7. Y más crueles
Vocaloid no me pertenece
El resto de la tarde había pasado de manera tranquila para Len y para Rin.
Después del golpe sufrido por Len, ambos habían decidido descansar un poco, sobre todo para que Len dejara de sentirse mareado. Así que llegaron a sentarse a la banca de un parque que se encontraba cerca de aquella iglesia, a la mitad del camino a la mansión de los Vocaloids.
Len se encontraba recostado con Rin sobre él, recargando su cabeza en el barandal de la banca y acariciando suavemente la cabeza de su querida hermanita con ambas manos mientras esta pasaba sus manos por su espalda y le abrazaba con cariño, en cuanto Rin, ella solo sostenía con una mano el folder de doctor con la dieta para el embarazo, mientras su otra mano descansaba sobre el pecho de Len. Sus respiraciones eran calmadas y sus mentes se encontraban relativamente tranquilas, y ligeramente ubicadas en el mismo punto: en su futuro hijo o hija.
Por una parte, Len se concentraba en los recuerdos que le provocaban el moretón del golpe, que no solo simbolizaba el rechazo por parte del sacerdote y por lo tanto de la supuesta ley de Dios que ese hombre proclamaba, sino que también revivía el amargo recuerdo de la brutal manera en la que su propio padre, años atrás, había descargado su furia justamente sobre ese mismo espacio de su rostro, todo por culpa de un absurdo juego infantil que él y Rin habían inventado con tal de quitarse el aburrimiento.
Todo había ocurrido de una manera rápida y sin previo aviso: Su padre alcoholizado, Len corriendo alegre por las escaleras vestido como princesita para su juego de caballeros y princesas, y una reacción negativa al hecho de que Len se hubiera transformado en un travesti, le provocaron una furia bastante inusual en el mismo, por lo que termino azotando la cara de su pequeño hijo con su mano, provocándole más que un simple daño físico, sino mas un daño emocional que más tarde resentiría el joven, tanto en su curioso nivel mixto de aceptación a vestirse como mujer para los videos musicales, como en el temor por convertirse en un reflejo o en una copia de ese hombre que le cuido con tanto amor en sus primeros años, pero que cuyo cariño por él se desplomo cuando se atrevió a lastimarlo de esa manera.
¿Pero porque Len, con su personalidad tan responsable y pasiva, se preocupaba por convertirse en un papá golpeador? ¿No era un temor tonto o un miedo irracional?
Pues viéndolo desde su punto de vista, no tanto así.
Temía que en algún momento de descontrol, por un pequeño descuido, palabra u omisión de algún acto, pudiera llegar a lastimar a su futuro hijo, no necesariamente mediante golpes o daño físico, pero si con daño emocional o psicológico, o peor aún, no ser capaz de defenderlo del resto del mundo, quien lo consideraría por adelantado desde antes de su nacimiento, como un producto indeseado de una unión que no debería de ser.
Y lo peor de todo, es que no podía pedir consejo alguno o ayuda para tratar esa situación que le tenía agobiado. Pues aunque lo quisiera, no tenía a nadie que le entendiera en esa situación.
Los únicos que sabían de su pequeño secreto con Rin, eran: el médico, el cual parecía ser un hombre que al dedicarle demasiado tiempo a su carrera, había descuidado su vida amorosa, por lo cual quedaba muy en duda que tuviera esposa y mucho menos hijos, la otra persona, era el Maestro de los Vocaloids, pero Len tenía muy en duda que ese sujeto fuera capaz de mantener una relación estable con cualquier ser humano, a menos de que se le forzara, y el ultimo, era el sacerdote Thel que habían conocido en el verano y que había accedido a casarlos por la iglesia, pero con el sobrarían explicaciones.
Tampoco quedaba la posibilidad de contactar a su propio padre, pues primero tendría que explicarle que iba a ser el papá del hijo de su propia hermana, y de eso no tenía ni idea de cómo reaccionaría ese hombre.
Entonces, al menos por el momento, solo tenía a una persona, que al igual que en otros momentos, era la única persona que estaba seca de él, su querida hermana Rin. Después de Todo, ella iba a ser madre, no podía ser muy diferente a ser padre ¿o sí? Seguramente ella también tendría las mismas o hasta más preocupaciones, y este pensamiento tranquilizaba bastante a Len, pues sentía que no estaba completamente solo en la prueba que tendría que enfrentar.
Eso era lo mejor de tener a Rin siempre a su lado, que a ella le podía confiar cualquier cosa, pues se había convertido en su confidente.
—Rin— Le llamó suavemente mientras le seguía acariciando la cabeza, pero su hermana no le respondió —Rin,— Le volvió a llamar con cautela, previendo que se encontraría vagando en sus propios pensamientos, así que para llamar su atención, le sujeto de la nuca con cuidado y movió su cabeza de un lado para otro sin ninguna delicadeza, como intentando sacar una moneda solitaria de una alcancía.
— ¿Qué… que pasa Len?— Le preguntó un poco molesta sin siquiera voltearlo a ver, pues detestaba que le interrumpieran en el pleno trazo creativo como el que estaba desarrollando en ese momento, sobre todo de esa manera, que si bien desde antes ya detestaba, con las hormonas por el embarazo, lo que menos necesitaba era una sensación extra de mareo para revolver su estomago.
—Nada… solo estaba pensando…— Se tomó un par de segundos en reconsiderar su pregunta, pues sabía que Rin se había molestado por la forma relativamente violenta en la que había llamado su atención, y que tendría que sonar de la manera más sería posible para poder "diluir" la irritación, —Pensaba en el bebé—
—Si yo también estaba pensando en el— contesto ella tranquilizando su tono de voz y acomodándose más en el pecho de su hermano, sonriendo inconscientemente, pues lo que ella estaba pensando era al parecer más relajante que lo que Len tenía en mente, —Estaba pensando en cómo va a ser cuando nazca, bueno es obvio que va ser igual a nosotros— río por lo bajo mientras intentaba aclarar su punto —más bien si tendrá algún rasgo diferente, como el cabello de un tono más oscuro como el de mamá o los ojos como los de papá— nombró sin darse cuenta a ese sujeto con el cual Len estaba teniendo un dilema. Solo esperaba que su pequeño fruto de amor no se viera corrompida por cualquiera de las "cualidades negativas", por no llamarles defectos, que su padre podría heredarle y que esperaba, se hubieran saltado su generación— ¿Tu qué piensas?— Le preguntó, siendo ella quien ahora le sacaba de sus pensamientos a él.
—Siempre y cuando no se parezca mucho a nuestro padre, por mi está bien— musito calmadamente como conclusión. Sin duda esto llamó la atención de Rin de manera especial, pues según ella recordaba, el rencor a su progenitor había disminuido aunque fuera un poco con el pasar de los años. Esperó en silencio a que su hermano continuara.
— ¿Tu recuerdas como era papá?— preguntó el varón.
—Claro Len, lo vimos en la navidad antepasada, aunque solo fueron unas horas, pero se portó muy amable con nosotros, incluso recuerda que nos dio regalos— citó Rin la navidad que habían pasado en la casa de sus padres, y en la cual, tal y como lo había dicho Rin, su padre había tenido un comportamiento excepcional, algo así como si intentara recuperar o de ganarse, el amor de ambos de vuelta, y fue tanta la amabilidad recibida, que ambos consideraron por unos momentos, terminar con el secreto de su amor incestuoso y revelárselo a sus padres, pero decidieron posponer ese momento para cuando fuera estrictamente necesario. Momento el cual parecía estar acercándose.
—Me refiero antes de que se fuera la primera vez— La expresión de Rin cambio, pues sabía bien a donde se encaminaba esa conversación.
—Pues…— intentó hablar con honestidad —Yo realmente no lo recuerdo mucho, solo de cómo jugábamos en la sala de vez en cuando, realmente no sabría decir si era un buen padre o no— realmente no sabía bien que decir, pues la mayoría de los recuerdos que tenia los había reprimido o simplemente los había intentado justificar con las cientos de disculpas de su padre. — ¿Por qué preguntas?— Len se quedó serio durante unos segundos más antes de aclararse las ideas que iba a exponer a su hermana
—Me da un poco de miedo se padre, no sé si lo haré bien— Dijo sin ningún rodeo respirando un poco más de lo normal —Después de todo solo tengo malos recuerdos de mi propio padre y me da miedo terminar siendo un reflejo de él o peor que nuestro niño o niña se convierta en su reflejo— Comentó con bastante melancolía —Además de que ni siquiera sé nada bueno o nada concreto de la vida, no sabría que enseñarle y seguramente se avergonzaría de que su padre fuera un…—
—Len basta— Le interrumpió Rin en pleno monologo de autocritica —Deja de preocuparte por eso, ya te dije que serás un buen padre— Dijo Rin levantándose y quedando frente a él —Eres la persona más amable, agradable y responsable que existe en el mundo y cualquier niño querría ser tu hijo— "Eso fue una exageración" pensó Len al instante, pero entendía lo que significaba a la perfección —Le podrás enseñar muchas, como tener buenos modales, lo que es el autor respeto, nunca rendirte, ser amable con los demás, a nunca tomar venganza y como se un buen amigo— Rin siguió enumerando un sinfín de virtudes de su hermano que solo le provocaban una sonrisa muy sincera.
"Quizá la mejor enseñanza que le pueda dar, se mi ejemplo como ser humano" Pensó Len con mayor tranquilidad, de todos modos, si él era muy protector con Rin, hasta el punto de ser sobreprotector, no se podía esperar nada mas de su comportamiento con su hijo más que el de un padre que siempre procurara por su bien.
—Además, yo soy quien se debería preocupar por eso, pero estoy segura de que si me esfuerzo seré la mejor madre del mundo— Dijo animadamente a su gemelo mientras se estiraba sobre él.
Y fue en ese momento que Len se dio cuenta de cuál sería el verdadero problema con la crianza de la futura descendencia Kagamine. Rin sería la madre, Rin, la misma Rin que aplasta, tanto literal, como no literalmente a todos quienes de agotan la paciencia, la misma Rin quien no podía mantener a un mascota viva por más de seis meses, esa misma quien tenía que ser cuidada prácticamente como una niña o si no, según la creencia bien infundada de Len, podría terminar muriendo de hambre al no tener la capacidad propia cocinar cualquier cosa humanamente comestible.
—Aparte de eso, yo me preocupo de cosas más importantes— ¿Mas? Se cuestionó Len, —Yo estaba pensando en cual sería un buen nombre para el pequeño, en caso de que sea niño o niña—dijo Rin tornando su expresión a una de mayor seriedad.
—Rin no te preocupes— Rió un poco Len al ver cuál era el gran asunto de su hermana —Te aseguro que con el tiempo ya se nos ocurrirá un buen nombre que va a ser perfecto— se esforzó en decir algo que tranquilizara a su hermana, pero no lo logró.
—No seas tonto Len, como que "ya se nos ocurrirá"— respondió molesta, pues su hermano no consideraba ese como un gran problema, — ¿Que no entiendes que un nombre tiene que ser algo serio que elegir? ¿O acaso quieres que le demos un nombre al igual que como nuestros padres nos dieron los nuestros? Solo por el lugar lado del que estamos cuando nos hicieron el primer ultrasonido*— Rin comenzó a subir la voz mientras hablaba convencida de que un nombre era un tema del cual preocuparse.
—De acuerdo, ¿Qué nombres tienes?— preguntó interesado.
—No sé muy bien, pensaba que tenía que ser algo con emoción y significado, para que nuestro retoño este orgulloso de nosotros por darle ese nombre— dijo Rin con entusiasmo.
—Muy bien— dijo Len convencido — ¿Qué te parece? ¿Hiro?—
—No quiero tener un hijo que se llame Hiro— respondió secamente —Otro—
—Que te parece… Nagisa —
—Tampoco, me suena muy común, otro—
— ¿Ryou?—
—No me suena muy bien como para llamarle así todos los días, así que otro—
— ¿Usagi?—
—Len acaso quieres que se burlen de él cuando esté en la escuela o que— respondió irritada —Mejor piensa en algún nombre de otro país, quizá atines alguno de esos— dijo Rin mientras se giraba y quedaba recostada bocarriba sobre él.
—Un nombre de otro país…— No pensó mucho antes de decir —Dante—
No pasó mucho tiempo antes de que Rin se levantara y lo viera con una mirada asesina —Por favor Len, — y se volvió a recostar como antes.
—Está bien…— pensó un poco mas —Dimitri—
—No creo que pueda tener un hijo que se llame Dimitri— Le respondió tajante.
—Bueno, bueno, ¿qué tal…— hizo un último esfuerzo por pensar en un nombre de un país lejano que fuera raro y desconocido —Arthas?—
Rin se quedó callada unos instantes antes de levantarse y dar un pequeño golpe con el puño en la frente de Len
— ¿En que estas pensando?— Le respondió enojada, pues parecía que Len se los estaba tomando en juego —Eres pésimo para los nombres— Le dijo sentándose en la banca, pues comenzaba a marearse de estar tanto tiempo acostada, dejando el folder a un lado de ella.
—De acuerdo, que tal si mejor buscamos un nombre que haya estado en la familia desde hace algunas generaciones, de la línea de sucesión de nuestro bisabuelo, ¿Te parece?— Se le ocurrió de repente a Len, pues su bisabuelo había llegado a ese país desde tierras lejanas hacía ya mucho tiempo, trayendo consigo una larga línea genética de Euro—Asia, y seguramente en esa línea se encontraba algún nombre digno de las complacencias de Rin.
—Sí, supongo que no puede haber nombres tan malos en nuestra historia familiar— comentó a la vez que el malestar seguía aumentando provocando que comenzara a parpadear para intentar disminuir el mareo, —Eso, o podemos pedirle algún consejo a alguno de nuestros amigos— dijo débilmente mientras seguía intentando controlar el mareo.
Len pensó durante unos segundos en lo que acababa de decir su hermana —Primero tendríamos que ver como reaccionaran ante la noticia— habló con razonamiento —Aunque no creo que lo tomen tan mal, después de todo, algunos de ellos ya sospechaban lo nuestro desde hace un tiempo, solo tendríamos que intentarlo— pensó en voz alta ante una idea que tenía desde hace un tiempo, de que alrededor de su relación hubieran dejado rastros los suficientemente notables como para que sus compañeros tuvieran sospecha bien infundadas de su incesto.
Pero Rin seguía sin contestar nada, solo lo quedó a Len levantarse y sentarse a su lado para ver que le ocurría.
—Oye, ¿te sientes bien?— le pregunto mientras notaba su repentina palidez así el hecho de que su respiración se había alterado.
—Si estoy bien— le contesto abrazando su propio vientre en señal de malestar.
—Si te sientes mal te puedo llevar al hospital a que te revisen— le propuso su hermano tomándole de la mano y acariciando su vientre también.
—No hay problema— le tranquilizó —Solo siento un poco de malestar, además de que casi no comí nada en la hora del almuerzo y siento un poco de hambre— pero solo recibió una mirada de desaprobación.
—Rin, estas embarazada, por Dios santo, tienes que comer bien, no solo por ti, sino también por el bebé— le recriminó bastante molesto. Primero el incidente con el puro del Maestro y luego esto.
—Lo que pasa es que cada vez que como algo me siento bastante asqueada y no puedo evitar sentir deseos de vomitar, además de que ya nuca hay nada de comer que se me antoje en la casa— le compartió su sentir, temiendo por otra represaría, pues ella siempre se comportaba muy especial con respecto a sus gustos por la comida, pero con el embarazo, la cosa había empeorado, pues ni siquiera podía probar el atún sin sentí sus tripas revolverse, lo cual era especialmente malo cuando Luka cocinaba.
Pero Len no se sentía con el derecho a recriminarle por sus problemas hormonales, pues ya sentía que le debía bastante a su gemela por cargar a su futuro bebé en su vientre, y tenía que tener especial comprensión en ese asunto, —Bueno, si no te gusta lo que hay en la casa, que tal si vamos a buscar algún restaurante en donde sirvan algo que te antoje— propuso de manera constructiva.
—De acuerdo— Respondió Rin entusiasmada, —Vamos a pasear un poco más y veremos si en el camino encuentro un restaurante que me guste— y después de proponer esto, dio un pequeño saltito desde la banca al suelo, y apenas sus dos pies tocaron el suelo, sintió como estaba a punto de caerse.
— ¡Rin cuidado!— Len se levanto con rapidez y la sostuvo del hombro y la cadera para evitar que se cayera.
—Gracias— Tartamudeo un poco al agradecerle, y después soltó el agarre de su cadera y de su hombro y lo redujo a un simple apretón de manos, con el cual ambos empezaron a caminar a la salida del parque.
El resto del paseo fue algo incómodo para el sentir de Rin, quien no podía dejar de sostenerse de Len cada vez que los mareos regresaban y le hacían perder el equilibrio, no se esperaba que fuera tan difícil estar embarazada. Así que en lugar de extender el paseo, decidió recortar el camino y visitar un restaurante que quedaba cerca de la casa en la que habitaban.
Eran un restaurante de un estilo ligeramente elegante, y con un ligero toque moderno producido de una unión entre el estilo americano y el europeo, traído a ese país durante los noventas, siendo un local con un ambiente bastante familiar, y en donde se servían platillos tanto nacionales como extranjeros.
Len y Rin entraron por la puerta principal y llegaron hasta un espacio en donde una chica de cabello color plata y ojos rojizos estaba parada esperando a recibir a los clientes.
— ¡Len, Rin! ¡Mucho gusto de verlos!— Les saludo la chica.
—Muchos gusto Haku— Le saludo Rin devuelta a su amiga.
—Hola Haku, ¿Cómo estás?— le preguntó Len a manera de cortesía.
—Me encuentro muy bien, me alegro bastante de verlos, hace mucho tiempo que ya no venían por aquí, — dijo mientras comenzaba a caminar al interior del restaurante — ¿Quieren una mesa para dos?— preguntó con amabilidad mientras los guiaba al interior del restaurante.
Len dio una mirada de consulta a su hermana, y esta sintió a manera de aprobación —Esta bien, será mesa para dos— contesto a la vez que extendía su brazo a Rin para que se tomara de este como todo un caballero y caminar tras de la alvina hasta su mesa.
—De acuerdo, aquí esta, mesa para los hermanos mas inseparables del mundo— bromeó mientras les indicaba a ambos un espacio para poder comer, —De verdad me parece curioso que siempre estén juntos, y que después de tantos años sigan compartiendo tantas cosas— termino de expresarles con una sonrisa a la vez que ambos se sentaban, sin saber que su oración les había causado curiosidad a ambos.
"¿Cuantas otras parejas de gemelos en el mundo podrían decir han compartido tanto como ellos dos?" pensaron ambos, curiosamente al mismo tiempo, pues dudaban bastante que cualquier otra pareja pudiera presumir que compartían algo tan especial como lo era un hijo. De cierta manera, y aunque sonara muy autocomplaciente, eso los hacía especiales.
—De acuerdo, en unos momentos los atenderán, nos vemos— y después de decir esto, la chica alvina regreso caminando hasta el lugar en donde se encontraba antes, para recibir a los clientes de si local, con tanta simpleza como si hubiera estado hablando sola, algo un poco característico de ella.
En el restaurante había bastante más gente que ellos dos, había entre las mesas traseras, un grupo de hombres de negocios locales discutiendo de cosas importantes, sujetos solitarios que se iban a comer solos después de un agotador día de trabajo, parejas disfrutando de una velada temprana a la luz de ocaso, y familias enteras que iban a pasar un tiempo de calidad juntos entre padres e hijos. Y fue esta última escena la que conmovió a Len, una familia de 5 personas, una madre, un padre, dos hijas y un pequeño bebé que no dejaba de llorar, mientras su padre lo intentaba tranquilizar meciéndolo en sus brazos, sin preocuparse si su comida se enfriaba o si el niño babeaba su camisa. Sin duda eso sería lo mínimo que él tendría que hacer como padre. Aunque al voltear a ver a Rin, esta tuviera, no una expresión de consternación ni preocupación, sino una de alegría al ver a ese pequeño niño llorar, para ella el ser madre y poder sostener a su pequeño de esa manera se estaba volviendo toda una realidad futura, y aunque no podía evitar sentir un miedo similar al que tenía su hermano, prefería tomar todo desde el punto positivo del asunto, porque al fin y al cabo, a toda mujer le llega el momento de desear se madre, y en el caso de Rin, este momento había comenzado a golpear su vida con fuerza.
—Oye Rin— Len llamó la atención de su hermana —Mejor deja de ver a ese bebé o van a creer que te lo quieres robar— le dijo con cautela a la vez que notaba que aquel hombre se comenzaba a sentir incomodo por la mirada de la chica.
—Bien, bien, ya entendí— se molestó Rin mientras se acomodar en su asiento volteando a ver directamente a su hermano, —Pues no hay tiempo que perder, ¡pide algo que muero de hambre!— le exigió con la misma molestia.
—Me agradaría pero no se ha acercado alguien a tomar nuestra orden— volteo a ver alrededor para buscar a algún mesero o mesera que los atendiera, pero todos estaban ocupados con los otros clientes.
—¡Mira Len, es Neru!— Rin señaló a una chica rubia vestida de mesera con una larga cola de caballo del lado derecho de su cabeza que estaba sentada en una mesa cerca de la cocina del restaurante, y que curiosamente, estaba mirando en dirección contraria a donde estaban los Kagamine mientras utilizaba su celular —¡Oye Neru, puedes venir a atendernos!— le imperó Rin —¡Neru¡— le siguió gritando como si siguieran en el colegio durante la hora del receso, llamando la atención de todos en el restaurante, excepto de su ex compañera.
—Oye rubia, creo que te están hablando— le dijo un peliblanco de ojos rojos que fácilmente podría confundirse como el mellizo de Haku, y que estaba usando una laptop en la misma mesa que ella, hablando con un tono bastante perezoso y molesto.
—Cállate Dell, no quiero atender a ninguno de esos dos, ni mucho menos a Rin— Le susurro Neru con la mirada aun pérdida en el celular y mirando al otro lado.
—Y créeme que yo no quiero hacer que Haku se enoje conmigo, pero si no dejas tus estupideces de lado, no me quedara otra más que despedirte ahora mismo— le amenazó desviando un poco su mirada de la maquina a los de la joven Neru, provocándole una reacción instantánea. No era buena idea hacer enojar a Dell.
—De acuerdo, ya voy, pero no me despidas— dijo apresuradamente mientras se paraba y tomaba una pequeña libreta para ir a anotar las órdenes de sus "amigos" a la vez que guardaba el celular en el bolsillo de su falda.
—Hola Neru, ¿Cómo estás?— le preguntó Rin animadamente, recibiendo una mirada extrañada tanto de Len como de la misma Neru.
—Muy bien, solo trabajando para mantenerme y de una vez para pagar mis estudios— Respondió fingiendo alegría —Ya ven, que no todos tienen la fortuna de ser ídolos pop a los cuales les pagan todo— intentó remarcar que se refería a ellos dos al momento de decir eso, pero solo Len se ofendió realmente por eso, mientras que Rin simplemente lo ignoró, aunque esta fue la conclusión a la que su hermano llegó, pues era imposible que no lo hubiera entendido.
—Sí, de verdad que Miku es suertuda— comentó con una simple gracia Rin, como si de verdad no entendiera, —Pero bueno, mejor nos olvidamos de ella y preparémonos para comer algo, ¿Tu qué quieres Len?— y sin olvidar su entusiasmo, la joven Kagamine se liberó del tema tan rápido como empezó.
—No estoy seguro, mejor pide tu primero— le alentó Len sin dejar de mirar a Neru de marea defensiva, como si tuviera que esperar alguna agresión de su parte.
—De acuerdo, si es lo que quieres, — Rin permaneció un momento pensando en lo que su estomago le pedía —¿Cual es el platillo del día de hoy?— preguntó colocando su dedo sobre su labio inferior.
—Bueno, en la mañana Dell compró carne de ballena, así que ese es como el platillo de hoy, además hay también…—
—Me gustaría un poco de carne de ballena— le interrumpió. Len solo dio una mirada de disgusto, pues a él no le gustaba la carne de ballena, y según recordaba Rin incluso vomitó la primera vez que la probo, "hormonas de embarazo" supuso.
—De acuerdo— Neru sacó su libreta junto con una pluma y comenzó a escribir — ¿Que es lo que quieres?— preguntó deseando poder escribir la orden con el teclado de su teléfono, porque al menos así sería más fácil.
—De acuerdo, entonces van a ser: dos hamburguesas de carne de ballena, un orden grande de papas fritas, una ensalada grande, y dos bebidas de naranja— ordenó con mucho gusto todo lo que deseaba, sin necesidad de preocuparse por el dinero —¿Y tú qué vas a querer Len? Preguntó con la simplicidad con la que le gustaba expresarse.
— ¿Creí que habías ordenado por mi?— preguntó extrañado Len, aunque a la vez aliviado, pues no quería probar la horrorosa carne de mamífero acuático. Rin únicamente negó con la cabeza, —Pero si pediste comida para dos personas, ¿o porque pediste dos hamburguesas?— aunque después de preguntar imaginó al instante la respuesta, suponiendo que no podía sr otra cosa, y no tardaría en arrepentirse de haber preguntado eso.
—Muy simple Len, una para mi, y una para el bebé, que también le está dando hambre— esa era la respuesta que Len suponía, y claro, la que Neru no esperaba.
— ¡Rin!— Le llamó Len enojado y acercándose a su oído —No digas ese tipo de cosas frente a…— señaló con la cabeza a Neru, quien más quien literalmente había dejado caer su mandíbula de la impresión.
¿Había escuchado bien? ¿Be… bebé?
—Len no te preocupes— le dijo también al odio— Neru es mi amiga desde los catorce, y le tengo la confianza suficiente para que ella sea la primera en saber de esto— le explicó —Además de que tu dijiste que primero tendríamos que intentar para ver si daba resultado decir a los demás— Len intentó replicarle algo pero Rin le calló al instante —Además de que ella nos podría ayudar a decirle a los demás acerca de eso—
Sin duda esa era una de las mejores escusas, pues si bien, Len no tenía mucha empatía con Neru, hasta el punto en el que la consideraba mas como "la amiga de su hermana" que como su propia "amiga" debía de reconocer que la chica tenía carácter para defender a los que le importaban además de ser bastante fiel a los que no eran sus enemigos.
—De acuerdo— dijo un poco más convencido el chico —A mi tráeme lo mismo que a Rin, pero solo la mitad— pido con calma y volvió a su lugar.
Neru tardo un par en salir de su trance, luego simplemente se fue caminando a pedir las órdenes a la cocina, sin decir ni una sola palabra, sin pensar en nada más, sin considerar nada mas, solo recordando las ordenes.
Les llevó la comida sin mirarlos a los ojos, casi dejando caer los platos en la mesa, y luego se regreso al lugar en donde estaba sentada al lado de Dell, al cual le pareció bastante extraño que Neru ni siquiera contestaba su celular al momento de que el tono de mensajes sonara, solo porque estaba demasiado sumergida en sus pensamientos. Mientras tanto Len y Rin habían estado discutiendo de cosas sin mucha importancia, nada con real relevancia con el bebé o con situación familiar en la casa de los Vocaloids.
Los gemelos comieron con calma y tranquilidad, sin atragantarse y sin ningún problema de asco, lo cual fue especialmente bueno para Rin, pues finalmente pudo consumir algo sin tener que regresarlo unos segundos después, aunque después de terminar su comida en tiempo casi record, no dudo en pedirle a Len sus sobras por culpa del hambre.
Extrañamente, durante la comida de la pareja de los Kagamine, Neru había llegado a convencerse a sí misma que la idea que le había dado Rin con aquella frase había sido producto mero de su imaginación, como un malentendido con lo que había escuchado, o algo que simplemente no había ni siquiera pasado, y que más bien, su mismo estrés por el trabajo y por volver a verse con Rin le había hecho pensar en aquello. Simplemente utilizó algo de supuesta lógica, con la cual el hecho de que Rin fuera madre era lago simplemente ridículo, por no decir ilógico o imposible. Así de simple, Rin no podía ser madre, ni mucho menos si Len era el padre. Pensó todo aquello de manera simple, ignorando por sobre todo el que ella ya suponía conocer de la relación incestuosa de sus amigos desde hacía más de un año.
Pero claro, cuando estaba a punto de acercarse hasta ellos dos para darles cuenta por la comida, no pudo evitar escuchar algo que destruyo su muro de auto convencimiento.
—…Te digo Len, que ese es un pésimo nombre, — Le reclamaba Rin con molestia a su hermano.
—Y tú que sabes si al bebé le gustará o no su nombre ¿He?— Oh no, de nuevo esa palabra llegó hasta los oídos de Neru, provocando que se detuviera al instante.
—Y tú como sabes si no nos odiará como padres por darle un nombre tan feo ¿He?— y de nuevo seguía la discusión, que parecía imposible para Neru que se estuviera realizando de manera tan tranquila.
Si bien, desde que conoció a Rin, siempre le había parecido una chica en extremo inusual, desprevenida, descuidada, alocada, irresponsable, intrépida, por no decir que encontraba problemas en donde otros jamás los buscaría, y que su modo de pensamiento podía llegara a ser incluso descarado, algo que Neru siempre notó, es que ella jamás se arrepentía de las cosas, y que si se decidía por algo, lo hacía, esa era la determinación que la caracterizaba, y aun cuando ella se enteró de una mala manera acerca del incesto, Rin jamás se retracto de su decisión, aun cuando corrió el riesgo de que su amiga le traicionara y le contara a los demás acerca de eso, o de que fuera rechazada por esta por el resto de su vida, ella jamás se retracto. Y al final, Neru tuvo que tolerar la decisión de su amiga, sin importar que tan dolorosa o inmoral le pareciera esta.
—Oye Neru, ¿se te ocurre algún nombre?— preguntó Rin sacándola de su momento de reflexión —No te preocupes con que sea bueno o no, cualquier nombre que se te ocurra ahora será mejor que cualquiera en el que Len pueda pensar— dijo solo con tal de molestar a su hermano, aunque de verdad le interesaba saber de un buen nombre para su hijo.
Akita Neru lo pensó durante unos instantes más. Una cosa era decidir tener una vida incestuosa con su hermano, tratarlo como si fuera su novio, he incluso planear una vida a su lado. ¡Pero ser madre de un producto del incesto y aparte hablar de eso como si fuera lo más normal del mundo el estar preñada de tu hermano! ¡Era la gota que derramaba el vaso de la inmoralidad! Y ella no podía quedarse con los brazos cruzados ante ese nivel de cinismo.
—Que te parece si le pones— habló la rubia mayor sin siquiera pensarlo bien —Objeto pecaminoso, porque eso es lo que es— les ofendió con toda la intención posible.
Ahora sí que Len se había exaltado, pues no se esperaba que les dijera algo de ese calibre, solo esperaba que anduviera en broma, o de otra manera no sabría lo que haría.
—No seas tonta Neru, como se te ocurre eso, ni siquiera es un nombre real— al parecer Rin aun seguía considerando realmente que fuera una broma.
— ¿Por qué no ponerle así? Si es la única manera en la que se le podría decir a ese asqueroso resultado del incesto— estaba tocando un nervio con todas esas palabras —y no preocupes porque los odie solo por el nombre, me imagino que los odiaría por adelantado de saber que sus padre son un par de pecadores que lo condenaron a vivir como resultado de asqueroso crimen pasional— Len estaba a punto de reaccionar violentamente si la rubia no se detenía en ese momento —Aunque diría que ese sería la menor de sus preocupaciones, pues para su situación, me sorprendería si naciera siendo algo más que un deforme engendro de circo— esta vez no se preocupó por medir sus palabras, aun cuando su conciencia le dijo que no jugara con eso, otra parte de ella le dijo que eso era justamente lo que se merecían que les dijeran a Len y Rin.
Y claro, una ley de la vida que infringe en todos es que no puedes hacer enojar al toro sin recibir los cuernos. Len se levantó al instante de su asiento, y durante unos momentos decidió olvidarse de todas las reglas de caballerosidad que conocía. ¿Y que si su futuro hijo o hija era un producto del incesto consensuado? ¿Solo por eso era menos humano? ¿Solo por eso tendría menos derechos? ¿Solo por eso no podría amar? ¿Solo por eso sería menos bello que los demás? Esos pensamientos inundaron lamente de Len después de lo que dijo Akita, se esperaba algo que no fuera positivo, pero lo que había dicho iba mas encaminado al odio, odio del cual estaba más que dispuesto a proteger a su futuro bebé, aun antes de que naciera.
Pero antes de que pudiera siquiera moverse de la silla en la que estaba o siquiera empujar la mesa redonda frente a la que se sentó, Rin ya se le había adelantado, parándose con rapidez y tirando un buen puñetazo a la cara de Neru. Ni siquiera el golpe del sacerdote a la cara de Len tuvo tanta carga de ira como aquel.
El golpe fue tan fuerte que Neru no pudo mantener y equilibrio cayó con fuerza en el suelo sin detenerse con nada. Y tal y como era de esperar, la atención de todos desvió de sus comunes pláticas y comidas y se centro en la rubia en el suelo.
— ¡No te vuelvas a referir a mi bebé de esa manera!— le gritó con fuerza desde arriba, y apunto de gritar alguna otra cosa, Len le tomó de la mano y evitó que gritara alguna tontería, pues si bien no eran tan populares entre el sector de personas que estaban en el restaurante en ese momento, el sabía que alguna persona entre la multitud podría reconocerlos o cuando menos sospechar quienes eran, y no les convenía nada que la gente se enterara de esa manera.
—Vámonos de aquí Rin— le susurro en el oído y jalándole de la mano, Rin únicamente asintió y comenzó a caminar a la salida, pasando al lado de la chica y dirigiéndole un última mirada asesina a esta.
— ¿Chicos que fue lo que pasó?— Preguntó Haku mientras se acercaba corriendo hasta ellos dos, asustada por el ruido y por los gritos de unos momentos atrás.
—No pasa nada— le dijo Len con tranquilidad mientras sacaba su cartera y de esta algunos cuantos billetes que suponían serían más que suficientes para pagar la cuenta, —Toma, esto será suficiente— le pasó el dinero con rapidez —Lamentamos las molestias— y rápidamente, los dos salieron del restaurante sin voltear a ver a nadie más dejando a Haku confundida, volteando a ver a del, quien únicamente levanto los hombros dando a entender que el tampoco había entendido lo que había pasado. Y Neru, ella solo comenzaba a darse cuenta de lo que había dicho, y mantenía la mirada en el suelo por eso.
Comenzaba a arrepentirse.
Ambos entraron con pesadez a la casa en donde habitaban, Rin se sentía especialmente cansada y hasta mareada, aunque no tanto como antes, pues la comida le había ayudado bastante. Len en cambio se sentía emocionalmente cansado y nada más. Por una parte, el día había tenido una de las mejores alegrías de su vida, el haber visto a su hijo por primera vez en su vida, en una fase de desarrollo tan temprana, tan pequeño, y frágil, le había a él y a Rin, una alegría imposible de describir con simples palabras escritas. Pero lo ocurrido con el Maestro horas más tempranas, el golpe del sacerdote, y la traición de Neru, según Rin, eran las cosas que le habían traído una gran carga al resto del día.
Dejémoslo en que para ellos dos, el día había sido, neutral, con una gran alegría, pero también con una gran cantidad de conmoción, angustia, ira, temor y preocupación. Si, un día neutral. Y solo esperaban los dos, que el resto de la noche nada malo ocurriera.
Al pasar por la puerta de entrada, hecha de madera dura y pesada, Len dejo que el viento la cerrara por él, caminaron por el pasillo de la entrada pintado de color verde claro y llegaron hasta la sala de estar, del mismo color que el pasillo, pasando antes la puerta que llevaba a la cocina.
La sala era grande, como el resto de la casa, decorado de un estilo ultramoderno, y con un teatro en casa de una televisión gigante enfrente de varios sillones de color ónix, y con una mesa de centro con cobertura de cristal fino transparente. Claro, solo lo mejor para los Vocaloids, o mejor dicho para Miku, pues era un hecho para todos los habitantes, que eran sus ventas de discos y de boletos para conciertos lo que mantenía funcionando Vocaloid, a la casa y de hecho también a la compañía del mismo nombre.
Len se tiró sobre el sillón más grande, estirándose sobre este y cerrando los ojos para tranquilizarse un poco, mientras que Rin, ella solo dejó el folder del doctor, con la dieta del embarazo sobre la mesa de cristal, y luego se arrojo sobre su hermano, sacándole todo el aire de los pulmones al caer.
—Lo siento— se disculpó la rubia, se movía un poco ara no ahogar a su hermano.
—No importa, estoy bien— le sonrió Len a la vez que respiraba con dificultad, pero al logró tranquilizarse.
— ¿Estas cansado?— le pregunto Rin mientras jugaba con su pequeña colita de caballo.
—Solo un poco— le contesto volviendo a cerrar los ojos —Solo quiero irme a la cama— abrazó con fuerza a su querida hermana, besándole tiernamente la frente —aunque desde hace mucho que ya no hacemos más que dormir en la cama— le susurró al oído —quizá podríamos hacer algo mas esta noche ¿no?—
—Claro que si, recuerda que fue recomendación del médico— Rin entendió el doble sentido al instante, y decidió seguirlo con gusto, así podrían tener su momento agradable aunque fuera al final del día.
Ambos acercaron sus labios con relativa lentitud y los unieron en un beso pasional y cálido, manteniendo sus manos en donde mismo, pues ya habían aprendido a no calentarse mucho en lugares inapropiado como en el sofá de la sala.
—Hola chicos— sonó una voz detrás de ellos, provocando que casi por instinto se separaran y se quedaran únicamente abrazados como un par de hermanos muy unidos no incestuosos harían.
Una chica vestida con una falda roja así como una playera corta que mostraba su ombligo, se pasaba entre los sillones al que estaba al lado del de ambos, mirándolos con picardía, a la vez que tomaba asiento en un sillón individual.
—Hola Meiko— le saludo Rin mientras Len solo le ondeaba la mano por sobre la cabeza de su hermana.
—Lamento mucho haberles interrumpido en su momento de fraternidad…— comenzó a decir de nuevo con un leve tono de insinuación, usado comúnmente por ella cuando los gemelos se unían tanto, y que estaba a punto de ser respondido de manera simultánea por los dos con una clásico y sobre usado "¿Acaso crees que hacemos incesto?" Dicho con tono de ofensa, para poder despejar cualquier sospecha de su pecado, pero Meiko no les dejo responder —Pero el Maestro nos ha llamado a todos los Vocaloids a junta en el salón de reuniones y pues, solo los esperábamos a ustedes—
Los gemelos cerraron sus ojosa manera de desagrado, detestaban esas estúpidas juntas, solo constaban en ver al idiota del Maestro hablando de incoherencias de cómo sacar más dinero y de cómo Miku era más famosa que todos los demás durante un par de horas, mientras todos inhalaban el humo del puro que fumaba, que si tenían suerte, sería de tabaco. Definitivamente, no era la mejor de las maneras de terminar un día malo.
—Meiko, estamos cansados los dos, dile al maestro que puede informarnos de lo ocurrido en la junta mañana por la mañana— dijo Rin todavía con los ojos cerrados —Además, no creo que seamos indispensables, seguramente solo hablará de Miku, Miku y mas Miku, como siempre, y luego contará una de sus aburridas anécdotas de su infancia en un idioma que nadie entiende— comenzó a quejarse de todas las tonterías que hacía el Maestro —Y si dice algo de nosotros solo será algo corto y sin importancia, no vale la pena que nos desvelemos con eso— siguió con los ojos cerrados mientras se quejaba. Pasaron unos segundos más sin que Meiko dijera ni una sola palabra, cosa que le extraño ligeramente a ambos gemelos.
—Rin…— habló la chica castaña, Rin abrió los ojos para observar la mesita frente a la que estaba y notar que el folder con la dieta que el médico había trazado para ellos dos no se encontraba donde ella lo había dejado.
Y al voltear a ver a su amiga, sus dudas de la localización de folder se aclararon, por desgracia.
— ¡¿Estas embarazada?— Gritó Meiko conmocionada por recién haberse enterado de la noticia, tras leer en el papel de la dieta, que tenía escrito de manera explícita el nombre de la rubia junto con las instrucciones de la alimentación para cada uno de los siguientes meses, y por si eso fuera poco, el papel incluía también un apartado escrito especialmente con instrucciones para Len, nombrándolo a él como el padre. Con tan solo leer el titulo "Dieta para el periodo de gestación" Meiko se habría hecho sus propias conclusiones, el resto del papel le indicaba que todas sus sospechas sobre incesto eran más reales de lo que su sanidad le había permitido imaginar.
Se hizo el silencio incomodo en la sala, Rin mirando fijamente el folder, evitando mirar a Meiko directamente a los ojos, pues con solo una mirada esta sabría que lo que estaba escrito en ese folder era la completa verdad, mientras que Len, solo se preguntaba porque su hermana había sido tan descuidad como para dejar ese folder a la vista de todos, en una casa donde la mayoría se habían acostumbrado a no tener secretos entre ellos.
Len estaba a punto de "generar" alguna clase de excusa que fuera lo más creíble posible, pues no podía perder nada intentándolo, pero antes de que pudiera hablar, unos pasos de niño sonaron de las escaleras que daban al segundo piso de la casa.
—El Maestro les pide a todos que se presenten en la sala de juntas de inmediato— gritó un pequeño peli blanco, vestido con una piyama blanca con gatitos de distintos colores marcados.
—Claro Piko, en un momento vamos todos— le contestó Len levantándose y quitándole el folder de las manos a Meiko, quien se había distraído por la intervención del pequeño, regresándoselo a las manos de su prometida.
—El Maestro dijo de inmediato, no en un momento— contesto Piko tratando de endurecer su voz infantil, como si fuera el sirviente del Maestro.
Len decidió mejor no hacerse de rogar con el pequeño, y con un movimiento de la cabeza le señalo a Rin que le siguiera al tercer piso en donde estaba la sala de juntas. Al llegar hasta las escaleras, Piko se movió, dejándoles pasar a ambos, no sin antes darle una mirada sin ninguna expresión facial directamente al vientre de Rin, para notar si había cambiado en algo desde la última que lo había visto, y por supuesto, la rubia no pudo evitar sentirse incomoda por esa mirada tan examinaría sobre ella. Len, ignorando esto, solo abrazó a Rin por la cadera y la guio por la subida de las escaleras.
— ¿Vienes Meiko?— Preguntó retóricamente Piko, con el mismo tono de fuerza en la voz.
—Ya voy enano— le respondió molesta, pasando a su lado, soltándole un pequeño golpe en la parte de arriba de la cabeza, a provocándole un pequeño chichón al niño, junto con unas pequeñas lagrimas de sus ojos verde y azul.
Los pasillos de esa casa eran bastante extensos, muchas veces lo inquilinos de ese lugar, se preguntaban cuanto habría costado la construcción un lugar como ese, aunque según les habían dicho los directivos de la empresa, la casa era del mismo Maestro y solo se la habían pedido para el alojamiento de todas las estrellas Vocaloids, aunque eso no explicaba porque ese lugar tenía tanta seguridad como la de una prisión, además de una construcción ideal para evitar que alguien no deseado saliera, o entrara.
Una vez llegando hasta la puerta de la sala de juntas, los gemelos se mantuvieron quietos mientras se preparaban a no caerse dormidos al entrar. Respiraron hondo y entre los dos abrieron la puerta, encontrándose con la mirada repentina de todos sus compañeros de trabajo, los demás Vocaloids.
Casi todos estaban en esa sala, sentados alrededor de una larga mesa rectangular, Kaito, Miku, Gumi, Gakupo, Kiyoteru, Yuki, Gachapoid, Yuma, Mizki, Miki, lily, Iroha, y detrás de ellos dos, entraron Meiko y Piko. Todos los Vocaloids que residían en Japón, a excepción de Luka, se encontraban en ese lugar.
Y extrañamente y como había pasado con Piko unos momentos atrás, Rin sintió que todos le miraban con fijación, como observando si algo había cambiado. "¿Estará más gorda?" se imaginó Rin que todos se preguntaban al voltear a verla.
— ¡Vaya, al fin llegaron todos, tomen asiento!— Gritó con fuerza el Maestro al ver a los Kagamine, Sakine y Utatane entrar, sosteniendo un enorme puro con la mano derecha siendo obedecido por los recién llegados.
—De hecho falta Luka señor, creo que se fue de viaje a…— le respondió Piko mientras se sentaba al lado de este.
—Ya sé donde esta Luka— Le contesto con frialdad a la vez que apagaba su puro en un cenicero que tenía a su lado. Para Len y Rin, el que apagara si gran cigarrillo fue un alivio, aunque ningún otro de los presentes se percató de esto, a excepción de Meiko, quien con aquella acción, le había dado a deducir que el Maestro también conocía del asunto del embarazo, pues si ese sujeto estaba fumando, no apagaría su puro ni aunque se fuera a dormir, siempre se los tenía que acabar.
—Para que nos ha llamado Maestro, ¿Es algo de alguna nueva canción?— preguntó Miku con entusiasmo, del cual solo pocas veces carecía.
—Lo lamento mucho Miku, pero esta vez no hablaremos de eso, — le contesto con una amabilidad exclusiva de sus platicas con la peli verde.
—Entonces para que nos ha llamado— le exigió saber Kiyoteru con bastante molestia.
— ¡Te puedes callar!— le contradijo el Maestro enojado —No tienes precisamente la voz de un tenor y créeme que es una tortura escucharte con el dolor en la cabeza que tengo— contesto con aun mas enojo, fue en ese momento que todos los presentes prefirieron prestarle atención a ese viejo.
Se sentó en su silla grande de oficina, se acomodo su traje plateado de seda que solo sería usado en una ocasión por él, y después de eso, se dispuso a encender un gran y regordete puro que había sacado de su saco, pero se detuvo al momento de encender un fosforo al dar una mirada a Rin y a Len quienes seguían esperando a que hablara, únicamente tomó el puro y lo volvió a guardar en su saco, siendo de nuevo esta acción ignorada por la mayoría de los presentes, excepción claro de Meiko.
—Bien— Hablo el representante con quietud —El día de hoy solo hablaremos de algunos temas sin mucha importancia— sacó una pequeña tableta electrónica de su bolsillo y con un par de movimientos sobre la pantalla, prosiguió —Primero que nada, Kaito, de ahora en adelante, tu presencia será más exigida en los conciertos, te hemos confirmado para que vayas con nosotros a algunas partes de la próxima gira mundial, así que necesitaré que disminuyas la ingesta de helado y que practiques con tu voz ¿entendido?— Kaito asintió con entusiasmo, pues finalmente le conocerían en todo el mundo al igual que el resto de los cantantes de Crypton —Segundo, me han confirmado que visitaremos Latinoamérica este año, pero aún queda por decidir entre sí iremos a México o Argentina, pues Brasil ya está confirmado, les dejo a ustedes que decidan a dónde iremos— al terminar de decir esto, casi todos los que estaba en la sala estallaron en murmullos de discusiones, pero fueron callados por la voz del representante —Y en tercero— preparó su voz un poco y dejo salir una pequeña sonrisa casi imposible de notar y dijo —Rin está embarazada de Len, así que tendremos que hacer algunos cambios en la organización de esta casa, pues al parecer quien conservar al bebé— sentenció.
Ahora todos se habían quedado callados.
— ¿Alguna duda?— preguntó esperando a que se lanzara la primera piedra.
Pero nadie habló, solo había silencio, hasta que…
— ¡No puede ser posible!— Gritó, Miki, conocida amiga de Len y de Rin, y también coincidente en defensora de la relación fraternal de sus amigos — ¡Es una mentira, Rin no puede estar embarazada y mucho menos de Len! Lo negó con energía.
— ¡Niños idiotas!— les gritó enojado Kiyoteru — ¡Tienen idea de en lo que se han metido!— les regaño con ira.
— ¡Sí, que no se dan cuenta de lo difícil que es cuidar a un niño, y a su edad ustedes no saben nada de eso!— les gritó Lily con desesperación.
— ¡Idiota! ¡Que no te das cuenta de lo que lo importante no es la edad sino que son unos malditos incestuosos!— le reprocho con aun mas ira que antes a la rubia.
Y después de eso, la sala entera volvió a estallar en una gran discusión sin tregua solo que esta vez, más centrada en la ira y el disgusto. Aunque todos parecían estar en una batalla campal por la razón inexistente, en realidad todos estaban gritando cosas sin logia directamente a la pareja de Kagamines que estaba sentado en la parte más alejada de la silla del Maestro.
— ¿Cómo es posible que no me hayan dicho nada?— les sollozó Miku con lagrimas en os ojos —Creí que éramos amigos— les expresó con decepción a la pareja de rubios.
Mientras Miku les gritaba a la pareja de futuros padres, Kaito y Gakupo parecían estar discutiendo sin tregua con Len gritando incoherencias de métodos anticonceptivos, Lily y Gumi, le respondían ferozmente a Kiyoteru, Iroha parecía estar intentando tranquilizar a Miki, a quien al parecer le había dado un ataque de nervios, Gachapodi y Yuki estaban hablando tonterias infantiles, y Piko los intentaba convencer de algún punto positivo, mientras que Yuma y Mizki se limitaban a decir en voz pasiva lo enfermizo que eso les parecía a ambos. Solo Meiko permanecía callada, incluso cuando Rin se puso a gritarle a Miku con más desesperación que esta, y Len estaba a punto de iniciar los golpes con Kaito, mientras Gakupo intentaba detener al peli azul.
—Que fácil— murmuró el Maestro mientras una sonrisa se formaba sin ningún remordimiento en sus labios y recargaba sus codos en la mesa, orgulloso de haber logrado su "crueldad" del día.
Por las mentes caóticas de Len y Rin, una nueva forma de ira surgió al ver la cara de satisfacción del Maestro, pero de alguna manera, sintieron que debían de haberse esperado algo como eso.
Fin del capítulo 7.
