N/A (7/16/2023 ): Seguramente varias personas se darán cuenta de que este obra ya la han leído antes o la temática es similar, y tienen razón, lo es. Esta obra es un remake del remake del remake del remake, es decir: remake^4. Y DEFINITIVAMENTE será el último remake de la obra, este en VERDAD es la definitiva. Y si no es el caso y salgo con otro remake, por favor, mátenme.
También me he informado más sobre el asunto y esta historia trataré de hacerla lo más realista posible. Esta historia tendrá varios giro de la trama, así que preparense :D.
PD: Si les gusta la historia comenten; funcionó cuando me presionan, así que mándenme mensajes si quiere que publique más seguido.
N/A (25/12/2023): Ha pasado bastante tiempo desde la última vez, ¿verdad? Estamos a solo unas horas de Navidad; el tiempo realmente vuela. Bueno, dejando eso de lado, les explicaré por qué no actualicé: bloqueo de escritor, flojera y, lo más reciente, trabajo. Sí, comencé a trabajar. Mi tiempo se complicó, siendo honesto; tengo que prepararme para la universidad, el trabajo y controlar mi mente, que se distrae con cualquier cosa. A menudo pienso en dejar de escribir, pero al final siempre termino volviendo, ya que esta historia no deja en paz a mi mente. Eso es bueno, supongo. Intentaré publicar más seguido (aunque probablemente no lo haga, hay que ser sincero), lo intentaré. En este capítulo, modifiqué y añadí algunas cosas que hacen referencia a lo que sucederá más adelante. Trataré de modificar el siguiente capítulo para subirlo hoy, si mi mente no se distrae leyendo fanfics de SUF... Sin más que agregar, les deseo una feliz Navidad y que la pasen lindo. Gracias por leer.
Capítulo 1: El comienzo.
"En el tejido del tiempo, las decisiones del pasado parecen estar entrelazadas por un destino que siempre se vislumbró en el horizonte."
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La oscuridad de la noche cubre el cielo. En el pueblo de Royal Woods, Michigan, se encuentra una casa particular, al igual que sus residentes, y esa es la Casa Loud. Este nombre no solo se debe a su reputación ruidosa, sino también al apellido de la familia: «Loud».
La familia Loud es realmente numerosa, y no es una exageración. Está compuesta por dos padres y sus 11 hijos: 10 hijas y un solo hijo varón.
En una familia tan grande como esa, el caos gobierna cada día; sin embargo, cuando la noche llega, el ruido cesa. Pero esta vez, uno de sus integrantes, un joven de cabello blanco vestido con un pijama naranja, está despierto: él es Lincoln Loud.
Él salió de su habitación con la intención de tomar un vaso de agua; sin embargo, en el pasillo, notó a su izquierda una línea de luz que provenía de la puerta de la habitación de su hermana menor, Lisa. Intrigado, se dirigió hacia la habitación de su hermana.
Al entrar, vio a su hermana Lisa vestida con un pijama de una pieza azul. Ella escribía en la pizarra que tenía enfrente con una tiza, tan concentrada en sus cálculos que no notó la presencia de su hermano.
—Lisa. —Lincoln la llamó.
Al escuchar su nombre, se sobresaltó. Giró la cabeza y vio a su hermano mirándola seriamente.
—Hola, unidad fraternal mayor. —dijo con una sonrisa nerviosa.
—Lisa, ¿qué haces despierta a esta hora? Es demasiado tarde para que estés despierta.
Ella, al escuchar a su hermano, lo miró fijamente, solo para volver a su estado estoico que la caracterizaba.
—Yo no necesito dormir, necesito respuestas. —declaró.
Lincoln notó la expresión de cansancio en su rostro; era obvio que su hermana necesitaba dormir.
—Lisa, es tarde. Vete a dormir.
—Solicitud denegada. Estoy en medio de un gran descubrimiento. No lo entenderías... —Volteó para ver de nuevo el pizarrón mientras se posaba las manos en la cintura.
—¿Y cuál es ese "gran descubrimiento"? —Arqueó la ceja, mostrando interés.
—Una máquina del tiempo… —contestó de forma dramática.
Para cualquier persona, la declaración de Lisa sería una tontería; sin embargo, para Lincoln, no lo era.
Aunque parezca absurdo, Lisa Loud, con tan solo 4 años, es una gran genio, quizás uno de los más grandes del siglo XXI. A pesar de su corta edad, ha logrado importantes avances en la ciencia, cuenta con reconocimiento científico e incluso posee un título universitario. Además, fue Lincoln quien descubrió el extraordinario intelecto de su hermana, por lo que tomó en serio sus palabras.
—¿Una máquina del tiempo? —preguntó asombrado.
Él realmente se sorprendió; sus ojos brillaron de emoción, ya que una máquina del tiempo abría nuevas puertas hacia grandes posibilidades, y eso lo emocionaba. No obstante, no pensó que también podría abrir una caja de Pandora.
—Afirmativo. Según mis cálculos, para hacer una máquina del tiempo se necesitaría una tecnología capaz de curvar el tejido del espacio-tiempo de manera controlada. Esta tecnología debería basarse en los principios de la relatividad general de Einstein, lo que permitiría la creación de una estructura conocida como 'agujero de gusano' o 'puente de Einstein-Rosen'.
» Para manipular el agujero de gusano y permitir viajes en el tiempo, sería necesario controlar y estabilizar su estructura mediante el uso de materia exótica o energía con características especiales —explicó mientras señalaba en la pizarra varios gráficos—. Además, se requeriría una forma de mantener los extremos del agujero de gusano abiertos y evitar que se colapsen.
Lisa finalizó su explicación y miró a su hermano; él mostró una clara expresión de no haber entendido nada. Se dio una palmada en la frente, mostrando su frustración.
—Mis suposiciones eran correctas; una mente como la tuya no lo entendería. —suspiró.
—¡Oye! Si entendí tu explicación —se defendió—, creo… —Él mismo dudó de su respuesta.
Lisa rodó los ojos en señal de incredulidad ante la respuesta de su hermano.
—Entonces, si has entendido, comprenderás que estoy en medio de un asunto muy importante. Agradecería que te retiraras para que pueda continuar con el desarrollo de mi teoría. —dijo con su tono estoico, sin importarle la expresión de su hermano, que era de «¿Es en serio?».
Lincoln frunció el ceño al ver la actitud de su hermana.
—¿Has pensado siquiera en las consecuencias del viaje en el tiempo? —preguntó, tratando de que su hermana reflexionara sobre las implicaciones de su investigación, esperando que se fuera a dormir.
—¿De qué estás hablando? —preguntó, levantando una ceja.
—Ya sabes, paradojas temporales que pueden destruir el universo o algo así. —dijo vacilante.
Uno de los aspectos más discutidos de los viajes en el tiempo son las paradojas. En estas situaciones, existe la posibilidad de que ocurran paradojas temporales, como la paradoja del abuelo. Si una persona viajara al pasado y tomara acciones que alteraran acontecimientos clave, podrían surgir situaciones contradictorias. Por ejemplo, si una persona impide que sus padres se reúnan, esto podría llevar a la imposibilidad de su propio nacimiento, creando una paradoja lógica.
Lisa reflexionó sobre las palabras de su hermano; ese problema no se le había pasado por la cabeza. Se había entusiasmado con la idea de crear viajes en el tiempo para ganar algunos premios y no había pensado en los problemas que conllevaría realizar dicho viaje temporal.
Se fue a sentar en la silla frente a su escritorio, apoyó el codo en el mueble y su mentón reposaba en su palma. Cerró los ojos para poder reflexionar sobre aquel problema; no se quedaría dormida, no, ella solo estaba descansando la vista… o es lo que ella creía.
Lincoln miró a su hermana, que se había quedado dormida apoyando sus brazos bajo su cabeza en el escritorio. Suspirando, fue hacia donde estaba Lisa y la levantó, la llevó a su cama y la arropó.
—Hasta mañana, Lisa. —Le dio un beso en la frente.
Él salió de la habitación apagando la luz. Al salir, fue a la cocina por el vaso de agua que estaba buscando. Después de tomarlo, fue a dormir.
Al día siguiente, por la tarde, Lincoln bajó las escaleras de su casa y, al llegar a la sala, vio a sus hermanas sentadas en el sofá, mirando sus teléfonos; ella vestían sus ropas habituales.
—Hola chicas, ¿qué están haciendo? —preguntó Lincoln.
—Viendo un partido de baloncesto. —respondió Lynn Jr., sin prestarle mucha atención a su hermano.
Sus otras hermanas lo ignoraron, a excepción de su hermana Luna.
—Hola, hermano. —saludó Luna, cansada, mientras se sentaba en el sofá.
—¿Pasa algo, Luna? —preguntó Lincoln, notando el tono cansado en la voz de su hermana.
—No es nada importante —suspiró—. Solo tengo que ver vídeos sobre la Primera Guerra Mundial para una tarea de historia —Ella le mostró su teléfono, que reproducía un vídeo—. Y esto es tan aburrido. Preferiría estar escribiendo una canción. —Se recostó en el sofá, expresando su aburrimiento en su rostro.
Lincoln entendió el sentimiento de querer hacer algo, pero no poder hacerlo debido a otras responsabilidades. Mientras permanecían en silencio, el vídeo continuó reproduciéndose en su teléfono. «En este conflicto, hubo un gran misterio que causó mucha controversia en su momento», decía el video. Ambos miraron la pantalla con curiosidad por conocer aquel misterio.
«El 1 de marzo de 1916, una fotografía dio la vuelta al mundo, generando una gran polémica», continuó el vídeo mientras mostraba una imagen en la que varios soldados franceses parecían sorprendidos y otros murmuraban entre ellos. El centro de atención era un soldado francés que escoltaba a un soldado alemán, el cual levantaba las manos mientras miraba a la cámara. Lo sorprendente de la foto fue que, si bien los soldados franceses eran adultos, el prisionero era muy joven y además tenía el cabello blanco.
«Esa fotografía fue tomada por Pierre Dupont, quien escribió a la prensa lo siguiente: "Ayer, 29 de febrero, después de un exitoso ataque a las posiciones enemigas en Verdún, nos reunimos a la espera de nuevas órdenes, mientras algunos soldados revisaban la zona. Fue grande la sorpresa cuando vimos que uno de los nuestros había capturado a un soldado alemán, pero parecía muy joven. Dijo que el niño salió de una trinchera con las manos en alto, rindiéndose. Después de interrogarlo, supimos que se llama Otto Lützow y tiene 14 años. Esto demuestra que a los alemanes no les importa enviar niños a la guerra para mantener la línea del frente."»
—Se parece a ti... hermano. —dijo Luna, pausando el vídeo, intrigada por el parecido entre el joven de la foto y su hermano.
La similitud le provocó una sensación de familiaridad. Lincoln miró fijamente la foto, reconociendo la similitud, pero sin darle mucha importancia. Después de todo, ¿qué más podría ser aparte de una coincidencia?
—Tal vez sea solo una coincidencia. —dijo con indiferencia.
—Sí, probablemente tengas razón. —coincidió su hermana.
Ella reanudó el vídeo. «El misterio de este caso es que Otto Lützow fue llevado prisionero a París. Una vez en París, lo dejaron solo en la sala de interrogatorios, mientras dos guardias estaban afuera. Cuando fueron a interrogarlo, ya no estaba; había desaparecido como si nunca hubiera existido. Del lado alemán, negaron con vehemencia la existencia de Otto Lützow. ¿Quién era Otto Lützow? Seguirá siendo un misterio del que nunca sabremos la respuesta.»
Ambos miraron la foto en silencio hasta que sonó la alarma del teléfono de Lincoln.
—Oh, es hora de que me dirija a la casa de Clyde. Veremos un maratón de ARGGH para pasar un tiempo juntos antes de partir de viaje. —dijo Lincoln.
—Está bien, hermano. Nos vemos. —se despidió su hermana.
Salió de su casa, dirigiéndose hacia la casa de su mejor amigo, a la que solo le tomaría unos minutos llegar. Mientras caminaba, recordó la imagen del video, lo que sin duda le daría mucho en qué pensar antes de irse a dormir.
Habían pasado las horas y estaba oscureciendo. Lincoln estaba en la sala de su casa, viendo la televisión. Sin duda, le hizo bien pasar tiempo con su amigo. La secundaria había puesto muchas barreras entre él y sus amigos, como horarios y diferentes clases, sin mencionar las tareas que ocupaban gran parte de su tiempo.
En ese momento, Lincoln ya había terminado de cenar con su familia. Hablaron mucho durante la cena, y sus padres y algunas de sus hermanas se alegraron por él debido al viaje que haría con su clase fuera del país. Sin embargo, hubo otras hermanas que no estaban contentas con su viaje, ya que podría ser la primera y la última vez que el colegio organiza un viaje de este tipo. Probablemente, estaban celosos, *cough*, Lola, *cough*.
Miraría la televisión un rato más y luego se iría a dormir. Estaba entusiasmado con el viaje del día siguiente, ¿y cómo no iba a estarlo? Mañana viajaría con su clase y otros compañeros a Europa, para ser más precisos, a Kaliningrado, Óblast de Kaliningrado. El viaje organizado por la escuela tenía como objetivo que los estudiantes conocieran otra cultura, historia y un poco de geografía.
Cuando estuvo a punto de apagar la televisión, su hermana Lisa bajó las escaleras, enojada y murmurando algo.
—¿Pasó algo, Lisa? —le preguntó. Ella lo miró y suspiró frustrada.
—¿Recuerdas de qué hablamos anoche? —preguntó. Él parecía confundido antes de asentir—. Bueno, he estado haciendo los cálculos y veo que es imposible completar mi proyecto.
Él la miró mientras ella se sentaba en el sofá y bajaba la cabeza en señal de derrota. Lincoln frunció el ceño ante esto.
—Oye... tranquila, muchos científicos lo intentaron y no pudieron. —le respondió. Ella levantó la cabeza y lo miró con el ceño fruncido.
—¡Pero se suponía que debía haberlo hecho! Soy una de las mejores científicas que existen... —Estaba frustrada. La abrazó, tratando de calmarla.
—Shh... Está bien, Lisa. Hiciste lo mejor que pudiste, y estoy orgulloso de eso. —habló en voz baja.
Ella trató de liberarse del abrazo, pero él no la dejó. Después de unos segundos, ella se calmó.
—Supongo que tienes razón. —suspiró. Él sonrió.
—Lincoln, no puedes ir a la excursión. —habló de repente Lucy, acompañada por el sonido de un cuervo. Lincoln y Lisa gritaron sorprendidos ante el susto causado por su hermana gótica.
—¡Lucy, no nos asustes así! —Lincoln y Lisa exclamaron simultáneamente.
—Suspiro. —dijo Lucy en su característico tono monótono.
—Me voy a la cama. ¡Estoy emocionado por la excursión de mañana! —Sus ojos brillaron de emoción. Se levantó del sofá, pero su hermana gótica lo detuvo a solo dos pasos de distancia. —. ¿Eh?
—Lincoln, debo darte una advertencia que me dijo la abuela Harriet.
La abuela Harriet había fallecido hacía mucho tiempo, pero Lucy afirmaba que podía hablar con ella y con otros espíritus fallecidos.
—¿Abuela Harriet? —preguntó, levantando una ceja.
—Sí, la abuela Harriet. También me dijo qué si no le creías, podía leer las cartas para confirmar sus palabras.
—¿Qué te dijo?
Lincoln no creía al 100% en lo que decía su hermana, ya que a veces ella no tenía razón. Sin embargo, escucharía a su hermana para que no se sintiera mal, aunque esperaba que fuera rápido porque quería irse a dormir.
—Ella dijo que tu viaje terminaría en un punto sin retorno, donde estarías atrapado en una aventura con un final trágico. Tus manos se mancharán de rojo, tu mirada se volverá perdida y sombría, reflejando el tormento de tu espíritu. Serás testigo de horrores inimaginables, y tus ojos se convertirán en espejos de un sufrimiento que nunca habías experimentado, serás perseguido por las sombras del pasado, condenado a cargar con el peso de tus acciones en cada paso que des hasta enfrentarte a tu mayor enemigo. —advirtió en un tono sombrío.
Lincoln se quedó paralizado al escuchar una advertencia tan espantosa.
—Oh, por la ciencia. ¿Realmente crees en eso? —Lisa preguntó indignada—. Hemos pasado por esto. ¿Recuerdas la profecía de las cartas del tarot cuando fuimos al parque?
Hace algún tiempo, su hermana Lucy leyó la suerte de todos, el día que fueron al parque. Ella acertó en la mayoría de ellas, lo que dejó a Lincoln paranoico porque su profecía decía que su viaje terminaría en tragedia. Sin embargo, a medida que avanzaba el viaje y con la ayuda de Lisa, Lincoln se dio cuenta de que los hechos eran puras coincidencias. Al recordar eso, Lincoln podría sentirse más tranquilo con las palabras de su hermana.
—Tienes razón, Lisa —miró a Lucy—. Lucy, creo que estaré bien. —dijo con una sonrisa.
—Hermano, debes escucharme. —suplicó en su tono estoico.
Lincoln miró a su hermana; claramente, ella estaba preocupada por él. Suspiró resignado.
—Está bien, Lucy. Haré caso a tu advertencia. —le dijo para calmarla.
—Eso no es suficiente; primero necesito comprobar algo.
—¿Y eso es...?
—Déjame leerte las cartas para saber si las palabras de la abuela Harriet eran ciertas.
Lincoln quiso negarse; pensó que su hermana estaba exagerando, pero sabía que lo mejor era terminar con este asunto de una vez por todas.
Se maldeciría internamente más tarde.
—Está bien...
—Deberíamos ir al ático; dejé mis tarjetas allí. —sonrió levemente.
Se volvió para mirar a Lisa, que tenía el ceño fruncido.
—Bueno, nos vemos mañana, Lisa, buenas noches.
—Buenas noches, unidad fraternal... —observó mientras se alejaban. —Espero no verlo paranoico más tarde. —suspiró.
Ambos subieron al ático, donde estaba muy oscuro. Lucy encendió la luz, que apenas alumbraba. Caminaron hasta el centro donde había una caja que ella usaba como mesa. Buscó sus cartas mientras Lincoln observaba su entorno.
—Empecemos. —anunció Lucy, llamando su atención.
Colocó sus cartas sobre la mesa, sentándose en el suelo, con las piernas cruzadas, al estilo indio. Ella lo miró, o eso pensó él; su flequillo le ocultaba los ojos, pero él entendió que ella quería que él se sentara como ella.
Mientras él se sentaba, ella colocó sus cartas sobre la mesa y dijo: —Con humildad y respeto, me abro al flujo de la sabiduría universal. Pido que las energías del Tarot me guíen con claridad y verdad en esta lectura. Que la luz ilumine el camino del buscador, y que las respuestas revelen la verdad que necesita saber en este momento. Que así sea.
Por alguna extraña y desconocida razón, sintió que la atmósfera se volvía más pesada. Miró a su hermana con curiosidad y ella, con un movimiento rápido, sacó una carta.
—La Torre... —Aunque su tono no lo mostraba claramente, estaba angustiada.
Su hermano la miró sin saber el significado de la carta, y ella decidió sacar otra, tal vez fue solo una coincidencia. El segundo fue «La Muerte», quizás pueda ser otra coincidencia. La última carta que sacó fue el «Diez de Espadas».
«Esto no puede ser...», pensó. Según la interpretación de las cartas del Tarot, la advertencia de su difunta abuela sería acertada. Las cartas que había sacado eran muy similares a la advertencia que había profetizado su abuela. Por eso, Lucy supo que su hermano estaba en peligro.
—Hermano, estás en gran peligro. Las cartas confirman que la advertencia de la abuela Harriet es cierta —le habló con preocupación—. No debes emprender el viaje. —advirtió.
A Lincoln, la advertencia no le inspiró confianza para emprender el viaje. Sin embargo, pensó que tal vez era un truco de sus hermanas para evitar que fuera, ya que él era el único de la familia que iba de viaje a Europa. Algunas de sus hermanas estaban celosas de él y tal vez habían presionado a Lucy para que dijera esto para asustarlo y disuadirlo del viaje. Confiaba en Lucy lo suficiente como para descartar la idea de que ella haría eso de buena gana.
—Aprecio tu advertencia, Lucy, pero iré al viaje. ¿Qué es lo peor que podría pasar? —Se levantó del suelo y empezó a bajar las escaleras del ático—. Buenas noches, Lucy. Te veré mañana.
—¡Escucha la advertencia de la abuela!
—¡Lo haré! —gritó desde el pasillo. Ahora se iría a dormir, ya que mañana le esperaba un gran día.
Como era el caso con la mayoría de los planes de Lincoln, esto no salió como lo había planeado. Sus padres no pudieron llevarlo a la escuela debido a problemas en sus trabajos que les exigían estar allí lo antes posible. Leni estaba en casa de una amiga después de haber programado una fiesta de pijamas antes de que surgiera la excursión de Lincoln.
Así que ahora tendría que caminar. Estaba claramente frustrado con esta situación, como si el mundo estuviera tratando de impedirle emprender el viaje, pero él no se rendiría.
Se despidió de sus hermanas, y antes de irse, pudo ver a su hermana Lucy, quien lo estaba mirando fijamente. Quizás ella todavía estaba preocupada por el presagio, pero él no tenía por qué preocuparse por eso, ¿verdad?
Mientras caminaba hacia su escuela con su maleta en mano, habló.
—Hola chicos —se dirigió al público, rompiendo la cuarta pared—. Estoy seguro de que te estarás preguntando: «¿Qué está pasando, Lincoln?». Bueno, mi clase, junto con otras dos personas, se va de excursión al Óblast de Kaliningrado en Europa. ¿Puedes creerlo?
Mientras caminaba, se encontró en su camino con una señora mayor, que tal vez tendría unos 80 años. Su cabello era blanco debido a su edad y vestía pantalones marrones, un suéter morado y zapatos. La mujer lo miró fijamente, lo que lo hizo sentir incómodo, pero decidió saludarla al pasar.
—Hola... —saludó a la anciana.
—¿Eres tú, Lincoln...? —preguntó esperanzada.
Lincoln giró para mirarla, sorprendido al escuchar su nombre; él no esperaba eso, pero tal vez ella lo conocía.
—Sí, ese soy yo. —le sonrió incómodo.
—Eres tú... —habló emocionada y abrazó al niño.
En cuanto al niño de cabello blanco, no supo cómo responder a este gesto, ya que no conocía a la anciana, pero afortunadamente ella soltó el abrazo.
—No puedo creerlo, han pasado años desde la última vez que te vi. —Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Lo siento, señora, pero ¿la conozco?
—Más de lo que piensas... —Comenzó a hablar, pero pronto cerró la boca, como si estuviera recordando algo importante—. Lincoln, ¿por casualidad te vas de viaje?
—Sí... me voy de viaje a otro país. Lamento ser grosero, pero ¿quién eres tú?
—¿Esa excursión es a Europa? —Ignoró su pregunta.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó, extrañado; nunca antes había visto a esta señora.
—Es ist also noch nicht passiert. —dijo, confundiendo aún más a Lincoln.
—¿Qué? —Hizo una expresión de perplejidad.
—Escucha atentamente, Lincoln. Debes ser fuerte, no importa lo cruel que sea el mundo. Debes ser fuerte. No importa si caes, debes levantarte. Incluso cuando parezca el fin de todo y creas que no hay esperanza... Debes levantarte y seguir luchando —le habló en tono maternal—. Prométeme que serás fuerte.
—Lo-lo prometo. —tartamudeó nervioso.
—Soy Müller. Recuerda eso, Lincoln; me recordarás cuando llegue el momento.
La mujer se despidió con un abrazo a Lincoln y luego se fue. Lincoln estaba muy confundido por lo que acababa de vivir; para él, era... extraño. Después de sacudir la cabeza para olvidar lo que acababa de pasar, continuó caminando hacia su escuela.
Le esperaba un gran día por delante.
Habían pasado varias horas desde la última vez que vimos a nuestro protagonista. Actualmente, estaba perdido en algún lugar del bosque cerca de Kaliningrado, la capital del Óblast de Kaliningrado. Probablemente te estés preguntando: «¿¡Pero qué ha pasado!? » y lo que pasó fue...
—¡¿Puede alguien escucharme?! —Gritó a todo pulmón, esperando que alguien lo escuchara—. ¿Por qué me tuvo que pasar esto a mí?
La situación de Lincoln era complicada. Tenía miedo de perderse, y su paranoia le estaba causando dificultades. Múltiples escenarios habían invadido su mente, ninguno de ellos con un final favorable para él, solo su muerte. Necesitaba calmarse. Lincoln se dio una bofetada para mantener la cordura, inhalando y exhalando lentamente. Poco a poco fue recuperando la compostura.
Lincoln analizó su situación. Estaba perdido en medio del bosque debido a su descuido y curiosidad, sin mencionar su acto completamente estúpido que llevó a esta situación.
—Está bien, Lincoln. Recuerda todas las lecciones de supervivencia que has aprendido. —se dijo a sí mismo.
Más tranquilo ahora, Lincoln decidió que lo mejor era seguir caminando. Tarde o temprano debería llegar a una carretera y, con suerte, a la ciudad. Su paseo fue pacífico; los sonidos de la naturaleza y el hermoso paisaje que lo rodeaba lo tranquilizaron y, por un momento, olvidó que estaba perdido. Se sintió inmerso en un viaje de tranquilidad.
El otoño es agradable.
Mientras seguía caminando, le invadió un mal presentimiento. Reconoció ese sentimiento; era el mismo que tenía cuando llegó allí. Al cruzar unos arbustos, Lincoln sintió como si le hubieran echado encima un balde de agua helada cuando vio a una persona sangrando en el suelo.
Se quedó helado, sin saber qué hacer; él simplemente se quedó allí mirando. A unos metros vio a un hombre vestido con ropa verde oliva tirado en el suelo, sangrando. El joven Loud recuperó la compostura y miró la situación con miedo; estaba viendo un cadáver. Sin embargo, el hombre todavía estaba temblando; todavía estaba vivo.
El niño corrió hacia el hombre, tratando de ayudarlo. Se arrodilló a su lado, le hizo un gesto para que reaccionara y se miraron fijamente. Sin previo aviso, el moribundo agarró el brazo de Lincoln.
—Lincoln... —dijo el moribundo.
Lincoln no sabía cómo el hombre sabía su nombre. Todo estaba sucediendo muy rápido para él. El hombre sacó un pequeño reloj de bolsillo dorado de su bolsillo. Intentó levantarse pero no pudo, así que colocó el reloj en las manos de Lincoln y lo apretó.
—Lincoln, debes completar la misión. Debes hacerlo...
De repente se escucharon disparos cerca. Naturalmente, Lincoln se asustó y miró desesperadamente al hombre, quien aceptó su destino.
—Ve... Debes correr, Lincoln. Adéntrate en el bosque y presiona el botón del reloj, pero asegúrate de que nadie te vea hacerlo. —Su voz le suplicaba que siguiera sus instrucciones.
—Pero... pero... —Lincoln intentó objetar, pero no pudo.
Él estaba asustado.
—¡Vete ahora! Ya están aquí. ¡Vete antes de que te maten!
Aunque Lincoln no quería dejar al hombre a su suerte, no tuvo más remedio que seguir sus instrucciones. Se levantó y huyó hacia lo profundo del bosque, agarrando con fuerza el reloj en su mano derecha. Se detuvo cuando sus piernas ya no pudieron correr y cayó al suelo, respirando con dificultad.
Miró el reloj que le había regalado el hombre. El reloj parecía normal, pero en la parte superior central estaba escrito «23/1/1943».
«¿Por qué tiene que pasarme esto a mí?», pensó. Estaba exhausto y miró el reloj, concretamente el botón.
No sabía por qué lo hizo. Tal vez fue su impulso de tocar botones, tal vez curiosidad, o tal vez algo más. Pero así se hizo. Lincoln, sin saber por qué, presionó el botón que el hombre le había indicado. Al hacerlo, un destello blanco brillante iluminó el área. Lincoln Loud desapareció del lugar.
Lincoln Loud había cruzado un punto sin retorno, donde lo desconocido lo esperaba. Las advertencias que le habían dado se estaban haciendo realidad, pero solo era el comienzo.
