Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Tengan bonitas fiestas decembrinas :3. Y nunca hagan lo de Aomine, por favor.
La pequeña taza de porcelana china se resbaló de sus manos y se rompió en pequeños pedacitos en el piso luego de oír aquellas palabras de los labios de su pareja.
Era ¿era una broma?
¿Cierto?
¡¿Cierto?!
-Mmm- expreso dudoso el castaño caminando hasta donde estaba de pie su pareja y después con sus grandes y expresivos ojos caramelo vio preocupado y sorprendido al más alto -Daiki-san ¿sabe lo que me está pidiendo hacer?-
-Sí, Ryou- respondió seguro Aomine viendo de arriaba a bajo al castaño. Ahora que lo veía con atención, estaba seguro que luego de los meses de gestación que el castaño pasara, sus caderas y su esponjoso y firme trasero crecerían considerablemente. Lo que significaba mayor placer para el cuándo hicieran el amor, de sólo pensarlo empezaba a inquietarse -quiero un bebé contigo Ryou y no descansaré hasta conseguirlo-
-Pero...- dudo Ryou mientras su cintura era sujetada por Aomine quien besaba su cabello y rostro, mimándole y buscaba convencerle de que aceptara su propuesta -Daiki-san ¿no es muy pronto para embarazarnos? Además, no contamos por el momento con el dinero ni el espacio para un bebé. No podemos fallarle a esa criatura- explico con paciencia el castaño mientras era abrazado con fuerza por el peli azul. Acarició los cabellos de su pareja y después soltó una risita divertida por los traviesos besos que Aomine le estaba dando alrededor del cuello.
-Anda Ryou- pidió Aomine aspirando el aroma suave y adictivo de su pareja, en esos momentos no le importaba ser comparado con un gato mimado y en busca de la atención y cariño de su dueño, porque si, era una pantera hambrienta en busca de ser mimado y consentido por su Ryou -prometo que trabajaré duro, por ambos. Tú y mi hijo se sentirán orgullosos de mí. Te juro que ni al bebé ni a ti les faltara nada, yo mismo me encargare de cumplir con ello-
-Pero yo ya estoy orgulloso de ti, Daiki- beso la mejilla del moreno pero al ver la expresión seria de Aomine se dio cuenta que iba en serio, muy en serio con el bebé -no vas a rendirte hasta que diga que si ¿cierto?-
-Es bueno que me conozcas tan bien, Ryou-.
El castaño suspiro -¿sabes que en cuanto nos den la noticia del embarazo estaré insoportable por las hormonas y el bebé?-
-Claro, ya tengo planeado ir con Murasakibara para comprar tus dulces favoritos en caso que »estés en esos días«-
-Te despertaré al menos dos veces en la madrugada por mis antojos-
-Puedo vivir unos meses con un poco de sueño, Ryou-
-Mi lívido aumentara al menos un diez por ciento casi todos los días ¿estás preparado para satisfacer las necesidades sexuales de un doncel embarazado?-
-¿Bromeas? Con tu lívido normal o no soy muy capaz de satisfacer tus deseos sexuales sin queja alguna. Que vayas a estar gordito no cambia nada para mí-
-¿Estas consciente que tan luego tengamos al bebe ya no podremos hacer el amor en la sala, en la cocina, en el baño e incluso en tu oficina? El bebé podría vernos-
-...- Aomine ya no dijo nada, vaya, eso no lo había pensado.
Ryou soltó otra risita divertida al ver el estado debatiente de su pareja. No esperaba que Daiki se quedara sin argumentos tan rápido.
-¿Ya vez? Tener un bebé no es una decisión que se deba tomar a la ligera- Aomine frunció el ceño y se encaprichó en no soltar al castaño quien acariciaba su rostro con paciencia, espera que el enojo de su pareja solo fuera temporal -déjame pensarlo unos días ¿está bien? No quiero que te arrepientas de tener un hijo conmigo y después nos botes a él y a mí-
-Sabes que no sería capaz nunca, jamás de hacer algo así, mucho menos si eres tu Ryou- gruño Aomine viendo seriamente al más bajito.
-Ya lo sé- aseguro Sakurai besando la barbilla de Aomine -y es por eso que no quiero apresurar las cosas- acarició la mejilla del moreno y después se soltó de su agarre en la cintura -tendremos un bebé Daiki, pero primero debemos planearlo. Te daré mi respuesta en unas semanas- luego de eso fue a la cocina. Era hora de la cena.
Aomine gruño al verse solo. Definitivamente aquello no se quedaría así.
Se alzó de hombros, siempre existían los accidentes a la hora del sexo.
Lo siento Ryou. Pero yo quiero un bebé antes de acabar el año. Pensó mientras sacaba la caja de preservativos que usaba y les hacia un pequeño agujerito con un alfiler.
Situaciones desesperadas necesitaban de medidas desesperadas.
