ENTRE PROMESAS ROTAS

¡Hola! Aquí un nuevo cap.

- Rosa. Taisho: ¡Hola! La situación entre Inuyasha y Kagome está alcanzando niveles de tortura, ¿verdad? jaja :D Esa revelación de Kagome embarazada definitivamente añade un toque emocionante la historia, como también complica su situación. ¿Cómo reaccionará Inuyasha? Bueno... temo decir que aún falta para que él lo sepa. Mientras tanto, veremos cómo Kag busca la forma de contárselo sin que lo tome a más (cosa que no creo tratándose de Inuyasha) ¡Es cada vez más emocionante! ¡Gracias por leer y nos vemos en las próximas páginas! :)

- Lin Lu Lo Li: ¡Hola! Sí, Kagome está enfrentando una situación realmente complicada, especialmente con la noticia del embarazo. Las promesas y el papel de Naraku están generando mucha intriga y ahora con la salud de Kagome en juego, las cosas se vuelven aún más intensas. Lo sé. La decisión que tomarán Inuyasha y Kagome definitivamente marcará el rumbo de la historia. Veremos qué pasa ¡Gracias por leer y nos vemos en los próximos capítulos! :D

- Annie Perez: ¡Totalmente de acuerdo! :D La situación está en un punto crítico, y esperamos que Naraku no provoque más complicaciones con sus palabras. ¡La intriga está en su punto más alto! Solo puedo decir que tengo algo preparado para ese personaje. ¡Gracias por tus reviews y por ser parte de esta historia! :)

- Rocio K. Echeverria: ¡Hola! ¡Me alegra mucho saber que disfrutaste del capítulo! Entiendo tus sospechas sobre los síntomas de Kag. Pero, como bien dices, no soy tan malvada... ;) ¿O tal vez sí? Porque aún no encuentro la forma en cómo Kag le dirá la verdad a Inuyasha :( La revelación del embarazo sin duda agregará más complejidad a la trama. ¿Cómo reaccionará él? ¡La tensión está en el aire! Gracias por tus reviews y saludos. ¡Espero que también te encuentres muy bien! ¡Nos leemos en los próximos capítulos! :D

- joiscar: ¡Hola! Jaja :D ¡Los celos, los celos! a veces, no hay razón aparente jaja, Ahora que Kagome sabe que está embarazada, las cosas se vuelven aún más intrigantes. ¡La pasión y el deseo ciertamente están presentes entre ellos! Pero veremos cómo lo manejan ;) Gracias por seguir la historia. ¡Nos vemos en la próxima actualización! :)

- Cindy Osorio: ¡Hola! Entiendo completamente esa ansiedad cuando estás tan metida en una historia. ¡Me alegra que estés disfrutando cada vez más de la trama! :D Gracias a ti por seguir la historia con tanto entusiasmo. ¡Nos vemos en las próximas actualizaciones para descubrir qué pará con este par! :)

- Ladyahomehigurashi: ¡Hola! Jaja amo esa comparación con Madagascar :D Y sí, las cosas están tomando un giro interesante, y sobre todo cómo Kag está lidiando con todo ella sola :( Sin embargo, ¡El "ardiente" futuro promete emociones intensas! ;) ¡Gracias a ti por seguir la historia y por compartir tus pensamientos divertidos! :D ¡Nos vemos en las próximas actualizaciones!

- Sylvia: ¡Hola! :) ¡Me hace muy feliz que estés disfrutando de la historia! :D ¡Gracias por seguir la trama! Estoy trabajando en el próximo capítulo para compartir más emociones. ¡Saludos y nos leemos pronto! :D

Llegó el sábado, y como lo dije, no podré actualizar mañana. Pero aquí está el nuevo capítulo.

Y sobre el, me siento muy mal por dejar sola a kag en esto, siento que necesita de alguien para no cargar ella sola con la noticia y por lo visto se le está complicando un poco contárselo a Inu :( Bueno, veremos qué pasa.

¡Ah, por cierto! Naraku está generando cierta intriga, y solo puedo decir que tengo algo preparado para él. Créanme, hará de la historia más interesante ;)

Bueno, nos vemos pronto, tal vez el próximo domingo con nueva actualización. ¡Felices fiestas! ¡Les mando un cálido abrazo y mis mejores deseos! Nos vemos en las próximas páginas :3

Atte. XideVill


Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.


CAPÍTULO 7.

INUYASHA

¿Por qué la llamaba?

¿Por qué Naraku Kumo llamaba a Kag a estas horas?

Sí, sabía que era su doctor. Pero yo nunca llamaba a mis pacientes en medio de la madrugada. Eso no era para nada ético. Decidí responder, pero justo cuando iba a decir algo, Kumo se adelantó.

–¡Kag, linda! Perdón que insista, pero…

–¿Insistir? ¿Qué se supone que tienes que insistir? –Me giré para ver a Kag.

–¿Taisho?

–Kumo ¿Qué haces llamando a mi esposa a estas horas?

Hubo un silencio antes de que respondiera.

–¿Kagome está bien?

–Mejor que nunca –respondí siendo presa de los celos– De hecho, se quedó dormida luego de una intensa noche juntos, pero aún no respondes a mi pregunta.

–Verás Inuyasha, lo que menos quiero es causarle problemas a Kag…

–Entonces empieza a hablar –insistí tajante– ¿Por qué llamas a mi mujer a esta hora? ¿Cuál es el asunto por el cual tienes que insistir?

Soltó un suspiro pesado y largo antes de responder.

–Se trata de los análisis que le realicé a tu esposa.

–¿Qué ocurre con ellos? ¿Kag está bien? –dije ansioso sentándome junto a ella – ¡Maldición Kumo! No te quedes callado.

–No lo sé aún –soltó una risa calmada– Hubo algunos problemas con su análisis.

–¿Qué clase de problemas? Sé más específico.

–Se perdieron. Y ya sé lo que dirás –se adelantó a mi respuesta– Que es imposible que algo así suceda en la clínica, que todos son muy profesionales en su trabajo y bla bla bla. Pero estas cosas pasan Taisho, y en algún momento tenía que ocurrir. Se lo dije a Kag, le dije para que se hiciera otros análisis y su respuesta fue un no. De ahí viene mi insistencia. ¿Eso responde a tu pregunta Taisho?

Solté todo el aire que estaba conteniendo, sin embargo, no estaba tan convencido con su respuesta.

–Eso solo responde a una de mis preguntas, pero aún no me explico por qué tienes que llamarla a estas horas.

–Bueno Taisho…

–Inuyasha…

La voz en un susurro de Kag me puso en alerta y corté la llamada antes de escuchar alguna excusa tonta de Naraku.

–Inu…–La vi buscarme con la mano.

–Aquí estoy –dije envolviendo su mano con la mía.

Kag me miró, y aquel par de ojos de un hermoso marrón se llenaron de lágrimas.

–Perdón… –musitó– Por favor… perdóname…

–¿Por qué cariño?

Verla llorar siempre resultaba ser una completa tortura para mí. Me quité los zapatos antes de subir a la cama para estar junto a ella. Su cuerpo aún ardía, pero por la forma en que se aferraba a las sábanas supe que la fiebre y los escalofríos aún la atormentaban.

–Inu.

–¿Dime?

–Abrázame.

No pude evitar sonreír al verla buscarme con la mano hasta envolverme por la cintura y pegar su rostro a mi pecho.

–Ya lo hiciste –susurré cerca de su oído respondiendo a aquel abrazo.

–Tengo mucho frío.

–Es por la fiebre, lo siento Kag, te tengo que quitar las sábanas hasta que baje la temperatura en tu cuerpo.

–No… por favor –dijo aferrándose a mi cuerpo.

–Tengo que hacerlo cariño, pero prometo no irme de tu lado, así podrás seguir abrazándome y ya no sentirás tanto frío.

Asintió sobre mi pecho y entonces lo hice. Verla tan frágil entre mis brazos me hizo sentir la persona más miserable del mundo. Era mi culpa por haberla dejado sola, era mi culpa por no haber estado con ella e impedir que durmiera con la ropa mojada en una noche tan fresca como esta. Todo era mi culpa.

La atraje más hacia mí cuando la sentí temblar sobre mi cuerpo. Solo quería que esto pasara, solo quería verla bien como todas las mañanas. Y con esos deseos dejé que el sueño me consumiera.

Cuando abrí los ojos me tomó de sorpresa ver un par de ojos marrones mirándome con intensidad y algo de brillo en ellos. Mi sonrisa fue automática.

–Buenos días –dije esperando el saludo de vuelta, pero no sucedió.

Ella solo escondió su rostro bajo las sábanas.

–¿Kag? ¿Te sientes mal? –Negó moviendo la cabeza– Entonces ¿Por qué no sales de ahí?

No obtuve respuesta, así que tuve que ser yo quien entró bajo las sábanas, pero supe que había sido una mala idea cuando mi corazón se comprimió al ver que estaba llorando.

–¿Kag?

–Por favor no preguntes.

–Pero…

–Inuyasha por favor.

La tomé de los hombros y la atraje hacia mí.

–No Kagome, no pretendas que actúe como si nada pasara cuando claramente a ti te está pasando algo. Por favor dime ¿Qué es? ¿Por qué lloras?

–Inu…–dijo sollozando sobre mi pecho.

–Aquí me tienes. Puedes confiar en mí. Dime qué es lo te está atormentando de esta manera Kag.

Luego de un rato, el tiempo suficiente para que se calmara, levantó la cabeza para mirarme a los ojos.

–Dime, qué pasará cuando seas elegido como el nuevo director de la clínica –soltó con los ojos rojos.

–¿Por qué?

–Solo responde –insistió.

–Si eso sucediera, entonces todo habrá valido la pena. Es una de mis metas y cumplirla significaría un logro personal.

–Si aún estuviéramos juntos ¿Las cosas serían igual?

No sabía muy bien el porqué de sus preguntas, pero responderlas no me costaba nada, es más, estaría dejando las cosas claras entre nosotros.

–No.

–¿No? –sentí la desesperación en su voz.

–Cómo decirlo Kag. Entre el trabajo y una familia, tarde o temprano el trabajo pesaría más.

–¿Por qué?

–Por los constantes viajes, por los congresos en otras ciudades. Mi tiempo en casa se reduciría a nada y tú Kag, no mereces una vida así. Nadie lo merece en realidad.

Su llanto cesó, pero puede apreciar como su mirada se apagó muy lentamente.

–¿Te sientes mejor? –pregunté tocando su frente y un escalofrío la sobresaltó.

–¿Qué pasó anoche?

–Tuviste un cuadro de fiebre.

–¡¿Fiebre?!

La vi meter las manos bajo las sábanas mientras sus ojos se tornaban llorosos nuevamente.

–Tranquila, por lo visto hoy amaneciste mucho mejor –dije levantándome de la cama.

–¿A dónde vas?

Sonreí ante aquella pregunta llena de ansia.

–Iré a prepararte una sopa ligera.

–¿Por qué no se lo pides a mamá?

–Porque se supone que soy tu esposo y es mi deber hacer que te sientas mejor.

–Pero…

–Sin peros o te juro que empezaré a actuar como doctor y ya sabes cómo soy Kagome.

–Molesto y gruñón…–musitó por lo bajo y yo reí por inercia.

Había olvidado que me decía hacía cada vez que mi autoridad como doctor salía a la luz con ella.


KAGOME

Estaba perdida.

Lo supe luego de que Inuyasha cerrara la puerta llevándose consigo la oportunidad de contarle el secreto que cargaba.

¿Sería capaz de decírselo en algún momento o huiría siempre como una cobarde?

Pero no era fácil, decirle que sería padre en este momento de su vida supondría, bien el fin de su sueño o el fin de una familia.

¿Y si Inuyasha no lo acepta? No, él no es así, lo sé porque lo conozco muy bien. Pero… ¿Hasta qué punto lo conocía?

Giré la cabeza y mis ojos enfocaron un portafolio sobre la mesa de noche. Sentarme fue toda una tortura, tenía todo el cuerpo adolorido, como si hubiera corrido una maratón. También tenía ropa nueva, no recordaba haberme puesto este pijama ¿Habrá sido Inuyasha? Y de ser así…

Me puse de pie, corrí rápidamente al espejo del baño y descubrí mi abdomen.

Aún no se notaba, así que no creo que Inuyasha lo haya descubierto aún. Respiré profundamente regresando a la habitación, donde nuevamente el portafolio captó toda mi atención. ¿Será de su trabajo?

Probablemente.

Lo tomé y justo cuando quise abrirlo, la puerta se abrió, dejándome ver a un Inuyasha con una bandeja en las manos.

–¿Qué haces levantada Kag? Debes descansar.

–Ya me siento un poco mejor.

–Un poco no es suficiente –insistió mientras miraba lo que tenía en las manos.

–¿Qué es esto? –pregunté dándole un vistazo largo y detallado al portafolio– Ouh… –solté al leerlo.

–Ayer fui por los papeles de divorcio, Myoga se apresuró a enviarlos.

–Y veo que ya los firmaste – dije sintiendo un nudo en la garganta.

–Sí… Bueno, es que ayer pensé mucho en eso y Kag…

–¿Cómo amanecieron hijos? Oh Inu, veo que le trajiste el desayuno a mi Kagome –Mamá entró a la habitación y me apresuré a cerrar el portafolio.

–Mamá…

–Hija, qué buen esposo tienes. Sin duda Inuyasha es todo un caballero.

–No decías lo mismo de mí cuando estaba en el colegio Yukiyo – bromeó Inu, dejando la bandeja sobre la cama.

–No, claro que no. De adolescente eras terrible.

–¿Te arrepientes de haberme prohibido ver a Kag algunas veces?

Mamá soltó a reír mientras negaba con la cabeza.

–Para nada. De no haberlo hecho, probablemente me habrían hecho abuela antes de tiempo –Aquel comentario me mareo– Pero ahora, cuando más lo quiero, es que simplemente se niegan a darme uno.

–No es tan fácil mamá –interviene dejando el portafolio en la mesita y sentándome sobre la cama– El trabajo de Inuyasha y el mío ya nos consume lo suficiente como para tener… un hijo –suspiré.

–Kag ¿Te sientes bien?

Inuyasha se apresuró a llegar hasta mí.

–Hija ¿Qué tienes?

–No es nada mamá, sólo estoy algo cansada, debe de ser clima de Yufuin.

–Toma la sopa, te hará bien.

–Gracias –le dije a Inuyasha.

–Luego descansa, hoy no habrá salidas.

–Pero…

–Pero nada –sentenció cerrando las ventanas.

No dije nada más de muy mala gana. Odiaba cuando se portaba como el doctor que era, pero de alguna forma, en algún momento había amado esa faceta suya. ¿O aún lo hacía?

Para mi mala suerte el aburrimiento llegó antes de lo previsto y teniendo a Inuyasha sentado "vigilándome" de cerca no podía hacer nada al respecto.

–Sé lo que estás pensando –soltó mirándome sobre el libro que estaba leyendo.

–¿Cómo puedes saberlo? Ni siquiera dije una sola palabra.

–Pero te conozco y sé que quieres levantarte de esa cama y salir.

–Es que esto es aburrido –solté molesta– Tú estarías igual si estuvieras en mi lugar.

Cerró el libro y me miró con una sonrisa malvada.

–Si fuera al revés, créeme que tu instinto sobreprotector me tendría atado a esa cama.

Pensándolo bien, no se equivocaba. Inuyasha era muy descuidado cuando se enfermaba.

–En mí defensa tú te comportas como un niño chiquito cuando te enfermas.

Soltó a reír.

–Acabas de llamarme ¿Niño chiquito? –dijo con fingido disgusto.

–Así es.

–Entonces no te estás viendo –se defendió.

Desafíe su mirada dorada hasta que la risa terminó por ganarme.

–Eres imposible.

–Una de mis tantas cualidades –se jactó.

–Y presumido.

–Me sorprende que recién lo notes.

–Inuyasha.

–Kagome.

Nuestras miradas se conectaron por unos segundos antes de que el sonido de mi celular nos interrumpiera.

Miré la pantalla y el nombre de Naraku destacó al instante. Este no era un buen momento.

–No piensas contestar –dijo Inuyasha viéndome fijamente.

–No es importante.

Se puso de pie y caminó hacia mí quitándome el celular de las manos.

–Inuyasha…

–¿Por qué te llama Kumo? –cuestionó enseñándome la pantalla.

–No lo sé, solo dame mi celular.

–Kagome, anoche también lo hizo y aunque me dio una excusa muy tonta…

–¿Qué te dijo? –dije con desesperación sentándome de inmediato.

–Algo sobre los análisis que te realizaron, se perdieron o no sé qué tanta mierda y ahora tú no te los quieres volver a hacer ¿Por qué?

Puede respirar después de aquello. Menos mal Naraku había cumplido su promesa de no decirle nada sobre mi embarazo a Inuyasha.

–Kagome… –insistió.

–¿Eh? ¡Ah, sí! Sobre eso, es que ya me siento mucho mejor y no creo que sea necesario.

–¿Hablas enserio? Hace tan solo unas horas tuviste un cuadro de fiebre ¿y dices que ya te sientes mucho mejor? –cuestionó implacable– Definitivamente tienes que volver a hacerte esos análisis.

–Pero…

–Cuando lleguemos a Tokio los haré yo mismo, quiero saber qué es lo tienes.

–Seguro nada grave. Te lo juro.

–Kag… –dijo sentándose a mi lado– Hablaba en serio cuando dije que eres la única familia que tengo. No sé qué haría si algo malo llegara a pasarte.

–Eso es mentira –intervine– Todavía tienes a tu hermano.

–Sabes perfectamente que mi relación con Sesshomaru no es la mejor de todas y si tengo que elegir entre salvar tú vida o la suya. Ten por seguro que te elegiría a ti sin pensarlo.

–Inuyasha –reñí.

–Es para que entiendas lo importante que eres para mí, independientemente de que nos vayamos a divorciar, tú siempre estarás en vida.

–¿Estás seguro de eso?

–Completamente seguro.

De alguna forma su seguridad me estremeció. Sabía que Inuyasha no bromeaba con eso.

–Y ya que estamos hablando del odioso de mi hermano…

–Inuyasha –sonrió.

–Ya nacieron sus gemelas.

–¿Enserio? –dije entusiasmada– ¿Cómo lo sabes?

–Él mismo se encargó de hacerme llegar la noticia a través de Myoga.

–Veo que él y Rin no perdieron el tiempo después de casarse.

–Y lo odio por eso –dijo realmente furioso.

–¿Por qué lo dices?

–Es como si me restregara en la cara que él fue el primero en formar una familia completa.

Abrí los ojos con sorpresa.

–Inuyasha… ¿Tú…? ¿Tú hubieras querido tener hijos?

Esta era mi oportunidad de confesarle la verdad.

–Sí, pero claro que sí.

–Inu…

–Pero en su debido tiempo. Kag… –me tomó de las manos– Es un consuelo que tú y yo no hayamos concebido uno ¿No crees? Dime, ¿qué haríamos con un niño en medio de un divorcio? Definitivamente sería una complicación y más aún con lo que implica si logro conseguir el puesto como director.

Y ahí se iban todas mis esperanzas, todo mi autocontrol y poca estabilidad. Nuevamente me vi sola en esto, nuevamente era yo en una casa vacía, pero ahora con bebé que aún no nacía y ya estaba condenado a ser infeliz de por vida.

Como yo, que tuve que crecer con mi hermano Sota sin la presencia de sus dos padres en nuestras vidas. Al final de cuentas, estaba repitiendo la misma historia de mamá, la misma historia que ella solía decir que no quería para mí y, sin embargo, sin buscarlo lo conseguí.

Continuará...