Nota: Supuestamente esta historia iba a ser un one shot, pero al final se me fue la mano así que quedo en un two shot.


Primera parte: La asistente

Era un dia templado, ideal para salir a caminar y disfrutar del paisaje con amigos o simplemente salir a respirar un poco de aire y disfrutar del sol.

Sin embargo, para su mala suerte, ese día le tocaba asistir al director Gakuganji, el cual no le simpatizaba mucho por su actitud arrogante y a veces hasta despota; hubiera preferido salir a realizar alguna misión para poder ganar experiencia y de paso un poco más de dinero.

De cierta forma tenía sus ventajas, la principal era que no tenia que arriesgar el cuello, no era que sus misiones fueran demasiado peligrosas ya que aun era de tercera clase y sus misiones eran "sencillas", pero a veces la información era errada o incompleta y en esos casos había tenido que pedir refuerzos. Por otro lado, podía aprovechar la oportunidad para intentar hacer méritos ante los ojos del director, aunque a decir verdad el parecía considerarla algún tipo de mayordomo o simple perro guardian, ya que siempre la mandaba por te o aperitivos y cuando tenia reuniones la enviaba a esperar fuera de la puerta de pie a veces por varias horas.

Era algo frustrante y realmente la hacía sentir inútil; sin embargo había aprendido a sacarle partido y para consolarse cobraba su revancha escuchando parte de las conversaciones a hurtadillas. No compartia la información con nadie, simplemente quería saber como se manejaban las cosas. En ocasiones las conversaciones eran meramente técnicas y aburridas, pero las peores eran con los altos mandos pues eran bastante desagradables en su trato y por su forma de hablar consideraban a todos como simples peones descartables lo que le hacía pensar que si no tuviera una familia a la que ayudar quizás hubiera elegido otro camino, aunque ya decisión ya estaba tomada. Sin embargo, habían otras conversaciones que siempre serían sus favoritas y eran las que tenía con el director Yaga.

El mismo Yaga era una persona diferente, aunque su imagen era seria e intimidante, siempre se mostraba educado y amable con ella. Solo por respeto a él, intentaba mantener sus oidos fuera de la conversacion, aunque sin querer había escuchado que estaba casado y que había rechazado en varias ocasiones la invitación a hechicero de categoría especial. Sin embargo, su resolución de no escuchar mas de lo debido desaparecia por completo cuando hablaban de él, el famoso y rebelde Satoru Gojo.

Amaba esas conversaciones, eran sus historias favoritas sin dudas, las que hacían que el tiempo y el cansancio desaparecieran. Satoru Gojo, la leyenda en vida, jefe de su clan desde muy joven y el hechicero mas fuerte de todos, el dolor de cabeza de Yaga y el causante de los reflujos de Gakuganji. Aquel que con su nacimiento había cambiado el futuro del mundo y de solo desearlo podría desaparecer al país entero y hacer su voluntad a placer sin que nadie pudiera detenerlo y sin embargo, elegia respetar el código de hechiceros y exorcizar maldiciones como todos, el único que no se sometia a los caprichos de los altos mandos sino que por el contrario los altos mandos debian ceder a el pues no dudaba en enfrentarlos si lo consideraba necesario.

Desde joven mostro su naturaleza rebelde, aun asi afrontaba su responsabilidad y continuaba con el trabajo establecido para los hechiceros aunque bajo sus propios términos y convicciones, era la pieza clave pero reacia a obedecer, por lo cual se había ganado el profundo odio de los ancianos.

El único hechicero que trabajaba solo, resolvía las misiones más complicadas en un abrir y cerrar de ojos y cuyas verdaderas peleas eran con los altos mandos. Las disputas más recientes donde salió victorioso fue la anulación de la ejecución de Yuta Okkotsu y la que quizás había sido la más difícil incluso para él, donde se dio el mayor revuelo y el peor altercado: la suspensión indefinida de la sentencia de muerte de Yuji Itadori, el contenedor de Sukuna.

¿Cómo sería Satoru Gojo? ¿Cómo sería el hombre con el poder de doblegar a las máximas autoridades de su mundo? ¿Sería tan insoportable y grosero como decían Gakuganji y Utahime? Yaga aparentaba quejarse de él, pero siempre encontraba la forma de disculparlo y en varias ocasiones lo veía salir con una sonrisa resignada. ¿Cómo podía un hombre rebelde e irresponsable haber salvado y haberse hecho cargo de más de un alumno, si era tan egocéntrico por qué se dedicaba a la enseñanza? Definitivamente había muchas cosas que no encajaban en lo que se decía de él y lo que él hacía.

Lamentablemente, nunca había tenido la oportunidad de verlo de cerca, alguna vez lo vio a la distancia y deseo saber aun más de él; era joven y alto, con cabello blanco y una venda oscura que cubria sus ojos. Había escuchado tanto de él que a veces sentía que lo conocía, ansiaba saber como sería el hombre que sin conocerlo ya había ocupado su mente y un rincón de su corazón.


Había pasado casi una hora y el director Yaga aún no llegaba. Gakuganji estaba de mal humor y ella ansiosa por saber si esta vez traería novedades de Satoru Gojo. Había intentado en vano ofrecerle un te a Gakuganji para mejorar su ánimo, pero este ni siquiera volteó a verla, sería realmente difícil obtener alguna recomendación de su parte, si es que lo conseguía.

Estaba pensando en dejar de lado esa idea y enfocarse en el festival de intercambio próximo, cuando tuvo una sensación extraña y algo cambió en el ambiente, la puerta se abrió y sintió un aura poderosa e indescriptible con muchas sensaciones en una fracción de segundo, al principio era una presión como si no pudiera moverse, luego una sensación calida que recorría todo su cuerpo como si la atravesara un gel invisible para terminar sintiéndose diminuta, como si estuviera en medio del bosque rodeada de arboles inmensos.

Era ÉL, era inconfundible con abundante cabello blanco y su venda oscura, mucho más alto y guapo de lo que había pensado con una nariz perfilada y el menton marcado y su presencia era imponente a pesar de su postura relajada. ¡No lo podía creer, por fin estaba ahí después de soñar tantas veces con conocerlo! No la había visto, parecía que ni siquiera se había percatado de ella, aunque la decepcionó, lo encontraba razonable pues todos la ignoraban y en su caso su poder opacaba todo y ella era insignificante… como un alfiler en medio de un bosque.

- El director Yaga tardará en llegar. Le dijeron mal la hora de la reunión. Gracias por lo del otro día director Gakuganji – Su aparición había sido tan repentina que no le dio tiempo a Gakuganji de echarla de la sala.

- ¿Por qué, no sé a que te refieres.

- No te hagas el tonto, viejo. Hablo de lo de Yuji Itadori. Como líder de los conservadores fue cosa tuya ¿no?

Todo lo que había escuchado era cierto, el titulo del más fuerte lo tenía merecido, jamás había sentido algo así con otro hechicero y además era guapísimo ¿Cómo serían sus ojos, por qué los ocultaba? Podía sentir su aura pero no como una amenaza, al contrario, la sentía cálida y agradable como un baño de sol en la playa, como cuando escuchaba sus historias y su postura relajada e informal transmitía confianza y seguridad.

Sin embargo, ahora entendía su enemistad con los altos mandos y Gakuganji, era el polo opuesto, irreverente y directo, para personas remilgadas y controladoras debía ser frustrante no poder disponer de el como quisieran; pero no lo culpaba, al contrario, lo admiraba por su firmeza y determinación; ojalá algún día pudiera tener una mínima de esa confianza.

- Santo cielo, los jóvenes de hoy en día ¿es que no tienes modales?

Rayos, esa era la señal, tenía que haber dicho algo para poner orden pero se había perdido pensando en él y Gakuganji mismo había tenido que hacerse respetar, su oportunidad para hacer méritos había pasado…

- Nunca has tenido mi respeto. A los viejos les encanta hacerse los importantes ¿eh?

No, ahí estaba de nuevo gracias a él, tenía que juntar todas sus fuerzas y sobre todo valor para enfrentarlo, odiaba tener que llevarle la contraria pues en el fondo estaba disfrutando de sus palabras, pero si tenía suerte podría hacerle saber que ella existía. Tomó aire y rezando por no meter la pata dijo:

- Oye, no ignoraré tus faltas de conducta. Se las reportaré a las autoridades pertinentes.

No lo podía creer, por fin había podido hablarle aunque fuera para llamarle la atención, que ironía amonestar al hombre más fuerte en el mundo.

Volteó a verla, tenía su mirada fija aunque ella no pudiera ver sus ojos y le respondió, por como trataba a Gakuganji y lo que decían de él estaba preparada para alguna grosería o humillación, pero no fue así, es más le dio rienda suelta.

- Haz lo que quieras. No pienso quedarme mucho tiempo.

- Anoche me atacaron dos espectros de categoría especial sin registrar.

- Qué lástima.

- No me malinterpretes. Que me encuesten en la calle me causaría más molestias.

Estaba viendo a la leyenda, nadie se podía comparar con él, no había hechicero o maldición que pudiera hacerle frente. Una maldición de categoría especial requería al menos dos o tres hechiceros de primer grado, pero con él era al revés ni siquiera dos categorías especiales le dieron problemas, era asombroso… aunque peligroso por más que se tratara de él, ese ataque no era una advertencia, era un atentado a su vida.

- Eran espíritus capaces de entablar conversaciones y de seguro tienen más aliados igual de fuertes. Esto no se limita a nuestros enemigos, Hakari, Okkotsu y Toudou, el nivel de los alumnos también dio un salto brusco. El año pasado tuvimos el incidente con Suguru Geto y hace poco apareció un recipiente de Sukuna.

- ¿A dónde quieres llegar?

- ¿No lo entiendes? Las oleadas de poder que han intentado contener para proteger su estatus y tradiciones están por desbordarse e inundarnos a todos. La categoría especial quedará pequeña en esta nueva era. Y si crees que seré el único en mostrar los colmillos vas a salir muy lastimado viejito.

Nuevamente las burlas y provocaciones, si que era atrevido, pero comprendía sus motivos pues tenía razón con respecto a los ancianos que estaban en el poder, esta vez su advertencia se sintió más directa y ya no sentía que pudiera o quisiera decir algo para frenarlo, podía ver y sentir el cambio en Gakuganji.

Definitivamente no era egoísta ni irresponsable, estaba respaldando a sus alumnos y protegiéndolos al igual que a sí mismo, cómo le gustaría ser parte de ellos, pero alguien tan insignificante como ella jamás podría lograrlo.

- Te estás pasando de la raya.

- Es todo lo que quería decir, así que me largo de aquí.

Su reunión con Gakuganji había sido breve aunque bastante directa y mordaz, mientras que a ella le había aclarado y confirmado muchas de las cosas que escuchó. Le hubiera gustado que se quedara un poco más. Cuando pasó por su lado esta vez ya no volvió a sentir la presión inicial, solo su aura cálida y un aroma a madera y dulce que la reconfortaba y la hacía sentir protegida, quería decirle que no la dejara con el mal humor de Gakuganki, que la llevara consigo para formar parte de sus alumnos, quería saber más sobre las olas de poder de las que hablaba ¿acaso estaban a puertas de una nueva era?

- Por cierto, el director Yaga llegará en un par de horas ¡Nos vemos! - Era gracioso como podía pasar de un tono amenazante y serio a uno relajado y juguetón.

Tendría que quedarse con el director y su mal genio un par de horas más, pero había valido la pena cada segundo; era curioso que a pesar de lo mordaz que fue con Gakuganji ella nunca sintió algo amenazante, por el contrario sentía su calor suave y agradable como rayos de sol acariciando su piel.

- Miwa ¿podrías salir a comprarme algo de té?

POR SUPUESTO. Las oportunidades sólo se presentaban una vez asi que tenía que aprovecharla. Por fin podría tener un recuerdo suyo que no sea sólo parte de su imaginación. Le pediría una foto.

- Sí, con su permiso.

Rogaba porque aún estuviera cerca, aunque con esas piernas tan largas, tendría que correr. ¿Estaría molesto por lo que le dijo? ¿Qué le diría?

Lo encontró saliendo de las instalaciones yendo hacia al jardín exterior, le faltaba el aire y las manos le empezaban a sudar, tenía que juntar todas sus fuerzas y hacer de tripas corazón, prefería mil veces intentarlo aunque la rechazara a quedarse con el "hubiera" sólo porque le faltó valor, que pasara lo que tuviera que pasar.

- Disculpe, Gojo Sensei ¿tendría un momento por favor?

Se detuvo y volteó a verla con curiosidad, pareció reconocerla y esbozó una sonrisa burlona.

- ¿Qué pasa, vienes a arrestarme por mi mal comportamiento? Soy una persona muy ocupada y no prometo hacer las cosas fáciles – le dijo mientras ampliaba su sonrisa y levantaba las manos juntas como si tuviera unas esposas invisibles.

- Yo… - sentía como se le escapaba el aire al ver su sonrisa y como los colores se le subían al rostro ¿acaso estaba bromeando? tenía que calmarse y respirar lentamente, no lo sentía molesto ni hostil - …yo quisiera disculparme por la forma en que le hablé hace un momento, yo… mi deber como asistente es hacer respetar al director… – podía ver como su sonrisa iba desapareciendo mientras bajaba las manos y las guardaba en los bolsillos, no quería decepcionarlo, quería ser sincera con él, no era por el deber que lo había hecho, para ella era una orden de la que no podía escapar, bajo la mirada al suelo - … asi no esté de acuerdo con el director es una obligación en mi trabajo y para futuras recomendaciones, no sé si usted me entiende… sé que ni siquiera debería opinar y aunque no estuvo bien hablarle así al director, puedo comprender su molestia y comparto su sentir por haber atentado contra su vida, defenderse y defender a sus alumnos no debería ser motivo de un reporte, pero quizás debería tener cuidado con las represalias.

Suspiró despacio y levantó la vista nerviosa, podía ver sus cejas blancas arqueadas y su boca ligeramente abierta en sorpresa ¿acaso su mano estaba bajando la venda? ¿Había descubierto sus ojos para verla? No, probablemente sólo la estaba acomodando para partir. Bajó la vista de nuevo, derrotada, lista para el rechazo.

- No tienes de que preocuparte, sólo era una broma, me parece genial que tengas carácter y valor para decir lo que piensas, aunque contradiga a tus superiores - empezó a sonreir nuevamente mientras se acercaba a ella poniéndole una mano en la cabeza y retirándola rapidamente - sé que es parte de tu trabajo y te admiro por soportar a ese vejete petulante, yo lo hubiera hecho polvo hace tiempo si no fuera por… bueno, aún tengo esperanzas de causarle un infarto algún día hehehehe

– Gracias por sus palabras Gojo sensei, es usted muy amable conmigo – el rubor que encendía sus mejillas le quitaba el aire – aunque no debería ser tan cruel con el director – pero la sonrisa que escapaba de sus labios indicaba que le hacía gracia. Estaba más tranquila y sobre todo feliz, no podía creer que el hechicero más fuerte le hubiera dado un cumplido. Se sentía tan familiar, estaba hipnotizada por el calor que desprendía, su piel perfecta y sus labios que no dejaban de mostrar su sonrisa infantil.

- Ah! Cuando envíes el reporte trata de no ser tan severa si? suficiente con los lloriqueos de Gakuganji ¿Podrías hacerme ese favor? A veces Yaga exagera demasiado con sus sermones y hay algunas tiendas nuevas de repostería que me gustaría visitar – ladeó el rostro sonriendo inclinándose a un lado, mientras que ella sentía las piernas de gelatina y sólo atinó devolverle la sonrisa mientras juntaba valor para pedirle que se quede cerca a ella ¡NO! La foto, la foto! Tonta Miwa.

- Mmmm no debería… pero ha sido tan amable conmigo que trataré de suavizarlo lo más posible, probablemente el director también haga lo suyo – cómo podía decirle que no? y si le era posible ni siquiera mandaria el reporte, suficiente con Gakuganji

- Te lo agradezco mucho este… - la quedó mirando - ¿cómo te llamas?

- Disculpe por no haberme presentado, soy Kasumi Miwa, asistente y…

- ¿Miwa? ¿Sabías que Miwa significa amable en lengua eslava? mucho mejor que el significado japonés, no crees?... ibas a decir algo?

Todo iba de maravillas, Satoru Gojo la había sorprendido por completo, era bastante amigable y hasta se podría decir sencillo e infantil; considerando su poder y estatus podría haber sido tan arrogante y distante como los altos mandos empero parecía un joven como cualquiera, era su momento para pedirle una foto para poder guardar este recuerdo.

- No… bueno sí, disculpe, es que son los nervios – dice riendo, ¿por qué tenían que traicionarla los nervios? Él era agradable y estaba haciendo las cosas fáciles, por qué tenía que hacer el ridículo ahora, tenía que controlar su emoción ahora que faltaba tan poco.

- No tienes por que y no te disculpes tanto, no soy como el viejo o si?

Ella niega con la cabeza mientras pone la mano detrás de su cabeza – No Gojo Sensei, es todo lo contrario, usted es muy agradable y divertido – esboza una sonrisa tímida y lo ve un momento antes de bajar la mirada.

- Debes estar así por estar tanto tiempo al lado del viejo, yo apenas soporto a los ancianos en las reuniones, es estresante tener que escuchar sus discursos arcaicos y aguantar su hedor a momia, pero no hay nada que un buen dulce no solucione después – sonríe como un niño travieso - si deseas podrías venir a la escuela de Tokyo alguna vez para cambiar de aires y canalizar mejor tu energía, además los chicos son muy agradables en especial Yuuu…bueno, si te animas me puedes contactar… y hablando de ellos tengo que ir a supervisar su entrenamiento…

Esto era más de lo que podía haber deseado alguna vez, tenía una invitación del mismísimo Satoru Gojo para ir a Tokyo, aquel que sólo enseñaba a los mejores ¿acaso le había visto potencial o sólo era por el reporte? No importaba, era lo más parecido a una cita que podría tener con él; pediría y haría lo que fuera para ir aunque sea una vez a Tokyo.

- Me encantaría – se le ilumina el rostro y por fin puede sonreir sin el estorbo de los nervios - muchísimas gracias Gojo Sensei, me prepararé para estar a la altura y si no es mucha molestia, ¿podría tomarme una foto con usted antes de que se vaya por favor? – saca su teléfono - Es que… he escuchado de usted por mucho tiempo… y me alegra por fin conocerlo en persona – lo dice mientras se sonroja y se tapa la boca por haber dicho lo último sin pensar.

Su postura cambia, él suelta una sonrisa diferente a las demás, más alegre y sincera, como un chiquillo al que se le da un dulce – claro, por que no? Me parece un trato justo a cambio del pequeño favor que te pedí – toma el teléfono de sus manos y empieza a escribir algo – cuando puedas me envias la foto, te dejo mi número para que me avises cuando decidas visitar la escuela de Tokyo – le devuelve el teléfono mientras ella lo mira con una sonrisa incrédula – ¿te parece bien si me paro aquí?

- Sí, es perfecto – es más que perfecto, tiene su número y va a poder estar en contacto con él, este debe ser algún tipo de premio por haber pasado tantos días al lado del director y haber aguantado tantos desprecios. Se acera a él intentando no saltar ni desmayarse de la emoción, siente aún más fuerte su sensación cálida y protectora y le agrada, como si fuera un abrazo invisible, como el sol bañando la playa, como si estuviera flotando para tocar las estrellas, se da la vuelta y toma la foto que nunca pensó tener para después reír sobrepasada por la emoción y con más confianza – ¡Muchísimas gracias!

- No hay de qué – ella no puede ver la sonrisa que él tiene al darse la vuelta, pero es igual a la que ella tiene, empieza a saltar de emoción, tiene la foto, su número y una invitación para entrenar en Tokyo, es más de lo que alguna vez pudo imaginar, había confirmado que todo lo que decían de él sólo eran rumores malintencionados de personas que no coincidían con su forma de pensar, ahora trabajaría más duro, quería sentir de nuevo esa calidez y abrigo que desprendía Satoru Gojo, su alegría y confianza le había renovado la energía – abrió la puerta y se colocó en su sitio – se esforzaría para poder tomar la invitación que tenía pendiente, el subir de grado vendría por sí solo, si es que hacía bien las cosas.

- ¿Y mi té? – pero en cuanto al director Gakuganji definitivamente era un caso perdido, ahorraría esfuerzos y se concentraría en el juego de intercambio – Espero que no te olvides del informe de Satoru Gojo así como de mi té – le dice mientras le arroja una mirada fría.

- Mis disculpas director, por supuesto que no, traeré su té – ya no agacharía la cabeza ante sus desplantes ni buscaría su aprobación, pediría más misiones para practicar y si tenía suerte en Tokyo conocería muchos más hechiceros que podrían recomendarla, ese día Satoru Gojo había demostrado ser más que una leyenda, era un hombre gentil y divertido que se alojó con mas fuerza dentro de su corazón, gracias a él ahora tenía mas confianza en un futuro prometedor.


Nota de autor: Esta es mi primera vez escribiendo un fic (se sonroja jajajaja) asi que perdonen si a veces palabreo demasiado o doy vueltas, es me pongo nerviotza xD
Desde hace tiempo tenía ganas de escribir algo y decidi contribuir un poquito con esta ship que tiene bastante potencial pero que pasan por alto solo por la edad, cuando en realidad sus personalidades se complementan muy bien y tienen muchas cosas en comun.

Por cierto, Yaga se escribió solito, yo solo quería meter letra y después me di cuenta que quizas el podría haber sido el motivo por el cual Miwa tenia tan presente a Gojo.

Se aceptan sugerencias y criticas constructivas, ya que tengo por ahi otra historia mas que podria ser un one shot, pero si Diosito es bueno y puedo desenredar algunas cosas podria ser un fic mas largo.

Gracias a Nadeshico que me ha ayudado a subir esta historia porque estaba mas perdida que pez en desierto, quisiera dedicarte este one shot en agradecimiento 3

Y como ya estamos a puertas de Navidad, espero que pasen una bonita noche y que puedan comer y tomar rico =D

Ah! Y disculpen los nombres simplones de los titulos, porque no tengo imaginacion xD