8. Un hombre estúpido

Len y Rin estaban convencidos de que su amor podría estar mal, eso es algo que siempre consideraron, desde el inicio cuando ambos se declararon mutuamente y después se aceptaron como pareja.

Cada beso en los labios a escondidas que daban sus labios, cada vez que unían sus manos y entrelazaban sus dedos con el motivo romántico más que fraternal. Cuando realizaban algún acto de pareja que sobrepasaba la simple unión de hermanos, como meterse a bañar juntos, darse de comer en la boca el uno al otro, o el tan simple pero placentero y a la vez ligeramente culposo acto sexual. Cada una de las veces que hacían eso, por sus mentes pasa la ligera sensación de que alguien les observaba y los juzgaba.

Como si su ángel guardián reprobara aquellos actos de inmoralidad incestuosa, o porque no mejor el mismo Dios desde el cielo, que les apartaba un pequeño espacio en el infierno para los dos, en donde estaría junta toda la eternidad, realizando aquella barbarie en contra de la moral, al lado de los pecadores que desobedecieron el mandato divino del Señor.

Ir a la iglesia se volvió una tortura psicológica, como si un ladrón u homicida se enfrentara a la policía conociendo a la perfección la culpa de su delito, provocando que finalmente se rompiera y confesara los crímenes. Así mismo ocurrió con Len y Rin, y por eso dejaron de asistir a la iglesia.

Aun cuando esto les afectó al principio, hasta el punto de que ambos se plantearon la decisión de elegir entre el amor incestuoso y Dios, ellos dos jamás desistieron de sus emociones y se decidieron a que permanecerían unidos, en las buenas o en las malas, confiando en las personas que los llegaran a entender y apoyar en su amor.

Y por alguna extraña falacia que dedujeron apresuradamente al momento de juzgar a sus conocidos y compañeros de casa, los Kagamine siempre creyeron que estos los apoyarían, al menos sus amigos más cercanos o más directos, pues no convivían con todas las personas que vivan con ellos.

Aunque tal vez las cosas no se hubieran salido de control, si se hubieran tomado el tiempo y la delicadeza de haber anunciado el embarazo de Rin, tal vez de manera individual con cada Vocaloid, en lugar de un hombre estúpido hubiera tomado las cartas en el asunto y se hubiera precipitado, solo porque "estaba aburrido".

— ¡Cállate de una maldita vez, no tengo el humor de aguantar tus estupideces!— Le gritaba Rin con enojo a Miku, quien no desistía de obtener explicaciones.

— ¡Solo quiero que me digas desde cuando estás con él!— le exigía saber la peli verde mientras la jalaba de la blusa naranja que tenia puesta la rubia.

—Como desde que tenían quince años, desde ese entonces ya te mentía, Miku— le hizo saber el Maestro, quien se limitaba a ver la disputa entre todos.

—Pensándolo bien— Dijo Yuma resacando su cuero cabelludo por debajo de su gorro gris —No me sorprende tanto, esos dos siempre ha sido unos marginados— le comentó a Mizki, girando un poco su cabeza, provocando que la chica asintiera en acuerdo.

—Sí, apuesto a que por eso se la pasaban encerrados todo el día en su cuarto,— le confirmó Mizki de regreso —para que nadie los interrumpiera mientras fornicaban como animales—

—Ni se lo imaginan— confirmó el Maestro, interviniendo de nuevo en una plática ajena —Mínimo dos veces al día lo hacían, una al llegar de la escuela y otra antes de irse a dormir, me sorprende bastante que no hubieran quedado embarazados desde antes—

Aquellas eran cosas bastante privadas las cuales solo alguien con acceso al sistema de seguridad de la casa tendría acceso, pero aun cuando esas palabras llegaban a los oídos de Len, no podía ni siquiera protestar en contra, pues estaba siendo molestado por su amigo Kaito.

— ¿Entre tantas millones de mujeres en el mundo, tenías que escoger a tu hermana?— le gritaba desesperado mientras le sostenía del cuello de la camisa roja de rubio.

—¡Tal vez sea un incestuoso!— Admitió Len —Pero por lo menos no soy un impotente estéril— se refirió directamente al agresivo peli azul, provocando que este tuviera que ser detenido por Gakupo antes de que se le arrojara encima al rubio.

—Eso sí que fue un golpe bajo Len— se rió el Maestro al escuchar el insulto para el peli azul.

— ¡Te digo que eso es asqueroso!— Le repetía continuamente Yuki al pequeño Gachapoid, quien no dejaba de decir que a él no se le hacía nada raro pensar en Len y Rin de aquella manera.

—Vamos Yuki, que ellos dos se quieren mucho— intentaba calmar Piko a la pequeña Vocaloid sin muchos resultados.

— ¡Pero su bebé va a salir feo y deforme!— remató al gritar aquello que llego a los oídos de los Kagamine, futuros padre del bebé feo.

—No digas eso— intervino Iroha, intentando evitar que Miki escuchara aquello, pues lo que menos necesitaba en sé momento su amiga para tranquilizarse era la imagen de un humanoide deforme saliendo de Rin para calmar sus nervios.

Mientras tanto, Kiyoteru, Gumi y Lily parecían encontrarse en otra parte de la conversación.

— ¿De dónde sacaron esa tontería de que "el amor puede con todo"?— preguntó fingiendo la voz de Gumi.

—Lo que pasa es que jamás has estado enamorado de alguien— defendió Lily a su amiga peli verde mientras le tomaba del hombro con la mano, quien parecía estar mirando al suelo con una mirada similar a la culpabilidad.

Pero entre todas las personas discutiendo con una cantidad moderada de enojo e ira, una de todas esas personas, la menos esperada en realidad, Meiko, permanecía completamente callada, como mirando a un punto inexistente en la pared, esperando a que todos callara.

Pero al parecer nadie hacía caso a la petición mental de la joven castaña. "Ojalá Luka estuviera aquí" pensó con molestia "ella sería capaz de callarlos a todos con una sola mirada" y viendo que nadie más podía hacer nada más que molestar y gritar sin sentido alguno en conversaciones que jamás acabarían, decidió intervenir ella.

—Crees que eres muy listo, pero la verdad es que eres solo un niño— le gritó Kaito jalándolo de la camisa, llegando a su punto máximo de paciencia por la insufrible falta de sensatez de Len ante una situación de tal importancia.

—Kaito, deja en paz a Len y callate— habló Meiko de cerca al Shion, pero este solo le ignoro y continuó con su amenaza a Len.

Usando la cabeza de manera lógica, lo único en lo que Meiko pudo pensar, fue en tranquilizar a todos sus compañeros de uno por uno, solo para evitar un derrame de sangre innecesario. Pero al ver que nadie se callaba, decidió mandar al carajo sus planes de pacifismo.

—¡Te dije que te callaras BaKaito!— grito mientras le tiraba un fuerte golpe con los nudillo en la nuca al denominado Kaito, provocando que este cayera sonoramente sobre la mesa central, con un terrible dolor que intentaba calmar colocando sus manos sobre el golpe, llamando la atención de casi todos los presentes de la sala.

Bueno, en realidad solo llamó la atención de Miku, Gakupo, Rin y Len, aparte de la de Kaito, claro.

—¡Quisieran callarse todos de una maldita vez!— ordenó, pues sabía que solo de esa manera se le podía hablar a los idiotas que podían llegar a ser su familia. Y casí todos callaron, a excepción de una persona.

—¡…y eso lo dices porque seguramente eres lesbiana!— se escuchó a Kiyoteru gritarle a Lily en medio de todo el silencio que Meiko acababa de provocar a su alrededor.

Lily solo miro con incredulidad al Vocaloid adulto, todos los demás solo intentaban entender lo que había gritado.

—Kiyoteru, ese asunto no es lo que estamos tratando ahora— le dijo el Maestro quien también se había callado con el grito de Meiko. Después de eso, el resto de los Vocaloids permanecieron callados, como esperando las instrucciones de algún superior.

—Muy bien— prosiguió la chica castaña, —Tenemos que hablar de este asunto, pero de una manera ordenada, o no llegaremos a nada— instruyo de manera clara.

—Claro que si Meiko, tu siempre solucionándolo todo— le dijo el Maestro —Cuando estas sobria claro— se burló tomando otro puro y estando a punto de encenderlo.

—Usted señor Salta— se dirigió a él de manera directa, acercándosele y quitándole el encendedor de las manos — ¡Deje de estar avivando la marea!— le gritó a la vez que arrojaba el encendedor a una papelera que estaba al fondo del cuarto.

—Te pedí que nunca me llamaras por ese nombre— le dijo molesto, aunque admitiendo que con eso le había puesto en su lugar por primera vez en mucho tiempo —De todos modos ya me había aburrido— después de decir eso, permaneció callado.

"Un problema menos" pensó Meiko.

—Muy bien— prosiguió dirigiéndose a su asiento —Para empezar a hablar de esto, primero hay que aclarar, ¿quién sabía que Len y Rin estaban "juntos" desde antes de este día?— preguntó a sus compañeros.

El primero en levantar la mano fue el Maestro, seguido por Piko, quien provocó una pequeña impresión en los Kagamine, luego de él fue Gachapoid y finalmente Lily, siendo estos dos quienes provocaron mayor impresión en los gemelos.

—¿Desde cuándo lo sabían?—preguntó Meiko sacándole las palabras de la boca a Rin.

—Desde antes que ellos mismos lo supieran, es decir, era más que obvio— presumió el Maestro, recordando la primera vez que les había visto cantar juntos, por la manera en la que se complementaban, se movían y se tocaban, se podría decir que olía a incesto.

—Los vi una vez en la bañera juntos— confesó Piko —No diré más— y luego calló por completo, dejando una mueca de horror en el rostro de la mitad de los presentes, una de perturbación en el resto.

—A mi me lo dijo el maestro cuando le pregunté lo que era el incesto— explicó Gachapoid —pero en ese entonces no me dijo que era algo malo— se avergonzó al pensar en la manera en la que había defendido a los futuros padre el pequeño.

—Hay muchas cámaras colocadas en esta casa, no es mi culpa que se grabe de todo — dijo con simpleza la rubia, pero a la vez con cierto todo de insinuación, dejando a Len y a Rin con un gran desconcierto en sus mentes a la vez de un terrible sentimiento de inseguridad en sus pechos.

—Yo una vez los vi besándose— dijo Iroha —Pero pensé que era algún ensayo para el video de una canción— confesó sintiéndose un poco torpe e inocente.

—De acuerdo, ¿nadie más?—preguntó mirándolos a todos —Pues bien, en ese caso solo quiero pregúntale algo a ustedes dos —se dirigió esta vez a los Kagamine, mirándolos de manera acusadora —¿Porqué no nos dijeron antes?—

Al ver que su expresión no había cambiado para nada, Len y Rin se sintieron ciertamente ofendidos ¿Acaso no era obvia la razón? Pero viendo que de una vez todos sus compañeros estaban reunidos, era la hora de decirlo.

—Porque teníamos miedo— dijo Rin sin rodeo alguno.

—Sí, teníamos miedo de que nos juzgaran solo por amarnos— complementó Len, acerándose a su hermana y dándole un dulce y correspondido beso en los labios, siendo este el primer beso que le daba enfrente de todos sus compañeros, su llamada "familia", sin necesidad de ocultarlo tras la actuación para un video musical.

—¿Así que se aman?— preguntó Meiko para confirmar, a lo que los dos solo asintieron.

—Tal vez sea algo incorrecto, eso lo sabemos, pero la verdad eso no nos interesa— admitió Rin tomando a Len de la mano y colocándola sobre el escritorio, para mostrar el pequeño anillo de compromiso que los dos poseían y que habían ocultado al resto de los compañeros de la casa.

—Podemos, queremos y vamos a tener a nuestro bebé— pronunció Len, sacando una pequeña sonrisa en los labios de Rin, —vamos a cuidarlo y protegerlo con todo el amor que tenemos, sin importar lo que ustedes piensen— entonces besó la mano de su hermana.

Todos los Vocaloids quienes no sabían de la relación se quedaron completamente atónitos ante esta declaración, pues era la muestra irrefutable de que el Maestro no mentía, o de que era solo un malentendido.

—Bien— dijo Meiko con cierto convencimiento en su voz —En ese caso, ahora les preguntaré esto a todos ustedes— esta vez volteó a ver a todos los demás Vocaloids, mas a aquellos a quienes se habían quedado atónitos —¿Hay algo malo en eso?— señalo a los gemelos al preguntar.

El silencio se hizo en la habitación. La siguiente persona en hablar tenía que superar aquello que se había expresado ya.

—¿Cómo puedes siquiera hacer esa pregunta, Meiko?— preguntó desesperado Kiyoteru —Es decir, son hermanos, ¿no es esa suficiente causa?— se levantó exaltado de su asiento.

—¿Y solo por eso no pueden estar juntos?— protestó Lily — ¿Acaso tú decides a quien se puede amar y quién no?—

—No, yo no lo decido, la vida misma lo decide, la naturaleza misma lo decide— se defendió el castaño.

—¿Y quién eres tú para decir que es lo que la naturaleza quiere?— intervino Gumi — ¿Acaso solo porque algo se sale de los parámetros de lo normal tiene que ser algo malo?—

—Esta sociedad esta creada mediante reglas— objetó de nuevo Kiyoteru —Una pareja no puede simplemente saltarse las reglas porque no le parecen bien—

—La sociedad no siempre tiene la razón— intervino Iroha al ver el momento de poder entraren la discusión en apoyo del lado de los gemelos incestuosos — ¡La sociedad está creada para satisfacer a la mayoría, pero decir que la mayoría siempre tiene la razón, es solo una vil falacia!—

Las cosas a ponerse un poco mas acaloradas en esa discusión, se empezaba a poner claro quien estaba del lado de quien. Kiyoteru, quien detestaba discutir de temas como aquel, sabía que sería imposible intentar cambiar opiniones tan supuestamente estables como aquellas, pero aun así, no pensaba en ser un hipócrita y recurrir a la escusa de Dios.

—Pero aun si la sociedad lo permitiera…— intervino valientemente Yuki en defensa de su querido "profesor" levantando sus brazos y recargándose cobre la mesa —Su hijo seguiría saliendo mal, porque así es cómo funcionan las cosas, no pueden cambiarlas—dejó sorprendidos a la mayoría de los presentes, quienes no esperaban a que ella tuviera una opinión tan certera del asunto.

—¿Y eso qué?— Intervino por primera vez Piko al darse cuenta de que tendría a un contrincante equivalente, al menos respecto a la edad —Es lo mismo que antes, no puedes decir quien va a salir bien o mal—

—¿A qué te refieres Piko? ¿Quién dice que los hijos de parejas incestuosas no salen mal?— preguntó con curiosidad Meiko al verse intrigada por lo dicho por el albino.

—No sé… de nadie que lo haya demostrado, o que haya dicho que es mentira— admitió avergonzado por no tener ningún argumento —Pero digo que nadie es perfecto, por eso no puedes decir si alguien es feo o si está mal hecho, no eres nadie quien juzgar, todos nacemos diferentes— no pudo decir eso sin dejar de temblar por las piernas, aun estando sentado.

Pero aun así, creyendo que su palabras no habían tenido ningún sentido ni siquiera para los mismos Kagamine, la realidad era que lo que había dicho el albino había llegado realmente la pequeña Yuki, y ahora era ella quien se sentía realmente mal por sí misma.

—Pues bien— dijo Meiko volviendo a tomar asiento, dejando la queja de Kiyoteru y de Yuki de un lado, como si su silencio hubiera dado por concluido —Aparte de el simple hecho de que el incesto es "inmoral"— movió sus dedos al decir esto, como si se tratara de un supuesto —¿Qué otro problema hay con el resto de ustedes? Por ejemplo ¿Qué pasa contigo Miki?— preguntó harta de la crisis nerviosa que la peli rosa tenia.

—No creas que es el mismo asunto de la moralidad— se defendió Miki antes de que la clasificaran con Kiyoteru —Es solo que…— no sabía cómo explicar las cosas que tenía que decir —Siempre he visto a Len y Rin como simples hermanos, y nada más que eso, y es así como siempre ha sido, y de repente me entero de que son más que eso— comenzó a dificultarse su respiración —Es demasiada información en muy poco tiempo, ni siquiera puedo imaginarme al bebé— tomó su cabeza a manera de desesperación.

La verdad era que la pobre Miki tenía cierta manía por la perfección, una obsesión que hasta cierto punto se volvía enfermiza, si es que algo no se encontraba en orden en su vida o en su presencia, entonces entraba en caos emocional, buscando la manera de salir de esa imperfección como fuera imposible o solamente aceptarlo. Pero en este caso, aceptar lo inaceptable, sería entregarse a lo incorrecto, cosa imposible para la peli rosa, esa es la razón por la que había entrado en su estado de nerviosa.

—Miki— le llamó Rin colocando sus manos sobre el escritorio —Se que las cosas se ven muy mal desde el punto de vista inicial— recargó sus brazos y su pecho sobre el escritorio para acercarse a su amiga —Pero te prometo que Len y Yo hacemos todo lo posible para darle la mejor vida que se pueda a nuestro hijo, desde el asunto de su salud, hasta darle un hogar y una vida buena, nosotros dos queremos formar una familia— expresó con un poco de alegría.

—Pero como…— protestó la peli rosa —Ni siquiera es legal que estén juntos, no se pueden casar—

—Pero nos vamos a casar— dijo Len —Mira, para eso son los anillos— señalo el anillo plateado que tenía en su mano, mientras Rin señalaba el suyo —Tal vez no legalmente, pero podremos hacerlo por la iglesia, y eso será algo para nuestro hijo—

Miki les miró incrédula — ¿De verdad se van a casar?— preguntó sin poder creerse la noticia, los dos gemelos asintieron, dándole una nueva perspectiva de perfección —¿Puedo ayudarles a organizar su boda?— preguntó con apuro, mostrando cierta cantidad de esperanza en sus ojos.

—Pues…— ciertamente Rin estaba un poco dudosa acerca de la situación, pues imaginaba que si tenía una boda, sería algo pequeño, que de preferencia no llamara la atención, aunque debía de admitir, que tener una gran boda con todos sus amigos era uno de sus sueños —De acuerdo, nos puedes ayudar a organizarla— confirmó Rin con animo a su amiga.

—¡Sí!— gritó emocionada Miki —No se preocupen, me encargaré de que tengan la mejor boda de hermanos incestuosos de todos los tiempos— si bien Miki tenía una obsesión por la perfección, esta incluía organizar cosas como bodas y eventos complicados como parte de us pasatiempos, solo para sentir la perfección.

El único problema es que esta oración causo cierta indignación en las personas quienes se encontraban en contra de la unión de hermanos.

—Claro que si, una boda incestuosa, como si dos mil años de evolución y desarrollo pudieran ser olvidados de un día para otro— comentó Yuma por lo bajo, llamando rápidamente la atención de Meiko.

—Muy bien, díganme ustedes dos, ¿Por qué están en contra de esto? ¿En qué carajo les afecta?— preguntó saliendo de sus casillas.

—¿Tu estas a favor?— Preguntó Mizki a manera de respuesta.

Meiko no contestó al instante, sino que permaneció pensando unos momentos, luego volteó a ver a los gemelos, mirándolos durante unos instantes, encontró las palabras correctas para expresarse.

—Claro que si estoy con ellos— respondió firmemente —Len y Rin son como mis hermanos menores, y si su felicidad es algo poco convencional, no me importa, si eso los hace feliz, yo los apoyaré— miró a los gemelos sonriendo de nuevo, mostrando todo su apoyo para ellos.

—¿Aun si Miku, Kaito, y Gakupo se ponen en contra?— preguntó Yuma.

—No me importa un carajo— expresó Meiko —Si esos tres dicen que está mal, la verdad no me interesa, yo defenderé a los Kagamine—

—¡Yo nunca dije que fuera algo malo!— se interrumpió Miku gritando con a todo volumen en el oído del la castaña.

—¿Entonces cual era el problema, ruidosa niña cebolla?— le preguntó Meiko enojada alejándola de su lado.

—¡Que ellos dos no me dijeron nada!— gritó con lagrimas a punto de salir de sus ojos —Se supone que son mis mejores amigos y ni siquiera confiaban en mi— se justificó sintiéndose apenada a la vez por la confusión que había provocado —En realidad no tengo nada en contra del bebé, al contrario, me alegro por ustedes— sonrió con sinceridad para los gemelos.

Miku no era una mala persona, tal vez un poco lenta, un poco incomprendida tal vez, pero no era una mala persona, si Len y Rin no le habían contado nada, era porque la Hatsune tenía la mala costumbre de dejar salir secretos importantes en entrevistas o en las redes sociales y esta misma manía le había costado la reputación a más de uno de la casa.

—Perdóname Miku— Rin se acercó hasta ella y le dio un pequeño abrazo de disculpa —Te lo iba a contar, pero a decir verdad, no eres precisamente una tumba en lo que se refiere a los secretos, sino más bien una mina— dijo en sentido figurado.

—No importa Rinny— comprendió Miku —de hecho yo tampoco me confiaría un secreto a mi misma— rió un poco mientras Rin se separaba de ella.

—¡¿Y ustedes dos?— Les gritó Meiko al peli azul y al peli morado —Que demonios tienen en contra de Len y Rin— los dos hombres empezaron a temblar con la voz de la castaña.

—Pe… pero yo no tengo nada en contra de ellos— se defendió Gakupo primero —Al contrario, entiendo muy bien su situación, los que es amar a alguien a quien no se debería de amar— exclamó parándose con bastante animo, como si tratara de defender su vida misma.

—¿Pero de que hablas, tu y Luka pueden amarse sin ningún problema?— preguntó Len extrañado.

—¿Eh?— soltó Gakupo saliendo de su estado de fortaleza emocional.

—Luka es tu novia, los dos son mayores de edad, de distinto sexo y de la misma raza e incluso el público los adora— le explicó Len, pues al parecer a su amigo se le había olvidado que Luka era su novia.

—Sí, es cierto, ¿Cómo lo puedes entender si tu amor es "correcto"?— preguntó ahora Rin con los brazos cruzados.

Gakupo se puso bastante rojo de la cara. Se suponía que Luka era su novia, con la cual compartía un amor correspondido políticamente correcto, entonces ¿Cómo entendía a los gemelos?

—Pues es simple empatía— intentó justificar mientras volteaba la mirada sin poder encontrarse más que con los ojos de su amigo Kaito —¡El punto es que los entiendo, tómenlo o déjenlo!— gritó para después sentarse de nuevo en su asiento.

—De acuerdo… y tu Kaito, ¿vas a decir que es lo que tienes en contra de los gemelos?— preguntó de nuevo Meiko, deseando dejar al fin en conclusión esa estúpida discusión.

—Yo solo voy a decir que Len es un tonto, él sabía lo que estaba haciendo y sabía en lo que se metía— dijo de mala gana, —Aparte de tener sexo con ¡Su propia hermana, la dejó embarazada!— gritó como si fuera algo increíble, y realmente lo era, al menos para él sí —Así que lo lamento mucho Len y Rin, pero esta vez no les puedo apoyar— cruzó sus brazo de manera obstinada y se limitó a fruncir el seño.

—¡Kaito, como es posible que hables así de Len y Rin¡— Gritó Miku llena de ira —¡Una vez dijiste que Len y Rin eran como tus hermanos menores, ¡y es así como lo demuestras!— su muestra de apoyo a los gemelos resultó ser bastante instantánea.

—Pero Miku…— suplicó Kaito —Son hermanos y no está bien visto por…—

—¡Y eso que!— le calló la peli verde —Tu una vez me dijiste que se verían bien juntos, ¿Acaso me mentiste?— Miku parecía haber tomado bastante aire para gritarle tanto a su querido novio.

— No, no, no, yo solo quise decir…— volvió a intentar hablar, pero fue vuelto a interrumpir.

—¡No me interesa Kaito, vamos a apoyar a Len y Rin si o s!i— imperó sin escrúpulos algunos la Hatsune por sobre la voluntad del Shion.

—Está bien— dijo Kaito encorvándose sobre su propio asiento, con el orgullo poco intacto.

En cuanto a Miku, esta solo volteó su mirada a los gemelos, mostrándoles una gran sonrisa que simbolizaba su muestra de apoyo. In devolvió la sonrisa con alegría similar, mientras en su mente la idea de Miku como la madrina de su boda y de su hijo se comenzaba a formar. Len por su parte solo mantenía los ojos en Kaito, lamentándose y compadeciéndose por él, sin dejar de lado todo su rencor, y a la vez, sintiéndose ligeramente identificado por l ego pisoteado de su compañero.

—Pues hagan lo que quieran, si ustedes dos quieren condenarse al infierno, y todos ustedes les quieren ayudar a dar el salto, no me interesa— dijo Yuma colocándose y acomodándose su gorro gris a la vez que se disponía a pararse e irse.

—Hablas del infierno— pronunció el maestro saliendo de su penitencia silenciosa — ¿Pero te suena acaso la frase "Que lance la primera piedra el que esté libre de pecados"?— sacó una sonrisa de sus labios, mientras que el rostro de Yuma solo se oscurecía un poco y cerraba sus puños con enojo.

Mizki tuvo que jalar un poco la manga de su acompañante para hacer que su atención se centrara en ella y pudiera disipar un poco su malestar.

—Bueno— pronunció el Maestro colocando sus pies sobre el escritorio, mostrando sus enormes botas pulidas —aunque adoro la doble moral de este país, ya se está asiendo tarde y tengo planes para mas al rato— los Vocaloids lo miraron con cierto disgusto al pensar en sus planes típicos de fin de semana, que con suerte, no los involucrarían a ellos —Así, que es hora de la votación— dijo con bastante animo mientras estiraba os brazos.

—¿Votación?— preguntó Rin —¿Para que una votación? ¿Acaso no escucho nada de lo que se dijo?— subió su tono de voz mientras se levantaba, sintiendo una pequeña presión en su vientre.

—La verdad es que no— admitió el hombre sin problemas —Me quedé dormido cuando Kiyoteru empezó a hablar— volteó a ver al castaño con molestia —Es en serio, tu voz me disgusta, ¿Y pretendes ser cantante?— preguntó mostrando aun mas disgusto que antes.

—¿Y de que nos va a servir una votación? Es obvio que este tema ya quedo decidido— digo Len exasperado.

—Pues porque este país es democrático, o al menos eso creo, y por lo tanto hasta el último voto vale— reafirmó sentándose correctamente en su lugar —Así que la cosa será así de simple: El que esté a favor de que los incestuosos se queden con su hijo, hija o cualquier quimera rara que salga de la junta de hermanos, que levante la mano— aun si la oración entera fue estúpida y sin mucho sentido, los Vocaloids acataron la orden.

Miku, Meiko, Len, Rin, Kaito, Gakupo, Gumi, Lily, Iroha, Miki, Piko y Gachapoid levantaron la mano.

El resto de los cantantes permanecieron con los brazos abajo.

—Bueno, entonces, los que estén a favor de que Rin y su hermano vayan mañana a la clínica de aborto a deshacerse de ese impío objeto pecaminoso, levanten la mano— era obvio que su oración fue solo para causar la mayor reacción posible.

En esta ocasión nadie levantó la mano.

—¡No se vaya a los extremos Maestro!— protestó Kiyoteru —No estoy de acuerdo con que ellos dos estén juntos de esa forma, pero jamás estaría a favor de un aborto— al castaño le parecía que se estaba cometiendo una injusticia ante ese criterio tan cerrado.

—No señor Hiyama, discúlpeme,— Dijo el Maestro colocando sus manos en su nuca— pero en la vida no puede usted elegir el punto intermedio que más le acomode, o es si o no, y si no están de acuerdo en que Len y Rin tengan a su bebé, es porque simplemente no quieren que este exista— parecía ser que aquel regaño era real, y a favor de los Kagamine, pero era poco probable —¿O que otra manera de solucionar esto propones?— preguntó dejando en evidencia que ,no solo Kiyoteru, sino a el resto de las personas que no habían levantado la mano, no tenían otra solución al "problema".

—Puede ser simplemente dado en adopción— solucionó Mizki, provocando una molestia en los gemelos.

—Eso solo sería prolongar el problema— contestó el Maestro con rapidez —Sería mejor matarlo de una vez en lugar de esperar a que su vida se vuelva un infierno y lo haga el mismo— aquello lo dijo que una gran frialdad es su voz.

El hombre se levantó de su asiento y sacó un puro de la bolsa de su saco, después dirigió a la papelera en donde estaba su encendedor y lo levantó.

—Creo que ya tenemos nuestra conclusión: Len y Rin conservaran a su bebé— anuncio provocando solo un suspiro de relajación en lo gemelos, quienes temían que la opinión negativa de sus compañeros pudiera cambiar la decisión previa del Maestro —Pero de una vez les digo, que hay un cuarto para cada Vocaloid, como el bebé no es Vocaloid, tendrá que dormir en el cuarto de sus padres— advirtió.

—De acuerdo— dijeron Len y Rin al mismo tiempo, mientras esbozaban una pequeña sonrisa. Ellos dos tenían que compartir su habitación de manera obligatoria, lo cual de cierta forma los había vuelto más unidos, ahora lo compartirían con su hijo o hija.

—Pues bien…— dijo el Maestro comenzando a caminar a la salida —Tengo planes, Meiko, tu quedas a cargo de la casa hasta que regrese— la castaña asintió —Y no regresaré hasta mañana por la mañana, llevo dinero y no quiero estar solo esta noche— y tras decir esto, salió de la habitación.

—¿Qué tiene que ver que tenga dinero con no querer estar solo en la noche?— preguntó extrañado el pequeño albino de ojos bicolor.

—Na… nada Piko, ignóralo que está loco— le contestó rápidamente la castaña mayor, en que Kaito y Gakupo solo reían en voz baja. El idiota del Maestro y su lengua floja.

Todos en el cuarto permanecieron en silencio después de esto, realmente nadie sabía cómo continuar una conversación, no por la estupidez del representante, sino por toda la información que había salido en esa discusión.

—Bueno…— Dijo Rin comenzando a levantarse de su asiento, tomando la mano de Len para llevarlo con ella —Nosotros dos nos retiramos, hemos tenido un día muy cansado y…— pero Miku no le dejó terminar.

—Espera— La peli verde se levanto rápidamente para alcanzar a su amiga rubia antes de que saliera del cuarto —Aun no les he felicitado— y tras decir esto, la abrazó con cariño a ella y a Len —Felicidades por su embarazo— los dos solo se quedaron con lamente en blanco.

—Sí chicos, muchas felicidades— les felicitó ahora Meiko, abrazándolos después de que la peli verde se separo de ellos. Esta vez el abrazo fue más correspondido.

—Estamos felices por ustedes— gritó Gumi parándose y abrazándolos de manera eufórica, sacándoles el aire de los pulmones a los dos, seguida por Lily, quien también abrazó a los gemelos.

Después de eso se acercaron Miki, Iroha, Piko y Gachapoid para felicitarles por el embarazo.

—Esto es demasiado para mí— dijo Kiyoteru levantándose violentamente — ¿De verdad van a comportarse de esta manera?— preguntó sacándolos a todos del pequeño momento de alegría momentánea que tenían —¿Aceptaran todo esto como si no fuera nada incorrecto, como si el hecho de que una chica este embarazada de su propio hermano fuera los más normal del mundo?— lo puso de la manera más clara que pudo, y nadie contestó.

—No importa— le habló Yuma detrás de él —Ya lo dije, si quieren regocijarse en su inmundicia, háganlo pero Yo no formaré parte de esta pretensión de alegría— y tras decir eso, caminó hasta la puerta, la cual cruzó no sin antes dirigir una mirada de desprecio a Len mientras caminaba. Mizki se levantó tras de él y le siguió por la puerta, para después salir por esta Kiyoteru y Yuki, con similar indignación, siendo la infante la única que mostro un poco de preocupación.

—Y… ¿Ya pensaron en un buen nombre para el bebé?— preguntó Nekomura rompiendo la tensión que se había formado por la retirada de aquellos quienes se habían opuesto a la unión.

—Pues hemos pensado en algunos nombres, pero la verdad no encontraos ninguno que de verdad nos haya agradado— comentó Rin, restando un poco de importancia a los nombres propuestos por Len.

—Además a Rin no le agradan los mismos nombres que a mí, así que no hemos llegado a ningún acuerdo— se quejó Len de la indecisión de su hermana.

—¡Porque los nombres que propones son horribles!— le reclamó sin voltear a verlo.

—Pueden pensar en un nombre tradicional— propuso Gakupo metiéndose en la conversación, —Cómo Masamune si es niño o Yoshihime si es niña— ejemplificó.

—De hecho pensábamos en la posibilidad de un nombre extranjero— corrigió Rin.

—Pues puede ser algo como Nicolás, o Amelia, ¿qué les parece?— dijo Miku aproximándose a ellos dos de manera repentina.

—Me refería a un nombre de algún ancestro nuestro— volvió a corregir la rubia.

—Lo ven, no le gusta ningún nombre que le proponen— criticó el Kagamine de nuevo por la indecisión.

—Pues si fueran buenos nombres no sería difícil elegir uno—respondió Rin.

—Me parece que será una niña— habló Iroha acercando su oído al vientre de Rin —lo puedo sentir, seguro es una niña— demostrando su mala costumbre de entrar de manera repentina el espacio personal de quienes interactuaban con ella.

—¡Aléjate de mi bebé, extraña mujer gato!— grito Rin mientras alejaba la cabeza de la chica pelirroja.

Y así, de un momento a otro, la tensa discusión de hacia unos minutos, paso a ser una conversación más amena entre todos los Vocaloids, con algunas cuantas risas y chistes acerca de nombres. Quizá con un Kaito poco sonriente, o una Miki que solo se limitaba a sonreír y a asentir, sin acercarse mucho a los gemelos, pero que al in y al cabo que participaba en el momento.

Tal vez sí fue mejor decirlo todo de una vez.

Aun así seguían detestando al Maestro por lo que hizo.

Mientras la noche para los Kagamine se había vuelto un poco más agradable, para una joven rubia de unos tres años más que ellos, la noche le había mostrado un lado un poco áspero.

Neru era quien se encontraba entre melancolía y mortificada, mas por lo ocurrido con sus amigos que por otra cosa.

Se encontraba sentada en una de las sillas del restaurante en el que trabajaba, con las manos recargadas en una de las tantas mesas para cuatro de mantel rojo en donde atendían a los clientes distinguidos.

En su mano derecha sostenía una botella de vino de su propiedad que solía guardar en el depósito de bebidas del lugar, mientras en su mano izquierda sostenía un vaso de vidrio, en el cual vertía constantemente la bebida, hasta dejar el vaso medio lleno, y luego tomaba solo la mitad, para después volver a llenarlo como antes.

Estaba repitiendo esta secuencia una y otra vez, mientras su mente se convertía en un mar de pensamientos y remordimientos. Se sentía mal por Rin, pensaba que para ella debía de ser difícil todo aquel asunto, pero a la vez se encontraba molesta por la manera en la que ella lo había expresado, tan simple como un embarazo normal, y mortificada por la manera en la que ella misma había tratado a alguien quien le había confiado un secreto como ese de una manera tan fácil. Aunque al fin y al cabo era culpa de la Kagamine, pues Neru solo se dispuso a tolerar la relación, no a aceptarla, y lo había expresado de manera explícita.

Tomó un fuerte respiro en lo que inclinaba la botella para servirse más bebida. Cuando de repente un mensaje llegó a su celular amarillo.

Abrió el pequeño aparato y revisó el último mensaje que le había llegado, pues tenía más de cuarenta alertas de mensajes sin revisar.

El mensaje decía:

"Me vas a decir que te pasa?"

Al ver la manera en la que estaba escrito, supo al instante quien lo había mandado, antes de ver el numero del quien lo enviaba.

"Ya deja de preguntármelo ¬¬"

Presionó rápidamente y con algo de furia, las teclas de su teléfono y envió el mensaje sin que pasara más de medio minuto. El sonido de un mensaje de entrada de un celular ajeno le indicó que ya se había recibido el mensaje.

—Vaya, pensé que si no me lo decías en persona, al menos me lo dirías por celular— escuchó la rubia decir su compañera de trabajo albina, quien caminó hasta donde ellas estaba.

Haku tomó una silla de una de las otras mesas y se sentó al lado de la rubia.

—Hola Haku— saludó Akita.

—¿Me vas a decir cuál es el asunto con Len y Rin sí o no?— preguntó sin desviarse del tema.

—No hay nada de qué hablar acerca de ellos dos— respondió inclinando su cabeza y metiéndola entre sus brazos sobre la mesa.

—¿En serio?— preguntó Haku un poco sarcástica — ¿Entonces porqué Rin te golpeó es algo perfectamente normal?— volvió a preguntar con el mismo tono.

Neru solo asintió —Si, es así como nosotras dos nos llevamos siempre—

Aun sin convencerse de dejar el asunto como estaba, la albina tomó la botella de vino y la alejo de la rubia.

—¡Oye no me la quites, es mi fuente de buen humor!— exigió Neru intentando alcanzar al botella de las manos de su amiga.

—Si quieres guardarte tus penas, está bien— le respondió la albina —Pero no intentes ahogarlas con alcohol, créeme que yo se lo malo que es eso— y luego comenzó a levantarse y a caminar en dirección de la cocina.

—De acuerdo— se rindió la rubia —Te contaré que es lo que me pasa—

Haku sonrió un poco y luego regresó a su asiento, dejando la botella de vino en el suelo entre sus pies para evitar que fuera robada por su dueña.

—¿Puedes guardar un secreto?— le preguntó la Akita tomando un poco de seriedad.

—No te preocupes, puedes confiarle cualquier cosa a la sobria Haku— bromeó un poco la albina sacando una pequeña sonrisa en su amiga. — ¿Tiene algo que ver con que estés enamorada de Len?— supuso sin prueba alguna.

—¡Haku!— le gritó la susodicha enamorada — Eso quedó en la historia del instituto, por favor, logré olvidarme de Len hace ya mucho tiempo— le contradijo todavía un poco roja de la cara, sin poder quitar las imágenes de sus memorias de los días en los que su corazón había sido robado por el rubio.

—Entonces— le incitó a proseguir la albina. Neru tomó un poco de aire antes de revelar lo que seguía.

—¿Has escuchado de los rumores que dicen que Len y Rin tienen una relación incestuosa?— Haku asintió, comenzando a formular la razón de la confrontación de más temprano —Pues son ciertas— dijo para la sorpresa de la albina, quien solo abrió la boca en símbolo de su sorpresa.

—¡Eso significa que ellos dos… de verdad!— intentaba formular alguna oración, pero nada salía de su boca.

—Y no solo eso…—continuó la rubia, provocando que el estomago dela albina se revolviera un poco de los nervios —Rin está embarazada de Len— soltó sin más.

Haku casi se cae de la mesa al momento de escuchar aquello.

—¡Pero… ellos dos… no pueden…!— sus pocas palabras se habían agotado, no tenía expresión para mostrar su sorpresa más que su misma impresión del rostro.

—Dije algunas cosas acerca del bebé que ofendieron a Rin y por eso me golpeo— confesó tomando el resto del vino de su vaso.

—¡¿No me digas que fuiste insensible acerca de eso?— le regañó.

—¡No es mi culpa!— quiso justificarse —No sabía cómo tomar la noticia y solo hice lo primero que me vino a lamente—

Se formó el silencio incomodo entre las dos, pero ninguna sabía que pensar exactamente. Los Kagamine eran sus amigos, y le habían apoyado a las dos en sus carreras musicales, pero en algo como esto, era difícil mantener su criterio moral estable.

—¡Hola chicas!— se escucho un grito salir de la recepción.

Para sorpresa de ambas, se trataba de Teto, la querida pelirroja de los taladros en la cabeza.

—¿Qué es lo que les pasa?— preguntó intrigada la recién llegada —Pareciera que vieron a un fantasma— tomó asiento al lado de ambas para intentar compartir lo que era el tema de esa noche.

—Rin está embarazada de Len— reveló con rapidez y sin oponerse para nada la albina.

—¡Haku, dijiste que te podía confiar un secreto!— le regaño la rubia.

— ¡Lo lamento!— se disculpó con rapidez —Mis nervios tiene más efecto en mi que el alcohol— intentó justificarse bajando la cabeza a manera de disculpa.

Pero eso ya no importaba, pues ahora Teto ya lo había escuchado, y su mirada se había vuelto sombría.

— ¿Len y Rin Kagamine? ¿Los Vocaloids?— preguntó la chica de los taladros para confirmar.

—Sí, los rubios enanos que sonaban como ardillas y que siempre están juntos— confirmó Neru, aunque ahora entendía porque siempre estaban juntos.

Teto se quedó otro momento más pensando con la mirada sombría. Cuando al fin su silencio se rompió.

— ¿Y qué van a hacer?— preguntó sin detenerse y de manera rápida.

— ¿A qué te refieres, ellos o nosotras?— cuestionó Neru confundida.

—Ellos dos ¿Qué van a hacer, van a abortar?— la pregunta dejo algo sorprendidas a las chicas con quienes discutía.

—No… no creo, Rin hablo incluso de un nombre, así que lo más lógico es que lo quieran conservar— razonó Neru.

Teto volvió a quedarse callada, esta vez juntando sus manos.

—Tenemos que evitar que Len y Rin comentan un error— dijo la pelirroja a la vez que se levantaba de su asiento, y con rapidez, se dirijía a la salida por la que entró.

— ¡Espera, espera, espera!— le detuvo Haku levantándose rápidamente del asiento, tirando el vino de entre sus piernas al hacerlo — ¿Acaso quieres hacer que Rin aborte a su bebé?— preguntó con mortificación.

Teto solo se detuvo en seco, volteó a ver a los ojos a su amiga albina. Luego se acercó hasta ella y sosteniendo su cabeza, le dijo al oído —Creo saber lo que es mejor en este caso en particular— lo dijo de tal manera que Neru alcanzó a escuchar.

Al separarse de la Yowane, esta solo permaneció en la misma posición que antes, con la misma expresión.

—Y espero que ustedes dos me ayuden a ayudar a los Kagamine— dijo para después salir dirigirse a la recepción y salir por la puerta.

Haku regresó a su asiento mas mortificada que antes, volteó a ver a Neru, quien solo parecía tener una expresión de duda en su rostro, como preguntando qué es lo que había querido decir lo que dijo Teto.

—Esperemos que no hayas metido a los Kagamine en nada malo— sentenció.

Mientras tanto y con la noche una vez terminada, Len y Rin se encontraban en su cama de tamaño matrimonia, con sus piyamas puestas, abrazados el uno al otro, y con las piernas cruzadas.

—Tu cuello… huele tan bien— Dijo Rin a punto de quedar dormida y con los ojos cerrados.

—Tú también hueles muy bien Rin— le contestó refiriéndose a toda ella.

—Sabía que nuestra familia nos apoyaría o al menos la mayoría de ellos— pronuncio bajo mientras se acomodaba mejor en el pecho de su amado hermano.

—Yo también lo sabía— le presumió Len, —Y aun que no nos hubieran apoyado— creó el rubio esa posibilidad hipotética —Todo seguiría estando bien— comentó mientras cerraba los ojos.

— ¿Por qué seguiríamos juntos?— preguntó inocentemente Rin.

—Así es— confirmó abrazándole con más cariño —Porque mientras estemos juntos, todo estará bien—

Y con este último pensamiento, los dos cerraron sus ojos, y guardaron silencio, para después quedar dormidos, pidiendo en sus mentes a Dios que les escuchara.

Sería difícil, pero al menos ya habían dado un buen paso, el de recibir apoyo de su familia "postiza", solo esperaban recibirlo de la misma manera por su familia real.

Fin del capítulo 8