Bahía de Laboratorio / Ocho horas antes del aterrizaje:

Aprovechando que estaba dormido, decidió dejarlo descansar en la cápsula que estaría a su vista al tener el cajón abierto protegiéndolo de los ruidos del exterior además de todo aquel que decidiera husmear ahora mismo con ella en el laboratorio. Debía terminar con los formularios y por suerte, como había avanzado todo lo demás solo le faltaba colocar los últimos datos de las incubadoras.

Con aquella tarea ya finalizada, desconectó el disquete del ordenador para dejarlo encima de su escritorio donde Fernando lo vería y se quedaría con él; mientras tanto el otro disquete de los datos de la incubadora del recién nacido había sido guardado en uno de los bolsillos internos de su bata; debía dejarlo en un lugar seguro, ya se ocuparía de Fernando si preguntaba por más datos sobre el experimento de incubación.

Con la cápsula escondida bajo su jersey, se adentró en los pasillos de la nave rumbo a su cuarto privado; no podía arriesgarse experimentar en el laboratorio con la criatura y esperar que nadie entrara, al fin y al cabo aunque fuera su zona de trabajo tenía todo el mundo acceso siempre y cuando no se especificara su prohibición en caso de experimentos peligrosos o materiales nocivos sin colocar en su almacén.

Solo le faltaban unos pasos para llegar a sus puertas cuando una voz frenó de seco todos sus planes en aquel momento; "Señorita Casas, he de avisarla que en unas horas entraremos a la atmósfera del X18; sería prudente que terminara todo lo que tenga pendiente y se ocupe de colocarse su equipo antes de salir al exterior cuando lleguemos"; dijo John antes de asegurarse que había comprendido sus órdenes antes de dejarla de nuevo sola en el pasillo con el corazón a cien, ya que por un segundo había llegado a pensar que ya no tendría oportunidad de pasar desapercibida a la criatura, que por suerte no fue así.

Abrió las puertas una vez que colocó su código de acceso, sellándola una vez que estuvo esperó en sacar a la criatura de su cápsula para depositarla suavemente sobre las mantas de la cama, siendo agradecida por pequeños arrullos soltados por el ser al sentir el material suave contra su piel. Segura de que no iba a caer de la cama, se dirigió a uno de sus casilleros para sacar de dentro una bolsa que al igual que el xenomorfo, la depositó sobre el colchón.

No tardó mucho en encontrar lo que estaba buscando; leche en polvo, ella no estaba acostumbrada a soportar las filas largas de personas irritadas por su falta de café por la mañana o a comienzos de su jornada; prefería tener a mano su propio calentador eléctrico para hacerse tanto chocolates calientes como cafés en su zona de trabajo sin dejar ningún proyecto en pausa, para ella su descanso era la paz que daba el sonido de los monitores y mecanismos del laboratorio para cuando lo tenía para ella sola.

No tardó nada en hacerse una taza de leche caliente que el revienta-pechos recién nacido se encontraba bebiendo con avidez; no hizo falta ningún tipo de tetilla o tubo, pues parecía saber beber sin ahogarse, siendo más avanzado que muchas crías de mamíferos. Sentada apreció los suaves movimientos de la criatura que hacía al tragar y ante el sabor de la leche, gorjeaba feliz a lo que parecía su nueva madre. Sonia no pudo evitar seguir sonriendo al sentir como él se arrimó a su pecho cuando sintió que su estómago había sido saciado.

Suavemente enrolló su cola sobre su mano mientras el sueño se apoderaba de él dejando a la científica sentada en cama con un bebé alienígena durmiendo entre su pecho; sin mucho más que hacer hasta dentro de unas horas, el calor de las sábanas la hizo querer cerrar los ojos por unos minutos... Aún había tiempo para cambiarse después.


Misión X3N018/Parte 1/Separados


Bahía de Laboratorio / Siete horas después:

El silencio era ensordecedor en aquel laboratorio que solo era acompañado por el compás de los monitores y máquinas del lugar; en una de las salas selladas al público que no estuviera autorizado pues allí se encontraban descansando los especímenes con los que Weyland había autorizado experimentar. Descansando en sus grandes pilares de criosueño un nuevo ruido destaca en la sinfonía del monitoreo, los aspersores por donde salía la solución gaseosa para mantener a las criaturas dormidas parecía estar fallando; pudo ser cosa del destino o falta de revisión o simplemente mala suerte que de repente uno de los xenomorfos jóvenes se encontrara sin su dosis para seguir dormido e inofensivo para la tripulación.

Los segundos pasaron convirtiéndose en minutos, y de minutos a horas donde la criatura tuvo tiempo para asimilar su lento despertar; el vaho que producía su boca se pegaba al cristal del pilar que a cada momento parecía hacerse mas pequeño alterando la paz que una vez hubo en aquel laboratorio. El rugido feroz de un joven xenomorfo hizo eco por todas las paredes del lugar; desgraciadamente o para su suerte, estas estaban insonorizadas dejando a la tripulación ignorante del peligro que se le avecinaba.


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Cabina de Mandos / Cincuenta y cinco minutos antes del aterrizaje:

"Parece haber problemas en el laboratorio; puede que sea de nuevo el calentador de Sonia", añadió Tomás mirando a su compañero que había notado también la pequeña señal en el panel. "Nos queda poco para aterrizar así que alguien tendrá que avisarla rápido antes de dar acceso al modo manual", siguió mirando a Wilson.

Al contrario que su compañero, no quiso ser tan caritativo; "Podemos avisar a uno de los soldados, hace poco se dio la señal y ya habrá alguien vestido para andar por los pasillos", siguió mirando al frente sin inmutarse cuando Tomás soltó un suspiro cansado por su actitud.

"Iré yo, supongo"; salió de la cabina de mandos.


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Cuartos privados de Sonia / Cincuenta minutos antes del aterrizaje:

"Y listo, ya estaría", Sonia había conseguido colocarse su traje para el exterior que consistía en una armadura militar pero mucho más ligera y con menos placas para una movilidad mucho mayor; ella entraba en el punto de campo donde la experimentación y la recogida de muestras eran muy importantes como tareas principales y poco servía llevar algo que te hacía más torpe aún encima con materiales pequeños o delicados de llevar.

Ahora solo faltaba Junior; sí, así había decidido llamar a la criatura que ahora mostraba pequeños dientes saliendo de sus encías y unas extremidades más largas demostrando que su crecimiento era constante pero lento. No podía dejar sola a la criatura sin creer que no se pondría en peligro ella misma o sería encontrada por uno de los tripulantes que quedarían vigilando la nave. Aunque el código de la puerta fuera para solo su habitación, otros compañeros como podía ser su capitán tenían permiso a su uso en casos de emergencia; dejando a la suerte que no decidieran entrar si llegaban a escuchar o notar algo raro en sus habitaciones.

La mejor opción que tenía era llevarlo consigo bajo el traje, eso, o usar la cápsula que por momentos se quedaba más pequeña para él; por suerte en la zona del peto se encontraba una pequeña mochila interna que además de proporcionar espacio para objetos u armas, aportaba algo de acolchado y protección y sería donde lo llevaría hasta su vuelta de la misión.

Con una de las mantas que tenía guardada en una de sus taquillas, lo envuelve pidiéndole que no hiciera mucho ruido y que estaría bien; algo aún más sorprendente de Junior, es que parecía mostrar una comprensión ciertamente no de sus palabras; sino de sus emociones y parecía existir un idioma interno que había creado una especie de conexión entre ambos. Y debía agradecer a eso que sería menos peligroso llevarlo consigo sin hacer ruido.

Apoyado en un hueco seguro de la bolsa, decidió cerrar la cremallera cuando de repente todas las alarmas sonaron con fuerza; con un gesto rápido pidió silencio a su nuevo compañero para terminar de guardar todo lo que le era necesario antes de salir a toda prisa de su cuarto.


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Entrada de Laboratorio / Cincuenta minutos antes del aterrizaje:

Frente la puerta del laboratorio descubre que no obedece a su presencia; pulsó a uno de los botones que se trataba del teléfono que daba voz desde los altavoces internos, esperó a una respuesta desde el interior; nada. "Sonia, está todo bien ahí dentro; me ha pitado la alarma en la cabina de mandos, y debo volver para ayudar al aterrizaje"; volvió a intentar sin ninguna respuesta.

Mirando desde la ventana se da cuenta de la ausencia de luz, "Que raro", pulsa un botón en su auricular derecho. "Wilson ¿Cuál es la numeración para entrar en el laboratorio?", desde la otra línea se escuchó un suspiro cansado.

"¿Y a mi que me cuentas? Pulsa el botón de entrada forzada y termina con eso, no quiero bronca del jefe", se cortó la llamada.

"Capullo"; soltó en un susurro antes de pulsar el mecanismo de emergencia, las puertas se abrieron mostrando un interior solitario salvo por la maquinaria y la luz de emergencia que se había echo más visible desde dentro. Parecía proceder de otra habitación, entrando con cuidado decide ayudarse del tacto para encontrar el interruptor de la luz a lo que por ello casi pulsa el botón de alarma por error. "Joder, un poco más y la cago"; más adelante se encuentra con el interruptor para sentir como sus retinas son quemadas por la luz cegadora que ahora ocupaba todo el recinto; por ello llevó su mano frente sus ojos para protegerse algo de ella, solo unos segundos después de haber desprotegido su cara se da cuenta de que la sombra no se había ido con la mano; alzando la cabeza pudo ver lo que sería la cosa más terrorífica que jamás hubiera pensado que vería de tan cerca.

No pudo evitar que le temblaran las piernas y la vejiga se aflojara mojando sus pantalones con la orina caliente que había llegado a irritar las pequeñas heridas que protegía sus pantalones. Decidió dar un paso lentamente hacia atrás mientras aquella figura de casi dos metros de altura lo observaba desde arriba; otro paso y... Apenas pudo darse cuenta de lo que había pasado cuando su cuerpo fue arrojado a la pared al ser perforado por la boca retráctil de la criatura que había llegado a activar la alarma de emergencia para toda la nave.