Crook estaba realmente preocupado, la miraba desde el marco de la puerta del baño, su dueña había botado el contenido de su estómago nuevamente, aunque Crook creía que en realidad no tenia nada que botar, esta era la tercera vez en este día, él no podía ayudarla.
Su dueña, no había decorado la casa y aun no le había dado de comer, tendría que conformarse con esos horrendos pellet del vecino nuevamente, no es que ella sea descuidada pero últimamente estaba muy dejada de la mano de dios, todo comenzó en su cumpleaños, cuando llegó el regalo humano, la amenaza rubia, las cosas iban bien, tan bien que a Crook se le permitió mirar, no era que el necesitara las técnicas humanas, pero nunca estaba de mas aprender algo, bueno eso había dicho Copito el gato de la casa de al lado, el cual era un verdadero voyeur en opinión de Crook, pero se estaba desviando del tema.
Resulta que la amenaza rubia dejó de venir a finales de octubre, no sabia que había pasado, no había habido gritos, ni peleas ni nada, solo un día dejo de venir y su dueña había pasado a esa patética etapa de llanto, pensó que se deshidrataría, no sabia de donde sacaba tantas lágrimas, un día intentó preguntarle a la lechuza del amigo de su dueña, pero el ave le dijo que mientras menos supiera era mejor, de ahí todo había ido cuesta abajo, ya no tenía atún para comer, ni restos de tocino o alguna otra chuchería con la que el rubio compraba su afecto, si el lo reconocía, se dejaba comprar…
Crook lo pensó mucho, incluso lo conversó con copito, aunque copito no sabía nada de magia se le ocurrió una idea, podía llamar por teléfono, no era una idea mala, el único problema era que él no podía hablar en humano, pero suponiendo que maullará lo suficiente a quien llamar, ¿a la amenaza rubia?, no sabría si vendría, no sabia porque había dejado de ir al departamento, tal vez su dueña había metido la pata, ni hablar del pelirrojo o su hermana, ninguno de ellos dos le gustaba a Crook, la chica siempre día que eran como familia, pero Crook no era pelirrojo, era naranja, podría llamar a Harry, o a la chica rubia extraña, Crook no se decidió, al final optó por la opción más segura, bueno en realidad el único nombre que conocía.
Desbloqueo el teléfono, que bien por el que sabia el patrón de bloqueo, aunque le costo un poco por la forma de su pata, pero como al décimo intento lo logró, luego buscar a Harry, luego presionar el botón verde, había visto muchas veces a su ama hacerlo, cuando tuvo tono de marcado, y al otro lado le contestaron Crook habló y moduló lo mejor que pudo "ella está en el baño, ha botado todo lo que ha comido y no se ve bien, ¿puedes venir a verla?"
"Hermione, le pasaste el teléfono a Crook de nuevo, solo escucho maullidos" dijo Harry al otro lado
"miuauuuu" contestó Crook.
"¿Crook eres tú viejo?"
"miau"
"¿quieres que vaya a ver a Hermione?"
"miau, miau" luego Crook cortó, esperaría pacientemente a que el chico llegará.
"Harry" un lastimero llamado emitió ella, cuando el chico apareció por la chimenea, luego se arrojó sobre el llorando y murmurando cosas que Crook no entendió, a la media hora Harry había puesto agua y comida en su plato, luego lo miró un rato y le habló "iremos a San Mungo, la traeré de vuelta en menos de lo que piensas"
Crook no sabía que le habían dicho en el hospital, pero cuando ella llegó se veía mejor, por la tarde apareció la rubia extraña, y el se acurrucó con ella, ella era conocedora de gatos, rascó y cabeza y su barriga, la rubia le habló igual contándole que ahora habría un nuevo miembro viviendo ahí y le mostró una boto donde solo se veía una mancha, bueno si se esforzaba menor era casi un humano, la rubia le mostró también el pulso latidor, Crook miró a la rubia y luego la foto y la rubia nuevamente, ella le sonrió "buen chico" le dijo.
La rubia decoró el departamento mientras su dueña descansaba, preparó comida y lo cuido a el y a ella toda la tarde, también durmió ahí así que Crook aprovechó de dormir con ella, para que su dueña pudiera descansar, la rubia dijo que lo necesitaba mucho. Al otro día le contó a copito las buenas nuevas, el gato blanco lo miró extrañado y le preguntó si el macho traería comida extra ahora, Crook lo observó un buen rato y le dijo que no era necesario, ya que en los humanos las hembras no necesitaban a los machos para proveerles comida, copito lo miró feo y Crook decidió irse, como si copito alguna vez hubiera tenido una camada de gatos, Crook sonrió para sí mismo, copito no tenía bolitas.
Una señora muy elegante estaba en el departamento conversando con la rubia, hablaban de alguien que no había podido llegar, que aun con todo el dinero no habían podido conseguir ni siquiera un vuelo muggle, Crook dudaba que alguien quisiera volar de buena gana en esas cosas de lata. La señora elegante lo vio e inmediatamente le pasó su mano para olfatearlo, luego puso su mano enjoyada por su cabeza "eres una buena mascota, espero que cuides muy bien a mi nieto"
Así que esta debe ser la madre de la amenaza rubia, pensó, el conocía a todos los que iban a esa casa, y esta señora tenia el olor del rubio, la señora se quedó mucho tiempo, conversó con su dueña cuando despertó, hasta vino una de esas criaturas pequeñas orejonas; todo iba bien, la rubia se quedaría a pasar la navidad con ellos, vendrían algunas otras personas y Harry por supuesto.
Al otro día temprano en la mañana un ruido despertó a Crook, inmediatamente pensó que era un ladrón, pero luego descubrió que era el rubio con aspecto cansado, que traía una bolsa de viaje, había entrado por la puerta, Crook no lo diría, pero la había derribado y luego la había reparado con magia, ambos se miraron "lo siento viejo, por despertarte y por causarte molestias, pero estaba en un lugar muy alejado y bueno, no es excusa, ahora estoy aquí"
Años después Crook recordaría este hecho en particular, cuando tuvieron que viajar al estilo muggle desde un lugar muy remoto para el nacimiento del primer nieto de su dueña y de la amenaza rubia, pero esa es otra historia.
