Era una lástima que nunca lograra ser una idol pero por otro lado sabía que tenía un peso como líder de un escuadrón que dedicaba cada día enfrentarse al fuego y los demonios que surgían de entre los incendios que asolaban al Reino de Edo.
Cada mes de enero, el día 6, los bomberos comienzan el año montándose en las escaleras de sus camiones hasta recurren a las viejas pero suertes escaleras largas que alcanzaban los cielo para subirse en la cima y hacer sus acrobacias con tal de impresionar e inspirar a la gente, en demostrar lo capaces que eran las flores de Edo como se les llamaban poéticamente.
Nico como siempre eran de los primeros en montarse a las escaleras mostrando su valía que diría que era mucha y más allá, eso gracias a su apariencia adolescente aunque ya estaba cerca de los 30 años.
Resplandor, energía, pasión… La forma en que se movía al ritmo de los tambores como cantos folkloricos, la forma en que las rudas y fuertes voces masculinas armonizaban tanto con la música manual como entre sí.
Nico se olvidaba de los problemas que la aquejaban, que la persona que amaba ahora era la esposa de la señora de los tres distritos como también nueva madre y cabeza del Clan Tamaki, su dudosa reputación ya que era participe en peleas callejeras e iba a pagar dos días de prisión, que sus hermanos no la trataban ni la veían con los mejores ojos y en parte lidiar con las descaradas insinuaciones de Inazuma Candy...
Todos esos problemas los olvidaba mientras se subía y se movía por las escaleras demostrando sus dotes de baile como acrobáticos, se olvidaba de lo incomoda y agobiante que era su vida fuera del deber, se olvidaba de que cómo había un olor a fuego en el aire que casi la drogaba.
Nikogoro como se le conocía a la pequeña líder de los Nikogumi se paró en el último peldaño de la escalera, se lanzó directamente apuntando al suelo pero logrando aterrizar en el suelo no sin antes moverse de manera acrobática mientras descendía muy rápidamente. La pequeña pelinegra quedando de pie abrió sus brazos mientras que la gente comenzaba a aplaudir y gritar su nombre como el de su escuadrón.
La gente quedó asombrada por la actuación de la pequeña hikeshi, estaban deslumbrados... Quizás no estaba en los escenarios que soñaba estar bajo sus focos y tener a una meca de personas coreando y gritando su nombre como moviendo sus faroles, carteles y demás cosas, uniendo su cuerpo y música en un directo, inspirando y sacando alegría e incluso lágrimas a la gente que la miraba.
No era lo mismo pero la sensación en sí era muy similar... Muy similar.
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Nikogoro se sentó en una de las esquinas de la calle donde hicieron su presentación mientras que algunos de los civiles le ofrecieron agua pero desde hace muchos años que el alcohol era capaz de acabar con el sudor a lo que un tendero del lugar accedió a traerle por lo menos un sixpack de su cerveza favorita.
Luego de tomarse un sorbo de su amiga bebida, trató de soplar el flequillo que se le pegaba a la frente sudorosa. Cuando eso falló, tomó un pañuelo con agua fría que le dio uno de sus hombres y se secó el sudor de la cara.
Luego de un buen rato de saciar su sed, la pequeña mujer de cabello negro azabache suspiró y se acostó bocarriba con los brazos extendidos y piernas abiertas mientras la gente la miraba con extrañeza pero era perdonable, pues era el demonio de Mujina y era mejor no meterse con ella ni por lo más leve del asunto.
La joven miraba el cielo azul que lentamente se empezaba a abrir demostrando que el invierno lentamente se acabaría muy pronto. Se suponía que debía sentirse realizada y completa. Después de todo, esto era en lo que había estado trabajando durante casi diez años. Sin embargo, había algo en su pecho, una sensación de decepción, tal vez arrepentimiento.
Mientras estaba apagando incendios, pateando traseros de demonios y en ocasiones peleando en bares cada noche o hasta en la cárcel de Tenmacho había sentido que su vida había llegado a esto, pero ahora que el espectaculo anual había terminado y estaba sola, acostada a las afueras de una tienda sin la más minima verguenza, tenía la sensación de que algo no estaba bien.
Luego de reposar, se levantó para tomarse otro sorbo de su cerveza y prefirió estar sentada sola. Dejó escapar un profundo suspiro que no sabía que estaba conteniendo y nuevamente se acostó en la acera sin importarle nada.
La pequeña hikeshi sonrió mientras no dejaba de mirar el cielo hasta que después se puso de pie, tomó lo que quedaba de su última lata, tomó el empaque del sixpack y lo echó en el cesto público de basura. La joven iba directo a la estación de bomberos, quizás a un bar, quizás a Yoshiwara pero optó por irse hacia la estación de bomberos pero de pronto alguien la detuvo.
-¡OE NIIKICHI! ¡NIIKICHI!
La mencionada se volteó para ver quien era, era una de sus tantas amistades de Edo.
Era Úrsula, miembro de la pandilla Alpha.
-Ah, Uzu, ¿Qué pasa?
-Niikichi, que bueno que te encontré- La mujer tenía lo que parecía ser un ramo de flores.
-¿Y eso?
-Me topé con alguien durante la presentación. Me dio este ramo y me dijo que es un regalo para ti.
-¿Un regalo? ¿De quien es o qué?- La pelinegra se acercó hacia su amiga peliverde dejando que su curiosidad se apoderara de ella mientras la otra mujer rápidamente le entregó el ramo más un pequeño sobre anexo en él- ¿De quién son estos?
-Creo que será mejor que lo descubras por tu cuenta- La fémina de la Pandilla Alpha sonrió, con un atisbo de emoción en su rostro- Por cierto, buena presentación, Niikichi. Con lo que hiciste harás que muchos voluntarios vengan a tu grupo y se enlistarán. Por ahora tómatelo con calma por ahora y descansa un poco, te lo mereces amiga.
La pequeña sonrió hacia su amiga y luego miró al ramo.
-Muchas gracias, Uzu, lo haré- Calló unos segundos- Por cierto, si esa idiota de Zoe te llama ancianita otra vez, estaré ahí para darle una follada que la dejaré temblando.
-Jajaja, espero que pase. Nos vemos.
-Nos vemos.
Nikogoro se despidió de su amiga mientras no apartaba la mirada del ramo en sus manos. La joven decidió continuar su camino hacia la estación mientras no dejaba de mirar más de cerca el regalo. El ramo estaba compuesto por rosas amarillas, lirios azules y lirios loro, todo complementado con lavandas y flores blancas de brezo.
(...)
Finalmente, ya llegando a la estación luego de saludar a varios de sus gendarmes fue hacia el garaje donde guardaban los vehículos y en eso sacó la carta mientras encargó a Cocoro que llevara las flores, solo esperaba que no fuera del clan Tamaki porque odiaba desde hace un muy buen tiempo a esa familia, en especial a su líder, Blair Tamakinokami.
La líder de los Nikogumi se dispuso a abrir y leer mentalmente la carta.
"Hola Niicchan,
Felicitaciones por la presentación anual para la inscripción de nuevos reclutas. El número de espectadores como jóvenes asistentes fue muy bueno, quizás demasiado grande ya que muchas personas abarrotaban toda la calle. Tuve la suerte de irme entre la gente y verte de cerca entre las primeras personas".
Nico no pudo evitar reírse. Era cierto, debido a las hazañas que hicieron el Nikogumi en tiempos recientes, fue motivo para que muchas personas asistieran a la presentación anual que también servía como evento de inscripción de voluntarios.
"A lo largo de mi primer año de gobierno, siempre me has apoyado y cuando finalmente estoy feliz de que el balance de mi reinado es positivo, quiero darte las gracias por todas las cosas que pasé junto contigo y tus hombres. La única manera que supe cómo pagarte fue apoyándote en todo lo que pude y hacer todo lo posible para que tu y tus hombres tuvieran por lo menos una vida digna y una buena reputación ya que muchas personas trataban de manchar su nombre e hicieron de todo para dañarlos pero los evité porque son de lo poco que amo en este mundo.
Ahora que tu grupo se ha convertido en el más popular de todo Minamimachi y quizás el más famoso de todos, me alegra saber que todos mis esfuerzos no han sido en vano, no solo puedo apoyarte no como la shogun, sino que también quiero apoyarte como tu hija y una más entre ustedes.
Puedo ser Yoshimune pero por siempre seré Shino Tokuda, la chica mágica y amiga de los Nikogumi... Y claro, si gustes diré por todo lo alto que soy la hija de Nikogoro, quieran o no".
-Shin-san...- Murmuró la pelinegra mientras sentía una sensación que nunca creyó haber tenido en su corazón luego de mucho tiempo.
"Y de nuevo, gracias por todas las flores que te mandé, de hecho, son las mejores que pude recolectar del jardín real. Espero que estés lista para recibir algunos regalos de allá también. Sabía que llegarías hasta aquí y solo espero lo mejor para ti... Te quiero, mamá.
PD: ¿Podrías regalarme una chaqueta táctica cuando podamos reunirnos?"
Nico no estaba segura de cuándo se habían formado lágrimas en sus ojos o cuándo había comenzado a sonreír tan ampliamente, ni cuándo una de sus manos había tapado su boca como si tratara de ocultarlo. Le dio la vuelta a la carta y allí había un nombre y una firma.
"Nikko Kishimoto"
