento. Cada tac que repiqueteaba de fondo le recordaba que dentro de poco tiempo salía el tren al que ella debía subir para estar en Nakano por la noche. Sin embargo, aún se encontraba en su apartamento.
Oprimió el móvil en su mano, buscando el ánimo que necesitaba para contarle a InuYasha que no podría ir este fin de semana, tal como habían acordado. Tenía claro que él estaba tolerando la distancia sin quejarse demasiado y querría habérselo compensado en estos días. Lo pensaba al observar la lencería de color rosa que había sobre su cama. Kagome suspiró una vez más. No le estaba resultando fácil manejar una relación a distancia y su trabajo, más aún cuando el ansia por estar junto a InuYasha pesaba del modo que lo hacía. No obstante, sentía que al fin estaba consiguiendo algo en el campo laboral y para poder asegurar ese avance necesitaba más tiempo del que creyó al principio. No podía culparse, después de todo ¿Qué sabía ella de una relación romántica adulta?
El sonido del reloj de fondo le resultaba casi ensordecedor y eso la llevó a comprender lo ansiosa que se sentía. Lo mejor era hacer esa llamada de una vez y dar las explicaciones pertinentes.
Kagome notó que se le formaba un nudo en el estómago al escuchar el tono de llamada. Ese mismo nudo se apretó, quitándole el aire que necesitaba para emitir la voz, y consiguiendo que ésta resultase aguda e inconstante al contestar al saludo que recibía.
—Hola, tú ¿Todo bien? —InuYasha respondió la llamada con prisa en cuánto escuchó el sonido que había puesto a las llamadas de Kagome. La pregunta que hizo le resultó inevitable en cuánto comprobó la hora.
Hola… tú —la escuchó responder con un tono en su voz que no era el habitual.
—¿Pasa algo? ¿Estás bien? —necesitaba estar seguro. La llamada resultaba extraña.
Sí, sí. Estoy bien —escuchó el modo en que Kagome se apresuró a calmarlo.
—¿A qué hora sale el tren? —fue lo siguiente que InuYasha preguntó y a pesar de no querer adelantarse a las palabras de Kagome, notó el modo en que una cierta sensación de desazón se le instalaba en el cuerpo.
Ella tardó un instante más de lo necesario en responder. Lo hizo luego de un suspiro que vino a confirmar la sensación de InuYasha.
No voy a poder viajar —confesó, con una cierta afección en la voz que InuYasha sólo pudo interpretar como genuino pesar. Aun así, él se mantuvo en silencio un momento y eso le dio a Kagome la oportunidad de continuar con su explicación—. La reunión que tenía a mediados de la semana siguiente se adelantó para mañana, el cliente se va de viaje.
—Entiendo —respondió él. Era cierto, su mente racional era capaz de comprender la situación. Sin embargo, le dolió.
Lo siento —agregó Kagome—. Te lo compensaré la semana que viene.
InuYasha sonrió con un suave sonido que traspasó la llamada y llegó a Kagome. No obstante, su sonrisa distaba de ser amable; era una sonrisa cansada.
.
Continuará.
.
N/A
Aquí les comparto un capítulo más de la historia de la, para mí, hermosa pareja de InuYasha y Kagome en IZON. La vida no siempre es fácil y más veces de las que quisiéramos nos lleva a tomar decisiones. En esta historia esa siempre ha sido la premisa.
Gracias por leer y comentar.
Anyara
