1. Una simple propuesta
Notas: esta historia fue hecha por little kagamine love pero lamentablemente elimino su cuenta en este sitio, yo solo resubi una de sus historias
Capitulo 1
Vocaloid no es de mi propiedad.
Era una soleada mañana, los rayos del sol se filtraban atreves de una pequeña ventana y entraban en un pequeño despacho, en donde se encontraba sentado un hombre de una notable edad media.
Un sacerdote, para ser mas precisos, era quien se encontraba en su despacho parroquial, dedicándole una visita a sus libros de registros de bautismos bodas y demás registros de eventos de importancia para los fieles. Después de unos minutos mas de dedicarse a su labor, decidió salir con dirección al altar del templo para tomar un descanso y poder observar a las personas que se encontraba adentro en ese momento.
Al llegar al altar volteo a ver, al lugar en donde estaban las butacas en donde la gente se sentaba a escuchar la misa, en ese momento, por supuesto, no había ninguna misa en proceso, pero aun así las puertas de la parroquia se encontraban abiertas para que cualquier fiel pudiera entrar a rezar o a atender algún asunto que tuviera con el sacerdote.
En ese momento, la parroquia se encontraba casi vacía, solo por unas cuantas personas, entre ellas un par de mujeres de edad avanzada que se estaban rezando, quizá por algún familiar enfermo o por el alma de algún ser querido que les hubiera a abandonado recientemente. Se encontraba también en ese lugar un hombre de edad avanzada, un desamparado que se encontraría por ese lugar, esperando a que iglesia sirviera la comida dominical para las personas de escasos recursos, asimismo se encontraban en ese lugar, una pareja de jóvenes rubios, y ojos azules, un hombre y una mujer, de ropas ligeras parea evitar el calor, tomados de las manos con las cabezas bajas y los ojos cerrados , rezando. Y en las afueras de la parroquia había dos niños jugando en el pequeño jardín que el sacerdote se ocupaba tanto por cuidar, pero esto no era algo que a este le importara demasiado, después de todo solo eran un par de niños.
El sacerdote empezó a caminar de manera lenta hacia las personas, sus pasos fueron sonoros debido a sus viejos y duros zapatos, provocando que todos quienes se encontraban en ese lugar voltearan sus miradas hacia origen del sonido, en ese momento las niños que se encontraban jugando en el jardín se detuvieron y salieron corriendo de este de una manera despavorida temiendo que el sacerdote se enojara con ellos.
Al seguir caminando, varón de la pareja de rubios levanto la mirada en dirección al padre, y después de esto toco el hombro de su acompañante para llamar su atención, y después conseguir que esta volteara a verlo, el chico le hiso un indicativo a la joven con la cabeza, para que volteara a ver al sacerdote, después de esto, ambos se levantaron y se empezaron a caminar con dirección al padre.
Al ver esto el padre detuvo su marcha para esperar a que los jóvenes lo alcanzaran, al llegar con él, la joven pareja hicieron una pequeña reverencia, para después empezar a hablar.
—Disculpe padre— dijo el joven.
—Necesitamos hablar con usted— termino la oración la joven rubia. El muchacho tenia el cabello arreglado con una pequeña cola de caballo mientras que la chica utilizaba un moño blanco sobre su cabeza. Al estar mas cerca el padre pudo notar lo parecidos que eran, tanto en el color de los ojos y del cabello como en el rostro, e incluso en la forma en la que habían caminado hasta en donde se encontraba el padre, era similar. Ser podría decir que eran idénticos casi como reflejos, o quizá como hermanos gemelos.
—De acuerdo hijos míos, pueden hablarme de lo que necesiten que estoy aquí para eso— respondió el padre con su tranquila voz.
Los jóvenes se voltearon a ver mutuamente, y con una sola mirada parecieron haber compartido un mismo pensamiento.
—Es algo demasiado privado— dijo el joven de ojos azules.
—Sí, preferiríamos discutirlo en privado, si es posible— complemento la chica que estaba a su lado.
El sacerdote los miro de una manera un poco sorprendida y a la vez con algo de preocupación, después de todo ¿Qué era tan importante como para tener que mantenerlo en privado con un sacerdote? Mas esto no fue un impedimento para que aceptara su proposición.
—De acuerdo— dijo mientras empezaba a caminar con dirección hacia su despacho— síganme por aquí— dijo mientras les indicaba con la mano el lugar hacia donde tenían de ir.
Una vez llegando al lugar detrás del altar, entraron atreves de una puerta café de madera hacia el despacho en donde se encontraba un escritorio de madera con algunos cuántos libros regados por toda su superficie, y detrás de estos un librero en donde se encontraban varios libros de teología, y algunos cuantos otros libros llenos de registros de esa misma iglesia.
El sacerdote camino hasta su silla del otro lado del escritorio y les indico a la pareja que se sentara en un par de sillas de madera con tapizado rojo enfrente del escritorio.
—Y díganme— Empezó a decir el sacerdote— ¿En que podría ayudarlos este pastor de dios?— Pregunto dando una sonrisa llena de comprensión ante cualquiera que fuera en caso que los jóvenes tuvieran que tratar.
—Mire padre— Empezó el rubio, antes de dar un ligero respiro— Nosotros dos, llevamos un tiempo con un noviazgo—
—Mas que un tiempo, un par de años de años— Le interrumpió la chica.
—Si, un par de años— dijo el joven después de ser corregido, después de que dijeran esto, el sacerdote desecho, por lógica, la posibilidad de que ello dos tuvieran algún parentesco sanguíneo. — y usted sabe padre, que con el mundo actual en el que vivimos el día a día, pues una cosa llevo a la otra y…—
— Tuvimos relaciones sexuales fuera del matrimonio— Dijo la chica con un cierto sentimiento de culpabilidad en su voz así como un pequeño sonrojo en sus mejillas por haber tenido que admitir eso.
El sacerdote, se sorprendió un poco ante esta declaración. El obviamente sabia que en la vida de un adolecente de la actualidad, algo como mantener la virginidad hasta después del matrimonio no era algo muy común, pero si duda lo que le intrigaba era el hecho de que se lo estuvieran comentando, y a partir de esto empezó a suponer hacia donde se dirigía la conversación.
—Y no solo eso— dijo el joven tomando la mano de su pareja.
—Termine embarazada— dijo la joven volteando a ver al suelo.
¡Claro!, pensó el sacerdote, eso era, una pareja de jóvenes enamorados, cercanos a dios, sienten arrepentimiento por haber concebido fuera del matrimonio, y ahora vienen a buscar el perdón. Quizá si se hubiese tratado de algún otro sacerdote, muy probablemente los abría largado de ese lugar al instante, pero no él, no, el no era la clase de personas que se atreverían a juzgar a otra persona, el sabia lo que era cometer una equivocación.
—Entiendo, ¿y supongo que querrán casarse para que su hijo nazca en una familia católica? ¿no?—
—¡Si! Eso es lo que queremos— dijo algo entusiasmado el chico al ver que el padre entendía sus intenciones de estar en ese lugar.
—Pues bien, solo díganme sus nombres y sus fechas de nacimiento, y traerme sus registros de bautismo y de confirmación para poder realizar los trámites necesarios, para poder hacer un casamiento oficial ante la iglesia— Dijo el clérigo mientras se colocaba sus gafas, y tomaba un papel y una pluma para anotarlos. — Primero necesitare sus nombres-.
Silencio.
Ninguno de los dos se atrevía a pronunciar ni una sola palabra.
Hasta que el joven se atrevió a decir.
—Mi nombre es Kagamine Len— dijo el varón de la pareja con su en un volumen bajo.
—Y el mío es Kagamine Rin— Dijo la rubia que acompañaba al chico en cuanto este termino de hablar
Al sacerdote esto le extraño solo por un par de segundos antes de decir. –Necesito tu nombre de soltera, ese con el que fuiste bautizada.— Dijo intentando sonar comprensivo.
—Ese es mi nombre con el que fui bautizada— Dijo la chica intentando excusarse
¿Una coincidencia quizá? Pensó el sacerdote, si no podía ser otra cosa ¿o si?
—¿Y su sus fechas de nacimiento?— Pregunto dejando pasar por alto la "coincidencia"
—27 de diciembre de 1993*— Dijeron los dos al unisonó.
¿Mas coincidencias? Pensó el padre ¡NO! Le dijo su lado racional. Cualquiera otro abría sacado la posibilidad de manera instantánea, pero el no, no este clérigo quería escucharlo de sus propias bocas, tan solo para no tener ninguna duda.
Lentamente se quito sus gafa, y dejo la pluma y el papel de un lado antes de decir con un tono, lo mas calmado posible que sus pulmones le permitieran, lo siguiente.— Un par de jóvenes de aspecto similar, tanto en la forma como en el color de sus facciones, que nacen el mismo día y que su apellido es el mismo— se detuvo para tomar un prolongado respiro¿ que podrían ser, además de hermanos gemelos? — pregunto esto último con un cierto tono severo, por el cual se castigo mentalmente.
—¿Reflejos uno del otro?— pregunto a manera de respuesta la joven Rin, en un intento de justificación.
Su acompañante no le podía cular por su intento de encubrirlos, después de todo, sus fanáticos habrían utilizado esa excusa para defender su relación.
—Ustedes dos, hijos del de la misma madre y del mismo padre, hermanos que compartieron el vientre de su madre, se atrevieron a ir en contra de toda norma, y de todo orden impuesto por la sociedad, fornicaron y concibieron a un hijo bastardo, un producto del incesto. ¿es verdad lo que he dicho?
Ambos asintieron, la culpa y el temor comenzaba a hacerse notar en sus cuerpos. En ningún momento desde que iniciaron su relación, habían sentido ese sentimiento tan similar a la culpa, quizá un poco de angustia al momento en que, por culpa de su amor prohibido, las personas cercanas a ellos hubieran llegado a sufrir. Pero ese no era el momento de retractarse de nada, habían aceptado ese sentimiento hacia ya un largo tiempo y nada los iba a hacer cambiar. Ni siquiera el asco y el rechazo de un pastor de dios.
—Y en sima de todo eso, se atreven a venir a la casa de dios, a hablar con migo, un clérigo, sabiendo de manera plena, lo que han hecho es considerado un pecado mortal.— se detuvo para recargar sus codos en el escritorio, aclaro ligeramente su voz, y dijo— Se puede saber ¿Qué es lo que les hizo, venir hasta aquí, a "presumir" sus pecados?— Dijo haciendo énfasis en la palabra presumir.
—No pensamos que fuera un pecado— Dijeron al mismo tiempo — No le hacemos daño a nadie— dijo Len — Lo único que hacemos es amarnos de la manera mas saludable posible— Complemento Rin — Amo lo suficiente a mi hermana y a mi futuro hijo— apunto con su mano al vientre de su novia— como para haber venido a encararlo a usted y a dios, sin ni una sola muestra de vergüenza — Dijo el rubio en esta ocasión –Creímos que una persona que predica la unidad y el amor en el nombre de dios entendería algo como esto, o al menos lo intentaría, porque ninguno de nosotros no avergonzamos de este sentimiento ni de lo que piensen las personas que no lo entienden— Termino de decir la chica de ojos azules.
Esa ni siquiera parecía una situación real, un par de "pecadores" se encontraban desafiando a un padre en su propio despacho, adentro de una iglesia,
—¿En serio?, ¿es esa la única justificación que son capaces de darme?-Dijo inclinándose sobre su escritorio— ¿El amor?
—Así es— Dijeron los jóvenes al mismo tiempo mientras se tomaban de la mano con fuerza.
—Bien, si ustedes dos de verdad se aman— Dijo recargando su mano sobre su mejilla — Creo que si podre casarlos mutuamente—
—He?-Fue todo lo que lograron vociferar los Kagamine
Después de todo, quien se podría esperar esa conclusión por parte por parte de un sacerdote. Aunque quizá eso se trataba de un milagro, el que un sacerdote estuviera dispuesto a casar a una pareja de hermanos.
—Verán hijos míos, desde que soy sacerdote, me han consignado la importante tarea de guiar como pastor a todas aquellas personas quienes decidan seguir a dios.— Dijo mientras empezaba a sonreír— Una de las cosas que tengo que realizar es el casamiento de aquellas personas que se aman y quieran jurar ese amor ante dios. A todas las parejas que, en mi vida como pastor he unido en el matrimonio, se han amado de manera real, de manera pura. Mas nunca de una manera tal, que sean capaces de mantener ese amor por encima de todas las normas establecidas por la sociedad, una pareja que quiera de una manera tal a el producto de su amor, que no le interesen las palabras ajenas que los demás puedan gritarles. — Dijo para después volver a colocarse sus gafas.
Los jóvenes terminaron bastante sorprendidos por lo que acababa de decir el padre, no comprendían si era un especie de sueño.-Pero…— pronuncio en un tono bajo el rubio. –Es un pecado.— continuo la chica. –Está mal según las personas como usted— dijo esto último refiriéndose a las personas que en el pasado los habrían juzgado sin siquiera dar la oportunidad de conocer.
—¿Mal?— Pregunto el sacerdote extrañado –¿Cómo podría el amor, ser algo que está mal?— Sentencio el sacerdote a manera de pregunta.
Esa ultima oración fue todo lo que se necesito para que una amplia sonrisa de felicidad se formara, en sus labios. ¡Y como no! Habían encontrado, de entre todas las posibles personas del mundo, a un hombre el cual se atrevía no solo a tolerar su relación, sino también aceptarla, y siendo este una persona de dios, eso demostraba que de alguna manera había ocurrido un milagro.
—¿En serio nos permitirá casarnos? ¿ en esta iglesia?— Pregunto aun sin poder creerlo del todo el kagamine varón.
—Claro que si, siempre y cuando me traigan sus actas de bautismo y de confirmación, y después de que yo haga los trámites necesarios, ustedes dos se podrán casar como lo deseen—
—Que sea lo mas pronto posible, que quiero utilizar un vestido de novia que no tenga mas muy ancha la parte del vientre— Dijo la fémina en un tono algo mandón.
—¡Rin!— Pronuncio Len mientras le daba un ligero apretón en la mano a su hermana a manera de regaño.
El sacerdote solo soltó una pequeña risa. –Claro que puede ser lo mas pronto posible, después claro de pasar por una serie de platicas que yo tendré que realizar con ustedes acerca de lo que es el matrimonio. Si lo desean, puedo ir yo al lugar en donde residen para realizar estas platicas—
—De acuerdo, muchas gracias por todo padre.— dijo Len antes levantarse, mientras aun sostenía la mano de su novia/hermana y dirigirse en dirección a la puerta del despacho—
—Le agradecemos bastante su tiempo, y sobre todo su aceptación en nuestro "caso"— Dijo haciendo énfasis en esta ultima palabra.
—No, gracias a ustedes, hacia años que no encontraba a una pareja que demostrara un sentimiento como el que ustedes me han mostrado, es bueno saber que aun existe ese sentimiento tan puro en esta vida moderna.—
La pareja se despido con un movimiento de la mano, mientras que seguían tomados de la otra. Ambos salieron del despacho con una sonrisa en la cara. Jamás se imaginaron que algo como la aceptación por parte de un religioso les trajera una satisfacción tal como la que sentían en ese momento.
Después de que se retiraron, es sacerdote se acomodo en su silla, tomo un largo suspiro, y luego recargo su espalda contra la silla, y volteo su cabeza hacia arriba.
—Voy a casar a una pareja incestuosa-Dijo para si mismo en un tono que demostraba que ni siquiera el se lo creía. –de seguro me ganare la excomulgación de tan solo sugerirlos para un matrimonio.— susurro para si mismo mientras posaba su mano sobre sus ojos para cubrirse de la luz tenue que entraba por la ventana en aquella, tranquila, y extraña, mañana de domingo. –pero ya no hay de otra— Suspiro con mas fuerza, llenando sus pulmones con el tan necesario oxigeno que tanto le hacía falta en ese momento –Les he dicho que los voy a casar, y mi palabra es juramento, ya no me puedo retractar.—
Fin del capítulo 1.
Muy bien, esta fue la primera historia que publiqué en fanfiction. está un poco revisada, no demasiado, pero espero que les agrade de cualquiera manera, pueden dejar comentarios constructivos en caso de que lo deseen, pero este era mi estilo hace seis años, y he mejorado un poco desde entonces.
Iré subiendo los capítulos continuamente para quienes descubran esta historia de manera reciente.
