¡Hola!
Cuando escribo un capítulo escuchando Daughter significa peligro.
¡Feliz Navidad!
Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.
Capítulo 11: Punto de Quiebre
Tenía ese presentimiento dentro de su pecho que le avisaba que, ese día, sería un día de mierda.
Quizá había sido por las náuseas matutinas que le habían impedido desayunar algo más que una tostada, o porque había tenido que esperar veinte minutos sentada en su auto mientras dejaba de sentir ese terrible adormecimiento en su pierna, pero su día había iniciado de manera nefasta.
Irónicamente, sabía que podía ser peor.
Había pasado un par de días fuera del laboratorio desde el último viaje, intentando recuperarse del estado descompensado en el que había quedado luego de su regreso. En el hospital pudieron ayudarla a controlar las náuseas, y a pesar de sentirse mucho mejor cerca del final de la tarde, Shamal, quién se enteró rápidamente de su situación, la hizo quedarse en observación hasta el día siguiente. Al salir del hospital, había recibido un mensaje de Rein pidiéndole que, por favor, se tomara ese día libre para poder recuperarse.
O todos los que fuesen necesarios.
Fate le hizo caso y se tomó el día libre solo porque realmente se le había dificultado levantarse de la cama y cada músculo de su tórax le dolía, pero sabía que tenía que regresar al laboratorio cuanto antes. En el hospital, en medio de su desorientación, había alcanzado a ver como Rein, Hayate y Shamal hablaban entre susurros furiosos, para luego girarse y preguntarle cómo se sentía sin ningún rastro de esa molestia. Incluso entre la bruma mental que le había ocasionado el medicamento para las náuseas que le suministraban desde la vía que habían puesto en su mano, era para ella bastante obvio que le estaban ocultando algo.
Por eso había tomado la decisión de no retrasar su regreso ni un día más. Avanzando lentamente por el pasillo de entrada de la TSAB, intentó dar pasos firmes para probar su estabilidad mientras se acercaba a la zona de ascensores. Unos pocos segundos después, la puerta del ascensor que estaba frente a ella se abrió y, al subir, presionó el botón que la llevaba al área de laboratorios subterráneos.
Cuando entró al laboratorio luego de la validación de su identidad ya Rein estaba sentada frente a su computador, con sus ojos borgoña tras sus gafas de lectura y con el entrecejo arrugado por la concentración. Al verla, la mujer de cabellos grises la saludó con una sonrisa.
Fate pensó que le diría algo más, pero la mujer se mantuvo en silencio mientras seguía concentrada en leer la información que mostraba la pantalla de su computador, sin inmutarse.
Ligeramente acostumbrada a las actitudes evasivas que solía tomar su jefa, Fate tomó la decisión de sentarse también frente a su propio computador, y adelantar algo del trabajo que había dejado pendiente, para darle algo de tiempo a Rein y así no tener que preguntarle directamente acerca del tema.
A medida que las horas se fueron esfumando, estaba empezando a convencerse de que le iba a tocar presionar a su colega de manera directa, si era que quería tener algo más de información de su parte.
Cuando ya había tomado la decisión de hablar de frente con Rein, fue su colega quién llamó su atención.
- Fate - llamó Rein - Acércate un momento.
Habiendo esperado prácticamente todo el día por Rein, se apresuró a hacerle caso, levantándose de su puesto y tomando esta vez asiento en la silla que se encontraba justo frente al escritorio de Rein.
Hasta ese momento, se dio cuenta de que la mujer se veía fatal.
Rein se veía cansada, mucho más de lo que usualmente se veía. Habiendo dejado sus gafas de lectura a un lado, las bolsas negras en las que se habían convertido sus ojeras eran completamente visibles, y sus ojos enrojecidos solo daban cuenta del poco sueño que su dueña había conciliado en los días anteriores. Sus labios se habían juntado en una fina línea, como si quisieran evitar que soltara alguna palabra que no debía decir. Parecía que una enorme pesadez se había posado sobre sus hombros.
Antes de que Fate pudiera preguntarle si pasaba algo, fue ella quién tomó la palabra. Cuando lo hizo, lo hizo de una manera tan repentina que Fate se quedó inmóvil en su asiento.
- Las pruebas de la investigación se suspenden de manera indefinida.
- ¿Qué? - alcanzó a preguntar Fate, contrariada
- Las pruebas de la investigación se suspenden de manera indefinida, con carácter inmediato.
Cuando la ira fue tiñendo de rojo las mejillas de Fate, su jefa dejó escapar un suspiro.
- ¿Estás hablando en serio?
- Completamente en serio - aseguró Rein - Ya tenemos suficientes datos recopilados, así que no hay necesidad de…
- ¿¡Cómo que suficientes!? - preguntó alterada Fate - ¡Por Dios Rein! Esta investigación podría cambiar el mundo ¡Necesitamos más pruebas!
- Ya te dije que tenemos suficientes datos Fate - habló Rein, severamente - No hay necesidad de continuar haciendo ensayos.
- ¡No puedes hacerme esto! - reclamó la rubia, levantándose de su asiento.
- ¡Claro que puedo! - refutó su colega, imitándola - Soy tu jefa y estoy a cargo de esta investigación, así que decido qué se hace en el laboratorio. Se acabaron las pruebas y es mi última palabra.
- ¡Entonces hablaré con el comité! Esto no se va a quedar así.
Fate estaba tan alterada que estaba apuntando con el dedo a Rein mientras la amenazaba, tan fuera de si que no se había dado cuenta de la tristeza en los ojos de su amiga.
- ¿Por qué mierda estás tan obsesionada con las pruebas? - preguntó abatida Rein.
- ¿Qué demonios estás diciendo? No estoy obsesionada.
- ¡Eres una maldita mentirosa!
Rein usualmente era una persona pacífica. A pesar de que solía hacer gala de un humor algo negro, y tendía a ser bastante formal al momento de tratar con los demás, entre sus amistades la mujer tenía un aura mucho más relajada. Muy pocas veces Fate la había visto molesta.
Y estaba segura de que nunca la había visto darle un golpe a su escritorio, tan alterada que sus nudillos estaban enrojecidos de lo fuerte que estaba apretando sus puños.
- ¿¡Te crees que soy estúpida!? - inquirió Rein, fúrica - ¿Realmente quieres hacer pruebas porque te interesa la investigación, o lo haces porque quieres ver a Nanoha de nuevo?
Esa acusación la dejó completamente desarmada. La rabia inicial que había sentido cuando Rein le había dicho que pararían las pruebas se había transformado en un inmenso hoyo negro que estaba tragándose todas sus sensaciones, dejándola tan vacía que se dejó caer nuevamente en su asiento.
- No lo hago por Nanoha - intentó mentir Fate, con un tono de voz que evidenciaba que ni ella misma se lo creía.
- Sí lo haces Fate. No me dices nada, pero cada vez que la mencionas en los reportes te sonrojas como una imbécil, y estás tan absorta en esos recuerdos que ni siquiera te das cuenta de que lo haces - dijo Rein - ¿Y sabes que es lo peor? Qué el RF6 está acabando con tu salud. Si lo sigues usando te va a matar. Allí, donde te ves, te está matando lentamente.
- Yo no… No lo sabía.
- Sí lo sabías - murmuró Rein, tomando su bolso - Solo que prefieres ignorar cómo te sientes. No voy a permitir que te sigas haciendo daño a ti misma por una obsesión que solo acabará contigo.
Incapaz de moverse por el peso de la abrumadora sensación que inundaba su pecho, solo observó silenciosamente como Rein se acercaba a la puerta del laboratorio.
- Esa realidad a la que vas no te pertenece. Esa Nanoha no te pertenece. Si quieres cambiar el mundo procura primero cambiar tu realidad - le dijo Rein, antes de salir del laboratorio.
Minutos después de su interacción, Fate seguía sentada en el mismo lugar, agobiada por las palabras de Rein.
Le hubiese encantado que su amiga no tuviese la razón, pero esta vez sí la tenía. Desde hace mucho tiempo sabía que el deseo de regresar cada vez a esa realidad no era algo normal, y ese deseo tenía una motivación mucho más visceral que su noble deseo de mejorar el mundo en el que vivía.
En la otra realidad ella tenía a Nanoha. Tenía a quién no podía tener, tenía lo único que quería. En la otra realidad podía amar a Nanoha con locura, y era amada de vuelta con la misma intensidad. En su realidad original ¿Qué tenía? ¿Una casa vacía? ¿Un computador lleno de datos?
¿Acaso en su realidad tenía algo que la hiciera sentir viva?
Estaba cansada de pensar.
Intentando sobreponerse a ese vacío que había quedado en su interior, tomó la decisión de salir un momento del laboratorio a tomar aire fresco.
El complejo de la TSAB tenía una enorme terraza con hermosos jardines en la azotea del edificio. Algunos pocos usaban ese lugar para degustar de un cigarrillo entre jornadas laborales, o para despejar un poco la mente, pero no solía ser un lugar muy concurrido durante las tardes.
Allí, en esa azotea, Fate encontró una solitaria banca y se sentó, pasando una de sus manos por sus largos cabellos, como si con ese simple gesto pudiese alejar la maraña mental que se había posado sobre ella.
Si pensó que su día había tocado fondo con la pelea que había tenido con Rein, era porque seguía siendo, en el fondo, la misma ingenua de siempre.
- ¡Hola Fate! - saludó Nanoha, acercándose a donde se encontraba - ¿Te encuentras bien?
Nanoha, con su pulcra bata de laboratorio, se sentó a su lado mirándola con preocupación. La preocupación de Nanoha la enternecía, y también la lastimaba.
Ella no lo merecía.
- He tenido días mejores - admitió Fate, intentando sonreír.
- ¿El trabajo está difícil? - se aventuró a preguntar Nanoha.
- Está particularmente difícil el día de hoy. ¿Y tú? ¿También viniste a este lugar a pensar?
- Algo así - admitió la cobriza, mirando hacia el horizonte - Los jardínes son muy bonitos, así que estar aquí me ayuda a despejarme.
- Sí. Es… Un sitio bastante tranquilo - coincidió Fate - Por cierto, me da gusto verte. Llevaba algunos días sin verte en el gimnasio, así que pensé que te había pasado algo.
- Ah, no. Todo está bien - empezó a decir Nanoha, desviando la mirada.
El lenguaje corporal de Nanoha le indicaba que la mujer sentía la necesidad de decir algo más, pero ese algo definitivamente la incomodaba. Jugueteando con sus manos, aún sin mirarla, culminó la frase.
- Había estado algo ocupada con la planificación de la boda - agregó, con un susurro.
Fate hizo su mejor esfuerzo por sonreír, pero su intento quedó plasmado como una mueca adolorida. Allí estaba, el aguijonazo que había esperado. El dolor emocional, tan grande que lo podía sentir físicamente, como si fuese un hueso que se estuviera fracturando sin que ella pudiese hacer nada para evitarlo.
No podía arreglar una realidad que estaba rota.
- Entonces, ¿Realmente vas a casarte?
Estaba tan cansada de la situación que, descaradamente, miró a Nanoha, casi como si la estuviera desafiando a decírselo en su cara, con su rostro aún contraído en una mueca.
- Así parece - murmuró Nanoha, aún sin mirarla directamente a los ojos.
Nanoha estaba sentada tan cerca de ella que las notas de su perfume atontaban sus sentidos. Siempre lo había sabido, siempre. Esa mujer siempre había sido su perdición.
- Nanoha - dijo Fate.
- ¿Sí? - preguntó Nanoha en un susurro.
- Mírame - pidió
Cuando el rostro de Nanoha se alzó, y finalmente sus ojos hicieron contacto, todas las barreras de Fate se derribaron, y el vendaval que sentía tomó el control de sus actos.
Sin pedir permiso, pasó una de sus manos detrás del cuello de Nanoha y, con un agarre firme, la atrajo hacia ella, juntando sus labios en un beso que intentaba mostrarle todo lo que en ese momento no era capaz de decir.
Los labios de Nanoha seguían siendo tan cálidos y suaves como los recordaba, y no pudo evitar sumergirse en esa sensación mientras cerraba sus ojos, sintiéndose en el paraíso. Esa abrumadora calidez se mantuvo por unos segundos, hasta que Nanoha se revolvió entre sus brazos y volvió físico el dolor emocional que sentía.
La bofetada que la cobriza le plantó en la mejilla se tuvo que haber escuchado por toda la terraza.
- ¿¡Cómo te atreves!? - exclamó Nanoha, levantándose bruscamente.
Nanoha quería reclamarle. Quería preguntarle por qué había hecho lo que acababa de hacer. ¿Quién se creía? ¿Por qué, después de tanto? Quería decirle incluso que la acusaría con el comité.
Pero, cuando Fate la miró nuevamente con esos dos rubíes llenos de lágrimas, tan llenos de tristeza que parecían reflejar un río lleno de sufrimiento, todo lo que sentía se mezcló en una amalgama indescifrable dentro de su ser que le impidió hablar.
Fate tampoco le dio tiempo de hacerlo.
- Lo siento. Esto no volverá a ocurrir - murmuró la rubia, antes de emprender la marcha.
Sin mirar atrás, Fate se alejó rápidamente, reprimiendo las ganas de gritar de frustración y dejando en ese lugar a una Nanoha que se había llevado un par de dedos a sus labios, intentando retener esa sensación fantasma que la mujer que acababa de besarla había dejado en ella.
Como lo había hecho la primera vez.
N/A: Y aquí está. Hemos llegado al momento en el que una decisión puede cambiar completamente el rumbo de las cosas, originando dos finales que difieren bastante a pesar de ciertas sutilezas. La difícil decisión recae esta vez en Nanoha.
La verdad, cuando escribí esto hubieron 2 opciones bastante claras y, para la posición en la que se encuentra Nanoha actualmente, bastante tentadoras. Por supuesto, pudiesen haber más opciones, pero eso ya sería enredar aún más las cosas. A mi parecer, Nanoha podría intentar hablar las cosas con Fate y enfrentarse con sinceridad de una buena vez, o podría no hacer nada al respecto e intentar ignorar por completo el tema, en un desesperado intento por no complicar su futuro removiendo el pasado.
En un universo en donde cada acción provoca una reacción, el no hacer nada también es una acción per se.
Para una mayor facilidad, a partir de ese momento los capítulos tendrán, además de la numeración, una letra que indicará a cuál camino pertenece, siendo la letra A la indicativa al "mal final", y la letra B quién indicaría el camino al "buen final".
En este caso, partiremos por el mal final.
La ruta del mal final contiene 6 capítulos, es decir, estaremos avanzando hasta llegar a ese mal final por los próximos 6 domingos. Y aquí vuelvo a hacer una pausa para decirles: Si no les gusta mucho el angst, si la angustia de los demás les causa a ustedes mismos angustia o si están completamente en contra de derramar posiblemente una lagrimita, por favor, piensenlo antes de leer esta ruta. Puede que esté exagerando, o puede que no, pero solo ustedes saben si vale la pena o no ese riesgo.
A partir del 7mo domingo empezaremos con la ruta del buen final, así que nos regresaremos nuevamente al capítulo 12, pero esta vez será el 12.B. Esa otra ruta constará de 4 capítulos.
¿No se siente como un videojuego?
Gui: Considerando las consecuencias que Fate empieza a notar después de los viajes continuos definitivamente eso no sería algo prudente. Pero, me pregunto, por su manera de pensar en estos momentos ¿Tendrá ella la misma definición que podríamos tener nosotros acerca de lo que es o no prudente? Solo puedo decir que en este capítulo... el dolor de nuestra rubia favorita también me dolió. Uff... vaya forma. ¡Una excelente semana para ti!
Nadaoriginal: Todo parece que se está acumulando la cuestión, ¿No? Me da la impresión de que ahora si es verdad que los cálculos le están importando tres héctareas de... aparato reproductor masculino. Por cierto, intentaré no dudarlo estimado jajaja. ¡Un abrazo!
Espero que pasen unas felices fiestas (si, también a ustedes, queridos lectores silentes!). También, ojala pueda ser acompañados de alguien que los aprecie. Ese es el verdadero significado de estas fechas ¿No?. ¡Nos leemos el próximo domingo!
