Disclaimer: Naruto y todos sus personajes siguen siendo propiedad de Masashi Kishimoto TT_TT

Beta: Nare

Advertencias: Shonen ai


Naruto

Después de volver con Sasuke y comer, se quedó confuso cuando su madre le mandó un mensaje para decirle que estaba de camino. No era habitual que bajara del pueblo durante el fin de semana. En todo caso era él quien iba con ellos. Pero al parecer Menma estaba tan preocupado por "el tito Sasuke", y que "tenía que ir a cuidarlo", que al final su madre había decidido bajar. Lo que no se esperaba era que viniera su padre también.

Sabía que su madre ya le había contado sobre su relación con Sasuke —o, de lo contrario, ya se hubiera enterado por Menma—, pero se sentía nervioso de que lo constatara personalmente. Por qué, no tenía ni idea. Dentro de su grupo político, defendían la diversidad y los derechos LGTB… Pero nunca hablaba de política en casa, y no conocía cuál era realmente su opinión al respecto. Y aunque sabía que a veces salía en el periódico comarcal, no tenía por costumbre leerlo.

El caso es que cuando abrió la puerta y lo vio ahí, se quedó congelado sin saber siquiera cómo saludar.

Menos mal que estaba Menma.

—¡Titoooo!

Como si hubieran pasado semanas sin verse, salió corriendo hacia él y se agarró a su jersey, dando botes para que lo cogiera en brazos.

—¿Y tú qué haces aquí? —le sonrió, sujetándolo bien para que no cayera. —No te habrás peleado con tus amigos, ¿no?

—¡Nooo! ¡Es que el tito Sasuke está malo y tenemos que cuidar de él! —puso un puchero.

Ya lo había leído en el mensaje de su madre… Pero escucharlo de su boca, hizo que le recorriera un calorcillo agradable por el pecho. No pudo sino sonreír y mirar a sus padres, que sonreían de igual modo.

—Bueno, pero tienes que portarte bien, ¿eh? —le pasó la mano por el pelo para peinarlo mientras le explicaba. —No tienes que gritar que si no le duele la cabeza, ¿vale?

—¡Vale! —asintió enérgico con una sonrisa.

—Y tampoco puedes subirte encima suya, que le haces pupa.

—Unn —volvió a asentir.

—¿Cómo está? —se interesó su madre.

—Adolorido… Apenas se puede mover, pero está bien. Está durmiendo ahora.

—Vaya… Podemos ir a dar un paseo con Menma hasta que se despierte.

—No hace fa-

—¡Noooooo! —protestó el niño. —¡Yo quiero estar con el tito!

—Habla bajito, Menma, que vas a despertar a Sasuke.

A pesar de que quería permanecer serio, no pudo reprimir una risilla cuando Menma se sobresaltó y se tapó la boca con las manos.

—Entonces vamos al jardín a esperar a que el tito Sasuke se despierte, shhhh —se puso un dedo en los labios.

Acto seguido, se retorció para que lo soltara y, nada más poner los pies en el suelo, se dirigió hacia la cocina caminando de puntillas.

Tanto sus padres como él rieron por lo bajo, observando al pequeñajo alejarse. Cuando lo perdió de vista, dio un respingo al girarse de nuevo hacia sus padres, haciéndose a un lado al darse cuenta de que no les había dejado paso para entrar.

—¿Seguro que no le molestará a Sasuke que estemos por aquí? —preguntó en un susurro su madre, como si temiera que el mencionado la fuera a escuchar.

—Claro que no, mamá. Venís a verlo a él a fin de cuentas —sonrió levemente.

—Y a ti también —puntualizó su padre.

Ajena a la tensión que sentía, su madre se encaminó hacia la cocina con la decisión de quien conoce el lugar, yendo tras los pasos de Menma, dejándole solo en el recibidor con su padre, quien le miraba de forma afable. Gesto que provocó que sintiera una opresión en el pecho —si por alivio o nervios, no sabía decir. Así y todo, no pudo contener una sonrisa cuando su padre abrió los brazos, acudiendo sin pensarlo.

—¿Cómo estás, Naruto? —le preguntó en un murmullo junto al oído sin dejarlo ir. —Hacía tiempo que no te veía.

—Bien… Liado con el trabajo y el terremoto —rio nervioso por lo bajo.

—Excusas —contradijo su padre.

Le pasó el brazo por encima del hombro y le dio un fuerte apretón, tras el cual le dio un beso en la cabeza.

—Sé que necesitas descansar, pero hace un par de meses que no subes a casa —le recriminó, si bien lo hizo con voz suave. —¿Es que ya no quieres verme?

—Ay, papá… —cerró los ojos dejando apoyar la frente sobre su hombro. —Sabes que eso no es verdad.

De nuevo, volvió a abrazarse a su padre con medida fuerza.

Ciertamente, hacía demasiado tiempo que no le veía, pero no se había dado cuenta de cuánto hasta ese momento. No había sido su intención. No era como si hubiese estado evitándole a propósito. Si bien era cierto que desde que conoció a Sasuke, era como si el resto del mundo hubiese desaparecido, no pudiendo pensar en otra cosa más que en él.

Con mayor razón ahora que iba a necesitar a alguien que le ayudase prácticamente para todo, al menos durante los próximos días. Encima, debía dar gracias por que no se había matado…

Un temblor le recorrió de pies a cabeza, y sintió que le comenzaba a faltar el aire al tiempo que perdía las fuerzas para mantenerse en pie. De repente, era como si hubiera estado corriendo una maratón, su corazón acelerado sin control.

¿Le estaba dando un infarto y se iba a morir? Por favor, que no fuera eso… No podía hacerle eso a sus padres ni al enano.

Y Sasuke…

Para cuando abrió los ojos de nuevo, un sudor frío le recorría la sien. Durante unos segundos, no pudo enfocar bien y se extrañó de que Sasuke estuviera ahí, a su lado, tomándole el pulso en el cuello… Hasta que su visión se volvió más nítida y se dio cuenta de que no era Sasuke quien le observaba desde arriba, sino alguien que no conocía.

—Parece que vuelve en sí —comentó el hombre junto a él.

—Naruto, ¿cómo te sientes? —le preguntó su padre.

Sólo entonces tomó conciencia de que estaba tumbado en el suelo, con las piernas apoyadas sobre los hombros de su padre.

—¿Qué ha pasado? —preguntó confuso.

—Te has desmayado —le dijo el otro.

Aquél seguía con los dedos presionando levemente sobre su pulso, como si acaso temiera que de verdad se le fuera a parar en cualquier momento.

Tomando aire pausadamente, se quedó mirando a su padre a los ojos. No podía haberle ocurrido esto en otro momento, no… Tenía que ser delante de él, como si pudiera aguantar perder a otro hijo…

Se mordió el labio al tiempo que se cubría los ojos con un brazo, no soportando sostenerle la mirada por más tiempo.

—¿Te ha pasado más veces? —cuestionó el otro hombre.

¿Era médico? ¿Habían llamado a una ambulancia?

—Casi, ayer…

—Debería ir al hospital —le oyó murmurar.

Temiendo que lo hubieran visto también su madre o Menma, Naruto giró la cabeza, buscando con la mirada. Pero lo único que encontró fuera de lugar fue una maleta de mano, apenas a un metro o dos de él. ¿De quién era?

—Naruto —le llamó el hombre.

Con cuidado, aquél le puso la mano en la mejilla y le hizo girar la cabeza para que le mirase. Y ahora que se fijaba un poco más, no llevaba ningún tipo de uniforme, típico de médico o de trabajador de ambulancias… Tenía los lados de la cabeza rapados, pero aun así el pelo tan largo que el flequillo le enmarcaba la cara, y la coleta le caía por el hombro… De alguna manera, su cara le resultaba familiar.

—¿Quién eres? —inquirió al sentirse algo más despejado.

—Soy Itachi, el hermano de Sasuke.

Eso sí consiguió que su mente aterrizase de golpe, sintiendo que la sangre le regresara a la cara.

"Tierra, trágame…", deseó para sus adentros.

¿Había forma más patética de conocer a un familiar de tu pareja? Lo dudaba mucho.

—Maravilloso recibimiento, ¿eh? —comentó cubriéndose la cara con una mano, dejando escapar una risa nerviosa.

—Hombre, hubiera preferido que me abrieses la puerta y me dieras la mano o un abrazo —rio entre dientes.

—Disculpa…

Algo torpe se removió para incorporarse, su padre dejándole reposar los pies en el suelo.

Sin embargo, hubo de mantenerse quieto durante unos segundos cuando, ya casi habiendo conseguido sentarse, se mareó de repente y perdió el equilibrio, golpeándose con el codo en el suelo.

—Despacio, hombre —le dijo Itachi al tiempo que le pasaba una mano por la espalda para sujetarlo.

Simplemente, genial.

No había suficiente con que Sasuke estuviera impedido, que ahora él también necesitaba ser cuidado como un crío pequeño.

—Estoy bien —dijo con la voz ronca al tiempo que se apoyaba más firmemente con la mano en el suelo para estabilizarse.

Poco a poco, la sensación de vértigo iba desapareciendo.

—¿Dónde tienes tus cosas, Naruto? —le inquirió su padre.

—¿Mis cosas?

—Tu cartera, el DNI.

—¿Por qué? —preguntó confuso.

¿Se pensaba que tenía amnesia o qué?

—Vamos ahora al hospital a que te vean.

—Papá, no hace falta. Ya me siento mejor. Ade-

—Sí hace falta —le cortó su padre con severidad. —No es normal desmayarse así porque sí, Naruto.

—Pero-

—Tu padre tiene razón —le cortó esta vez Itachi.

¿En serio? ¿Se habían aliado en su contra o qué pasaba ahí? A criterio de Naruto, no era como para ir a urgencias. Se había desmayado… ¿Y qué? Con el estrés que traía últimamente, y el miedo que se le había metido en el cuerpo con lo de Sasuke…

«No te das cuenta de lo que te hace ese trabajo. Necesitas cambiar de aires», resonó la voz de Sasuke en el fondo de su mente.

De acuerdo… Puede que Sasuke tuviera algo de razón, y el estrés le estaba empezando a pasar factura. Aun así, seguía sin creer que un simple desmayo fuera suficiente motivo para ir a urgencias.

—¡Naruto!

No llegó ni a darse la media vuelta tras escuchar a su madre, cuando ya la tenía al lado, pasándole la mano por la frente.

—¿Qué ha pasado? —se giró hacia su padre.

Al permanecer en silencio, se giró mirando a Itachi también.

—Me he tropezado —mintió.

Y aunque pudo notar el reproche en la cara de su padre, y la preocupación en la de Itachi, le alivió que su madre pareció calmarse en el acto.

—¿Te has hecho daño?

—N-

—Voy a llevarlo a que lo vea un médico —le cortó su padre con gesto serio. —Se ha pegado un buen coscorrón en la cabeza y ha perdido el conocimiento unos segundos.

—Ay, Naruto…

Bien.

Su padre había tirado por tierra su plan, y ahora su madre volvió a mirarle con angustia, buscando con la mirada dónde podía haberse pegado el golpe. Evidentemente no lo iba a encontrar, pues no se había dado ninguno, al menos que supiera.

—Tengo la mochila en la cocina —dijo en un murmullo, dándose por vencido.

—Voy —se adelantó su madre.

Bueno… Había conseguido tener a todo el mundo preocupado por él, además de cabrear a su padre.

Simplemente maravilloso.

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Continuará…


25-12-23

¡Feliz Navidad a todos!