20. Evasión

—Entonces… ¿Ella está embarazada?— preguntó Salta sin aparentar prestar mucha atención a la plática, jugando con uno de los bolígrafos en sus dedos, mientras estaba sentado en su escritorio, viendo directamente a la ventana que daba al día nublado, uno de los últimos del verano.

—Sí, así es, ella acudió a mí, debido a que la recomendación más próxima del médico fue que abortara— Respondió Thel con honestidad mientras mantenía las manos sobre su propio regazo, luciendo más consternado de lo que debería.

—No me sorprende— comentó Mikhail distraídamente —Tiene casi cuarenta años, y los gemelos me contaron acerca de ciertas complicaciones que tuvo en su embarazo de ellos, que por cierto, fue un embarazo precoz— con aquel tono de voz, entregó de manera implícita la razón a aquel médico que le habría recomendado el aborto.

—Y no solo eso…— dijo el sacerdote con voz algo entrecortada —Que esto no salga de la confidencialidad de esta oficina— hizo la advertencia —Pero hace unos años, durante el tiempo en el que ella y su esposo casi no se comunicaban con los gemelos, tuvo un aborto espontaneo al tercer mes…— susurró con voz áspera mientras se mostraba dolido por aquello.

—Debieron de ser problemas hormonales, o la exposición a una sustancia tóxica, o inclusive una infección— opinó útilmente el médico, quién escrudiñaba entre los archivos de su hermano, en busca de algo valioso para sus estándares de fanático de la franquicia de Vocaloid.

—Le dijeron que podría haber quedado estéril, y recomendaron evitar un embarazo para proteger su salud— siguió exponiendo a su hermano, el productor.

—Más que recomendarle, sería advertirle— agregó él —Entiendo lo que dices, y supongo que jamás mencionaron nada a los Kagamine acerca de su hermano no nato— opinó.

—Hermanos…— le corrigió el sacerdote —Fueron dos fetos los que fueron abortados, iban a ser gemelos— dijo para el asombro de ambos.

—No me jodas— exclamó en plena incredulidad el médico, quedando boquiabierto, mientras que su hermano únicamente reía de manera algo sádica para el asunto.

—Vaya, al parecer su madre produce gemelos— continuó riendo ante aquella asombrosa casualidad.

—No, no habría manera de sospecharlo, Len y Rin nacieron de dos cigotos diferentes, no debería de haber relación, son dos hechos aislados completamente diferentes, sin ninguna relación— enfatizó ahora con molestia mientras pasaba la mano por su frente.

—Pues yo apostaría a que dentro de ella se están produciendo gemelos nuevamente, sean del mismo ovulo o no— quiso agregar de manera sarcástica el Maestro mientras elevaba las manos, como en una expresión de demostrar esa apuesta como real, a lo que su hermano sólo lo miró con duda acumulada.

—De cualquier manera, esperaría a que, cómo lo he indicado, todo lo que he dicho se mantenga en secreto, tanto para Len y Rin, como para el resto de los habitantes de la casa— les pidió delicadamente el clérigo mientras juntaba sus manos.

—Oye, para mí no hay problema alguno con no decir nada, y le cortaré a la lengua a quien quiera que esparza rumores acerca del asunto— al decir aquello, dedicó una mirada atenta a su hermano el médico.

—Debes de entender que es por esto por lo cual ellos asistieron al juicio a atestiguar a favor de sus hijos— les recordó a los dos la razón por la cual se había introducido en el asunto —No quieren que Len y Rin se enteren de lo que podría resultar en tragedia, pero al menos logré hacer que cambiaran de opinión con el tiempo, y a la vez que se negaran a abortar—

—Ahora resulta que le dices a las personas que hacer con sus cuerpos, incluso contra las recomendaciones de un médico calificado— incidió Mikhail de manera pasiva—agresiva ante la noticia de su hermano.

— ¿No se supone que ese es tu trabajo? Me sorprende que el bebé de Rin no esté ahora en el basurero por tu mano, aunque sabiendo que es de alguna forma, parte de tus experimentos, me esclarece todo el asunto— respondió a aquella agresividad de igual manera.

—Tranquilos, ya hemos discutido de esto, el bebé se va a quedar, y si la vida quiere, los hermanos de Len y Rin, nacerán sanos y salvos, sin "Síndrome de down" ni ninguna otra de esas cosas terribles por las cuales estarían mejor como simples "quizás"— Se recargó un poco en su asiento, estirando sus brazos —Bien pues, dile al señor y a la señora Kagamine que no hay ningún problema con que su secreto se mantenga a salvo, y que dejaré de enviarles amenazas tan solo porque casi arruinan mi estrategia— rió inútilmente para sí mismo cuando recordó lo que había escrito para ellos en múltiples mensajes y cartas, que, aunque agradecían su participación favorable en el juicio, no dejaban de lado las decenas de insultos y maldiciones iracundas por su repentina intromisión en el asunto.

—Y hablando de estrategias…— recordó el médico el asunto de pronto — ¿Cuál es tu siguiente estrategia?— se sintió realmente interesado, tanto como el clérigo.

—Si he de ser sincero por completo… no tengo ninguna más— admitió tras una pausa momentánea.

—Espero que estés bromeando— rogó Thel tras haberse recuperado del desbalance provocado por aquel anuncio tan despreocupado.

—No, para nada, la suerte ya está echada, y lo único que queda hacer, es esperar a que Len y Rin conmuevan el corazón del juez y que retire los cargos, y con suerte, no habrá aborto mandatorio para el pequeño Kagamine— terminó de decir su desajustado plan.

— ¿Eso es posible?— dudó ahora Mikhail de la manera en la que su hermano el productor miraba las cosas.

—Claro, a la vez tan posible como que realmente la obliguen a abortar—comenzó a jugar con el bolígrafo de nuevo, ahora presionándolo repetidas veces —Confió en que los gemelos no serán tan idiotas como para tirar la mierda sobre sí mismos— se levantó repentinamente tras tumbar su bolígrafo al suelo —Por ahora, necesito un poco de nicotina a como dé lugar— les dijo a ambos mientras que caminaba a la salida de su oficina.

—Creía que Miki te había quitado todo lo que podías fumar, alegando más por la vida del bebé que la tuya— comentó Mikhail mientras que se burlaba.

—Por eso mismo voy a salir a buscar más— y dicho esto, se dejó de discutir del asunto hasta pasado el día siguiente, preparados ya para el juicio.

Así, en menos de lo que pudieran darse cuenta, Len estaba ahora en el estrado, siendo cuestionado e interrogado por el abogado defensor del estado.

—Entonces, díganos, señor Kagamine ¿Cuál diría que es el motor principal de su excitación sexual en los momentos en los que tiene intimidad con su pareja?— comenzó a preguntar de manera directa y sin rodeos.

Sin dar oportunidad a que el Maestro objetara algo en contra de esa pregunta tan personal, más que nada porque sabía que las preguntas serían así de personales, Len se decidió a preguntar.

—No lo sé, realmente, no sé cómo se supone que podría explicar mi heterosexualidad con palabras—contestó con algo de simpleza, sin querer realmente pasarse de listo, e incluso intentando demostrar inocencia en sus palabras, pero quizá fallando en mayor medida de lo que esperaba, mientras solo miraba como le sacaba una sonrisa a su hermana, sentada frente a él en ese instante.

— ¿Alguna práctica sexual que podría decirse fuera de lo común que practicaran? ¿Sometimiento? ¿Sadismo? ¿Intercambio de roles sexuales?— continuó indagando en el mismo asunto.

— ¡¿Qué?! ¡No, por supuesto que no!— respondió el Kagamine asqueado por aquello —Es decir, nosotros dos lo hacemos como nos parece normal, sin que uno tenga que estar por sobre otro ni nada de eso, simplemente acordamos en "Yo soy el hombre, tu eres la mujer"… y hacemos lo que nos gusta— intentó dar una explicación de aquella manera —Diría que quizá, nuestro único pecado es que no experimentamos demasiado, pero para nosotros, poder hacerlo juntos ya era suficiente— se excusó de manera elocuente.

—De acuerdo, entonces, su preferencia por la señorita Kagamine nació en el hecho de que ella era una mujer y nada más, ¿Correcto?—

—Así es— confirmó Len.

— ¿No le importaba el hecho de que ella fuera su propia hermana?— le preguntó de manera más agria.

—Verá, los dos llegamos a un punto en el cual dejaba de importarnos todo ese absurdo asunto del incesto, y es que no los encontrábamos más que como eso, como un simple absurdo— rió un poco al nombrar aquello, como para compartir la carencia de importancia que le daba a ese mismo asunto.

— ¿Quisiera extender su explicación acerca de dicho "Absurdo"?— pidió con algo de notable irritación el abogado defensor —Pues la última vez que revisé, ese asunto del incesto, no era más absurdo que ilegal—Aquello ciertamente hizo que Len se sintiera un poco más serio, pues debía de recordar que no era una simple discusión con un entrevistador o con uno de sus amigos, que se trataba de hablar frente a quienes realmente le juzgarían por sus acciones con Rin.

—A lo que me refiero, es que… Rin y yo habíamos llegado a un punto en el cual nuestros deseos de cariño y de amor sobrepasaban cualquier pensamiento prejuicioso acerca del incesto, y es que, pensándolo en retrospectiva, todo eso del incesto resultaba un complicado prejuicio— compartió ese pensamiento tan asertivo acerca del asunto entero.

— ¿Y la posibilidad de que su hijo nazca con alguna deformidad? ¿Le parece eso un mero prejuicio?— se volvió ahora más directo.

—No somos los primeros en descuidarnos en ese aspecto, pero fue por un mínimo descuido que eso pasó, y al igual que cualquier otra pareja de novios quien enfrenta un embarazo fuera del matrimonio, nosotros dos vamos a enfrentar esto— sacó un poco de su valentía restante, elevando un poco la voz al final de su sentencia.

—Pero conocían las consecuencias, y es su carencia total de preocupación por el tema por el cual ustedes dos deberán de ser juzgados, pues el sólo deseo sexual entre hermanos, durante las etapas de la adolescencia, es un crimen, del cual nadie puede negar su veracidad— Len tuvo que disculpar a su hermana con la mirada por lo negativo que aquello se estaba tornando.

—Pero jamás fue con la intención mera de buscar placer solamente con el incesto— replicó sintiéndose más y más harto de la situación.

— ¿Entonces cual era el placer que encontraba en tener relaciones amorosas con su propia hermana? ¿Qué es lo que hacía que su atención no pudiera ser fijada en alguna otra mujer?— intentó llegar más al fondo del asunto, dejarlo acorralado hasta que tuviera que admitir alguna manía sexual por la mujer que amaba.

—Sería como preguntarle a un hombre, porque escogió a su esposa de entre todas las demás mujeres del mundo— respondió él un poco más motivado —Es decir, sé que hay muchas razones, como el dinero, u otras conveniencias en un matrimonio, pero hay personas quienes eligen a quien realmente aman para casarse, y eso es precisamente lo que nosotros hemos hecho— intentó dar a entender a manera lenta.

— ¿Y le fue imposible encontrar a su media naranja en cualquier otra mujer que no fuera su propia hermana?— habló con una voz sarcástica, enfatizando el término de manera intencional.

—Bueno, admito que me gustaron muchas otras mujeres antes, en especial estando en una casa en donde todo el tiempo estaba rodeado por ellas— rio levemente mientras miraba de reojo a la seriedad de su hermana por esas palabras —Salí con Miku porque la encontraba atractiva, y me parecía que con ella podría tener un futuro en esto de la música, y Luka fue mi amor platónico por años, hasta que me enteré que no era correspondido— comentó vagamente mientras que giraba un poco la mirada, intentando dar a demostrar alguna clase de arrepentimiento por aquello.

Pero realmente no había un asunto el cual ocultar ante su hermana. Rin sabía todo de Len, incluyendo aquello, incluso mejor de lo que él mismo lo hacía, pues ella tenía aquella intuición femenina que le permitía adivinar cosas de su hermano que ni él mismo sabía, aunque aquello era decir poco en comparación de lo mucho que Len sabía de Rin y que ella misma ignoraba. El asunto era de simples celos, y eso mismo era lo que Len menos quería provocar a su hermana.

—Hubiera sido imposible para mi encontrar a una chica quien no me quisiera sólo por el modelo vacío de perfección que la publicidad de la disquera daba de mi— volvió a reír, pero ahora intentando buscar algo de veracidad en lo que decía —No soy perfecto, tampoco Rin lo es, para cualquiera que se lo pregunte, pero sin embargo, para nosotros dos, siempre hemos sido perfectos el uno para el otro—

—Ya se ha escuchado esa excusa bastantes veces en el pasado, acerca de la facilidad que tienen los hermanos gemelos para congeniar el uno con el otro por sobre otras personas— se apresuró a interrumpirle el abogado, ante la mirada poco sorprendida del Maestro, quien hasta ese momento continuaba completamente distraído del asunto —Esa no es, en ninguno de los casos, una excusa para un comportamiento incestuoso, pues no existe ningún patrón psicológico que demuestre que los hermanos gemelos de distinto genero tengan una preferencia por intimar entre ellos—

—Ya lo sé, pero no sólo estoy hablando de eso de intimar, ni de desear tener relaciones— insistió mientras demostraba su fastidio por la repetición constante del asunto —Nosotros dos funcionamos bien estando juntos, los dos somos mejores amigo, incluso cuando comenzamos a salir juntos, nuestra relación jamás se alejó demasiado de lo fraternal — continuó insistiendo aquello mientras recibía miradas de incredulidad.

— ¡Por supuesto que se alejó demasiado de la fraternidad!— exclamó llegando a su límite el abogado —Estaba en el hemisferio contrario de la fraternidad, ¿O es que acaso le parece algo fraternal el hecho de tener relaciones? ¿Le parece que eso es algo que deberían de permitir un padre que hicieran sus hijos entre ellos?—

—Lo único que puedo decir contra eso— respondió tranquilamente Len —Es que no importa con cuantas personas nos intentáramos relacionar, no podíamos salir del mismo gusto único que teníamos el uno por el otro, que superaba a cualquiera de los demás, llámelo usted como quiera, pero nosotros dos jamás consideramos necesario buscar a alguien como un alma gemela, pues ya nos teníamos el uno al otro— sintió que aquella explicación era tan sumamente pobre y vacía como lo debía de haber sido para todos los demás en la audiencia, aunque podía ver a Rin sonreír solamente para él, y cuando menos, aquello contaba, pues sabía que el asunto en sí, en el cual lo inculpaban de tan sólo transgredir una penosa ley anti incestuosa, que debería de aplicar sólo a casos de relaciones no consensuadas, no merecería más que aquella explicación, que resumiría todo el problema a un simple problema de enamoramiento, que a todos los demás les parecía ciegamente incorrecto.

No hubo más palabras transcendentes durante el resto del testimonio de Len, pues después de haberse sentido con semejante inutilidad durante el momento en el que él consideraba que podría haber salvado su relación, se comenzó a notar su intransigencia ante las preguntas del abogado, por lo cual se le ordenó bajar y renunciar al resto de su testimonio, inclusive a las preguntas de su propio abogado, por orden directa del juez.

Ahora era el turno de Rin.

— ¿Cuantas semanas lleva usted de embarazo?— comenzó preguntando casualmente el abogado, como si se tratara de un respetuoso viejo amigo de su familia.

—Once semanas, según puedo recordar desde la concepción— dijo rápida y algo vacilante la rubia, sentándose ordenadamente con las piernas cruzadas y con una sonrisa reluciente en la cara.

—Muy bien, es bueno que conozca el momento en el que haya ocurrido la concepción— opinó irónicamente el abogado — ¿Y todo ha ido bien?— cuestionó con la misma casualidad que antes.

—Estaría mucho mejor de no ser por todo el estrés que me han puesto últimamente— se quejó con una voz un poco más agresiva, como si le culpara a él directamente por todo aquello, pero sin dejar el vacile de lado —Primero que nada, tener que buscar un sacerdote que nos quisiera casar, un médico que quisiera vigilar la situación de mi hijo, y que la mayoría de los residentes de la casa aprobaran nuestra estadía en la casa, todo para que después, usted y otro montón de políticos y judiciales idiotas, vinieran a joder los preparativos para mi boda— se expresó con la misma facilidad de antes, pero volviendo a sonreír al instante.

—Bueno, tiene que entender que, hay platos rotos que pagar antes de que pueda celebrar su boda, señorita Kagamine— fue la contestación carismática del abogado.

—Muy bien— suspiró el abogado —La versión que da su pareja acerca de la forma en la que ustedes dos se relacionaron románticamente, nos indica un cuento, por lo menos azucarado, y que alega no acercarse en ningún sentido al concepto del incesto común y corriente, ¿Qué versión nos puede dar usted, en todo caso de que difieran?— intentó llegar por un punto amable a la conversación, pues sabía que la Kagamine tenía facilidad para ganar el aprecio de los demás, por lo que intentaría no hostigarla de no ser necesario, más aun, por causa del embarazo.

—No, diría que en mi versión todo era más colorido, pues el cielo era rosado y había al menos una docena de arcoíris en el cielo, sin contar los fuegos artificiales cuando nos dimos nuestro primer beso bajo un árbol de cerezo— aquello logró hacer soltar una ligera risa por más de uno en las gradas, pues su tono de sarcasmo fue obvio, y de hecho, ni siquiera hizo titubear al juez un solo instante —Era una chica adolecente enamorada con las hormonas alborotadas, para mí, Len era todo lo que necesitaba en ese momento, creo que él mismo ya dijo porque— se quedó con aquella simpleza en su explicación.

—Entonces corrobora la facilidad con la que ustedes dos se enamoraron, eso parece bien— agregó el abogado colocando sus manos tras su espalda —Díganos, señorita Kagamine, ¿Usted alguna vez ha sido celosa, o ha experimentado una gran cantidad de estos en ocasiones?—

—Más como una hermana celosa que como una novia celosa— afirmó ella —Se que Len puede ver a todas las mujeres que quiera, pero me siento más resentida cuando él no me invita a mis planes, o cuando decide no ser parte de los míos— complementó su respuesta.

—Como un par de muy buenos, e inseparables mejores amigos, me imagino que son como uña y carne— añadió sin ninguna muestra de cambiar la manera tan apacible en la que desarrollaba la conversación.

—Como la izquierda y la derecha, siempre juntos— rio un poco al contestar, provocando una risa similar en su gemelo.

— ¿Usted ha sabido de todos los enamoramientos de su hermano?— preguntó de pronto, cambiando el tema.

—Claro que sí, es obvio que sabía más acerca de el de Miku, e incluso intenté ayudarlo con el asunto de Luka, contándole a ella acerca de lo mucho que le gustaba a Len, pero ella respondió de manera… agresiva— miró de nuevo a todos los testigos de la sala del juicio, y miró como Luka no estaba cerca, aunque de esto ya se había percatado desde hace un tiempo, y de hecho, a esto se debían sus palabras.

—Su hermano fue fuertemente rechazado, ¿De casualidad usted no desarrollo sentimientos por su hermano tras este desencanto amoroso?—

—No lo creo, mis sentimientos por él surgieron cuando la relación con Miku estaba en su mayor apogeo, y de hecho, antes de eso, no había visto a mi hermano como algo más que eso, quizá como mi mejor amigo, pero eso fue desde los siete— reafirmó con una muestra de cariño en su voz al recordar aquella tierna edad, en donde su fiesta de cumpleaños había sido un fracaso, en el sentido en el que nadie de su salón de clases ni de sus amigos del barrio en el que vivían había ido a celebrarlos, y ellos dos, junto con su solitaria madre, fueron más que suficiente para pasar una tarde agradable de cumpleaños.

—Pero yo pregunto ¿No surgieron ciertos sentimientos de celos en aquella situación? Y con esto, me refiero a sus ya explicados celos típicos de un par de amigos muy unidos— quiso intuir a partir de lo que había sido su testimonio anterior.

—Por supuesto que no, Luka es fantástica, es una de mis mejores amigas, y por supuesto que habría sido fantástica para Len en aquel entonces, pero ella tenía veinte años de edad, y él sólo catorce, decir que entre ellos dos podría haber algo de verdad, sería simplemente ridículo— y aquella pareció ser la pregunta que hizo que al abogado se le iluminara la sonrisa tan falsa que ya antes llevaba en sus labios resecos.

—Pero esa es su opinión acerca de la relación que ellos dos podrían haber desarrollado, ¿No es así? ¿Independientemente de si los sentimientos de la señorita Megurine hubieran sido de correspondencia a los de su hermano, usted habría considerado incorrecto que ella, a su edad de veinte años, y él, a su edad de catorce, se relacionaran?— Dictó aquella larga pregunta, esperando quizá a que Rin perdiera el rastro de sus palabras, pero ella lo siguió.

—Puede que sí, sea sólo una opinión, pero ya he dicho lo mucho que aprecio a Luka, y no dudo en que hubieran sido felices los dos de haber estado juntos— dijo comenzando a engrosar su voz, —Pero recuerde que incluso hubiera sido ilegal que una chica de veinte anduviera saliendo y haciendo cosas como besarse en público con un muchacho de catorce— recordó para sentirse más aliviada de lo que decía.

— ¿Tan ilegal como hubiera sido un par de hermanos menores de edad besándose en la calle? Sin duda alguna, una denuncia habría sido los suficientemente efectiva como para haberlos llevado, como mínimo, a la corte de lo familiar, y hablar con sus padres, pero ya hemos comprobado, aquí— dijo señalando al distraído Maestro —Que la ley parecía evadirlos a ustedes dos—

— ¿Qué está diciendo, por qué mezcla dos cosas que no tiene nada que ver?— respondió ella irritada a lo que parecía ser una gruesa provocación.

—Sólo quiero que se diga la verdad— contestó tan tranquilamente como antes —Y la verdad, es que usted intenta ver la realidad como más le convenga— al decir aquello, un murmullo algo prolongado se hizo presente en la sala, a la vez que Salta se levantaba un poco de su asiento y Len fruncía el seño a la par con su gemela.

El juez golpeó con su mazo un par de veces, para que se pusiera en orden la sesión.

— ¿Le parece tanto así? Ande, diga lo que tenga que decir, e incrimíneme como lo desee, sus argumentos no son más que una piedra más en el zapato— respondió Rin de manera directa al abogado, llamando ligeramente la atención del juez, quien no se sintió tan complacido con aquella actitud, pero la dejó pasar, ante la carencia de cualquier clase de objeción.

—Siempre tan temeraria ¿Acaso esa es su maraca personal?— se burló un poco el abogado mientras repasaba una hoja de la mesa de su escritorio —Fue hace ya algunos años, durante el final de uno de los conciertos, en donde a usted se le pidió que expresara su opinión acerca de la actuación que su hermano había tenido en el escenario al lado de Shion Kaito y Kamui Gakupo, actuación que contó con la interpretación de una de sus famosas canciones de temática romántica entre los tres— comenzó a relatar mientras se acercaba de nuevo al estrado —citaré sus palabras detenidamente— dijo mientras tosía un poco para aclarar su garganta.

"Me parece de muy mal gusto que todas esas fujoshis hayan venido tan solo para presenciar una canción en donde se supone, Len es mujer"— Miró como todos se extrañaban con la mención de aquellos, pero los familiarizados con el trabajo de Vocaloid, ya habrían sido capaces de saber que canción era —'Me da asco' y debo de decir que eso fue lo que usted dijo "Que alaben de esa manera una relación pedófila, y que encima crean que es mejor por ser de esa forma que si fueran ambos de la misma edad"— Terminó de decir mientras bajaba la hoja.

—Mi sentido de la decencia se encontraba ofendido por un montón de niñas con emociones orgásmicas por haber visto a mi hermano actuando como si fuera una mujer siendo seducida por Kaito y Gakupo— se justificó Rin con facilidad.

—No viene al caso la situación en la que usted se encontraba, pues hasta ahora no se ha expresado de distinta manera, en más de cinco años— negó aquel sujeto —Pero lo que le quiero preguntar ahora es: ¿Seguiría usted con la misma posición defensiva, si no fuera su hermano gemelo, pero hubiera una diferencia de edad de unos seis años?— aquello ya fue una provocación para que el Maestro elevara la voz.

— ¡Objeción, su señoría! Cualquier contestación implicaría resoluciones circunstanciales, no relativas a la relación en cuestión de mis clientes— habló con claridad y formalidad.

—Para demostrar la inestabilidad en las declaraciones públicas de la fémina en cuestión, su señoría—se adelantó el abogado —Ella se ha puesto a sí misma como una "defensora de un amor ordinario pero prejuiciado por todos" , pero solamente ha usado esas palabras para defender su caso en particular, todo con intenciones egoístas, enmarañando cada vez más mentiras, tales como las que se esperarían de un paciente psiquiátrico con desordenes tales que le llevarían a cometer incesto— formuló todo aquello en un instante.

— ¡Vaya! Me parece que todo ese razonamiento se movió muy rápido— admitió algo de incredulidad el juez —No obstante, me parece que existen ciertas contradicciones con respecto a las declaraciones públicas previas al juicio y con respecto a mucho de lo que se ha dicho hasta ahora, pero me agradaría que dejara de dar tantos giros al asunto, ¡No ha lugar!— expresó su molestia por lo tardío que se tornaba todo.

—Está bien, su señoría— agradeció el abogado mientras miraba al Maestro con media sonrisa —Sabemos todos que, tanto una relación incestuosa, como una diferencia de edad de tan solo un par de años, dejaría de ser ilegal una vez ambos miembros de esta estuvieran en la mayoría de edad, pero fuera de este detalle, hay adultos quienes seducen individuos menores, y en su caso particular, hermanos, menores de edad, quienes se relacionan íntimamente, y no obstante, usted busca salir impune del asunto, pero condenar al otro caso de manera definitiva— resumió para ella mientras colocaba sus manos juntas.

—Es muy diferente el asunto, no es solo que seamos hermanos, somos gemelos, tenemos la misma edad…— tuvo la intención de recurrir a ese asunto, pero fue detenida.

—¡De nuevo con la excusa del lazo inseparable que une a los hermanos gemelos! exclamó en indignación el interrogador —Su hermano lo ha dicho, y usted lo repite, pero es precisamente a lo que quería llegar, quería que usted demostrara frente a todos, el cómo considera que su crimen no tiene peso, o no posee importancia, y como desea tener una boda y una familia común y corriente y de ensueño, cuando tuvo pleno conocimiento, de que tener relaciones con su propio hermano a esa edad, era ilegal— descargó finalmente todo su pensamiento sobre ella, algo ligeramente más convincente que antes, pero lo suficiente por sobre lo que tenía preparado Salta.

—Escuche bien— se tranquilizó con facilidad, si es que alguna vez había perdido la serenidad —Puede que para usted no tenga ninguna diferencia un asunto del otro, y le diré que ciertamente, para mí tampoco lo tenía tanto— admitió sintiendo algo de derrota —Cada día era lo mismo, el preocuparme por el hecho de no saber si lo que hacía era perjudicial para mi hermano o no, si no lo estaría llevando en un camino que lo condenaría tanto como a mí; estaba dispuesta a sufrir lo que quisiera, siempre que Len estuviera a salvo, y que pudiera vivir una vida feliz, como él la quisiera—

—Y no obstante, usted ignoró estas preocupaciones, y decidió que sus deseos bien valían lo que ahora está sufriendo su hermano— lo señaló con sus repugnantes dedos retorcidos, como si ahora mereciera ser victimizado por él.

—¡Claro que no!— dijo entre severa y enfurecida —Todo lo que me preocupaba se lo comenté, se lo dije cara a cara, y estuve dispuesta a que él me rechazara para irse con cualquier otra persona que quisiera, siempre que fuera feliz, y esa siempre fue una opción que él tuvo— se detuvo un poco y se tranquilizó respirando hondo —Pero no lo hizo, sino que hablamos, y acordamos que los dos éramos lo suficientemente egoístas como para enfrascarnos en algo que sabíamos que nos acabaría si saliera a la luz. Pero me di cuenta, de que valdría la pena meter las manos al fuego de esa manera, si podía volver a mi hermano tan feliz como sentía que él merecía serlo, y que al fin y al cabo, era mejor que una relación pedófila, pues estábamos seguros de que jamás nos haríamos daño el uno al otro, nunca de la forma en la que una persona mayor de edad se lo haría a un chico— terminó de decir aquello como si retractara todas sus palabras iníciales acerca de Len y Luka como pareja —Y sólo para qué lo sepa, si mis hijos quisieran hacer incesto, sería decisión de ellos, no mía ni de Len— agregó en respuesta al interrogatorio de su hermano.

Y aquello, de alguna manera, dejó sin un argumento estable al abogado, no porque realmente no pudiera seguir "Cavando" en el asunto, sino porque fundamentalmente, no pudo comprobar en ese momento, que la relación había causado algún daño psicológico en los dos, y prefirió retirarse, hasta que los resultados de las pruebas realizadas por evaluadores profesionales, pudieran desmentir sus estabilidades mentales y emocionales. A partir de ese punto, se podría decir que quedaba imposibilitado el aborto mandatorio para la pareja Kagamine, ya que el veredicto no había sido lo que el abogado había imaginado, no lo que le habían contado que podría haber sido, pues esperaba más mentiras, más falsedades, y más engaños, dignos de un abusador sexual de su propia sangre.

Pero se había equivocado. Y el juez no le daría más estimación a un caso que quedaba más claro que el cristal.

El anuncio del final del juicio ocurrió después de que Salta se negara a interrogar a Rin, y pasada una pequeña conversación, el Maestro dio una palmada en la espalda a su contrincante, mientras que este solamente frotaba su frente, terminando así la sesión del día, Len y Rin se dispusieron a movilizarse.

—Maestro— le llamó Len mientras que él los dirigía a la limusina en el cual había llegado, y del cual él sería el chofer —Me parece que Luka no estuvo en esta sesión, ¿Verdad?— hizo notar mientras miraba la salida de la corte, y entre ellas miraba a Gakupo con cara seria, al lado de Kaito, quien no dejaba de sonreír y de alegrarse en cada momento mientras caminaba con Miku tomada de su brazo.

— ¿Acaso te interesa?— respondió el Maestro como ofendido —Por si no lo sabías, su hermano se la llevó a los puertos, dijo que quería comer el mejor atún que se pudiera pescar en Japón— mencionó como si se tratara del más importante acontecimiento posible.

— ¿Hay algo para lo que la necesitaras?— le preguntó Rin mientras hacían espacio en los asientos de atrás para acomodarse bien, dejando entrar en un rato a los otros tres que venían detrás de ellos.

—No, para nada, sólo se me hizo raro… digo, sé que no nos apoya demasiado en esto, pero al menos los cinco de Crypton habíamos estado el primer día del juicio— aclaró como si no fuera necesario decir más que eso.

—Pues es una suerte para Gakupo, porque si los cinco de ustedes vinieran aquí, él tendría que irse caminando— dijo tan pronto como notó que Meiko, Kaito, Gakupo y Miku ya estaban dentro, al lado de los Kagamine.

Después de dicho esto, el peli azul continuó conversando unos momentos más con Miku, hasta que el tema en cuestión se acabó y la limusina se puso en un silencio algo denso para algo que se podría considerar como un triunfo en la corte, al menos como el Maestro lo había mencionado.

—Entonces, Len— dijo Gakupo de pronto, hablando con una voz bastante seria y baja — ¿Te gustaba Luka?— en el momento instante en el que mencionó esto, al chico se le mancharon las mejillas de rojo nítido.

—Quizá… sólo un poco… sólo por un tiempo…— contestó rápidamente, sin desear darse la oportunidad de arruinar algo hablando de más o de menos.

—Len… ¿Por qué te sonrojas?— preguntó Miku de intromisión mientras se acercaba a él y le miraba con una verdadera mirada de desconcierto. Pudo ver al lado de su ojo como Rin ennegrecía su expresión y presionaba con algo de fuerza su mano.

—No lo culpen, era sólo un niño, y Luka era la chica más linda de toda la casa cuando llegó— intervino Kaito con rapidez, riendo mientras daba un golpe en el hombro de su amigo.

— ¡¿Ella la más linda?!— Preguntó Miku mientras lo tomaba del cabello de la nuca y lo tumbaba hacia atrás.

—No me sorprendería que Len se hubiera enamorado de todas nosotras— dijo Meiko seductoramente mientras se alargaba un poco en su asiento —Después de todo, era un chico lleno de hormonas— sonrió con sus labios marcados por el carmín de su lápiz labial mientras daba un guiño con sus ojos ensombrecidos por el maquillaje.

—Bueno, creo que es obvio que pasaba por un periodo corto en el que cada una me gustaba, aunque sólo con Miku lo intenté— dijo mientras se reía, sintiendo cada vez más calor en su rostro por tocar un tema con tanta carencia de pudor.

—¿Significa que te gustaron Miki, Iroha, Lily y Gumi?— preguntó Gakupo con seriedad, como si intentara hundirlo más ahora que observaba a Rin encelarse cada vez más y más con todo lo que se decía.

—Sólo un poco, tampoco es que anduviera siempre con los pantalones calientes— rió un poco mientras intentaba abrazar a Rin un poco, siendo bien recibido al final, sintiendo como ella misma se aferraba más a su brazo.

—Como quiera, al menos ahora te has olvidado de todo eso, y estás con Rin, y yo ahora estoy con mi querido Kaito— agregó Miku mientras usaba la bufanda de su novio para forzarla alrededor de su cuello y asfixiarlo indefinidamente.

—Sólo espero que no se te olvide que Luka está ahora conmigo— dijo el peli morado mientras engrosaba la voz a manera de finalizar la plática mientras extendía sus brazos en el asiento.

— ¡Vaya, yo pensaba que sería Rin la primera en ponerse celosa!— exclamó Meiko entre risas mientras el resto se le unía con energía, inclusive Rin, pero sin dejar por esto de sujetar el brazo de su hermano.

Llegaron finalmente a la casa, y tomaron su tiempo para cambiarse a ropas más informales y cenar algo rápidamente, aunque con un largo tiempo de espera en el proceso, pues de manera sorpresiva, alguien había vaciado el frigorífico y las despensas, forzando a Meiko a declarar una expedición al mercado tan pronto como saliera el sol, y consecuentemente, a ordenar algo de un restaurante cercano con servicio a domicilio, mientras que Rin consumía sus medicamentos recetados para tratar con el embarazo. Esa noche, de cualquier forma, no había presencia ni del sacerdote ni del médico, y menos sorpresivo aún, casi no había nadie de los cuales no habían asistido al juicio, es decir, fuera de quienes compartieron la limusina, aunque supusieron que deberían de estar tratando el asunto de Kiyoteru. Procedente a la cena, el Maestro llamó a Len y Rin a su estudio, en donde los dos se sentaron uno al lado del otro ordenadamente, esperando lentamente a que comenzara con cualquiera que fuera el asunto que se trataría en aquella ocasión.

—Espero que estén satisfechos con la manera en la que el juicio se desarrolló esta tarde— dijo mientras se sentaba en su silla y la giraba para ver en dirección de su ventana.

—Al parecer usted lo estuvo, después de todo, no nos hizo ninguna pregunta— contestó Rin, sintiendo el resentimiento de ambos en su voz.

—Sólo se como destruir personas en un estrado, mediante interrogaciones, ese es mi estilo, hundir a alguien para salvar a otro— dijo mientras discretamente, sacaba uno de sus puros de su empaque cilíndrico metálico —Aunque no había mucho en lo cual trabajar, creo que dio resultados—

—Entonces, ¿Estamos a salvo, nosotros y el bebé?— preguntó Len sin poder aún ocultar el deseo de que lo que decía se volviera realidad.

—Sólo en parte, pues ahora confiamos en que el juez se haya percatado de la ridiculez del asunto entero, y muy probablemente, si no se encuentra nada malo en sus retorcidas mentes incestuosas que les pudiera evitar hacerse cargo de su propio hijo, diría que serán perdonados por el asunto del incesto a edades prematuras— afirmó mientras encendía uno de sus nuevos productos de nicotina.

— ¿Y si era un asunto tan ridículo, porque nos involucraron de esa manera desde el inicio?— preguntó sumamente molesta la Kagamine.

—Solamente querían hacer que estuvieran debajo de un tipo diferente de reflector en este caso, uno en donde se les viera como criminales— explicó aún siendo él quien había terminado con más dudas —El que los hayan introducido en el sistema penal es ganancia para quien quiera que los quisiera ensuciar, pero el tiro le salió por la culata, si es que el juez los perdona, el estado podría incluso pedirles disculpas—

—Bien, esas son buenas noticias— dijo Len con ánimo —Más que buenas ¡Son excelentes!— exclamó mientras miraba a Rin y le daba un corto abrazo —No encontrarán nada en nosotros, se darán cuenta de que podemos tener hijos de manera común y corriente—

—Y podremos finalmente concentrarnos en la salud del bebé— afirmó Rin mientras besaba a Len fugazmente —E incluso en nuestra boda— agregó entre miradas llenas de ilusión, remembrando los sueños que lograría cumplir al final, los suelos que habían iniciado desde su temprana infancia, cuando su inocencia le permitía ver a Len como un príncipe con el cual podría casarse.

—Con respecto al asunto de la boda— se entrometió ahora el Maestro —Me parece apropiado que adelantemos la boda lo más que podamos— pidió sin necesidad de voltear a mirarlos, colocando el puro en su boca y absorbiendo un poco de humo en su boca, para después dejarlo salir directamente en una de las ventilaciones de su ventana de oficina.

—Eso ya lo ha dicho, Maestro, creo que será mejor que la boda se haga antes del tercer mes— expresó Rin con un ligero acuerdo —No quiero que mi vestido de novia se vea opacado por mi panza— se rió ligeramente mientras tocaba por encima de su vientre, sintiendo cada vez más un ligero bulto que le hacía recordar que todo lo que hacía valía la pena.

—Me parece una buena causa, pero tengo otras preocupaciones que me llevan a pensar en que sería mejor que ustedes dos deben de casarse para la próxima semana— dijo para la sorpresa de ambos, en el sentido en el que esperaban una fecha no tan cercana.

—Bueno… pensábamos esperar una semana, quizá dos… ver si todo andaba bien con el bebé antes de empezar con un nuevo estrés— quiso excusar Len su ligera indecisión, aunque lo que decía no carecía de verdad sólo por esto.

—No se trata de lo que piensen, es necesario que se casen lo más pronto posible, al menos si desea que quien los case sea mi hermano, lo que en todo caso, espero que sea siquiera posible— comentó de una forma ligeramente consternada, pues de alguna forma, se notaba en su voz, un tono completamente inusual en él.

— ¿Algo le pasó al padre Thel?— preguntó Len, temiendo ser él quien tuviera que preguntarlo —Lo vimos caminando con usted esta mañana, antes del juicio— agregó.

—Nada demasiado grave, solamente que su corazón se detuvo por unos instantes, y mi hermano Mikhail tuvo que reanimarlo— les informó mientras borraba de su mirada toda expresión de gracia posible, incluso verdadera seriedad, y dejaba solamente algo de melancolía.

— ¡¿Cómo?! ¡No sabíamos que su corazón estaba débil!— exclamó Rin preocupada y alarmada por aquello, sintiéndose inmediatamente culpable por la forma en la que lo habían enfrascado en todo ese asunto del incesto y de la defensa, sin saber más de él a profundidad.

—Jamás fue muy fuerte, de hecho, siendo más jóvenes, él era el más débil de todos, aun cuando la vida lo ha tratado con algo más de amabilidad— arrojó su puro por la ventilación de la ventana, con la esperanza de que caería en la piscina, después de decir esto, girándose y acomodándose frente a ellos mientras tosía un poco —Y por si eso fuera poco, mi hermano tiene la sospecha de que lo envenenaron intencionalmente— dijo engrosando un poco la voz y ensombreciendo su mirada.

Ambos, Len y Rin, sintieron un penetrante escalofrío en sus espaldas a la vez que recibían aquella noticia. De manera instintiva, Len sujetó con cuidado el hombro de su hermana, mientras que ella llevaba sus manos a su vientre, como si quisiera consolar a su bebé no nato.

—Habrán notado que casi toda la comida ha sido retirada de sus respectivos compartimientos, esto ha sido a causa de que mi hermano ha decidió llevar varias muestras de cada posible alimento envenenado a una migo suyo del departamento de toxicología privado, en Osaka— explicó sin detenerse a dar más detalle —Dijo que sería tardado, el traslado y el análisis, pero me encargue de cubrir el costo que fuera necesario en todo aspecto— dio a entender como si aquello fuera lo más importante a aclarar. Pero Len continuaba sumamente intranquilo, sin poder alejar las manos del hombro de su hermana, y tuvo que preguntar lo que debía de saber, si quería poder cerrar sus ojos, esa, o cualquier otra noche

—Maestro… ¿Hay alguna razón para creer que alguien quisiera envenenar al padre Thel… o a nosotros?— preguntó con bastante temor, más que nada, a conocer cualquier posible respuesta, sabiendo que había remarcado la palabra intencionalmente por una obvia razón.

—Sí, sería buena idea pensar que querían matarlos a ustedes, aunque eso significaría que cualquiera de los habitantes de esta casa está en riesgo de de consumir alimentos envenenados— conformó mientras paseaba sus ojos por toda su oficina —Pero fue mi Thel, quien durante el momento en el cual apenas se recuperaba, le contó a Mikhail, que alguien lo quería muerto, alguien de la misma organización a la que pertenecía— los dos le miraron con un sentimiento sumamente helado en sus interiores.

— ¿Quiere decir, alguien de la iglesia?— preguntó Rin con tanto miedo como el de su hermano.

—El nunca lo diría así, para él, la institución de Dios es incorruptible, o al menos lo fueron los deseos de sus fundadores, por como lo dijo, he de suponer que realmente se trataba de alguien dentro del apostolado, pero con motivos — suspiró demostrando algo de hartazgo con el asunto —pero creo que eso es irrelevante hasta que estemos seguros de que alguien lo envenenó— aclaró mientras les miraba con serenidad.

— ¿Y usted nos pide que tengamos una boda común y corriente cuando un loco está intentando asesinarnos a nosotros a al sacerdote?— exclamó Rin en pleno descontento por el pronto abandono de la seriedad por parte del Maestro.

—No, pretendo que tengan una boda incestuosa, la primera en ser televisada en el país— les advirtió mientras los miraba con enfado —No me molestaría alejarme de su asunto, dejarlos hacer su pecaminosa ceremonia y tener su pequeño engendro con tranquilidad, pero por desgracia, siguen atados a la compañía que se supone, deberían de representar con orgullo— terminó de explicarles a los dos mientras que juntaba sus manos sobre su escritorio, mostrándose más imponente ante ellos, para recordarles quien era quien los poseía.

— ¿Entonces habrá cámaras?— preguntó Len intentando salir de la molestia, tratando de buscar algún punto positivo — ¿Y qué hay de nuestros invitados?—

—No los molestaremos, pero de manera sincera ¿Cuántas personas se presentarán a su boda?— preguntó sin la cruda intención de burlarse de ellos por su carencia de amigos, inclusive guardándose la información que había dado su hermano acerca de sus padres —Si, eso pensé, vayan a dormir ya, le ordenaré a Meiko que busque un mercado lejano en el cual reabastecer las despensas— les avisó mientras giraba su silla y volvía a fumar

Fue al fin la hora de que los gemelos abandonaran todos los asuntos que los mantenían despiertos y fueran a descansar a su habitación, terminando su día compartiendo sus preocupaciones acerca de la posibilidad de que estuvieran siendo envenenados. La primera duda a atender, era el asunto relacionado con la seguridad de Rin, pues inclusive su mantenían las medicinas ocultas de la vista, solamente bastaba que alguien de la casa "traicionara" la intención mutua que todos tenían de resguardar la seguridad del bebé para que ella estuviera envenenándose sin ser consciente.

Pese a todas las preocupaciones que Rin tenía, Len le prometió que la mantendría a salvo, y que consultarían al doctor acerca de la posibilidad de que sus medicamentos estuvieran envenenados o adulterados de alguna manera. Y la otra duda que quedaba por resolver, era acerca de la identidad del posible saboteador. Pensaron en lo mucho que cualquiera de sus posibles compañeros detractores podrían odiar su situación pare hacer aquello. Supusieron en un principio, que sería Luka podría ser la culpable, pero les pareció contrario a todo lo que conocían de ella, lo anterior que había hecho, delatarlos ante todo Japón, era claramente suficiente para ella, al menos por lo mucho que la conocía. A la única aproximación de una resolución a la que llegaron, habiendo pasado ya la hora que tenían propuesta para dormir, es que posiblemente, Kiyoteru, quien ahora sabían la clase de hombre que era, podría haberse contactado con algún miembro del clérigo para mover sus influencias y colocar el veneno en la casa, pero suponer más, les llevaría demasiado tiempo y energía que ya les faltaba, y decidieron simplemente acostarse.

Justamente cuando los dos estuvieron metidos dentro de su cama, Rin se recostó parcialmente sobre Len, quedando de lado en realidad, forzándolo a él a encararlo de frente, y juntándolo más a su cuerpo, incluso sin tener mucho cuidado de su vientre.

Len recibió el abrazo, manteniéndose pegado a ella de igual forma, ocupando tan solo un espacio o menos de aquel colchón matrimonial. Era lo que acostumbraba a hacer cuando se mentía en la cama con ella, o al menos lo que hacían después de hacer el amor, aunque aquella noche, Rin había expresado sentirse descompuesta de ánimos para tener una o dos horas llenas de romance, y Len no estaba para nada mejor.

Aún cuando los dos estaban recostados juntos, compartiendo la misma almohada, hubo algo en el interior de Len que comenzaba a hacerlo sentirse sofocado de aquello, como si de pronto deseara tener un espacio más amplio para dormir y estirarse. Aquel sentimiento no lo había sentido por primera vez en ese mismo instante más bien lo sentía cada vez que la noche terminaba siendo algo incómoda con su hermana. Pero ahora algo más le alertaba. Una incertidumbre, más que una simple incomodidad, y no orientada al asunto del envenenamiento ni de la tan cercana boda, sino un tema que bien se le había escapado por años y años, y en ese momento lo recordaba, todo a raíz del juicio de la tarde.

—Rin— le habló con suavidad mientras que la veía todavía con los ojos ligeramente abiertos, pero con el resto de su cuerpo relajado para dormir —¿Qué crees que hubiera pasado si yo también le hubiera gustado a Luka?— preguntó por primera vez en su vida, entrando a un terreno tan escabroso y tan minado, que su simple sentido común se lo había hecho evadir por años, pero a la vez, con esa mínima pregunta, dejaba miles de cosas atrás que habría querido expresar con docenas más de preguntas.

— ¿Qué crees que hubiera pasado si Gakupo me hubiera gustado?— le preguntó en voz baja mientras acababa de cerrar sus ojos y acariciaba su cabello con lentitud. Len tardó en entender aquello, al menos de la forma en la que se lo había dicho, tanta levedad como cualquier otra cosa, hasta que finalmente logró captarlo.

— ¡¿Gakupo se te insinuó?!— exclamó en un susurro bastante alarmado mientras se separaba un poco de ella, mirándola ahora con los ojos abiertos como platos. Ella solamente sonrió y volvió a acariciar su cabello.

—Después de que filmamos el vídeo para la canción del Duque de Venomania, que él nos invitó a todos a tomar algo, recuerdo que fui la última que se quedó con él en el bar, y la única de nosotros dos que quiso ir, creo que porque él y tu se habían enojado— Respondió aún mientras se encariñaba más a él, intentando pegarlo más a su cuerpo —Recuerdo que me hizo proposiciones indecorosas, aunque no sentí que fuera nada serio, creo que con un solo impulso llegar a algo con él y se veía tan sexy en ese traje de noble— susurró con cierto tono de sensualidad en el oído de su hermano al acercarse más a él y meter su cara entre su hombro y su mejilla.

En aquel momento, al tenerla en aquella posición, Len se sintió con un nuevo tipo de incomodidad, algo que le hacía sentir impropio al cariño que le daba su hermana, que a la vez le hacía querer evadir ese sensual susurro que ella enviaba directamente a sus oídos. Algo le hacía odiar todo eso, le provocaba un calor intenso en su interior que le hacía querer salir a golpes de esa cama, y olvidar que acababa de imaginar a su hermana con aquel samurái de purpura, no necesariamente en una relación sexual, sino en todo lo demás que ya era de él mismo y no de Gakupo.

—Pero en ese entonces tú eras el que me gustaba, y no me interesaba "divertirme" con él, como me lo dijo— terminó de decirle, abrazándolo un poco más —Hay tantas cosas que nos hubieran separado, Lenny, pero nada de eso pasó, y ahora estamos embarcados en lo mismo, por favor, no pienses en otra forma en lo que esto habría podido acabar, porque para mí, no hay nada más perfecto que lo que tenemos entre nosotros— fue en ese momento en el que se separó de él, para verla con una mirada que él encontró inmediatamente como una sincera petición de que dejara el asunto de lado.

—No, no lo decía por eso… solo— intentó decir él, pero decidió callarse mientras se acercaba a ella y decidía cerrar todo lo dicho sólo con un beso —Lo siento— soltó en un ligero susurro después de separar sus labios de los de ella. Los dos terminaron la noche con una serie de besos continuos pero sin dejar que se formara el deseo de nada más, y cayeron dormidos en aquella misma posición, abrazados en un mismo espacio.