Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: Omegaverse, mención de Mpreg, yaoi…

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Sin importar el tiempo

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Capítulo 18

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Menma se despertó ese día bastante perezoso. Había dormido muy agusto y estaba deseando poder quedarse en la cama el resto del día. Se dio vuelta en el colchón y enterró su rostro en la almohada con un suspiro satisfecho, teniendo todas las intenciones de seguir durmiendo, cuando los recuerdos del día anterior lo golpearon como un ladrillo.

Se sentó en la cama de golpe con los ojos abiertos como platos.

¡Papá y mamá estaban vivos! Nunca habían muerto realmente, sino que habían estado atrapados en un poderoso jutsu que había convertido sus cuerpos en roca sólida, y ahora eran libres y estaban en el hospital recuperándose de sus heridas.

Dejó escapar un suspiro tembloroso, todas las emociones de los últimos par de días amenazando con explotar dentro de él. Arrastrándose hacia la orilla de la cama, puso los pies en el suelo, sin importarle estar descalzo, y caminó hacia el baño para echarse agua en la cara y terminar de despabilarse.

Se sentía feliz, por supuesto, pero también había una gran nube de incertidumbre cubriéndolo entero. Esto lo cambiaba todo, su vida y la de su hermano no volverían a ser las mismas, tenían a sus padres otra vez…

Se secó el rostro con una toalla y su mirada encontró la del espejo. Habiéndolo visto en la vida real, la gente en verdad tenía razón en decir que era casi idéntico a su padre. Aun así, había pequeños rastros de su madre en su rostro también, solo que no tan evidentes.

Escuchó ruidos en la cocina y decidió entonces dirigirse hacia allá, donde se encontró con Iruka cocinando algo que olía delicioso. ¿Yakisoba? Sí, definitivamente olía como yakisoba.

—Buenos días, abuelo —lo saludó, tallándose un ojo.

El mayor inmediatamente se giró y le ofreció una cálida sonrisa.

—Buenas tardes, querrás decir.

—¿Eh? —el chico parpadeó, confundido al principio. Luego, sus ojos buscaron el reloj de pared de la cocina y, efectivamente, era media hora pasado mediodía. —¡¿Eh?! ¿Cómo que ya son más de las doce?

—Los últimos dos días han sido bastante agotadores, ¿no te parece? Estaban agotados, así que los dejé dormir.

—¿Y Minato?

—Todavía en la cama. Yo también me desperté hace poco.

Wow. Y eso que de los tres era Iruka quien siempre madrugaba. Bueno, técnicamente seguía siendo el que se levantaba más temprano, incluso en estas circunstancias.

—No pensé para nada que fuera tan tarde… —comentó Menma, sentándose en una de las sillas del comedor y apoyando los brazos en la mesa.

—Por suerte, están de vacaciones, así que no hay problema —rio Iruka por lo bajo, apagando la cocina cuando la comida estuvo lista.

Menma olfateó el aire con curiosidad y se sonrojó levemente cuando su estómago rugió sonoramente. Bueno, llevaba ya casi veinte horas sin comer, así que era natural que su panza protestara.

—¿Quieres un poco? —Iruka le preguntó, señalando el yakisoba que, por cierto, olía divino.

Menma asintió frenéticamente y su mirada se iluminó cuando un plato lleno de comida fue puesto frente a él. Juntándose las manos, agradeció por la comida antes de lanzarse sobre ella y comenzar a devorarla con hambre.

—¡Eshtá delishiosha! —gimió dando otro bocado.

—No hables con la boca llena —lo reprendió su abuelo, pero Menma no le prestó demasiada atención y continuó devorando su plato.

—¡Mmmh! —se relamió al terminar, e Iruka solo lo quedó viendo con los ojos en blanco. —Teníamos mucho tiempo sin comer yakisoba.

Iruka sonrió levemente ante su emoción.

—Sí… Pensé en preparar algo que llevarles a Naruto y Sasuke para comer. Seguro estarán aburridos de la comida del hospital.

Menma, quien se había levantado para llevar sus platos al fregadero, se detuvo a medio camino al escuchar los nombres de sus padres y observó en silencio como Iruka sacaba dos contenedores de los gabinetes y se disponía a empacar comida en ellos.

—¿Iremos a visitarlos de nuevo?

—No veo por qué no —le respondió Iruka, concentrado en su quehacer. —Pueden visitarlos cuando quieran, ¿de acuerdo? No necesitan mi permiso —aunque no es como si realmente pidieran permiso para andar por ahí, pensó para sí mismo el mayor.

—Hmm… —Menma echó sus platos en el fregadero y se dispuso a lavar, su mirada distraída.

Iruka notó que parecía estar perdido en sus pensamientos e inclinó la cabeza hacia la izquierda, preguntándose qué estaría pasando por esa cabeza suya.

—¿Pasa algo, Menma?

El chico apretó los labios y luego se encogió de hombros. Parecía dudoso de hablar y expresar sus pensamientos en voz alta.

—No realmente… Es solo que todo esto es un poco raro, si me detengo a pensarlo.

—¿Raro?

—Saber que mamá y papá están vivos y están bien, y que podemos ir a verlos cuando queramos…

Iruka sonrió. Así que Menma estaba algo preocupado por lo que les aguardaría de ahora en adelante. Bueno, eso era natural. Sabía también, aunque el joven no lo dijera, que le preocupaba su hermano menor. Pero Iruka confiaba en que todo estaría bien y que esto solo les daría la oportunidad de tener la familia completa que siempre anhelaron, incluso de un modo poco convencional.

—No pienses demasiado —le aconsejó, revolviéndole los oscuros cabellos. —Aprovecha el ahora.

—Buenos días —escucharon una voz somnolienta saludar y vieron la silueta de Minato aparecer en la cocina, todavía tallándose un ojo.

—Buenas tardes, querrás decir.

El Uchiha menor arrugó la nariz, confundido, y luego dirigió la vista al reloj de pared.

¡¿La una de la tarde?! —exclamó incrédulo, a lo que Menma se carcajeó. Iruka simplemente meneó la cabeza, divertido.

—Ven, te serviré el almuerzo.


Eran alrededor de las dos de la tarde cuando llegaron al hospital, más tarde de lo que Iruka había planeado originalmente.

Se encontraron a Sakura en el camino, quien les dijo que en ese momento estaba ocupada, pero que pasaran directo a la habitación si así lo deseaban, el personal del hospital no les daría problemas. Y así fue, lograron atravesar los pasillos hasta encontrar la habitación correcta, en un área un poco aislada del resto del hospital.

Iruka tocó la puerta, esperando escuchar un "adelante" antes de abrirla. Al entrar, antes de poder saludar como se debe, los tres visitantes notaron inmediatamente que, donde deberían estar hospitalizadas dos personas, solo había una.

—Uh, buenas tardes, Sasuke —saludó Iruka, pero sus ojos estaban fijos en la cama vacía. —¿Y Naruto?

Un sonoro suspiro se escuchó en el silencio del cuarto.

—¿Quién sabe?

—Espera un momento, ¿cómo que quién sabe?

—Dijo que quería tomar un poco de aire, así que salió —explicó Sasuke, señalando la ventana con la cabeza. —Ya lleva un par de horas afuera, no sé cuánto vaya a tardar.

—A ver, a ver —Iruka se presionó el puente de la nariz con los dedos, intentando relajarse. —¿Naruto salió del hospital? ¿Y tú se lo permitiste?

Sasuke alzó una ceja antes de contestar con simpleza: —No soy su niñero.

—Pero- ¡Agh! ¡Este chico nunca aprende!

Menma y Minato observaron la reacción de su abuelo con ojos curiosos. Iruka tenía cara de querer estrangular a alguien, probablemente a Naruto cuando regresara, y Sasuke lo observaba sin inmutarse, como si estuviera acostumbrado a ese tipo de situaciones.

—Se va del hospital así como si nada, ¡y en esas condiciones! Es mi culpa, tuve que haberlo guiado mejor… —se lamentó en voz alta.

—Huh, bueno… Trajimos yakisoba para almorzar —informó Menma, mostrándole a Sasuke los empaques llenos de comida y tratando de ignorar el teatro de su abuelo. —Aunque tal vez a esta hora valga más la pena dejarlo para la cena…

En lo que el mayor de los hermanos le pasaba la comida a Sasuke, Minato se acercó también con pasos tentativos y algo de preocupación en su semblante.

—¿Papá estará bien? Es que, bueno, salió solo y está muy herido…

—Estará bien. Solo necesitaba despejar su mente un poco. Él puede cuidarse solo —les aseguró. Sus palabras sirvieron para tranquilizar un poco a los chicos, pero Iruka se aseguraría de dedicarle un buen sermón en cuanto se le ocurriera regresar al hospital.


Sigiloso, Naruto abrió la ventana de la habitación y la recorrió con la mirada.

Bien, no había señales de Sakura. Esperaba que la pelirrosa no se hubiera dado cuenta de su pequeño escape o podría irse despidiendo de este mundo. Ya podía imaginársela, toda furiosa y con los puños preparados para hacerlo picadillo.

Entró en la habitación despacio, sin hacer ruido, y cuando prestó más atención a sus alrededores, se encontró con una escena que no esperaba descubrir: Sasuke, en su cama de hospital, con un niño a cada lado, ambos acurrucados contra su cuerpo tomando una siesta.

Tuvo que cubrirse la boca para evitar que su chillido los despertara. ¡Eran tan lindos! ¿Por qué demonios no tenía una cámara consigo para poder inmortalizar el momento?

Sasuke no estaba dormido, sino que restregaba distraídamente su mejilla contra los oscuros cabellos de Menma, impregnándolo de su aroma. Supuso que ya había hecho lo mismo con Minato también. Los dos dormían profundamente muy pegados a él, siendo arrullados por el bajo ronroneo que brotaba de su pecho.

Era del tipo de escenas que Naruto más adoraba ver: Sasuke acogiendo sus instintos omega y sintiendo la confianza de demostrarlos. Sasuke jamás permitiría que cualquier persona lo viera en esas circunstancias, y no demostraba ese lado de sí mismo en público, nunca.

Luego de perder a su familia, Sasuke no había vuelto a prestarle demasiada atención a sus instintos hasta que él y Naruto comenzaron una relación. Entonces fue el rubio el único al que le mostraba esa parte de sí mismo y, luego, también a sus hijos. Marcar a otra persona con tu aroma era algo muy común, que incluso se podía hacer entre amigos, aunque nunca le había permitido a nadie además de Naruto hacerlo, pero ronronear era algo bastante íntimo. Naruto todavía recordaba la primera vez que Sasuke había ronroneado para él. Había sido de modo inconsciente, lo que fue todavía más significativo.

Al sentir su mirada fija en él, Sasuke abrió los ojos y lo miró de mala gana.

—¿Qué tanto ves?

—Es que se ven tan adoraaaableeeesss —Naruto no pudo evitar que le brillaran los ojos.

—Muérete.

Ante su malhumorada respuesta, Naruto solo soltó una risita y se acercó a su familia, rozando con cariño los cabellos de Minato y observando a Sasuke y Menma con una sonrisa.

—¿Cuándo vinieron? —le preguntó a su esposo en voz baja, con el propósito de no despertar a los chicos.

—Hace un par de horas. Iruka también vino, pero se fue poco después. No estaba muy feliz de descubrir que no estabas aquí.

Naruto sudó frío.

—Bueno, al menos no fue Sakura-chan quien me descubrió…

—No cantes victoria, Iruka seguro se lo dirá.

—... Estoy muerto, ¿verdad?

Sasuke solo le respondió mostrándole una sonrisa llena de malicia y apoyó la mejilla contra la frente de Menma. Naruto dejó de lado sus preocupaciones para contemplar la escena. Todavía se maravillaba un poco al ver a Sasuke en una faceta tan maternal, incluso aunque sus cachorros ya no fueran niños pequeños.

Otra vez, la pequeña punzada de culpa y tristeza se instaló en su pecho. Sasuke no había podido disfrutar de sus hijos mientras crecían, y ellos no habían podido hacer cosas tan simples pero significativas como esta.

El Uchiha pareció percibir su estado de ánimo, puesto que desenrrolló el brazo que rodeaba a Minato, el más cercano a Naruto, y lo estiró hacia el alfa, rozándole apenas el brazo para llamar su atención.

—Deja de pensar tanto.

Naruto exhaló con pesadez. Ojalá fuera tan fácil.

Sin embargo, le hizo caso y, sin decir nada más, se inclinó para besar a Sasuke justo en la comisura de sus labios.

El casi imperceptible sonrojo que obtuvo a cambio hizo que valiera la pena.

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N/A: Me encanta el yakisoba, solo lo he comido una vez pero igual me encanta jajajaja

Y, bueno, al menos logré actualizar una vez más antes de que termine el año XD

Les deseo a todos una Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo :D