Capítulo 2: Mi novio falso
"Tienes mucha mala suerte este año, Mimi," dijo Sora, mirándome lastimosamente mientras yo yacía boca abajo en su sofá con la cara presionada contra uno de los muchos cojines.
"Lo sé," murmuré. "Gracias por recordármelo de nuevo."
"No debería sonar así. Sólo lo siento por ti. Primero con tus estudios y tu departamento, todas las citas fallidas...y luego ayer un motociclista casi te atropella. Espero que no sea demasiado caro para ti."
Gimoteé en el cojín y enterré mi cara aún más profundamente. Sobre todo, para evitar ese desagradable olor a galletas que una vez más flotaba por todo el departamento. Escuché a Sora abrir el horno y sacarlas. ¿Esta mujer realmente nunca dejaba de hornear?
"Me siento un completo fracaso," dije, compadeciéndome de mí y volviéndome de espaldas porque, a pesar de todo el drama, todavía no tenía intención de asfixiarme. Y en todo caso, la asfixia ciertamente no sería mi primera opción de suicidio. La idea era casi demasiado tentadora, especialmente en ese momento, porque estaba atrapada en el infierno navideño, y a mi lado estaba el diablo con un tridente, sonriéndome descaradamente y sosteniendo galletas horneadas debajo de mi nariz.
"Bueno, yo no lo diría tan dramáticamente. Toma, ¿quieres? Están recién hechas."
Me di vuelta con disgusto y abracé un cojín contra mi pecho.
"No, gracias. Si como una galleta más este año, voy a vomitar."
Sora se encogió de hombros y colocó el plato de delicias aromáticas sobre la mesa. Por suerte nos conocíamos desde hacía años. Por suerte ella era mi mejor amiga y me entendía. Y por suerte me dejaba quedarme con ella ya que me echaron de mi departamento.
Nunca he tenido menos control de mi vida que ahora. Todo parecía ir mal. Lo primero que hizo girar la rueda de la desgracia fueron mis estudios de administración de empresas, que había estado estudiando durante la mayoría de semestres y que luego abandoné poco antes de iniciar los parciales. Después de eso, todo fue cuesta abajo. Perdí mi trabajo a tiempo parcial y, por tanto, también el dinero para mi propio departamento. Y como si eso no fuera suficientemente malo, últimamente todos los hombres que se acercaban a mí parecían huir. Por lo general, no sobrevivían más que a un primer encuentro y salían corriendo. Si no hubiera tenido a Sora, no sabría qué haría.
"¿Puedes parar ya?" me preguntó y la miré sorprendida porque no me había dado cuenta que se había sentado a mi lado. Me senté e hice una mueca.
"¿El qué?"
"Sentir lástima de ti."
"Es fácil para ti hablar," resoplé. "Tienes mucho éxito en todo lo que haces. Tienes un gran departamento, un buen novio y estás en ascenso en el bufete de abogados. Desearía que algún día todo me fuera tan bien."
Sora suspiró y puso los ojos en blanco sin hacer comentarios. Pude entender que ella estaba cansada de todo conmigo. No era fácil para mí en ese momento y de hecho estaba un poco harta de mí misma.
"Dime, ¿quién era ese tipo que casi te atropella ayer?" preguntó de repente con curiosidad y me alegré de que se desviara del tema. Aunque este tema no era exactamente mejor. ¡Ese tipo todavía me irritaba! Con qué aire de suficiencia había afirmado que era YO la culpable.
Bueno, tal vez fue un poco mi culpa. Pero aun así, la forma en que me trató simplemente me enojaba.
"Oh, no lo conozco en absoluto. Su nombre es Yamato Ishida y espero no tener que volver a verlo nunca más."
Desafiantemente miré hacia abajo mientras Sora miraba sorprendida.
"¿Yamato? ¿Yamato Ishida?"
"Sí, así es como se llama. ¿Por qué?"
Tuve un mal presentimiento.
"Es gracioso. Solíamos ir juntos a la escuela."
Oh maldición.
"No es cierto." Gimoteé, echando la cabeza hacia atrás. "¿Eran amigos?"
"Bueno, en realidad, compañeros. Taichi y yo estábamos en una clase con él. Pero después de la escuela cada uno siguió su propio camino. Creo que estudió para ser maestro o algo similar."
"¿Maestro? Pobres niños."
"De todos modos, después de eso estuvo en el extranjero algunos años. Es curioso que esté aquí otra vez, casi atropellándote." Sora rio, pero yo entrecerré los ojos.
"Me alegro que estés disfrutando tanto esto."
"Yamato siempre fue alguien que llamaba la atención con su apariencia," Sora comentó de repente, sin querer dándome más información de la que realmente quería sobre este tipo. "No creo que alguna vez haya tenido novia seria durante la escuela. Pero sí muchos ligues casuales. Tenía un aspecto increíblemente atractivo incluso en aquel entonces. ¿Sigue siendo así ahora?"
Ella me miró con curiosidad, pero yo solo levanté una ceja. "Yo que sé."
Me recosté de nuevo y pensé. Mis recuerdos de él, sin embargo, eran menos agradables.
"Bueno, como sea. Quizás venga aquí algún día y podamos charlar un poco."
"Espero que no," refunfuñé y me metí una de esas malditas galletas en la boca. Sora me sonrió significativamente y se levantó.
"Todavía tengo trabajo por hacer. No te preocupes más por eso. En realidad, Yamato es buena persona. No te destripará por completo."
Me guiñó un ojo y desapareció en su habitación.
¿Está bromeando? ¿Habla en serio cuando dice eso? A mí me causó una impresión completamente diferente.
Me recosté sobre los cojines y miré al techo. ¿En realidad es buena persona? Bueno, no estaba tan segura de eso...
De repente mi celular sonó. Lo saqué de mi bolsillo y eché un vistazo a la pantalla. Número desconocido.
Frunciendo el ceño, respondí.
"¿Hola? Mimi Tachikawa aquí."
"Sí…Yamato aquí. Yamato Ishida."
Me sobresalté y tragué saliva. Oh no, ¿qué quería ahora? Cuando la gente hablaba del diablo…
Por un momento pensé en colgar, pero cuando no le respondí, se aclaró la garganta.
"¿Me recuerdas?"
Puse los ojos en blanco. "Como si pudiera olvidar eso."
"Genial. ¿Estás en casa?"
"¿Por qué la pregunta?"
"¿Estás en casa?" Su voz sonaba bastante impaciente, pero se había equivocado de persona. No tenía ganas de hacer nada de esto.
"Dime, ¿me estás acosando?" pregunté molesta.
"Ya quisieras. Tengo la factura del taller. La motocicleta aún no está reparada, pero quería dártela."
"¿Y tengo que estar en casa para eso? ¿Por qué no los envías por correo postal?"
Probablemente no hablaba en serio acerca de querer venir aquí. ¡De ninguna manera!
"No, te lo daré en la mano. No quiero que de alguna manera desaparezca misteriosamente en el correo." Dijo.
"No estoy en casa," mentí e inmediatamente pensé en Sora. No podían verse. De lo contrario, terminarían charlando sobre viejos tiempos y aguantar a este tipo por más tiempo del necesario no era en absoluto una opción.
"¿Entonces, dónde estás? Iré allí." sugirió, pero hice una mueca.
"Pero yo no te invité."
"Y yo no tengo ganas de hablar contigo por teléfono."
"Tíralo a mi buzón."
Esta forma dominante suya estaba empezando a molestarme mucho. ¿Quién se creía que era?
"Claro, y luego un vecino lo roba. No soy estúpido."
"Podrías haberme engañado."
¿En serio pensó que haría desaparecer la factura silenciosamente y evitaría pagarla? ¡Qué descaro!
"Está bien, si es absolutamente necesario. Esta noche estoy con mis padres. Puedes pasar por allí un momento," finalmente cedí y le di la dirección al mismo tiempo. Mejor que se aparezca por allí que aquí.
"Está bien, está bien. ¿Vas a tener la cena de Navidad allí?" Preguntó de la nada, pero no estaba planeando tener una pequeña charla con él.
"Eso no te concierne."
"Qué carácter."
"Hasta luego." dije y colgué. ¡Estúpido idiota!
Este tipo era el epítome de la audacia. Ojalá pudiera deshacerme de él tan rápido como llegó.
==
Unas horas más tarde me vestí y conduje hasta donde mis padres. Allí estaban todos los familiares, como cada año. Había llegado el día de la verdad. Tendría que confesar a mi familia cómo era mi futuro en ese momento, es decir, no era particularmente brillante. Mis perspectivas de futuro eran bastante vagas y todavía no tenía idea de dónde terminaría. Mis padres tuvieron éxito en lo que hicieron. Es más, mi padre era abogado en la empresa donde trabajaba Sora y mi madre había fundado una cadena de salones de belleza. Así que honestamente se podría decir que era una decepción para mi familia.
'Haz algo.' Dijeron.
'En la administración de empresas no puedes equivocarte.' Dijeron.
No me habían dicho que esa carrera no me hacía nada feliz y que no era para mí en absoluto. Y nunca tuve el valor de decirlo. Lo peor es que tenía que hacerlo ahora.
La idea hizo que se me revolviera el estómago. Mi madre se desconcertaría, seguro. Y mi papá simplemente sacudiría la cabeza con pesar y me miraría con esa mirada de '¿qué hicimos mal?'.
Eso en el mejor de los casos.
Entré en el camino de entrada y conduje hasta la puerta principal. Mis padres no ocultaban el hecho de que tenían mucho dinero, por lo que uno de los empleados se acercó a mí para tomar las llaves del auto y llevarlo al garaje del lugar.
Fui hacia la puerta, mi corazón latía con fuerza.
Unos segundos más tarde mi madre abrió la puerta y me abrazó.
"Mimi, qué bueno que estés aquí." sentenció y me invitó a pasar.
"Gracias mamá. Yo también me alegro de verte." Sólo una pequeña mentira piadosa para no estropear su estado de ánimo. Después de que me quité el abrigo, me tomó del brazo y me arrastró directamente al salón.
"La tía Zoe ya está aquí y adivina qué…rompió con su novio. Simplemente no se lo menciones." Me susurró en secreto, aparentemente para advertirme. No me importaba en absoluto.
"¿En serio? Vaya."
"Y la abuela Ai está luchando contra el reumatismo nuevamente, así que...sé muy amable con ella hoy, ¿de acuerdo?"
"Por supuesto, mamá," dije, forzando una sonrisa mientras atravesábamos la puerta y todos inmediatamente me miraron expectantes.
"¡Mimi!" gritó mi tía y se acercó a abrazarme. "Cuánto has crecido y qué bonita estás. ¡Cielos! ¿Hace cuánto que no nos vemos? ¿Tres años?"
Sonreí y saludé al resto de mi familia, que estaba conformada por tías, tíos, mi abuela y mi molesto primo pequeño. Mi padre también me saludó calurosamente como de costumbre antes de que mi tía me involucrara directamente en una conversación.
"Dime, ¿qué tal tus estudios? ¿Terminarás pronto? Debes estar a nada de dar tus exámenes, ¿verdad?" quiso saber con curiosidad y me sonrió como si pudiera decirle algo maravilloso.
"Sí...um, yo..."
"Mimi es la mejor estudiante." Se jactó ahora mi padre, mientras todos me miraban con aprobación. "Si aprueba sus exámenes, mi empresa la contratará. Siempre podemos contratar una joven inteligente y talentosa como ella."
"¡Papá!" Lo regañé en voz baja, ya que, como siempre, me sentía extremadamente incómoda porque pensaba tan bien de mí. Y no me lo ponía más fácil.
"Basta, Keisuke. La estás avergonzando." Intervino mi madre, tomándome de la mano. "Ven conmigo, cariño. Ayúdame en la cocina."
Gracias mamá.
Con resignación, la seguí hasta la amplia y espaciosa cocina, donde preparamos algunos aperitivos. Me contó sobre su trabajo, los últimos chismes de los vecinos. No escuché con atención porque algo ardía en mi mente y realmente quería deshacerme de eso.
"Quiero decir, ¿te imaginas? Pensé que no estaba escuchando bien y luego ella-…"
"Mamá…¿Puedo decirte algo?" La interrumpí y ella inmediatamente levantó la vista de sus aperitivos, sorprendida, sin pasar por alto el tono de mi voz.
"¿Qué pasa, cariño?" Preguntó preocupada cuando puse una expresión triste.
"Um...verás, yo..." ¡Vamos, Mimi! ¡Ahora o nunca! "Yo…me di cuenta de que la administración de empresas no era adecuada para mí."
Vi a mi madre dejar el cuchillo a un lado con cuidado y mirarme en estado de shock.
"Pero Mimi, ¿de qué estás hablando? ¿Ya no te gusta?"
"En realidad no." Admití tímidamente, tratando de evitar su mirada, que inmediatamente se volvió compasiva. "En realidad, nunca lo he disfrutado mucho."
"Oh, cariño…" dijo mi madre con pesar, acercándose a mí.
"Hay algo más." Dije, mirándola. Todo o nada. Si iba a confesar, también podría poner todas las cartas sobre la mesa.
Ella me miró con calma. Como si una avalancha estuviera a punto de caer sobre nosotras.
"Yo…perdí mi trabajo a tiempo parcial. Y mi departamento." Confesé, cubriéndome mentalmente. Ella se tapó la boca con la mano.
"¿Qué? ¡Mimi! ¿Desde cuándo? ¿Dónde…dónde vives ahora? Dios mío." Hizo un gesto con la mano y se paseó inquieta por la habitación, como si primero tuviera que comprender que su hija no tenía dinero y estaba desempleada.
"¡Es una catástrofe!"
"Yo no lo diría así." Dije encogiéndome de hombros. Se detuvo y lágrimas de arrepentimiento brotaron de sus ojos.
"Oh…oh, no, mamá. Por favor no llores. No es tan malo." Traté de tranquilizarla. "Estoy viviendo con Sora hasta que sepa lo que realmente quiero hacer..."
"¿No sabes lo que quieres hacer ahora?" Ella me miró horrorizada.
"No. No aún. Pero pensaré en otra cosa y hasta entonces buscaré un nuevo trabajo a tiempo parcial. En un bar o algo así. Se necesitan camareras en todas partes."
Mi madre rápidamente rompió a llorar, como si le hubiera revelado que necesitaba un riñón donado. Sabía que sería muy dramático, pero ¿esto...?
Ella me miró llena de compasión y trató de controlar sus lágrimas. No podía soportar que me mirara así. La había decepcionado. Estaba decepcionada. Y también decepcionaría a mi padre.
¡Maldición!
Este ha sido el peor año en mucho tiempo y ver la decepción en sus ojos y la forma en que me compadecía me rompió el corazón. Quizás fue un error tirarlo todo después de todo.
"Nos las arreglaremos de alguna manera," dijo finalmente, sollozando, y pude verla buscando en su mente una solución para su lamentable hija.
"Gracias," dije con frustración, dejando caer mis hombros.
"Mamá, yo…" quise decir, pero el timbre me interrumpió.
"Está bien, cariño. Hablaremos de ello más tarde. ¿Puedes por favor abrir la puerta?"
Bajé la cabeza mientras ella se limpiaba las lágrimas restantes de los ojos y se concentraba nuevamente en sus bocadillos.
"Sí."
Caminé por el pasillo hasta la puerta principal, pero el invitado-no-invitado simplemente no dejaba de tocar el timbre.
"¡Dios, sí, ya voy!" Grité molesta y abrí la puerta de golpe.
Dos hermosos ojos azules me miraron. Retrocedí brevemente – había olvidado por completo que vendría.
Esta vez no vestía ropa de motociclista, sino jeans negros, camisa blanca, bufanda y chaqueta negra. Sin embargo, su cabello rubio estaba desordenado nuevamente, aunque esta vez no llevaba casco, sino unos pequeños copos de nieve acumulados en su cabeza.
"Hola," dijo, apoyándose casualmente contra el marco de la puerta. "Pensé que esa era la dirección equivocada."
Lo miré con los ojos muy abiertos. Dios, ¿cómo puede lucir tan bien?
"Cierra la boca, parece que estás sufriendo un derrame cerebral." Dijo, levantando una ceja.
Parpadeé un par de veces y recuperé la compostura. ¡Maldito arrogante!
"¿Tenías que tocar el timbre con tanta frecuencia? No todo el mundo tiene que saber que estás aquí para molestarme." Me quejé y di un paso afuera para cerrar ligeramente la puerta detrás de mí. Él dio un paso atrás y me miró interrogativamente.
"Eres una molestia."
Puse los ojos en blanco. "¿Y la factura? Por eso estás aquí."
Me rodeé con mis brazos porque estaba empezando a sentir frío y esperé a que finalmente me diera el papel.
"Dios, eres impaciente," respondió se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta.
"¿Qué? ¿Pensaste que te invitaría a tomar un café?" Él no respondió, solo sostuvo el papel debajo de mi nariz sin hacer comentarios. Mis ojos se posaron inmediatamente en el total final que figura en un círculo a continuación. "¿400.000 yenes?" Grité horrorizada y lo miré. "¿Qué reparaste? ¿Una nave espacial?" Sacudí la cabeza negativamente. "¡De ninguna manera! ¡No voy a pagar por eso! No tengo tanto dinero."
Yamato me miró con recelo antes de que su mirada se dirigiera a la casa detrás de mí.
"¿Y se supone que debo creerte?"
Crucé los brazos sobre el pecho y lo miré desafiante. "No vivo aquí, en caso de que lo hayas olvidado. Y no tengo tanto dinero. Punto."
"No me importa de dónde saques el dinero," dijo con calma, como si nada pudiera desconcertarlo. "Pagas por el daño. Punto."
Apreté los puños y, como estaba tan enojada con este tipo, ni siquiera noté que la puerta se abría detrás de mí.
"Mimi, cariño…¿Quién es?"
Oh, no. Sorprendida, me di vuelta antes de que mi madre viniera a mi lado y mirara a Yamato de cerca. Una leve sonrisa apareció en sus labios.
Por favor. No. Preguntes.
¡No lo hagas!
"¿Es tu novio?"
Quería taparme la cara con la mano. Pero la forma en que sonrió y la forma en que lo miró indicaba que Yamato simplemente la había dejado impresionada desde el primer segundo. ¿Quién podría culparla? Se veía muy bien.
Ella me miró expectante.
Oh rayos, ¿por qué hizo eso? Hace unos minutos esas miradas lastimeras ¿y ahora esto? ¿Cómo podría tener la fuerza para decepcionarla otra vez? Eso finalmente acabaría con ella. Se inclinó hacia mí y se tapó la boca con la mano.
"Es realmente muy guapo. Buen partido, Mimi."
"Oh, um…no, está entendiendo mal. Yo soy..." Yamato comenzó a aclarar este asunto, pero rápidamente moví mi mano frente a su cara para silenciarlo.
"Sí...sí, es mi novio." Dije rápidamente y los ojos de mi madre comenzaron a brillar.
"¿Yo...soy tu novio?" Yamato preguntó confundido, frunciendo el ceño mientras yo saltaba hacia él y lo tomaba del brazo. Retrocedió un poco y me miró con recelo.
"Dios, Mimi. ¿Por qué no dijiste nada?" preguntó mi madre, claramente languideciendo.
"Sí, Mimi. ¿Por qué no dijiste nada?" Yamato remarcó, pero entrecerró los ojos.
Sonreí con incertidumbre. "Se…se suponía que iba a ser una sorpresa. Las cosas entre nosotros todavía están muy frescas."
"Se podría decir eso." Comentó Yamato y discretamente lo empujé con mi pierna.
"Pero honestamente, cariño. Podrías habérmelo dicho. ¿Por qué no haces pasar a tu novio? Tu padre definitivamente estará feliz de conocerlo. Ah, por cierto, soy Satoe." Mi madre le tendió la mano a Yamato y él la tomó vacilante.
"Yamato Ishida. Y realmente no tengo idea…"
"¿Por qué no nos conocimos antes? Estaremos encantados de tenerte aquí." Mi madre me guiñó un ojo y desapareció dentro de la casa. Yamato inmediatamente se soltó de mi alcance.
"¿Te has vuelto loca? ¿Tu novio?"
Gemí molesta. "¿Qué querías que hiciera? ¿Viste la forma en que ella me miró? ¿Y la forma en que te miró?
"¿Qué deberías haber hecho? ¿Quizás decirle que NO soy tu novio?" Estaba furioso.
¡Demonios! Eso era sólo una mentira piadosa, ¿no lo entendía?
"No tienes idea de en qué tipo de situación me encuentro ahora," traté de explicarle mi situación. "Esta es la peor Navidad de mi vida y simplemente no tengo el corazón para decepcionarla otra vez. Así que no actúes así y ven conmigo." Rápidamente lo agarré por la manga de su chaqueta y traté de arrastrarlo conmigo, pero fue inútil porque se quedó allí como una estatua y no se movió ni una pulgada.
"¿Estás loca? ¡De ninguna manera voy a entrar contigo!"
"¿Qué? ¿Pero por qué no?" respondí, al borde de la desesperación.
"¿Porque no te conozco en absoluto?" Yamato se inclinó ligeramente hacia adelante y me miró con seriedad como si fuera tonta.
"Entonces llegarás a conocerme."
"¡No me interesa!" respondió molesto y se giró para irse cuando yo, desafiante, golpeé el suelo con el pie y solté un pequeño grito de ira.
Estaba a punto de irse cuando lo llamé, haciendo todo lo posible.
"Yamato Ishida. ¡O finges ser mi novio esta tarde o no ves ni un centavo del dinero!"
Se detuvo abruptamente, y con lentitud se giró y me miró fijamente.
"¿Qué?"
"¡Has oído bien!"
"¿Has perdido completamente la cabeza ahora?"
Crucé los brazos sobre el pecho y lo miré desafiante para que viera lo seria que hablaba. Dio unos pasos hacia mí y se acercó amenazadoramente. Pero yo no retrocedí.
"¡Esto es una extorsión! ¡Y definitivamente no fingiré ser tu novio! ¡Puedes olvidarte de eso!" dijo enfáticamente. Por un momento estuve a punto de perderme en sus intensos ojos, pero luego me encogí de hombros.
"Entonces podrás llevarte la factura inmediatamente. No obtendrás nada de mí."
"Eso es…" Obviamente se quedó sin palabras. Y yo también. No tenía idea de que podía ser tan astuta.
"Oh vamos. No te matará pretender ser mi novio por una tarde. ¿Qué tiene de malo?"
Cuadró los hombros y cruzó los brazos sobre su amplio pecho.
"Realmente tienes algo de valor, ¿lo sabías?" Dijo con acidez.
Intenté poner una sonrisa inocente. No había un mejor plan en este momento. Decirle a mi madre que no tenía dinero, que no tenía trabajo y que no tenía novio estaba simplemente fuera de discusión. Todo ya era bastante malo tal como estaba.
"¿Por favor?" Canturreé, dándole mi mirada más dulce.
Yamato lo pensó, pero luego resopló y se pasó la mano por el cabello, estresado.
"No puedo creer que esté haciendo esto ahora mismo."
"¡Genial!" aplaudí antes de tomarlo de la mano y arrastrarlo detrás de mí.
"Gracias por hacer esto por mí."
"No estoy haciendo esto por ti."
"¿Qué? Bueno como sea. Después pagaré tu cuenta, ¡lo prometo! Ah, y sé amable con mi familia. Han pasado años desde que tuve novio y lo traje a casa."
"Oh, no puedo imaginar por qué." murmuró para sí mismo y puso los ojos en blanco, pero no me importó. Era guapo, inteligente y de mi edad. Y si mi madre quería que él fuera mi novio guapo y exitoso, eso es lo que sería.
