Bueno, ¿Que puedo decir?, esto lo tenia que publicar. (Quieran o no).

A seguir con esos one-shots independientes. Todas aquellas ideas Random que no son del todo largas o suficientes para crear un fic, pero que se merecen su espacio.

Y que si han leído algo de mis trabajos anteriores en los diferentes fandom, sabrán que no miento cuando digo que lo que aquí acontecerá sera muy variado.

Sin más, espero que les guste.


Etiqueta: T

Categoría: Humor- Hurt/ Comfort

Sinopsis: "Cuando eran niñas su madre les advirtió, les dijo que mantuvieran sus corazones cálidos para mantener fuera le frio, porque siempre hay alguien vigilando todo lo que has hecho este año"


El viento entraba por las ventanas aullando con pena.

Poco más era lo que podía escucharse en medio de la noche. Los animales hace mucho tiempo que habían dejado de rondar en la oscuridad para cazar a sus presas, por el contrario, la nieve virgen era lo único que los rodeaba a todos, incluso más que los grandes y secos árboles, y por consiguiente, la vida del bosque. Pero la nieve fría y estéril era tan silenciosa como la oscuridad.

El viento, sin embargo, era constante y lastimero hasta el final.

Hacía que los vellos de su nuca se alzaran incluso más que el frio. Había algo extremadamente inquietante en la absoluta quietud interrumpida por algo invisible pero siempre ahí. Incluso la oscuridad tan densa como la tinta era repelida por la tenue y pálida luz de la luna sobre la nieve. Podía sentirse sola en el mundo con esa vista a fuera de su ventana, pero con el silbido que los cristales helados hacían y el suabe golpe esporádico de las ramas secas sobre alguna parte de la casa, no se sentía sola en lo absoluto.

Sus nervios hacían que su cuello junto con su mandíbula doliera, y que cada respiración luchara para ser mesurada.

No era normal.

Todo eso: la noche sin estrellas y sin el búho que ululaba todas las noches a la lejanía, la helada que escarchaba las ventanas tan densamente que casi no podía ver el tenue halo de luz que la luna pudiera dar dentro de la casa. Pero, sobre todo, la sensación omnipresente y constante de que algo estaba ahí...a su alrededor, abarcándolo todo, viéndolo todo.

La hacen moverse incomoda. Frota los dedos de sus pies que estaban helados a pesar de tener dos pares de calcetas de lana y se asegura de mantener cerca de su pecho su puño cerrado y la pequeña vela tan delgada y alta como su dedo meñique. Da una nueva mirada sobre su hombro, donde el pasillo oscuro y silencioso se mantiene exactamente igual que hace dos minutos cuando giro para ver que no había nada ni nadie tras de ella.

Y de nueva cuenta, solo hay oscuridad acompañada por el silbido del viento.

Ni siquiera puede ver el fondo del pasillo, y aquel pozo negro no ayuda nada a que pueda juntar algo de tranquilidad para su corazón. Sus nervios y paranoia la hacen sentir que lo que sea que la rodea, está ahí. Donde no puede verlo. Se siente como una presa, una muy tonta.

La inquietud en el aire es tan abrumante que la hacen sentir como si estuviera en medio de un campo abierto con una bandera roja sobre ella indicando a cualquier depredador que estuviera cerca que ahí estaba ella. A la intemperie, desprotegida.

Pero estoy en casa

Se anima a recordarse rápidamente, cuando algo de sensates la alcanza.

Cierra los ojos y toma aire, antes de girar y seguir su camino a la cocina. Avanza lentamente, cuidando de que su peso no rechine las tablas viejas y despierten a alguien. Su paso lento no ayuda a que aleje la sensación de ser una tortuga que no podrá escapar del peligro que se siente en su nuca, pero ciertamente es bueno para su respiración y concentración. Al final, tomar aire y mantenerlo mientras pone un pie delante del otro termina por tranquilizarla.

Y la marea un poco, pero hay ciertos sacrificios que está bien con tomar.

Pasa un tiempo, pero eventualmente olvida lo antinatural que se siente la noche a su alrededor. Sus músculos se relajan, pero los bellos de su nuca dejan de picar del todo, la sensación de inquietud se mantiene en el aire, pero pude dejar de verla de una forma preocupante a algo mucho más razonable. Tener inquietud hacia la oscuridad es normal, después de todo.

Ella ya no es una niña y decide no detenerse en esos miedos infantiles mucho más tiempo. Continua su camino logrando con éxito no girar a sus espaldas una vez más sin importar cuanto la vocecita en su cabeza le decía que se diera la vuelta y volviera a la cama, donde los fantasmas y los monstruos no la encontrarían si se cubría con la manta de pies a cabeza.

Llega hasta la alfombra tejida de su abuela, donde no tiene tanto cuidado de caminar y se segura de continuar avanzando rápidamente para evitar perder más tiempo. Es por eso, no por ninguna ansiedad infantil. Pero ni la prisa evita que se detenga un momento en la esquina de la habitación, junto un ventanal y frente al árbol de navidad, decorado con listones rojos y dorados, así como moños tan grandes como su cabeza. El pobre pino estaba tan saturado de pequeños adornos que ya no podía verse el color verde por ninguna parte.

Había demasiadas figuras de pequeños juguetes como tambores, flautas, violines y panderetas que competían con coloridas frutas de cera, soldados y bailarinas de valet que sus ojos nunca sabían a cuál ver por más de unos segundos.

Era un árbol de navidad tremendamente exagerado, pero hecho con esmero y amor.

Era imposible no ver la dedicación que su hermana puso en el por la forma en que cada adorno fue colocado en su lugar por una razón. Con los instrumentos florando alrededor emulando una canción que bailarían los soldados junto con las primas ballerinas. Las pequeñas frutas colgando en las ramas exteriores como una invitación a que cualquiera pudiera tomarlas y darles un mordisco, o los listones que caían en caireles por todos lados, igual a los fuegos artificiales que bañaban el escenario de color.

Oh, por supuesto, el soldado de hojalata con un uniforme rojo firmemente puesto a un lado de la bailarina de madera con largo vestido purpura, y a cada lado de ellos, las figuritas de porcelana de un ángel enteramente en blanco y un cisne.

Especialmente esas figuras.

Alguna vez hubo muchas historias de ellos cuatro cuando Anna y ella eran pequeñas.

Pero hace mucho tiempo que las noches de navidad habían dejado de ser pequeñas puestas en escena improvisadas por la familia, y en su lugar, las figurillas del árbol habían pasado a ser un símbolo estático de lo que alguna vez fue su familia.

Permanentemente al centro del colorido y vibrante árbol de navidad, la pequeña y feliz familia de cuatro se mantendría segura para siempre.

Conmovida, suavemente alza su mano hasta la figurilla del ángel, y lo roza con el nudillo de su pálido dedo siguiendo el contorno de la pequeña cabeza. Es tan delicada como una pluma, y tan rápida que ni siquiera suelta lo que sostiene en su puño. Aun así, se asegura de que en todo momento la pequeña vela nunca se acerque a la decoración por miedo de que la más mínima chispa toque lo último que queda de su infancia alguna vez feliz.

Suspira antes de alejarse y volver a lo que estaba haciendo, viendo con aprensión y molestia la figura de un nuevo soldado, esta vez de plomo y de un color rojo mucho más brillante colgando a un lado del ángel. Esta muy tentada de tomarlo y colgarlo en cualquier otra parte, pero desecha el pensamiento tan rápido como viene sabiendo que ese no era su santuario para cuidar, era el de su hermana.

Acepta eso a pesar del sabor amargo en su boca y continúa, sin mirar ni una sola vez los cuadros colgados o los regalos debajo del pino tremendamente decorado. Y es quizás cuando está por llegar al umbral de la cocina, que escucha un rechinido de la madera sobre su cabeza. Elsa se detiene en seco, y así mismo su corazón. Es doloroso, tanto, que ni siquiera le importa que todos los músculos de su cuerpo se tensen hasta que puede jurar que son piedras. Se queda donde esta, mirando arriba intentando seguir el ruido de los pasos, esperando para ver en qué dirección avanzan mientras el dolor de su pecho crece con cada tortuoso latido de su corazón.

Se pega a la pared, su costado intentando usar el maco de madera para esconderse mientras sacude la pequeña vela de su mano para quedar en completa oscuridad. Espera un momento, cuando el ruido de algo grande y pesado prueba la resistencia de las losas de madera. Rechinan tan lastimeramente como el viento, y tan lentamente que termina por darse cuenta de que ese no es el sonido que alguien haría despertando en la planta alta. Es demasiado arriba, mucho más allá de las recamaras y el ático. El ruido, se da cuenta entonces, viene del techo.

El maldito techo escarpado que tiene una considerable capa de hielo y nieve, el techo que está a unos buenos cinco metros de altura, el techo de una casa que se encuentra a las afueras del bosque y que, sin dudas, no tiene vecinos que lo escalen por algún motivo en medio de la noche.

No entiende.

El sonido de algo realmente pesado rosando la madera sobre su cabeza se mueve con calma de un lado al otro del techo. No camina, se da cuenta, se arrastra. Sin un sentido de urgencia, lo que estaba en su techo se tomaba su tiempo para avanzar a lo largo del tejado sobre la nieve. Y con ese mismo sentimiento de calma, el viento, siempre aullante e insistente fue guardando silencio con cada segundo que pasaba.

La sensación de inquietud que la abordo desde que salió de la cama esa noche vuelve con todas sus fuerzas. Cada vello de su cuerpo se eriza y la piel de gallina la cubre de pies a cabeza. Instintivamente deja de respirar y se inclina con todo su cuerpo contra la pared, sin importarle que el frio se cuele por su suéter tejido hasta su espalda y sus brazos.

Apenas puede intentar comprender que estaba pasando cuando el sonido llega y se detiene en la chimenea que se había apagado hace tiempo en la sala de estar.

Entonces, una idea repentina aparece en su cabeza silenciada por el miedo y apenas tiene tiempo de hacer algo cuando lo que sea que reptaba en el techo se deja caer con fuerza por la chimenea.

La caída fue corta, y levanta una nube de cenizas negra y brazas grises que manchan toda la sala. La alfombra de patrones anticuados, el papel tapiz de un color cálido con flores naranjas y los muebles de madera pulida quedan cubiertos de hollín negro en un parpadeo. El polvo es denso, y en lugar de gritar por el miedo y la sorpresa lo único que Elsa puede hacer es toser con fuerza.

Se aleja de la sala y el polvo todo lo que puede, está a mitad de la cocina cuando todo se asienta y puede ver lo suficiente.

Es desastroso.

La mitad de la sala de estar estaba completamente cubierta de negro, tan profundo y abundante que con la oscuridad total de la noche era como si la mitad de su vista hubiera desaparecido por completo. Era un milagro que el árbol de navidad estuviera del otro lado de la habitación, donde el hollín no alcanzo a tocar ni una sola rama.

Pero, fuera de esa pequeña indulgencia, el resto de las cosas en la sala estaban completamente perdidas. No había ninguna duda de eso.

Su mente lucha rápidamente para saber que hacer, lamentablemente antes de que intente siquiera dar un paso para alejarse de todo ese desastre y la cosa que lo causo, es que lo ve.

Del charco de cenizas y profunda oscuridad un par de faroles de color verde se materializan de la nada frente a ella, justo en medio de la sala, entre los sillones y la mesa de té que se partió a la mitad. La masa sin forma, sin dejar de mirarla, comienza a levantarse, lenta y constantemente.

Y...no deja de hacerlo.

Es enorme, y cuando sus ojos por fin se ajustan a la poca luz y su mente puede intentar comprender que es eso en su sala de estar, estira su cuello todo lo que puede, suelta su pequeña rama de cera apagada hace mucho tiempo, abre bien los ojos, y grita.

Grita mucho.


Ciertamente no espera que la cosa grite también.

Ambos se echan para atrás. Ella tropezando y arrastrándose por el suelo hasta que se topa con una pesada pata de la mesa del comedor, mientras aquel ser emite un extraño chillido conforme tira las cosas con su cola.

¿Era eso siquiera una cola?.

Elsa no podía distinguir mucho, la masa amorfa de oscuridad era uno con el hollín y la noche. No podía saber nada de esa cosa además de que era gigante y su sola presencia ocupaba toda la sala de estar. Y claro, de que era tremendamente sólido y no una mancha de tinta que de algún modo cobro vida y decidió entrar por su chimenea y manchar o romper todo a su paso.

Y si tiene que dejarlo en claro, rompía mucho.

La pobre cosa claramente no podía maniobrar por el lugar, y aunque no podía ver que era (ciertamente su cola, o alguna otra parte invisible de su cuerpo) empujaba y rompía cosas a su alrededor sin ser su intención, haciendo que se alejara del ruido y al hacerlo, otra cosa más volvía a astillarse y a empezar el circulo interminable de sorpresa y pánico en el que estaba atrapado.

Era...un poco gracioso.

Desde su perspectiva, el par de ojos verdes en forma de rendija flotaban en la nada de arriba a abajo, de un lado a otro, achicando o agrandando sus pupilas. Si alguna vez pudo imaginar la apariencia del gato de Cheshire cuando leyó "Alicia en el país de las maravillas", era aquella frente a sus ojos. Un felino invisible de comportamiento juguetón que desaparecía su cuerpo dejando solo sus ojos visibles.

El recuerdo de su juventud es suficiente para hacerla respirar por fin, con grandes bocanadas. Se atreve a moverse, retrayendo sus pies hasta que sus rodillas están pegadas a su pecho y sus manos se aferran en puños sobre sus rodillas. Y tiembla, tanto por el frio como por la criatura que no puede ver y destroza su casa, pero todavía tiene el dudoso juicio de encontrar divertida.

Claramente hay algo mal con ella.

Bella nunca lo dijo directamente, pero siempre la miraba sobre la pasta de su libro con algo parecido al miedo cuando debatían sobre si había merito o no en la protagonista de "L'Histoire de Juliette ou les Prospérités du vice". No era nada alentador que la paria del pueblo te mire a ti como un bicho raro cuando hablaban, pero en su defensa, alguien tenía que apreciar adecuadamente el trabajo del marqués de Sade. No todo era libertinaje, sangre y muerte, también había éxito personal y como llegar a esa plenitud. Había aceptación en uno mismo.

Incluso si eres una asesina ninfómana amoral, puedes ser exitosa y feliz.

Le gusta ver las otras perspectivas, cúlpenla por ello.

-¿Eh?- Saliendo de su pequeño desliz mental, Elsa presta atención al gato gigante que se detuvo por fin, y comenzó a rondar cerca del árbol de navidad. Primero por el tocón cubierto de regalos, pudo oír más que ver unas fuertes inhalaciones. Pero su atención ahí no duro mucho, pronto sus ojos depredadores floraron hasta los adornos de navidad, donde un par de frutas de cera desaparecieron frente a sus propios ojos, antes de que un sonido de asfixia seguido del inconfundible sonido de un ser vivo escupiendo algo desde el fondo de su garganta se escuchara, para que un instante después las figurillas reaparecieran como una masilla sin forma pegadas a la pared por una tela traslucida, viscosa y reflectante.

Eww.

Eso no lo detuvo. Siguió olfateando y sacudiendo las delicadas e invaluables cosas que colgaban sin mucho cuidado.

-No, espera -Asustada mucho más por la idea de que alguno de los adornos se rompiera, comenzó a moverse de su lugar sin mucha gracia. Sus músculos apretados por el miedo no cooperaban del todo, y se caía muchas más veces de las que le gustaría. -Deja eso -Llamo a la...cosa con su mano, intentando sujetarse de la mesa con la otra, pero era difícil. -Shu, shu, no lo toques -

Pero la criatura no la escuchaba, ni un poco.

Los ojos suben y bajan de arriba abajo, y en algún punto desaparecen. Se atreve a suponer que está girando, rodeando el árbol con mucha atención. Una sola vez ve a la gran sombra alzarse mucho más allá de la estrella sobre la punta del árbol y eso la hace detenerse en seco en el marco de la puerta sin dejar la cocina, recordado que tan monumentalmente grande era esa cosa que no podía ver.

No se atreve a moverse más, o hacer ningún ruido. No quiere ni imaginarse que hará cuando el pino deje de ser interesante y centre su completa atención en ella. No es ni la mitad de colorida o interesante de lo que es el armatoste festivo en la esquina del salón. Ella solo tenía su camisón largo, su suéter de punto azul oscuro y sus calcetas que no ayudaban en nada a que sus plantas de los pies dejen de estar heladas. Solo había dos colores en ella, y esos eran el blanco y el azul.

Y le gustaría mucho que eso se quedara así. Que el rojo se mantenga en los listones sobre el pino y no en ningún lugar de su ropa o la pared donde la familia toma el desayuno.

Pero lamentablemente ese instinto de auto conservación no dura mucho.

Porque el gato del país de las maravillas se acerca hasta las cuatro figuras centrales que nada ni nadie pueden tocar. Enfoca su mirada en ellas y olfatea con fuerza, sus pupilas semi redondas se afilaron hasta ser las finas rendijas que vio cuando se vieron de frente y el más leve de los gruñidos comenzó a zumbar en medio de la oscuridad.

Cuando la figura de la bailarina de madera comenzó a caer del árbol por la corriente de aire caliente sobre ella, la mano de Elsa ya estaba sobre la criatura.

Era una sensación difícil de describir. Aun con las puntas de sus dedos congelados por el frio, pudo sentir la piel cubierta de escamas igual de helada que la de ella, pero debajo de eso, un leve indicio de calor le cosquilleaba las yemas de sus dedos. La piel era suabe, casi tanto como el cuero curtido, pero no se dejó engañar ni por un instante. Podría sentirse suabe al tacto, pero el musculo debajo era inamovible.

Ella no lo freno con su fuerza, fue la pura sorpresa lo que detuvo a la cosa frente a ella de seguir con lo que estaba haciendo. Era una sensación indescriptible, ciertamente. El saber que lo que tenía frente a ella era un ser vivo que respiraba aire tan caliente como una fogata, y que la veía con unos ojos que eran mucho más de serpiente que de gato. No tenía las palabras para describir como la hacía sentir estar tocando algo mítico.

Ni siquiera tuvo el tiempo para pensar en si su mano (o ella al entero) seria devorada, triturada y escupida en una pared cuando simplemente suplico. -No, eso no -

Porque Elsa podría vivir sin una mano, Anna sin su hermana, y el mundo sin saber que le paso. Pero ninguna de ellas podría soportar perder esto, lo último que quedaba de sus padres, de su casa de la infancia, de aquella vida que fue alegre y feliz. Porque la gente muere, pero cuando sus recuerdos desaparecen con ellos, la ausencia es enloquecedora.

-Por favor-

No sabe si es su sincera suplica u otra cosa, pero la criatura se retrae, y en su lugar centra su total atención en ella.

Es una mirada juiciosa y cuidadosa, no hay reconocimiento de lo que ve en ella. No sabe que significa lo que hay en esos ojos verdes porque ciertamente no hay humanidad en ellos. Sea lo que sea que esta frente a Elsa esa noche, no contaba con emociones humanas, o al menos, ella no despertaba en la criatura ninguna de ellas. No sabe si es una presa, un juguete o una curiosidad pasajera, y es una lástima porque tener alguna idea la ayudaría a dejar de temblar y sudar en frio.

Quizás incluso podría razonar con el monstruo de la oscuridad y saber que quería para que se vaya de ahí. Tal vez un trueque, un trato, ¿un sacrificio?, si es así ella podría...

Gruñe.

Gruñe frente a ella con fuerza, y si antes había pensado que su respiración era aire caliente ahora podía decir que en realidad dentro de las venas de esa cosa debía de circular lava, porque el calor que llego a su cara y pecho se sintió como ser puesta frente a la puerta del infierno. No ayudo tampoco que viera unos filosos y abundantes dientes materializarse de la nada justo frente a su nariz.

No, no, dientes no.

Colmillos.

Tan grandes como la palma de su mano y notoriamente filosos.

Esta vez ni siquiera puede intentar gritar, esta petrificada. Se prepara para lo peor y cierra los ojos, entregándole su alma inmortal al dios astado, y esperando, muy infantil y vengativamente, que el reptil mítico gigante que allano su casa se ahogue con alguno de sus huesos y así ambos puedan verse en el inframundo.

-¡Toothless, no te la comas! - De la nada, la voz de un completo desconocido llego desde la chimenea. Sorprendida, Elsa abrió los ojos para ver a un hombre apartar con sus brazos a la sombra de la muerte frente a ella. En un instante tenía unos colmillos asesinos frente a su cara, y al segundo siguiente las armas mortales desaparecieron en la nada. -¡Dragón malo, no te comas a las personas de la casa!-

Toothless...de todos los nombres posibles para darle a algo que claramente tenía dientes, se sacudió un poco mientras intentaba ser apartado por la fuerza. No fue mucho, pero al menos su extraño salvador pudo moverlo de un lado a otro, como lo harías con un perro muy grande que se sentó en un lugar inconveniente para no ser desplazado de ahí nunca.

-Lo siento mucho -Todavía luchando con la monumental masa de oscuridad de ojos verdes, el hombre se esmeró en empujar su costado cubierto por completo de una larga capa de piel contra, lo que supone, es la cabeza de la bestia. -Él no suele ser tan agresivo - Y entonces, como para demostrar todo lo contrario, el ser destructor de salas de estar hizo aparecer sus colmillos una vez más para gruñirle mientras la miraba con claro desagrado desde su posición estática.

Oh, por supuesto, que sea desagrado lo primero que pueda entender de su mirada hacia ella.

-Hum...¿entiendo? - No muy segura de su papel en la situación encogió sus hombros y acerco sus manos a su pecho, esperando no detonar de nueva cuenta al reptil invasor que claramente tenía un problema con ella. -¿Señor...?-

Dándose por vencido, el hombre dejo de intentar mover una montaña con sus manos y en su lugar acomodo su capa antes de al fin quedar de frente a ella. No sin antes murmurar un "reptil inútil" a su costado que también fue ignorado.

La nueva posición fue apenas diferente de la anterior en la habitación, pero habiendo dejado de estar lado a lado con una mancha casi literal de tinta para moverse hasta donde ella estaba, es decir cerca del árbol y por consecuencia de la ventana, en realidad hizo toda la diferencia del mundo.

-Krampus- Le dice resueltamente con una sonrisa que incluía su propio par de colmillos filosos y brillantes a la luz de la luna. -Un placer conocerla... ¿señorita?-

Lo último que puede ver antes de desmallarse son las manos con garras que intentan llegar hasta ella, quizás para sostenerla y que no se parta la cabeza, o tal vez para llevársela con él al Helheim. De cualquier forma, Elsa no estará consciente para saber el resultado de eso.


La lluvia helada golpeaba las ventanas con moderada fuerza.

A su lado, Anna se removía por el frio, intentando cubrir mejor sus pies con una capa extra de manta que su madre doblo para ellas dos. Y debió de surtir efecto, porque después de un par de meneos se detuvo por completo y sonrió brillantemente con su diente faltante.

-¿Mejor? -Su madre pregunto todavía desde su lugar en la ventana. No había cerrado las cortinas del todo, escogiendo quedarse de pie para ver la lluvia nocturna caer mientras esperaba a que sus hijas se apusieran cómodas para dormir.

-Mejor -Confirmo Anna, lista y dispuesta para la historia de esa noche. A su lado, Elsa asintió igual de alegre.

-Muy bien, mis pequeños brotes, ¿cuál es la historia que quieren oír hoy?-

Habiendo decidido desde la cena cual cuento para dormir le pedirían a su madre, Elsa prefirió acomodarse en su almohada de costado, apartando de su boca el rebelde cabello de su hermana que descansaba suelto a su alrededor en un encantador halo rojizo.

Como una pequeña llama.

Fuego vivo que iluminaba la habitación. Anna brillaba siempre, sin importar la oscuridad del mundo o el frio a su alrededor. Ella amaba eso, amaba la calidez de su pequeño cuerpo y como su sola risa podía calentar su propio corazón.

-¡La historia de tand-fé!- Aplaude y ríe contenta con su pedido. -¡Queremos saber sobre lo que hace con los dientes que se lleva!-

Sin poder evitarlo, Elsa gira los ojos divertida, sabiendo de la pequeña obsesión reciente que su hermana sentía por el hada de los dientes después de perder su diente de leche, y al fin preguntar que pasa una vez que se han caído. Su madre le dijo lo mismo que le dijo a ella cuando pregunto hace años, le hablo de pequeñas hadas que llegan en la noche y recolectan los dientes de leche dejando monedas a cambio como una recompensa.

Su hermana amo el concepto de pequeñas hadas coloridas que la visitaban y siguió preguntando sobre el tema, una y otra vez, hasta que inevitablemente llego a la alta jerarquía de estas pequeñas hadas, y la legendaria figura de la única e incomparable hada mayor apareció. Naturalmente, quería saber más, y su madre prometió contarles todo lo que pudiera sobre ella.

Y bueno, aunque intento resistir el tema lo más que pudo, la verdad era que todo terminaba cediendo ante la pura fuerza de voluntad de su pequeña hermana, por lo que Iduna suspiro divertida y acomodo el chal sobre sus hombros antes de comenzar con la historia.

-Muy bien -Concedió con dulzura, sonriendo ante el pequeño grito de "¡Si!" que dio Anna.- Hay que empezar diciendo que el hada de los dientes no solo es un espíritu del bosque, es algo más que eso -Sintiendo una genuina curiosidad, Elsa se acomodó mejor viendo a su madre. -Es un espíritu guardián, y como tal, su trabajo es proteger a la humanidad, no solo a los niños pequeños -

-¿Entonces ella también toma los dientes de los adultos?- La pregunta genuinamente curiosa de su hermana la hizo reír, eso la molesto, así que la empujo con su codo.- Hablo enserio, ¿También les da dinero a ellos, o les da otra cosa?-

-¿Como que?- Siguiéndole el juego, Elsa le pregunto.

-No lo sé, quizás cosas aburridas como pipas o hilos de bordado -

-No, los adultos no tenemos otros dientes para reponer -Divertida, su madre las interrumpe con cuidado. -Se caen y crecen solo una vez, es como la niñez, esa etapa de crecimiento no se repite-

-¿Y qué pasa con señor Porter?, él ya no tiene cabello ni dientes -Completamente entregada al tema, Anna dejo de intentar picar el costado de su hermana mayor con el dedo por molestarla, y giro otra vez para ver en dirección a la ventana. -¿Que les pasa a sus dientes si el Hada no se los lleva?, ¿Porque se le cayeron si no le salieron otros?, ¿Cuándo somo viejos porque se nos caen los dientes y el cabello?, mamá, ¿cuándo yo sea vieja tendré que comer papilla y cubrir mi cabeza con un gorro de lana?, ¿Puedo comer otras cosas blandas como sopa o pastel?...¡mamá!, ¿puedo comer pastel mañana?, del que quedo de la cena, todavía quedan unas rebanadas -

Un pequeño momento de silencio llego y tanto Iduna como Elsa se mantuvieron viendo fijamente a la más pequeña luego del grupo de preguntas que soltó sin detenerse o respirar hasta cambiar de tema por completo.

Parpadeando un par de veces, la madre de las niñas fue la primera en reponerse para responder.

-Si, puedes comer pastel, pero tendrás que desayunar primero -Viendo la brillante sonrisa que su hija le dio, decidió continuar con el tema antes de que otra vez cambie. -Como les decía, el hada de los dientes tiene un trabajo mucho más importante que solo recoger dientes de niños pequeños, ella los toma por una buena razón, ¿pueden adivinar cual?- Ambas pequeñas negaron, completamente atentas a la historia de nuevo. -Ella los toma para guardar sus memorias-

-Espera mamá, ¿no se supone que el agua tiene memoria?, ¿porque hay un espíritu guardián que las guarda si el agua puede hacerlo también?-

-Buena pregunta Elsa -Sonriendo, levanto su dedo para señalarla como cada vez que dice algo notable. Su madre nunca ha dudado en reconocerla o incentivar la curiosidad de sus hijas. -Eso es porque el hada de los dientes solamente protege las memorias de la infancia, las guarda y atesora para que cuando pierdas el camino siendo adulto, puedas recordar la maravilla de la niñez -

-¿No puedes recordar tu niñez tu solo?-Un poco preocupada, no puede evitar fruncir el ceño, pensando en lo triste que sería olvidar algo tan divertido y lindo cuando creces.

-Algunas personas no pueden-Haciendo una mueca, su madre termina por cerra la ventana dejando caer la cortina y apartando por fin la lluvia del interior de la casa. Con un movimiento de su muñeca, la habitación es un pequeño mundo cálido y seguro donde existen las hadas. -La vida es muy dura, y para algunos se vuelve muy difícil recordar un momento de sus vidas cuando las cosas eran más simples y...magicas- Sentándose al final de la cama, su peso fue reconfortante de sentir.

Había algo en su presencia que llenaba el cuarto. Una seguridad intangible, pero ahí, acompañándolas.

-Lamentablemente, la infancia termina por desvanecerse en el tiempo -Con cuidado, posa su mano sobre la cobija, donde los pies cubiertos de Anna creaban un bulto. Elsa siente un nudo formarse en su garganta, y el inicio de las lágrimas que se formaban en la esquina de sus ojos. Hay algo mal en la situación, puede sentirlo.

Es como si la sensación de que el tiempo se está acabando comenzara a consumirla. La hace encogerse en su lugar y abrazar fuertemente a su hermana, quien todavía brilla como una flama para ella.

-Algunas veces se tiene que luchar para mantener los recuerdos, y alguien tiene que ayudarnos a hacerlo -Entonces su madre sonríe. Cálidamente, atemporalmente. -La magia ayuda un poco, el hada de los dientes otro tanto, pero el trabajo pesado tenemos que hacerlo nosotros -Entonces, con lentitud, suelta los pies de su hermana y Elsa quiere detenerla. Se siente como, si en lugar de alejarse unos centímetros de ellas se estuviera apartando a un mundo de distancia. Casi se levanta de la cama para ir tras de su madre, pero tiene mucho más miedo de soltar a Anna. -Así que, mis pequeños brotes, no olviden -Tranquila como la lluvia, la voz de su madre permanece en sus oídos mucho más tiempo que la imagen de ella. -Nunca olviden -


La chimenea esta encendida.

Lejos de la bruma, puede comenzar a sentir que el calor debería de haber existido el tiempo suficiente como para que el suelo de madera que estuvo tan frio como un bloque de hielo ahora pasara a estar tibio. El calor bienvenido la hace soltar aire por su nariz aliviada. Le permite pasar saliva y deshacer el nudo de su garganta antes de comenzar a ver a su alrededor.

Lo primero que ve apenas la sorprende. El estado de la sala de estar es tan ruin como recordaba. No, quizás era peor ahora que estaba iluminada lo suficiente para ver cuan profundamente las cenizas penetraron en cada cosa de la casa, incluidos los escombros de lo que alguna vez fueron los muebles de madera que recién se habían comprado ese verano. La sola vista de las sillas y la pequeña mesa central completamente destrozadas solo hizo que suspirara y cerrara los ojos esperando que esto también fuera parte de la pesadilla.

Alguna siniestra y frustrante segunda parte del sueño anterior en el que un dragón quiere comérsela y un ser ancestral que puede llevarse su cuerpo entero al infierno le da la mano en un cordial saludo.

Los malos sueño suelen ser así. Confusos, aterradores y a veces graciosos. No tienen sentido, pero no puedes dejar de pensar en ellos.

El mundo onírico es así, en un momento estas teniendo una pesadilla, al siguiente un recuerdo acogedor y feliz de tu infancia, e inesperadamente después vuelves al punto de inicio sin ninguna razón aparente. Tal parecía que sus pensamientos insistían en retomar el tema de una pesadilla en navidad, por lo que, sin querer mantenerse más tiempo ahí, todavía sin moverse de su lugar boca arriba en el piso de la destrozada sala de estar, comienza a pellizcarse el dorso de la mano en un esfuerzo para poder despertar de una vez y así poder...

-¿Matarlo?-

La tranquila voz a su lado solo hace que cierre los ojos con fuerza y que su nariz se frunza por el esfuerzo.

Es un sueño, es un sueño, es un sueño...

-Fingir que no estoy aquí no ayudara -Sin acusarla realmente, la voz del otro lado de la habitación suena llena de simpatía y hace que algo dentro de su pecho cosquille sin saber muy bien por qué. Sin embargo, no se detiene y empieza a pellizcarse con más fuerza. -Existe una buena razón por la que nadie se despertó por todo el alboroto y entró, la burbuja de magia que hay en esta parte de la casa no deja que nada pueda entrar...o salir. -

Eso último fue dicho con mucha más suavidad de la que esperaba. Lo que bien pudo ser una amenaza, en realidad sonaba como si él realmente no quisiera asustarla, pero si dejarle claro el problema que tenían ahí.

Pero Elsa podía ser muy obstinada cuando quería, y tremendamente critica con cualquiera que intentara acercarse a ella usando la simpatía, por lo que no le hace caso y se mantiene en su lugar en el suelo, con el ceño fruncido, negándose a reconocer lo que está pasando.

Porque es un sueño, y eventualmente se despertaría.

Pero se volvía muy difícil buscar anclarse a una sensación para poder despertarse cuando lo único que se oía a su alrededor eran las brasas consumiéndose por el fuego y sus latidos del corazón atascados en sus oídos. Ya no había viento lastimero y silbante al cual aferrarse, ni a un frio despiadado y cruel que le comiera la piel, o la sensación de ser cazada por algo invisible.

No había nada.

De algún modo se sentía genuinamente atrapada en una burbuja aislada, y eso solo podía ser una pesadilla.

-¿Sabes?, no entendía porque Toothless estaba tan molesto contigo -Tal parecía que el ser mítico era tan testarudo como ella, y en cierto modo no le sorprende, era de esperarse cuando se enfrentaba con algo salido directamente de su imaginación. El Krampus muy imaginario que insistía en hablarle continuo con su discurso unilateral sin perder el ritmo. -Normalmente cuando alguien atenta contra el espíritu de la navidad las señales con claras. No hay mucho de la festividad a su alrededor -Entonces, se detiene un momento para hacer algo que ella se niega a reconocer porque obviamente, mantendrá los ojos cerrados esperando a que este delirio pase.

-No hay decoraciones, no hay un árbol de navidad y casi siempre es un hecho que no hay una familia. Lo unció universal es que todos ellos están vacíos de esperanza y amor. -

No se mueve, realmente no lo hace, pero fruncir el ceño es cansado así que en su lugar gira la cabeza esperando no estar mirándolo de frente.

-Pero en cuanto te vi...- Hay una pausa leve, después continua. - Cuando te vi definitivamente estaba frente a alguien que aun portaba el espíritu de la navidad dentro de ella. -Después, como si fuera algo normal para decir de otros agrego. -No es perfecto, hay grietas algo feas y sin duda existe más rojo del estrictamente necesario, pero, todavía brilla en su núcleo -

Si tiene que ser sincera, es un poco inesperado que su pesadilla sea tan comprensiva con ella. Su inconsciente nunca ha sido compasivo con ella antes. Normalmente las peores críticas y recriminaciones se las da ella misma, y para este punto, el mismísimo Krampus debería de estar señalándola con una vara de metal al rojo vivo mientras la rodea de cadenas y recita la larga lista de razones por las cuales merece pudrirse en el infierno por toda la eternidad. Pero, en lugar de eso, su extraño y...¿melancólico? pozo mental decidió otorgarle palabras de validación y aprecio, aun si estas eran unas metáforas que no entendía.

- No parecías alguien que quería hacerle daño a alguien de su familia justo en las fechas en que se supone que tenían que estar más unidos. Pero también tengo que admitir que el que las personas amen a alguien no evita que les puedan hacer daño. A veces...eres tú quien los lastima a propósito, y viendo con más atención tú alma, eres el tipo de persona que podría lastimar o apartar a otros si piensa que con eso los protege-

Hablo demasiado pronto, las recriminaciones estaban llegando a ella.

-No, no me mal entiendas, si fuera un humano quizás podría juzgarte por eso, pero no lo soy.- Vaya, gracias por aclararlo señor "colmillos de vampiro y cuernos en la cabeza", no se había dado cuenta. - Como yo lo veo el amor es un arma de doble filo, es tanto un escudo como una espada y algunas veces se tiene que blandir con mucha más dureza que con delicadeza. -Un peso a su lado se mueve, quizás porque él se acomodó mejor en su lugar. Pero no es eso, se da cuenta con sorpresa cuando siente una mano grande y pesada detenerla de seguir magullando el dorso de su mano.

En su esmero por despertar de este extraño sueño al que ya no puede llamar del todo una pesadilla, pero tampoco un recuerdo agradable, se había olvidado de detenerse para no hacerse daño. Si bien, no siente que se haya roto la piel, el dorso de su mano le ardía lo suficiente como para sentir picazón cuando el calor de la piel del demonio a su lado la cubrió.

Sin poder evitarlo dio un respingo y contuvo el aliento, sin saber muy bien qué hacer con la presencia tan grande y sin duda maligna que se encontraba sobre ella. Era como un manto que lo cubría todo a su alrededor, perturbadoramente similar al inicio de la pesadilla cuando se sentía acechada por una presencia invisible. Y si antes llego a creer que se vería como una presa marcada, en ese preciso instante, con el firme agarre sobre su mano y el toque fantasma de unas garras enormes rozando sus muñecas, ciertamente podía gritar que ella era una maldita presa. Una sin escapatoria, salida u opciones.

Casi intenta correr, genuinamente piensa por un instante en rodar a su costado y correr hasta la cocina, tomar un cuchillo y salir a la noche nevada. Su instinto más básico quiere hacerlo con desesperación, pero el apretón en sus manos la detienen en seco. Completamente asustada de que sintiera sus músculos moverse y le arrancara alguna extremidad con un movimiento de su mano, se queda quieta.

Él por su parte, continúa hablando donde lo dejo. Explicándole cuando tienes que amar con amabilidad y cuando con dureza.

-¿Es difícil discernir cuando tienes que cuidar o atacar?, claro. ¿Debes de mantenerte al margen de los problemas para no agravar el daño?, probablemente. ¿Deberías de arrepentirte de amar tanto a alguien que conspirarías para asesinar a su esposo antes de que él te mate a ti o a tu hermana?, por supuesto que no -

Ante eso último, Elsa termina por ceder abriendo los ojos ante la parte en que menciona como el amor podía ser algo bueno tanto como algo malo, ignorando el miedo natural que la consumía hasta hace un momento, al sentir que alguien, por fin, podía entender que el sacrificio por amor a veces no incluía el de uno mismo, si no que podría ser el de otro. No por maldad, si no por necesidad. Raramente podía leer o escuchar sobre el sincero deseo de proteger más allá de lo que se consideraba moralmente correcto. Normalmente, el amor era atesorar y cuidar sin llegar a mucho más allá del cuidado cuasi materno que todo lo perdona y todo lo permite, el tipo de amor que te hace morir por otros.

Esos cuentos siempre la han hecho sentir mal consigo misma porque nunca se ha sentido así. En especial el haber crecido al lado de Anna. Su hermana ciertamente ama más a otros que así misma, por lo que podría morir por otra persona si la ama lo suficiente. Mientras que Elsa podría hacer cientos de otras cosas, cosas realmente crueles como lastimar a otros a conciencia y llegar al límite de las consecuencias si eso aseguraba que a quien amara estuviera bien. ¿Pero sacrificarse a si misma?, no está muy segura de hacerlo.

Sacrificar a otros era un pensamiento que llagaba con mucha más facilidad y sin ningún tipo de duda.

Pero la culpa se mantenía ahí, principalmente porque al querer proteger a alguien que ama, estaría lastimándola al mismo tiempo. No hay forma de que sienta que está ganando con esto, porque sin importar que haga, Anna terminara herida y llorando. Podría empujar al idiota de Hans por un barranco y nunca pensar en donde tiro el cuerpo ni una sola vez en su vida, pero saber que su hermana guardaría ese soldado de plomo atesorándolo de la misma forma en que cuida y protege las figuritas de sus padres porque a final de cuentas realmente lo ama, hace que su estómago se revuelva y sienta culpa.

Realmente no quiere ser la responsable de que su hermana tenga otro fantasma que guardar en su corazón.

-No eres una mala persona -Recordándole su presencia ahí, la voz del demonio de la navidad la consuela desde su lugar en frente de la chimenea, a un lado de ella. Cubierto de pies a cabeza con una capa de piel de la que salían pequeños ramas y brotes, sus cuernos tan filosos como sus garras o colmillos se alzaban en curvas sinuosas. Olía a bosque, pino y sangre fresca. Era tan aterrador bañado en las luces naranjas del fuego en la chimenea junto al negro del hollín, como lo fue a la luz de la luna. -No estabas haciendo algo que él no hubiera hecho...o que hará. -Esa última parte es dicha con incomodidad, plenamente consciente de que ese asunto en particular estaba tan abierto como el océano. -Para ser justos, la única razón por la que tu nombre está en la lista y no el suyo es porque decidiste intentar matarlo en vísperas de navidad. De a ver esperado a enero estarías lejos de mi jurisdicción, pero veras, matar a tu familia política en fechas decembrinas, cuando la familia y la unidad, así como el perdón tienen un papel tan importante…pues bueno -Le dice incomodo. -Si esa no es una razón para que te golpe con una vara hasta que entres en razón, no sé qué lo sea -

Es tonto, pero no puede evitar reírse por eso ultimo.

-Entonces- Comienza con una sonrisa tanto en su boca como en su voz. No intenta apartar sus manos, pero se vuelve lo suficientemente valiente como para mirarlo a la cara al hablar. -¿Solamente tuve que esperar un par de semanas para que fuera el crimen perfecto?-

-Me temo que si-

Ah, solo su suerte.

-Bueno, ¿pero al menos lo de azotarme con una vara sigue en pie?-

El Krampus, que todavía puede o no ser una creación de su mente, ríe fuertemente por su broma de mal gusto. Sus hombros de sacuden y se echa para atrás antes de darle un último apretón a sus manos, para así, soltarla.

-¡Señorita, me escandaliza!- Lo ve cubrir su pecho con dramatismo, viéndola con grandes ojos del color del bosque de la misma forma en que las mujeres mayores miran a las señoritas que usan su falda arriba de los tobillos.

Ella ríe otra vez, acomodándose mejor en el suelo para verlo sin que su cuello, que ya había sufrido mucho, doliera todavía más. El ángulo es un poco extraño, y su trenza floja le molesta en la nuca, pero el fuego de la chimenea ayuda a que sus pies tengan algo de calor y dejen de ser cubos de hielo.

Fue muy considerado al acomodarla donde el hollín que olía a humedad y tierra seguramente mancho toda su parte trasera, incluido su cabello y calcetas. Pero puede darse cuenta, el lugar en el que estaba recostada el calor del fuego la calentaba con comodidad. Y por supuesto, era un excelente lugar para la mantenerla alejada del mastodonte del color de la brea que estaba entretenido masticando lo que alguna vez fue el árbol de navidad.

Todos los adornos estaban completamente destruidos en el suelo, ya sea por sus patas, alas o cola. Sus filosos dientes que parecían ir y venir conforme lo deseara se afilaban con gusto en la madera y ramas rotas con un muy molesto ruido que la hacen rodar los ojos y suspirar molesta. Muy a su pesar, ahora que podía verlo mejor con una iluminación más fuerte, el ¿Dragón?, era lindo. Rodaba con el tronco como si fuera un gato jugando con su bola de estambre y en algún momento, los sonidos que hacía parecían sonar de forma muy similar al ronroneo o a las risas.

Ni siquiera le importaba que rompiera los últimos muebles en pie o rasgara el tapiz de la pared.

-Dime por favor que no va a comerme -

Medio en broma, medio enserio, la pregunta deja sus labios mientras se mantiene viendo a la fascinante criatura. Era lindo sin duda, pero su mandíbula estaba astillando un tronco del ancho de su cintura sin ningún problema. Su razón le dice que no debe temer de un sueño, pero desde que abrió los ojos las cosas no se sentían tan oníricas como le gustarían.

La piel de su dorso picaba dolorosamente, el olor de las cenizas era molesto y su cuerpo dolía por todas partes, especialmente atrás de su cabeza. Estaba comenzando a pensar en la loca posibilidad de que tal vez, quizás, de algún modo, probablemente, por muy demente que sea, este realmente atrapada mágicamente con un dragón y el mismismo Krampus.

-No, Toothless no te va a comer - Y antes de que ella pudiera abrir la boca, agrego. -No, ni yo -Y como tiene algún poder que le permite leer su mente, o ella es muy predecible, volvió a interrumpirla. -En ese sentido tampoco. Ese no es mi trabajo jovencita, deberías de buscar a cupido-

Tal vez si el señor Krampus no sonriera divertido mientras la amonestaba, pudo haberse avergonzado, aunque fuera un poco. Pero su sonrisa de lado que dejaba ver uno de sus colmillos se lo estaban dejando muy difícil a Elsa.

- Valia la pena intentarlo-

- Aja -Desde su lugar en la pared negra completamente irreparable, la figura del ser frente a ella se acomodó para dejar la pequeña figura del cisne de porcelana que había estado sosteniendo todo ese tiempo en su otra mano. La puso suavemente junto a las otras tres figuras, sin rastro del soldado de plomo por ninguna parte. -De todas formas, no deberías de preocuparte por algún castigo. Esto solo fue una advertencia, tienes tiempo de retractarte, arrepentiré y pasar esta navidad con tu familia celebrando el espíritu navideño por todo lo alto -Ahora sin nada que sostener, elevo sus manos hasta alcanzar sus cuernos en una floritura sin muchas ganas. Claramente, el señor de las noches negras no estaba muy entusiasmado con el espíritu navideño.

- ¿Solo una advertencia? - Un poco sorprendida, se movió en su lugar para quedar de costado. - ¿Qué pasa con todas esas historias de los golpes, las cadenas y el saco? -

-Está bien, yo estaba pensando que lo del sadomasoquismo era una broma, pero si de verdad estas buscando eso...-Luciendo incomodo, el ser al menos una cabeza y media más alto que ella comenzó a moverse lejos de donde estaba.

- ¿Qué?, ¡No! -Olvidando también las bromas tontas, termino por levantarse del suelo importándole poco toda la suciedad que la cubría. -No, yo me refiero a que, si eres real y no un producto de mi estrés, ¿No deberías de llevarme en tu saco al Helheim?. ¡Todas las historias son así!-

No es que realmente quiera que eso pase, enserio que no. Todo ese asunto de los castigos en un sentido impúdico a manos de un ser demoniaco era mucho más interesante en el papel que en la práctica, es decir, ¿cómo podría solucionar toda la logística para que funcionara cuando sus colmillos y garras no dejarían que...

-¿Cuál es tu punto? - Tosiendo en su puño, todavía incomodo llamo su atención y la sacó de ese extraño hilo de pensamiento que jura por la triple diosa, no sabe de dónde vino.

-B-bueno, que es extraño que el terror de la navidad no castigue a los que pierden el camino en esta temporada santa -Había escuchado historias toda su infancia, a diferencia de la mayoría de los niños, su madre les dejó muy claro que las criaturas mágicas iban más allá del bien y el mal comprendido por los humanos. Los guardianes, los espíritus y los seres mágicos eran aquellos que regían el mundo dando y quitando.

Y mientras San Nicolás era una figura de asombro y esperanza, el Krampus era un emblema del castigo y el miedo. Y Elsa sabia, con descarada claridad, que ella no estaba siendo premiada esa noche buena.

-Pero tú no has cometido ningún crimen -Curioso, se atreve a señalarle lo obvio. - Tenías la intención de hacerlo, pero estas justo en el momento indicado para evitar terminar el trabajo y dar ese paso final. -

-Sin crimen no hay castigo - Incrédula solamente puede sentarse.

-Exacto -

Es un poco anticlimático, pero no se quejará de que su alma no fuera arrastrada al fuego eterno. Puede tomarle la palabra al señor Krampus y mantenerse al margen para celebrar las fiestas como su hermana quería. No sería difícil guardar el frasco de veneno que todavía estaba en su mano en el fondo de su joyero. Olvidar por unos días su desprecio visceral que siente por el esposo caza fortunas de su hermana y así poder convivir en familia. Incluso pueden ir a patinar en el lago congelado, o ir a ver el cascanueces. Hacia tanto tiempo que no iba al teatro a ver algún espectáculo navideño. Seria realmente encantador, sabe que puede serlo si pone algo de esfuerzo.

Después de eso, ya podría seguir con su plan y...

-¡No, no, no!- Asustada, salta donde estaba sentada cuando el ser que había estado platicando tranquilamente con ella avanza el pequeño camino que los separaba hasta sujetarla por los hombros. -¡Tienes que hacer un "alto y desista" con esto de envenenar a tu cuñado o si no volveré, y esta vez, si será para castigarte!-

-Pensé que podía esperar hasta enero -Confundida, no podía dejar de ver con grandes ojos directamente al demonio astado que tenia de frente.

-Eso era antes, ya no cuenta ahora que sabes que está mal hacerlo y que se te ha advertido que pasara si lo haces-

-Pero si no me ha advertido nada -

-¿No te lo dije? -Elsa simplemente negó con la cabeza, todavía sorprendida por lo real y solido que se sentía el ya no tan probable producto de su imaginación. El calor de sus manos antes no tenía nada que ver con la fuerza con la que era retenida. Sin quererlo, a su mente viene el recuerdo del intruso sacudiendo al dragón que astilla pinos enteros con su boca. -Oh...pues lo que ya sabes, unos buenos golpes y al saco. -Y para puntuar la advertencia atrasada, señala con su pulgar en dirección sobre su hombro, donde un saco de arpillaría viejo y desgastado con el tamaño justo para que un adulto entre cómodamente dentro descansaba sin alma justo a un lado de una vara de roble en la que crecían pequeñas ramas negras. Puede sentir como sus cejas se alzan ante la vista de sus herramientas de trabajo, y la inquietud que crece desde su estómago la hacen creer que vomitara en cualquier momento. -Luego te llevo conmigo ante la señora Hela y ella decidirá que castigo recibirás por el resto de la eternidad -

Oh.

Oh.

-¿Puedo intentarlo el resto del año?-

Esta vez, el Krampus es quien se detiene para mirarla con asombro. En otra situación, sería muy divertido verlo completamente desconcertado por su necedad de seguir con su plan de muerte misteriosa para su cuñado. Pero justo en ese momento, que el ser de oscuridad que acaba de amenazarla con llevarla arrastras hasta el infierno la mire como si estuviera loca, es mucho más desmotivante que divertido.

-No -Recalca lentamente. Incluso baja su cabeza para quedar frente a ella lo mejor que puede, lo cual no es mucho, pero ayuda un poco -Así como los deseos y regalos que cumple San Nicolás son permanentes el resto del año, los castigos por el egoísmo, la envidia y el rencor también lo son en mi campo. -Sin soltarla la acomoda un poco para que al menos parpade antes de continuar. -Una vez que estas en mi lista, no puedes salir de ella a menos que hagas algo bueno equivalente al mal que querías hacer, y de no hacerlo, estarás sujeto a que en cuanto actúes en nombre de tu mal deseo yo vendré a castigarte -

Incrédula, solamente puede pensar en cómo era posible que todo este enredo burocrático provenía de que decidió envenenar el maldito rompope de Hans que guardaba dentro de su alijo en la cocina, en las fechas en que los cristianos decidieron festejar el nacimiento de su mesías

-No tiene sentido -Repentinamente molesta, frunce el entre cejo e inclina la cabeza. -¿Entonces Hans tampoco puede intentar matarme?- El asunto de los castigos al menos era reciproco, ¿verdad?. Su deseo de quitarlo del camino no venía de la nada, ella sabía que él había intentado matarla al menos tres veces, y a su hermana una vez las vacaciones pasadas. El corazón de Han sin duda estaba lleno de malos deseos, tan retorcidos como los suyos. Así que, si ella seria condenada a ser vigilada a punta de amenazas, entonces él también.

-He...no, el sí puede seguir haciendo eso -

-¿QUE?-

-Bueno -Muy incómodo, el demonio navideño dio un paso atrás mientras se negaba a mirarla. -Pues el decidió que no las mataría a ninguna de las dos en estas fechas, tal parece que tiene una especie de código moral que le impide matar a alguien de su familia en las fechas decembrinas -Se encogió de hombros mientras agrego. -Es un desafortunado vacío legal, pero perfectamente válido a final de cuentas-

-¿Entonces qué? -Indignada y molesta, no se detiene a pensar en que está encarando a un posible ser sobrenatural solamente con su pequeño puño. Avanza el paso que él había retrocedido por incomodidad y se para en la punta de sus pies intentando verlo a la cara. -¿Me muero mientras mi asesino vive la gran vida con el dinero de mis padres?-

-Si, algo así -Dando otro paso atrás, el Krampus frente a ella gira a su costado, probablemente buscando ayuda del dragón en la esquina de la habitación para defenderlo de la pequeña humana que lo acecha. Pero su compañero está mucho más entretenido rodando entre las agujas de pino mientras lanza y atrapa con su cola una esfera azul. -Pero en el lado amable, tú iras al cielo y el al infierno, ¿No es eso mejor que terminar los dos en el mismo lugar por toda la eternidad?-

Eso...parece razonable.

Hace que Elsa se detenga y mueva la mirada al suelo. Pronto, deja de estar caminando sobre sus puntas y planta sus talones en las tablas de madera. Sus labios se fruncen y los pensamientos sobre pasar su eternidad, probablemente atada a Hans como su castigo personal hace que se replanté todo su plan.

De cierto modo, jamás había pensado en la vida después de la muerte. No para este tema al menos. Para ella, el problema iniciaba y terminaba con el pelirrojo irrumpiendo en sus vidas. Sin Hans, más de la mitad de las cosas que estaban mal con su cotidianidad desaparecerían, así como los atentados contra su vida, o peor aún, contra la vida de su hermana.

Había planeado muchas formas de deshacerse de él, qué hacer con su cuerpo, que decirles a todos, como manejar las cosas para que Anna no estuviera triste mucho tiempo y pudiera conseguirse un mejor esposo. Se las había arreglado para tener una relación civilizada con él para que nadie sospechara de ella, e incluso práctico su llanto para ser lo suficientemente triste, pero no tanto como para ser extraño. Pensó que tenía todo resuelto, solo faltaba actuar en una ventana de tiempo en la que la ayuda médica fuera difícil de conseguir y una autopsia inmediata estuviera fuera de las posibilidades.

El invierno era perfecto para eso, dado que la residencia familiar estaba tan apartada del pueblo y la nieve retrasaría cualquier intento de comunicación o ayuda que se pudiera dar. No planeaba que fuera exactamente en las fechas decembrinas, pero solo hasta ahora la nieve comenzaba a ser un problema en los caminos, y no tenía la intención de esperar temiendo que eventualmente la nieve amaine y no tenga otra oportunidad.

Lamentablemente, no había pensado en lo que hacer eso significaba para su alma inmortal.

Estaba tan concentrada en esquivar la ley mortal, que jamás pensó en lo que pasaría con ella una vez llegara su hora. Y ahora que se detenía un momento a pensarlo, ¿valía la pena?. Proteger su legado familiar y la vida de su hermana, ¿Valia una eternidad de tortura y miseria?.

-¿Y si me voy al Helheim, tengo derecho a un abogado? -Demostrando un valor que en realidad no tenia, se cruzó de brazos e intento encontrar su propio vacío legal. -Algo para que mi sentencia no sea tan mala, ¿ayudaría que la muerte fuera rápida e indolora?, ¿Y si no lo mato yo directamente y si lo hace un "accidente"?, ¿Existe la posibilidad de que pueda contrademandar a Hans con algún espíritu o deidad para que él sea juzgado por sus propios pecados? -

El señor Krampus, quien claramente no podía entender que fuerza sobrenatural la impulsaba a seguir con su plan de venganza y muerte abrió un poco la boca mientras la veía de arriba abajo. Inclino un poco la cabeza haciendo que la parte de su capa que le cubría la cabeza dejara ver algo de cabello castaño y algunos pequeños adornos de huesos que colgaban detrás de sus cuernos.

Era lindo, aterrador como el maldito averno, pero lindo.

Al menos mientras se veía abiertamente confundido, y un poco asustado por ella. Como si su sola necedad y aparente indiferencia a una sentencia indescriptible fuera una genuina preocupación para él. No porque fuera Elsa quien le preocupara particularmente como persona, si no, porque la perspectiva de alguien frente a un completo lunático es siempre la misma.

Preocupación.

Te preocupa su seguridad y la falta de conexión con la realidad y el mundo que le rodea. Y puede que este hablando desde su punto de vista muy trastornado por el sueño lucido en el que está atrapada, pero incluso si el monstruo de la navidad está genuinamente parado frente a ella viéndola con preocupación por su salud mental, cree que es un poco lindo que se preocupe tanto.

No tendría por qué.

-Esa es una buena pregunta -Saliendo lentamente de esa sorpresa preocupada, el demonio frunce el entre cejo y gira la mirada, pensando. -En realidad, nunca nadie había preguntado nada de eso -

Guarda silencio y voltea en dirección a la chimenea viendo el fuego con atención. Hay un ruido de cristal estrellado cuando el dragón rompe la esfera con la que jugaba al morderla, seguido de un lamento decepcionado que no dura mucho, cuando otra esfera, esta vez de color amarillo llama su atención y comienza a perseguirla mientras la hace rodar entre sus patas.

Sin quererlo afloja sus brazos y sonríe, en especial cuando Toothless pisa al soldadito de plomo hasta dejarlo como una estampilla. Es una venganza minúscula, pero no menos satisfactoria. Las posibilidades de la fuerza en bruto de semejante criatura la hacen pensar en cuantos huesos de Hans puede romper a la vez una sola pata de Toothless, o que tan rápido puede masticar y tragar alguna extremidad.

Se detiene un momento en sus pensamientos, al ver como el dragón se detiene, abre su mandíbula y del fondo de su garganta comienza a conjurar una luz purpura. Es leve, como si la luz tratara de subir desde sus entrañas y escalar hasta sus fauces. Es como ver un amanecer en miniatura antes de que todo explotara en una pequeña combustión que voló la esfera de vidrio en millones de ínfimos cristales.

Llueven como arena mientras chisporrotean con los últimos toques de luz purpura.

Ahí había una esfera, y en un instante, no quedaba más que polvo y una marca de quemadura en el suelo de madera.

La sonrisa congelada de Elsa solo crece. Puede sentir como se riza la comisura de sus labios en un costado, para nada una sonrisa cálida, y si mucho más una mueca de sádica complacencia. Hay felicidad, por supuesto que sí, pero eso es porque los pensamientos que llegan a su mente luego de ver que el dragón negro escupe pequeños rayos purpuras son mucho más divertidos de imaginar.

El Hans imaginario dentro de su cabeza llora y suplica con mucha más fuerza ahora que las herramientas para causarle dolor aumentan.

...

Maldita sea, tal parece que si hay algunas buenas razones para que el señor Krampus tema por su salud mental después de todo.

-Podemos intentarlo -Llegando a una deliberación con sus pensamientos vuelve su vista a ella, haciendo que Elsa cubra su sonrisa menos que amigable con su mano. Si cree que algo paso, pero decide no decir nada, o él mismo se espacio de su entorno, no lo sabe. - No se pierde nada si te llevo con la señora Hela para que expongas tu caso -Llamando su atención, la mirada sorprendida de Elsa se enfoca en la forma de sonreír del demonio. Es una sonrisa incierta, ni siquiera deja ver alguno de sus colmillos. Claramente él tampoco sabe cómo debe de presentarle esta posibilidad, si como algo bueno, o como algo malo. -Tendrás que abstenerte de buscar justicia con tu propia mano para evitar que ella vea un pecado en ti que se tenga que castigar de inmediato, y tendrás que esperar hasta después de noche buena para que pueda venir por ti dentro de mi marco de tiempo en el mundo mortal, pero creo que al menos podría funcionar la primera parte del plan -

Retrae sus hombros y hace una mueca. No es la imagen de la confianza o la certeza, pero puede entender que, si nada de lo que pregunto se había siquiera planteado antes como una posibilidad, todo lo que quisiera intentar era un campo desconocido para todos.

-¿Primera parte del plan?- Un poco confundida por esa parte de la declaración, aparta la mano de su cara. - ¿Cuál es la segunda? -

Hay un momento de silencio, concretamente, dos parpadeos muy incomodos del ser sobrenatural antes de que apartara la vista de ella una vez más. - Eh, bueno -Comenzó a elaborar con las manos el pequeño y muy improvisado plan frente a ella. -Tengo muchas cosas que hacer, no podre venir por ti y llevarte al Helheim hasta el último día de mi calendario, por lo tanto, entrar al mundo sobrenatural será fácil...no tanto salir. - Para enfatizar eso último, las manos que mantuvo abiertas para puntuar la abertura al mundo de los espíritus se cerraron de golpe. Una palma junto a la otra, perfectamente unidas, sin la posibilidad de que algo pase entre ellas.

El estómago de Elsa cae hasta sus pies, comenzando a entender lo que le quiere decir.

-No puedo asegurarte de que puedas salir, ni que alguien más te lleve de vuelta de forma segura, confió en muy pocos espíritus y de los que sí, ninguno tiene potestades a principios de año- Hace una pausa, y luego usa una de sus manos para nivelar un punto. -Bueno, está el conejo de pascua, pero es tremendamente estricto y no creo que quiera ayudar aunque pueda -Cierra su mano en un puño, y se detiene a pensar en otra posibilidad. -Aunque puedo amenazarlo, Jack me debe una y no hay nada que atormente más a Aster que el espíritu invernal. Si lo amenazo con que será la niñera de Jack para que evite alguna helada catastrófica, seguro que te traerá a casa para las pascuas sana y salva. -

-¿Eh?-

Completamente confundida, alza una ceja intentando comprender que era todo eso de espíritus de invierno, niñeras y desastres. Así que mejor decide enfocarse en que lo que en realidad le está diciendo, y eso es que de irse, volverá a casa hasta las pascuas.

-¿Hasta la primavera?- La sorpresa la hace echarse para atrás y abrazarse a sí misma con más fuerza. - Eso es mucho tiempo, no poder detener a Hans si intenta algo contra mi hermana si no estoy -

El problema con su cuñado no era solo que quería matarla a ella, era que nada era suficiente para él. Por ahora, su gran problema era Elsa, la principal heredera de sus padres. El legado de Anna era bueno, adecuado para proporcionarle una vida cómoda independientemente de su hermana mayor, pero seguía siendo significativamente menor. Hans no se conformaba con eso, y apunto desde un principio a más.

Si ella desaparecía de este mundo, la herencia total seria de su hermana. Pero ¿y luego qué?. Cuando el cazafortunas se canse de su hermanita, solo necesitaba deshacerse de ella para tener todo para sí mismo.

Solo tenía que recordar el artículo de periódico donde se hablaba del cuerpo encontrado bajo el gran roble que colindaba con el pueblo vecino y que pertenecía a la querida Emily Bonham. Encontrado por mero accidente, después de nueve meses de no saber de ella al escaparse con un hombre que le pidió que se llevara cuantas joyas y dinero pudiera para escaparse juntos. La pobrecita Emily se había vuelto una advertencia para todas las jovencitas que creían ciegamente en el amor eterno profesado por hombres avariciosos.

Elsa sabe, que lo único que separa a su hermana de ser una triste tragedia como la de su compañera de clases de piano era ella.

-Es cierto que las opciones no son muy buenas -Viendo su miedo en la forma en que comenzó a morder su pulgar, el señor Krampus intento tranquilizarla. -Pero si logras convencer a la señora Hela de que tu cuñado merece ser castigado y no tú, ni siquiera tendrás que preocuparte por los meses perdidos, porque cuando vuelvas, él habrá sido castigado. -

-Cierto -

-¿Y quién sabe?, quizás también puedas hablar con ella para que te permita volver de forma segura incluso antes -

-¿Eso es posible? -Más animada alza la mirada. -¿Crees que ella pueda hacerme ese favor?-

-¿Tal vez?, no lo sé, nunca ha hecho eso antes -Viendo como comenzaba a desanimarse otra vez, se apresuró a agregar. -Pero siempre hay una primera vez para todo, y no te preocupes, yo puedo hablar en tu favor para decir cuan oscura es su alma a comparación de la tuya -Tronando sus dedos por una brillante idea, el mismo se animó. -Incluso puedo ser un testigo en toda regla, puedo confirmar todo lo que puedas decir sobre los planes de asesinato y los deseos de hacer daño, ¡Toothless incluso puede testificar como juez de carácter! -Siguiendo su idea de pensamiento, señalo en dirección al gran dragón que actualmente se encontraba luchando para escupir algún adorno que se comió y claramente no podía digerir. Su espalda esta arqueada, sus alas medio alzadas con su mandíbula abierta en su totalidad dejando caer un rio constante de saliva, y sus ojos, normalmente intimidantes y hermosos ahora estaban cerrados en rendijas espaciados, como los ojos de un camaleón. -Eh...No, mejor no. -

Ella decide que también fingirá que no vio eso, y en su lugar se esfuerza en ver al frente - ¿Enserio? -Un poco extrañada y otro tanto conmovida por sus esfuerzos en ayudarla, genuinamente hace lo mejor que puede para ignorar los ruidosos y flemáticos sonidos al fondo del salón, e intenta sonreír. -Eres muy amable, aunque...no entiendo porque te esfuerzas tanto con esto -

La mitad de ella que genuinamente sigue creyendo que esto es solo un producto de su imaginación está de acuerdo con la parte permanentemente asustada de ella que dice que esto es real. Lo único en lo que esas dos partes concuerdan, es en que es muy raro que el mismísimo Krampus esté tratando de ayudarla, de evitar que cruce una línea que la llevara al infierno literal.

Sin importar como lo vea, aun si es desde su lado racional o el lado que su madre nutrió con tantas historias cuando era niña, no puede entender porque está siendo cuidada y guiada a un camino seguro y libre de castigos, incluso yendo tan lejos como para buscar soluciones en otros lugares.

Es extremadamente raro, muy lejos de todas las historias y advertencias que ha escuchado toda su vida sobre él. Pero al mismo tiempo, no siente que puede bajar la guardia a su alrededor. La energía pesada que lo rodea es muy fuerte, la sensación de estar frente a un depredador absoluto le pone los bellos de punta y todos los pequeños detalles que lo abrazan y le recuerdan a la oscuridad y muerte la bombardean aquí y allá. Simplemente no puede ignorar nada de eso.

Son fuertes señales confusas que no sabe cómo interpretar.

Pero él sonríe, y aunque lo ha hecho mucho desde que esta frente a ella, es la primera vez que siente que lo hace por simpatía. Sus labios forman una onda suabe que ilumina sus ojos con una luz cálida.

Ella siente que el aire abandona sus pulmones y un nudo se forma en su garganta. Es una tontería, una idea venida del pensamiento de locura más puro, pero...le recuerda a su madre. En la forma que las veía cuando eran niñas, la mesura de tener un secreto mágico que solo compartiría con ellas. La seguridad del puro cuidado que guardaba esa sonrisa fue lo que permitió que Elsa viviera una vida sin poder olvidarla.

Es abrumador tener esa sonrisa frente a ella de nuevo y termina alejándose para evitar llorar.

-Es mi trabajo -Le dice. Su voz es tan cuidadosa como cuando despertó. -Evitar que las personas caigan en la amargura y el dolor - Él también se aleja de ella, pero no avanza muy lejos cuando llega hasta el pequeño escalón de la chimenea donde había dejado las figurillas de su infancia. Las toma con cuidado y respeto, es tan evidente que ni siquiera ella intenta acercarse para quitárselas de las manos. -Nicolas protege el asombro y la maravilla, se encarga de que los milagros existan. Yo tengo un trabajo menos glamuroso, pero no menos importante. -Se detiene frente a ella, mostrándole las cuatro figuras. - Yo doy segundas oportunidades, permito que reflexionen sobre su dolor y les doy la oportunidad para que intenten remediarlo. -

Lentamente y con cuidado, existente su mano para que ella tome a su pequeña familia navideña. Cundo lo hace, ni siquiera siente que debe de correr ante el mínimo toque de sus garras sobre su piel. Por el contrario, se permite tomar la sensación del leve calor de su mano sobre su herida como lo que era: un gesto reconfortante.

-El castigo nunca es el objetivo, por el contrario, es lo que busco evitar -

El peso de sus recuerdos lo siente plenamente en la palma de su mano.

Era tan poco, y al mismo tiempo tan abrumador.

Porque lo único que tenia de sus padres eran un par de figurillas que sacaban una vez al año.

Eso era todo. Lo único que quedaba para que ella y Anna pudieran aferrarse: Cuatro frágiles adornos posados en un árbol del que jamás pueden moverse. Atrapados en un santuario nacido del miedo y el dolor, ninguna de las dos se atrevió nunca a intentar retomar lo que perdieron, simplemente se dedicaron a preservar dentro de una caja recuerdos empolvados de tiempos mejores.

Pero ¿qué podía hacer cuando los amaba tanto?. ¿Qué otra opción tenía si no es preservar el frágil estado de las cosas a toda costa?. No sabía que más podía hacer con su vida si no era cuidar de Anna por sobre todas las cosas, aun si eso significaba hacer algo horrible.

Pero ella me odiara ¿verdad?.

¿Cuánto tiempo pasara antes de que su hermana termine sabiendo la verdad y la odie toda su vida?, ¿cómo siquiera podría manejar eso?.

No, no podía.

Prefería hacer cualquier cosa, cualquier cosa, antes de que Anna la odie.

Cierra los ojos, suelta el pequeño frasco de veneno que se había mantenido sosteniendo en su puño derecho todo este tiempo, escuchando el sonido que hacía al caer en el suelo, ignorándolo mientras acuna con sus dos palmas al solado, la bailarina, el cisne y al ángel. Los aprieta contra su pecho sintiendo el dolor proveniente del amor que sentía por su familia.

-Y ya te lo dije, no eras una mala persona, amas a tu hermana y realmente quiero ayudarte a que puedas sobrellevar esto sin perder tu segunda oportunidad -

La sinceridad de sus palabras es lo que termina por hacerla llorar. Dado que siempre era Elsa quien consolaba a su hermana menor, nunca había tenido a nadie que la consolara a ella. A nadie le había importado apoyarla, decirle como ser una adulta responsable de tantas propiedades, vienes y de su hermana menor. Todos habían esperado que ella se las arreglara sola para solucionar todo e hizo lo mejor que pudo.

Sigue haciendo lo mejor que puede.

Es solo que...

Es muy difícil saber si es realmente lo correcto lo que está haciendo en la situación en la que esta.

Muy, muy difícil.

-Quiero intentarlo -Le dice con la voz rota por el llanto, sin importarle si esto era un sueño o no. -Quiero intentar hacer las cosas bien, incluso si eso significa ir al Helheim y no volver a casa -

Si hay una forma en que pueda arreglar las cosas sin arruinarlo todo, sin ser alguien que nunca pueda ver a los ojos a su hermana de nuevo...si puede detener a Hans sin perder todas las cosas maravillas que sus padres le dieron para formar la persona que ellos querían que fuera, entonces haría cualquier cosa.

-¿Estas segura?-

Con cuidado, el demonio con más compasión que hubiera encontrado nunca, la tomo del hombro.

No puede responder por el llanto, pero se las arregla para asentí con seguridad atreves de sus lágrimas.

-Entonces te ayudare tanto como pueda -Quiere darle las gracias, pero lo único que puede hacer es sorber su nariz antes de arrojarse hacia adelante y recargar su frente directamente sobre su pecho. No espera un abrazo, pero eso es lo que recibe.

Es cubierta de pies a cabeza con la capa de piel de huele a bosque y sangre fresca, rodeada de un par de brazos que, si quisieran podrían romperla como una rama, pero que solamente la mantenían cálida y reconfortantemente presionada contra un pecho en el que no podía escuchar un corazón, pero si sentir el fuego.

Por primera vez en mucho tiempo, ya no tiene frio.


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-Entonces, ¿qué haces el resto del año?, es decir, supongo que San Nicolas se dedica a construir los juguetes de todos los niños -Acomodándose mejor en la silla de montar, Elsa se aseguró de sostenerse bien de Hiccup para no caerse. Porque no importa cuánto lo piense, sabe que si se cae, el desconfiado dragón no perdería la oportunidad de sacudirla como una muñeca de trapo al atraparla.

Lo cual es un poco triste, porque realmente quiere llevarse bien con Toothless. Sin embargo, como su jinete dejo en claro para ella (con todo el tacto posible), el reptil alado tiene sus reservas sobre la pureza de su corazón y no confié en ella del todo.

-El no construye nada, más bien administra el taller...más o menos. -Sintiendo lo que quería hacer, el legendario Krampus levanto los brazos para que ella tuviera un mejor acceso a sus costados. Oportunidad que ella aprovecho con gran alegría y ventaja, no queriendo perderse ni un momento del calor que emanaba. -En realidad, la administración está de parte de los yetis - Y también la construcción de juguetes, pero todos habían estado de acuerdo con Nicolas en que los pequeños duendes necesitaban apoyo y reconocimiento para que no estuvieran tristes. Además, los Yetis eran una especie en peligro de extinción, era mucho mejor que su existencia fuera poco más que un mito.

-Eso es un poco triste, aunque, ¿los renos si vuelan?, ¿o es que en realidad eso también lo hacen dragones? -

-No, solo yo tengo ayuda de dragones, específicamente de Toothless -Reconociendo su importancia, Hiccup le dio un par de suabes palmadas a la cabeza del dragón, quien hizo un ruido complacido. -Los renos si vuelan, pero no son amigables, no te recomiendo que intentes acercarte a ellos si los vez -

-Buu -Ella había esperado poder acariciar alguno. -Pero entonces, retomando el tema, ¿Qué haces tu? -

-Bueno, muchas cosas en realidad -Dejando las riendas en una sola mano, comenzó a hacer eso de explicar las cosas mientras gesticulaba con las manos, a pesar de que ella no pudiera verlo bien. -Tengo que mantenerme al tanto de la lista de niños malos, para ver quien en verdad merece que lo visite, así mismo tengo que vigilar mi propia lista, que como bien sabes incluye adultos - Para enmarcar eso, se encargó de darle unas palmaditas a sus manos que luchaban por encontrarse en su torso.

-Ja. Ja. -

-De esa lista tengo que mantener en estrecha vigilancia a los que no hicieron algo mal en las fechas que me toca estar en el mundo mortal, pero que pueden hacerlo en cualquier momento. Es tediosos, pero alguien tiene que hacerlo -Ya había hablado de eso con su jefa, pero su trabajo era importante, por lo tanto, su administración y jurisdicción no podía ser relegados a cualquiera. -Si hacen algo mal, voy por ellos, y si nunca se arrepienten se mantienen para siempre en la lista, pero al menos tienen la oportunidad de arreglar las cosas si hacen un bien a alguien más -

-Eso es algo -

-Y el resto del tiempo se divide en administrar y supervisar los castigos a los condenados y simplemente pasar el rato -Termino por encogerse de hombros sin mucho reconocimiento por su trabajo. No era tan mágico como le gustaría, algunas veces, era extremadamente burocrático, pero no podía quejarse del todo. Tenía sus cosas buenas, como todo el hidromiel que quisiera tener del Valhala o el pase libre al inframundo para visitar a los amigos que tenía cuando fue humano.

-¿Entonces que haces cuando estas en el mundo humano?- Porque, si estaba entendiendo bien, lo único que hacía en su reino era administrar nombres y porcentajes de maldad. Lo cual era raro, porque hasta donde ella sabía, eso era lo que hacía en el mundo humano.

-Visito a las personas de las listas, trato de hacerlas entrar en razón- Lo cual no siempre era fácil, existían muchos tipos de personas, y para empezar, las que él visitaba no estaban en su mejor temperamento, así que era difícil hacer eso. -Algunas veces se trata de negociación, otras de persuasión, y algunas veces de extorción -

-Ahora eso suena interesante -

Divertido por su humor de mal gusto, Elsa pudo ver como giraba los ojos no sin antes sonreír. -Me imagino que sí, pero te decepcionara saber que la mayoría de las personas terminan cediendo en el punto de la persuasión. -Ella estaba incluida en ese grupo, pero prefirió no mencionarlo para evitar ahondar en el tema. -La extorción es tremendamente rara, y por lo general solo es para quienes tienen toda una vida siendo como son -

-¿Quieres decir, miserables? -

-Si -Consolidar una vida de rencor y resentimiento vuelve muy difícil el que intenten ver las cosas desde otra perspectiva. -Están tan arraigados a su forma de ver el mundo, que no pueden cambiar sus malas costumbres -

-Eso suena a mucho trabajo -Toda esa situación le recordaba a su abuelo paterno. Murió cuando ella tenía cinco años, pero fue tiempo suficiente para conocer al viejo cascarrabias, y nunca había visto a un ser humano tan avaro e indiferente al dolor ajeno. Al hombre solo le importaba su dinero y ver la forma en cómo tratar a los demás como si fueran suciedad en su zapato, se lo merecieran o no.

Lo peor para el mundo es que le enseño lo mismo a su aprendiz, y ahora por ahí suelto estaba Ebenezer Scrooge, viviendo y respirando la vieja escuela de vida que tuvo su abuelo.

Pensar en tratar de razonar con personas así, hace que le duela la cabeza y sienta algo de lastima por el pobrecito Krampus que tiene que tratar con eso cada año.

-Es mucho trabajo -No solía admitirlo abiertamente, pero daba la casualidad de que casi nadie suponía que su trabajo fuera tedioso, y de verlo así, no generaba mucha simpatía dado que cada espíritu y guardián tenían una gran responsabilidad por igual. -Eh intentado implementar mejoras, dado que todos los guardianes tienen ayudantes, pero cuando lo intente simplemente aumentaron el número de dragones y de espíritus rondando en mi territorio -

Y por mucho que amara a sus amigos alados, ningún dragón tenía pulgares...o la capacidad para estar en un espacio cerrado sin incendiar algo. Y los espíritus errantes eran cuando menos molestos, llorando y gritando constantemente por querer volver a la vida. No, no, no los quería dentro de su casa.

-Eso es una lástima - Puede imaginar lo que es tener que hacerse cargo de todo el solo. Ella misma tuvo que hacerlo desde muy joven, y su empatía la inclinan a darle unas palmaditas en el pecho, intentando mostrarle su apoyo. -Y algo injusto, si tengo que ser sincera -

-Gracias por el apoyo -Recibiendo sus buenas intenciones con seguridad, Elsa fue premiada con una linda sonrisa de lado que la hizo sonreír de regreso. -Pero estoy viendo la forma en tomar lo que tengo para hacer que funcioné, hace poco tuve esta idea de usar a los espíritus atormentados como mensajeros -

-¿Oh? -Muy interesada se acercó lo más que pudo sin incomodarlo para oír mejor. -¿Qué tipo de mensajeros?-

-Bueno, para ahorrarme las visitas de advertencia estaba pensando en usar a las almas en pena para advertir a las personas de que cambien su camino. Así los humanos se asustan y las almas vuelven al mundo de los vivos, aunque sea por un momento, todos ganan -

-¡Oye, eso es una grandioso!- Muy ingenioso realmente.

-Es solo una idea -Siempre modesto, el tormento de la navidad carraspea para intentar ocultar su vergüenza - Necesitaría hacer al menos una prueba para ver si realmente funciona -

-Ya verás que sí, si en lugar de visitarme tú lo hubiera hecho mi abuelo, estoy muy segura de que habría ido a la iglesia temprano en la maña para pedir perdón a dios y quizás volverme monja -

-¿La iglesia?, pensé que eras Wiccan -Un poco desorientado volteo sobre su hombro para verla.

-Lo soy, solo era un ejemplo de lo que sería capaz de hacer para no volver a ver al espíritu infernal de mi abuelo - Enfatizo eso viéndolo directo a los ojos lo mejor que podía desde su posición. Lo que se ganó que la viera con las cejas alzadas.

-¿Era tan malo?-

-El anciano les cobraba a mis padres las cenas que comíamos cuando íbamos de visita a su casa, nunca se aprendió mi nombre, no le dirigía la mirada a mi madre cuando le hablaba, regateaba el salario de sus empleados, creía que era aceptable llamar caridad a vender sus cosas viejas, pateaba perritos, hacia llorar a los bebés a propósito, si hubiera podio estoy segura de que les cobraría a sus empleados por ocupar espacio en sus oficinas y no voy a mencionar todas las historias de cuando iba al mercado a comprar comida, porque jamás acabaría -

Horrible hombre. Si se hubiera aparecido frente a ella, sin duda habría salido corriendo directo a la tormenta de nieve sin pensarlo un poco. Hiccup la hizo dudar al llegar, porque se sentía como una fantasía, pero la manifestación de su abuelo habría sido fácilmente reconocida por ella como lo que era: Un espectro escapado del infierno.

-Ahora empiezo a preocuparme con que tu abuelo pueda estar rondando mi patio trasero -

-¿Como un gato callejero?-

-Mas bien como un ganso malhumorado -

Quisiera reír de esa imagen mental, pero había algo perturbador en imaginar a ese anciano convertido en una silueta translucida corriendo alrededor de un patio trasero buscando morder a cualquiera que se acerque a su pedazo de jardín.

Le da escalofríos.

-No, realmente espero que no -Seria muy incómodo si así fuera. No sabría como viviría viendo a su espectro juzgando sus decisiones de vida desde afuera de la ventana. -Pero cambiando un poco de tema, ¿Que harás si llevar un espectro no funciona?-

-Pues estaba pensando en usar a algunos espíritus de las festividades como método de convencimiento y/o extorción -Dispuesto a cambiar de tema junto con ella, comienza a divagar -Si te preguntas que son los espíritus de las festividades son entes de energía inferior, son extremadamente efímeros en su existencia, ellos "viven" mientras su respectiva festividad exista y una vez que se acaba, ellos se desvanecen en la nada-

-Eso es un poco triste -

-Puede ser, pero así son las cosas para la mayoría de los seres vivos -No particularmente interesado en sentir simpatía por quienes están destinados a cumplir un ciclo de vida y muerte, continua con su explicación. -Para los espíritus de las festividades todo se trata del aquí y el ahora, no habría consecuencias por su intervención en el mundo humano y a diferencia de muchos otros, no tienen miedo de inmiscuirse en los asuntos de los mortales -

Bueno, visto así, suena como un negocio redondo.

-¿Pero?-

-¿Eh? -

-¿Cuál es el pero?- Siempre hay un "pero" cuando un plan se estanca. Ella sabe que hay una razón por la que esta idea no se ha implementado y quiere saber cuál es.

No le responde de inmediato, y cuando lo hace es en un tono bajo.

-No te entendí -

Otro murmullo rápido que no entiende, y eso es todo lo que necesita para saber que el "pero" es un impedimento fuerte.

-¿Que?- No molesta, pero si fastidiada, se inclina importándole poco si él se siente intimidado o no. Pega su pecho con su espalda y acerca su cara a la suya sin importarle estar en cuclillas sobre un dragón que volaba por el cielo. Hiccup se tensa por eso, y para hacer que ella vuelva a su lugar murmura un poco más fuerte su respuesta. -¡¿Que?!-

Él se encoje en su lugar, sabiendo muy bien que la conmoción estaba escrita en toda su cara.

-¡Eso es...eso es! -No encuentra las palabras para describir lo que le dijo. Es simplemente cruel. Incluso para sus estándares, que son notoriamente altos para muchas personas, lo que él quería hacer para mantener el flujo constante de espíritus de las festividades era algo que sin duda haría...bueno, el Krampus. ¡Pero eso no quiere decir que no esté sorprendida!, estamos hablando del ser que se sonroja si se acerca mucho y tiene una entrañable consideración por los otros, es muy desconcertante ligar esa imagen con la de quien está pensando seriamente en crear granjas glorificadas de las que obtendrá sacrificios anuales.

-¡Es solo una idea! -Un poco a la defensiva, trata de alejarse de ella lo más que puede sin poner su seguridad en peligro. Lo que no surte efecto, porque Elsa se afianza a su espalda en el instante en que intenta moverse. Ella no estaba dispuesta a soltar su calor. -No tiene por qué pasar, se me puede ocurrir otra cosa -

-¿Estas seguro?, ¿O solo estas diciendo eso para que no me asuste de ti?- Porque su plan parece fríamente calculado, y en sí mismo, Hiccup no parece preocupado por el plan sino más bien, estaba reacio a que ella lo supiera. -Porque si es por mí, no te detengas - Eso es algo que mejor aclaraba antes de que otra cosa pasara - Te mereces un poco de tiempo libre, y si trabajaste lo suficiente para encontrar un método y hacer funcionar todo esto de forma eficiente, no te limites por mí y mi profundo desconcierto al desperdiciar efímeras vidas como si fueran cartuchos, mientras las haces vivir en pequeños mundos perfectos de los que no quieran ni puedan escapar -

Después de todo, ¿quién era ella para juzgarlo?.

-Además, sus vidas tendrán un propósito, salvar algún alma descarriada. Es decir, si van a morir, al menos que no sea en vano -Sintiendo mucha menos conmoción, ella misma se encogió de hombros con indiferencia. Después de oírse hablar en voz alta, la verdad es que tenía mucho sentido. Y mientras más lo pensaba, la idea era mejor. -Quizás incluso podría implementarlo para otras festividades, ya sabes, todos aquellos guardianes como tú que no tiene el apoyo que necesitan y apreciarían la ayuda de espíritus inferiores -

-...¿Tu lo crees? -

-¡Si! -Contenta con que él no sienta la necesidad de esconder nada de sí mismo para ella, no pierde la oportunidad y le da un apretón. -Incluso suena como un lindo proyecto, diseñar esos pequeños pueblos y ciudades con diferentes temáticas -

-Supongo que si -Sintiéndolo relajarse en sus brazos, Elsa solo puede reírse de la situación.

Ahora es ella, una pequeña y simple humana, la que anima y apoya las metas de un ser sobrenatural.

No puedes esperar a ver cuántas cosas cambian hasta el día en que pueda volver a ver a su hermana.

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-Eh...el saco se está moviendo-

-¡Pecador malo, quieto, asustas a Elsa!-

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Y sigo volviendo jajaja.

Esta vez hice un Tim Burton y junté dos festividades a la vez. Ya que no pude hacer mi One-shot de Halloween se me ocurrió la idea de juntarlo con el de navidad. Además de agregar varios tropos que quería usar desde hace tiempo, como Hiccup siendo el personaje sobre natural (ya le tocaba), el hecho de que nunca había hecho que Toothlees y Elsa convivieran solos en una escena y claro, tocando el tema un poco más profundamente de una Elsa moralmente ambigua.

Por lo general, mantengo a estos dos en una escala de gris claro, pero esta vez jugué con el espectro en el que están "Los locos Adams". No son exactamente personajes malvados, pero sus intenciones tampoco son nobles y puras.

Este trabajo no intento ser enteramente de terror, pero tampoco de comedia, trate de que fuera un punto medio, pero quizás no salió muy bien jaja.

En fin, les agradezco por seguir aquí y espero que pasen felices fiestas con sus seres queridos, muchos besos y abrazos!

NOS VEMOS EL PROXIMO AÑO

Notas para le gente curiosa:

-"L'Histoire de Juliette ou les Prospérités du vice" Es un libro del marqués de Sade, que a grandes rasgos cuenta el paralelismo de la vida de dos hermanas. Una correcta y pura pero muy infeliz, y la otra...bueno, una ninfómana homicida muy exitosa y feliz.

-tand-fé Es uno de los nombres antiguos con los que llamaban al hada de los dientes en los países nórdicos. Hasta donde sé, la traducción es literal, dado que siempre ha sido un hada la que se lleva los dientes. Una nota curiosa aparte, en un principio los vikingos compraban los dientes de niños y los usaban como amuletos, ya que pensaban que daban buena suerte.

-Y para mantener mi costumbre de alguna canción relacionada a la historia, esta está ligada a un clásico de las fiestas: Karol of the bells (Krampus ver.)

-En mi UA hay espíritus buenos y malos como guardianes, dado que en "El origen de los guardianes" existe Pich Black y al mismo tiempo Sandman, me tome la libertad creativa de suponer que todos tienen contrapartes. En este caso, el Krampus complementa el trabajo se San Nicolas, en lugar de antagonizarlo.

-Aquí Elsa y toda su familia son Wiccan, ¿Por qué?, solo me pareció interesante retratar el Neopaganismo. Eso y porque, aunque no se menciona en el One-shot, la cosmovisión del amor por parte de los Wicca me gusta. Tan solo piensen en esto: para sus bodas, sus botos son "Hasta que el amor dure". Es una promesa realista, y al mismo tiempo tremendamente romántica. Puede durar menos de una vida, pero al mismo tiempo, también significa que puede durar mucho más.

-Use esto como una excusa para referenciar: "A Christmas Carol", "The Nightmare Before Christmas", "El cadáver de la novia", "El cascanueces", "El origen de los guardianes", y a los siempre versátiles "Simpsons".

-Por cierto, dado que Emily no tiene un apellido en la película, tome uno de su voz original en inglés: Helena Bonham Carter

-Ustedes escogen donde diablos están durante la historia, si en Inglaterra o en noruega. Intente ser tan neutral como fuera posible, pero mi conocimiento del mundo en esa época esta tristemente podrido por películas y libros ingleses, se poco de cómo se vivía en esa época fuera de Inglaterra. Mea culpa.

Letocles: Querido encanto, realmente me alegra mucho el corazón saber que te gusta lo que escribo. Estos pequeños mensajes son todo lo que necesito para animarme a seguir escribiendo, realmente significa mucho. Tu apoyo y tú en general realmente me animan. Este es un fandom muy pequeño, en especial en Español y leer tus One-shot e historias me animan a seguir poniendo mi granito de arena. Espero seguir viéndote por aquí, y que juntas mantengamos la llama del Hiccelsa viva compañera de luchas jaja. Espero que tengas unas felices fiestas, nos vemos el próximo año!